domingo, abril 26, 2015

REAL SOCIEDAD 0 - VILLARREAL 0 Rulli salva al equipo de los centros imposibles

Pardo, el mejor jugador de campo de la Real.
En un área, Rulli. Un portero fantástico, con un nivel muy por encima del equipo en el que ha jugado esta temporada. Que el partido acabara con una espléndida parada del arquero argentino, sacando de la misma escuadra un Fran Sol tras un córner para que el balón acabara rebotando en el palo fue la mejor definición de lo que fue el partido ese área. En la otra, la Real colgó medio centenar de balones, corroborando que el equipo que más uso hace de esta suerte futbolística. ¿Rematables? Ni uno. La Real es el equipo de los centros imposibles de rematar. El mejor que ejecutó, y suena a broma pero no lo es, fue un saque de banda de Chory Castro ya en el descuento. Si a eso se le suma la tremenda dificultad que padece en cada partido el equipo de David Moyes para generar alguna ocasión de gol realmente clara, era fácil suponer que el marcador no se iba a mover. Si hoy era un día para homenajear al equipo campeón de los años 80 al cumplirse el aniversario de los dos títulos de Liga y si esta es la forma de buscar una tibia revancha al Villarreal, apañados vamos.

Antes de que comenzara el encuentro, Moyes puso en práctica la ventaja que le da no adelantar sus convocatorias. Así, contra todo pronóstico Iñigo Martínez formó en el centro de la defensa junto a Mikel González, dando a entender que le escoge frente a Elustondo (aunque para confirmarlo habrá que ver los dos próximos onces). Y Vela, de quien dijo que no estaba para 90 minutos, entró en el once inicial, aunque obviamente no terminó el partido. Parece también claro que tiene ganas de ver a Zurutuza, porque se ha hecho con un puesto en el once, jugando por la izquierda, una posición en la que, eso sí, apenas entra en juego. El regreso de Pardo, la ya anunciada titularidad de Carlos Martínez por la sanción a Zaldua y la permanencia en el equipo titular de De la Bella fueron las otras grandes noticias antes de que el balón echara a rodar. El resultado, tan flojo como en las últimas semanas, quedó condicionado no obstante por el hecho de que ninguno de los dos equipos se jugaba nada. Es triste insistir en esa idea, pero es cierto. El partido pareció de pretemporada en casi todo aunque con algo de disimulo en forma de entrega.

Porque entrega no falta. Como dijo Moyes, falta calidad. Pero la calidad también surge cuando hay verdadera concentración en los partidos porque hay algo que ganar, y por desgracia ya no es el caso. En los primeros minutos sí dio la impresión de que la Real salía con esa intención de revancha hacia el Villarreal, uno de los equipos que le ha hecho la vida imposible en las últimas ligas, y hacia Marcelino, un técnico que presentaba una hoja de servicios intachable en cada una de sus visitas a Anoeta. Pero eso, como tantas otras veces, fue un espejismo. Con la más absoluta incapacidad de armar fútbol alrededor de un Pardo que cada vez destaca con más claridad en todas las facetas del juego colectivo de la Real, sea robando balones siempre muy bien colocado o dando pases, el equipo de Moyes llegaba a tres cuartos de campo para evidenciar que no sabe cómo generar ocasiones de gol. Los pases desde la banda, sin importar qué jugador los mande, son imposibles de rematar. No hay regates, tampoco desmarques, y menos aún acierto a balón parado, con lo que la única opción es la inspiración personal, de lo que tampoco anda sobrado este equipo.

Marcelino se cabreaba con los suyos viendo que esta Real con tan poco fútbol al menos sí conseguía llevar al Villarreal a las inmediaciones del área de Asenjo. Y así, el paso de los minutos fue devolviendo el partido a los derroteros de los últimos enfrentamientos. En otras palabras, Rulli tuvo que hacer acto de presencia. El argentino ya había atrapado con seguridad un disparo de Campbell sin demasiado peligro nada más comenzar el encuentro, con lo que el primer aviso del Villarreal se retrasó hasta el minuto 22. En la primera jugada de estrategia que tuvieron los amarillos, una falta botada desde la banda derecha del ataque visitante, Pina remató fuera completamente solo. Pudo ser falta, pudo ser fuera de juego, pero lo que sí fue realmente fue la enésima demostración de los muchísimos problemas que tiene la Real para defender estas jugadas. Esa sensación se prolongó antes del descanso en varios córners. Rulli, viendo lo fácil que remataban los atacantes del Villarreal, acabó saliendo en alguna ocasión incluso más de lo aconsejable para intentar despejar de puños.

En los peores partidos de la Real, Rulli ha sido de los pocos que ha mantenido el nivel. Sus paradas en los últimos minutos de la primera mitad a Trigueros y Pina, este segundo de nuevo cabeceando un córner, permitieron que el equipo txuri urdin llegara al descanso con vida. Y no es que el Villarreal, con muchísimas bajas, fuera el equipo que en otras ocasiones ha arrollado a la Real con tanta facilidad, pero en cuanto supo cómo llevar el balón al área realista generó un peligro que los de Moyes ni siquiera fueron capaces de oler. Ya es costumbre que el portero rival viva contra la Real el partido más tranquilo de la temporada. Asenjo, desde luego, lo vivió, especialmente en la primera mitad. Las únicas opciones que tuvo el equipo txuri urdin en esos 45 minutos estuvieron en dos balones largos de Xabi Prieto, espléndidos pases en otro partido gris del capitán, buscando a Vela. En el primero, un mal control le impidió encarar a Ansejo. En el segundo estaba en fuera de juego.

Al menos, en la segunda mitad se pudo atisbar una leve mejoría. La Real, que ha visto en el físico uno de los grandes problemas de la temporada, al menos vivió la segunda parte mucho más cerca de Asenjo. Y sin tirar cohetes, el dominio realista fue algo más intenso. Porque intensidad, hay que insistir en ello, no es lo que le falta al equipo de Moyes, sus problemas son otros. Pudo adelantar a la Real Granero de falta directa, y hubiera sido una fiesta, pero su lanzamiento se marchó ligeramente desviado a la izquierda de la portería de Asenjo. Y sobre todo pudieron marcar Iñigo Martínez con un poderosísimo remate de cabeza entrando desde atrás en un córner y Chory Castro recogiendo un balón rebotado en el interior del área y forzando a que Asenjo emulara a Rulli con una gran intervención. Chory y Canales, que también había probado suerte desde la frontal sin encontrar portería, fueron los dos primeros y acertados cambios de Moyes y entraron bastante entonados al partido. El tercer cambio fue Finnbogason por Agirretxe. Los dos delanteros fueron los que más sufrieron el carrusel de pases al área sin sentido que dieron Carlos Martínez, De la Bella, Xabi Prieto, Vela, todos con el mismo resultado inofensivo.

Marcelino apenas pudo tirar de su banquillo y el Villarreal lo notó. Pero aún así el equipo castellonense asustó bastante en los minutos finales, expresando así su superioridad sobre la Real aunque de forma más leve de lo acostumbrado. Salvo la ocasión de Chory, todas las opciones cayeron del lado visitante. Pudo marcar el debutante Fran Sol tras un buen pase de Campbell desde la izquierda, pero abrió demasiado el lanzamiento y se marchó muy desviado. Marcó, de hecho, Víctor Ruiz tras una falta lateral (¿hace falta insistir en lo fácil que se le remata a la Real en las jugadas de estrategia?), pero el árbitro señaló fuera de juego. De Ruiz podía serlo, aunque su posición era muy ajustada, aunque quien sí estaba adelantado era Pina, que saltó justo por delante interviniendo en la jugada. Y en la última opción del partido, ya con los tres minutos de añadido señalados por Gil Manzano, el cabezazo de Fran Sol encontró la espléndida respuesta de Rulli, que al menos sirvió para dejar un punto en casa y frenar el historial triunfador de Marcelino en Anoeta, donde ha empatado los dos partidos que jugado esta temporada, en Liga y en Copa.

¿Suficiente? No, no puede serlo. La Real está penando en esta Liga sin encontrar fútbol y con muy pocas noticias positivas con las que mantener el ánimo arriba. El derbi del martes en San Mamés se presenta como una de las pocas opciones ya de alegrar a la parroquia txuri urdin, porque la insulsa mitad de la tabla es el destino final que espera a los de Moyes cuando se juegue la jornada 38, ya sin ningún género de dudas, sin nada por lo que luchar mirando hacia arriba y sin nada que defender de los equipos de abajo. Cuando más ha fallado el Málaga y la séptima posición se ha puesto a tiro, la Real ha decidido claudicar y suma ya cinco jornadas sin conocer la victoria. Los 39 puntos que ya suma son una salvación virtual, pero no pueden satisfacer a nadie. Y más teniendo en cuenta que los problemas del equipo no terminan de solucionarse, ningún jugador termina de echarse el equipo a la espalda y llegar cerca de su mejor nivel o que Moyes no encuentra los caminos para que el portero rival al menos sufra más que Rulli en cada partido. Qué larga se está haciendo esta temporada, y todavía quedan cinco jornadas más.

1 comentario:

Antonio R. dijo...

La Real , lamentable...Si no llega a ser por Rulli!!