Goleada y eliminada. Adiós a la Champions. |
Repasando los cinco encuentros de la Real en Champions, y el de hoy no ha sido ninguna excepción, no hay apenas un solo jugador que haya mostrado su verdadero nivel. Un Griezmann que encadena cinco jornadas consecutivas en Liga marcando y un Vela que es capaz de meter cuatro en un solo partido han pasado con más pena que gloria por los partidos europeos. Un central de enorme categoría como Iñigo Martínez ha demostrado un nivel pobrísimo, regalando dos goles clave en Old Trafford y hoy en el Donbass Arena. De la Bella, uno de los jugadores más en forma del primer tercio de la temporada, no sólo ha pasado desapercibido en este torneo, sino que a veces ha dejado auténticas autopistas en su banda. La eficacia goleadora de la Real ha muerto en la Champions, con un solo gol, y de rebote de un penalti, en los cinco primeros partidos. Pardo no ha mostrado nunca su enorme categoría. Ninguno de los jugadores que podía dar un paso al frente lo han dado, ni Chory, ni Cadamuro, ni Ros, ni Elustondo. No, en esta Champions no se ha disfrutado lo más mínimo. Porque disfrutar es competir y luchar por algo. Y no se ha hecho.
Sólo Bravo ha tenido grandes momentos europeos después de que Vela coronase con brillantes aquella maravillosa jugada en el descuento del partido de vuelta contra el Olympique de Lyon. A partir de ahí, absolutamente todo ha sido un quiero y no puedo. Porque la Real ha querido, esto tampoco se debe dudar. No ha sido un problema de actitud o de entrega. Ha sido un problema de fe y de confianza. De las dos cosas. Ambas han faltado en el campo, en las declaraciones previas, en la forma en que se ha encarado la competición. Se podía hablar de errores cuando la Liga era un reflejo de la mala marcha en Champions, incluso aunque justo entonces fue cuando más se mereció en Europa. Pero ahora no. Después del ejercicio de fe ante el Celta o la goleada al Osasuna no basta con eso. Y sí, se puede uno lamentar de los paupérrimos arbitrajes que ha sufrido en Champions, aunque hoy lo más grave sólo haya sido la actitud de Benquerença y que perdonara algunas tarjetas claras, incluyendo probablemente la segunda a Rakitskiy. O que la Real haya sumado más palos que goles en estos cinco partidos, algo inaudito. Pero el fallo clave es la ausencia de fe.
Porque este equipo, y para eso hace falta fe, no ha sabido aprovechar sus mejores momentos. Hoy en Ucrania arrancó así. Dominante. Con fuerza. Tocando la pelota con soltura y llevando el juego al borde del área del Shakhtar. Y eso se prolongó durante unos diez minutos y con el único bagaje de un disparo de Vela no demasiado peligroso para Pyatov. Pero ahí acabó todo. La enorme desidia de Cadamuro, incomprensible a este nivel y más teniendo en cuenta de que estaba jugando en el lateral derecho que normalmente ocupa en la selección argelina, llevó la tensión a la defensa realista. Algún despeje errado de Elustondo también. Pero paradójicamente a la Real no se le abrió la herida mortal por culpa de ninguno de los dos, por mucho que vayan a protagonizar muchos debates sobre la alineación que hoy presentó Arrasate. En el minuto 35 llegó el primer aviso serio del Shakhtar, con una falta que Srna estrelló en el larguero, y dos después Griezmann regaló un corner que ningún jugador de la Real defendió con la mínima tensión exigible. No hubo marcas. No hubo presión. Ni siquiera hubo carreras desesperadas al ver que el equipo ucraniano lo botaba en corno y con rapidez. Y Luiz Adriano hizo el gol.
Se suele decir que ese error es propio de juveniles, pero hoy no se puede usar esa expresión, porque los juveniles sí han dado la cara por la Real en su versión de la Champions y se han clasificado para los octavos en la misma jornada en la que sus mayores se han despedido de la competición. Ese gol, impropio de un equipo de primer nivel, sentenció a la Real. Porque esta Real de Champions no cree en las remontadas. El Shakhtar es indudablemente un buen equipo, como lo son los otros dos rivales de un grupo en el que cabía pensar tanto en esta posibilidad de acabar en la última plaza como haberlo hecho en la primera. Sobre el papel, el equipo txuri urdin no tiene menos potencial que sus rivales. Ni mucho menos. Pero no se ha atrevido a creer en su fuerza para plantar cara, apenas sí para sobrevivir en Anoeta ante el Manchester, para buscar el primer triunfo contra el Shakhtar en San Sebastián o para mostrar algo de orgullo en Alemania. Pero nunca bastó para ganar. Y el partido acabó con el 1-0. No había ninguna duda, a pesar de que fue justo después, y antes del descanso, cuando Iñigo Martínez tuvo la mejor ocasión para marcar, al rematar pegado al larguero un córner botado en corto que Cadamuro acabó poniendo dentro del área.
Dio la impresión de que Jagoba, habitualmente lento a la hora de hacer los cambios, iba a alterar su ritmo habitual para poner a Seferovic sobre el césped, pero nada más arrancar la segunda mitad llegó el 2-0, en otro clamoroso error de la defensa realista, esta vez de un Iñigo Martínez, que dio un insensato pase atrás de cabeza que impidió cualquier respuesta de Ansotegi o Bravo en la internada de Alex Teixeira. Como la actitud no fue el problema cuando aún quedaba un soplo de vida, fue después del 2-0 y con la eliminación ya como una certeza clarísima cuando el equipo txuri urdin hizo su mejor jugada. Un sensacional pase de Xabi Prieto por encima de la defensa lo dejó de pecho Vela para Griezmann enganchara un buen disparo que Pyatov alcanzó a desviar lo suficiente para que el balón se estrellara en el poste. No, tampoco ha llegado a tener suerte la Real en esta competición, porque siempre se ha estrellado con los palos cuando luchaba por meterse en los partidos. Como no entró esa jugada, todo acabó. Arrasate no vio la forma de insuflar vida a su equipo y los jugadores se desinflaron con enorme facilidad. Con más de media hora por delante, la única posibilidad de cambio era una goleada. Y se produjo.
Fueron cuatro y pudieron ser más si el Shakthar los hubiera necesitado, porque la Real se encontró con una doble muralla. En primer lugar, bajo los brazos. Y en segundo lugar, por las razones que sea, el estado físico de sus jugadores no fue el mejor para un encuentro de alto nivel. De ahí al final todo fueron malas noticias. En el minuto 68 cayó el tercero, un golazo de Douglas Costa con un poderoso zapatazo que se coló por la escuadra derecha de Bravo. En el 70 Pardo se marchó probablemente lesionado tras un choque de trenes en el que había dado la sensación de que el peor parado había sido el balón, pinchado por los tacos agresivos de un jugador del Shakhtar en una jugada en la que, por supuesto, tampoco se señaló falta. Vela y Griezmann se marcharon en el 74 sin que Europa, más allá del Olympique, sepa de su nivel. Dejaron su sitio a Seferovic y Agirretxe, que apenas tuvieron una tímida ocasión de gol cada uno. En el 87, Douglas Costa hizo el cuarto en una jugada defendida ya con la desidia propia de un equipo que se sabía derrotado. E incluso la Real acabó con diez porque un Chory Castro tocado se retiró con los tres cambios ya realizados.
La Real jugaba hoy en dos campos. El Manchester United le insufló vida porque cumplió con creces lo que se esperaba de él. Ganó 0-5 en Alemania, e incluso marcó el primero cuando el marcador del Donbass Arena registraba aún el 0-0 inicial. Pero como la Real no creyó jamás en su sueño, no desde que el Shakhtar anotó su primer gol en el ya lejanísimo primer partido de esta fase de grupos, el otro partido que jugaba el equipo realista, el suyo, sólo podía acabar en derrota. Y de esta forma, la Real cierra la que seguramente la historia acabará calificando como la más decepcionante, triste e insuficiente participación europea de toda su centenaria existencia. Porque pocas veces se habrá presentado la Real en Europa con tantas posibilidades de hacer algo tan bonito y se habrá marchado sin demostrar absolutamente nada. Quedan en el recuerdo esos días felices en los que la afición cantaba y probablemente seguirá cantando con orgullo aquello de "we are Champions League". La afición sí lo creyó, apoyó en masa en los viajes más apetecibles e incluso estuvo presente hoy en la gélida noche de Donetsk. Pero el equipo no creyó. Nunca. Y así es imposible. Dentro de dos semanas, el funeral al sueño europeo que así, de repente, se ha convertido en una pesadilla.
4 comentarios:
El sueño de la real termina de una forma algo cruel . Quizá la derrota en la primera jornada hizo ver a la Real cuales eran sus posibilidades en este torneo . Lo mejor , como dices , la afición txuriurdin que, pudo disfrutar de regresar a Europs y viajar a un mítico estadio como Old Trafoord .
Un saludo
Una pena. Pero bueno, hace unos años estábamos en 2º y ahora jugando Champion League. Queda centrarse en liga y esperar una nueva clasificación europea, que afrontar con más experiencia. Ha estado claro que la primera vez, le ha venido grande Europa a la Real.
A levantar el ánimo, lo mejor la afición.
Futbollium, no ha habido mucho disfrute, no. Los dos primeros partidos fueron los mejores, curiosamente cuando peor estaba el equipo en la Liga, pero creo que, de largo, lo que más ha faltado es la fe de la que hablaba.
Antonio, lo que no sé es por qué le ha venido grande, porque por nivel futbolístico propio y de los rivales no ha sido. Eso es lo que tendría que analizar el vestuario.
Karpov Gon, sin duda, la afición de este equipo siempre está de matrícula de honor, por mucho que desde fuera no se haga notar todo lo que merece.
Publicar un comentario