Recordaremos la primera parte de la visita al Bernabéu
durante años. O intentaremos olvidarla cuanto antes. Porque hoy fue un día en
el que la Real dio vergüenza en el coliseo madridista y encajó una goleada,
5-1, que si no llegó hasta extremos más dañinos fue porque el Real Madrid se
conformó con ir sumando goles sin esforzarse demasiado. No le hacía falta
porque enfrente no tuvo un equipo, sino una banda en la que no hubo ni un solo
detalle que recordara a la Real. Ni su camiseta, hoy negra, ni su actitud,
sencillamente ridícula. Y es que en el Bernabéu se puede perder, incluso salir
goleado, con cierta facilidad porque el Real Madrid es un equipazo, compuesto a
base de talonario y con jugadores deslumbrantes. Pero pocos equipos escogen
para hacerle frente la paupérrima forma en la que Real trató de mantener el 0-0
inicial, que duró muy poco, y que fue una invitación al sonrojante marcador
final. Que encima resultó escaso para lo que de ver se merecía hoy la Real.
Hay una diferencia muy notable entre la forma en que la Real
salió goleada en el Camp Nou y la que derivó en su terrible derrota en el
Santiago Bernabéu: la actitud. En Barcelona el partido se dio por perdido desde
el principio. En Madrid no. En Madrid se perdió por una desesperante actitud y
por la asunción de una inferioridad, algo deplorable para cualquier equipo de
Primera División pero mucho más para uno que este año puede presumir de estar
disputando la Champions. Pero ese fue el único detalle de grandeza del que pudo
presumir hoy la Real en la primera mitad. El único. Como muestra, dos
indicadores. El primer balón que toca Diego López en el partido llegó en el
minuto 33, y fue un centro de Vela desde la banda izquierda que rebotó en un
defensa madridista. El primer disparo, aunque no entre los tres palos y también
de Vela, llegó en el 49. Nunca hará un equipo que haga más sencillo el debate
en torno a la portería del Madrid.
Lo fácil sería decir que el partido se acabó cuando el
Madrid marcó su primer gol, en el minuto 12, pero no sería del todo adecuado
porque acabó mucho antes. Acabó con el pitido inicial. Así de claro. Que el
marcador se fuera conformando con el paso de los minutos no invalida esa
apreciación, porque la Real no saltó al césped del Bernabéu como un equipo de
fútbol, y su tímida reacción de la segunda mitad, ya con un dolorosísimo 4-0 en
contra, no es ningún consuelo. Parece imposible que a un equipo de primer nivel
le cueste tanto dar dos pases segudidos, controlar balones fáciles, defender a
un rival sin necei o incluso tener alguna mínima sobre cómo llevar el balón al
área contraria. Pero eso es lo que mostró la Real en la peor primera parte que
se le recuerda, no ya en el estadio madrileño, sino en muchos años. Por
resultado, por juego, por actitud y por todo.
Así, que cayeran goles por parte de un equipo comandado a
gusto pero con maestría por Xabi Alonso, sólo era cuestión de tiempo. En el
minuto 12, como está dicho, llegó el primero, con un balón cruzado de banda a
banda, que recibe Cristiano Ronaldo en la derecha para fusilar a Bravo a placer
con un tiro cruzado. El 2-0 llegó sólo seis minutos después, tras una jugada de
Cristiano, que cedió el balón atrás para que Benzema lograra su gol sin marcaje
alguno que se lo impidiera. Para que no faltara nada en la fiesta, el 3-0 llegó
de penalti, después de una jugada en la que Benzema había hecho falta y en la
que la pena máxima se antoja exagerada. Tanto, que no hubo ni amonestación, a
pesar de señalar una mano que cortaba un disparo a puerta. Cristiano batió a
Bravo con comodidad. Y el 4-o llegó en el minuto 36, obra de Khedira.
¿La Real? Como si no estuviera. Vela y Griezmann trataron de
hacer alguna arrancada, pero sin éxito. La fórmula de colocar a Markel y
Elustondo en el centro del campo fracasó una vez más y esta vez con más
estrépito del acostumbrado por comparación con el genial ex realista que había
enfrente. Elustondo no consiguió hacer nada que sumara para el equipo en los 45
minutos que jugó y Markel evidenció que era dificílismo hacer daño al Madrid
con una cesión de cabeza a Bravo más allá del centro del campo, desde más de 50
metros. Seferovic fue una vez una isla, Prieto mostró un nivel de forma
increíblemente bajo y las dos bandas, en manos de Carlos Martínez y José Ángel
fueron autopistas para los atacantes madridistas. Ni siquiera Iñigo o Mikel
consiguieron imponerse con cierta facilidad. Bravo, en realidad, apenas tuvo
que hacer paradas de mérito, porque cada vez que el Madrid intentaba marcar un
gol, lo marcaba. Salvo el disparo que Cristiano estrelló en el larguero todavía
con empate a cero.
Tan acusado fue el ridículo que estaba haciendo la Real en
el Bernabéu durante la primera parte, que la mejora en el segundo fue evidente.
Claro que con 4-0 en 45 minutos parecía imposible hacerlo peor. Arrasate
introdujo dos cambios en el descanso, uno obligado por su estado físico, el de
Seferovic, y otro por la fallida estrategia, el de Elustondo. Entraron en el
campo De la Bella y Zurutuza, y Vela y Griezmann se colocaron como los hombres
más adelantados. Y el francés evidenció que es el jugador más en forma del
equipo. Todas las jugadas de ataque pasaban por él. Pidió un penalti rondando
el cuarto de hora, y casi sin tiempo para reclamarlo acabó marcando el 4-1, al
recibir un buen pase de Vela y picar el balón por encima de Diego López en su
salida. Y pudo hacer alguno más si el ambiente del partido hubiera sido otro.
Como a perro flaco todo son pulgas, Carlos Martínez dejó el
partido renqueante tras una entrada que le costó la tarjeta amarilla a Arbeloa
y entró Ansotegi en el centro de la zaga y Mikel se pasó a la banda derecha.
Con medio equipo descolocado de sus posiciones habituales, incluso se pudo
marcar algún gol más. Pero quien marcó, no podía ser de otra forma, fue Cristiano.
Y de falta. Hay un problema muy severo con los libres directos, porque este
equipo es incapaz de marcar un gol de esa manera y encaja muchísimos, lance
quien lance y por mucho que hoy fuera Cristiano, autor de otro hattrick. A
última hora, Vela pudo marcar, pero Diego López añadió un punto más ese famoso
debate de la portería con una gran parada, y Morata pudo certificar una goleada
aún más escandalosa, pero Morata (el Madrid ya estaba en modo homenaje y tanto
Xabi Alonso como Benzama recibieron ovaciones, de distinto nivel) falló una
clarísima ocasión a puerta vacía.
La segunda parte sólo confirmó que la Real podría haber
jugado el partido y plantar cara al Real Madrid, aprovechar un ambiente de
absoluta frialdad, ya que la grada ni siquiera animó durante buena parte del
partido. Y si la Real hubiera llegado a Chamartín de otra manera, sigue
quedando el convencimiento de que se puede hacer más. Al menos, lo que otros
equipos hacen. Porque luego se puede perder. Pero así no. Porque así lo único
que se puede destacar es que el Madrid no quiso firmar una goleada de absoluto
escándalo. La disposición hoy de la Real, si el Madrid hubiera querido hacer
sangre, le habría llevado a encajar un marcador incluso de dos dígitos. Y eso,
se mire como se mire, es vergonzoso. Pero el Madrid perdonó un resultado más
amplio, el Bernabéu incluso le pidió a sus jugadores que fueran más incisivos.
Pero 5-1 ya está bien. Porque, con el también decepcionante paréntesis del año
pasado, empieza a ser una costumbre.
5 comentarios:
JOD..., Y SIEMPRE IGUAL EN EL CAMPO DEL MADRID.SIN COMENTARIOS.
Vaya vergüenza de partido. Yo no sé para que juegan. Que firmen el acta y para Donosti o que no se presenten y les den el partido por perdido y listo. Total es lo mismo.
Los planos de Arrasate en el banquillo con el 4-0 eran para llorar. Vaya pinta de enterrador, qué poca sangre. Seferovic que vaya menos de estrellita y se ponga a meter goles que es su misión. Xabi Prieto, que es un minga fría, que se ponga las pilas que ya estamos en la jornada 13. Vela y Griezmann que se ponga a jugar, que bien que lo hacen cuando les da la real gana. Y queda claro que Markel y Elustondo son dos nulidades que no aportan nada. He dicho.
Karpov Gon, siempre no, pero sí desde hace ya demasiado tiempo. No entiendo esa falta de grandeza.
Antonio R., comparto sensaciones, y es una pena porque sigo convencido de que hay un equipazo. Al menos, nada se ha perdido todavía. Pero que vuelvan ya.
La Real tiene muy buen equipo. Los puestos de Europa League están al alcance. La Champion está más difícil. El Villarreal está muy fuerte. No obstante, hay que recuperar algunos jugadores. Otros no dan la talla, son de relleno y bajan la media.
Por cierto, espero que este año la Real compita en Copa y no haga el ridículo.
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