lunes, septiembre 10, 2012

Illarra pone en evidencia a Montanier

El partidazo de Illarramendi con la selección española sub-21 ha puesto en evidencia a Montanier. Así de claro. Y lo explico. El técnico francés siempre ha encontrado argumentos, compartidos o no (y generalmente no, porque las explicaciones no son el fuerte del francés), para justificar algunas de las decisiones que menos ha entendido la afición txuri urdin. Desde la suplencia de Pardo a la insistencia en el 4-3-3, pasando por el ostracismo de Llorente e Ifrán (el del uruguayo todavía continúa), los cambios tardíos o su apuesta por Elustondo o Markel. Como vivimos en un país en el que no se habla de otra cosa que del Real Madrid o del Barcelona, si acaso algún que otro día de la selección, las críticas que escucha Montanier proceden todas del ámbito txuri urdin. Fuera a veces nos miran con extrañeza, porque ven que la Real se salvó el año pasado con holgura y piensan que pedimos demasiado. Y esas críticas las ha despachado ya desde la pretemporada el entrenador galo diciendo que la minoría silenciosa de Anoeta es la que está contenta.

¿Pero qué sucede cuando algo pasa con los realistas fuera de su entorno? Los tres primeros partidos de Llorente en Osasuna fueron un aviso en este sentido. El delantero, todavía con contrato en vigor con la Real, sólo ha necesitado tres partidos para demostrar que tiene fuerza, que tiene garra y que tiene gol después de la gravísima lesión que sufrió hace dos temporadas. Y, ojo, lo ha demostrado en un Osasuna que va colista y ha perdido sus tres partidos. Pero él ya ha marcado un gol, ha dado un larguero y ha provocado un penalti no pitado. Puede que no esté para jugar los 90 minutos todas las semanas, y de hecho ha sido sustituido por Mendilibar en los tres encuentros, pero sin duda era y es un jugador mucho más válido de lo que nos quiso hacer creer Montanier durante toda la pasada temporada. Y quizá con ese ritmo de juego que le va a dar Mendilibar acabe pareciéndose al mejor Joseba. Eso lo sabremos en la segunda vuelta.

Ahora resulta que Illarramendi es titular, al menos lo ha sido en este último encuentro ante Croacia, con la selección sub-21. Y juega de cuatro, esa posición en la que Montanier apenas le puso un par de encuentros de la temporada pasada, antes de que las lesiones le apartaran del equipo y el francés entregara a Elustondo ese puesto en el equipo. Resulta que Illarra hace un partido formidable y España gana 6-0. Resulta que en Twitter está la gente revolucionada con él. Resulta que le empiezan a considerar el sucesor de Xabi Alonso. Y resulta que todo esto sucede después de jugar un solo partido que haya podido ver el aficionado no realista en una posición en la que Montanier se resiste a utilizarle. Prefiere a Elustondo. Pero es que también prefiere a Markel. Los que no formamos parte de la minoría silenciosa pensamos que Illarra puede rendir de cuatro mucho mejor que sus dos compañeros de equipo, sin duda mucho mejor de lo que lo está haciendo él mismo jugando por delante (e Illarra ya ha reconocido que no está contento con el rendimiento que está dando ahí).

Montanier no lo ve así. Totalmente respetable, que para eso es el entrenador y en cuestión de nombres es difícil entrar. Lo malo es cuando te das cuenta de que la de Illarra no es la única situación que puede levantar recelos sobre la capacidad de Montanier para encontrar el mejor lugar a los suyos. O cuando te das cuenta de que los hechos responden con contundencia a su tozudez de no probar cosas que podrían salirle bien (¿recordamos la tarde en la que el equipo puso a todos sus delanteros sobre el campo? Seguro que en Málaga sí se acuerdan). Toda vez que la explicación oficial de la salida de Mariga de la Real fue económica (ahorrarse el coste de una cesión cara por un jugador discutido), no dejo de preguntarme si el keniata seguiría jugando hoy en la Real. Puede parecer un chiste, pero lo cierto es que me lo planteo. Y casi estoy convencido de que Montanier seguiría contando con él. Su caso ya puso en evidencia la capacidad del entrenador realista para comprender lo que tiene en el vestuario y cómo gestionarlo. Pero lo de Illarra, a poco que se consolide en la selección sub-21, acabará clamando al cielo fuera de nuestro ámbito también. Y la gente se acabará preguntando por qué ese jugador tan deslumbrante cuando viste de rojo no es el líder del fútbol de su equipo cuando lleva la txuri urdin.

Ya expresé hace tiempo mi convencimiento de que Montanier era parcialmente responsable de que Illarra fuera el descartado de la lista para los Juegos Olímpicos, por no haberle sabido explotar donde creo que ya estaría consagrado como uno de los mejores centrocampistas de la Liga. Las lesiones, obviamente, truncaron su temporada, pero en la segunda vuelta, ya recuperado, no jugó de cuatro. Ojalá que la tozudez del técnico galo no se lleve por delante la progresión de este excepcional futbolista. Y, ya que estamos, ojalá algún día podamos ver ese centro del campo que tercamente nos escamoteó Montanier durante toda la temporada pasada, el formado por Illarra, Pardo y Zurutuza. Este fin de semana tiene la primera ocasión de alinear a estos tres jugadores juntos por primera vez. ¿Lo hará? Obviamente, no lo creo. Y, así, seguiremos perdiendo un tiempo que a lo mejor los grandes dejan de darnos algún día de estos. Que Madrid y Barça no son tontos.

1 comentario:

Juan Rodríguez Millán dijo...

Javi, muy desaprovechado, sí. Y muy buen apunte el de las tarjetas.