jueves, mayo 03, 2012

De capitán a leyenda

"Esta es la mejor despedida a una temporada. Ha sido algo especial, con tanta gente aplaudiéndome. Les estoy muy agradecido a todos. Cuando he salido me notaba hasta cansado. Tenía el pecho y la garganta como bloqueados. Al principio lo he pasado mal, pero luego ya me he calmado. Esto ha sido lo más importante para mí, aunque sé que lo más difícil viene a partir de ahora. Pero en Primera se aprende mucho más que en otras categorías y me gustaría seguir, aunque sólo sea para entrenar con el primer equipo". Esto es lo que dijo Mikel Aranburu cuando debutó en Primera División, en el lejano 22 de junio de 1997. Tanto tiempo ha pasado, sí. Jugó poco más de veinte minutos ante el Logroñés, en Anoeta, con Javier Irureta como entrenador. Luego llegó Krauss, que fue quien le subió al primer equipo. Y luego vinieron muchos técnicos más, pero casi todos confiaron en él.

Son 425 partidos los que ha disputado con la Real, siempre con la Real, y espero que sean 427. Sólo ocho jugadores han vestido la camiseta txuri urdin en más ocasiones que él. Por delante, y hasta que algún otro llegue a estos números, estará Kortabarria. Por detrás, Urreisti. Qué cosas, me acuerdo de aquel primer partido de Aranburu. No lo vi, claro, porque Anoeta está en mi corazón pero muy lejos para geográficamente como para ver tantos partidos como quisiera. Pero recuerdo la foto de Mikel en el periódico al día siguiente, recuerdo la emoción que me producía y me sigue produciendo que un chaval dé el salto a la élite con la Real. Y aquel era menor que yo. Probablemente sería el primer jugador que veía debutar en la Real que había nacido después que yo. Han pasado quince años desde aquello. Toda una vida. 425 partidos. Y 32 goles. Me acuerdo del primero. ¡Cómo lo canté! Al Atlético de Madrid, en Liga, en Anoeta, en la misma temporada que asesinaron a Aitor Zabaleta. Una insuficiente venganza deportiva porque perdimos mucho más. La foto de la celebración de ese gol estuvo colgada varios años de la pared de mi habitación.

Son tantos los recuerdos que tengo de Mikel Aranburu que no sé si voy a entender a la Real sin él. Seguro que sí, es una forma de hablar, una exageración. ¿Pero cómo era la Real sin Aranburu? Ya no me acuerdo. Me costará ver a alguien el año que viene con el 11 en la camiseta. Y cuando vea a alguien debutar con el 29 me acordaré de que ese dorsal estaba en su espalda en aquel Real Sociedad - Logroñés de hace tanto. Me acuerdo de cuando Oriol le reventó la rodilla. No me dolió como a él, pero lo sentí en el corazón txuri urdin que tengo. No me olvidaré nunca del descomunal partidazo que hizo cuando el Real Madrid cayó en Anoeta en la temporada del subcampeonato. Sí, ya sé que de aquel día todo el mundo hablaba de Xabi Alonso, de Nihat, de Darko. Yo salí de Anoeta maravillado por Aranburu. Recuerdo que la Real hizo una rueda de prensa para anunciar su subida al primer equipo, junto a Barkero e Iker Álvarez, una de esas buenas costumbres que ya se ha perdido y que debería recuperarse en un equipo de cantera como es éste. Recuerdo verle con las dos camisetas más bonitas e importantes de la historia reciente del club, la de la Champions y la del centenario. En Europa y en el ascenso. Grandes días.

Pero también recuerdo a Lillo lamentando que en Anoeta se hubiera llegado a silbar a Aranburu. Porque, aunque hoy nadie lo recuerde, eso ha sucedido. Eran los años más oscuros de la historia reciente de la Real, de acuerdo, pero no debemos olvidar que a quien hoy alabamos sin medida por el cariño que le profesamos también se le discutió en el equipo txuri urdin, a pesar de lo mucho que luchó después de la terrible lesión que sufrió para acercarse a su mejor nivel. No debemos olvidarlo para aprender la lección. Mikel Aranburu es un hombre de club. De un club. Del nuestro. Es uno de esos jugadores que nos daba confianza en que jamás vestiría otra camiseta, por muy atractivos que fueran los cantos de sirena. Es uno que firmó una cláusula anti-Athletic cuando peor estaban las cosas con el vecino (¿de verdad alguna vez estuvieron bien?), uno de los que se quedó en el equipo cuando éste conoció el tormento de la Segunda División. Mira que ha fallado goles fáciles, pero qué maravillas fue capaz de hacer cuando parecían imposibles. Como el último que marcó, en el 5-1 al Sporting. ¡Menudo trallazo enganchaste de volea, capitán!

Capitán. Sí, es el capitán de la Real. Y se nos va. Lo ha anunciado hoy. Será real en poco más de una semana, cuando se despida de Anoeta, de la Real, de los realistas. Cuando lo haga, quedará ya para siempre convertido en leyenda.

4 comentarios:

Campanilla dijo...

Felicidades una vez más, por el gran articulo. A mi me has emocionado.

Vamos a echar mucho de menos a Mikel eso seguro, una pena que no pueda estar en el ultimo partido de Anoeta, para aplaudirle y despedirle como se lo merece.

Iván dijo...

Irse con la cabeza alta y por la puerta grande es una de las mejores formas de irse.
Que grande es esto del fútbol, el que nos emocionemos y nos sintamos hasta mal, porque un jugador, bueno mejor, un gran jugador, como lo es Mikel,deje de estar domingo tras domingo, en la lista de la Real.

Aupa capitán, seguire llevando tu camiseta, aunque ya no juegues.

PD:Un saludo a Juan, y a todos los que seguimos con este sentimiento txuri urdin, aunque no comentemos tus fantásticos articulos. Gracias compañero.

Marrazketabar dijo...

Recuerdo cuando viajé a Estambul en champions, que yo tendría 16 años, con mi camiseta de champions nueva con el 11 de de Aranburu.
Todos los turcos me decían: Nihat! Nihat! y yo Aranburu!! Aranburu!!

Creo que es la primera leyenda que hemos conocido los de mi edad, el jugador más importante que hemos visto, y siempre nos hemos identificado con él. De esos pocos que no dudas en ponerte su nombre en la camiseta porque sabes que siempre defenderá a la Real.

Eskerrik asko Mikel!!!

Juan Rodríguez Millán dijo...

Campanilla, muchas gracias, me alegra haber transmitido la emoción que me produce esta marcha. Anoeta responderá seguro, siempre lo hace.

Iván, gracias a ti por leerlos, de verdad. Jugadores como Aranburu son los que hacen esto grande, estoy de acuerdo, y no sólo por su calidad futbolística. El corazón ayuda mucho en esto.

Soruz, me encanta ese detalle, porque es la pura verdad: no creo que nadie se haya arrepentido de poner el nombre de Aranburu en su camiseta. El de otros muchos, sí.

Javi, para mí fue uno de los mejores en el año del subcampeonato, y ya lo decía entonces, no es un tributo tardío. Insisto en que para mí el día del Madrid en Anoeta fue, literalmente, el mejor. Y gracias a ti, valoro mucho esas palabras.