Podemos ponernos las vendas que queramos, y Valencia ayudó a muchos a mirar a otro lado o a no ver ciertas cosas, pero lo de hoy ha sido la muerte más anunciada de la historia. Esta es la Real de Philippe Montanier. Esta y no otra. Esto es lo que se venía venir. Un equipo triste, sin ideas, sin soluciones y con un desbarajuste descomunal en su pizarra. Con reacciones tardías. Sin motivación. Goleado sin tener enfrente un rival de tanta categoría, vencido sin apenas resistencias. Sin hacer de Anoeta el campo aguerrido que tendría que ser. Esto es lo que hay y esto es lo que nos espera. Ya son muchas las vergüenzas que ha ofrecido la Real esta temporada, desilusionante y desasosegante a partes iguales. Sangrante. Hiriente. Triste, muy triste. Y, sí, el equipo no ha dado la talla. Muchos jugadores tampoco. Pero la Real no tiene dirección. Es un equipo débil, hundido, sin recursos. Y qué pena, porque sigo convencido que tiene plantilla para estar, sin duda, entre los diez mejores de la Liga. Pero esta Real es un desastre. Anunciado. Y, ojo, que vienen curvas.
La alineación de Montanier fue continuista. Sólo hubo un cambio con respecto a Valencia y el técnico francés añadió otra sorpresa. Xabi Prieto perdió su puesto en favor de Vela y en el centro de la defensa se mantuvieron Demidov y Mikel González, dejando a Iñigo Martínez en el banquillo. A saber cómo habría sido el partido de haberse iniciado de verdad con 0-0, pero es que nada más saltar la Real se encontró un gol en contra. En cualquier caso, Montanier naufragó. Apostó prácticamente por el mismo once y no fue capaz de entender las particularidades del partido. Y más teniendo en cuenta dos factores que venían bien anunciados en los medios de comunicación durante los últimos días: por un lado, el carácter agresivo que Simeone ha imprimido al Atlético, que se tradujo en constantes faltas y en una presión de la que su equipo nunca supo salir; por otro, el arbitraje de Muñiz Fernández, que ante la duda ya sabemos hacia qué lado pita. Ambas cosas jugaron en contra de la Real y ambas ayudaron, no sólo ya a decantar la victoria, sino incluso al abultado marcador final.
El balance de la Real hoy es lamentable. A todos los niveles y en todas las facetas del juego. ¿Qué es lo que más rabia da? Que enfrente no había en realidad más que un rival ordenado y con dos ideas claras. Cierto es que en la primera jugada del partido se pone por delante, y ahora vamos al tema arbitral, pero es que la Real jamás ha sabido jugar al fútbol. No es una sorpresa que los de Montanier tarden en entrar en los partidos. Hoy directamente no han llegado a entrar y cada decisión que ha adoptado ha empeorado el panorama. Han fallado los jugadores, ha fallado el equipo y ha fallado el entrenador. El gol del Atlético de Madrid llega por cuatro factores. Primero Elustondo falla en el despeje y el balón sale despedido hacia la línea de fondo. Después, no hay cierre desde el lateral, en este caso Cadamuro. Y finalmente Demidov defiende con los brazos abiertos un centro de Diego. Bravo tampoco olió el lanzamiento desde los once metros de Falcao, a pesar de que no es precisamente el primer penalti que lanza en España. Todo falló. Y todo lo que falló en esa jugada fue metáfora del partido.
¿Capacidad de reacción? Ninguna. La Real de Montanier se ha venido sujetando en tres factores, que no siempre han coincidido en todos los partidos de esta ya quebrada racha de siete partidos sin perder, pero que han permitido sumar puntos. Por un lado, su fortaleza defensa. Por otro, quizá el principal, el buen funcionamiento del centro del campo que forman Elustondo, Aranburu y Zurutuza. Y, finalmente, en la efectividad de los de arriba. Hoy todo 2fue un gran naufragio. Con fallos atrás, sin ideas en medio y sin balón arriba. Sólo la desesperante actuación de Muñiz Fernández ponía algo de picante al partido y encendía a la grada. Ignorando las cuantiosas faltas del Atlético de Madrid, hubo un momento en que la Real había hecho tres faltas y llevaba otras tantas amarillas (incluida la que, en un acto de provocación más, el colegiado le sacó a Zubikarai en el banquillo), y el Atlético de Madrid vio la primera amonestación en su octava falta. Así es imposible que un partido tenga ritmo o que se controle el centro del campo, pero los árbitros premian estrategias como las del Atlético. Así tenemos el fútbol que tenemos.
Para colmo, la aguda vista que demostró para ver el claro penalti de Demidov no la mostró cuando Juanfran repelió seguramente con el brazo un disparo del desaparecido Zurutuza. Ya empieza a dar igual que las infracciones sean claras o no, el problema es que siempre tenemos la certeza de que a favor de la Real no se pitan. Y esta vez, o hubo sorpresa, Muñiz tampoco la pitó. Gran estadística la suya, trece partidos arbitrados al equipo txuri urdin y una sola victoria. Impresionante. Esa jugada que alejó el empate de la Real, por mucho que tampoco mereciera marcar un gol, aconteció en el minuto 40. Antes de eso no había sucedido prácticamente nada en un partido de ínfima calidad. Griezmann tuvo una medio ocasión, pero su disparo, forzado, llegó débil a las manos de Courtois. El único tiro a puerta, una falta blandita pero que al menos probó al meta rojiblanco botada por Elustondo. El Atlético ni siquiera puso a prueba a Bravo en esta primera mitad. Sí, los colchoneros presionaron arriba e impidieron toda salida de la Real, pero ahí acabaron sus méritos futbolísticos.
Montanier, una vez más, debió de entender que todo iba de maravilla, porque no cambió nada en el descanso. Y la Real se encontró con el mismo castigo que en la primera mitad, un gol en contra en el primer minuto. Este tanto, de Adrián, vino a retratar el defecto de que la Real saltara al campo con una defensa de suplentes cuando casi todos los titulares están disponibles. Ni Loren ni Montanier lo entienden, pero Cadamuro no es lateral. Puede jugar algún día, como algún día sobrevivió en Segunda Mikel González en ese puesto. Pero no ser el titular habitual. La sorpresa del once, insisto, fue que no regresara a él Iñigo Martínez. Demidov, Cadamuro, incluso Estrada, son los segundos espadas. Alguno sale más airoso que otro, pero sorprenden estas cosas. Sonará igual a oportunista, pero se veía venir. Y el Atlético de Madrid se movió como quiso en esta situación. Gracias al cielo, hasta ese minuto no había querido moverse mucho. Toda la defensa, con Demidov en primera línea, se unió a la fiesta pidiendo un fuera de juego inexistente y restando todo valor a la parada que Bravo hizo en el primer remate de Adrián. El segundo era ya imparable. 0-2 y el partido estaba perdido. Indudablemente.
Los cambios ya llegaban tarde, pero es que sirvieron para profundizar en la herida que ya tenía la Real. Montanier, en un movimiento imposible de explicar, colocó a Xabi Prieto como carrilero, por detrás de Vela, y sacando del campo a Cadamuro, por cierto silbado en algunos momentos del encuentro, víctima de la lamentable vorágine en la que está inmerso el equipo. Mientras duró el impulso inicial de la entrada al campo del 10 realista, se consiguieron forzar algunas faltas por su banda. El juego, desaparecido Griezmann, estaba volcado por la derecha de la Real. Pero Montanier colocó a Prieto entre la espada y la pared, con la obligación de recorrer 70 metros en todas las jugadas. No sé si fue un movimiento producto de la desesperación o si es que no conoce en absoluto a Xabi. Era el minuto 57. Un cuarto de hora después, y sin que la Real hubiera inquietado más que en una falta de Elustondo (la cuarta al borde del área; Vela y Griezmann naufragaron en sus tentativas), Montanier complicó aún más el cuadro quitando al otro lateral, Estrada, para sacar a Ifrán. Y ahí el desbarajuste fue tal que la goleada del Atlético era una certeza.
Desde el minuto 82 al 90, el Atlético pudo marcar cuatro goles. Sólo hizo dos. Ya no sé si darle las gracias o lamentarlo, porque no sé cuántos ridículos hacen falta en una temporada para que se vean ciertas cosas. Esos fueron los minutos, por cierto, que jugó Llorente, que tiene que estar desquiciado de disputar finales imposibles o absurdos. Es triste ver a un jugador que quiere tanto a la Real maniatado y sin poder ayudar. Los dos últimos goles del Atlético fueron reflejo del caos defensivo. Sin laterales, con Elustondo de cierre en una defensa de tres, y con Xabi Prieto y Griezmann de falsos laterales. Era evidente que el centro del campo hacía aguas, pero Montanier no fue capaz de introducir cambios ahí, sin su escudero Mariga, el descartado de su convocatoria y ojalá viviendo sus últimas horas como txuri urdin, y sin Pardo, al que manda a jugar con el Sanse sin haberle dado una oportunidad real. Con Ifrán corriendo como loco sin saber muy bien cuál era su posición en el campo y con un Vela que, llegados al ecuador de la temporada, adquiere ya aire de decepción. Y la Real ya no fue capaz de colocar más balones en el área, porque sólo Estrada intentaba meter centros como un descosido y Montanier le envió a la ducha.
Cansa que durante tantas jornadas se sigan viendo los mismos defectos y que algunos buenos resultados circunstanciales los oculten. Si el centro del campo no tiene un buen día, el partido está perdido. Si los buenos no juegan, no hay nada que hacer. Si desde el banquillo no sólo no hay soluciones sino que se empeora lo que hay en el césped, algo hay que hacer. Si algunos jugadores sólo cuentan para jugar los minutos de la basura, hay que decirlo claramente. Si no somos capaces de generar peligro a balón parado o si vamos a utilizar esquemas rocambolescos como el de los últimos minutos de hoy, hay que trabajar ambas facetas en Zubieta. Y así hasta el inifinito. Porque la Real de Montanier es este decepcionante equipo. Triste y sin recursos. Aunque haya días buenos, o malos del rival, que eso también cuenta. Y, por supuesto, que no se nos olvide esta imparable tendencia de resucitar muertos: el Atlético no había ganado fuera. Hoy lo hizo. Acaba la primera vuelta y la Real suma 21 puntos. Qué lejos en todo de los 25 de Lasarte del año pasado a estas alturas. Y todavía queda lo peor. Si no estuviera tan triste, estaría asustado. Pero es que ahora mismo ni siento ni padezco. Porque esto se veía venir. Y lo veremos más veces.
2 comentarios:
Árbitros aparte la Real jugó muy mal, creo que tiró dos veces en todo el partido. Habéis jugado 9 partidos en casa y habéis marcado sólo 7 goles (3 de ellos en el mismo partido ante el Málaga). Con este balance goleador es todavía más sospechoso que Llorente casi no juegue, pero...
Yo soy muy pesimista con mi equipo y sea cual sea el rival siempre pienso que tienen al menos un 50% de probabilidades de perder (y fuera de casa esta temporada ya ni te cuento), pero fíjate, ayer tenía la corazonada de que íbamos a ganar (no por 4 goles, pero ganar).
La Real está siendo un equipo raro este año, nunca sabes qué va a hacer, lo mismo gana al Valencia fuera que empata con el Getafe en casa. Lo malo es que el equipo no juega bien, de modo que cuando gana suele resultar raro (casi milagroso con goles en el último momento y tal) pero cuando pierde parece más normal, así que todo apunta a que si finalmente encuentra regularidad en resultados será para mal. Mientras el equipo siga en esta dinámica de montaña rusa todo puede pasar de aquí a Junio, espero que no sufráis mucho.
El Granada ha echado a su entrenador. ¿A qué espera la Real para hacer lo mismo? Al final, nos acordaremos de estos puntos perdidos. y la Real no tiene mal equipo, pero sí tiene un entrenador que no se entera y que NO SABE GESTIONAR UNA PLANTILLA. Jugadores com Ifrán o Llorente están infrautilizados. Que si fuera el Barca o el R. Madrid, no jugarían siempre, pero la Real...con Vela? o en Griezmann, mas pensando dónde querá marcharse el año que viene.
Lo de Loren y sus renovaciones también es para pensárselo. Está claro, digamosló, que Sutil y seguro Diego Rivas no están en la Real por su condición de jugadores nacionales , no vascos (De la Bella es la excepción por la dificutad de encontar jugadores laterales izquierdos). Bueno, es una política, si pones un canterano o un extranjero a la altura, pero echar a Diego Rivas para poner maravillas como Mariga...
Y lo fundamental para la Real si quiere ir hacia adelante, cueste lo que cueste, es reformar Anoeta y eliminar las pistas de atletismo--un error mayúsculo, propio de aquellos años--. La Real en ese campo pierde puntos, ya sale en inferioridad. La liga 2002-03 en Atotxa se hubiera ganado y las del 1980-81 y 1981-82 no se hubieran ganado en Anoeta. Si la Real quiere sobrevivir en pimera, debe hacer un fortín de su campo y eso en Anoeta, no es posible.
Incierto es el futuro de la Real. La segunda vuelta es la definitiva, donde los equipos se la juegan y donde empezarán los agobios y apretarán y no veo yo al grupo de la Real con un capitán capaz de hacerlo, pero veremos. Espero equivocarme.
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