Seguro que pocos pensaban que la Real llegaría a la jornada 25 (sábado, 18.00 horas, Cornellá-El Prat; PPV) con la posibilidad de meterse entre los seis primeros si suma los tres puntos en su partido. Ese es el enorme premio que ya ha conseguido este equipo después de unos meses de espléndido trabajo. Dicen que el Espanyol era la revelación de esta Liga, y lo es, pero resulta que esta Real, recién ascendida de Segunda División, está en disposición de alcanzar y adelantar a los pericos si se trae la victoria de un campo que no conoce pero ante un rival que no se le ha dado mal en los últimos años. Qué no seremos nosotros si ganamos. Será también un partido para dirimir el futuro de muchos, empezando por el de la Real. Porque de ganar sumaría 37 puntos, los mismos que ya dieron la permanencia la temporada pasada. Un signo inequívoco, tan firme como el de entrar en puestos europeos, de que una victoria daría por cumplido el primer objetivo de la temporada (y con una brillantez que pocos soñaban) y cambiaría ya por completo el sentido de lo que resta de Liga. Pero siempre disfrutando y reconociendo los logros de Lasarte y sus chicos.
El once que saltará al césped del estadio del Espanyol tendrá algunos cambios con respecto al que jugó hace unos días ante el Mallorca. Y si uno estaba previsto, pues Aranburu es baja por acumulación de amonestaciones, el que también se queda fuera del equipo titular por sorpresa es Ansotegi. Lasarte empieza con él un ciclo de rotaciones que, en este caso concreto, justificó por su reciente paternidad y la necesidad de "darle aire" en algún momento, y más ahora que habrá tres partidos en nueve días. Hay una tercera baja con respecto a la convocatoria de la pasada jornada y es Elustondo. La ausencia de Aranburu le abría las puertas de la titularidad (Lasarte confirmó que él era el elegido), pero un rotura de fibras le hará perderse los tres próximos encuentros. Para los próximos, el regreso del capitán minimizará esa baja, pero para el encuentro ante el Espanyol supone un nuevo contratiempo para Lasarte. Los tres jugadores que entran en la lista de 18 convocados para suplir estas ausencias son Labaka, Carlos Martínez e Illarramendi.
Con estas premisas, el once que presumiblemente formará Lasarte plantea varias dudas. No en la portería, donde Bravo es indiscutible. Ya en la defensa está por ver qué planes tiene Lasarte. Lo normal es que Estrada, Demidov y De la Bella sigan en el once. Y también normal sería que entrara Mikel González. El regreso de Carlos Martínez abre la duda, aunque bien sabido es que a Lasarte no le entusiasma hacer cambios sin necesidad cuando algo funciona, y Dani Estrada ahora mismo está funcionando de forma notable. Diego Rivas parece fijo en el doble pivote y la duda está en su acompañante. Markel es el otro pivote que le resta en la plantilla, pero esa parece una apuesta más defensiva y el perfil de Aranburu y Elustondo parece cubrirlo mejor Illarramendi. ¿Se lanzará Lasarte a dar la alternativa al canterano como titular? Zurutuza parece una opción más remota. Por delante, parece claro que repetirán los mismos (Griezmann, Zurutuza, Xabi Prieto y Tamudo), aunque la previsión del partido de miércoles, así como el precedente de anteriores jornadas entre semana, invita a pensar que Lasarte podría introducir algún cambio y rotar a sus jugadores, sea hoy o el miércoles.
El cuerpo pide definir este partido como el regreso de Tamudo a su casa. Hay morbo ahí. Y más teniendo en cuenta la enorme racha que ha encadenado el ahora delantero realista desde que se lesionó Llorente. Son tres goles y uno más forzado en propia puerta en cuatro jornadas. Y gracias a los nueve puntos logrados en ese tiempo, el equipo txuri urdin ha alcanzado ya los 34. Comienza la jornada en la octava posición, igualado con el séptimo clasificado, el Sevilla, que ya está en puesto europeo. El Espanyol tiene tres puntos más que la Real, por lo que la victoria txuri urdin le permitiría empatarle y superarle en el average particular (en el general también está por delante, -2 por -5 de los periquitos). Una victoria visitante metería ya de lleno a la Real en la lucha por clasificarse para la Europa League, pero no ya sólo por el séptimo puesto, sino también por el sexto y, en función de los próximos resultados del Athletic (que ahora tiene cuatro puntos más que la Real), también por el quinto. El Espanyol, como la Real, no sabe lo que es empatar en casa, ha ganado ocho encuentros y ha perdido tres, los dos últimos ante Real Madrid y Villarreal. De hecho, el equipo barcelonés acumula cuatro derrotas seguidas en Liga. La Real no gana fuera desde el 0-4 en Getafe del 15 de enero.
No era el campo del Espanyol uno de los más propicios para la Real, pero la tendencia pareció cambiar en los últimos años, aún con algún disgusto puntual. En total, estos dos equipos se han enfrentado en 61 ocasiones en Primera con el Espanyol como local, con un balance de 31 victorias locales, nueve visitantes y 21 empates. Pero desde que el conjunto perico dejó Sarriá (la 96-97 fue la última temporada allí), son diez los enfrentamientos, con cuatro victorias realistas y otros tantos empates. Eso sí, las dos derrotas llegaron en los dos últimos encuentros jugados en Montuic. Está por ver qué pasará en Cornellá-El Prat, campo que la Real no conoce. En Segunda, sus caminos se cruzaron una sola vez, en la campaña 62-63, y el resultado fue de empate a cero. El 0-4 de la temporada 87-88 es la mayor goleada txuri urdin en Barcelona, con dos goles de Loren y uno de Zamora y el malogrado Mugika. En Montjuic se recuerda el 0-3 de la gran campaña 97-98, con otro gol de Loren y dos de Kovacevic, uno de ellos de penalti. La última victoria txuri urdin data del año del subcampeonato, 2002-2003, por 1-3 (de nuevo con dos tantos de Darko y uno de Aranburu). En la temporada 41-42, en la que la Real descendió a Segunda, el equipo encajó un doloroso 8-0.
El último partido que jugaron Espanyol y Real Sociedad en Barcelona, en la temporada 2006-2007, fue una de las mejores explicaciones de por qué bajó la Real. Venía el equipo txuri urdin de lograr siete puntos de nueve posibles. El Espanyol jugaba unos días después el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa de la UEFA ante el Benfica (acabó jugando y perdiendo la final contra el Sevilla) y reservó a diez jugadores. Es decir, jugaban una Real lanzada que soñaba con la permanencia y un Espanyol que no quería jugar este partido, sino el del jueves siguiente. Y ganó el Espanyol 1-0, gol de Coro en el minuto 57. Inconcebible. La Real jugó uno de los peores partidos del año, si no el peor. Lotina se inventó un equipo que nada tenía que ver con lo que necesitaba la Real. Tres mediocentros en un día en el que había que salir a ganar y Herrera como único delantero. Koavcevic (salió en la segunda mitad por Herrera), Aranburu y Mikel González en el banquillo. Cuatro canteranos en el once y siete foráneos. En la segunda parte jugó hasta Novo, al que no se le recuerda casi nada ya. Así, lo normal es lo que sucedió: ni una sola ocasión de gol y derrota. La salvación estaba a ocho puntos y quedaban nueve jornadas. Posible, sí, pero no se logró.
En la primera vuelta de la presente temporada ganó la Real por 1-0. Por fútbol, una victoria merecida, pero que tuvo muchos matices. El equipo de Lasarte jugó un buen partido, comandado en ataque por un espléndido Zurutuza y dispuso de numerosas ocasiones de gol, muchas de ellas de cabeza, aunque la mayoría no encontraron la portería de un digno rival. El gol de la Real llegó, tras dos penaltis no pitados, de la manera más afortunada, pero con clase. Sarpong revolucionó el partido saliendo desde el banquillo y forzó varias jugadas de mérito por la banda izquierda. Una de ellas fue el lanzamiento de un libre directo que sacó Kameni, rebotó en la escuadra y el rechace lo introdujo en su propia portería Forlín. Apenas quedaban cinco minutos para el final del partido. El Espanyol se lanzó como un poseso en busca del gol del empate, y gozó de algunas ocasiones para lograrlo. Pero apareció la figura de Claudio Bravo, en su mejor momento de la temporada. Ya en la primera mitad había hecho una gran intervención, pero se había guardado una obra de arte para el final, un paradón descomunal lanzándose de palo a palo cuando todo el mundo pensaba ya en el 1-1. No llegó. Ganó la Real, y lo hizo con justicia. Y Anoeta empezaba a ser el fortín deseado también en Primera.
1 comentario:
un saludo de una donostiarra.
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