El fútbol no es justo. Bienvenidos al mundo de los tópicos aplicados al deporte rey. Pero es que el fútbol no está siendo justo con la Real. La derrota de hoy ha sido muy injusta, como lo fue la de Zaragoza o la anterior en Anoeta ante el Valencia. Como lo fue ante el Real Madrid. O ante el Atlético. Como lo fue la de Alicante ante el Hércules e incluso el empate en Almería. Hoy la Real no ha merecido perder. Aunque, paradojas de la vida, ha perdido por causas muy fáciles de concretar. La primera, la esencial, la que ha costado dos goles, la endeblez en la defensa de las jugadas a balón parado. No es la primera vez que se escapan puntos por goles encajados tras un saque de esquina. Ni la segunda. Ese es el factor localizado y corregible (pero vamos a corregirlo ya) que ha costado la derrota. El otro, el más indefinible, es el de la pura suerte. No creo que nadie pueda decir que el Sevilla ha sido mejor que la Real. El recuento de ocasiones desnivela el partido claramente en favor del conjunto txuri urdin. Y la posesión. Y el malestar con otro árbitro que permite el juego violento contra las estrellas realistas (¡qué fácil es pitar en Anoeta!). Pero el Sevilla marcó un gol más. Para mí, injusto. Muy injusto. Pero cuenta igualmente. Y son ya cuatro las derrotas consecutivas. Duele. Y más así.
Con las novedades que cabía presuponer, Lasarte no sorprendió mucho con su once. Estaba anunciado que quería reforzar la banda izquierda y lo hizo colocando a Mikel González de lateral por ese lado, con la entrada de Labaka en el centro junto a Ansotegi y con Estrada manteniendo el lateral derecho, a muy buen nivel, como el año pasado y mucho mejor que en Zaragoza hace una semana. Y Mikel estuvo fenomenal, hasta el punto de que Navas fue un fantasma en Anoeta. Mucho susto, pero en realidad poco juego y ninguna influencia en el marcador. A eso también contribuyó la buena ayuda defensiva de Sutil, quien ocupó el extremo izquierdo y estuvo muy participativo. Le falta la chispa y la influencia de Griezmann en los resultados, pero demostró ser un recambio válido. Y es más trabajador en defensa que Sarpong, por lo que parecía cantada su entrada en el once para suplir al sancionado canterano francés. En el mediocentro, Diego Rivas recuperó una posición que es suya por derecho propio, aunque la dirección deportiva y el consejo de adminitración del club estén muy tranquilos ante la posibilidad de que salga del club. Yo, desde luego, no lo estoy tanto. A su lado, Elustondo y no el capitán Aranburu, quizá el movimiento más sorprendente de Lasarte para su once.
El partido comenzó lento, cansino y falto de ritmo. La Real, conocedora de la velocidad que tiene el Sevilla en los metros finales, decidió salir al campo de otra forma, sin el arranque arrollador que ha tenido y otros días. No salió bien, no salió mal. El Sevilla decidió hacer lo mismo así que los primeros minutos fueron de transición, ni para uno ni para otro. Parecía que todos esperaban que sucediera algo. En esos minutos, en las áreas apenas hubo dos sobresaltos, un centro chut de Luis Fabiano por parte de los visitantes y un servicio de Sutil que Llorente no pudo conectar. Y en eso apareció primero Sutil, peleando un balón en el lateral del área, después Mikel González (que no desdeñó tampoco las subidas por banda) para ceder el balón hacia atrás y finalmente Diego Rivas, culminando bien pronto (minuto 23) un nuevo partidazo con un golazo, parecido al que ya le marcó al Atlético de Madrid. Por desgracia, su segundo gol de la temporada y el tercero con la camiseta txuri urdin tuvo el mismo y nulo efecto para la Real en forma de puntos que el que anotó ante los colchoneros. Empezó entonces esa mezcla de errores y mala suerte que tiene al equipo txuri urdin con muchísimos puntos menos de los que tendría que tener en la tabla (obra y arte también, no lo olvidemos, de muchas decisiones arbitrales).
En el siguiente ataque del Sevilla, apenas dos minutos después, llegó el empate. Eso es mala suerte, sí. Pero también un error cometido por la Real. El gol llegó en un corner, tras una dejada de cabeza desde el segundo palo de Luis Fabiano que remató sin piedad Kanouté al fondo de la portería de Bravo. El disparo, imparable. Pero lo que era muy evitable, lo que seguro enfadó de nuevo al guardameta chileno, es que el delantero sevillista estuviera tan solo dentro del área en una jugada tan clara y con tanto tiempo para pensar cómo defenderla. Eso se trabaja y es responsabilidad de los que están en el campo, pero también de los que mandan en Zubieta, porque llueve sobre mojado. Con el empate en el marcador, los minutos finales de la primera mitad dejaron sensaciones contradictorias. Por un lado, el Sevilla parecía despertar más temores en la defensa realista, pero no provocó ocasiones de gol. Por otro lado, esas ocasiones sí llegaron del lado de la Real. Llorente y Zurutuza de cabeza y Estrada con un disparo desde fuera del área tuvieron la ocasión de conseguir el 2-1.
Y cuando parecía que iba a llegar el descanso sin más sobresaltos, Llorente marcó un gol muy suyo. Un despeje de Estrada encontró la respuesta de lucha y presión habituales del delantero realista. La defensa del Sevilla se vio sorprendida y perdió la posesión del balón. Con Palop (que no saltó al césped en la reanudación, quizá se lesionó en esa jugada) muy adelantado, Llorente disparo desde lejos y el balón entró. Muy, muy de Llorente el segundo gol realista. Y por ocasiones, un gol muy merecido. Mucho. Porque, además de romperse la sequía de cinco semanas de Llorente, por una vez parecía que esta equipo iba a tener la suerte que se merece. Pero no. No va con la Real lo de la suerte. Con la llegada de la segunda mitad, el Sevilla trató de adelantar líneas (Kanouté dispuso de una buena ocasión que desbarató Bravo en su única gran intervención de la noche), y la Real respondió como suele ser habitual dando medio paso atrás y buscando el contraataque. Manzano respondió introduciendo a Negredo por Renato, un cambio valiente. Quizá desde el banquillo de la Real tuvo que haber llegado una réplica inmediata a ese cambio. Pero, tirando de tópico de nuevo, después de visto todo el mundo es listo.
El Sevilla le dio la vuelta al partido de forma casi inmediata. Y se juntan cuatro circunstancias dignas de análisis. En primer lugar, el gol del empate llega de nuevo tras un corner, mal defendido en la prolongación en el primer palo (el balón cruzó al área a ras de suelo; nadie lo despejó), en la cobertura del segundo palo y también a la desesperada sobre la línea de gol para evitar el gol de Luis Fabiona. En segundo lugar, llega tras un disparo de Negredo, el jugador que acababa de entrar al campo, recordando que desde el banquillo hay más capacidad de voltear lo que está sucediendo en los partidos de la que a veces reconocemos. En tercer lugar, el gol llegó en segunda jugada, como sucedió en Zaragoza. Y en cuarto lugar, que dos minutos después llegó el tercer gol del Sevilla, de nuevo tras un error de la Real (un balón que perdió Xabi Prieto de forma incomprensible) y de nuevo con la intervención decisiva de Negredo, autor de la asistencia a Kanouté. Es decir, que los errores le cuestan muchos puntos a la Real por muchos méritos que haga para superar como de hecho supera habitualmente al rival, que el balón parado le está costando muchos puntos y que a veces la valentía tiene premio.
Digo a veces porque la respuesta de la Real a un mazazo de proporciones épicas como el recibido fue de campeón, por mucho que no consiguiera rédito en forma de puntos. Lasarte fue valiente en sus dos cambios (el tercero podría y tendría que haber sido Agirretxe, pero estaba en la grada; no había más atacantes en el banquillo y sobraron defensas en la convocatoria): metió a Sarpong y Tamudo por Sutil y Elustondo, y acabó colocando a Ansotegi casi de tercer delantero. Los cambios fueron lógicos. Sutil estaba ya fundido y sus mayores virtudes defensivas ya no eran necesarias. Elustondo se sintió sobrepasado durante todo el partido. Se mueve muy bien por el campo pero no genera efecto alguno cuando el balón pasa por sus pies. Además, Diego Rivas y una minimizada defensa se bastaban para contener las tímidas salidas del Sevilla. En cambio, tuvo muchas llegadas la Real en esos minutos, aunque las imprecisiones mantuvieron el gol del empate algo lejos. Xabi Prieto desbordó como quiso por su banda, y generó peligro. Sarpong lo intentó desde lejos. A Llorente se le escapó un control dentro del área que acabó en las manos del portero. Zurutuza dispuso de una buena opción de cabeza. Y ya en el descuento, Ansotegi tuvo también en su testa el gol del empate y el remate se le marchó ligeramente desviado.
La Real ha vuelto a perder, pero la Real ha vuelto a ser mejor que un rival que casi todo el mundo considera mejor que el infravalorado equipo txuri urdin. Es una constante a lo largo de la temporada, tanto como la facilidad con la que los árbitros permiten a los rivales coser a patadas a los mejores realistas, hoy a Xabi Prieto. Tanto como que la suerte le sea esquiva a este equipo cuando más la merece. Algunos pensarán que los goles llegaron por una caraja realista, un término que se usa mucho para definir los momentos en los que el conjunto txuri urdin encaja o es más dominada, pero con el que por desgracia se omite también que hay un rival que juega. Y, cosas que vienen aparejadas al ascenso, juega siempre mejor que los rivales que hemos conocido en Segunda División. Los jugadores que arrastraban inactividad han estado a buen nivel. Arriesgando lo indecible ya con el 2-3, el Sevilla apenas ha tenido una ocasión y el empate ha estado muy, muy cerca. Sigo viendo aspectos muy positivos en esta Real. Pero se ha perdido. Por cuarta vez consecutiva. 22 puntos en el casillero, los mismos que tenía el equipo hace mes y medio. No se puede estar satisfecho con esos números, pero es que, a excepción del balón parado, no le veo reproche alguno a la Real. Alguna vez la suerte vendrá de cara. Alguna vez.
4 comentarios:
Y yo que creia que habia estado en Anoeta viendo un partido de futbol, al perecer no, ya que no hemos visto el mismo partido.
A ver si el siguiente lo veo mejor.
Y ya van 4.....
Tacticamente no entiendo demasiado,pero creo que las jugadas a balón parado son la asignatura pendiente de muchísimos equipos.De hecho a menudo escucho que a tal o cual equipo es especialista en marcar gol a balón parado,pero a nadie se le da bien defender esas jugadas (de hecho tengo entendido que incluso el Barça flojea en ese aspecto).
Por lo visto lo más justo hubiera sido un empate, pero cuando el rival es un equipo como el Sevilla (que todos sabemos que tiene una delantera letal), a veces es preferible amarrar el resultado y jugarles a la contra, al descanso, con el marcador a favor, Lasarte debería haberse hecho esta pregunta...
Estoy de acuerdo en que quizás la Real Sociedad debería llevar algún punto más en la clasificación, puede que estéis pagando la "novatada" del regreso a primera donde cualquier despiste te cuesta un gol en contra.
Sería bueno conseguir los 42-44 puntos cuanto antes y, a partir de ahí, mirar hacia arriba, a ver si en el tramo final se puede conseguir una plaza UEFA.
Como seguidor del Barça, y simpatizante de la Real, me alegraría que así fuera...
Saludos.-
Campanilla, pues éste es el partido que yo vi, tú dirás en qué no estamos de acuerdo...
Doctora, pues sí, es cierto todo lo que dices. Pero, claro, encajar en un mismo partido dos goles de corner, y además mal defendidos, cabrea lo suyo, ya te lo digo yo... Ya sabes, mal de muchos...
Krust, muchas gracias por tus palabras. No sé yo si es realmente la novatada lo que está pagando la Real, pero de verdad que tengo claro que por juego, por ocasiones y por decisiones arbitrales no tenemos los puntos que nos merecemos. Yo no veo peligrar la salvación a pesar de esta mala racha y la meta, creo, debe ser la misma que siempre le ha funcionado a la Real: el próximo partido.
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