Más que nunca, esta jornada es difícil conocer cuáles son los planes de Martín Lasarte. El técnico uruguayo ha introducido dos novedades en la convocatoria, la previsible vuelta de Diego Rivas tras su partido de sanción y el debut en una lista de Vadim Demidov, ocupando el puesto del canterano Cadamuro, que viajó a Zaragoza. El primero parece claro que estará en el once titular. ¿El segundo? Aunque no parece lo más viable, tiene sus opciones, y más teniendo en cuenta que no ha tenido el problema del rodaje (con el Rosenborg compitió casi hasta su fichaje por la Real) y que el rendimiento defensivo ha bajado en los últimos encuentros. Además de la baja ya conocida de Ifrán, Lasarte tiene el dilema de encontrar el sustituto ideal para Griezmann, quien vio en Zaragoza su quinta tarjeta amarilla y, por tanto, cumple un partido de sanción. Éste parece el problema más acuciante para el técnico realista, aunque dijo tener ya decidido el nombre del sustituto, ya que el rendimiento del canterano francés es notable incluso cuando no juega su mejor partido. Ahí están sus tres goles y otras tantas asistencias para corroborarlo.
Bravo es seguro en la portería, igual que De la Bella en el lateral izquierdo. Pero a partir de ahí comienzan las dudas. La entrada de Demidov en la dinámica del equipo hace que esté en peligro la titularidad de Mikel González o Ansotegi, aunque lo más normal parezca que la pareja habitual de centrales siga teniendo continuidad. Al no recuperarse Carlos Martínez, Estrada tiene papeletas para seguir en el once en el lateral derecho, pero no todas. La presencia de cuatro centrales en la convocatoria, algo inaudito en Lasarte, hace pensar en la posibilidad de que Mikel González juegue por la derecha. Incluso por la izquierda, aunque eso sería un movimiento más extraño. Lo normal es que Diego Rivas y Aranburu recuperen la titularidad a la vez, aunque el capitán también podría ser el relevo de Griezmann. En caso de ser así, Elustondo seguiría en el once. No obstante, es más verosímil que el extremo izquierdo se lo disputen Sutil y Sarpong. Zurutuza y Xabi Prieto completarán la línea de mediapuntas y Llorente volverá a estar arriba. Tamudo, Markel y Zubikarai completa la lista de los 18 elegidos. Agirretxe volvió a quedarse fuera por decisión técnica, junto a Viguera, ya a la espera de un club donde jugar cedido hasta final de temporada.
La Real llega a este partido en una situación ligeramente delicada. No por su situación en la tabla, es undécima con 22 puntos, a cinco de los puestos europeos y nueve por encima de los de descenso, sino por los antecedentes y por el futuro inmediato. Tres derrotas consecutivas arrastra el equipo de Lasarte (Barcelona, Valencia y Zaragoza), y dos en los últimos tres partidos en Anoeta (Atlético de Madrid y Valencia, con la victoria ante el Athletic de por medio). El futuro depara dos salidas consecutivas, a plazas que no son imposibles pero sí complicadas, Getafe y Villarreal. Ganar se antoja vital para no asomarse, en el peor de los casos, a la posibilidad de sumar hasta seis jornadas sin vencer. Lasarte ya sabes lo que es perder tres partidos seguidos, lo ha hecho en dos ocasiones en esta temporada, pero no cuatro. Eso le sucedió en dos ocasiones de la temporada 2006-2007 (en la primera de ellas fueron cinco las derrotas consecutivas). El Sevilla rompió la pasada semana ante Osasuna una racha más nefasta aún: cinco jornadas perdiendo. Ahora, con la de Copa, suma dos victorias consecutivas, que han coincidido con el regreso al equipo de Jesús Navas. El Sevilla sólo tiene un punto más que la Real y ha ganado ya tres partidos como visitante (Levante, Málaga y Zaragoza).
La historia dice que el Sevilla es un visitante bastante asequible para la Real, ya que de sus 51 visitas a San Sebastián, todas ellas en Primera, 30 acabaron con victoria txuri urdin, 16 con empate y sólo cinco con triunfo sevillista. Pero esa estadística, por desgracia para los realistas, es muy matizable con los resultados de los años más recientes. En Anoeta se han visto las caras en once ocasiones, de las que la Real ganó cuatro y perdió dos, con tablas en los cinco restantes. Es decir, que las victorias no llegan al cincuenta por ciento desde que la Real se mudó de escenario. Sin embargo, también hay datos alentadores. Entre las temporadas 1992-1993 y 1996-1997, el Sevilla no consiguió marcar en San Sebastián, y nunca consiguió la victoria entre la 1954-1955 y la 1984-1985, nada menos que durante treinta años y 24 encuentros. Tampoco pudo el Sevilla ganar en Atotxa y Anoeta entre las campañas 1988-1989 y 2004-2005, aunque el conjunto hispalense pasó tres de esos años en Segunda División. El 5-0 de la temporada 49-50 (goles de Epi, Caeiro, Basabe y dos de Pérez Payá) es la mayor victoria realista ante el Sevilla, que cosechó su mayor triunfo en su última visita, en la temporada 2006-2007, por 1-3.
Ese partido empezó como una fiesta y acabó siendo el primer episodio de la pesadilla en la que se convirtió el torneo liguero. La Real venía de empatar en San Mamés (y no ganó por culpa del árbitro) y celebró en los prolegómenos que se trataba del partido 2.000 en Liga. Bakero no pudo tener una presentación peor en Anoeta, después de las dudas que tuvo sobre su trabajo doble como técnico y director deportivo al mismo tiempo. Renato adelantó pronto al Sevilla en una primera parte en la que Dani Alves tuvo que ser expulsado, pero Teixeira Vitienes (sí, el de Zaragoza hace unos días) no se atrevió. Tan claro estaba el peligro, que Juande Ramos le sustituyó en el descanso. ¿Os suena? Hay cosas que no cambian. Ante una Real sin pegada, juego ni ideas, Kanouté sentenció en el minuto 75. Llegó después el tercero, en el 90, de Dragutinovic. Díaz de Cerio, ya en el descuento, anotó el gol del honor, su primer tanto con la Real. Aquel partido sólo sirvió para recuperar la tradición de los cohetes que anuncian los goles. Y fue sólo el segundo de los catorce partidos que estuvo sin ganar el conjunto txuri urdin en el arranque de la temporada de su descenso a Segunda.
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