domingo, enero 23, 2011

VILLARREAL 2 - REAL SOCIEDAD 1 Otra buena Real sin premio

Está empezando a ser una costumbre que la Real deje una buena imagen, plante cara a los mejores equipos de Primera División y, sin embargo, se quede sin premio en forma de puntos. Sé que muchos no lo habrán visto así. Que pensarán que Bravo evitó la goleada. Que mirarán los números del partido y destacarán que la posesión del balón fue claramente para el Villarreal y que dispuso de más de una veintena de disparos a portería. Pero quienes piensen así obviarán seguramente el enorme trabajo previo que hizo Lasarte para este partido con el fin de desnudar las carencias del Villarreal (que nadie lo olvide, tercero en la Liga e invicto en su estadio), el enorme esfuerzo de la presión arriba y la cantidad de balones que se recuperaron así, o el magnífico trabajo en defensa (con un Mikel González nuevamente erigido en jefe de la defensa, aunque fuera desde el lateral). La Real le puso las cosas muy difíciles al Villarreal, que lejos de disfrutar de la victoria sufrió lo suyo y tuvo que apuntular la remontada (otra que sufre el equipo de Lasarte, y otra que se debe a errores puntuales propios) con cambios defensivos. Otra buena Real sin premio. Y qué pena, porque esta Real tiene potencial para llegar mucho más lejos.

A pesar de que Lasarte amagó en su comparecencia ante la prensa del viernes con alinear una defensa con tres centrales, el técnico uruguayo fue fiel a sí mismo y mantuvo el esquema, introduciendo a Aranburu en el lugar de Zurutuza y a Markel en el doble pivote junto a Rivas. Y viendo cómo salió la Real al césped de El Madrigal, se puede afirmar sin problema alguno que estos son los partidos que sirven para medir lo que Lasarte le da a este equipo y para replicar a sus críticos con hechos. Superado el arreón inicial del Villarreal, que encerró al equipo txuri urdin en su propia área (aunque bien es verdad que sin crear peligro en esos momentos), y unos minutos tan fríos como la temperatura que había en el estadio castellonense, comenzó la clase táctica: presión muy fuerte arriba y salida rápida desde atrás, donde la consigna es firmeza y nada de complicaciones. Esas son las mejores armas de esta Real, radicalmente opuestas a las del Villarreal pero igualmente válidas para jugar al fútbol y ganar partidos. Y especialmente idóneas para ganar a equipos que gustan de tocar y tocar. Por eso Lasarte acabó tan enfadado con la imagen de la Real en el Camp Nou. Por eso el 0-4 de Getafe no es un resultado tan extraño conociendo las virtudes del equipo realista.

Y el momento puntual que todo equipo necesita para creer en la victoria más allá de los méritos que contraiga con su juego llegó cerca del cuarto de hora, en una jugada muy afortunada. Un despeje desde el área local cayó a los pies de Estrada, quien disparó de espaldas con más intención de finalizar la jugada y evitar el contraataque que de crear peligro. Y el disparo se estrelló en el larguero. El árbitro, Muñiz Fernández, señaló un córner inexistente y tras su saque Labaka estuvo a punto de marcar de cabeza. Si la Real ya salió de los vestuarios sabiendo que su planeteamiento era más que correcto, ahora, con dos ocasiones de gol en su zurrón, también sabía que tenía la capacidad de hacerle daño al Villarreal. Cinco minutos después, ese secreto a voces que ya recorría las despobladas gradas de El Madrigal estuvo a punto de convertirse en realidad, pero Aranburu no acertó a impulsar el balón al interior de la portería de Diego López, cuando parecía lo más fácil, tras una gran cabalgada de Griezmann por la banda izquierda. La Real estaba dando la cara en un estadio inexpugnable y ante el equipo que hizo sufrir al Bernabéu una semana antes con su fútbol de toque.

Tras salvar Bravo un disparo de Rossi que podría haber llevado más peligro, Aranburu confirmó la leyenda: le van los goles difíciles y no tanto los fáciles. Esta vez marcó de cabeza, y habría que tirar de hemeroteca para saber si el capitán había anotado uno así antes, tras una espectacular dejada de cabeza de Llorente, el mejor de los primeros 45 minutos, a pase de Dani Estrada. Un golazo que, eso sí, contó con la colaboración involutaria del portero local, pues el remate de Aranburu se estrelló en el larguero y después el balón rebotó en su espalda. El Villarreal tenía mucho más toque, pero muchas menos ocasiones. Sensación de peligró sí tenía, desde luego que sí, porque en la frontal cada jugada exigía mucho de la defensa realista y porque hay mucha calidad en los jugadores amarillos. Pero el partido atrás, como en Getafe, estaba siendo ejemplar, con un Mikel González estelar desde la banda en tareas defensivas. Pero como la Real sólo funciona como bloque compacto, dos pequeñas grietas acabaron por derrumbar el castillo de naipes y el sueño de sacar algo de El Madrigal. Esa sigue siendo la lección que dejan estos encuentros para el equipo de Lasarte. No se puede permitir fallos atrás. Y en Villarreal hubo dos muy graves.

El primero lo cometió Markel, al regalar un balón en el centro del campo que acabó en el primer gol de Rossi. Suena cruel decirlo, y seguramente injusto, pero esta pérdida de balón que costó el empate es el motivo por el que Markel no es titular en la Real. Tiene condiciones, pero también estas lagunas que cuestan puntos. Y en un equipo como éste, esos son pecados difíciles de solventar. El segundo error lo cometió Xabi Prieto, y también es reincidente en estas lides. Sin dudar ni un ápice de la capacidad del 10 realista, hay que recordar que ante el Sevilla le sucedió lo mismo: regateó en el centro del campo, en una zona en la que no debe hacerlo y regaló un contraataque mortal. Cazorla de nuevo dio el pase y Rossi hizo el segundo. Lo que le sucedió a Xabi Prieto es el precio de ser el jugador que mejor lee los partidos en el cuadro txuri urdin. Con Rivas y Markel en el doble pivote, el equipo perdió toda capacidad de sacar el balón por dentro. Y Xabi lo notó. Por eso se dejaba caer siempre a zonas centrales. Ahí recibió el balón que acabó siendo el origen del segundo gol y ahí lo intentó jugar como si estuviera en la banda. Ese fue el error. Dos errores. Y costaron muy caro.

El inicio de la segunda mitad fue el momento más difícil del partido para la Real. El Villarreal llegaba, esta vez ya sí, en oleadas, y fue cuando Bravo se erigió en el mejor realista sobre el césped. El chileno recuperó el tono de las primeras jornadas de Liga y destacó, sobre todo, con una espléndida mano abajo tras un disparo de Marco Rubén con toda la defensa tapando la visión del portero. Lasarte reaccionó bien y rápido. No es nada usual que el chileno haga dos cambios tan rápido, pero antes del cuarto de hora de la segunda mitad ya se habían producido esos dos relevos. Tamudo y Sarpong entraron por Markel y Llorente. Si el cambio del 5 estaba cantado por su error y por la voluntad de dar un aire más ofensivo al equipo (con Aranburu llegando desde el doble pivote), el de Llorente es más discutible. El delantero es la punta de lanza de la presión realista y sin él no hay tanta presión para el rival. Lo que la Real perdió en ese aspecto lo ganó, en cambio, en juego con Xabi Prieto en el centro de la línea de mediapuntas. El cambio no salió bien porque Sarpong no estuvo acertado (no acaba de ser el jugador que debutó en la primera parte de la temporada) y Tamudo no dispuso de ninguna ocasión de gol. No obstante, el cambio fue valiente.

Como valiente fue meter a Illarramendi en el campo para que tuviera sus primeros minutos de la temporada con el Villarreal dispuesto a cazar un contraataque que finiquitara el partido. No llegó, como tampoco hubo ocasiones claras para que la Real empatara un encuentro del que pudo sacar algo más. Bueno, sí hubo ocasiones. Dos concretamente, que acabaron abortadas por un árbitro descaradamente casero. Ya demostró ese carácter en la primera parte cuando enseñó una imposible tarjeta amarilla a Xabi Prieto por perder tiempo, pero después se inhibió de esa norma en el tramo final del partido con los jugadores del Villarreal. Su juez de línea privó a Griezmann con un fuera de juego inexistente de tener la más clara ocasión del partido. Y entre ambos decidieron convertir un posible penalti a Sarpong (para mí lo fue) en un piscinazo, también saldado con amarilla. Pudo pensar que no era penalti, pero contacto hubo. Hubiera sido el empate. Otro punto que se va, y son ya muchos. Pero amonestar al realista fue una muestra de chulería, de la que también hemos visto mucha ya esta temporada (¿hay que recordar la amarilla a Griezmann por subirse a un coche o la de Prieto por hacer una paradinha?), la misma que convertía todos los contactos en el centro del campo en faltas para el Villarreal pero nunca en libres directos a favor de la Real. Qué lástima que en Anoeta no se vean arbitrajes tan caseros.

En todo caso, si la Real no puntuó en Villarreal fue por dos errores propios. Puntuales, precisos y de concentación. Porque la Real que saltó al césped de El Madrigal fue una Real compacta, seria, segura de sí misma y dispuesta a competir al máximo nivel contra los mejores equipos de la Liga. Como contra el Madrid, el Valencia, el Sevilla o el Atlético de Madrid. Todos esos partidos se saldaron con derrota txuri urdin. Y si tantas veces sucede, como tantas veces suceden las remontadas en contra (en la previa, una información destacaba que la Real sería tercera en la Liga si sólo se hubieran jugado las primeras partes), por algo será. Y ese algo es lo que se tiene que solucionar en Zubieta. Porque no pasa nada por perder un partido ante un rival mejor. Pero la Real tiene la capacidad de derrotar a rivales mejores y eso, salvo en el partido inaugural de la Liga precisamente ante el Villarreal, no lo acabamos de ver esta temporada. Eso es lo que marca la frontera entre estar donde está ahora mismo la Real, undécima con 25 puntos, que luchar por unos puestos europeos que ahora mismo están a cinco puntos. Pero no despreciemos que el Villarreal, desde todo su pontencial, acabó pidiendo la hora y con un respeto máximo al juego del equipo de Martín Lasarte. Eso vale mucho. Puntos no, pero vale mucho.

4 comentarios:

José L. Solé dijo...

Hay que partir de la base de que el Villarreal es un excelente equipo, en mi opinión deberían ocupar la 2ª plaza delante del R.Madrid, calidad + juego bonito, algo que ya explotan en el filial que juega en segunda...
Por eso tiene mucho mérito que la Real le jugara de tú a tú (pienso que la baja de Nilmar propició el atrevimiento "ofensivo" de Lasarte, eso sí), en un campo inexpugnable donde el submarino siempre presiona hasta hundir al rival...
Llegarán los resultados, no te preocupes, de momento es importante estar bien "colocados", creo que las 2 o 3 plazas UEFA se jugarán esta liga con posibilidades para 7 o 8 equipos (entre ellos la R.Sociedad, espero) en las últimas dos jornadas. Además Griezmann ya me parece uno de los jugadores revelación de la temporada...

Suerte!

Campanilla dijo...

Otra vez mas de lo mismo. Errores que nos llevan a goles en contra.
Partidos que perdemos en lso ultimos minutos.
Y que vayamos ganando y antes del descanso nos empaten ya empieza a ser sinonimo de otro partido perdido.
Me parece bien que el equipo de la cara y lo haga bien, pero no se vosotros, pero a mi esto ya me esta cansando, y asi a mi las cosas no me salen. Espero qeu este sabado no nos VUELVA a ganar el Almeria.

GORA ERREALA

payo yanguas dijo...

Amigo Juan, cada partido se reafirma algo en lo que estoy de acuerdo contigo: a día de hoy Diego Rivas no tiene nadie que le sustituya con garantías. Elustondo, al que le daban la manija algunos medios, no la merece. Y con Bergara soy mucho más crítico que tú: pierde todos los balones, corta en faltas exageradas, está fuera de sitio, necesita mucho espacio para conducir o controlar, vamos que no sé cómo puede estar ahí. ¿Y Demidov?
Un saludo a todos los realistas

Juan Rodríguez Millán dijo...

Krust, eso nos pasa muy a menudo, que no valoramos al rival que tenemos delante... Sí, yo creo que llegarán, la pena es que ya se han quedado por el camino muchos puntos merecidos que podrían tenernos mucho mejor colocados, pero...

Campanilla, ya sabes que a mí, mientras el equipo dé la imagen que tiene que dar, no me preocupa perder. Ya ganará. La suerte, el rival... y el árbitro cuentan mucho. No creo que nos gane el Almería, no...

Payo Yanguas, bueno, ahora lo que se dice es que Illarramendi será el sustituto de Rivas y que el cambio en Villarreal fue algo más que un relevo de un día. Veremos. A Markel yo le veo condiciones, pero no explota. Y son ya unos cuantos años. Está perdiendo el tren, y más si tan convencidos están en el club de que Zubieta tiene jugadores de sobra para ese puesto. Yo empiezo a estar algo extrañado con lo de Demidov también, sí...