Llegó, en primer lugar, porque Lasarte es un entrenador más valiente de lo que se le reconoce. Seguir apostando por los mismos con una racha a cuestas de cuatro derrotas consecutivas es una muestra de lo convencido que está de transitar por el camino correcto. Yo estoy con él. Creo que la Real nunca se alejó de lo que debe de ser, al margen de lo que el marcador señalara al final de los últimos partidos. Jugaron los mismos que ante el Sevilla, con la única modificación de Griezmann por Sutil, toda vez que el francés ya había cumplido su partido de sanción. Si bien este regreso estaba más que cantado (a pesar del buen nivel de Sutil ante el equipo andaluz hace una semana), más valiente fue mantener a Elustondo en el doble pivote junto a Diego Rivas y a Mikel González en el lateral izquierdo que hasta hace una semana era territorio exclusivo de De la Bella. Decisiones valientes porque no encuentran una comunión absoluta con la grada, especialmente en el primer caso. Pero muestra en cualquier caso de una fe absoluta en Lasarte para con sus jugadores y en sus decisiones. La apuesta salió bien. No sólo por resultado sino también por juego.
No es que la Real bordara el fútbol durante 90 minutos, no. Pero sí jugó con suma inteligencia, sabiendo lo que tenía que hacer en cada momento. Sólo pareció estar algo desubicada en los primeros minutos del partido. Cuando apenas se habían jugado 90 segundos, el Getafe tuvo una clara ocasión de gol, que Bravo desbarató con una buena mano abajo en su primer palo. Esa jugada y algún que otro momento de nerviosismo en alguno de los primeros corners en contra hicieron pensar que no estaban del todo enterrados los fantasmas defensivos de las últimas semanas. Pero aquí apareció la suerte, en forma de penalti. Xabi Prieto metió uno de sus espectaculares centros desde la banda derecha, Codina despejó a duras penas y Miguel Torres, al girarse, tocó el balón con la mano para impedir que Zurutuza lo controlara dentro del área. Penalti claro. Después de tanto tiempo luchando por ver un penalti, y resulta que la Real ya ha dispuesto de tres. El resultado casi no hace falta ni comentarlo. Si lo tira Xabi Prieto, es gol. Golazo otra vez, porque su maestría y su sangre fría desde los once metros es sencillamente espectacular. Codina se lanzó bien pero era imparable.
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Estaba el partido donde lo necesitaba la Real. Con el marcador a favor y ante un Getafe cuyos nervios iban creciendo al mismo tiempo que su incapacidad para llegar a la portería de Bravo. Juega bien al fútbol el equipo de Michel, toca el balón con soltura y llega con solvencia a la frontal del ára. Pero ahí se encontró con una Real incomensurable atrás. Ansotegi hizo un auténtico partidazo. Siempre he pensado que Mikel González tiene más cualidades que él, pero su crecimiento en los años que ha pasado el equipo txuri urdin en Segunda es incuestionable. Si está a su nivel, Ansotegi es un muro. Y en Getafe lo fue. Espléndidamente ayudado por todos y sobre todo por un Rivas que se multiplicó. Rivas, de hecho, fue el protagonista del segundo punto clave afortunado de la tarde. En pleno aluvión de protestas locales tras el penalti, hubo una jugada más que polémica. Una mano dentro del área que reclamó mucho una de las tribunas del Coliseum Alfonso Pérez, la que pudo ver la jugada de cara. En televisión no hay un plano claro, pero parece mano. Y más si tenemos en cuenta que no es la primera jugada de de este corte que protagoniza el manchego. Fue el pequeño borrón a unos primeros 45 minutos formidables del mediocentro realista.
45 minutos que acabaron mejor de lo esperado. En uno de los muchos contraataques que permitió la defensa getafenses, Llorente se escapó por la banda derecha, colocó un centro magnífico al otro lado del área y Griezmann enganchó una volea espectacular. Golazo y 0-2. La verdad es que con ese marcador parecía muy difícil que el Getafe le quitara algo a la Real, porque Bravo se había convertido en un espectador de lujo. Algún disparo local desde fuera del área que no encontró portería fue todo el bagaje ofensivo del conjunto local. La Real puedo haber ampliado la ventaja con una falta de Elustondo que se estrelló en el palo y con un cabezazo de Llorente que se fue muy lejos de la portería, en una ocasión que pareció realmente clara. El tercer punto decisivo del partido fue también afortunado para la Real. Lasarte, al que muchas veces se le puede reprochar la lentitud en mover el banquillo, dejó en el vestuario a Rivas para meter en el campo a Markel. Cuando el 5 realista, gran partido también el suyo, vio minutos después la amarilla, muchos pensaron que esa tenía que haber sido la segunda de Rivas, con lo que Lasarte evitó que la Real se quedara con diez. Turienzo se pasó de tarjetas en un partido que no tuvo para tanto, y entre ellas sacó la quinta a Zurutuza, que no estaré en Villarreal.
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Lo que quedaba por delante era solventar otro de los puntos débiles de la Real: matar los partidos. Pocos podían confiar en que el 1-2 estuviera cercano, ya que el control que el equipo txuri urdin tenía del centro del campo era absoluto y su firmeza atrás era espectacular. Pero ya se sabe que en el fútbol pasan cosas que se salen de los guiones previstos, y la Real puede dar buena fe de ella sólo repasando sus tres últimos partidos. El tercero era una necesidad. Y llegó como tenía que llegar: en un contraataque, otra arte que tampoco domina demasiado la Real pero que ayer ejecutó con maestría. Y, otro toque de suerte (¿o éste es de los de calidad?), el autor del tanto fue el último cambio de Lasarte (que ya había introducido en el campo a un correoso sutil en el lugar de Griezmann). Aranburu saltó al campo por un Zurutuza fundido. En realidad, Lasarte tuvo que elegir entre quitar al mediapunta o a un Llorente fundidísimo, que mereció el gol. Ese, de hecho, era su cambio habitual, el cambio de delanteros para dar entrada a Tamudo. Y en Getafe varió el guión. Y cómo le salió. El tercer gol es una obra de arte, un contraataque magníficamente llevado por Llorente, espléndidamente trazado por Xabi Prieto y maravillosamente concluído por Aranburu.
El cuarto tuvo exactamente los mismos protagonistas. Y es difícil elegir cuál de los dos goles es mejor. El primero es un contraataque más de libro. El gol del segundo nace de un espléndido centro de Xabi Prieto (dos asistencias y un gol en Getafe, ¿quién dijo que el 10 realista no es decisivo?), un maravilloso arrastre de Llorente y un precioso empalme del capitán. Dos golazos y dos rúbricas perfectas para un marcador soñado. E incluso el tramo final del partido pudo dejar un resultado aún más abultado para la Real, que pudo marcar el quinto en otra contra. El Getafe acabó absolutamente a merced del equipo de Lasarte, sin haber conseguido en su cuenta ofensiva más que otro disparo a las manos de Bravo en los primeros minutos de la segunda mitad. Ganó la Real porque fue mejor, porque aprendió de los errores y porque sacó partido a todas sus virtudes. Porque jugó como la Real. Y jugando así se podrá perder, como de hecho se perdió ante el Sevilla, pero de lo que no cabe duda es de que el equipo txuri urdin sí estará dentro de los partidos si expone lo que expuso en Getafe. Puede que el marcador sea excesivo, pero a eso contribuyó también la carga de la brigada ligera que ordenó Michel en busca del milagro.
El triunfo de la Real deja muchísimos datos para la Historia. Para empezar, es la primera victoria en Getafe, donde había cosechado tres derrotas en otras tantas visitas. Para continuar, es la mayor derrota que encaja el equipo madrileño en su estadio desde que llegó a Primera División, y era el escudo de la Real el que apareció en el marcador en el hueco reservado al equipo visitante. Había nueve canteranos en el once inicial (eso ya no es noticia, pero sigue siendo motivo de orgullo) y diez estaban ya en el equipo que subió a Primera (tres de cuartos de lo mismo se puede decir sobre esto). Es la primera vez que Aranburu marca dos goles en un partido. No, desde luego, la primera que Xabi Prieto da dos asistencias, pero es que tampoco será la última y hay que presumir por ello, porque la exhibición que dio en Getafe fue de órdago. Y por si alguien cree que todo esto no es suficiente para darle a este triunfo el valor que se merece, se puede tirar de estadística para recordar que este 0-4 es la segunda mayor goleada conseguida por la Real en Primera División jugando como visitante, superara sólo por el 0-5 en Oviedo de la temporada 97-98.
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La Real alcanza 25 puntos, una cifra que invita a pensar (yo ya lo pensaba, a pesar de las cuatro derrotas consecutivas) que este equipo no pasará apuros para mantener la categoría, como algunos pensaban en los momentos previos al inicio liguero. Por si alguien sigue mirándolo, el descenso sigue a nueve puntos. Europa, a la espera de lo que haga el Atlético de Madrid el lunes, a cuatro. Las dos próximas salidas serán muy exigente (Villarreal y Real Madrid), pero en Anoeta el calendario permite ser optimista y pensar que el fortín de Anoeta está cerca de regresar. También se puede soñar con rascar algo del campo de los más grandes, ¿por qué no? De momento, toca sonreír y celebrar el día de San Sebastián como tiene que ser, ganando. Y además goleando.
2 comentarios:
Gran resultado, no lo pude ver y cuando me entere me sorprendio mucho.
Necesitabamos ganar después de 4 derrotas algunas de manera injusta.
Cityground, una pena que no lo vieras, fue una gran alegría. Y, sí, lo necesitábamos...
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