(Nota: Una vez más, tengo el honor en Corazón Txuri Urdin de dar paso a un texto escrito por un realista muy especial, Gorka Reizabal, el gran periodista que durante muchos años, incluyendo los más felices de la historia realista, que acompañó a nuestro equipo con su voz y sus palabras a través de la prensa, la radio y la televisión. Disfrutad con estos sus recuerdos de una noche inolvidable de la que se van a cumplir 20 años, la noche del Agur Atotxa. Y disfrutad con unas imágenes formidables que algunos afortunados viviríais en directo y otros, simplemente, las podemos tener en nuestros corazones)
Este sábado 22 de junio de 2013
se cumple el vigésimo aniversario de la fiesta de despedida del viejo Atotxa,
aquel campo a la vez destartalado y maravilloso que durante 80 años fue el
hogar de nuestra Real Sociedad. Fue, precisamente, gracias a una publicación
humilde y sencilla, denominada El Viejo Atotxa como nos conocimos Juan
Rodríguez Millán y yo, Gorka Pato Reizabal, en lo que fue el origen de una
bella amistad enraizada en el corazón txuri urdin que ambos compartimos; aunque
en el momento del cierre del antiguo campo de fútbol donostiarra aún la vida y
el destino no hubieran hecho converger nuestros caminos. Ese feliz encuentro se
haría esperar todavía unos años.
No quiero pecar de pretencioso al
decir tengo muy grandes y poderosos motivos para recordar aquella tarde en que
cayó el telón y Atotxa calló para siempre. Y es que me tocó, entre otras cosas,
ser el maestro de ceremonias de aquel programa intenso y extenso, genéricamente
llamado Agur Atotxa, para el que se hizo un pin conmemorativo que aquí
reproducimos. Todo se fue desarrollando a lo largo de una tarde-noche cargada
de intensas emociones. Me acompañaba, como locutora en euskara, mi querida
colega de Euskadi Irratia, Arritxu Iribar. Desde una plataforma, una especie de
palomar situado sobre la tribuna central, nos tocó a ambos dar paso a los
diferentes y variados capítulos que iban completando una fiesta llena de
colorido txuri urdin y sones de tamborrada donostiarra por doquier.
Y también tuve el honor de escribir
el guión de lo que pienso que fue el momento cumbre de aquella apoteosis nocturna. Se apagaron las luces del viejo estadio y la gente, como en un gran
concierto de música, encendió cerillas y mecheros. Atotxa se hizo carne y voz y
nos habló a todos. Entonces se produjo la comunión total entre él y los miles
de aficionados que abarrotaban la gradas. En unos pocos minutos, Atotxa fue
desgranando su historia y la de la Real, que hasta entonces eran una misma
cosa, en una narración jalonada por los goles más memorables de esas ocho
décadas de historia.
En aquella época, yo trabajaba en
la ETB, la televisión vasca, donde me encargaron un vídeo, primero en euskara y
luego en castellano, titulado Memorias de Atotxa, que se regaló después a
todos los socios realistas. Y así pude guardar como oro en paño y con el audio
original, aquella grabación de ese momento en el que el actor Felipe
Barandiarán prestaba su aterciopelada voz al octogenario campo de fútbol para
que se despidiera de los suyos. Y se la he brindado a Juan para que, a través
de Corazón Txuri Urdin, todos juntos podamos revivir aquel momento histórico.
Son los últimos minutos de la vida de nuestro viejo Atotxa.
Os aclararé que,
como el acto era televisado en directo, hubo que tapar esos minutos con imágenes
históricas porque los televisores no podían estar en negro durante más de un
cuarto de hora. Y esas imágenes son las que aquí se recogen. Pero en Atotxa la
oscuridad era total, salvo las minúsculas luces de mecheros y cerillas. Y por
ello, casi os recomiendo que cerréis los ojos para que escuchéis el sonido sin
imágenes, de la misma manera que lo hicieron los espectadores dentro de las
gradas y tribunas. Así podréis sentir lo mismo. Fijaos en detalles como el
momento en que se escucha la narración que del gol de Zamora en Gijón hizo el
inolvidable Josean Alkorta. El grito de júbilo es tal que parece que el gol se
estuviera volviendo a producir en ese mismo instante. Y también en el último
simbólico gol de la historia del estadio marcado por el hijo póstumo de Javier
Sagarzazu, uno de los campeones de Copa de Zaragoza, repentinamente fallecido
poco después de aquel hito de nuestra historia.
Os invitamos Juan y yo a
compartir con nosotros estas emociones fuertes. ¡Viva el viejo Atotxa por
siempre en nuestros corazones!
2 comentarios:
Hola Juan. Gracias por ofrecernos este video . Nunca lo había visto y reconozco que he llegado a emocionarme. Gracias.
Juan María, yo tampoco lo había visto, más que parcialmente y en fotos. A mí me hizo hasta llorar. Un placer compartirlo, pero el mérito es de Gorka, un gran amigo y un gran realista.
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