Roberto Olabe, técnico en la temporada 2001-2002. |
"Banquillo. Lo ha cambiado de cuajo el Consejo y tras su arriesgada a la vez que valiente decisión sólo queda apoyar a quienes han aceptado el compromiso de intentar mantener a la Real en la categoría de los grandes. Siempre estarán las comparaciones, pero será un debate estéril, porque nunca sabremos si con el anterior técnico el partido de ayer hubiera sido igual". Aunque casi podría pensarse que estas impresiones son actuales, Tito Irazusta escribía estas líneas en El Diario Vasco del día 18 de marzo de 2002, horas después del primer partido de Roberto Olabe en el banquillo de la Real. El Consejo presidido por José Luis Astiazarán decidió cesar a John Toshack tras caer el equipo txuri urdin en Anoeta por 0-2, un resultado que dio con los huesos realistas en la penúltima posición de la tabla. Y el reto de Olabe era ganar nada menos que cinco de los nueve partidos que quedaban para el final de la Liga para salvar a la Real. Los ganó, incluyendo un 3-0 al Real Madrid que después sería campeón de Europa. Y empató otros dos. Y la Real se salvó, cerrando la antesala del equipo que un año después logró el subcampeonato.
No pretendo con este recordatorio equiparar el caso de Olabe con el de Jagoba Arrasate, nuevo entrenador de la Real, aunque la comparación, como con cualquier otro técnico joven de la casa que en su día pasara al primer equipo (Ormaetxea llegó con 39 años, Salva Iriarte con 42, por citar casos en la memoria de todos) puede hacerse. De hecho, el salto de Olabe, con la misma edad que el nuevo entrenador de la Real, 35 años, fue aún más vertiginoso que el de Arrasate, porque el ex portero sólo tenía experiencia como técnico en el equipo juvenil, en el que estuvo tres años, y asumió la dirección del primer equipo incluso sin tener el pertinente carnet de entrenador, que aportó Jesús Mari Zamora como su segundo. Lo que sí digo, desde la más completa convicción, es que su inexperiencia en la élite no me convence como argumento para rechazar el nombramiento de Jagoba Arrasate, del mismo modo en el que la juventud no es algo que descalifique a un jugador u obligue a dosificarle. Hay futbolistas que con 17 años están más que preparados para jugar en la élite y otros que no. No veo por qué con un entrenador tiene que ser diferente.
Lo que sí me preguntó, cayendo en la comparación de la que hablaba, es qué hubieran dicho de la elección de Olabe las entonces inexistentes redes sociales, hoy motor de la opinión pública. Seguramente las críticas habrían surgido con el anuncio, alertando de la temeridad de dar el mando a un técnico tan joven y con tan poca experiencia, al igual que se habría visto el apoyo incondicional incluso de gente que desconociera la formación, la trayectoria o la capacidad del nuevo técnico. Es lo que está pasando con Jagoba Arrasate. Y la razón es obvia: no le conocemos. Pero como esto es fútbol, y por mucho que sea un baremo que está lejos de convencerme, todo dependerá de lo que pase con el dichoso balón. Si entra, la gente se olvidará mayoritariamente de las críticas. La Real de Olabe arrancó con dos victorias seguidas, 1-0 al Espanyol y 0-2 al Mallorca, con un gran fútbol. Seguro que ahí las críticas ya habrían sido menores en las redes sociales. Seguro que al perder 4-0 en Valencia o 3-0 ante el Betis regresaron. Y seguro que desaparecieron casi por completo con la goleada al Real Madrid y con el 1-3 en Valladolid que certificó la salvación.
Presentación de Jagoba Arrasate. |
Esa situación describe a la perfección lo que ha sucedido con Philippe Montanier, calamitoso por ejemplo en su gestión de los partidos hasta el final aunque gracias a los buenos resultados consiguiera que cada crítica, por razonada que estuviera, pareciera casi una ofensa personal o un atentado al realismo. En lo que de él depende, Jagoba Arrasate ha arrancado bien su trayectoria como entrenador de la Real. Se le ve seguro en el discurso y en el ánimo. Casi nada de lo que ha dicho en su presentación ante los medios ha estado fuera de lugar, todo ha sido bien medido y no se ha metido en ningún jardín. Asume las dudas que pueda tener el aficionado y replica con confianza en sí mismo. Pero ahora queda que entre en el balón en la portería rival. No sé si la previa de Champions League es a estas alturas una ventaja o un inconveniente. Incluso aunque el sorteo de comienzos de agosto no sea benévolo, caer derrotados en una eliminatoria que sin duda será complicada será entendido desde algunos sectores como consecuencia de una elección temeraria para el banquillo. ¿Pero y si la Real pasa a la fase de grupos? Será interesante ver cómo sucede y cómo se explica.
Aún seguimos sin saber mucho sobre Jagoba Arrasate más allá de su historial y de su talante ante los medios. Evidentemente, las críticas son libres y entendibles. Quien crea que no se debe apostar por un técnico sin experiencia o quien crea que estar en Champions agrava esa situación debe decirlo. ¿Pero y si resulta que Arrasate es un buen entrenador? ¿Acaso no es un riesgo similar traer a alguien de fuera, por contrastado que sea , que, sin conocer a la plantilla, crea que hace falta traer un box to box? ¿O que pida (y me acuerdo de Lotina) traer a cuatro jugadores de fuera que no le llegan a la altura de los tacos a cualquier chaval de Azpeitia? Tiempo al tiempo. Arrasate demostrará sobre el campo si la decisión ha sido acertada o equivocada, aunque el aval de los jugadores (ojo, más técnico que personal) es ya un buen punto de partida, más allá de la confianza que despierte la elección del Consejo y la Dirección Deportiva en cada aficionado. Arrasate tiene toda una pretemporada para demostrar qué Real nos quiere ofrecer y la previa de Champions como prueba de fuego. A mí, de momento, no me disgusta el paso dado por el club.
2 comentarios:
Pues a mi me gusta la elección (aunque me cueste todavía retener el nombre). Pues sí, alguien de la casa. Luego traes a uno de por ahí que como es de por ahí se le perdona todo, se le da margen de confianza y parece que sabe mucho, y luego no valen pa ná. Aupa Erreala.
Antonio, a mí el concepto no me disgusta en absoluto. Es verdad que no le conocemos, pero el movimiento se demuestra andando. Cuando ande en los partidos, veremos si vale o no y se le podrá juzgar. Yo, desde luego, no lo veo necesariamente más arriesgado que traer a alguien de fuera por mucho curriculum que tenga. Gracias por comentar.
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