La afición de la Real, maravillosa otra temporada más. |
En los años más oscuros de la historia reciente de la Real Sociedad, hubo una coincidencia casi unánime en destacar que uno de los mayores activos del club era su afición. En las horas luminosas que ha tocado vivir esta temporada, el elogio se mantiene. Las gentes realistas, superándose año a año en el nivel de apoyo al equipo, han dado un año más una soberana lección, han estado con la Real en todas y cada una de las situaciones de la campaña y no han provocado el más mínimo incidente en ninguna ciudad. Han sobrevivido a horarios infames, llevando a Anoeta una asistencia media que para sí querrían otros muchos equipos de Primera División cuyos estadios se ven cada semana semivacíos, y ha tenido presencia en todos los campos de la Liga. En esta competición doméstica cada vez más pensada para el espectador televisivo y no para el presencial, lo que ha hecho la afición txuri urdin es memorable.
La temporada, como de costumbre, ha dejado imágenes inolvidables. La de Vallecas fue la más significativa por muchas razones, con un desembarco de más de 2.000 realtzales, una preciosa estampa ocupando buena parte de uno de los laterales del entrañable estadio del Rayo Vallecano. Pero no sólo por la imagen. También por todo lo que supuso, una hermosa comunión entre aficiones rivales que lleva viéndose ya muchísimos años sin que muchos medios, empeñados en destacar lo peor o lo fácil de esta Liga, se hayan dado cuenta. Fue el espectáculo más bonito de la Liga 2012-2013, y no hay por qué rebajar esa calificación. La miserable sanción de nada menos que 60.001 euros que se le impuso al Rayo Vallecano por exceso de aforo en la zona realista fue una puñalada al fútbol entendido como fiesta y deporte.
Vallecas, vestida de txuri urdin. |
No ha sido, ni mucho menos, el único desplazamiento masivo que ha protagonizado la afición realista a lo largo de esta temporada. El de Getafe, aunque de menor envergadura, fue igualmente impresionante por tratarse de un partido que se jugó en lunes y a las diez de la noche, con el considerable esfuerzo que eso supone para cualquiera. Y la nueva demostración de fervor txuri urdin que se vivió en la última jornada, en La Coruña, es igualmente de nota. Porque en desventaja viajaron 1.00 realistas a Riazor, por 300 valencianistas al Sánchez a pesar de que viajaron con la idea de celebrar la cuarta plaza. No ha habido campo, ni siquiera los tradicionalmente más complicados, como puedan ser el Santiago Bernabéu o el Vicente Calderón, en el que no se haya dejado notar un grupo de personas con camisetas blancas y azules. Porque eso es ya seña de identidad. Es difícil encontrar una afición entre la que esté tan extendido el uso de su camiseta, sea cual sea la edad del aficionado. Eso da un colorido difícil de encontrar en cualquier otro lugar. Y el diseño de Nike de esta temporada, además sin publicidad durante la primera vuelta, ha convencido a los pocos indecisos que quedaban sin zamarra.
En Anoeta la respuesta ha sido también muy importante, y ha estado por encima de la prácticamente todos los demás estadios de la Liga. El realista ha registrado notables entradas durante toda la temporada, con más de 20.000 espectadores en 17 de los 20 partidos que ha acogido, 19 de Liga y uno de Copa. La menor afluencia de público se registró precisamente en el partido de Copa contra el Córdoba, pero teniendo en cuenta las circunstancias (entre semana, en un día de intensa tormenta y con un 2-0 adverso del partido de ida), los 16.918 espectadores que acudieron suponen una cifra espléndida. La mejor entrada de la temporada llegó con el último partido. 30.586 personas se dejaron el alma para apoyar a la Real frente al Real Madrid. En este ránking, le siguen las 29.855 que presenciaron en vivo la enorme remontada al Barcelona, las 28.097 que vieron la goleada al Valencia o las 27.849 que contemplaron la superioridad txuri urdin en el derbi ante el Athletic. Casi nada.
El último recibimiento al autocar de la Real. |
Pero Anoeta ha dejado otras imágenes para el recuerdo: los masivos y emocionantes recibimientos al equipo. Absolutamente inolvidables para quien estuvo allí o para quien lo vio a través de una pantalla fueron las llegadas del autocar de la Real antes de enfrentarse al Valencia y, sobre todo, al Real Madrid. Auténticas mareas de color txuri urdin que llevaron en volandas al equipo, y muestras de que la Real engancha con fuerza desde hace mucho tiempo. Eso se ha visto en otras iniciativas, como la #EuropaTxuriUrdin surgida en Twitter y otras muchas que ha organizado el propio club a lo largo de la temporada, como colocar el nombre de 22 socios en las camisetas de los jugadores en el encuentro ante el Sevilla. Si alguien ajeno a la Real piensa que todo esto se debe a la buena marcha del equipo, se equivoca. La afición siempre ha estado ahí. Tres años en Segunda, los dos primeros sufriendo, fueron prueba evidente de ese apoyo. Y es que, acabe en la posición en la que acabe la Real cada temporada, cada vez está más claro que no hay afición como la nuestra. La que supo estar en lo más duro y la que ahora ha disfrutado a lo grande con una temporada extraordinaria que además promete no ser un punto final.
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