La Real es algo grande. Porque su esencia lleva a conseguir victorias incluso cuando no hay demasiado fútbol. Porque su Historia va en nuestro corazón y nos empuja, incluso en los peores momentos, para lograr proezas en las que nadie cree. ¿Que alguien cree que este equipo no tiene carácter? Pues se remonta nada menos que al Barcelona, que por muchas ausencias que pudiera tener hoy alineó a tres campeones del mundo y a un Balón de Oro. ¿Que alguien teme que este equipo se pueda ir a Segunda División? Pues se logra una victoria grande y se certifica una permanencia virtual en la que, estoy seguro, no creía casi nadie cuando a las ocho de la tarde empezó el partido con la noticia de que el Zaragoza había ganado en el Santiago Bernabéu. ¿Que está en peligro uno de los récords más bonitos que ostenta la mejor Real de la historia? Pues se le arrebata al que dicen que es el mejor equipo del momento y uno de los mejores todos los tiempos, ganándole en un partido que sabía a final. Hoy ha ganado la Real. Pero también ha ganado su gente. Y su Historia. La que llevamos en el corazón, la que hoy nos ha llevado a una victoria grande y gloriosa.
Lasarte cumplió con lo esperado, aunque dio alguna sorpresa con los nombres. La apuesta fue el centro del campo y lo pobló con cinco jugadores que se desplegaron en línea, por delante de una defensa adelantada, para defender los ataques del Barcelona. La sorpresa fue la entrada en el once de un Markel incansable, que corrió lo que no está en los escritos. Le costó llegar a contactar con el balón, pero junto a Diego Rivas y Aranburu formó un buen muro de contención que cortó buena parte de las acometidas blaugranas. La otra gran novedad estuvo en el centro de la zaga, donde Mikel González recuperó un puesto junto a Demidov. La apuesta, obviamente, era de contención. El balón, en esta primera fase del plan, era un mal necesario. O, mejor dicho, un premio aplazable a minutos más propicios. El Barcelona tocó, tocó y tocó, pero apenas generó peligro. Y en las jugadas en las que fue capaz de llegar hasta el área txuri urdin se encontró con un Bravo espléndido. La Real, además, tuvo una virtud, y es que sin balón fue capaz de ofrecer sensación de peligro sobre el área de Pinto, que al final sustituyó a Valdés para reservarle para la Champions. Pinto, de hecho, se convirtió en el mejor jugador del Barça. En la primera mitad la gran ocasión de la Real fue un balón de Tamudo, a pase de Griezmann, que se marchó fuera por poco.
Lo cierto es que el partido estaba frío en su primera mitad. El Barcleona apenas llegaba a puerta y la Real se conformaba con defender y esperar su oportunidad. Y en esas llegó el error defensivo que costó el gol. Demidov rompió la línea defensiva y se echó muy atrás para defender a Messi y Thiago. Parecía una jugada relativamente sencilla de defender, pero el pase de Xavi al astro argentino, que este no controló bien, se convirtió en una asistencia precisa a Thiago. Bravo hizo una salida espléndida y llegó a desviar el balón, que tocó en el larguero antes de entrar en la portería. El rebote perjudicó otra vez a la Real y ponía un cierto punto de injusticia al partido. Injusticia porque la Real estaba haciendo bien las cosas, aunque la posesión aplastante daba un toque de mérito al 0-1. Pero el equipo realista creía en lo que estaba haciendo. Cierto es que no fue con un fútbol preciosista, ni mucho menos jugando con la posesión del balón, pero en este deporte se puede ganar de muchas maneras. Y la Real desplegó la única, quizá, por la que pueden apostar equipos como la Real. Mucha presión, mucho trabajo, poco balón y contadas ocasiones. Eso, en otras ocasiones, sacaba a los jugadores realistas del partido. Hoy no. Y eso merece un aplauso.
Porque si la Real ha ganado hoy ha sido porque ha creído en la victoria, algo que esta temporada no hemos visto con demasiada frecuencia, y menos cuando se ha visto con el marcador en contra. El 0-1 al descanso, a pesar de que no parecía justo del todo por ocasiones y sensaciones, era una buena noticia porque dejaba a la Real dentro del partido. Cierto es que el Barcelona ha podido jugar reladado tras conocer que el Madrid había perdido en el Bernabéu. Cierto es que el martes tiene un durísimo choque de Champions contra el equipo de Mourinho. Cierto es que en el once titular del Barça había algunos jugadores poco habituales. Quien quiera agarrarse a eso para restarle mérito a la victoria de la Real, que lo haga. Yo, desde luego, no estoy en ese grupo. Yo creo en este equipo y creo en su capacidad de hacer partidos como el de hoy, demostraciones de orgullo y garra como la que ha sufrido el Barcelona, especialmente tras el descanso. Porque ha sido en la segunda mitad cuando el equipo txuri urdin ha creído en su trabajo y en su pasión, en que el 0-1 no era el resultado que merecía este partido, en que el récord de imbatibilidad tenía que quedarse en San Sebastián.
Nada más arrancar el segundo acto, Aranburu tuvo el empate en una preciosa volea que de haber cogido portería hubiera sido imposible para Pinto. Fue la culminación de un buen arranque, que se vio abortado por dos buenas llegadas del Barcelona, ambas a cargo de Jeffren, la primera un disparo que sacó Bravo y la segunda una falta que tuvo que hacerle Estrada, a costa de una tarjeta amarilla, en la frontal del área. La falta, lanzada por Messi, la atrapó el meta chileno con seguridad. Pero la Real ya creía en sí misma, le metió ritmo e intensidad al juego y eso provocaba robos más cerca del área blaugrana. Carlos Martínez realizó un trabajo impagable en ese sentido, pues se animó a subir con mucha más frecuencia que en una primera mitad en la que no se le vio en ataque, sacrificio necesario para aquella parte del plan. Tamudo volvió a tener el gol en sus botas, pero su disparo lo despejó Pinto. Estaba el partido en ese momento trascendental en el que hay que ir hacia arriba por el 1-1 aún a riesgo de que alguna contra suponga el 0-2. La Real redobló esfuerzos y se salió con la suya. El plan de Lasarte era llegar hasta la mitad de la segunda parte con opciones y eso, aún en desventaja, se consiguió. Llegaba el momento de los cambios. Y esta vez fueron decisivos.
El técnico uruguayo metió en el campo a Zurutuza e Ifrán por Diego Rivas y Tamudo. El equipo recuperó su esquema más habitual y la fuerza de otros grandes partidos en Anoeta. Partidos grandes que se habían perdido, por cierto. Pero hoy la Historia estaba de nuestro lado y no se podía perder. Ni empatar siquiera. Dos minutos después de los cambios, cuando quedaban poco menos de 20 para el final, llegó el empate. Una falta lateral acabó en los pies de Griezmann, que estaba de espaldas a la portería. Al volverse, metió el balón en el área. Y allí apareció Ifrán para marcar su segundo gol con la camiseta txuri urdin y el primero que le brindó toda la felicidad del mundo, la que le impulsó en la voltereta con la que celebró su tanto. Después de haber demostrado durante todo el partido que las jugadas de estrategia son un claro debe en el trabajo de la Real, resulta que el gol llegó como consecuencia de una falta. No precisamente por una ejecución precisa, pero en una jugada de este tipo al fin y al cabo. El empate era un buen premio para el equipo txuri urdin, pero, insisto, hoy la Historia estaba de nuestro lado e impulsó a los realistas hasta el triunfo. Eso es de aplaudir, porque hoy la Real ha jugado sin calculadora. Ha jugado por la salvación y por la Historia. Ha jugado por el escudo que llevan los jugadores sobre su corazón.
Cierto es también que esta vez la actuación arbitral remó a favor en la jugada decisiva. En el minuto 77, Milito marcó. Y el árbitro lo anuló por fuera de juego cuando Carlos Martínez lo rompía. La actuación de Teixeira Vitienes fue muy deficiente, porque cabreó a todos, dejó sin mostrar tarjetas claras (sobre todo una a Piqué en la primera parte cuando Aranburu encaraba ya el área de Pinto) y no tuvo reparos, nada más iniciarse el partido, en mostrar la amarilla a Tamudo por una faltita normal que, desgraciadamente, acabó con la lesión del chaval Montoya en la caída (hasta eso parecía jugar en contra en ese momento, pues en su lugar entró Dani Alves). A Rivas, en cambio, le permitió hacer todo tipo de faltas y en la segunda mitad su linier le llevó a señalar un fuera de juego asombroso, ya que el asistente estaba en línea con la defensa culé, dos metros por delante del ataque realista y sin embargo levantó la bandera. Pero la jugada decisiva fue el gol de Milito y ahí su error cayó del lado de la Real. Fue así y así se dice. Ese tipo de jugadas puede meter el miedo en el cuerpo de los jugadores. Lo hemos visto en otros partidos tan tensos como éste. Pero hoy no. Hoy la Real reaccionó con furia y con orgullo a este gol anulado.
Al minuto siguiente, Xabi Prieto se internó por su banda y su centro chut lo despejó Pinto con la rodilla. Pudo salir despedido el balón a cualquier lado, pero no fue al interior de la portería. Un minuto después, Zurutuza se internó en el área y Mascherano le derribó. Teixeira le dio emoción y por unos segundos interminables pareció difícil discernir si había señalado el claro penalti o si se acercaba al lugar de los hechos para amonestar a Zurutuza. Señaló el punto fatídico. Fatídico para el Barça. Después de quince jornadas, la Real volvía a tener un penalti. Y, como en las dos ocasiones anteriores, Xabi Prieto no falló. Esta vez hubo también suspense, porque Pinto aguantó lo suyo (aunque se adelantó; eso y la entrada en el área de varios blaugranas tendría que haber supuesto la repetición del penalti en casi de haberse fallado, pero...) y la reacción de Xabi en el último segundo no le permitió esquinar demasiado el lanzamiento. El portero culé tocó el balón. Pero no pudo sacarlo. No pudo porque ahí estaba el espíritu de Zamora. O el de Kortabarria. O el de López Ufarte. El de aquella Real campeona sin corona pero con un registro imborrable que, al menos durante un año más, se quedaba en San Sebastián con ese gol.
Era el justo premio a un derroche físico y mental de los jugadores realistas que tiene precedentes, pero que nunca luce tan bien como cuando es ante un grande. Quedaban menos de diez minutos para sufrir. Y se sufrió. El equipo sufrió. Pero supo hacerlo, supo contener al Barcelona. Obviamente, en el equipo rival estaban Messi, Xavi, Affelay, Keita, Dani Alves... Es decir, grandísimos jugadores que forman un gran conjunto. Y por eso tuvieron un par de ocasiones de empatar. No lo hicieron porque ahí, junto a Bravo, también estaba el espíritu de Arconada. Y junto a Mikel González y Demidov el de Górriz y Kortabarria. El de Celayeta junto a Carlos Martínez. Y el de todo el equipo campeón junto a los actuales jugadores realistas. El tercer cambio de Lasarte, Elustondo por Markel, sirvió para que Anoeta ovacionara al 5 en reconocimiento a todo el equipo, en un preludio de la explosión de júbilo que estalló en cuanto el árbitro señaló el final. El Barcelona, ese equipo que sólo había perdido una vez en toda la Liga, hincó la rodilla por primera vez como visitante en este torneo. Y fue en Anoeta. Y fue en el día señalado en el que este Barça iba a convertirse en el equipo que más jornadas sin perder habría estado en una Liga. Pero ese récord sigue siendo de la Real, y gracias al esfuerzo de la Real.
El triunfo, con todo el valor sentimental y emocional que tiene, para esta Real y para la Historia del club, visto en frío significa como todas sumar tres puntos. Pero estos tres puntos también tienen una trascendencia vital. Con ellos, la Real alcanza los 41. Muchas cuentas sitúan ahí la salvación, aunque algunos dicen que habrá que sumar un punto más. Yo creo que basta, pero eso lo dirán los partidos. Sin duda va a permitir jugar los cuatro partidos que quedan con una tranquilidad que pocos teníamos a las ocho de la tarde, justo antes de que Teixeira Vitienes señalara el comienzo del encuentro en Anoeta. Ahora mismo, y a la espera de que termine la jornada, la Real coloca seis puntos entre su posición en la tabla y los puestos de descenso, con doce en juego para todos y quince para ocho de los nueve equipos que están por detrás del de Lasarte. Esta victoria, en la que confío por una simple cuestión de fe desde que Lasarte se llevara su primera gran decepción en la Real con la derrota por 5-0 en el Camp Nou, es la salvación virtual. Hay que celebrarlo como tal. Pero ahora hay que certificarlo. La Real necesitaba un día grande como el de hoy. Y lo ha tenido. No. Se lo ha merecido. Esta victoria se ha logrado con la Historia de la Real en el corazón. Y esas saben mucho mejor que cualquier otra.
2 comentarios:
AUN ESTOY EMOCIONADA.
He de confesar que antes de empezar el partido viendo los dos 11 sobre el campo no las tenia todas conmigo, pero esa sensación se esfumo al tiempo que iban pasando los minutos. Ayer me gusto toda la real, creo que no encontré ninguno o pocos fallos en los jugadores, (hasta me levante a aplaudir a Markel cuando le sustituyeron, creo que no le había visto correr tanto jamás) bueno ayer todos se merecieron que nos levantásemos a aplaudirles, porque, ayer ganamos al líder.
Si a ese líder que según decían todos iba a venir con el equipo B o incluso el C, pues que queréis que os diga a mi ver en el campo a Messi (balón de oro); Pique y Xavi (campeones del mundo), a Alves (que sustituyo en la 1 parte al lesionado Montoya), no me parece mucho el Barça B aunque algunos lo crean. Para mi ayer la Real tuvo mucho merito en ganar al mejor equipo que hay en estos momentos y con algunas de sus figuras en el once titular.
Creo que es la primera vez en toda la temporada que he estado tranquila en el descanso aun yendo 0-1 y teniendo a los antes mencionados jugadores delante. No sé, estaba tranquila, por una vez he creído en que este equipo iba a sacar toda la garra en la segunda parte y poder al menos empatar el partido (resultado que yo creía que se iba a dar desde el principio), pero al final el resultado ha sido de victoria y bien merecida, bien es verdad que el gol que anulan a Milito era legal (pero que narices ya es hora de que salgamos beneficiados con algo, que siempre parecemos los tontos de la liga) y que a lo mejor si no lo hubiese anulado hubiesen cambiado las cosas o no.
Así que creo que la real tiene mucho merito en lo que consiguió ayer, por un lado la remontada al líder de las estrellas y que les hemos dejado sin record de imbatibilidad, el cual sigue estando en nuestro poder y que lo siga estando por mucho tiempo.
GORA ERREALA
Campanilla, me alegro, je, je, je... Si es que hay que tener fe en el equipo, creo que se la ha merecido por su trayectoria...
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