Martín Lasarte está enfadado. Y yo me sumo sin dudarlo a ese enfado. El técnico confesaba sus sensaciones en una fantástica entrevista que publicó este martes Noticias de Gipuzkoa. Yo lo vengo diciendo desde hace mucho tiempo. ¿El motivo del enfado? La dichosa manía que tenemos de pensar que somos lo que no somos, la de no valorar lo que conseguimos, la de que siempre pensemos que lo de los demás es mejor. Entiendo perfectamente al técnico uruguayo. No compartí su forma de alertar sobre este asunto, aquella derrotista afirmación en la sala de prensa de Riazor en la que calificó de imposible llegar a Europa, pero llegamos al mismo diagnóstico. Mi análisis, en todo caso, va aún más lejos porque esta sensación no es nueva en la historia reciente de la Real. Él no la vivió entonces. Yo sí. Por eso él está enfadado mientras que yo estoy enfadado y además preocupado.
Preocupado, pero no por las siete jornadas sin ganar que ya han quedado atrás. Esas rachas las tienen todos los equipos, a veces más acusadas, a veces menos. Ni tampoco estoy preocupado por el riesgo de descender a Segunda. No, eso no me preocupa tanto como el hecho de que la Real deje de ser la Real. Porque cuando dejó de serlo es precisamente cuando se fue a Segunda y ahora sigue siendo lo que tiene que ser. Aunque no sé si con mucho margen. En la entrevista, Lasarte dejaba entrever, o al menos yo así lo entiendo, cierto malestar por los rumores que hablaban de su cese en caso de no ganar al Sporting. Quizá malestar con el club, quizá incluso con algunos jugadores. Quizá. Eso forma parte de la intrahistoria del vestuario que no vamos a conocer. Pero Lasarte no personaliza en sí mismo. No se siente maltratado personalmente, sino que cree que no se valora al equipo, su trabajo, su esfuerzo y su realidad. Insisto, estoy totalmente de acuerdo con él porque no entiendo que, como se ha publicado, el club pudiera ya tener un entrenador preparado para coger el relevo de Lasarte.
El técnico uruguayo lamenta que nadie se dé cuenta de que el fichaje estrella de la Real para su regreso a Primera, Llorente, va a perderse nada menos que toda la segunda vuelta. Es lo mismo que le pasó a Lillo hace no tanto tiempo. Nadie valoró que en un intervalo de poco más de un mes se quedara por culpa de lesiones importantes sin Elustondo, Xabi Prieto y Díaz de Cerio, y no subir fue un fracaso inexcusable que se lo llevó por delante. Se queja de que no se valore la irrupción de nuevos talentos de la cantera, nombrando obviamente a Griezmann y Zurutuza. Y cantera era lo que reclamamos cuando nos fuimos a Segunda con Germán Herrera, Jesuli, Gerardo, Víctor López y menos potrillos que nunca. Ahora la tenemos y lo despreciamos. ¿Sabéis que Xabi Prieto lleva once asistencias en Liga? No se valora, como tampoco se valoró que en la 2002-2003 fuera De Pedro el máximo asistente de la Liga, por encima de un Balón de Oro como Luis Figo. La Real tiene ahora 38 puntos. ¿Sabéis cuántos tenía el año del descenso? 27. Once menos. Y negad que albergábais aunque fuera una mínima esperanza de salvación antes de que muriera en aquel penalti que falló Savio. Pero este año se veía el pozo de Segunda aquí al lado.
Dice Lasarte que fuera se nos valora más. Y estoy totalmente de acuerdo. Yo creo que este equipo tiene potencial para codearse con Athletic, Espanyol, Sevilla o Atlético de Madrid en una pelea por Europa. Estoy convencido de ello. Y creo que esos equipos, durante una buena parte del torneo, nos han visto con esas mismas opciones. Nosotros no las vimos. Porque nosotros siempre optamos por la vía destructiva, por la infravaloradora, por la negativa. Había que ganar al Sporting y se ganó. Pero somos muy malos, se dice. ¿Cómo ganó el Athletic en Pamplona? ¿Y el Villarreal al Zaragoza? ¿No vio el Madrid como un triunfo empatar en casa ante el Barcelona con una posesión a veces reducida al 20 por ciento? ¿No sufrió el Levante para vencer el Hércules? Nosotros somos los quitapenas. ¿Y qué dirá el Sporting, que es el equipo que ha sufrido las dos únicas remontadas en toda la temporada de este equipo al parecer tan malo que es la Real? Por lo visto, Bravo no paraba nada, pero ahora que lleva dos partidos brillantes nadie se acuerda de él.
Todo es así. Y es agotador, aunque lo voy a seguir haciendo porque lo considero necesario (tanto como decir lo que se hace mal para que pueda ser corregido), tener que salir cada semana a recordar lo bueno que tiene este equipo. Para empezar, 38 puntos. Ya quisieran tenerlos los ocho equipos que nos siguen en la tabla. Preguntad en Zaragoza, Alicante o Almería, preguntad. Obviamente, no somos perfectos. Ni creo que queramos serlo. Somos la Real. Y con eso basta. Pero nunca debemos ser menos que eso, porque entonces es cuando sí existe peligro. Cesar al entrenador a seis jornadas del final entra en ese conjunto de cosas que no esperaría nunca de la Real. Y menos si la situación no es desesperada. ¿Lo habría sido estar dos puntos por encima del descenso con seis partidos por jugarse en el año del regreso a Primera y con un equipo plagado de canteranos? Esa es la pregunta que tenemos que responder. Yo lo tengo claro. Y por eso sigo confiando, con sus aciertos y con sus errores, en Lasarte y en su equipo. Sigo confiando en la Real, vaya.
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