Me gusta hablar poco de los presidentes de la Real. Soy un firme convencido de que su trabajo tiene que ser silencioso y eficaz, por lo que entiendo que cuanto menos aparezcan en los medios mejor estarán las cosas para el club. Con Jokin Aperribay reconozco que me mueven sensaciones contradictorias. Encaja en ese perfil de presidente más o menos callado y es cierto que a día de hoy la Real es un club tranquilo, lejos de las turbulencias que ha vivido en los últimos años, con vaivenes descomunales en su dirección, con continuos cambios en la Presidencia, y con decisiones que llevaron a la institución al peor momento de su historia moderna. Pero, al mismo tiempo, no puedo quitarme de la cabeza las imágenes de su llegada a la Real, aquellas protestas de un grupo de aficionados, la intervención de la Ertzaintza, las formas en las que se presentó de tapadillo a los accionistas del club. Aquel fue un día muy negro para la Real y Aperribay estuvo en el centro de los acontecimientos.
Lo mejor que se puede decir de la gestión de Aperribay y de su gestión es precisamente la necesaria tranquilidad que ha recuperado para la Real. Sin entrar en las motivaciones e intenciones de unos y otros, el choque entre el estilo grandilocuente de Badiola y la salvaje oposición mediática que se encontró fue muy dañino para la Real. Este es un club que necesita calma interna y enfrentamientos, si fueran necesarios, sólo con sus enemigos externos, pero no una lucha entre hermanos. A la larga eso se acaba notando y no hay duda alguna de que el equipo txuri urdin lo ha notado y mucho en estos últimos años. Aperribay ha logrado que todos los poderes fácticos, periodísticos y políticos, vuelvan a ponerse del lado de la Real (¿o ha sido al revés y es la Real la que ha vuelto a la senda marcada por esos poderes?), y eso ha dejado una gran noticia: el fin del proceso concursal.
A pesar de todas las dudas que generaron ese delicado momento económico y las explicaciones recibidas desde el Consejo de Aperribay (que, sobre todo en las primeras etapas, no parecieron todo lo claras que se necesitaba), lo cierto es que el carpetazo a ese proceso ha sido el adecuado, al menos por la información que nos ha llegado. La Real ya no está en proceso concursal, ha sobrevivido a un duro trance y ahora está en mejor disposición que algunos clubes de Primera sobre los que se ciernen deudas millonarias para afrontar el regreso a la máxima catgoría del fútbol español. No olvidemos lo mucho que influye en la percepción de la dirección administrativa el buen funcionamiento de la parcela deportiva. Y que la Real haya subido a Primera ha contribuido mucho a esa tranquilidad institucional que se ha instalado en el mandato de Aperribay.
También es importante recordar que la oposición ahora mismo no existe como tal. Badiola decidió mantener un perfil bajo y sólo a través de la web que creó tras salir del club se le ha podido escuchar alguna vez, a él o a sus colaboradores. Muy poco ruido para el nivel al que él tuvo que enfrentarse desde la Presidencia. Se habló de plataformas y de accionistas importantes que querían forzar una junta extraordinaria e incluso elecciones, pero todas esas inicitiavas acabaron diluidas. Los procesos judiciales se han ido cerrando, algunos en falso y otros con conclusiones tranquilizadoras, pero se han ido cerrando. Eso es bueno para la Real, aunque en algún caso deja un poso de tristeza grande, porque males internos han podido quedar sin resolverse. Los medios de comunicación, incluso los más favorables a Badiola, acabaron rendidos a la evidencia de que, si había algo contra lo que luchar relacionado con la nueva directiva, era imposible. Hace tiempo lei con cierta preocupación las declaraciones del jefe de marketing que Astiazarán se trajo a la Real, en las que denunciaba que el club estaba manejado por un lobby periodístico. Siempre nos ha faltado mucha información pública sobre este tema y eso lastra mucho todas las valoraciones que se puedan hacer.
La política deportiva parece la acertada. El Consejo de Aperribay se ha movido bien y rápido. Esa tranquilidad tan deseada y ahora conseguida ha facilitado que casi todos los jugadores de cantera del primer equipo renueven. Sólo tres se han marchado, Castillo y Díaz de Cerio el pasado verano y Asier Riesgo éste. Es un éxito que los jugadores procedentes de Zubieta quieran seguir en la Real. El saneamiento de las cuentas también ha permitido estos movimientos (o el brillante y rápido fichaje de Llorente, un modelo de cómo se deben hacer las cosas en la Real), pero hay que estar alerta con el tema de las televisiones. La Real no ha tomado todavía una posición importante en todo este conflicto y quizá tendría que hacerlo. Es mucho dinero el que está en juego, y aunque Aperribay ha dicho que ahora mismo no tenemos ningún problema en este sentido, es importante estar alerta. Como también asegurar el futuro de la entidad en caso de que suceda la tragedia de volver a Segunda. Deportivamente es algo que siempre es posible y el club debe estar preparado para ello, algo que dejo de hacer en la Presidencia de Astiazarán.
El centenario ha sido otro de los logros del Consejo. Aunque algunos no querían ver al Real Madrid en esa celebración, lo cierto es que fue un día hermoso e inolvidable. Que todas las celebraciones se hayan hecho sin coste alguno es muy importante. Y también que quede un legado para la Real en Anoeta, como la apertura del museo o la tienda en el propio estadio. También es inevitable recordar algunos problemas relacionados con la efemérida y que sí se pueden achacar a Aperribay. Aquel homenaje de tapadillo a Real Madrid y Federación Española con motivo del centenario de la Real. La ausencia de explicaciones sobre algún acto anunciado y nunca celebrado (¿qué fue del concierto...?). La caótica gestión con Astore de la camiseta del centenario.
Y aunque nada tenga que ver con aquello, también hubo problemas con las entradas del último partido en Anoeta (¿para cuándo venta a través de Internet o, al menos, una migaja como es el pago con tarjeta de crédito en taquilla?). Problemas todos ellos menores, si se quiere, cuando la Real ha vuelto a Primera División, porque eso, la marcha del equipo, es lo que más nos preocupa a todos. Pero problemas que hay que resolver siempre los habrá. Aperribay tiene ante sí un reto bonito. Ha logrado que vuelva la calma a la Real, sí, pero ahora debe dar un paso adelante y no acomodarse. Debe poner a la Real en el futuro. Y eso no se limita sólo a lo que hagan los once jugadores sobre el campo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario