A mí hace tiempo que ya no me importan esos premios o distinciones que se conceden a las aficiones de equipos españoles. No quiero quitar mérito a otros sufridos seguidores que, sin duda, hacen un trabajo ejemplar en dar ánimo a los suyos y fomentar la concordia con los que sienten otros colores. Pero es que lo de la gente de la Real es algo que se sale de las tablas. No sé realmente cómo describir lo que ha hecho la afición txuri urdin este año, y ya desde hace unos cuantos. Una afición que ha vivido lo peor y lo mejor que pueda dar el fútbol en tan poco tiempo. Que ha poblado en masa las gradas de los más distintos y lejanos campos de la Liga española, además de las del propio. Que no ha provocado un solo incidente con ninguna otra afición. Es difícil describir el orgullo que se siente, año tras año, partido tras partido, de formar parte de una masa tan ejemplar.
Y lo fácil sería destacar esos dos últimos y maravillosos partidos en Anoeta en los que se colgó el cartel de "No hay billetes" en las taquillas del estadio donostiarra. Fácil porque ahí, se supone, está garantizada la presencia de 23.000 socios (ojo, en tres años en Segunda su número no ha bajado de los 20.000 y la asistencia no ha sido menor de 15.000, y eso es sencillamente espectacular en una categoría como ésta y con los rivales a los que se ha tenido que hacer frente). Fácil porque ahí los realistas fueron a celebrar. Fácil porque son partidos de casa y porque, una vez sentado en tu localidad, lo que corresponde es estar del lado de los tuyos. Por eso no voy a destacar esos dos partidos, aunque sean una muestra más de lo maravillosa que es esta afición, visto lo que se vivió dentro de Anoeta y el emocionante recibimiento que se dio al equipo fuera del estadio en ambas ocasiones. No, con ser eso grande no es lo que quiero recordar de la afición realista en esta temporada del ascenso.
Lo verdaderamente prodigioso fue Cádiz. Fue Salamanca. Fue Huesca. Fue Irún. Fue Vallecas. Fue Soria. Partidos en los que la Real era el equipo visitante y, sin embargo, podía mirar a la grada y sentirse como en casa porque había cientos, a veces miles, de realistas dándoles todo su apoyo después de viajes largos y cansados, después de esfuerzos laborales, económicos y personales, después de travesías kilométricas en las que uno sueña con ver ganar a los suyos y se expone a dolorosos viajes de regreso. Es ahí donde la Real y su afición crecen hasta límites insospechados. Ahí y en el resto de campos de Segunda, en los que siempre, siempre sin excepción, uno encontraba unas cuantas camisetas blancas y azules en la grada. Siempre. Eso es emocionante. Porque habrá muchos realistas que viajen a los lugares más insospechados o guipuzcoanos repartidos por el territorio que se acerquen a ver al equipo de su tierra, pero también lugareños que han hecho de la Real la mayor de sus pasiones.
El salto cualitativo de la afición, además, tiene dos vertientes más. Por un lado está el tan comentado color que tiñe a la masa realista. La camiseta txuri urdin vive un boom que era difícil de anticipar, máxima con el equipo en Segunda y a pesar de que la elástica de este año conmemorara el centenario del club. Es asombroso ver el color txuri urdin que tiñe las calles de San Sebastián y de otras ciudades, de Anoeta y de otros estadios. Ahora ya casi todo el mundo lleva algún distintivo con los colores de la Real, y eso da mucha vida a un estadio frío con pistas de atletismo como el nuestro. Y, por otro lado, hay que destacar que mucha gente joven se ha enganchado a la Real, que quizá ha sido algo decisivo también en lo del colorido. Se enganchan tras un momento terrible y con una alegría que hacía décadas que no se vivía. Ese cóctel es la mejor mezcla para que su pasión por la Real no sea el sueño de una noche de verano.
La afición de la Real no ha recibido ningún reconocimiento en forma de premio, pero ha logrado el mayor premio de todos: el ascenso. Es el que queríamos, el que estaba en nuestros sueños. A partir de ahí, y aunque los elogios se los lleven otros, sólo nos queda seguir siendo lo que somos, la mejor afición de la Liga. En Segunda y también en nuestro lugar, en Primera.
4 comentarios:
Hola. Soy un redactor de RCDM y entro para decir que gracias por la colaboracion sobre Emilio Nsue. La hemos publicado hoy. Tienes un gran blog y mi enhorabuena por el ascenso de la Real. Nos veremos el año que viene pues, jeje.
Gontxo, muchas gracias a vosotros. Nos veremos pronto, sí, je, je, je...
La afición de diez, ha sido de lo mejor de la temporada, increible como sigue al equipo por cualquier campo de Segunda.
Cityground, yo me quito el sombrero siempre ante la afición, ante los que viajan y ante los que viven en las más diferentes ciudades y acuden a animar. Chapeau.
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