En las grandes ocasiones, en los días más trascendentes para la Real, San Sebastián se viste de txuri urdin. El día del ascenso no podía ser menos y a las ya tradicionales banderas en centenares de balcones donostiarras se unieron otros muchos motivos con los colores de su equipo. Ningún gesto es demasiado pequeño para demostrar el amor a unos colores. Ni siquiera la escultura del gran Alberto Ormaetxea se libró de tener decorado su rostro con el blanco y el azul que siempre tenía presentes en su corazón. Y es que había que celebrar un ascenso nada menos...
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