Llegó por fin el primer fin de semana decisivo. La Real tendrá esta jornada su primera oportunidad de certificar matemáticamente su merecido ascenso a la Pirimera División. Puede ser un día alegre, feliz, una fiesta que hace tiempo que no recuerda la maltrecha afición txuri urdin. Y también puede ser una fiesta extraña, gracias a la insensatez de quienes tiene el poder en el fútbol español. Tanto la Real como el Levante pueden subir a Primera este fin de semana, pero eso no ha sido motivo suficiente para que la Liga de Fútbol Profesional haga que todos los partidos se jueguen a la misma hora. Como la Real será la primera en hacerlo, podría suceder que la noticia del ascenso le pillara en pleno vuelo de regreso a Donostia. Y a sus aficionados en las calles o bares de Cádiz o en los autocares y aviones en los que se desplazará a la ciudad andaluza. Surrealista.
La Liga hace coincidir los horarios de los partidos sólo en los dos últimos partidos. Uno más no habría hecho daño a nadie, más bien al contrario. Imaginaros que la Real sube gracias a su victoria en Cádiz. No habrá fotos de los jugadores celebrando el ascenso sobre el césped y con la gente, que es como corresponde hacerlo. No habrá grandes grupos de aficionados realistas con los suyos en ese momento. Se nos escamoteará una parte importante de la celebración, por mucha alegría que mostremos si cuando suene el pitido final del árbitro el resultado es favorable a la Real. Y todo por los intereses de las televisiones, que son las que manejan este chiringuito ya a su antojo. Y lo hacen incluso en perjuicio del espectáculo deportivo. A las seis de la tarde del sábado en Cádiz se esperan cerca de 30 grados. El equipo local quiso retrasar el horario del encuentro y la Real estaba obviamente de acuerdo. Al principio se dijo que fue ETB quien no lo permitó. Después que fue Canal Sur (que a las ocho da otro partido) y luego Mediapro (para no coincidir con su retransmisión del Betis-Numancia). Genial.
Al final todo esto me va a dar igual, pienso celebrar el ascenso por todo lo alto, esté donde esté en el momento en el que llegue y tenga o no la posibilidad de celebrarlo con mis jugdores, técnicos y amigos. Lo que está claro es que es un signo más de que la Liga española está a años luz de lo que se nos vende en casi todo, desde su calidad (tanto en Primera como en Segunda) hasta su organización (y ahí podríamos hablar de horarios, de la rendición por contrato a las televisiones, de los árbitros, del estado de los campos y de mil cosas más). pasando por lo que al final más nos importa a todos: el trato a los aficionados. Menos mal que la próxima semana el partido es en Anoeta, y el grueso de la afición no tendrá que viajar, pero los que sí quieran hacerlo desde fuera de tierras guipuzcoanas van a tener que mover sus reservas a última hora. Ojalá me equivoque, pero me temo que hasta que no termine la jornada de este fin de semana no sabremos los horarios de la próxima.
En cualquier caso, quiero que el ascenso llegue cuanto antes mejor, en esta misma jornada, tras el partido de Cádiz. Cierto que lograrlo ante el Celta daría un sentido de compensación a nuestro éxito, pues fue éste el equipo que nosprivó de aquella Liga de 2003, pero no tentemos a la suerte y cerremos esta temporada a la primera oportunidad. Quiero que el ascenso llegue a eso de las once y media de la noche, cuando el Betis finalice su partido en casa contra el Numancia de Gonzalo Arconada. Ya brindaré yo por el ascenso aunque el equipo ya no esté cerca. Ya celebraré con ellos ese triunfo soñado en Cádiz cuando salgan del Ramón de Carranza. La insensatez de esta Liga eterna, que no se acaba ni cuando el mundo entero está pensando ya en el Mundial, no va a poder con mi alegría.
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