"La Real, la hostia, la Real". Eso lo importante ahora y no cualquier otra cosa. Desde el partido de esta jornada (sábado, 18.30 horas, Anoeta; Televisión Castilla-La Mancha) y hasta el 21 de junio, lo esencial es lo que el equipo haga sobre el césped. La frase inicial es de Lillo. Yo lo llevo diciendo más de dos años, los que llevamos inmersos en la espiral depresiva en la que te sume la cercanía de la Segunda División primero y su vivencia en primera persona después. Sólo por este camino se puede conseguir el difícil sueño de alcanzar los 75 puntos, cifra que hasta el día de hoy siempre ha dado el ascenso. Sólo por ese camino se puede acercar lo que hoy todavía es posible, volver a Primera, a lo probable. Porque es bastante improbable que este equipo esté en condiciones de meterse al final entre los tres primeros, de acuerdo. Pero ¿cuántas veces nos ha sorprendido el fútbol con situaciones que parecían imposibles? Hasta que no lo sea, "la Real, la hostia, la Real".
Para afrontar el primero de los seis partidos que le restan, Lillo vuelve a completar la convocatoria con un jugador del Sanse, toda vez que el filial ya ha completado su competición. El centrocampista Javi Ros se mete en la lista. Junto a él, 17 jugadores del primer equipo, todos los disponibles. Las lesiones de Díaz de Cerio, Elustondo y Sergio son ya conocidas y habituales a la hora de confeccionar el grupo que tiene que afrontar los partidos. Se unen a estas bajas Dramé (intrascedente puesto que tampoco cuenta para el técnico) y Aranburu, quienes también estuvieron ausentes hace una semana en Alicante. Durante la semana, Markel Bergara ha tenido molestias que le hicieron ser duda para este encuentro, aunque finalmente ha entrado en la convocatoria y, después de las alabanzas que le dedicó el técnico en su rueda de prensa semanal, lo más probable es que entre en el equipo.
Como siempre, es toda una quiniela adivinar los planes de Lillo. En su comparecencia, restó importancia a la elección de un sistema u otro. Parece probable, en todo caso, que de salida volverá a optar por un esquema de tres defensas tras haber utilizado cuatro en Alicante. Al haberse recuperado Markel, lo normal es que Diego Rivas esté junto a él en el centro del campo y en función del esquema escogido Gerardo completará el trivote o estará en el lateral derecho. Aunque no pasan por su mejor momento, los dos hombres de más calidad del equipo, Xabi Prieto y Marcos, apuntan a la titularidad, y delante estará Abreu, buscando su undécimo gol en 16 jornadas disputadas. Para la mediapunta se abren muchas opciones. El gol de Agirretxe en Alicante le da opciones. Necati parece tener menos. Otra alternativa sería colocar a Moha en una banda y meter a Xabi Prieto por dentro. Pero como siempre, todo esto es una incógnita cuya solución sólo la conoce Lillo.
La jornada, como las anteriores, obliga a ganar a la Real. Que los cinco primeros, como el conjunto txuri urdin, lograran tres puntos la pasada jornada hace un poco más difícil el objetivo. Los realistas deben ir paso a paso. Primero, ganar su partido. Eso será esencial en ésta, como en todas las jornadas que restan para el final. Y después, sólo después, echar un vistazo a otros partidos para ir recortando poco a poco esa abismal distancia de ocho puntos que ahora mismo mantiene el tercer clasificado con respecto a los nuestros. Después de cada jornada, trazaremos de nuevo la relación entre lo posible y lo probable. Así, ojalá, hasta el 21 de junio. Esta semana la mayoría de los candidatos al ascenso juega a la misma hora que la Real. Así lo hacen Hércules y Tenerife (se enfrentan en Alicante), Zaragoza y Rayo (reciben a dos equipos muy necesitados de puntos para evitar el descenso, el Celta y el Córdoba). Para el domingo queda el encuentro del Xerez, ante el Castellón.
La historia no es demasiado benévola con la Real en sus enfrentamientos como local ante el Albacete, aunque sí le da ventaja al equipo realista. En total, los castellanomanchegos han visitado San Sebastián en ocho ocasiones y han conseguido puntuar en la mitad, con tres victorias y un empate, todos ellos en Primera División. En casa se quedaron cuatro triunfos. También es cierto que el Albacete siempre será un rival de grato recuerdo por ser la víctima de la mayor goleada conseguida en los 16 años que la Real lleva compitiendo en Anoeta. En la temporada 95-96, y con Javier Irureta como entrenador, los realistas vencieron nada menos que 8-1 a un equipo que ya había descendido a Segunda División. Gica Craioveanu marcó aquel día su único hat trick en la Rea. El austriaco Pürk y Luis Pérez anotaron dos goles cada uno y Emery, el hoy entrenador del Valencia, remató la faena con su único tanto con el primer equipo txuri urdin.
En la pasada campaña se produjo el único precedente disputado en Segunda División. La Real consiguió ante el equipo castellanomanchego su segunda victoria como local. El equipo entrenado por Chris Coleman jugó un correcto partido, dominando casi por completo a un rival muy encerrado atrás, aunque sin generar demasiadas ocasiones de gol, un mal que acompaña a este equipo desde su regreso a la categoría de plata. Garitano adelantó a los donostiarras cuando faltaba algo más de media hora para finalizar el encuentro. Su gol, a la salida de un corner, demostró que las jugadas a balón parado tienen una importancia capital en Segunda División. Y a partir de ahí se complicaron algo las cosas, coincidiendo también con la entrada en el campo del ex realista Barkero. El Albacete se estiró en busca del empate y estuvo cerca de conseguirlo. Pero Asier Riesgo, de lo mejor de la Real en el comienzo de la temporada, mantuvo su portería a cero con seguridad. El equipo sumaba cuatro jornadas consecutivas sin perder. Ahí se quedaría la racha, puesto que el siguiente partido fue la visita al Numancia.
Si hay un encuentro de la presente temporada que la Real ha merecido ganar sin ningún género de dudas, es el que jugó en Albacete en la primera vuelta. Y, paradojas de la vida, lo perdió. Que el equipo txuri urdin, después de desplegar un fútbol magnífico y de que Marcos anotara un espléndido gol, saliera de allí sin puntos tuvo dos causas muy concretas. En primer lugar, los dos fallos garrafales que costaron los dos tantos del equipo local. El primero, en una falta que bota delante de Bravo sin que nadie la despeje y acaba dentro. El segundo, tras un mal despeje hacia atrás de Markel Bergara. El segundo factor que llevo a la Real hacia la victoria fue el arbitraje. El gol que apuntilló a la Real se produjo en el descuento. Lo anotó un jugador que tenía que haber sido expulsado previamente y que, para más inri, estaba en clarísimo fuera de juego. En la primera parte, un claro uno contra uno de Marcos que acabó en gol sí se anuló por posición antireglamentaria que no existía. Y el propio Marcos fue expulsado de forma surrealista. Fue una de las muchas masacres arbitrales que ha sufrido la Real esta temporada.
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