Resistir hasta el final y llegar lo más lejos posible con opciones. Ese es el objetivo que se marca y obliga a la Real en las últimas siete jornadas de Liga, empezando con su viaje a Alicante (domingo, 18.00 horas, Rico Pérez, sin televisión). Teniendo ya escasas posibilidades reales de subir a Primera, tanto Lillo como los jugadores se agarran a las matemáticas. Para que éstas les den la razón, hay que rezar para que tres equipos no lleguen a 75 puntos e igualar la mejor racha de victorias consecutivas de la casi centenaria Historia del club. En otras palabras, ganarlo todo de aquí al final y que hasta cuatro equipos pinchen. La primera estación es más incómoda de lo que indica la clasificación, porque la Real no fue capaz de ganar en los estadios de los otros tres equipos que ocupan, como el Alicante, puestos de descenso a Segunda B. A por los 21 puntos que restan, pero empezando por los tres primeros. Y luego ya veremos. Pero mientras hay vida, ya se sabe, hay esperanza.
Para este partido, Lillo tiene que hace de nuevo malabares para componer el once inicial. Los 17 jugadores disponibles del primer equipo son los que han viajado en autocar hasta Alicante. Incluso la posibilidad de llevar alguno del Sanse, que el técnico descarta por ahora, se ha topado con el contratiempo de la lesión del central Esnaola. A las bajas ya conocidas de Iñigo Díaz de Cerio, Elustondo (que, dicen, está ya por fin en la recta final de su recuperación y podría jugar algunos partidos antes de que acabe la temporada) y Sergio, se unen Dramé (lo que no tiene trascendencia alguna) y Aranburu. Su fractura de peroné es probable que le impida jugar ya hasta la campaña próxima. Gerardo también vuelve a una convocatoria después de los problemas gástricos de última hora que le apartaron de la lista y probablemente del once que se enfrentó al Celta.
Con lo que tiene, Lillo no dispone de demasiado margen de maniobra. La lesión y el primer gol, por fin, de Necati, le puede abrir las puertas de la titularidad al turco por detrás de Abreu, punta indiscutible gracias a sus nueve goles en trece partidos. Atrás, Bravo es intocable y es posible que Lillo siga insistiendo en su defensa de tres, los tres centrales del equipo. Por delante, regresarían Gerardo y Markel junto a Diego Rivas y Xabi Prieto y Marcos completarían el once. Pese a todas las bajas, pese a no contar con cuatro titulares, es un once de plenas garantías. Sólo falta que esos jugadores demuestren realmente que son importantes para este equipo. El técnico, eso sí, ya ha dicho que tanto la baja de Aranburu como los ocho jugadores apercibidos de sanción (Ansotegi, Labaka, Necati, Prieto, Marcos, Estrada, Markel y Mikel González) condicionarán el once. Eso podría llevarle a recuperar una defensa de cuatro para no sacar a uno de los tres centrales o incluso dar entrada a Moha por Marcos o por Necati, si es que el turco se ha ganado el puesto en el once durante la semana para Lillo.
El tropiezo de hace siete días, en casa y ante un Celta que jugó 20 minutos con nueve jugadores, obliga a hacer historia si quiere subir a Primera el próximo 21 de junio. La mejor racha de victorias consecutivas de la Real en su casi centenaria trayectoria le llevó a sumar siete triunfos seguidos. Ha encadenado una racha así en tres ocasiones, y las tres en Segunda División (en la temporada 42-43 y en dos ocasiones en la 66-67, la del último ascenso hasta la fecha, en un final de temporada sencillamente brutal y demoledor). La empresa que afrontan Lillo y los suyos no es nada fácil: en siete jornadas hay que superar a cuatro equipos en la tabla y remontar una distancia de ocho puntos que pueden ser nueve según los averages que entren en juego. Pero las grandes gestas son grandes precisamente porque están al alcance de pocos. Ganar en Alicante prolongará la posibilidad de que esta gesta sea posible. Cuando la Real salte al campo, ya sabrá lo que han hecho cinco de los seis rivales que le preceden en la tabla.
Aunque parezca una utopía, 75 puntos pueden ser suficientes para subir, pero eso obliga a un equipo que sólo ha ganado dos partidos seguidos una vez en toda la temporada (la racha se prolongó hasta los cuatro) a llegar ahora hasta los siete triunfos seguidos. Y, además, la Real se enfrenta a otro gafe que ha padecido durante la temporada. Los cuatro equipos que ocupan los puestos de descenso en estos momentos (Sevilla Atlético, Eibar, Alicante y Alavés) le han puesto en serios apuros en todos los encuentros que han jugado. Sólo se venció por la mínima en dos de esos partidos, ambos como local en Anoeta, y entre los cuatro equipos le han quitado doce puntos a la Real. Va siendo hora de que el conjunto txuri urdin demuestre la diferencia que se supone con los conjuntos de la parte baja de la tabla.
Real Sociedad y Alicante sólo se habían cruzado en la misma División en la temporada 41-42, y fue en Primera. Los alicantinos se llevaron el triunfo con un claro 3-1. El Rico Pérez, en todo caso, es un campo que el equipo txuri urdin conoce sobradamente por sus enfrentamientos con el Hércules, y por eso sabe que no se le da bien. Lillo recordó que las condiciones del campo fueron un factor que colaboró en que la Real no jugara bien y, al final, no lograra la victoria (eso, y el árbitro, que pitó un inexistente penalti a Rivas y ordenó la repetición del lanzamiento también de forma injusta tras pararlo Bravo; no obstante, el Hércules fue superior a la Real). De hecho, los realistas jamás han ganado en este estadio alicantino, que han visitado en 19 ocasiones y del que sólo han conseguido traerse ocho empates.
En el partido de la primera vuelta ante el Alicante, la Real consiguió sumar los tres puntos con muchísimo esfuerzo con un único gol anotado por Aranburu ya en la segunda mitad, de cabeza, entrando desde atrás y a pase de Xabi Prieto. El árbitro colaboró en el sufrimiento al escamotear al equipo txuri urdin dos claros penaltis cometidos por defensas del Alicante y anular un gol legal de Necati (hubiera sido su segundo si le hubieran concedido el otro tanto que le invalidaron, ante el Castellón). Pero el conjunto visitante tuvo un par de postreras ocasiones que estuvieron a punto de dar al traste con todo el trabajo de la Real y revalorizaron la presencia de Bravo en la portería txuri urdin. Al final, tres puntos de oro que encarrilaban de nuevo el camino de la Real en busca del ascenso.
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