Lo que importa está sobre el césped (sábado, 18.30 horas, Anoeta; ETB-1, TVG). Y la Real, una semana más, se ve en la necesidad de demostrarlo. No ya sólo para abandonar la perenne espiral extradeportiva en la que vive inmerso este club desde hace ya demasiado tiempo, la que nos aleja constantemente de lo que sucede en el terreno de juego, sino porque es imprescindible ganar para seguir soñando con el ascenso. Quedan ocho partidos y ocho son las victorias a las que tienen que aspirar los de Lillo. En una semana de debate sobre la cantera, su futuro y su pasado, sus protagonistas y el papel que debe jugar en esta Real en Segunda y en proceso concursal, bueno sería lograr un triunfo en uno de los pocos partidos que suenan a épocas pasadas y mucho más bonitas que la actual. Los tres puntos podrían colocar a la Real a cinco puntos de los puestos de ascenso. Y así el debate podría ser otro. El que importa por encima de todo.
Como la semana pasada, la Real sólo tendrá 17 jugadores disponibles. Lillo no recupera para esta ocasión a ninguno de los jugadores lesionados, y aunque el técnico no quiera quejarse por ello (lo cual le honra y pone en valor a los efectivos con los que sí puede contar), lo cierto es que la merma que le ha hecho a este equipo este aspecto de la competición es muy importante. A los jugadores que copan la enfermería hay que sumar a Markel Bergara, sancionado con un partido por su más que rigurosa expulsión de la semana pasada en Huesca. A cambio, vuelve Carlos Martínez después de cumplir ciclo de tarjetas amarillas, una amenaza muy seria para las próximas jornadas puesto que son muchos los realistas apercibidos de sanción. El técnico no quiere tirar del Sanse hasta que el filial acabe su competición. Faltan dos jornadas en Segunda B y la Real está a tres puntos de la salvación. Su descenso a Tercera sería otra dolorosa pica en esta hasta ahora muy triste temporada.
Como casi siempre, acertar el once de Lillo es una tarea arriesgada. Da la impresión de que el técnico no va a variar mucho los planes de las últimas jornadas y que seguirá utilizando su esquema de tres defensas. Bravo es seguro en la portería y lo más probable es que por delante de él se sitúe la habitual línea de tres centrales, Ansotegi en el centro, Labaka en la derecha y Carlos Martínez en la izquierda. La baja de Markel obligará a Lillo a mover ficha en el centro del campo. Diego Rivas estará en el centro, y lo más probable es que con él formen Gerardo, Aranburu y Moha. Por delante, lo más normal es que se repita la apuesta por Marcos, Xabi Prieto y Abreu, los tres jugadores más desequilibrantes de este Real incluso con su irregularidad. El charrúa acumula ocho goles en trece partidos. Sólo podemos soñar con dónde podría estar la Real si hubiera llegado en septiembre y no en enero. O si Necati hubiera marcado los goles que se esperaban de él.
La jornada puede ser muy importante para la Real en caso de ganar en Anoeta. El triunfo parece la opción más factible si tenemos en cuenta que el equipo donostiarra viene de dos empates consecutivos como local, racha que debe romper para hacer valer la importancia de jugar como local, y que el Celta no gana como visitante desde el 10 de enero, lo que le ha metido en problemas y en la lucha por la salvación. Pero esto es fútbol. Y lo que es peor, esto es la Segunda División. De sumar tres puntos, la Real se pondría con 56 y el ascenso podría quedarse a cinco puntos de distancia. Para ello, el Tenerife tendría que ganar al Zaragoza en el único duelo directo entre aspirantes de esta jornada y ni Hércules (juega en casa ante el Nastic) ni Rayo (en Vallecas ante el Albacete) podrían sumar más de un punto. Difícil pero no imposible. Porque esto es la Segunda División, insisto. Quizá lo más probable, siempre en caso de victoria txuri urdin, sea que el ascenso se coloque a siete puntos, lo que supondría recortar un punto por segunda semana consecutiva. ¿Un ritmo suficiente? El tiempo lo dirá.
Real Sociedad y Celta se han enfrentado en San Sebastián en 47 ocasiones, y el balance es bastante favorable al equipo txuri urdin, que acumula 29 victorias y tan solo cinco derrotas. Los trece partidos restantes acabaron en empate. Eso sí, el gallego ha sido un conjunto muy incómodo para los realistas en los últimos tiempos, que sólo han podido derrotarlo en dos ocasiones de los últimos nueve enfrentamientos: en la temporada del subcampeonato y en la del descenso, en un partido que dio vida a la Real a tres jornadas del final pero que finalmente no sirvió para conseguir la permanencia. De hecho, ambos equipos descendieron de la mano. Las mayores goleadas logradas por la Real son el 7-3 de la temporada 52-53 y el 5-0 de la 54-55. En Segunda División, estos dos equipos se han cruzado en siete ocasiones y el balance es todavía más favorable al conjunto realista que en el cómputo global: cinco victorias, un empate y otra derrota, que tuvo lugar en la campaña 64-65.
El enfrentamiento de la pasada temporada fue un fiel reflejo del sufrimiento de la Real en estas dos campañas en Segunda. En el primer minuto de juego, Larrea se interna en el área y el árbitro señala un inexistente penalti de Pinto, que además es expulsado. Cuando más fácil parecen ponerse las cosas para este equipo, mayor es el calvario. Gerardo, que ya había metido tres penas máximas, lo falla. A pesar de mostrar un juego espesísimo, los de Chris Coleman se adelantan. Es el único gol que Víctor López marcó con la camiseta de la Real, al remate de un corner. Pero el Celta, con diez jugarores y ante la pasividad de la defensa realista, marca el empate en un contragolpe a la media hora de juego. Después, poco más. Mucha frustración realista y dos puntos que se quedaron en el camino. La Real sumaba tres empates consecutivos y cinco jornadas sin ganar, aunque quedaba todavía mucha Liga por delante. Para seguir sufriendo, claro.
La Real ya ha jugado esta temporada en Balaídos en dos ocasiones. Primero llegó la eliminatoria de Copa. Tras eliminar al Zaragoza, la Real se dio un gran batacazo en Vigo. Fue ampliamente superada por los celtiñas y el 2-0 final fue un justo resultado que borraba de un plumazo la ilusión con la que comenzó la temporada y la propia competición copera. Que se recuerde el partido como uno de los dos que ha jugado Dramé en la Real es indicativo de la pobreza de lo que allí expuso el conjunto de Lillo. En Liga, en cambio, el panorama fue bien distinto. Una Real muy seria sacó un punto de Balaídos, a pesar de encontrarse en un momento muy delicado de la temporada y en el día en que Xabi Prieto volvía después de su lesión. El Celta tuvo más balón, pero las ocasiones más claras del partido fueron para Marcos y Estrada. Nadie marcó y el resultado final fue el 0-0 inicial. Pudieron ser tres puntos, pero el empate le servía a la Real para encadenar una racha de cinco partidos sin conocer la derrota.
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