Sufrimiento. Si uno busca "Real Sociedad" en una enciclopedia, tiene que venir por fuerza ese término en la definición del club donostiarra, siempre en realidad pero sobre todo cuando se hable de este paso por la Segunda División. El equipo de Lillo ha ganado 1-2, ha sumado tres puntos imprescindibles para seguir soñando con lo imposible e incluso ha recortado un punto al tercer clasificado. Pero lo ha hecho viviendo un sufrimiento que amenaza seriamente al corazón txuri urdin, que en todo caso seguirá latiendo para ver otra jornada. El Huesca ha asediado hasta el final la portería de Bravo y ha merecido más que la derrota por la mínima. La expulsión de Markel Bergara ha acentuado aún más el dominio local y ha confirmado, junto con otras muchas cosas que han sucedido a lo largo del encuentro, que los arbitrajes en Segunda División son una vergüenza para este fútbol. En cualquier caso, victoria importante para que el sueño de volver a Primera siga vivo e incluso un pelín más cerca. Igual de difícil, pero vivo aún.
Lillo cumplió esta semana con lo esperado y presentó un once muy parecido al que mereció mucho más hace una semana ante el Tenerife. Mikel González, cumplida su sanción, volvió al once en lugar de Carlos Martínez, que cumplió su ciclo de cinco tarjetas la semana pasada. Misma defensa de tres, completada con Ansotegi y Labaka, mismo centro del campo con Diego Rivas, Markel, Gerardo y Aranburu, y mismo ataque con Xabi Prieto, Marcos y Abreu. Pero si en la primera parte de hace una semana la Real salió arrolladora y realizó 45 minutos espléndidos, todo lo contrario se vio en Huesca. Ni posesión de balón, ni control en el centro del campo, ni ocasiones claras de gol. Y eso que en el minuto dos ya mandaba en el marcador el conjunto txuri urdin, gracias a un golazo de Abreu casi desde el centro del campo. Ocho goles lleva el uruguayo, una cifra magnífica que reta cualquier crítica que pueda escuchar por su forma de moverse en el campo. El Loco vino para esto, para marcar goles, y lo hace.
Con el segundo gol de la Real (otra vez Aranburu, al que hay que reconocer su participación decisiva en el exiguo casillero goleador de este equipo y la mayor influencia ofensiva que le da su nueva posición en el campo) se acabaron los méritos de los de Lillo. El Huesca se adueñó del balón, del espacio y del ataque. Y comenzó el sufrimiento, que encontró su momento cumbre en los cinco minutos de descuento que tuvo la segunda mitad pero que en realidad se prolongó durante casi todo el encuentro con mayor o menor intensidad. En el minuto dos de la segunda parte, el Huesca devolvió el tempranero gol de Abreu, y dio paso al sufrimiento puro y duro. Similar al que ya vivió la Real en Las Palmas y con una circunstancia idéntica al partido jugado en las islas: la expulsión injusta de Markel Bergara. Esta vez la Real tuvo que jugar treinta minutos con inferioridad numérica, cuando en Las Palmas fue una hora. Y, paradójicamente, aquí el sufrimiento ha sido mucho mayor que el vivido hace tres meses en tierras canarias, donde el marcador no peligró. Aquí sí, y hacia mucho tiempo que la Real no era abiertamente superada por el rival.
Pero lo que es innegable es que la Real tiene una grandísima fortaleza en su defensa, que es lo que le ha permitido seguir viva hasta aquí, más allá de fallos puntuales como los que impidieron el triunfo la pasada semana ante el Tenerife o en Albacete. Esta Real resiste asedios sin conceder un exceso de ocasiones de gol a los contrarios y sin necesidad de que su portero realice actuaciones demasiada heróicas, y eso es mérito de todo el equipo pero sobre todo de quienes conforman una línea de tres que deja superioridad al rival en deterimento de más opciones ofensivas. En la segunda parte, ya con Agirretxe en el campo, se ha vivido la curiosa circunstancia de que Lillo quería que el delantero se fuera hacia arriba para impedir un asedio mayor y los jugadores sobre el campo le pedían que bajara más para compensar la inferioridad numérica. En ambos papeles son útiles y necesarios todos los jugadores de la Real. Incluso Abreu ha presionado más que otros días y, de hecho, un robo suyo de balón es lo que le permitió anotar el primer gol del partido.
En el debe de la Real hay que poner precisamente lo que da valor a este triunfo, el sufrimiento. Lo que el equipo txuri urdin tendría que cuidar es eso, es no tener que verse abocado a estos finales en un partido en el que llega al descanso con un cómodo 0-2. Hoy también se ha visto que la plantilla de la Real es corta y que las lesiones merman mucho su capacidad. Lillo hizo un cambio útil, el de Agirretxe por Abreu, y dos simplemente para perder tiempo, Moha y Castillo por Xabi Prieto y Marcos. La baja de Sergio ha hecho mucho daño a este equipo en las últimas jornadas. Pero hay que ver lo bueno, y es que incluso en estas circunstancias el equipo es capaz de dejase el alma sobre el campo, de mostrar la actitud que exige una camiseta centenaria y un millar de seguidores en las gradas de un estadio ajeno, de ganar, de sumar de tres en tres y mantener vivo el sueño de militar el año que viene en Primera División.
El partido ha servido para confirmar algo que, en realidad, ya sabemos: el árbitraje en Segunda División es horrendo y no parece tener límites. La labor del colegiado ha sido muy casera durante todo el partido, hasta el punto de que en la primera parte, con 0-2 para la Real, algunos jugadores blanquiazules se mostraron bastante enfadados con el trencilla. La expulsión de Markel fue un capricho que la Real no suele tener el privilegio de encontrarse a favor, siempre en contra. El realista no sabe ni lo que ha hecho para verse fuera del terreno de juego. Las decisiones del árbitro fueron una auténtica lotería que podía destrozar los planes en cualquier momento y ese momento llegó a media hora del final. Hubo faltas que no se sabía qué equipo iba a sacarlas, ni siquiera qué tipo de infracción había señalado. Perdonó una importante falta sobre Agirretxe en el borde del área y en los peores momentos para la Real. Y, para colmo, parece que en el larguísimo e injustificado descuento de cinco minutos se pudo comer un penalti a favor del Huesca. No tener televisión en directo impide valoraciones más detalladas. El arbitraje, de hoy y de todos los días, es un desastre que nadie quiere ver y que adultera la competición.
Tres puntos y el sueño sigue vivo. La Real tiene ahora los mismos puntos que el año pasado a estas alturas, pero la situación es radicalmente distinta. Entonces luchaban tres equipos por dos puestos y hoy todavía son siete por las tres plazas, aunque dos (Real y Salamanca) están un poco lejos. La pasada campaña, la Real sumó quince puntos en las ocho jornadas finales, una cifra que esta temporada será insuficientes con casi total seguridad. Pero que a nadie se le olvide que el año pasado la Real no subió porque sólo sumó dos de los últimos nueve puntos. Esta jornada, cábalas aparte, hay que darla por buena. El Rayo ha perdido y el Salamanca ha empatado en casa, con lo que la Real sigue séptima (con los mismos puntos que los charros) pero con un punto menos con respecto al tercer clasificado. El ascenso está ahora a ocho puntos, las mismas jornadas que quedan. Pero la primera estación se ha superado con éxito y eso basta por hoy. A por la siguiente. Hay que ganar al Celta.
2 comentarios:
Estuve ayer en el Alcoraz, con el corazón demasiado dividido como para disfrutar mucho del partido.
La Real no me gusto, eso si aprovecho a la perfección algún regalo de la defensa del Huesca que estuvo floja en la 1ª parte, el gol de Abreu impresionante. Pero la Real con 0-2 se hecho muy atrás, no me gusta el sistema de Lillo y jugadores claves como Marcos o Xavi Prieto estuvieron desaparecidos, bien Bravo, Ansotegui, Mikel Gonzalez para jugar tan cerca de la banda y el trabajo a destajo de Rivas.
Sobre el arbitro, quizás la expulsión fue rigurosa pero Markel no puede entrar así en mediocampo y no es la primera vez que le pasa, luego creo que pudo haber un penalti a favor del Huesca.
Ojala el triunfo de ayer le sirva a la Real para poder pelear el ascenso pero jugando así lo veo casi imposible.
La afición de la Real, quitando algún indeseable que hay en todos los equipos, muy bien, tiene merito venir a Huesca estando tan lejos del ascenso.
Por Huesca tiene que venir Zaragoza y Hercules, a ver si le hacemos un favor a la Real.
Cityground, muchas gracias por tu aportación, mucho más valiosa porque el partido no se pudo ver por televisión. Ya sé que no fue un buen partido, pero hay que sumar como sea. A ver si el Huesca echa una mano, sí...
Publicar un comentario