Lillo retomó su esquema de tres defensas con Gerardo jugando un doble papel en el centro del campo y en el lateral derecho. Aplaudo las maniobras del técnico, que dan al equipo una riqueza que no ha tenido con otros entrenadores, pero este esquema no acaba de dar sus frutos. Si el objetivo es tener superioridad en el centro del campo, el Nastic demostró que no se logra este propósito. La Real dejó de ganar este partido en esta franja del campo. Markel no da el salto de calidad que se esperaba de él y sus balones sólo tienen dos destinatarios: la defensa o Aranburu. Es decir, hacia atrás o en horizontal, nada de verticalidad. A su lado, el capitán acumula varios partidos de bajo nivel, a pesar de algún gol decisivo que ha anotado. Lo malo es que en el banquillo no parece haber muchas soluciones para este mal que arrastra la Real desde que Elustondo cayó lesionado. Rivas no puede ser un catalizador de juego y sólo quedaría la opción de retrasar a Sergio, quien, además, cayó lesionado. No es probable que se haga a estas alturas de la temporada, pero quizá la respuesta podría haber estado en el Sanse.
Ya no es noticia que la Real llegue con el 0-0 al descanso en Anoeta, pues es el resultado más repetido de largo en esta temporada. Lo que sí es noticia es que ese 0-0 se produjera tras fallar la Real un penalti . Abreu, como en Las Palmas, cogió la responsabilidad, y falló porque el lanzamiento fue bastante malo, muy centrado y a medio altura, ideal para el portero visitante. El penalti, por cierto, no me pareció sancionable en ningún caso, y lo digo con la misma rotundidad como he denunciado el expolio de puntos que ha sufrido la Real a lo largo de esta temporada. En Tarragona están que trinan con Hevia Obras y, penalti al margen, tampoco me pareció para tanto. No sé qué arbitrajes habrá tenido el Nastic a lo largo de la temporada, pero si vieran algún que otro vídeo de la Real verán que lo suyo no ha sido nada tan exagerado.
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Para cuando Abreu (muy desaparecido y, sobre todo, muy abandonado a su suerte; Xabi Prieto estuvo muy activo pero desafortunado y Marcos acabó perdido en presionar y no pudo jugar con el balón) falló desde los once metros, la Real ya había provocado alguna que otra ocasión de peligro, sobre todo por parte de Aranburu y con una falta de Sergio que tocó el larguero por fuera. Pero con un problema fundamental: ninguno de los lanzamientos realistas iba entre los tres palos. La Real no probó nunca al meta visitante, más que en el penalti. Y aunque se fuercen situaciones de gol, es esencial que vayan dentro. A veces los porteros fallan, a veces los rebotes exiten. Pero si los tiros van fuera, la tarea es mucho más complicada. En la segunda parte tampoco se probó al portero visitante y la única ocasión reseñable la tuvo Mikel González. Con defensa de tres y con el Nastic muy replegado atrás, la decisión con la que subió el central realista fue una variante más que interesante y que convendría probar más a menudo.
Los segundos 45 minutos dejaron un protagonista claro en el partido: Zubikarai. Todo hubiera sido distinto de meter Abreu el penalti, tal y como dijo Lillo, pero se ajusta mucho a la realidad decir que el portero realista salvó un punto. Hizo cuatro paradas antológicas, una de ellas en una doble intervención a disparo del ex realista Víctor. Ese lanzamiento, tras el despeje de Zubikarai, acabó rebotando en el palo, como también se estrelló ahí una falta botada por Campano. Los contraataques del Nastic, que en la primera mitad habían provocado situaciones de peligro (como un uno contra uno que Ansotegi, gran partido el suyo, ralentizó a las mil maravillas para que Markel robara el balón viniendo desde atrás) pero ninguna ocasión clara de gol, se tornaron en momentos de gran apuro para la meta realista. Y respondió Zubikarai como lo ha hecho durante toda la temporada cuando le ha tocado suplir a Bravo. Anoeta le reconoció su categoría ovacionándole al final, algo que hacía tiempo que no se veía en el estadio realista. Quizá algunos otros jugadores debieran tomar esa ovación y la actitud de Zubikarai como un toque de atención. Eso es lo que le gusta a Anoeta.
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Lo que no le gusta a Anoeta es que falte valentía en un partido de su equipo. Y el sábado algo sí faltó. Los tres cambios que tuvo que hacer Lillo encontraron su origen en una lesión, siendo la más grave la de Sergio. Entró un Agirretxe que no encontró el balón. Con el Nastic apretando, Lillo sacó del campo a Gerardo para introducir a Castillo y recuperar el esquema de cuatro defensas. No dio resultado alguno. Y el último cambio fue el que menos gustó en Anoeta. Con el 0-0, queriendo la quinta victoria consecutiva y animando sin cesar a Necati desde que el turco salió a calentar en el descanso, el técnico relevó a Markel Bergara por Diego Rivas. Anoeta pensó que era el momento de arriesgar y a Lillo pareció no vernirle mal el punto. Cierto es que el cambio fue por lesión. Cierto que no había más jugadores de centro del campo en el banquillo. Pero también es cierto que Anoeta quería ver a sus tres delanteros en el campo. ¿Se habría ganado? A lo mejor no, eso no deja de ser ciencia ficción. Pero Anoeta quiere valentía. La que tampoco acabaron de tener los jugadores del centro del campo durante este partido y algunos otros de la temporada.
¿Y ahora qué? Pues ahora los más agoreros y pesimistas tienen un semana por delante para ver confirmadas sus teorías. La Real está ahora mismo a siete puntos del ascenso y ha visto como esta jornada han ganado tres de los cinco equipos que persigue y los dos que empataron fueron Rayo y Tenerife, que jugaron entre sí. Pero el liderato se mantiene a ocho puntos, cuando el año pasado era ya una distancia insalvable para los tres perseguidores del Numancia. ¿Se ha perdido algo con este empate? No. Quedan once jornadas. Las mismas que faltaban el año pasado cuando Lillo cogió el equipo. Entonces estábamos más cerca aunque con menos puntos. Pero este año hay más equipos metidos en la pelea, más duelos directos y más conjuntos que pueden caer. ¿Que está difícil? Sin duda. ¿Que se puede conseguir? Por supuesto. A ver quien no firma tener la semana que viene una racha de cinco victorias y un empate. Quedan once jornadas, once luchas y el objetivo de ser felices el 21 de junio.
3 comentarios:
Estimado Juan José Millán, creo que coincidimos en lo sustancial, te añado mi visión del partido con un link a mi post de hoy en mi blog.
http://laporteriadefrutas.blogspot.com/2009/04/el-chico-de-las-botas-amarillas.html
Pero debemos solucionar el asunto del chico de las botas amarillas. No podemos estar sin un creador y como dicen los expertos, habrá que innovar para salir de esta crisis, aunque la innovación conlleva riesgos. Yo tiraría del Sanse. En otras épocas se ha hecho y en otros lugares también y no veo porqué aquí no se puede hacer.
saludos
Haritz
Pues yo tampoco vi tanta diferencia, y el dominio fue por rachas. Es cierto que hubo algunas que se intuía el gol del Nastic, pero también hubo otras que parecía que llegaría el de la Real. Para mí el empate fue justo. Eso sí reconozco que vi unos cuantos píxeles de color sobre fondo verde, que no son las mejores condiciones para opinar.
Sorprendente que se dé descanso a Bravo y Abreu juegue todo el partido después de sus convocatorias.
gracias por tu comentario y bienenido a mi blog. Estamos de acuerdo en todo. La necesidad de la innovación es importante en todos los órdenes de la vida y en el futbol los mediocentros son fundamentales especialmente los creativos, los que crean y distribuyen juego, de sus botas brota el juego y las ocasiones y las ocasiones suelen tener como consecuencia el gol
Respecto a la cantera africana. Estamos de acuerdo y a lo largo de mi blog encontraras continúas referencias a la misma, pero si en algún post me vuelco con Africa y su cantera es en este
un abrazo
http://laporteriadefrutas.blogspot.com/2009/02/el-chaval-de-mopti.html
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