Mikel Alonso ya no es jugador de la Real. Por fin. Y no lo digo porque el jugador me gustara o me dejara de gustar, sino porque con esta salida se acaba uno de los culebrones más absurdos que ha vivido este club en los últimos tiempos. Y eso, por desgracia, es mucho decir. No he querido hablar de este asunto antes por lo mismo que esquivo ciertas cuestiones de un tiempo a esta parte: por no hacer daño a la Real, por no viciar aún más un enrarecido ambiente, por no echar más leña al fuego, por no apartar nunca la mirada de lo que realmente importa, y eso no es otra cosa que el partido de cada fin de semana. Pero ahora el culebrón ha acabado. Y sólo ésto tengo claro: ya es inútil entrar en guerras sobre quién ha tenido la culpa de esta rocambolesca situación. Porque muchos han contribuído. Pero antes de pasar página, la cuestión sí merece aunque sea un rápido vistazo.
Nunca se ha sabido realmente por qué Mikel Alonso no ha disputado un solo minuto esta temporada, a pesar de tener ficha con el primer equipo. Consejo y dirección deportiva se han ido pasando la patata caliente en un ejercicio de equilibrismo tan insólito como estéril. Es realmente asombroso que la solución llegara el mismo día que se celebraba el juicio por la demanda presentada por el jugador, y sólo puede considerarse como un demérito de la directiva. Se debió alcanzar antes un acuerdo y no dejar que este problema se enquistara. Si Mikel Alonso no contaba para los técnicos, no debió empezar la temporada, ni ser el centro de polémicas por su inclusión en el ERE o por tener una ficha imprevista. Cierto es que se aprobó una cesión a Olympiakos y el equipo griego no le quiso, pero seguro que se podía haber hecho más. Además, ni este consejo ni los anteriores debieron permitir que Mikel Alonso pudiera llegar a ser el segundo jugador mejor pagado de la Real. No en la actual situación económica.
El propio Mikel Alonso quizá debió hacer mucho más para poner fin a este disparate. Sabedor de que no contaba, por los motivos que fuera, quizá tenía que haber puesto a trabajar a su agente con mucho más ahínco para que le encontrara acomodo fuera. Dicen que el trato que ha recibido no es el que merecía el hermano del jugador que más dinero ha dejado en las arcas realistas (Xabi Alonso) o el hijo jugador que dejó el equipo por petición de su consejo para sanear las cuentas (Periko Alonso). Pero los méritos de su familia no pueden hablar por Mikel. No sería justo y, además, contribuiría a reforzar la teoría de quienes afirman que jugar en la Real era barato para un canterano, que lo fue para Mikel Alonso o Gorka Larrea, por citar a otro ex realista que tiene intereses familiares en el fútbol guipuzcoano. Y un detalle más. A menudo se identifica el realismo de quienes salen del club con la ausencia de indemnización. La de Mikel es elevada. Muy elevada. Pero nadie le ha criticado por ello. Desde luego, un matiz a analizar.
Dice el portavoz de la Real, Antoñana, que su exclusión se debió a criterios deportivos. Y no me lo creo. Mikel Alonso se llevará 725.000 euros de indemnización de un club en estado de ruina. Y no me gusta. ¿Queremos buscar culpables de esta situación? Yo no soy capaz de encontrar uno solo en el que cargar mis críticas. No me ha gustado ni lo que ha hecho una parte ni lo que ha hecho la otra. No me ha gustado que la Real se tenga que mover en estos lodazales. No me gusta, una vez más, que se haya utilizado a un jugador para acrecentar el frentismo y el mal ambiente de la Real. ¿Culpables? Muchos. Y no sólo dentro de la plantilla o el consejo de la Real. Pero la mirada es corta y la memoria frágil. Y a eso nos encomendaremos para olvidar lo más rápidamente posible este episodio que a nadie ha beneficiado.
En el descenso de la Real a Segunda División participaron 28 jugadores. Con la salida de Mikel Alonso ya son 17 (aunque Riesgo está cedido al Recreativo y todo apunta a que volverá la próxima temporada) los que dejaron la plantilla. Mikel debutó en la temporada 2000-2001, de la mano de Toshack y en la misma temporada que su hermano Xabi. No obstante, al mayor de los Alonso le costó bastante más llegar al primer equipo, algo que no sucedió hasta la 2002-2003. Marcó cuatro goles en 111 partidos y nunca pareció el jugador que apuntaba en categorías inferiores, ese del que en algún ocasión se llegó a decir incluso que podía ser mejor que su propio hermano, hoy uno de los mejores del mundo, pero que no tuvo la suerte de que los entrenadores confiaran en él o jugaran con esquemas que beneficiasen sus cualidades de mediapunta. Suerte, Mikel.
1 comentario:
Otro capítulo triste en estos tiempos en la Real,
Bueno mañana me voy para Donosti, ya tengo ganas de ver el partido, en principio iré con el Huesca pero si perdemos seguro que soy el menos triste de los aficionados oscenses, creo que seremos unos 500.
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