lunes, mayo 31, 2021

RESUMEN DE LA TEMPORADA 2020-2021 (8) Ni sin VAR, ni con él

Parece inevitable la sensación de que con el arbitraje pasan cosas que se escapan de nuestro control. Ni sin VAR, ni con él. Es complicado saber qué falla cuando los estamentos arbitrales no dan importancia más que a lo que quieren, porque tan pronto se montan escándalos en los partidos que afectan a los equipos que comandan la tabla como se dejan sin analizar, y casi sin repetir en la retransmisión televisiva, dos más que posibles penaltis sufridos por la Real en el Wanda Metropolitano a dos jornadas del final de la Liga. Paradojas incomprensibles. Parece que aquello de que el fútbol sin polémica no es fútbol es el mantra de las clases dirigentes, las federativas, las arbitrales y las periodísticas, y por ello este deporte está cada vez más desnaturalizado. El VAR ha llevado además al fútbol a un absurdo del que parece difícil salir y que nadie parece especialmente interesado en resolver.

La perfecta descripción de todo esto está en un arbitraje tremendamente cuestionable en la más importante de las citas, el de Estrada Fernández en la final de Copa ante el Athletic, asistido en el VAR por Iglesias Villanueva y el ínclito González González. El desarrollo del partido, de lo más correcto, pero las decisiones puntuales son, como poco, llamativas. Una mano de Iñigo Martínez dentro del área, como claramente se vio con el vídeo que se dio a conocer después de la final y no durante la retransmisión, la convirtió en falta fuera con 0-0 en el marcador. ¿Qué vio el VAR para decirle al colegiado de campo dónde fue la infracción? Ni se explicó, ni se analizó, ni en la prensa ni según parece a nivel interno, porque los árbitros siguieron siendo designados con normalidad. Y en la jugada que decidió el partido, sorprendió que Estrada Fernández retirara la tarjeta roja a Iñigo Martínez tras cometer el penalti sobre Portu, cuando jugadas similares ni siquiera se han estudiado en las imágenes. Los árbitros avisan desde el VAR y van a consultar el monitor con una ligereza y falta de criterio que resulta, como poco asombrosa.

No es que sea un problema español, claro está, porque no hay más que recordar el rocambolesco penalti que Joao Pinheiro quería señalar a favor de la Real en el partido en Anoeta ante el Rijeka por una mano de Isak y que rectificó quién sabe cómo en una competición sin VAR, pero lo doméstico es lo que vemos habitualmente y donde es más fácil establecer comparaciones. Y en ese sentido, arbitrajes como el padecido por la Real en Mestalla, perpetrado por Pizarro Gómez, se antojan complicados de entender. La última jornada de la Liga le habría sobrado al conjunto txuri urdin solo con aquellos dos puntos que volaron con un gol marcado por un jugador que debía estar expulsado, como el propio Gabriel Paulista reconoció tras el partido, en un córner que nunca se debió de producir por una falta clamorosa previa sobre Le Normand y con dos penaltis bastante discutibles señalados contra la Real.

La cuestión es que el análisis tendría que ir mucho más lejos que el que nos permiten las jugadas puntuales, pero este no suele hacerse. Hay datos que hablan de que la Real no parece un equipo especialmente valorado por el colectivo arbitral desde su cúspide. ¿De qué otra manera se puede explicar que los dos árbitros ascendidos este año, Figueroa Vázquez y Díaz de Mera, hayan tenido tanto protagonismo con la Real? De los 18 partidos que ha dirigido cada uno, tres han sido de la Real en el caso del primero y cuatro en el del segundo. Siete de los 38 partidos de la Real en la Liga, el 13,7 por ciento, se los han quedado solo dos de los 20 colegiados de Primera. Por quedarnos con los rivales con los que finalmente se ha medido la Real por la quinta plaza, estos dos árbitros le han pitado tres partidos al Villarreal y solo uno al Betis. No, no parece que las designaciones arbitrales cumplan con los principios de equidad que han de regir una competición deportiva.

Y otro detalle más que curioso. ¿Cómo puede haber pasado la Real de ser el undécimo equipo que más faltas comete en la temporada 2019-2020 a ser el tercero en este ránking en la 2020-2021? No han sido pocos los partidos en los que se ha tenido la sensación de que con el conjunto txuri urdin hay un deseo de pitar eso que llamamos faltitas de una manera muy acusada. Cierto es que la fortaleza defensiva del equipo de Imanol ha crecido, pero no parece lógico que un equipo con semejante caudal ofensivo, con un porcentaje de posesión tan alto y que marca tantos goles sea penalizado con semejante dureza. Desde luego, ningún otro de los equipos de la parte alta de la tabla se mueve en esos registros, y solo el Celta, que se ha asomado al final de la Liga a la primera mitad de la clasificación, tiene unos registros parecidos a los de la Real, siendo de hecho el segundo que más infracciones comete.

Dos temporadas han sido más que suficientes como para quienes ansiábamos la implantación del uso de la tecnología hayamos podido comprobar que la cruda realidad ha destrozado las ilusiones que se habían depositado en estos avances. No solo no ha servido para eliminar jugadas que estábamos seguros de que se podían evitar en el fútbol, sino que los errores se siguen manteniendo de una manera más grosera si cabe por la misma ejecución de la herramienta tecnológica, una que deportes como el baloncesto, el tenis o el hockey han sabido aplicar sin problemas. Si a eso añadimos la inconmensurable confusión que parece haber en la aplicación de normas que tendrían que ser tan elementales como la de la mano, eso nos puede dar una idea de la situación real. No es buena, no. Y la Real ha visto esta temporada ejemplos más que de sobra de que las cosas distan de ser como seguramente tendrían que ser. Somos campeones de Copa a pesar de un arbitraje, y eso es algo que tendría que permanecer en el recuerdo y que tendría que haberse analizado con mucha más atención.

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