
No hay nada como un diario para desmontar los planes que uno tiene. Pensaba yo hablaros de los arbitrajes que viene sufriendo la Real desde hace tiempo, pero el diario
Marca ha hecho que posponga es entrada (posponga, no olvide, ni mucho menos). El caso es que en su portada de hoy, en ese limitadísimo espacio que podemos tener los mortales que no vamos vestidos de blanco o de blaugrana, veo un apartado con el siguiente titular: "Los ultras de la Real cantaron al Atleti
españoles hijos de puta por llevar este brazalete", junto a una fotografía ampliada de la enseña de capitán con los colores de la bandera española que portó el domingo Antonio López. Confieso que todavía estoy asombrado. Asombrado e indignado. No por los cánticos en sí, porque 1) esos cánticos se han producido siempre en muchos partidos, incluso sin un equipo madrileño sobre el campo y no precisamente porque haya o no un brazalete con la bandera española y 2) la sensación de criminalización exclusiva sobre la afición de la Real que deja sobre la mesa ese titular.
Convertir en noticia algo habitual es síntoma de un periodismo amarillista y tendencioso. Eso es lo que hace Marca con este titular. Como digo, yo he oído esos cánticos en Anoeta y no he tenido todavía la oportunidad de sentarme allí para ver un Real Sociedad - Atlético de Madrid. Pero, y no creo asombrar a nadie si digo ésto, he escuchado cánticos análogos contra la Real en muchos campos de la Liga española. En muchos. En casi todos. Y
Marca jamás se había detenido hasta hoy en este asunto, como tampoco se detiene cuando otros equipos son los insultados, sea cual sea el estadio en que se profieren esos insultos. ¿Por qué? Una única explicación se me ocurre: forofismo. Es decir, que los medios de comunicación deportivos ya no buscan informar. No son más que una tertulia fanática de bar trasladada a páginas impresas, en la que el malo es el que se mete con mi equipo y mi equipo jamás hará nada equivocado. Si tanto el autor del artículo, David G. Medina, como el director de este periódico, Eduardo Inda, tienen algún otro argumento que les haya llevado a destacar esto en portada y detallarlo en páginas interiores, por favor, soy todo oídos.
La información no aparece en la web de Marca (pregunta dirigida a los mismos de antes: ¿por qué?), por lo que es posible que no aparezca tampoco en algunas ediciones regionales impresas del diario. Por ello, transcribo algunas de sus afirmaciones. "A nadie le pilla por sorpresa la rivalidad entre Real Sociedad y Atlético de Madrid, que se gestó en duelos calientes durante la última década sobre el césped y que explotó con la muerte de un hincha donostiarra en un encuentro disputado en el Calderón en 1998", comienza. Y ahí ya hay muchas cosas que matizar. El hincha tenía nombre, aunque se haya querido olvidar. Aitor Zabaleta. Se le recuerda constantemente entre la afición de la Real, aunque eso tampoco se diga. Y no "murió" en un partido. Fue asesinado horas antes de que empezara en una de las puertas del Vicente Calderón. Matices sin importancia, por lo visto. En la información se califica el ambiente previo al partido del domingo como "tenso desde horas antes" y destaca que el despliegue de seguridad fue "bastante más numeroso que en las demás salidas de los rojiblancos". Igual David G. Medina cree que las estancias de la Real en Madrid son más cómodas que todo eso. Le invito a que lo compruebe dentro de una vuelta.
El autor del artículo explica que el brazalete con la bandera española "es más habitual en los partidos de competiciones europeas", pero elude dar mayores interpretaciones a la decisión de usarlo en Anoeta que decir que "el propio jugador no concedía mayor importancia" a ese detalle. Igual se podía haber pensado que usarlo en Anoeta y no, por ejemplo, en Valencia, Sevilla, Villarreal o el propio Santiago Bernabéu, es una forma de provocar. Pero no, porque, como decía, se trata de ponernos del lado de
los nuestros. Insisto en que el cántico es habitual, pero
Marca considera que "hubo algo que encolerizó a la hincada más radical del equipo vasco, la que ocupa uno de los fondos de Anoeta: el brazalete de capitán que lució Antonio López". Igual el autor del artículo se pasó a la salida por la puerta de acceso a ese fondo radical del que habla y preguntó a algunos de los que lanzaron el cántico si fue por el brazalete. Y sentencia: "Antonio López, como varios de sus compañeros, estaba indignado por la dureza del cántico con el que tuvieron que jugar el encuentro en Anoeta". En la portada se añade un detalle más a destacar, que luego no aparece en la información, y es que el árbitro no señaló la constante presencia de estos cánticos en su acta del encuentro.
Tras leer esta información dan ganas de sacar todos los golpes bajos, toda la tendenciosidad y todo el amarillismo del mundo para responder. Pero no. Yo no soy así. Yo, simplemente, voy a tirar de memoria. No os voy a criminalizar vivencias que he tenido en el Vicente Calderón (que podrían ser de otros campos) porque nunca daré la impresión de que todo seguidor del Atlético de Madrid es un cafre antivasco. No la daré porque es mentira y conozco gente maravillosa que sigue a los colchoneros, y a ellos no les pienso insultar por culpa de unos cuantos. Sí, hay insultos en el Calderón hacia los vascos. Continuamente, sin que
Marca haya decidido publicar nada hasta hoy. Como también los hay contra el Barcelona o Cataluña en el Bernabéu o contra el Madrid y España en el Nou Camp, por decirles nombres que su limitada visión de la Liga española puedan abarcar. Sí, tengo en el Calderón recuerdos durísimos, como un ambiente cargado de odio en aquel partido de 1998 al que ahora
Marca hace vaga referencia (y que se notaba incluso antes de saber que habían apuñalado a Aitor Zabaleta). Pero de eso no tiene la culpa ni el Atlético de Madrid ni todos sus seguidores. Me voy a ceñir a recordar algo que el propio diario
Marca publicó el 15 de febrero de 2006.

En esta noticia se contaba que la Real decidió denunciar ante el Comité Antioviolencia los continuos cánticos que se escuchaban, desde sectores mucho más mayoritarios que los que gritaron en Anoeta el domingo aquello que ahora denuncia
Marca. En la información no se detalla ninguno de esos cánticos. Sí aparecen en el recuadro de abajo, aquel en el que suma la denuncia de la familia de Aitor Zabaleta. "Zabaleta, jódete" y "Ricardo Guerra (el único condenado por el asesinato de Aitor), libertad" fueron algunos de esos gritos. Hubo más. No los voy a decir, pero los recuerdo. Como recuerdo a alguien a mi lado decir que aquello era tan desagradable que jamás volvería al Vicente Calderón.
Marca no se puso entonces del lado de la Real, más bien al contrario. No consideró trascedente la denuncia y, de hecho, la información estaba destinada a desmentir las sensaciones de haber sufrido a un rival violento durante el partido. A ridiculizar a la Real, en cierto modo. Por supuesto,
Marca no habló de este tema en su crónica del partido. Por supuesto, Antiviolencia jamás dijo nada de la denuncia del club txuri urdin y se limitó a archivarla en un cajón. Por supuesto, un año después los cánticos ofensivos siguieron produciéndose en el Calderón con la visita de la Real. Por supuesto, este año se escucharán otra vez.
Lo grave de todo esto no es la denuncia, que tiene cierta razón. Nunca he entendido por qué la gente va a un campo de fútbol a insultar a un rival en lugar de a animar a los suyos. Pero si denunciamos lo que dicen unos, hay que denunciar lo que dicen todos. Si molesta un "españoles hijos de puta", que moleste también un "vascos hijos de puta" o un "vascos terroristas". Por ejemplo. De momento, sólo me queda dar las gracias a
Marca, porque no me cabe duda de que con esta información complica un poco más el ambiente que voy a vivir en mi próxima visita al Estadio Vicente Calderón, dentro de 19 partidos. Porque desde sus poltronas se ve muy bien el fútbol, pero soy yo quien quiere ir a animar a la Real en el Calderón. Y son muchos los violentos que están deseando que yo enseñe allí una bufanda txuri urdin (ni siquiera la ikurriña) para decirme (espero que sólo decirme aunque eso nunca se sabe) lo que piensan de mi presencia. Por eso hace años que no lo hago. Voy, veo a los míos, pero no me significo. Triste, pero es la única forma de garantizar que saldré del campo por mi propio pie.
Señores de
Marca, ya les he retado a darme una explicación seria del porqué de este artículo cuando esconden tantas cosas que pasan en muchos campos de fútbol. Ahora les reto a que me acompañen dentro de una vuelta al Calderón y publiquen una información como ésta con lo que suceda allí cuando vaya la Real. Me da que no se van a atrever. ¿Me equivoco?