La Real ha sacado de Huesca un mal resultado, pero no tan malo en realidad. Porque la cosa pintaba francamente mal en demasiados terrenos de los analizables. A diez minutos del final, lo mejor era que los perseguidores en la tabla, Levante y Numancia, empataban sus partidos y sólo recortaban un punto a la Real. El gol de Labaka ha permitido que el final sea algo mejor. No tan malo como el juego, el resultado y las sensaciones hacían temer en diversos tramos del partido. Porque, con los minutos finales, resulta que algo de lo que ha ofrecido el conjunto txuri urdin se puede meter en los terrenos positivos del análisis. No basta, en absoluto, porque los errores previos son conocidos y han costado demasiados puntos en este aciago mes de febrero, pero como quiera que la clasificación sigue ofreciendo las mismas diferencias con respecto al cuarto y quinto clasificado (aunque el Hércules ha ganado y el Cartagena juega mañana), no cabe lamentarse mucho del resultado de la jornada.
Teniendo en cuenta los jugadores que viajaban, los que no iban a salir seguro de inicio (Zurutuza y Xabi Prieto) y la duda despejada de Labaka, que finalmente fue titular (¡y menos mal!), el once de Martín Lasarte fue el esperado. Bravo en la portería, Carlos Martínez y De la Bella en los laterales, Lakaba y Esnaola en el centro, Diego Rivas y Elustondo en el doble pivote, las bandas en ataque para Songo'o y Griezmann, la mediapunta para Aranburu y en punta de ataque Carlos Bueno. No ha cambiado mucho Lasarte el equipo en estas últimas semanas, a pesar de que sólo se ha sumado una victoria en seis partidos, más allá de lo que le han obligado lesiones y sanciones. Y teniendo en cuenta los rivales y el exigente calendario en casa que espera en Anoeta, quizá se ha desperdiciado una ocasión de ir dando minutos a algunos jugadores, más teniendo en cuenta que Zurutuza y Xabi Prieto apenas han aparecido en febrero.
Esnaola ha debutado con el primer equipo y lo ha hecho a muy buen nivel. Salvo alguna imprecisión en el pase y un corte mal medido en la segunda mitad, ha estado muy bien. Viéndole, sorprende que Lasarte no le haya dado ni siquiera minutos en el banquillo (sólo una convocatoria hasta el día de hoy). Chapeau para el potrillo y enhorabuena para él por un gran debut, en el que se las ha visto con el veterano Moisés, que no consiguió amedrentarle aunque buscaba el suelo en cada encontronazo con él. También sorprende la insistencia de Lasarte en Elustondo. Bien es cierto que es un jugador que necesita de acompañmientos de calidad, bien es cierto que su juego se ve afectado por la ausencia de Xabi Prieto y Zurutuza, pero no es menos cierto que está en un mal momento. La insistencia del entrenador de mantenerle en el campo contra viento y marea es ahora mismo difícil de entender, y lo será más en las próximas semanas, salvo mejora espectacular del nivel del jugador, ya que la enfermería se está vaciando.
Y Bueno, que acumula ya tres semanas sin marcar, quizá esté pidiendo un descanso en el banquillo. Más que nada porque apenas ha generado ocasiones de gol en esos encuentros. Hoy ha tenido un robo cerca del área rival que ha provocado un córner y un cabezazo nada más iniciarse la segunda parte que se ha marchado fuera. Nada más. Poco para quien debe ser el finalizador de este equipo. Tampoco eso es demérito sólo del uruguayo, porque ése que tuvo era el primer disparo con peligro de la Real, y fue pasado el descanso. El conjunto txuri urdin arrancó bastante bien el partido, con mucha presión al Huesca en su salida del balón y forzando un puñado de corners, pero sin llegar a rematar ninguno. En el rechace de uno de ellos, se pidió tímidamente un penalti. En directo y con una repetición deficiente es difícil saber si se pedía un poco probable agarrón o una mano. Si no se han pitado penaltis claros, parecía imposible que cayera uno así.
En la primera mitad, sólo Aranburu pareció entender de qué iba el partido, aunque el capitán realista, como todos sus compañeros, evidenció una desesperante imprecisión en los pases que frustraba cada jugada de ataque. Griezmann, por ejemplo, dio un recital de controles, pero ni un sólo pase en condiciones de llegar al área. Tampoco supo leer la Real el viento a favor que tuvo en algunos momentos de la primera mitad. El viento era un enemigo ya previsto dada la estructura baja que presenta El Alcoraz, pero, como siempre, pareció afectar más a la Real que a su rival. El Huesca no tardó en darse cuenta de que el conjunto txuri urdin ladraba pero no mordía y recuperó la posesión del balón, después de unos primeros minutos en los que corrió siempre detrás de él. Pero para seguir con la tónica del partido, tampoco generó ocasiones de gol, sólo una internada que acabó cortando Labaka dentro del área.
En la segunda mitad, el panorama no cambió demasiado, hasta que el Huesca decidió subir una marcha en la velocidad de su juego. Ahí llegó su gol. Lo marcó Moisés y su celebración, mirando primero al linier, hizo sospechar que podía haber algo irregular en el gol. Es un centro desde la banda derecha del ataque oscense, que roza en alguien y empuja Moises el balón dentro de la portería casi sobre la línea y sin que Bravo pueda llegar. Hubiera sido fuera de juego si la peinada hubiera sido de un jugador local, pero da la sensación de que es Carlos Martínez quien roza el balón. Y quizá pueda ser que lo impulse con la mano, pero no se aprecia con claridad con qué parte del cuerpo empuja el cuero al interior de la portería y Bravo no protesta nada. Nada que decir con lo que se ve, salvo reprochar a la defensa la facilidad con la que se produce el centro. Eran los peores minutos de la Real.
La reacción llegó desde el banquillo. La apuesta no fue en apariencia ofensiva, porque salieron Bueno y Songo'o (desafortunadísimo, una de las mayores decepciones del partido en su primera aparición como titular) y entraron Agirretxe y Xabi Prieto. Sin cambio de sistema, sin más riesgo en el centro del campo, pero con Xabi Prieto. Ahí empezó a cambiar el partido. Se le ha recordado mucho en su ausencia, aunque casi nunca se le ha valorado como merecía cuando ha estado sobre el campo. Con él en el césped, la Real ofrece cosas diferentes, aporta imaginación, se huele peligro aunque no se llegue a producir. Él fuerza la falta que acaba en el gol. Y la saca el tercer hombre que Lasarte pone de refresco en el campo: Johnatan Estrada (y ese cambio sí fue ofensivo, salió por Rivas). El colombiano no ha tenido apenas ocasión de tocar el balón en juego en su regreso al equipo, pero ha sacado con maestría esa falta lateral que ha rematado Labaka (tercer gol de la temporada, una buena cifra) al interior de la portería. Un empate valiosísimo que, además, abría la puerta a la victoria con diez minutos por delante.
Hubiera sido un duro golpe a los perseguidores que la Real hubiera conseguido la victoria, remontando y en los últimos minutos, pero hay que decir con claridad que tampoco hubiera sido justo, que el punto que se lleva la Real se ha rescatado más que conseguido. Agirretxe, que habría probado fortuna antes del empate con un disparo que repelió la defensa, tuvo una opción, pero no se dio cuenta a tiempo del fallo del defensa y el balón, tras rebotar en él, cayó mansamente en las manos del portero local. Tampoco hubo mucho más. La Real se vacía en cada partido (si en alguien se puede personificar ese incansable y elogiable esfuerzo es en Carlos Martínez, un jugador que merece el aplauso de la afición por dar siempre la cara, aunque no tenga la calidad de alguno de sus compañeros). Bravo también quedó prácticamente inédito en el partido. La estrategia podría haber decantado el partido para la Real de no mediar el despiste que acabó en gol del Huesca, pero el empate fue un resultado justo.
El juego de la Real hoy ha sido preocupante por ineficaz, incluso en sus mejores minutos. Pero Lasarte podrá quedarse con la reacción que ha provocado con sus cambios y con lo de siempre: que la Real siempre acaba entera y atacando al rival, y que la fortaleza defensiva es producto del bloque y no de uno o dos jugadores concretos. Perder dos puntos en Huesca no ha tenido grandes efectos negativos gracias a que el Nastic empató en Soria ante el Numancia y Las Palmas hizo lo propio en Valencia ante el Levante. Eso quiere decir que las distancias por detrás se mantienen (a la espera de lo que haga el Cartagena, que al menos, cuatro puntos por detrás, no puede alcanzar a la Real todavía). El Hércules se escapa un pelín, pero todavía está a tiro. La posición es buena, aunque sumar una victoria en cinco partidos es para analizarlo. Sobre todo porque ahora llegan las pruebas de fuego en Anoeta ante los rivales directos. Febrero se aprueba por los pelos, pero más por los deméritos de los perseguidores que por los logros de la Real. La reválida, a partir de ahora, en Anoeta. El lugar en el que hay que recuperar las buenas sensaciones y en partidos grandes.
sábado, febrero 27, 2010
viernes, febrero 26, 2010
PREVIA Huesca - Real Sociedad. El examen de febrero
Termina febrero, mes por excelencia de exámenes universitarios, y lo hace con un serio examen para la Real. Con tiempo todavía para los finales del mes de junio, pero con ganas de aprobar y, si puede ser, con nota. Se examina en Huesca (sábado, 18 horas, El Alcoraz: ETB-1, Telemadrid-La Otra) la capacidad del equipo de ser algo más que un once ideal, sobre todo en defensa. Los cuatro de atrás formarán una línea inédita en la que no estarán sus dos mejores jugadores. Delante, Martín Lasarte recupera efectivos, pero sólo para la segunda parte, pues ninguno de ellos tiene ritmo de competición para ser titular. Todo un examen, que además servirá para recuperarse de la sensación que dejó la última derrota (y con un ojo puesto en la actuación arbitral y, en especial, con lo que suceda dentro de las áreas; la Real sólo lleva un penalti a favor en toda la temporada). Será en un campo pequeño, con una volcada afición txuri urdin allí presente. Y será el segundo partido consecutivo fuera de casa que, tras perder el primero, no puede saldarse con un nuevo traspiés.
La convocatoria de Lasarte es todavía provisional, pues viajan a Huesca 19 jugadores. El motivo es Mikel Labaka. La pequeña lesión que sufrió en el decepcionante amistoso jugado en Logroño el martes lo convierte en duda hasta última hora y abre muchas incógnitas en el once inicial. Si estuviera en condiciones, jugará, incluso forzando. Junto a él estará Esnaola, que por fin debutará con la camiseta del primer equipo. Si Labaka no pudiera jugar, se abren muchas posibilidades. Ha entrado en la lista el potrillo Camaduro, pero no parece que vaya a ser titular. Hay quien habla de Elustondo jugando como central, puesto que ya ocupó en algún momento, aunque de forma circunstancia, durante su paso por el Sanse. Hay quien cita a Markel Bergara, quien jugó unos minutos en Logroño en ese puesto. Incluso se habla de Diego Rivas, aunque la altura juega en su contra. En los laterales estarán Carlos Martínez (otra opción para el puesto de central, pero más descabellada porque no hay recambio en su lateral) y De la Bella. Sarasola esperará en el banquillo.
Con ese condicionante, el centro del campo también tiene incógnitas que resolver. Una, sorprendente, ha quedado resuelta con la lista de convocados. Nsue no viajará a Huesca. No es que estuviera en un gran momento, pero su ausencia ha sorprendido. De esta forma, todo queda muy abierto. Diego Rivas y Elustondo estarán en el once, presumiblemente en el doble pivote aunque alguno, como se apuntaba más arriba, podría acabar de central. Eso condicionará la posición del otro jugador que parece fijo, Aranburu. Pero más allá de eso, todo es una incógnita. Griezmann tiene muchas opciones de jugar, pero el técnico habló de dosificarle, y más teniendo en cuenta que se va con la selección sub-19 de Francia esta semana, y también habló de dar oportunidades a Johnatan Estrada. Songo'o decepcionó en Logroño pero la ausencia de Nsue le da muchas opciones de ser titular. Sergio, pese a los últimos minutos que jugó en Girona, se queda fuera de la lista para hacer hueco a los regresos de Xabi Prieto y Zurutuza. Ninguno de ellos dos será titular, lo que limita y mucho las opciones. Lo normal sería que jugaran Griezmann, Aranburu y Songo'o, con Bueno como delantero y Agirretxe esperando en el banquillo.
El examen de esta semana, por tanto, estará centrado en dos aspectos. Por un lado, en la defensa por las novedades en cuanto a los nombres. Por otro, en la delantera. La Real ha sumado sólo cinco puntos de los últimos quince en disputa, y eso encuentra una explicación en los apenas cuatro goles que ha anotado en esos encuentros. Y más si nos fijamos en cómo llegaron esos goles. Dos han sido obra de Bueno, y esos dos son los que entran en la lógica del funcionamiento del equipo. Labaka anotó el empate ante Las Palmas, en una especie de chilena desesperada y afortunada en el último minuto. Y Bravo hizo el último de falta hace ya dos jornadas. Hace falta que despierte el instinto goleador de algunos de los realistas como Griezmann, Agirretxe, Aranburu (no marcan desde hace seis semanas) o Nsue (desde hace cinco, y alcanzará los seis ya que no estará en Huesca), además de otros como Johnatan o Songo'o, que no se han estrenado todavía.
La Real comienza la jornada en segunda posición, con 47 puntos, con tres de ventaja con respecto al tercer clasificado, el Cartagena (que por primera vez en muchas jornadas vuelve a tener al conjunto txuri urdin a tiro; recibe al Betis en el duelo directo más interesante de la jornada), y de siete con respecto al cuarto, el Levante (que recibe a Las Palmas). El Hércules, líder de la categoría, juega a la misma hora que la Real en casa y ante un Celta necesitado, mientras que el Numancia, el quinto en discordia en esta pelea por el ascenso (que todavía puede abrirse algo más si Betis, Elche o Nastic pegan un estirón), juega en Soria el sábado a las 16.00 horas ante el Nastic. En Huesca habrá un millar de realistas en un pequeño estadio que se llenará por completo. El equipo local no ha conseguido todavía arañar un solo punto a la Real desde que subió a Segunda.
Y es que los del año pasado y el de la primera vuelta de esta temporada han sido los únicos encuentros en los que Huesca y Real Sociedad se han enfrentado hasta la fecha. El balance es claramente de color txuri urdin: tres partidos y tres victorias. El partido jugado en Huesca la pasada temporada acabó con el resultado de 1-2. Muy mal partido el que se vio y un marcador muy duro para los méritos de los locales. Abreu adelantó a la Real muy pronto con un disparo lejano que sorprendió al adelantado meta oscense. Aranburu hizo el 0-2 y pareció sentenciar el partido antes del descanso. Pero la expulsión de Markel Bergara, producto de un arbitraje casero, y la renuncia de la Real a seguir atacando animaron a los locales, que recortaron distancias y lucharon hasta el final por alcanzar un empate que no llegó gracias a la fortaleza defensiva del equipo de Lillo. La lucha por el ascenso seguía viva, a pesar de la notable distancia con respecto al tercer clasificado.
En la primera vuelta de esta temporada, la Real se impuso al Huesca por 2-0. No fue tampoco un buen partido de los de Lasarte, pero sí el inicio de una victoriosa racha de ocho triunfos consecutivos. Griezmann, en su debut como titular, marcó un golazo desde fuera del área haciendo olvidar una mala primera mitad, en la que el conjunto txuri urdin presionó mal y jugó el balón aún peor. El equipo que protagonizó es gran racha en Anoeta sólo apareció en los últimos minutos, con los cambios y especialmente con la entrada al terreno de juego de Zurutuza, que debutaba en esta temporada. Ahí sí se empezaron a hacer las cosas realmente bien y hubo unos minutos muy apreciables. En ellos, Bueno sentenció el partido con un golazo de jugada personal en la que dejó sentados a la defensa y al portero. La Real se colocaba, con estos tres puntos, a uno del ascenso y a dos del liderato. El mal inicio no había sido un lastre. Faltaba poco para que se encaramara a las tres primeras posiciones para ya no dejarlas.
La convocatoria de Lasarte es todavía provisional, pues viajan a Huesca 19 jugadores. El motivo es Mikel Labaka. La pequeña lesión que sufrió en el decepcionante amistoso jugado en Logroño el martes lo convierte en duda hasta última hora y abre muchas incógnitas en el once inicial. Si estuviera en condiciones, jugará, incluso forzando. Junto a él estará Esnaola, que por fin debutará con la camiseta del primer equipo. Si Labaka no pudiera jugar, se abren muchas posibilidades. Ha entrado en la lista el potrillo Camaduro, pero no parece que vaya a ser titular. Hay quien habla de Elustondo jugando como central, puesto que ya ocupó en algún momento, aunque de forma circunstancia, durante su paso por el Sanse. Hay quien cita a Markel Bergara, quien jugó unos minutos en Logroño en ese puesto. Incluso se habla de Diego Rivas, aunque la altura juega en su contra. En los laterales estarán Carlos Martínez (otra opción para el puesto de central, pero más descabellada porque no hay recambio en su lateral) y De la Bella. Sarasola esperará en el banquillo.
Con ese condicionante, el centro del campo también tiene incógnitas que resolver. Una, sorprendente, ha quedado resuelta con la lista de convocados. Nsue no viajará a Huesca. No es que estuviera en un gran momento, pero su ausencia ha sorprendido. De esta forma, todo queda muy abierto. Diego Rivas y Elustondo estarán en el once, presumiblemente en el doble pivote aunque alguno, como se apuntaba más arriba, podría acabar de central. Eso condicionará la posición del otro jugador que parece fijo, Aranburu. Pero más allá de eso, todo es una incógnita. Griezmann tiene muchas opciones de jugar, pero el técnico habló de dosificarle, y más teniendo en cuenta que se va con la selección sub-19 de Francia esta semana, y también habló de dar oportunidades a Johnatan Estrada. Songo'o decepcionó en Logroño pero la ausencia de Nsue le da muchas opciones de ser titular. Sergio, pese a los últimos minutos que jugó en Girona, se queda fuera de la lista para hacer hueco a los regresos de Xabi Prieto y Zurutuza. Ninguno de ellos dos será titular, lo que limita y mucho las opciones. Lo normal sería que jugaran Griezmann, Aranburu y Songo'o, con Bueno como delantero y Agirretxe esperando en el banquillo.
El examen de esta semana, por tanto, estará centrado en dos aspectos. Por un lado, en la defensa por las novedades en cuanto a los nombres. Por otro, en la delantera. La Real ha sumado sólo cinco puntos de los últimos quince en disputa, y eso encuentra una explicación en los apenas cuatro goles que ha anotado en esos encuentros. Y más si nos fijamos en cómo llegaron esos goles. Dos han sido obra de Bueno, y esos dos son los que entran en la lógica del funcionamiento del equipo. Labaka anotó el empate ante Las Palmas, en una especie de chilena desesperada y afortunada en el último minuto. Y Bravo hizo el último de falta hace ya dos jornadas. Hace falta que despierte el instinto goleador de algunos de los realistas como Griezmann, Agirretxe, Aranburu (no marcan desde hace seis semanas) o Nsue (desde hace cinco, y alcanzará los seis ya que no estará en Huesca), además de otros como Johnatan o Songo'o, que no se han estrenado todavía.
La Real comienza la jornada en segunda posición, con 47 puntos, con tres de ventaja con respecto al tercer clasificado, el Cartagena (que por primera vez en muchas jornadas vuelve a tener al conjunto txuri urdin a tiro; recibe al Betis en el duelo directo más interesante de la jornada), y de siete con respecto al cuarto, el Levante (que recibe a Las Palmas). El Hércules, líder de la categoría, juega a la misma hora que la Real en casa y ante un Celta necesitado, mientras que el Numancia, el quinto en discordia en esta pelea por el ascenso (que todavía puede abrirse algo más si Betis, Elche o Nastic pegan un estirón), juega en Soria el sábado a las 16.00 horas ante el Nastic. En Huesca habrá un millar de realistas en un pequeño estadio que se llenará por completo. El equipo local no ha conseguido todavía arañar un solo punto a la Real desde que subió a Segunda.
Y es que los del año pasado y el de la primera vuelta de esta temporada han sido los únicos encuentros en los que Huesca y Real Sociedad se han enfrentado hasta la fecha. El balance es claramente de color txuri urdin: tres partidos y tres victorias. El partido jugado en Huesca la pasada temporada acabó con el resultado de 1-2. Muy mal partido el que se vio y un marcador muy duro para los méritos de los locales. Abreu adelantó a la Real muy pronto con un disparo lejano que sorprendió al adelantado meta oscense. Aranburu hizo el 0-2 y pareció sentenciar el partido antes del descanso. Pero la expulsión de Markel Bergara, producto de un arbitraje casero, y la renuncia de la Real a seguir atacando animaron a los locales, que recortaron distancias y lucharon hasta el final por alcanzar un empate que no llegó gracias a la fortaleza defensiva del equipo de Lillo. La lucha por el ascenso seguía viva, a pesar de la notable distancia con respecto al tercer clasificado.
En la primera vuelta de esta temporada, la Real se impuso al Huesca por 2-0. No fue tampoco un buen partido de los de Lasarte, pero sí el inicio de una victoriosa racha de ocho triunfos consecutivos. Griezmann, en su debut como titular, marcó un golazo desde fuera del área haciendo olvidar una mala primera mitad, en la que el conjunto txuri urdin presionó mal y jugó el balón aún peor. El equipo que protagonizó es gran racha en Anoeta sólo apareció en los últimos minutos, con los cambios y especialmente con la entrada al terreno de juego de Zurutuza, que debutaba en esta temporada. Ahí sí se empezaron a hacer las cosas realmente bien y hubo unos minutos muy apreciables. En ellos, Bueno sentenció el partido con un golazo de jugada personal en la que dejó sentados a la defensa y al portero. La Real se colocaba, con estos tres puntos, a uno del ascenso y a dos del liderato. El mal inicio no había sido un lastre. Faltaba poco para que se encaramara a las tres primeras posiciones para ya no dejarlas.
martes, febrero 23, 2010
Yo estuve allí... y no sabía que vi algo histórico
Yo estuve en el estadio Vicente Calderón en la noche del 25 de febrero de 2003. Hace ya siete años de aquello. No voy a decir que parece que fue ayer, porque el sufrimiento de los últimos años lo copa todo. Era el último partido de una primera vuelta triunfal. La Real no había perdido ningún partido en esa primera mitad del campeonato y ganando se alzaba con ese honorífico, pero en el caso txuri urdin maldito, título de campeón de invierno. Y la Real ganó. Qué felicidad. Aquello fue histórico, pues era la segunda vez que el equipo realista terminaba la primera mitad de la Liga sin perder un solo encuentro. La anterior fue incluso más fatídica que ésta (Vigo siempre en el recuerdo), la de la temporada 79-80, la de la Liga que se perdió en Sevilla. Sin embargo, hay otro hecho que convierte a aquel partido en histórico, uno que no podía sospechar nadie de entre quienes estuvimos allí presentes o de los que lo vieron a través de la televisión. Aquel día, un portero de la Real evitó por última vez un gol de penalti. Histórico, porque nadie lo ha vuelto a hacer.
Es cierto que Alberto detuvo un penalti más adelante, ante el Valladolid (y lanzado por su portero, Bizarri; no vayáis a creer que Bravo es el único portero que intenta golear, no...), pero aquel acabó en gol tras el rechace. Fue grande ver a Westerveld estirarse hacia su izquierda y sacar el balón, todavía con el 0-0 en el marcador. Quizá había sido incluso más grande lo que hizo la semana anterior, pues también paró otro penalti, éste al Celta de Vigo y con mucho menos tiempo de partido por jugar. Y desde entonces, nada. Cada penalti fallado por un rival de la Real ha sido porque lo ha lanzado fuera, aunque la mayoría han acabado dentro. Alberto, Asier Riesgo, Bravo y Zubikarai no han sido capaces de detener un solo penalti tras aquella hermosa estirada de Westerveld. Ni uno. En siete años ya. La categoría de estos porteros está fuera de toda duda. La calidad nuestros entrenadores de porteros, el ahora madridista Xabier Mancisidor y Roberto Navajas, también. ¿Qué falla entonces? ¿Es normal que en siete años no se detenga un solo penalti?
La estadística en el fútbol no sirve más que para entretener a los aficionados, pero hay que reconocer que cuando algo así sucede, es por algo. Es cierto que la pasada temporada Bravo detuvo uno en Alicante, ante el Hércules. Pero resulta que un mal árbitro (perdón, otro mal árbitro) decidió que había que repetirlo y a la segunda tentativa acabó dentro. Pero es una única excepción en demasiados años. Quizá la estadística, como decía, no sirva para mucho, pero quizá se pueda utilizar para abrir los ojos. Si no paramos un penalti, por mucho que la suerte intervenga decisivamente en este lance del juego, quizá habría que poner más empeño todavía en parar uno. El gol de Bravo fue un subidón de adrenalina porque nunca habíamos visto un gol del portero. Como aquella primera vuelta culminada en el Calderón fue un subidón por lo extraordinario que es que un equipo esté 19 partidos sin conocer la derrota. Como fue un subidón ver a la Real ganar su primera Liga. Por supuesto que ésto no estará a la altura, pero quizá parar un penalti sea un impulso anímico más grande de lo que podemos imaginar, sobre todo para quienes hoy nos recreamos en esta estadística. Y más si el penalti es injusto.
Porque injusto fue, y hay que decirlo, tanto el que se pitó en el Calderón aquella noche como el de Girona. No hay voluntariedad en la acción de Ansotegi. Es eso, y no otra cosa, lo que convierte en penalti el choque entre un balón y una mano. ¿Que se puede pitar? Se puede pitar muchas cosas, por lo visto. Hoy hay quien dice que no se debe insistir en la crítica a los árbitros. Que nada bueno se puede sacar de ello. Que ya no tiene remedio. Que igual Ansotegi tendría que haber tenido más cuidado. Que es una excusa que ponemos algunos para justificar la derrota. Me vais a perdonar, pero no estoy de acuerdo. No comprendo por qué no se puede evaluar lo que hace uno de los protagonistas del partido. No comprendo por qué hay que seguir viviendo en un régimen de terror a las represalias que puedan acometer los árbitros. No comprendo por qué hay que limitar el alcance de las decisiones arbitrales en el partido cuando es evidente que han alterado el resultado de un partido. Sin acritud, sin hablar de manos negras, sin villaratos de por medio. Un análisis serio y con sensatez. Si no lo hacemos, ¿qué reto tiene un árbitro sobre el campo? Si todo es perdonable, ¿por qué habrían de mejorar y evitar así que se adultere la pugna entre dos equipos por una decisión equivocada?
El error es admisible, y si hay quien cree que no debemos de pasar de ahí, su opinión me parecerá siempre respetable aunque no la comparta. Lo que no entiendo es por qué hay que guardar silencio ante las tomaduras de pelo o las demostraciones de nula profesionalidad. Que un árbitro diga que no pita penalti en la mano que comete un defensa del Nastic en la segunda mitad del partido porque éste tenía el brazo apoyado en el suelo es motivo más que suficiente para que ese árbitro vuelva a la escuela de arbitraje. Pitar con un reglamento que no existe es algo gravísimo, y debiera ser sancionable. Y, lo que es peor, no es nuevo para la Real. ¿Ya hemos olvidado que el año pasado, con la visita del Rayo en Anoeta, otro árbitro dijo a los jugadores de la Real que no expulsaba a Diamé porque "íbamos ganando"? ¿Ya hemos olvidado que aquel árbitro que mandó repetir el penalti de Alicante dijo que lo repetiría cada vez que lo parara Bravo? ¿Ya hemos olvidado que un linier reconoció a los realistas que el penalti que se pitó a favor del Zaragoza en Anoeta en el último minuto no había sido? No perdamos la memoria.
No soy sospechoso de esconder los favores arbitrales que recibe la Real (como el gol que no entró en Tarragona y que nos dio una victoria que no debimos lograr así) o de hablar sólo de los colegiados cuando se pierde (me quejé amargamente de la anterior comparecencia ante la Real de Lesma López, cuando dejó sin sancionar un golpe a Rivas en la nariz o un claro penalti a Agirretxe, aunque aquel día se ganara al Recreativo). El error arbitral hay que evaluarlo para solventarlo. Y es admisible. Que te piten con un reglamento que no existe no se puede pasar por alto o que los colegiados se burlen de nuestros jugadores y aficionados, no. El club sabrá lo que le conviene, y lo sabrá porque tiene mucha más información que yo. Pero yo, desde fuera, lo que veo es una tomadura de pelo que nos ha costado tres puntos. Y lo digo. Con sinceridad y con tranquilidad, sin olvidarme por ello del mal partido que hizo la Real. Porque una cosa no quita a la otra, ni para decirla ni para analizarla.
Es cierto que Alberto detuvo un penalti más adelante, ante el Valladolid (y lanzado por su portero, Bizarri; no vayáis a creer que Bravo es el único portero que intenta golear, no...), pero aquel acabó en gol tras el rechace. Fue grande ver a Westerveld estirarse hacia su izquierda y sacar el balón, todavía con el 0-0 en el marcador. Quizá había sido incluso más grande lo que hizo la semana anterior, pues también paró otro penalti, éste al Celta de Vigo y con mucho menos tiempo de partido por jugar. Y desde entonces, nada. Cada penalti fallado por un rival de la Real ha sido porque lo ha lanzado fuera, aunque la mayoría han acabado dentro. Alberto, Asier Riesgo, Bravo y Zubikarai no han sido capaces de detener un solo penalti tras aquella hermosa estirada de Westerveld. Ni uno. En siete años ya. La categoría de estos porteros está fuera de toda duda. La calidad nuestros entrenadores de porteros, el ahora madridista Xabier Mancisidor y Roberto Navajas, también. ¿Qué falla entonces? ¿Es normal que en siete años no se detenga un solo penalti?
La estadística en el fútbol no sirve más que para entretener a los aficionados, pero hay que reconocer que cuando algo así sucede, es por algo. Es cierto que la pasada temporada Bravo detuvo uno en Alicante, ante el Hércules. Pero resulta que un mal árbitro (perdón, otro mal árbitro) decidió que había que repetirlo y a la segunda tentativa acabó dentro. Pero es una única excepción en demasiados años. Quizá la estadística, como decía, no sirva para mucho, pero quizá se pueda utilizar para abrir los ojos. Si no paramos un penalti, por mucho que la suerte intervenga decisivamente en este lance del juego, quizá habría que poner más empeño todavía en parar uno. El gol de Bravo fue un subidón de adrenalina porque nunca habíamos visto un gol del portero. Como aquella primera vuelta culminada en el Calderón fue un subidón por lo extraordinario que es que un equipo esté 19 partidos sin conocer la derrota. Como fue un subidón ver a la Real ganar su primera Liga. Por supuesto que ésto no estará a la altura, pero quizá parar un penalti sea un impulso anímico más grande de lo que podemos imaginar, sobre todo para quienes hoy nos recreamos en esta estadística. Y más si el penalti es injusto.
Porque injusto fue, y hay que decirlo, tanto el que se pitó en el Calderón aquella noche como el de Girona. No hay voluntariedad en la acción de Ansotegi. Es eso, y no otra cosa, lo que convierte en penalti el choque entre un balón y una mano. ¿Que se puede pitar? Se puede pitar muchas cosas, por lo visto. Hoy hay quien dice que no se debe insistir en la crítica a los árbitros. Que nada bueno se puede sacar de ello. Que ya no tiene remedio. Que igual Ansotegi tendría que haber tenido más cuidado. Que es una excusa que ponemos algunos para justificar la derrota. Me vais a perdonar, pero no estoy de acuerdo. No comprendo por qué no se puede evaluar lo que hace uno de los protagonistas del partido. No comprendo por qué hay que seguir viviendo en un régimen de terror a las represalias que puedan acometer los árbitros. No comprendo por qué hay que limitar el alcance de las decisiones arbitrales en el partido cuando es evidente que han alterado el resultado de un partido. Sin acritud, sin hablar de manos negras, sin villaratos de por medio. Un análisis serio y con sensatez. Si no lo hacemos, ¿qué reto tiene un árbitro sobre el campo? Si todo es perdonable, ¿por qué habrían de mejorar y evitar así que se adultere la pugna entre dos equipos por una decisión equivocada?
El error es admisible, y si hay quien cree que no debemos de pasar de ahí, su opinión me parecerá siempre respetable aunque no la comparta. Lo que no entiendo es por qué hay que guardar silencio ante las tomaduras de pelo o las demostraciones de nula profesionalidad. Que un árbitro diga que no pita penalti en la mano que comete un defensa del Nastic en la segunda mitad del partido porque éste tenía el brazo apoyado en el suelo es motivo más que suficiente para que ese árbitro vuelva a la escuela de arbitraje. Pitar con un reglamento que no existe es algo gravísimo, y debiera ser sancionable. Y, lo que es peor, no es nuevo para la Real. ¿Ya hemos olvidado que el año pasado, con la visita del Rayo en Anoeta, otro árbitro dijo a los jugadores de la Real que no expulsaba a Diamé porque "íbamos ganando"? ¿Ya hemos olvidado que aquel árbitro que mandó repetir el penalti de Alicante dijo que lo repetiría cada vez que lo parara Bravo? ¿Ya hemos olvidado que un linier reconoció a los realistas que el penalti que se pitó a favor del Zaragoza en Anoeta en el último minuto no había sido? No perdamos la memoria.
No soy sospechoso de esconder los favores arbitrales que recibe la Real (como el gol que no entró en Tarragona y que nos dio una victoria que no debimos lograr así) o de hablar sólo de los colegiados cuando se pierde (me quejé amargamente de la anterior comparecencia ante la Real de Lesma López, cuando dejó sin sancionar un golpe a Rivas en la nariz o un claro penalti a Agirretxe, aunque aquel día se ganara al Recreativo). El error arbitral hay que evaluarlo para solventarlo. Y es admisible. Que te piten con un reglamento que no existe no se puede pasar por alto o que los colegiados se burlen de nuestros jugadores y aficionados, no. El club sabrá lo que le conviene, y lo sabrá porque tiene mucha más información que yo. Pero yo, desde fuera, lo que veo es una tomadura de pelo que nos ha costado tres puntos. Y lo digo. Con sinceridad y con tranquilidad, sin olvidarme por ello del mal partido que hizo la Real. Porque una cosa no quita a la otra, ni para decirla ni para analizarla.
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domingo, febrero 21, 2010
GIRONA 1 - REAL SOCIEDAD 0 La Real sólo pierde de penalti... y hoy injusto
Sea cual sea el resultado final de la temporada, lo que está claro es que esta 2009-2010 no se va a recordar por la suerte de la Real con los penaltis. Como la 2008-2009. O la 2007-2008. Suerte habrá que llamarlo, mala suerte, claro, aunque el calor del momento puede llevar, y con razón, a llamarlo de otra forma. Otro arbitraje nefasto, indigno de un deporte como éste y de una Liga como la española, tanto da que se trate de la Segunda División, ha decidido el resultado en Girona más allá de los méritos de uno y otro equipo durante los 90 minutos. Mal partido de la Real, sí, mala actitud de inicio en un partido que se debió ganar porque no había precisamente un gran rival. Pero resultado injusto a tenor de méritos y ocasiones (escasas ambas en los dos equipos) y de la parcial actuación del colegiado, el mismo que ya privó de la victoria en Las Palmas en la primera jornada y que birló un penalti a Agirretxe ante el Recreativo cuando el partido iba aún 0-0. Tres de tres en contra. ¿Casualidad? Que cada cual piense lo que quiera.
Soy de la opinión de que lo que hagan los dos equipos es lo que tiene que decidir un partido y que lo demás, lo que pueda influir en la contienda deportiva debe minimizarse hasta casi desaparecer. Hoy no ha sido así. Hoy quien ha decidido el partido ha sido el árbitro y decir otra cosa es cerrar los ojos a la realidad. La Real ha perdido cuatro partidos en lo que llevamos de temporada. A excepción del accidente ante el Hércules, los demás por 1-0. Los tres con un gol de penalti. Si en Levante la mano de Diego Rivas pareció clara y la infracción de Claudio Bravo a un delantero del Elche fue indiscutible, hoy hay mucho de lo que hablar. Mano de Ansotegi y quinta tarjeta amarilla. ¿Mano? No puede ser que todavía no sepamos a qué atenernos cuando un balón toca el brazo de un defensa dentro del área, porque hasta el mismo árbitro pita una sí y otra no. No puede ser. Y no puede ser, todavía más grave, que una mano dentro del área de la Real como la de Ansotegi sea penalti y otra mano en la segunda mitad dentro del área del Girona no lo sea, cuando además, y a diferencia de la jugada en contra de la Real, sí impidió una clara ocasión de gol. Debió ser penalti y roja y no fue nada. Y encima nos toma el pelo diciéndole al delegado realista que no pita el penalti contra el Girona porque tenía la mano apoyada en el suelo. Nueva regla en el fútbol, tomen nota.
Sólo eso ha decidido el partido, y eso es una afirmación que se sustenta en el marcador, al que subió sólo un gol y de penalti. Ya en la primera parte Carlos Bueno también ha sido objeto de otro penalti que el árbitro convertió en falta suya. Eso cambia resultados. Ha cambiado el de hoy. "No me hagan entrar en ese terreno, porque vamos a quedar mal", dijo Lasarte, pidiendo a los periodistas que fueran ellos, aunque él mismo y todos los jugadores que hablaron tras el partido acabaron haciéndolo, quienes se manifestaran con claridad en este terreno. Yo sí puedo hacerlo. Lo hago y lo digo. Hoy el árbitro ha alterado la pugna deportiva, ha perjudicado claramente (y no sólo dentro de las áreas) a la Real y le ha dado al Girona una posibilidad de sumar tres puntos que sólo con su fútbol seguramente no habría podido disfrutar. Al margen de esta lacra del fútbol que sigue siendo el paupérrimo nivel técnico (si antes decía que había que llamarlo suerte, ahora tendré que decir que hablamos del nivel técnico de los árbitros) de quienes tienen que impartir justicia, el partido fue malo de solemnidad.
La Real decidió sair a esperar, a ver qué pasaba, a que el Girona se manifestara y dijera qué tipo de partido quería plantear. Los más críticos pensarán, y no sin razón, que el equipo txuri urdin hoy tenía que haber salido a proponer. Y no se dio cuenta de ello y de su propia capacidad hasta el tramo final del partido. Pero vayamos por partes. La alineación de Lasarte ha sido la esperada, sin más cambio que el motivado por la sanción a Labaka y con Mikel González. Y el problema estuvo en el centro del campo. Ahí tuvo la Real un gran agujero, tanto en defensa como en ataque. Ni Elustondo ni Aranburu fueron capaces de ayudar a un Diego Rivas que no estuvo tan acertado como en otras tardes, ni tampoco de crear ocasiones de peligro sobre la portería del Girona o de asistir a Bueno en alguna jugada (hubo incluso algún desajuste flagrante, balones a los que acudían Nsue y Bueno al mismo tiempo). Y eso que la superioridad de la Real por alto, en los balones enviados desde la banda, fue manifiesta. Así llegaron las dos grandes ocasiones realistas de la primera mitad, una a pase de Griezmann (el mejor del partido) y cabezazo de Bueno y la otra en una jugada en la que el sol pareció molestar a Nsue.
El gol del Girona desde el punto de penalti fue un castigo excesivo para la Real, visto lo visto en la primera mitad, puesto que el equipo catalán no inquietó la portería de Bravo. Sí presionó bien la precaria e inofensiva salida de balón de la Real, pero no concretó peligro alguno. La segunda parte ofreció un escenario distinto. De poca calidad futbolística igualmente, pero distinto por ritmo y por ambición. La Real salió mucho más dispuesta a buscar el gol (seguramente colaboraron los cambios de Lasarte, la entrada de Songo'o y Sergio; Agirretxe pasó más desapercibido) y el Girona a explotar el contraataque. Las mejores ocasiones de la Real volvieron a llegar de cabeza, con un testarazo de Bueno al larguero, de nuevo a pase de Griezmann, y con otro de Agirretxe, cuyo disparo se marchó rozando el palo izquierdo de la portería local. La reacción fue tardía, pero tendría que haber sido más que suficiente para sacar algo positivo de Girona. Por contra, los locales dispusieron de dos contraatques, un disparo de Moha que un Bravo otra vez salvador sacó con maestría y un contraataque, ya con la Real volcada, en el que Peragón se dejó el balón atrás.
El 1-0, a pesar del mal juego txuri urdin de hoy, es injusto por todo ello. Por ocasiones y ambición de ambos equipos y por la determinante y prevaricadora actuación arbitral. ¿Qué deja de bueno este partido? Alguna cosa queda, no voy a caer en la tentación de verlo todo negro y de pensar que este equipo que va segundo en la clasificación, que sólo ha perdido cuatro partidos y que está en el camino a Primera es el desastre absoluto que algunos quieren ver. Está claro que ha habido cierta pasividad en el juego de la Real, en especial en la primera parte. Es obvio que el gran partido de Aranburu hace una semana y la leve mejoría que demostró Elustondo no han tenido continuidad hoy. Se ha visto nítido que no ha sido precisamente el día ni de Bueno ni de Nsue. Pero la defensa ha seguido fuerte, incluso cuando Mikel González se ha quedado solo en las tareas defensivas en el tramo final del encuentro. La Real, además, ha vuelto a terminar atacando y encerrando a su rival en el área, algo que hace ganando y perdiendo. Songo'o aportó, y demostró que hay una muy buena conexión con un Carlos Martínez que hizo una espléndida segunda mitad en ataque.
¿Lo malo? Que la Real no termina de dar el golpe de efecto que la competición le ha dado la oportunidad de dar ya en varias ocasiones. Que hay quien puede ver en derrotas como la de hoy un signo de debilidad o de falta de ambición. Que la estadística sin Xabi Prieto (¡que vuelva ya!) es muy negativa (dos derrotas, dos empates y una sola victoria, cinco de quince puntos). Pero que nadie se equivoque. Lo que hoy ha perdido la Real es una oportunidad de despegar, no opción alguna de ascender. En esta jornada no ha ganado ninguno de los nueve primeros clasificados, y eso quiere decir que no sólo la Real se deja puntos. Que cualquiera te puede ganar en este deporte. El conjunto txuri urdin se queda siete puntos por encima del cuarto clasificado, el Levante, y el tercero, el Cartagena, también ha recortado uno. Pero sigue siendo una distancia grande y considerable, más que suficiente para que la Real siga arriba hasta el final. Vamos a Huesca con el mismo objetivo de esta semana: ir a más y abrir hueco. El vaso no es que siga medio lleno, es que está muy lleno. Una jornada menos, y ahí seguimos. A Huesca.
Soy de la opinión de que lo que hagan los dos equipos es lo que tiene que decidir un partido y que lo demás, lo que pueda influir en la contienda deportiva debe minimizarse hasta casi desaparecer. Hoy no ha sido así. Hoy quien ha decidido el partido ha sido el árbitro y decir otra cosa es cerrar los ojos a la realidad. La Real ha perdido cuatro partidos en lo que llevamos de temporada. A excepción del accidente ante el Hércules, los demás por 1-0. Los tres con un gol de penalti. Si en Levante la mano de Diego Rivas pareció clara y la infracción de Claudio Bravo a un delantero del Elche fue indiscutible, hoy hay mucho de lo que hablar. Mano de Ansotegi y quinta tarjeta amarilla. ¿Mano? No puede ser que todavía no sepamos a qué atenernos cuando un balón toca el brazo de un defensa dentro del área, porque hasta el mismo árbitro pita una sí y otra no. No puede ser. Y no puede ser, todavía más grave, que una mano dentro del área de la Real como la de Ansotegi sea penalti y otra mano en la segunda mitad dentro del área del Girona no lo sea, cuando además, y a diferencia de la jugada en contra de la Real, sí impidió una clara ocasión de gol. Debió ser penalti y roja y no fue nada. Y encima nos toma el pelo diciéndole al delegado realista que no pita el penalti contra el Girona porque tenía la mano apoyada en el suelo. Nueva regla en el fútbol, tomen nota.
Sólo eso ha decidido el partido, y eso es una afirmación que se sustenta en el marcador, al que subió sólo un gol y de penalti. Ya en la primera parte Carlos Bueno también ha sido objeto de otro penalti que el árbitro convertió en falta suya. Eso cambia resultados. Ha cambiado el de hoy. "No me hagan entrar en ese terreno, porque vamos a quedar mal", dijo Lasarte, pidiendo a los periodistas que fueran ellos, aunque él mismo y todos los jugadores que hablaron tras el partido acabaron haciéndolo, quienes se manifestaran con claridad en este terreno. Yo sí puedo hacerlo. Lo hago y lo digo. Hoy el árbitro ha alterado la pugna deportiva, ha perjudicado claramente (y no sólo dentro de las áreas) a la Real y le ha dado al Girona una posibilidad de sumar tres puntos que sólo con su fútbol seguramente no habría podido disfrutar. Al margen de esta lacra del fútbol que sigue siendo el paupérrimo nivel técnico (si antes decía que había que llamarlo suerte, ahora tendré que decir que hablamos del nivel técnico de los árbitros) de quienes tienen que impartir justicia, el partido fue malo de solemnidad.
La Real decidió sair a esperar, a ver qué pasaba, a que el Girona se manifestara y dijera qué tipo de partido quería plantear. Los más críticos pensarán, y no sin razón, que el equipo txuri urdin hoy tenía que haber salido a proponer. Y no se dio cuenta de ello y de su propia capacidad hasta el tramo final del partido. Pero vayamos por partes. La alineación de Lasarte ha sido la esperada, sin más cambio que el motivado por la sanción a Labaka y con Mikel González. Y el problema estuvo en el centro del campo. Ahí tuvo la Real un gran agujero, tanto en defensa como en ataque. Ni Elustondo ni Aranburu fueron capaces de ayudar a un Diego Rivas que no estuvo tan acertado como en otras tardes, ni tampoco de crear ocasiones de peligro sobre la portería del Girona o de asistir a Bueno en alguna jugada (hubo incluso algún desajuste flagrante, balones a los que acudían Nsue y Bueno al mismo tiempo). Y eso que la superioridad de la Real por alto, en los balones enviados desde la banda, fue manifiesta. Así llegaron las dos grandes ocasiones realistas de la primera mitad, una a pase de Griezmann (el mejor del partido) y cabezazo de Bueno y la otra en una jugada en la que el sol pareció molestar a Nsue.
El gol del Girona desde el punto de penalti fue un castigo excesivo para la Real, visto lo visto en la primera mitad, puesto que el equipo catalán no inquietó la portería de Bravo. Sí presionó bien la precaria e inofensiva salida de balón de la Real, pero no concretó peligro alguno. La segunda parte ofreció un escenario distinto. De poca calidad futbolística igualmente, pero distinto por ritmo y por ambición. La Real salió mucho más dispuesta a buscar el gol (seguramente colaboraron los cambios de Lasarte, la entrada de Songo'o y Sergio; Agirretxe pasó más desapercibido) y el Girona a explotar el contraataque. Las mejores ocasiones de la Real volvieron a llegar de cabeza, con un testarazo de Bueno al larguero, de nuevo a pase de Griezmann, y con otro de Agirretxe, cuyo disparo se marchó rozando el palo izquierdo de la portería local. La reacción fue tardía, pero tendría que haber sido más que suficiente para sacar algo positivo de Girona. Por contra, los locales dispusieron de dos contraatques, un disparo de Moha que un Bravo otra vez salvador sacó con maestría y un contraataque, ya con la Real volcada, en el que Peragón se dejó el balón atrás.
El 1-0, a pesar del mal juego txuri urdin de hoy, es injusto por todo ello. Por ocasiones y ambición de ambos equipos y por la determinante y prevaricadora actuación arbitral. ¿Qué deja de bueno este partido? Alguna cosa queda, no voy a caer en la tentación de verlo todo negro y de pensar que este equipo que va segundo en la clasificación, que sólo ha perdido cuatro partidos y que está en el camino a Primera es el desastre absoluto que algunos quieren ver. Está claro que ha habido cierta pasividad en el juego de la Real, en especial en la primera parte. Es obvio que el gran partido de Aranburu hace una semana y la leve mejoría que demostró Elustondo no han tenido continuidad hoy. Se ha visto nítido que no ha sido precisamente el día ni de Bueno ni de Nsue. Pero la defensa ha seguido fuerte, incluso cuando Mikel González se ha quedado solo en las tareas defensivas en el tramo final del encuentro. La Real, además, ha vuelto a terminar atacando y encerrando a su rival en el área, algo que hace ganando y perdiendo. Songo'o aportó, y demostró que hay una muy buena conexión con un Carlos Martínez que hizo una espléndida segunda mitad en ataque.
¿Lo malo? Que la Real no termina de dar el golpe de efecto que la competición le ha dado la oportunidad de dar ya en varias ocasiones. Que hay quien puede ver en derrotas como la de hoy un signo de debilidad o de falta de ambición. Que la estadística sin Xabi Prieto (¡que vuelva ya!) es muy negativa (dos derrotas, dos empates y una sola victoria, cinco de quince puntos). Pero que nadie se equivoque. Lo que hoy ha perdido la Real es una oportunidad de despegar, no opción alguna de ascender. En esta jornada no ha ganado ninguno de los nueve primeros clasificados, y eso quiere decir que no sólo la Real se deja puntos. Que cualquiera te puede ganar en este deporte. El conjunto txuri urdin se queda siete puntos por encima del cuarto clasificado, el Levante, y el tercero, el Cartagena, también ha recortado uno. Pero sigue siendo una distancia grande y considerable, más que suficiente para que la Real siga arriba hasta el final. Vamos a Huesca con el mismo objetivo de esta semana: ir a más y abrir hueco. El vaso no es que siga medio lleno, es que está muy lleno. Una jornada menos, y ahí seguimos. A Huesca.
sábado, febrero 20, 2010
PREVIA Girona - Real Sociedad. A por más
Más, esta Real quiere y va a por más (domingo, 17.00 horas, Montilivi; Canal + Liga y Gol TV). La visita a un equipo que lucha por la permanencia en Segunda se presenta como una oportunidad perfecta para seguir aumentando las distancias con respecto a los conjuntos que quieren subir, para reafirmar el buen juego demostrado ante el Nastic, para mejorar los números como visitante y para comenzar una parte del campeonato exigente y que, en poco más de un mes, nos dejará muy claro dónde estará la Real para afrontar el tramo final de la Liga. Martín Lasarte lo ha dejado claro: es un momento para dar otro golpe en la mesa que entierre definitivamente las dudas que algunos pudieran tener tras la ya cerrada racha de tres jornadas sin ganar. Es el momento de apuntular ya el ascenso.
La convocatoria del técnico realista sólo tiene una novedad, el regreso de Mikel González en lugar del sancionado Labaka. Eso evitará a Lasarte el principal quebradero de cabeza que le podría haber supuesto esta jornada, la formación de la defensa. De esta manera, lo normal es que la línea de cuatro la formen Carlos Martínez, Mikel González, Ansotegi y De la Bella, sin necesidad de algún experimento novedoso como colocar a un mediocentro de central o dar la alternativa y sus primeros minutos en la temporada a Esnaola, que seguirá esperando su oportunidad pero que no entra en la convocatoria. El único defensa que estará en el banquillo será Sarasola. Bravo, por descontado, seguirá ocupando la portería txuri urdin y, aunque no haga falta decirlo, no es probable que repita en Girona la experiencia de lanzar una falta.
Delante de ellos, y como Lasarte no recupera todavía a ninguno de los lesionados de esa zona (Xabi Prieto y Zurutuza, que podrían estar para el partido de la próxima semana en Huesca), no se esperan cambios. Diego Rivas y Elustondo formarían la dupla de pivotes, por delante de ellos se moverán Aranburu en la mediapunta y Griezmann y Nsue en las bandas, y Bueno volvería a ejercer de delantero único. Agirretxe, tras un comienzo de Liga demoledor, se ha ido apagando poco a poco y no ha aprovechado demasiado las breves presencias sobre el césped que ha ido teniendo. Junto a él, esperarán más minutos Songo'o o Sergio. A tenor de las palabras de Lasarte en rueda de prensa, quizá uno de los primeros cambios en Girona o en próximos partidos sea Johnatan Estrada.
El empate de ayer del Levante en Elche ha colocado ya la cuarta plaza a siete puntos de una Real que comienza la jornada como colider con 47 puntos y que, de no ganar el Numancia, podría aumentar el hueco hasta los diez puntos. Cuando salte al terreno de juego de Girona ya sabrá lo que han hecho Betis (el único que juega en casa esta jornada), Cartagena y Hércules, lo que dejará un panorama bastante claro de las aspiraciones de la Real en esta jornada. El equipo txuri urdin comienza un tramo de campeonato interesante, que definirá sus opciones. Primero jugará dos partidos seguidos fuera de casa, en Girona y Huesca, y después, recibirá consecutivamente en Anoeta a tres rivales directos por el ascenso: Numancia, Levante y Hércules, con las visitas a Salamanca y Córdoba entre medias. Para entonces, para el 4 de abril, a más de dos meses para el final de la Liga, la Real ya tendrá una valoración muy exacta de sus aspiraciones reales esta temporada.
La estadística señala que Girona no es precisamente una ciudad afortunada para la Real a lo largo de la Historia. Sólo la ha visitado en Segunda División, lo cual ya dice mucho, y en cuatro ocasiones hasta la fecha. Sólo ha vencido en una de ellas, en la lejanísima temporada 42-43. Fue por 1-2, con goles de Ontoria y Unamuno. Aquella campaña, el conjunto txuri urdin, entrenado por el mítico Benito Díaz, logró el premio del ascenso a Primera. El cuadro histórico lo completan dos victorias locales y un empate, la temporada pasada. El Girona llegó a golear a la Real por 4-1 en la temporada 48-49, siendo ese su triunfo más abultado ante el conjunto txuri urdin.
El encuentro de la pasada temporada fue un triste empate a cero. A la Real de Lillo le seguían pesando las ausencias por lesión de Xabi Prieto y Elustondo y no era capaz de crear demasiado juego ni muchas oportunidades de gol. Para colmo, el partido acabó con la expulsión de Marcos por doble amarilla. Vio ambas tarjetas por caídas dentro del área del Girona que el árbitro no señaló como penalti. Después de un buen inicio de temporada, la Real acumulaba cinco jornadas sin ganar y cuatro sin anotar un solo gol, verdadero problema del equipo durante toda la temporada pero especialmente durante la primera vuelta. Necati entró en la segunda mitad pero ni siquiera se acercó al gol. Como durante toda la temporada, en realidad.
En el partido de la primera vuelta, la Real todavía no se parecía del todo a esta Real que conocemos hoy. Segundo partido en Anoeta y segundo empate (al que habría que sumar la derrota cosechada en la Copa ante el Rayo). El estadio realista no era todavía un fortín, ni nada parecido. Agirretxe seguía en estado de gracia, marcaba los dos tantos del partido para el equipo txuri urdin y sumaba su cuarto gol en otros tantos partidos. Esta vez los pases fueron de Elustondo y Xabi Prieto. Se intuía esa Real soñada, pero no terminaba de dar el golpe, porque permitió que el Girona se adelantara por dos veces en el marcador. En cualquier caso, la Real seguía sin perder y la victoria en Tarragona una semana antes mantenía al equipo cerca de los puestos de arriba. Si la Real empata en Giron, seguirá calcando los números de la primera vuelta, números que colocarían a los de Lasarte en junio con 84 puntos. Y en Primera.
La convocatoria del técnico realista sólo tiene una novedad, el regreso de Mikel González en lugar del sancionado Labaka. Eso evitará a Lasarte el principal quebradero de cabeza que le podría haber supuesto esta jornada, la formación de la defensa. De esta manera, lo normal es que la línea de cuatro la formen Carlos Martínez, Mikel González, Ansotegi y De la Bella, sin necesidad de algún experimento novedoso como colocar a un mediocentro de central o dar la alternativa y sus primeros minutos en la temporada a Esnaola, que seguirá esperando su oportunidad pero que no entra en la convocatoria. El único defensa que estará en el banquillo será Sarasola. Bravo, por descontado, seguirá ocupando la portería txuri urdin y, aunque no haga falta decirlo, no es probable que repita en Girona la experiencia de lanzar una falta.
Delante de ellos, y como Lasarte no recupera todavía a ninguno de los lesionados de esa zona (Xabi Prieto y Zurutuza, que podrían estar para el partido de la próxima semana en Huesca), no se esperan cambios. Diego Rivas y Elustondo formarían la dupla de pivotes, por delante de ellos se moverán Aranburu en la mediapunta y Griezmann y Nsue en las bandas, y Bueno volvería a ejercer de delantero único. Agirretxe, tras un comienzo de Liga demoledor, se ha ido apagando poco a poco y no ha aprovechado demasiado las breves presencias sobre el césped que ha ido teniendo. Junto a él, esperarán más minutos Songo'o o Sergio. A tenor de las palabras de Lasarte en rueda de prensa, quizá uno de los primeros cambios en Girona o en próximos partidos sea Johnatan Estrada.
El empate de ayer del Levante en Elche ha colocado ya la cuarta plaza a siete puntos de una Real que comienza la jornada como colider con 47 puntos y que, de no ganar el Numancia, podría aumentar el hueco hasta los diez puntos. Cuando salte al terreno de juego de Girona ya sabrá lo que han hecho Betis (el único que juega en casa esta jornada), Cartagena y Hércules, lo que dejará un panorama bastante claro de las aspiraciones de la Real en esta jornada. El equipo txuri urdin comienza un tramo de campeonato interesante, que definirá sus opciones. Primero jugará dos partidos seguidos fuera de casa, en Girona y Huesca, y después, recibirá consecutivamente en Anoeta a tres rivales directos por el ascenso: Numancia, Levante y Hércules, con las visitas a Salamanca y Córdoba entre medias. Para entonces, para el 4 de abril, a más de dos meses para el final de la Liga, la Real ya tendrá una valoración muy exacta de sus aspiraciones reales esta temporada.
La estadística señala que Girona no es precisamente una ciudad afortunada para la Real a lo largo de la Historia. Sólo la ha visitado en Segunda División, lo cual ya dice mucho, y en cuatro ocasiones hasta la fecha. Sólo ha vencido en una de ellas, en la lejanísima temporada 42-43. Fue por 1-2, con goles de Ontoria y Unamuno. Aquella campaña, el conjunto txuri urdin, entrenado por el mítico Benito Díaz, logró el premio del ascenso a Primera. El cuadro histórico lo completan dos victorias locales y un empate, la temporada pasada. El Girona llegó a golear a la Real por 4-1 en la temporada 48-49, siendo ese su triunfo más abultado ante el conjunto txuri urdin.
El encuentro de la pasada temporada fue un triste empate a cero. A la Real de Lillo le seguían pesando las ausencias por lesión de Xabi Prieto y Elustondo y no era capaz de crear demasiado juego ni muchas oportunidades de gol. Para colmo, el partido acabó con la expulsión de Marcos por doble amarilla. Vio ambas tarjetas por caídas dentro del área del Girona que el árbitro no señaló como penalti. Después de un buen inicio de temporada, la Real acumulaba cinco jornadas sin ganar y cuatro sin anotar un solo gol, verdadero problema del equipo durante toda la temporada pero especialmente durante la primera vuelta. Necati entró en la segunda mitad pero ni siquiera se acercó al gol. Como durante toda la temporada, en realidad.
En el partido de la primera vuelta, la Real todavía no se parecía del todo a esta Real que conocemos hoy. Segundo partido en Anoeta y segundo empate (al que habría que sumar la derrota cosechada en la Copa ante el Rayo). El estadio realista no era todavía un fortín, ni nada parecido. Agirretxe seguía en estado de gracia, marcaba los dos tantos del partido para el equipo txuri urdin y sumaba su cuarto gol en otros tantos partidos. Esta vez los pases fueron de Elustondo y Xabi Prieto. Se intuía esa Real soñada, pero no terminaba de dar el golpe, porque permitió que el Girona se adelantara por dos veces en el marcador. En cualquier caso, la Real seguía sin perder y la victoria en Tarragona una semana antes mantenía al equipo cerca de los puestos de arriba. Si la Real empata en Giron, seguirá calcando los números de la primera vuelta, números que colocarían a los de Lasarte en junio con 84 puntos. Y en Primera.
martes, febrero 16, 2010
GRANDES GOLES: BRAVO (Real Sociedad 1 - Nastic 0, 09-10)
Lo mejor de haber visto hace apenas un par de días uno de estos goles que hacen historia es que sobran las palabras. Todos lo vimos, todos hemos leído sobre él, todos hemos escuchado ya a su autor, a Claudio Bravo. Yo creo que lo que queda es un momento único, imborrable, de pura excitación previa y de genuina exaltación txuri urdin. No me importa si fue una temeridad calculada o un riesgo prescindible. Lo que sí me importa es que es un instante de fútbol en estado puro, de Real Sociedad, de esa Real que siempre nos ha emocionado, un momento diferente, rompedor. Y valiente. El fútbol es de los valientes y el premio es la algarabía que se apoderó de las gradas de Anoeta. La de esa emocionante piña que formaron todos los jugadores de la Real, la que Bravo destacó hoy. La que sintió también, frente al televisor, mi corazón txuri urdin.
domingo, febrero 14, 2010
REAL SOCIEDAD 1 - NASTIC 0 ¡¡¡Bravo, Bravo!!!
Aunque sea injusto, porque hay mucho que destacar, todo se resume hoy en una palabra: Bravo. Desde que el guardameta chileno cometiera el terrible error que costó el partido ante el Elche, no ha hecho más que erigirse en el salvador de la Real. En Murcia lo hizo con dos paradas antológicas. Y hoy lo ha hecho de la forma más particular, marcando el gol del triunfo. Sí, sí, Bravo ha marcado el gol del triunfo. Ese secreto a voces de los últimos años que era el deseo del chileno de lanzar una falta hoy se ha convertido en realidad, al filo del descanso, y de la mejor forma posible. Y no es que la falta estuviera especialmente bien lanzada, porque pareció asequible para la defensa, pero quizá por la sorpresa que les ha provocado el lanzador ha acabado en el fondo de la portería del Nastic después de rozar en un defensa tarraconense. Qué explosión de alegría se ha vivido en las gradas de Anoeta. Que tres puntos tan importantes ha conseguido el héroe de la jornada, Claudio Bravo. El mejor portero de la categoría que, sin duda, sería uno de los mejores de Primera División.
Ese instante define el partido, pero también define lo que es esta Real. El equipo ha entendido lo que constituye la esencia de este centenario club, entiende que tiene que vivir de momentos de gran excitación como los que vivieron los 9.000 realistas que viajaron a Vigo en busca de un título de Liga, de acciones inverosímiles como el gol de Zamora en Gijón que nos convirtió en campeones, de determinación absoluta como la de los héroes de Puertollano al jurarse a sí mismos y ante todos nosotros que la Real no volvería a bajar a Segunda y que nos ofreció 40 años de felicidad. Hoy Anoeta ha vivido uno de esos instantes, el momento de la temporada, el gol de estos tres años en Segunda Divisón que, si no se tuercen muchísimo las cosas están tocando a su fin. Quienes lo habéis visto en directo, quienes lo habéis hecho por televisión, guardad este instante en vuestra retina, recordad siempre el grito que habéis soltado en el gol, porque estos momentos son los que definen la Historia de este maravilloso club.
El gol de Bravo ha sido el único que se ha marcado en los 90 minutos, pero no ha sido un día para sufrir. Al contrario, la Real ha entendido a la perfección el partido en todo momento y en todas sus circunstancias. El dominio ha sido abrumador, aunque el juego en ataque podría haber tenido algo más de fluidez, y las ocasiones de color txuri urdin cuantiosas. La Real ha debido ganar hoy con mucha claridad, ante un Nastic decepcionante, que en ningún momento ha respondido a la etiqueta con la que llegaba a Anoeta de mejor equipo a domicilio de la Segunda División. Casi todos los jugadores de ataque han tenido ocasiones de gol, aunque la más clara ha sido de Aranburu, que ha estado a punto de culminar el partidazo que ha hecho con un gol en la segunda parte. Pero el fallo ha sido de los grandes y no ha sido capaz de impulsar dentro de la portería, desde dentro del área pequeña y sin portero, un espléndido remate de Nsue que había superado toda la línea defensiva del Nastic.
Hoy la Real tenía que dar una muestra de madurez y la ha dado. A todos los niveles y en todas las líneas. Lasarte ha tenido fe en el equipo de sus sueños, lesiones aparte. Griezmann recuperó su puesto en la banda izquierda y Elustondo mantuvo el suyo en el centro del campo. Al margen del buen partido del mediocentro (que responde así a las malas jornadas que arrastraba), de la influencia decisiva de Bravo y de la espléndida actuación del capitán, el primer aplauso procedente del análisis del juego tiene que ir para la defensa. Arrastraban sólo 60 minutos juntos y hoy ha parecido que Carlos Martínez, Labaka, Ansotegi y De la Bella han jugado juntos toda la vida. Entre ellos, y el incansable trabajo de Diego Rivas, consiguieron que el Nastic no tuviera ni una sola ocasión de gol en los 90 minutos. Ni una. Eso pasa mucho en los partidos de la Real, que su rival apenas llega a gol. Y eso es un mérito formidable del equipo. El único pero a la línea defensiva es la tarjeta que vio Labaka y que le impedirá jugar la próxima semana. Le toca a Lasarte pensar en la mejor solución.
La Real ha saltado al campo pensando que la victoria podía llegar con la velocidad. Nsue y Griezmann en las bandas debían ser la principal arma y los balones en largo de Bravo la mejor solución para iniciar las jugadas. Pero el bajo nivel que ha dado el Nastic y el gran partido de Aranburu han cambiado el escenario previsto por completo. El dominio realista en el centro del campo ha sido total y desde el primer minuto y así han comenzado a llegar las primeras ocasiones. En la primera mitad, la Real ha apostado mucho por lanzamientos lejanos. Lo intentaron Diego Rivas en dos ocasiones, Elustondo, Aranburu y Griezmann, que estuvo antes algo lento en un balón que le había servido Bueno (grandes movimientos durante todo el partido; con un poquitín más de precisión habría podido firmar tres o cuatro jugadas de gol) y que hasta estuvo cerca de marcar un gol olímpico.
Sin embargo, la mejor ocasión de los primeros 45 minutos fue un cabezazo desde dentro del área que sacó la defensa del Nastic bajo palos. Tras el gol de Bravo y la excitación que poseyó todo Anoeta y el alma de todos los realistas, el Nastic tampoco reaccionó. La segunda parte fue casi un calco de la primera, aunque sí es cierto que la Real cedió algo el dominio del balón. El Nastic, en todo caso, no supo qué hacer con él, con lo que el resultado, por corto que fuera, no corrió peligro en ningún momento. Es más, debieron ampliarlo Bueno con un lanzamiento desde 40 metros que salvo el portero o Aranburu con ese gol cantado que lanzó arriba. Griezmann, pletórico trabajo el suyo como siempre, tuvo su ocasión, igual que Agirretxe, que disparó mal. Muchas ocasiones de gol. El único pero a Lasarte es que quizá los cambios debieron llegar antes. Songo'o apenas jugó el descuento y de haber tenido más minutos es probable que hubiera dispuesto de alguna ocasión al contraataque.
Los resultados de ayer añadieron presión al deseo realista de romper una racha de tres jornadas sin ganar. Y la Real ha respondido con madurez y con autoridad. Son tres puntos de oro, tres puntos que lanzan un nuevo aviso a los equipos que quieren subir a Primera División. Las distancias se mantienen. El Hércules sigue líder y aumenta la ventaja en el average general, pero tiene los mismos puntos que el conjunto txuri urdin, 47. La cuarta posición sigue a ocho puntos, con los 39 que tiene el Numancia y a la espera de lo que haga el Levante hoy, que podría alcanzar los mismos. Betis y Nastic se quedan a doce puntos, a cuatro partidos (y en el caso de los catalanes ya con el average particular perdido). El Rayo, que seguramente dijo adiós ayer a sus opciones de ascender, a 16. Yo no tenía dudas hace tres semanas. No las tuve hace dos. No las he tenido durante esta semana. Hoy sigo sin tenerlas. La Real responde sobre el césped, la Real sigue ofreciendo momentos para recordar y unas constantes de juego que invitan al optimismo. Queda menos para el ascenso. Queda mucho para junio, pero también está a la vuelta de la esquina. Y en esa contradicción se esconde la felicidad del momento. Vivámosla.
Ese instante define el partido, pero también define lo que es esta Real. El equipo ha entendido lo que constituye la esencia de este centenario club, entiende que tiene que vivir de momentos de gran excitación como los que vivieron los 9.000 realistas que viajaron a Vigo en busca de un título de Liga, de acciones inverosímiles como el gol de Zamora en Gijón que nos convirtió en campeones, de determinación absoluta como la de los héroes de Puertollano al jurarse a sí mismos y ante todos nosotros que la Real no volvería a bajar a Segunda y que nos ofreció 40 años de felicidad. Hoy Anoeta ha vivido uno de esos instantes, el momento de la temporada, el gol de estos tres años en Segunda Divisón que, si no se tuercen muchísimo las cosas están tocando a su fin. Quienes lo habéis visto en directo, quienes lo habéis hecho por televisión, guardad este instante en vuestra retina, recordad siempre el grito que habéis soltado en el gol, porque estos momentos son los que definen la Historia de este maravilloso club.
El gol de Bravo ha sido el único que se ha marcado en los 90 minutos, pero no ha sido un día para sufrir. Al contrario, la Real ha entendido a la perfección el partido en todo momento y en todas sus circunstancias. El dominio ha sido abrumador, aunque el juego en ataque podría haber tenido algo más de fluidez, y las ocasiones de color txuri urdin cuantiosas. La Real ha debido ganar hoy con mucha claridad, ante un Nastic decepcionante, que en ningún momento ha respondido a la etiqueta con la que llegaba a Anoeta de mejor equipo a domicilio de la Segunda División. Casi todos los jugadores de ataque han tenido ocasiones de gol, aunque la más clara ha sido de Aranburu, que ha estado a punto de culminar el partidazo que ha hecho con un gol en la segunda parte. Pero el fallo ha sido de los grandes y no ha sido capaz de impulsar dentro de la portería, desde dentro del área pequeña y sin portero, un espléndido remate de Nsue que había superado toda la línea defensiva del Nastic.
Hoy la Real tenía que dar una muestra de madurez y la ha dado. A todos los niveles y en todas las líneas. Lasarte ha tenido fe en el equipo de sus sueños, lesiones aparte. Griezmann recuperó su puesto en la banda izquierda y Elustondo mantuvo el suyo en el centro del campo. Al margen del buen partido del mediocentro (que responde así a las malas jornadas que arrastraba), de la influencia decisiva de Bravo y de la espléndida actuación del capitán, el primer aplauso procedente del análisis del juego tiene que ir para la defensa. Arrastraban sólo 60 minutos juntos y hoy ha parecido que Carlos Martínez, Labaka, Ansotegi y De la Bella han jugado juntos toda la vida. Entre ellos, y el incansable trabajo de Diego Rivas, consiguieron que el Nastic no tuviera ni una sola ocasión de gol en los 90 minutos. Ni una. Eso pasa mucho en los partidos de la Real, que su rival apenas llega a gol. Y eso es un mérito formidable del equipo. El único pero a la línea defensiva es la tarjeta que vio Labaka y que le impedirá jugar la próxima semana. Le toca a Lasarte pensar en la mejor solución.
La Real ha saltado al campo pensando que la victoria podía llegar con la velocidad. Nsue y Griezmann en las bandas debían ser la principal arma y los balones en largo de Bravo la mejor solución para iniciar las jugadas. Pero el bajo nivel que ha dado el Nastic y el gran partido de Aranburu han cambiado el escenario previsto por completo. El dominio realista en el centro del campo ha sido total y desde el primer minuto y así han comenzado a llegar las primeras ocasiones. En la primera mitad, la Real ha apostado mucho por lanzamientos lejanos. Lo intentaron Diego Rivas en dos ocasiones, Elustondo, Aranburu y Griezmann, que estuvo antes algo lento en un balón que le había servido Bueno (grandes movimientos durante todo el partido; con un poquitín más de precisión habría podido firmar tres o cuatro jugadas de gol) y que hasta estuvo cerca de marcar un gol olímpico.
Sin embargo, la mejor ocasión de los primeros 45 minutos fue un cabezazo desde dentro del área que sacó la defensa del Nastic bajo palos. Tras el gol de Bravo y la excitación que poseyó todo Anoeta y el alma de todos los realistas, el Nastic tampoco reaccionó. La segunda parte fue casi un calco de la primera, aunque sí es cierto que la Real cedió algo el dominio del balón. El Nastic, en todo caso, no supo qué hacer con él, con lo que el resultado, por corto que fuera, no corrió peligro en ningún momento. Es más, debieron ampliarlo Bueno con un lanzamiento desde 40 metros que salvo el portero o Aranburu con ese gol cantado que lanzó arriba. Griezmann, pletórico trabajo el suyo como siempre, tuvo su ocasión, igual que Agirretxe, que disparó mal. Muchas ocasiones de gol. El único pero a Lasarte es que quizá los cambios debieron llegar antes. Songo'o apenas jugó el descuento y de haber tenido más minutos es probable que hubiera dispuesto de alguna ocasión al contraataque.
Los resultados de ayer añadieron presión al deseo realista de romper una racha de tres jornadas sin ganar. Y la Real ha respondido con madurez y con autoridad. Son tres puntos de oro, tres puntos que lanzan un nuevo aviso a los equipos que quieren subir a Primera División. Las distancias se mantienen. El Hércules sigue líder y aumenta la ventaja en el average general, pero tiene los mismos puntos que el conjunto txuri urdin, 47. La cuarta posición sigue a ocho puntos, con los 39 que tiene el Numancia y a la espera de lo que haga el Levante hoy, que podría alcanzar los mismos. Betis y Nastic se quedan a doce puntos, a cuatro partidos (y en el caso de los catalanes ya con el average particular perdido). El Rayo, que seguramente dijo adiós ayer a sus opciones de ascender, a 16. Yo no tenía dudas hace tres semanas. No las tuve hace dos. No las he tenido durante esta semana. Hoy sigo sin tenerlas. La Real responde sobre el césped, la Real sigue ofreciendo momentos para recordar y unas constantes de juego que invitan al optimismo. Queda menos para el ascenso. Queda mucho para junio, pero también está a la vuelta de la esquina. Y en esa contradicción se esconde la felicidad del momento. Vivámosla.
sábado, febrero 13, 2010
PREVIA Real Sociedad - Nastic. La madurez de un equipo... y de una defensa
La Real afronta ante el Nastic (domingo, 12.00 horas, Anoeta; Canal +) una prueba de madurez. Ese es el término que empleó el propio Martín Lasarte en su rueda de prensa semanal y ese es, sin duda, el más adecuado para definir lo que espera esta jornada. El equipo ya viene dando muestras de madurez durante toda la temporada, pero después de tres semanas sin ganar, con la ausencia de cuatro titulares y ante el mejor visitante de la categoría, es madurez lo que tendrá que demostrar una vez más. La demostración la tendrá que hacer todo el equipo, pero sobre todo la defensa, que es la línea con más bajas y con mayor riesgo de que se prolonguen en el tiempo ante la inminencia de sanción para los dos centrales. Ganar rompería muchos miedos y acercaría un poquito más a la Real a Primera.
Cuatro son los titulares habituales que no podrán estar ante el Nastic. A las ya conocidas ausencias de los dueños de la banda derecha durante toda la primera vuelta, Dani Estrada y Xabi Prieto, se suman las de Mikel González y David Zurutuza, que no estarán con seguridad ni esta jornada ni la próxima (veremos si se pieden alguna más). La baja del central es más problemática, ya que es quien ha usado el técnico como comodín ante la falta de efectivos (o de confianza en alguno de ellos en algún tramo) en los laterales. Con lo que tiene Lasarte, no parece posible otra defensa que no sea la formada por Carlos Martínez, Labaka, Ansotegi y De la Bella, con Sarasola en el banquillo. Tanto Ansotegi como Labaka tienen cuatro tarjetas. Esnaola, su único recambio natural en el primer equipo, sigue quedándose fuera de las convocatorias, por lo que una sanción a cualquiera de ellos pondría a prueba la confianza que Lasarte pueda tener en él o la capacidad de adaptación que otros jugadores (Carlos Martínez, Elustondo, Markel) puedan tener al puesto de central.
En el centro del campo es donde se recogen todas las dudas que pueda tener Lasarte para confeccionar su once. Durante la semana ha probado con una pareja de mediocentros formada por Diego Rivas y Aranburu, respondiendo así a la posibilidad de que Elustondo se quede fuera. Sin embargo, el técnico dedicó elogios al propio Elustondo en la rueda de prensa y recordó que parte de su rendimiento se ve afectado por los jugadores que tiene alrededor. O, mejor dicho, por los que ahora mismo no tiene. En la línea de tres mediapuntas, el único que parece tener el puesto asegurado es Nsue. Griezmann también parece probable que ocupe la banda izquierda y el jugador que se mueva por el centro podría ser Aranburu, en caso de que Lasarte continuara con sus dos mediocentros predilectos, o incluso Sergio, que vuelve a la convocatoria. Songo'o parece que esperará minutos en el banquillo. Bueno, ya pichichi del equipo con siete goles y dos jornadas consecutivas marcando, seguirá como delantero único.
A pesar de la racha de tres jornadas sin ganar, la Real sigue mantienendo una sustancial ventaja con respecto a los equipos que buscan meterse en la zona de ascenso. Ocho puntos separan al conjunto txuri urdin del cuarto clasificado, un Levante que recibe al Celta, y que tiene los mismos puntos que el Numancia, que juega en casa ante Las Palmas. Los realistas tienen 44 puntos, los mismos que el líder, el Hércules, que recibe al Villarreal B (empatado a puntos con Levante y Numancia pero sin posibilidad de subir). Tras dos jornadas sin ganar en Anoeta, la Real busca retomar la senda del triunfo y soñar con una racha similar a la de la primera vuelta (ocho victorias consecutivas, récord histórico en Anoeta) que le dejaría a las puertas del ascenso. En Anoeta, los partidos a las doce de la mañana son por el momento sinónimo de victoria local. Ojo al tiempo y la helada que en la noche del sábado podría complicar el maltrecho estado del césped de Anoeta, que será replantado aprovechando los dos partidos como visitante que le esperan al equipo.
La Historia dice que el Nastic no ha ganado jamás en San Sebastián, como tampoco lo había hecho hasta hace tres semanas el Elche. Que eso sirva de aviso. En Primera División, tres visitas y otras tantas victorias de color txuri urdin, la última de ellas en la temporada del descenso (Real y Nastic se fueron a Segunda de la mano), la 06-07, por 3-2. Fue la primera victoria en Liga de los realistas, y eso que la competición transitaba ya por la jornada 15. En cambio, los números de los tarraconenses no son tan malos en Segunda, donde han arrancado dos empates de los cuatro partidos jugados. De hecho, esos dos empates se produjeron en las dos últimas visitas del Nastic, ambas en este periplo por la categoría de plata que vive su tercer capítulo. La mayor goleada realista al equipo catalán fue el 5-0 de la temporada 45-46, militando ambos conjuntos en Segunda. Pérez, Unamuno, Pedrín, Ontoria y Vázquez fueron los autores de los goles aquel día.
La pasada temporada, Real y Nastic empataron a cero. Y gracias a un Zubikarai que se salió, con cuatro paradas antológicas, una de ellas doble, que permitieron que los catalanes no marcaran. La Real venía de ganar cuatro partidos consecutivos y soñaba todavía con reengancharse a la lucha por el ascenso, pero el Nastic frenó su trayectoria. La mejor ocasión realista para ganar el partido fue un penalti que Abreu falló. Fue el único lanzamiento entre los tres palos del equipo local, y por desgracia no fue precisamente un reto para el portero tarraconense. El Nastic, en cambio, tuvo ocasiones de todos los colores, en jugada, en contraataque, a balón parado, y demostró que si algo tenía la Real era un portero de garantías, incluso aunque Bravo, recién llegado de partidos con su selección, se quedara en el banquillo aquel día. Sergio sufrió una lesión y eso terminó de secar el poco fútbol que la Real puso sobre el césped.
En la primera vuelta, la Real consiguió una afortunadísima victoria sobre la bocina por 1-2. Su fútbol mejoró con respecto a las tres primeras jornadas, pero el triunfo y los tres puntos no hubieran volado a San Sebastián de no ser por el árbitro. En el descuento, Carlos Bueno realizó un desesperado disparo desde una posición escorada, el balón se escurrió por debajo del cuerpo del portero pero éste reaccionó a tiempo de cazarlo sobre la línea. El árbitro dio gol. No lo fue, pero valió. Fue el primer gol del uruguayo, que dio una victoria que comenzó a apuntalarse con el gol de Agirretxe, ya el cuarto de la temporada en otras tantas jornadas. Nsue y Xabi Prieto fueron de lo mejor de una Real que debió ganar antes el partido por las ocasiones acumuladas, pero que estuvo cerca de dejarse dos puntos por el golazo encajado.
Cuatro son los titulares habituales que no podrán estar ante el Nastic. A las ya conocidas ausencias de los dueños de la banda derecha durante toda la primera vuelta, Dani Estrada y Xabi Prieto, se suman las de Mikel González y David Zurutuza, que no estarán con seguridad ni esta jornada ni la próxima (veremos si se pieden alguna más). La baja del central es más problemática, ya que es quien ha usado el técnico como comodín ante la falta de efectivos (o de confianza en alguno de ellos en algún tramo) en los laterales. Con lo que tiene Lasarte, no parece posible otra defensa que no sea la formada por Carlos Martínez, Labaka, Ansotegi y De la Bella, con Sarasola en el banquillo. Tanto Ansotegi como Labaka tienen cuatro tarjetas. Esnaola, su único recambio natural en el primer equipo, sigue quedándose fuera de las convocatorias, por lo que una sanción a cualquiera de ellos pondría a prueba la confianza que Lasarte pueda tener en él o la capacidad de adaptación que otros jugadores (Carlos Martínez, Elustondo, Markel) puedan tener al puesto de central.
En el centro del campo es donde se recogen todas las dudas que pueda tener Lasarte para confeccionar su once. Durante la semana ha probado con una pareja de mediocentros formada por Diego Rivas y Aranburu, respondiendo así a la posibilidad de que Elustondo se quede fuera. Sin embargo, el técnico dedicó elogios al propio Elustondo en la rueda de prensa y recordó que parte de su rendimiento se ve afectado por los jugadores que tiene alrededor. O, mejor dicho, por los que ahora mismo no tiene. En la línea de tres mediapuntas, el único que parece tener el puesto asegurado es Nsue. Griezmann también parece probable que ocupe la banda izquierda y el jugador que se mueva por el centro podría ser Aranburu, en caso de que Lasarte continuara con sus dos mediocentros predilectos, o incluso Sergio, que vuelve a la convocatoria. Songo'o parece que esperará minutos en el banquillo. Bueno, ya pichichi del equipo con siete goles y dos jornadas consecutivas marcando, seguirá como delantero único.
A pesar de la racha de tres jornadas sin ganar, la Real sigue mantienendo una sustancial ventaja con respecto a los equipos que buscan meterse en la zona de ascenso. Ocho puntos separan al conjunto txuri urdin del cuarto clasificado, un Levante que recibe al Celta, y que tiene los mismos puntos que el Numancia, que juega en casa ante Las Palmas. Los realistas tienen 44 puntos, los mismos que el líder, el Hércules, que recibe al Villarreal B (empatado a puntos con Levante y Numancia pero sin posibilidad de subir). Tras dos jornadas sin ganar en Anoeta, la Real busca retomar la senda del triunfo y soñar con una racha similar a la de la primera vuelta (ocho victorias consecutivas, récord histórico en Anoeta) que le dejaría a las puertas del ascenso. En Anoeta, los partidos a las doce de la mañana son por el momento sinónimo de victoria local. Ojo al tiempo y la helada que en la noche del sábado podría complicar el maltrecho estado del césped de Anoeta, que será replantado aprovechando los dos partidos como visitante que le esperan al equipo.
La Historia dice que el Nastic no ha ganado jamás en San Sebastián, como tampoco lo había hecho hasta hace tres semanas el Elche. Que eso sirva de aviso. En Primera División, tres visitas y otras tantas victorias de color txuri urdin, la última de ellas en la temporada del descenso (Real y Nastic se fueron a Segunda de la mano), la 06-07, por 3-2. Fue la primera victoria en Liga de los realistas, y eso que la competición transitaba ya por la jornada 15. En cambio, los números de los tarraconenses no son tan malos en Segunda, donde han arrancado dos empates de los cuatro partidos jugados. De hecho, esos dos empates se produjeron en las dos últimas visitas del Nastic, ambas en este periplo por la categoría de plata que vive su tercer capítulo. La mayor goleada realista al equipo catalán fue el 5-0 de la temporada 45-46, militando ambos conjuntos en Segunda. Pérez, Unamuno, Pedrín, Ontoria y Vázquez fueron los autores de los goles aquel día.
La pasada temporada, Real y Nastic empataron a cero. Y gracias a un Zubikarai que se salió, con cuatro paradas antológicas, una de ellas doble, que permitieron que los catalanes no marcaran. La Real venía de ganar cuatro partidos consecutivos y soñaba todavía con reengancharse a la lucha por el ascenso, pero el Nastic frenó su trayectoria. La mejor ocasión realista para ganar el partido fue un penalti que Abreu falló. Fue el único lanzamiento entre los tres palos del equipo local, y por desgracia no fue precisamente un reto para el portero tarraconense. El Nastic, en cambio, tuvo ocasiones de todos los colores, en jugada, en contraataque, a balón parado, y demostró que si algo tenía la Real era un portero de garantías, incluso aunque Bravo, recién llegado de partidos con su selección, se quedara en el banquillo aquel día. Sergio sufrió una lesión y eso terminó de secar el poco fútbol que la Real puso sobre el césped.
En la primera vuelta, la Real consiguió una afortunadísima victoria sobre la bocina por 1-2. Su fútbol mejoró con respecto a las tres primeras jornadas, pero el triunfo y los tres puntos no hubieran volado a San Sebastián de no ser por el árbitro. En el descuento, Carlos Bueno realizó un desesperado disparo desde una posición escorada, el balón se escurrió por debajo del cuerpo del portero pero éste reaccionó a tiempo de cazarlo sobre la línea. El árbitro dio gol. No lo fue, pero valió. Fue el primer gol del uruguayo, que dio una victoria que comenzó a apuntalarse con el gol de Agirretxe, ya el cuarto de la temporada en otras tantas jornadas. Nsue y Xabi Prieto fueron de lo mejor de una Real que debió ganar antes el partido por las ocasiones acumuladas, pero que estuvo cerca de dejarse dos puntos por el golazo encajado.
jueves, febrero 11, 2010
El mantra de Bravo
"¿Por qué vamos a estar nerviosos si estamos con ventaja sobre el resto, estamos primeros en la clasificación?". Yo lo dije la semana pasada, antes de sumar un punto en Murcia (y hago hincapié en lo de sumar, que es lo único que nos va a llevar al ascenso). Esta semana quien lo ha dicho es Claudio Bravo. Su pregunta ya es para mí un mantra, una frase que voy a repetir hasta la saciedad para responder a quienes tienen miedo en la actual situación. Nadie tiene una bola de cristal y muy pocos esperábamos que la Real encadenara justo ahora tres partidos sin ganar, pero eso no me va a generar vértigo o pánico a estas alturas. No mientras los números me sigan dando tranquilidad. La misma, por cierto, que me sigue ofreciendo lo que el equipo enseña sobre el césped.
Sí, es cierto que el juego ha bajado algunos enteros en este tramo liguero. ¿Tanto como se está diciendo? Yo creo que no. Creo que hay partidos que en la primera vuelta se ganaron en los que el rendimiento no fue mejor que en Murcia o en casa ante Las Palmas. ¿Se jugó mejor en Vigo que en tierras murcianas? ¿Se superó al Córdoba con más claridad que a los canarios? ¿Acaso es el primer partido en el que sacamos puntos gracias a las paradas de Bravo o a un gol en los últimos instantes? No, la verdad es que no. Decir lo contrario es prescindir de un análisis más completo de los partidos y de las circunstancias que acontecen en ellos.
Lo que está claro es que no ganar hace que los aspectos más negativos de la actualidad se destaquen más. Ahora parece que Elustondo está jugando peor, pero todos sabemos que no empezó la temporada demasiado entonado por mucho que la Real no perdiera hasta la jornada diez. Ahora hay quien veía a Griezmann cansado, cuando en plena racha victoriosa en Anoeta el chaval también tuvo un pequeño bache de juego. Pero eso es ley de vida. Ni la Real puede ganar los 42 partidos de Liga, ni ningún jugador puede estar permanentemente bien a lo largo de una temporada tan larga. La clave del éxito está en que el entrenador sepa ver las señales e interpretarlas correctamente, que sepa qué cambios introducir en cada momento y que los relevos respondan a las expectativas. Y de momento parece que, con todos los matices que queráis, sí ve estas cosas.
¿Las lesiones? Pues es otro de esos factores que incluyen en el fútbol. Está claro que la Real que saltará al campo el domingo no contará con cuatro jugadores que ahora mismo forman parte del once ideal (Mikel González, Estrada, Xabi Prieto y Zurutuza; éste último más por el deseo del entrenador de que sea una pieza fundamental que por los minutos que las lesiones le han dejado jugar). Está claro que eso se tiene que notar y se está notando, sobre todo en el caso de Prieto. Pero hay recambios en la primera plantilla. Carlos Martínez dio una asistencia de gol la semana pasada y cada vez está mejor. Ansotegi y Labaka, pese a que el segundo está un peldaño más abajo, son una pareja solvente. De la Bella firmó un buen encuentro en Murcia y sólo le falta subir algo más. Nsue está dando buen rendimiento y Songo'o apunta cosas importantes. Y siempre nos queda el Sanse.
Yo estoy con Bravo y seguiré estándolo mientras lo que pase en los partidos no demuestre lo contrario. ¿Por qué voy a estar nervioso si estamos con ventaja? Si acaso la perdemos (y creo que no la vamos a perder), ya buscaremos el plan B, el de subir en una lucha igualada. Pero por ahora todo marcha bien. Colíderes y ocho puntos con respecto al cuarto. Mirar al cuarto, por cierto, no denota desconfianza. Es simplemente que el premio es el mismo para los tres primeros y, en el fondo, me da igual ser campeón que tercero. La referencia es esa. No hay dudas por mi parte cuando hablo del cuarto.
Sí, es cierto que el juego ha bajado algunos enteros en este tramo liguero. ¿Tanto como se está diciendo? Yo creo que no. Creo que hay partidos que en la primera vuelta se ganaron en los que el rendimiento no fue mejor que en Murcia o en casa ante Las Palmas. ¿Se jugó mejor en Vigo que en tierras murcianas? ¿Se superó al Córdoba con más claridad que a los canarios? ¿Acaso es el primer partido en el que sacamos puntos gracias a las paradas de Bravo o a un gol en los últimos instantes? No, la verdad es que no. Decir lo contrario es prescindir de un análisis más completo de los partidos y de las circunstancias que acontecen en ellos.
Lo que está claro es que no ganar hace que los aspectos más negativos de la actualidad se destaquen más. Ahora parece que Elustondo está jugando peor, pero todos sabemos que no empezó la temporada demasiado entonado por mucho que la Real no perdiera hasta la jornada diez. Ahora hay quien veía a Griezmann cansado, cuando en plena racha victoriosa en Anoeta el chaval también tuvo un pequeño bache de juego. Pero eso es ley de vida. Ni la Real puede ganar los 42 partidos de Liga, ni ningún jugador puede estar permanentemente bien a lo largo de una temporada tan larga. La clave del éxito está en que el entrenador sepa ver las señales e interpretarlas correctamente, que sepa qué cambios introducir en cada momento y que los relevos respondan a las expectativas. Y de momento parece que, con todos los matices que queráis, sí ve estas cosas.
¿Las lesiones? Pues es otro de esos factores que incluyen en el fútbol. Está claro que la Real que saltará al campo el domingo no contará con cuatro jugadores que ahora mismo forman parte del once ideal (Mikel González, Estrada, Xabi Prieto y Zurutuza; éste último más por el deseo del entrenador de que sea una pieza fundamental que por los minutos que las lesiones le han dejado jugar). Está claro que eso se tiene que notar y se está notando, sobre todo en el caso de Prieto. Pero hay recambios en la primera plantilla. Carlos Martínez dio una asistencia de gol la semana pasada y cada vez está mejor. Ansotegi y Labaka, pese a que el segundo está un peldaño más abajo, son una pareja solvente. De la Bella firmó un buen encuentro en Murcia y sólo le falta subir algo más. Nsue está dando buen rendimiento y Songo'o apunta cosas importantes. Y siempre nos queda el Sanse.
Yo estoy con Bravo y seguiré estándolo mientras lo que pase en los partidos no demuestre lo contrario. ¿Por qué voy a estar nervioso si estamos con ventaja? Si acaso la perdemos (y creo que no la vamos a perder), ya buscaremos el plan B, el de subir en una lucha igualada. Pero por ahora todo marcha bien. Colíderes y ocho puntos con respecto al cuarto. Mirar al cuarto, por cierto, no denota desconfianza. Es simplemente que el premio es el mismo para los tres primeros y, en el fondo, me da igual ser campeón que tercero. La referencia es esa. No hay dudas por mi parte cuando hablo del cuarto.
sábado, febrero 06, 2010
MURCIA 1 - REAL SOCIEDAD 1 El peor partido de la peor racha... pero con un punto más
Mal partido de la Real en Murcia. Sin ninguna duda, el peor de los tres que conforman ya la peor racha de la temporada y que, sin embargo, ofrece un punto más para el conjunto txuri urdin y el liderato provisional, a la espera de lo que haga mañana el Hércules. Habida cuenta de las muchas cosas que hoy no han funcionado, no deja de ser paradójico que a la Real se le hayan escapado dos puntos por la mala suerte. Mala suerte, sí, porque esa también juega y hoy lo ha hecho en contra de los intereses del conjunto txuri urdin. Con el gol de Bueno ya se pensaba, otra vez, que lo más difícil estaba hecho, y otra vez se han escapado dos puntos con un gol encajado pocos instantes después de adelantarse en el marcador. Mal partido, sí, en casi todos los aspectos del juego. Y sin embargo, un punto más. Punto, eso sí, que se debe también a Claudio Bravo, que con dos paradones descomunales ha mantenido el nivel que se espera de un equipo que ocupa los puestos punteros de la tabla.
El partido ha empezado muy frío por parte de la Real. Mucho. Quizá demasiado frío, sobre todo si pensamos que hoy era el día en el que el equipo txuri urdin debía demostrar que no había sufrido un bajón. El principal problema realista ha estado en el centro del campo. Y eso a pesar de que Diego Rivas se ha mostrado hoy como todo un coloso en la tarea de recuperación de balones. Se ha hartado de adelantarse a los jugadores murcianos y de rebañar el cuero, y también de cubrir las, eso sí, escasas subidas de los laterales (Carlos Martínez se ha animado algo más por la derecha que Mikel González primero y De la Bella después). Al ya frío panorama se han sumado dos cuestiones más. La primera, la lesión de Mikel González. La segunda, la necesidad de hacer cambios en la línea de centrocampistas, que además ha venido también por lesión. Un Zurutuza también desaparecido dejó su puesto en el campo a Songo'o y ató las manos del entrenador y sus posibilidades de cambiar el partido en la segunda mitad desde el banquillo.
Antes de que eso llegara, el balón había sido del Murcia. Pero no así las ocasiones de gol. Se puede aplicar perfectamente lo que Lasarte dijo la semana pasada del partido ante Las Palmas. Era difícil ver cómo iba a marcar el Murcia, a pesar de algún desajuste en defensa. Las ocasiones parecieron más claras del lado de la Real. En especial, una clarísima de Nsue que debió ser el 0-1, o también un cabezazo de Elustondo que de haber llegado con un poco más de claridad podría haber acabado dentro de la portería. En la segunda parte, la Real dio un paso adelante. No demasiado atrevido, también es cierto, pero pareció controlar más el juego. Así llegó el gol de la Real. Gran pase de Carlos Martínez al que podría haber llegado Nsue antes de que Bueno impulsara el balón al fondo de la portería con la rodilla. Séptimo tanto del uruguayo, que además fue protagonista de los escasísimos detalles de calidad del partido.
Y con lo más difícil hecho, la Real volvió a dilapidar su ventaja. Hoy, bien es cierto, la Real no ha hecho mal las cosas para encajar ese gol, que ha llegado de la forma más dolorosa. Labaka desvió a gol un lanzamiento de falta que Bravo podría haber detenido con facilidad. El portero chileno personificó la decepción realista, sobre todo porque hizo dos paradas maravillosas, sobre todo la primera con el pie que, a la postre, fueron las que salvaron un punto para la Real. Y la suerte esquiva para la Real en el rechace de Labaka se prolongó con un rebote tras un disparo de Nsue que se marchó fuera. La suerte decidió beneficiar a los locales en los dos rechaces que descolocaron a los porteros. El Murcia tuvo una nueva ocasión en el descuento, clarísima, probablemente la mejor de todo el encuentro, pero esta vez el lanzamiento se marchó fuera. En la segunda parte, las opciones de gol sí fueron del Murcia, casualmente cuando el juego fue algo más favorable a la Real. Con este balance, el empate no es un mal resultado ni tampoco se puede considerar injusto.
Labaka culminó con el gol en propia puerta una tarde aciaga, en la que además vio una tarjeta amarilla bastante injusta pero que le impedirá jugar la próxima semana. Eso, sumado a la lesión de Mikel González, va a poner en un serio aprieto a Martín Lasarte la próxima semana, porque probablemente le obligará a alinear por primera vez a Esnaola. La tarjeta, decía, fue injusta. Como casi todo el arbitraje de Del Cerro Grande, con un tono caserísimo en las faltas y en las tarjetas y que, sin embargo, provocó las quejas de la grada y de unos jugadores murcianos que abusaron con descaro de pedir faltas inexistentes. Los jugadores realistas ven tarjetas amarillas con una facilidad pasmosa. En este partido, en el que no pasó absolutamente nada, vio tres amonestaciones y no sacó la única que vieron los murcianos hasta el minuto 70. Al menos el colegiado no picó en varias jugadas dentro del área y, dentro de lo malo, no adulteró el resultado final.
El césped de La Condomina es de vergüenza, pero no fue el causante del resultado. La Real no aprendió del todo la lección de Valencia. Lasarte ordenó a los suyos un juego más en largo de lo habitual, y fueron continuos los lanzamientos hacia los delanteros, pero Bueno no consiguió bajar ninguno y ahí se nota mucho no contar con Xabi Prieto para lanzar ese tipo de jugadas. La apuesta por la velocidad en la segunda mitad, con Nsue y Songo'o en las bandas, tampoco dio excesivo resultado porque nadie les surtió de balones en condiciones. De la Bella, aunque estuvo bien atrás, no subió demasiado y Carlos Martínez sí lo hizo, pero todavía le falta entendimiento con el único jugador fichado en el mercado invernal como para sacar más partido a sus jugadas (aunque el gol naciera de una jugada así). Si Bravo es el mejor realista, no se puede estar demasiado contento con el partido en casi ningún aspecto.
La Real consigue su peor racha de la temporada y encadena tres semanas sin ganar. Además, suma su tercer empate ante equipos que ocupan los puestos de descenso y sigue sin ganar en Murcia en Segunda División. Pero suma un punto, y eso nunca se puede desdeñar. Mañana el Hércules juega en casa del Betis, y puede suceder que la Real acabe la jornada como líder a pesar de esta racha y a pesar de este empate. La referencia del cuarto puesto, después de sumar dos puntos de los últimos nueve, está a ocho puntos gracias al triunfo hoy del Numancia en Elche. Eso habla del buen trabajo que se ha venido haciendo hasta ahora, que ha dado al equipo un inmenso colchón para pasar cómodamente estas jornadas, esta racha que tiene que llegarle a todos los equipos en algún momento de la temporada. Ahora, a recuperar el fortín de Anoeta frente al Nastic. Con eso, se recuperará el ritmo de ascenso.
El partido ha empezado muy frío por parte de la Real. Mucho. Quizá demasiado frío, sobre todo si pensamos que hoy era el día en el que el equipo txuri urdin debía demostrar que no había sufrido un bajón. El principal problema realista ha estado en el centro del campo. Y eso a pesar de que Diego Rivas se ha mostrado hoy como todo un coloso en la tarea de recuperación de balones. Se ha hartado de adelantarse a los jugadores murcianos y de rebañar el cuero, y también de cubrir las, eso sí, escasas subidas de los laterales (Carlos Martínez se ha animado algo más por la derecha que Mikel González primero y De la Bella después). Al ya frío panorama se han sumado dos cuestiones más. La primera, la lesión de Mikel González. La segunda, la necesidad de hacer cambios en la línea de centrocampistas, que además ha venido también por lesión. Un Zurutuza también desaparecido dejó su puesto en el campo a Songo'o y ató las manos del entrenador y sus posibilidades de cambiar el partido en la segunda mitad desde el banquillo.
Antes de que eso llegara, el balón había sido del Murcia. Pero no así las ocasiones de gol. Se puede aplicar perfectamente lo que Lasarte dijo la semana pasada del partido ante Las Palmas. Era difícil ver cómo iba a marcar el Murcia, a pesar de algún desajuste en defensa. Las ocasiones parecieron más claras del lado de la Real. En especial, una clarísima de Nsue que debió ser el 0-1, o también un cabezazo de Elustondo que de haber llegado con un poco más de claridad podría haber acabado dentro de la portería. En la segunda parte, la Real dio un paso adelante. No demasiado atrevido, también es cierto, pero pareció controlar más el juego. Así llegó el gol de la Real. Gran pase de Carlos Martínez al que podría haber llegado Nsue antes de que Bueno impulsara el balón al fondo de la portería con la rodilla. Séptimo tanto del uruguayo, que además fue protagonista de los escasísimos detalles de calidad del partido.
Y con lo más difícil hecho, la Real volvió a dilapidar su ventaja. Hoy, bien es cierto, la Real no ha hecho mal las cosas para encajar ese gol, que ha llegado de la forma más dolorosa. Labaka desvió a gol un lanzamiento de falta que Bravo podría haber detenido con facilidad. El portero chileno personificó la decepción realista, sobre todo porque hizo dos paradas maravillosas, sobre todo la primera con el pie que, a la postre, fueron las que salvaron un punto para la Real. Y la suerte esquiva para la Real en el rechace de Labaka se prolongó con un rebote tras un disparo de Nsue que se marchó fuera. La suerte decidió beneficiar a los locales en los dos rechaces que descolocaron a los porteros. El Murcia tuvo una nueva ocasión en el descuento, clarísima, probablemente la mejor de todo el encuentro, pero esta vez el lanzamiento se marchó fuera. En la segunda parte, las opciones de gol sí fueron del Murcia, casualmente cuando el juego fue algo más favorable a la Real. Con este balance, el empate no es un mal resultado ni tampoco se puede considerar injusto.
Labaka culminó con el gol en propia puerta una tarde aciaga, en la que además vio una tarjeta amarilla bastante injusta pero que le impedirá jugar la próxima semana. Eso, sumado a la lesión de Mikel González, va a poner en un serio aprieto a Martín Lasarte la próxima semana, porque probablemente le obligará a alinear por primera vez a Esnaola. La tarjeta, decía, fue injusta. Como casi todo el arbitraje de Del Cerro Grande, con un tono caserísimo en las faltas y en las tarjetas y que, sin embargo, provocó las quejas de la grada y de unos jugadores murcianos que abusaron con descaro de pedir faltas inexistentes. Los jugadores realistas ven tarjetas amarillas con una facilidad pasmosa. En este partido, en el que no pasó absolutamente nada, vio tres amonestaciones y no sacó la única que vieron los murcianos hasta el minuto 70. Al menos el colegiado no picó en varias jugadas dentro del área y, dentro de lo malo, no adulteró el resultado final.
El césped de La Condomina es de vergüenza, pero no fue el causante del resultado. La Real no aprendió del todo la lección de Valencia. Lasarte ordenó a los suyos un juego más en largo de lo habitual, y fueron continuos los lanzamientos hacia los delanteros, pero Bueno no consiguió bajar ninguno y ahí se nota mucho no contar con Xabi Prieto para lanzar ese tipo de jugadas. La apuesta por la velocidad en la segunda mitad, con Nsue y Songo'o en las bandas, tampoco dio excesivo resultado porque nadie les surtió de balones en condiciones. De la Bella, aunque estuvo bien atrás, no subió demasiado y Carlos Martínez sí lo hizo, pero todavía le falta entendimiento con el único jugador fichado en el mercado invernal como para sacar más partido a sus jugadas (aunque el gol naciera de una jugada así). Si Bravo es el mejor realista, no se puede estar demasiado contento con el partido en casi ningún aspecto.
La Real consigue su peor racha de la temporada y encadena tres semanas sin ganar. Además, suma su tercer empate ante equipos que ocupan los puestos de descenso y sigue sin ganar en Murcia en Segunda División. Pero suma un punto, y eso nunca se puede desdeñar. Mañana el Hércules juega en casa del Betis, y puede suceder que la Real acabe la jornada como líder a pesar de esta racha y a pesar de este empate. La referencia del cuarto puesto, después de sumar dos puntos de los últimos nueve, está a ocho puntos gracias al triunfo hoy del Numancia en Elche. Eso habla del buen trabajo que se ha venido haciendo hasta ahora, que ha dado al equipo un inmenso colchón para pasar cómodamente estas jornadas, esta racha que tiene que llegarle a todos los equipos en algún momento de la temporada. Ahora, a recuperar el fortín de Anoeta frente al Nastic. Con eso, se recuperará el ritmo de ascenso.
viernes, febrero 05, 2010
PREVIA Murcia - Real Sociedad. Una prueba de ambición
La Real afronta en Murcia (sábado, 18.00 horas, Nueva Condomina; ETB-1, Telemadrid-La Otra) una prueba de ambición. Después de dos semanas sin ganar, ambas en Anoeta, los de Lasarte tienen la oportunidad de demostrar que no hay motivo para el nerviosismo. Que este mes de febrero con tres partidos fuera y uno en casa ante el mejor visitante de la categoría no es un mes para mantener distancias sino para jugar con ambición e incluso aumentar la renta. Que la baja de Xabi Prieto, sin el que todavía no se ha ganado, no es el profundo revés que los más agoreros temen. Y también es la oportunidad de contestar al triunfo del Elche que rompió su estadística en San Sebastián, rompiendo otra marca, esta vez favorable: la Real nunca ganó en Murcia en Segunda. Y los equipos en puestos de descenso siempre se han dado mal, por mucho que esa tendencia se esté mejorando esta temporada. La ambición es la clave.
Con pocas pistas sobre el once, lo que está claro es que Lasarte no va a realizar una revolución tras sumar un punto de seis posibles. Los convocados son los mismos, a excepción de los porteros. Se cae Asier Riesgo, suplente ante Las Palmas, y regresa tras su partido de sanción Claudio Bravo, que sin duda será titular en Murcia. Los otros 17, los mismos que estuvieron en el vibrante partido de hace una semana en Anoeta. Sobre los once elegidos más dudas hay. En su rueda de prensa semanal, Lasarte sólo pareció confirmar que no tendrá a Songo'o entre los elegidos. A pesar de sus buenos minutos finales ante el equipo canario (asistencia de gol a Labaka incluída), el técnico consideró "prematuro" que forme parte del equipo titular, por lo que esperará una segunda oportunidad en el banquillo.
Recuperado Labaka de las molestias que le hicieron ser duda durante la semana, lo más lógico es que Lasarte repita defensa y forme con Carlos Martínez (compensó el fallo de marca en el primer gol de Las Palmas salvando el 1-3 justo antes del empate), Labaka, Ansotegi y Mikel González (de nuevo en el lateral izquierdo). Lo visto y oído en los últimos días incita a pensar que el resto del equipo también será el mismo que jugó ante Las Palmas, pero aquí las cosas no están tan claras. Elustondo ha sido también duda, por lo que podría dejar su puesto a Markel o a un Aranburu en posición más retrasada. Eso abriría las puertas de la titularidad a Zurutuza, que es quien más papeletas tiene para convertirse en la novedad en el once. Griezmann en la izquierda, Nsue en la derecha y Bueno en punta parecen inamovibles mientras Songo'o no entre en la pelea por la titularidad o se recupere Xabi Prieto.
Con el punto conseguido ante Las Palmas, la Real ya es colíder junto al Hércules. 43 puntos tienen ambos equipos, seis por encima del tercer clasificado, el Cartagena, y con diez de ventaja sobre el cuarto, el Betis. Para el conjunto txuri urdin la jornada puede ser muy positiva si logra vencer, ya que hay tres enfrentamientos directos entre equipos que sueñan con subir, el Elche-Numancia, el Betis-Hércules y el Rayo-Cartagena. Nastic y Levante, como la Real, juegan contra equipos de la parte baja de la tabla. Y eso, para los realistas, es también un reto, el de demostrar que estos equipos no se le atragantan tanto. Los empates del propio Murcia en Anoeta y del Girona, también en el estadio donostiarra, ponen en alerta, a pesar de haber derrotado ya tanto a Real Unión como Castellón, éste a domicilio. Otro reto más será el césped de la Nueva Condomina, en lamentable estado. Que sirva la lección del partido jugado en Valencia ante el Levante, primera derrota cosechada esta temporada.
Aunque la Real tiene muy buenas estadísticas en Murcia jugando en Primera División (los mismos triunfos, empates y derrotas, cuatro), no conoce la victoria en este campo militando en la Segunda División, donde sólo consiguió empatar en la primera de sus tres visitas, en la lejanísima temporada 39-40 (3-3, goles de Terán, Chechu y Epi). La victoria más amplia no fue demasiado holgada, el 0-2 logrado en la temporada de la primera Liga, la 80-81, gracias a los goles de Zamora y López Ufarte, dos semanas antes de aquel milagroso tanto en Gijón que nos hizo campeones. El Murcia ha tenido un par de tardes grandes ante la Real, sobre todo el 6-1 de la campaña 55-56 y el 4-0 del play-off de la 86-87, cuando el equipo entrenado por Toshack estaba ya pensando en la final de Copa contra el Atlético de Madrid.
La pasada temporada, la Real sufrió un duro correctivo en Murcia, donde perdió por 2-0. No porque los pimentoneros fueran un equipo muy superior, ni mucho menos, pero sí por el escaso nivel que ofreció el conjunto de Lillo, todavía bajo el shock de los dos puntos que se llevó el Zaragoza de Anoeta una semana antes gracias a la actuación arbitral. Otro mal arbitraje condicionó el partido, con un gol anulado a Agirretxe y una expulsión rigurosísima a Labaka, que eso sí compensó pocos instantes después dejando también al Murcia con diez. Los dos goles locales llegaron en los minutos finales del partido. Aunque entonces todavía no lo parecía del todo, la Real estaba diciendo adiós a sus opciones de luchar hasta el final por el ascenso a Primera.
Un empate fue lo que sacó el Murcia de Anoeta en la primera vuelta, en el primer partido que acogió el estadio realista en la campaña 2009-2010, aprovechando que la maquinaria txuri urdin todavía no estaba del todo engrasada. Lasarte todavía exploraba las posibilidades de colocar de inicio a Bueno y Agirretxe y al equipo le faltó juego en el centro del campo, todavía sin dos puntales claros en esa parcela por lesión, Aranburu y Zurutuza, y con Griezmann todavía en el banquillo. Dos jornadas de Liga y la Real todavía no había perdido, pero tampoco había ganado. Muchos habían encendido ya las alarmas y pensaban ya incluso en un cuarto año en Segunda. Lasarte no. Lasarte siempre ha tenido una confianza absoluta en este equipo. Si la Real puntúa en Murcia, llevará los mismos números que en la primera vuelta. Si repite esos resultados, acabará la Liga con 84 puntos. Y en Primera.
Con pocas pistas sobre el once, lo que está claro es que Lasarte no va a realizar una revolución tras sumar un punto de seis posibles. Los convocados son los mismos, a excepción de los porteros. Se cae Asier Riesgo, suplente ante Las Palmas, y regresa tras su partido de sanción Claudio Bravo, que sin duda será titular en Murcia. Los otros 17, los mismos que estuvieron en el vibrante partido de hace una semana en Anoeta. Sobre los once elegidos más dudas hay. En su rueda de prensa semanal, Lasarte sólo pareció confirmar que no tendrá a Songo'o entre los elegidos. A pesar de sus buenos minutos finales ante el equipo canario (asistencia de gol a Labaka incluída), el técnico consideró "prematuro" que forme parte del equipo titular, por lo que esperará una segunda oportunidad en el banquillo.
Recuperado Labaka de las molestias que le hicieron ser duda durante la semana, lo más lógico es que Lasarte repita defensa y forme con Carlos Martínez (compensó el fallo de marca en el primer gol de Las Palmas salvando el 1-3 justo antes del empate), Labaka, Ansotegi y Mikel González (de nuevo en el lateral izquierdo). Lo visto y oído en los últimos días incita a pensar que el resto del equipo también será el mismo que jugó ante Las Palmas, pero aquí las cosas no están tan claras. Elustondo ha sido también duda, por lo que podría dejar su puesto a Markel o a un Aranburu en posición más retrasada. Eso abriría las puertas de la titularidad a Zurutuza, que es quien más papeletas tiene para convertirse en la novedad en el once. Griezmann en la izquierda, Nsue en la derecha y Bueno en punta parecen inamovibles mientras Songo'o no entre en la pelea por la titularidad o se recupere Xabi Prieto.
Con el punto conseguido ante Las Palmas, la Real ya es colíder junto al Hércules. 43 puntos tienen ambos equipos, seis por encima del tercer clasificado, el Cartagena, y con diez de ventaja sobre el cuarto, el Betis. Para el conjunto txuri urdin la jornada puede ser muy positiva si logra vencer, ya que hay tres enfrentamientos directos entre equipos que sueñan con subir, el Elche-Numancia, el Betis-Hércules y el Rayo-Cartagena. Nastic y Levante, como la Real, juegan contra equipos de la parte baja de la tabla. Y eso, para los realistas, es también un reto, el de demostrar que estos equipos no se le atragantan tanto. Los empates del propio Murcia en Anoeta y del Girona, también en el estadio donostiarra, ponen en alerta, a pesar de haber derrotado ya tanto a Real Unión como Castellón, éste a domicilio. Otro reto más será el césped de la Nueva Condomina, en lamentable estado. Que sirva la lección del partido jugado en Valencia ante el Levante, primera derrota cosechada esta temporada.
Aunque la Real tiene muy buenas estadísticas en Murcia jugando en Primera División (los mismos triunfos, empates y derrotas, cuatro), no conoce la victoria en este campo militando en la Segunda División, donde sólo consiguió empatar en la primera de sus tres visitas, en la lejanísima temporada 39-40 (3-3, goles de Terán, Chechu y Epi). La victoria más amplia no fue demasiado holgada, el 0-2 logrado en la temporada de la primera Liga, la 80-81, gracias a los goles de Zamora y López Ufarte, dos semanas antes de aquel milagroso tanto en Gijón que nos hizo campeones. El Murcia ha tenido un par de tardes grandes ante la Real, sobre todo el 6-1 de la campaña 55-56 y el 4-0 del play-off de la 86-87, cuando el equipo entrenado por Toshack estaba ya pensando en la final de Copa contra el Atlético de Madrid.
La pasada temporada, la Real sufrió un duro correctivo en Murcia, donde perdió por 2-0. No porque los pimentoneros fueran un equipo muy superior, ni mucho menos, pero sí por el escaso nivel que ofreció el conjunto de Lillo, todavía bajo el shock de los dos puntos que se llevó el Zaragoza de Anoeta una semana antes gracias a la actuación arbitral. Otro mal arbitraje condicionó el partido, con un gol anulado a Agirretxe y una expulsión rigurosísima a Labaka, que eso sí compensó pocos instantes después dejando también al Murcia con diez. Los dos goles locales llegaron en los minutos finales del partido. Aunque entonces todavía no lo parecía del todo, la Real estaba diciendo adiós a sus opciones de luchar hasta el final por el ascenso a Primera.
Un empate fue lo que sacó el Murcia de Anoeta en la primera vuelta, en el primer partido que acogió el estadio realista en la campaña 2009-2010, aprovechando que la maquinaria txuri urdin todavía no estaba del todo engrasada. Lasarte todavía exploraba las posibilidades de colocar de inicio a Bueno y Agirretxe y al equipo le faltó juego en el centro del campo, todavía sin dos puntales claros en esa parcela por lesión, Aranburu y Zurutuza, y con Griezmann todavía en el banquillo. Dos jornadas de Liga y la Real todavía no había perdido, pero tampoco había ganado. Muchos habían encendido ya las alarmas y pensaban ya incluso en un cuarto año en Segunda. Lasarte no. Lasarte siempre ha tenido una confianza absoluta en este equipo. Si la Real puntúa en Murcia, llevará los mismos números que en la primera vuelta. Si repite esos resultados, acabará la Liga con 84 puntos. Y en Primera.
miércoles, febrero 03, 2010
Algo preocupante
Hay algo preocupante en el presente de la Real, pero no es precisamente su marcha en la Liga. Parece que si no la vivimos con preocupación, no estamos hablando de la Real. Y me parece un fenómeno fascinante cuyas conclusiones me temo que no puedo compartir. No las he compartido en los últimos años, y menos ahora. No es eso lo que preocupa, pero analicémoslo. Cuando el equipo luchaba por mantener su plaza en Primera División, el catastrofismo estaba a la orden del día. Y se salvaron cuatro bolas de partido, cuatro situaciones realmente negras antes de conocer el abismo. En Segunda, cuando las cosas han ido mal, hay quien ondea la bandera de la permanencia para evitar el descenso a Segunda B. Eso me produce, siendo suaves, estupor. Cuando las cosas han ido regular, pocos han creído en las posibilidades del equipo. Y cuando las cosas han ido bien, casi parece que tienen que seguir de forma intachable para que muchos se den cuenta de lo bien que van.
Este último estado de ánimo es el actual. Y no salgo de mi asombro por la falta de confianza que a veces se respira en este equipo que ha cambiado por completo la dinámica de los dos últimos años. No voy a repetir los datos que todos conocemos. Sólo uno. Diez puntos con respecto al cuarto clasificado. Sería muy hipócrita decir ahora que eso no nos parece suficiente, que no lo hubiéramos firmado al comienzo de la temporada. Pero el caso es que dos tropiezos consecutivos en casa han bastado para que la cautela, cuando no el miedo, se apodere de la parroquia txuri urdin. Y yo, dentro de ese asombro, me rebelo. No veo ningún motivo para pensar que este equipo se vaya a desplomar en la segunda vuelta. Por supuesto que es una posibilidad más, pero no creo que tengamos muchas papeletas de seguir en Segunda el año que viene si se mantienen las constantes que nos han llevado hasta aquí.
Miremos con detenimiento esos dos tropiezos en casa, base del terror actual. En el primero, la Real jugó 80 minutos con diez jugadores por un error puntual de su portero. En conjunto, tuvo más o menos las mismas ocasiones de gol que el rival y acabó encerrando al Elche en su área a pesar del inmenso desgaste físico de jugar con uno menos. En el segundo, la Real también acabó aprisionando a Las Palmas junto a su portería y marcó un gol en el minuto 90. En ambos encuentros fue elogiable la actitud del equipo, su entrega, su garra y su fe en que no iban a volar tres puntos de Anoeta. No hubo mucho juego, no hubo demasiados aciertos, pero lo que no hay es desidia. Ahora bien, si pretendemos que la Real gane todos los partidos nos estamos equivocando de deporte y de realidad. Nadie gana siempre. Ni siquiera el Barcelona o el Real Madrid. Ni, por seguir el ejemplo que en su día citó Lasarte, el Ajax de Cruyff. Nadie. La Real tampoco.
Y aunque no gane siempre, siempre está en disposición de ganar. En los partidos buenos y en los partidos malos. Eso es una característica, se mire por donde se mire, de equipos grandes. Repasad todos los partidos de la Real esta temporada. Sólo los últimos cinco minutos en Alicante tuvieron a la Real lejos de sacar algún punto. Luego cuentan más cosas en el devenir de un encuentro y, aunque a alguno le pueda sorprender, también lo que hace el rival. Que juega, aunque a veces parezca que la Real tiene que ganar de calle siempre. Y puede hacerlo, porque tiene los mimbres para ello. Dos delanteros con gol, un centro del campo con mucha calidad, una defensa férrea y que además está aportando goles, y la mejor portería de Segunda. Ya sé que se ha lesionado Xabi Prieto. Pero hay alternativas. Songo'o va a dar mucho. De momento, ya lleva una asistencia. Es un equipo de presente y, en buena medida, también de futuro, de un futuro más halagüeño económicamente del que algunos temían hace bien poquito.
Ahora miremos los efectos de este bache deportivo que parece haber provocado tanto miedo, ya que el miedo es precisamente a no subir a Primera después de haber tocado con los dedos ese objetivo durante toda la primera vuelta. ¿Efectos? Ninguno. Bueno, que el hueco podría ser ahora de quince puntos en lugar de diez. La única herida real está en la estadística. En que se ha perdido en Anoeta, en que el Elche ganó por primera vez en San Sebastián. Nada más. La ventaja con respecto al cuarto clasificado, decía, sigue siendo de diez puntos. Es decir, para que no subiera la Real, en los próximos veinte partidos al menos dos equipos tienen que tropezar en cuatro partidos menos que el conjunto txuri urdin. Y resulta que los demás también pierden, y lo hacen además con rivales derrotados por la Real sin que los realistas hayan recibido demasiados elogios por ello. No parece del todo justa esa visión de la marcha del equipo de Lasarte. Sólo dos equipos han tirado una renta de diez puntos a estas alturas de campeoanto desde que la Segunda División tiene 22 equipos. Y la Real no va a ser el tercero.
Este último estado de ánimo es el actual. Y no salgo de mi asombro por la falta de confianza que a veces se respira en este equipo que ha cambiado por completo la dinámica de los dos últimos años. No voy a repetir los datos que todos conocemos. Sólo uno. Diez puntos con respecto al cuarto clasificado. Sería muy hipócrita decir ahora que eso no nos parece suficiente, que no lo hubiéramos firmado al comienzo de la temporada. Pero el caso es que dos tropiezos consecutivos en casa han bastado para que la cautela, cuando no el miedo, se apodere de la parroquia txuri urdin. Y yo, dentro de ese asombro, me rebelo. No veo ningún motivo para pensar que este equipo se vaya a desplomar en la segunda vuelta. Por supuesto que es una posibilidad más, pero no creo que tengamos muchas papeletas de seguir en Segunda el año que viene si se mantienen las constantes que nos han llevado hasta aquí.
Miremos con detenimiento esos dos tropiezos en casa, base del terror actual. En el primero, la Real jugó 80 minutos con diez jugadores por un error puntual de su portero. En conjunto, tuvo más o menos las mismas ocasiones de gol que el rival y acabó encerrando al Elche en su área a pesar del inmenso desgaste físico de jugar con uno menos. En el segundo, la Real también acabó aprisionando a Las Palmas junto a su portería y marcó un gol en el minuto 90. En ambos encuentros fue elogiable la actitud del equipo, su entrega, su garra y su fe en que no iban a volar tres puntos de Anoeta. No hubo mucho juego, no hubo demasiados aciertos, pero lo que no hay es desidia. Ahora bien, si pretendemos que la Real gane todos los partidos nos estamos equivocando de deporte y de realidad. Nadie gana siempre. Ni siquiera el Barcelona o el Real Madrid. Ni, por seguir el ejemplo que en su día citó Lasarte, el Ajax de Cruyff. Nadie. La Real tampoco.
Y aunque no gane siempre, siempre está en disposición de ganar. En los partidos buenos y en los partidos malos. Eso es una característica, se mire por donde se mire, de equipos grandes. Repasad todos los partidos de la Real esta temporada. Sólo los últimos cinco minutos en Alicante tuvieron a la Real lejos de sacar algún punto. Luego cuentan más cosas en el devenir de un encuentro y, aunque a alguno le pueda sorprender, también lo que hace el rival. Que juega, aunque a veces parezca que la Real tiene que ganar de calle siempre. Y puede hacerlo, porque tiene los mimbres para ello. Dos delanteros con gol, un centro del campo con mucha calidad, una defensa férrea y que además está aportando goles, y la mejor portería de Segunda. Ya sé que se ha lesionado Xabi Prieto. Pero hay alternativas. Songo'o va a dar mucho. De momento, ya lleva una asistencia. Es un equipo de presente y, en buena medida, también de futuro, de un futuro más halagüeño económicamente del que algunos temían hace bien poquito.
Ahora miremos los efectos de este bache deportivo que parece haber provocado tanto miedo, ya que el miedo es precisamente a no subir a Primera después de haber tocado con los dedos ese objetivo durante toda la primera vuelta. ¿Efectos? Ninguno. Bueno, que el hueco podría ser ahora de quince puntos en lugar de diez. La única herida real está en la estadística. En que se ha perdido en Anoeta, en que el Elche ganó por primera vez en San Sebastián. Nada más. La ventaja con respecto al cuarto clasificado, decía, sigue siendo de diez puntos. Es decir, para que no subiera la Real, en los próximos veinte partidos al menos dos equipos tienen que tropezar en cuatro partidos menos que el conjunto txuri urdin. Y resulta que los demás también pierden, y lo hacen además con rivales derrotados por la Real sin que los realistas hayan recibido demasiados elogios por ello. No parece del todo justa esa visión de la marcha del equipo de Lasarte. Sólo dos equipos han tirado una renta de diez puntos a estas alturas de campeoanto desde que la Segunda División tiene 22 equipos. Y la Real no va a ser el tercero.
Pero, sí, me preocupa algo. ¿Sabéis qué? El césped de Anoeta. Desde que el estadio se inaguró en 1993 he presumido siempre de su estado. Al mirar otros muchos terrenos de juego, de Primera y de Segunda División, la comparación siempre ha dejado un triunfador: Anoeta. Últimamente, el verde no es tan verde. Es cierto que este invierno ha sufrido mucho castigo e igual mi preocupación es algo apresurada. Dos nevadas, ante Betis y Cádiz, y el torrente de agua ante Las Palmas afectaron el desarrollo del juego, aunque en las dos primeras batallas contra los elementos la Real salió más que airosa. Pero me preocupa ver tanto césped levantado, algunos claros de tierra en las áreas, algún que otro charco, un mal estado general. Y me preocupa más ahora que la Real vive en una posición dominante, que es de los equipos punteros de la clasificación, que tiene equipo y jugadores para hacer mover el balón con velocidad. La Real necesita más que nunca que el césped de Anoeta esté en buen estado. Eso sí es preocupante. Lo demás no. Esa es la confianza que tengo en este equipo.
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