Si hay alguien que se ha ganado mi respeto y mi aprecio durante los dos años que llevamos en Segunda, ese es Juanma Lillo. Así de claro lo afirmo, sin ningún temor y sin ningún complejo. Cuando el técnico llegó a la Real, tuve mis dudas. Han pasado doce meses desde entonces y en ese tiempo, viendo sus partidos, escuchándole en cada rueda de prensa, me ha ido convenciendo de que es el entrenador idóneo para este equipo y en este momento. Como todos los aficionados al fútbol llevamos un entrenador dentro, y los realistas no somos ninguna excepción, hay decisiones suyas que no comparto. Pero hacía tiempo que me sentía tan identificado con un entrenador. Lo complejo y corto que fue el tercer periodo de Toshack en San Sebastián hace que quizá tenga que retroceder hasta Krauss para encontrar una sensación parecida. Y de eso ya hace nueve años en los que han desfilado, además de Lillo, otros diez técnicos más por el banquillo de Anoeta. Eso sí que tendría que hacernos pensar.
La victoria del sábado fue de Lillo. Él dijo que por quien más se alegraba es por Zubikarai. Yo, con todo el cariño del mundo al meta realista (que se lo ha ganado con su sencillez, con su trabajo de años y con su categoría en el campo) y a Agirretxe (la prueba de que Zubieta vive y puede dar grandísimos jugadores a pesar de la catastrófica situación del club), por quien más me alegré es por el técnico realista. Parece que hay gente que le está esperando, que aspira a que la Real se pegue un batacazo para cargar las tintas contra el entrenador tolosarra. El sábado fue un perfecto ejemplo de ello. Cuando todo el mundo esperaba que alineara a Necati o a Agirretxe ante la ausencia de Abreu, optó por un esquema sin delantero claro. Un esquema producto del estudio del rival, eso que en Segunda ninguno somos capaces de hacer porque no es lo mismo conocer al Barcelona o al Real Madrid que al Castellón o al Nastic. Lillo se lo curra. Será mejor o peor entrenador, pero su honesta capacidad de trabajo no se la puede negar nadie. Y el sábado dio sus frutos.
Pero la identificación que siento ahora mismo con él no es sólo fruto del trabajo. Si volvemos a los nombres que que he citado de entrenadores más o menos recientes con los que sí he disfrutado, veréis que son extranjeros. Aprendieron a querer a la Real trabajando en ella. Lillo no. Lillo quería a la Real mucho antes de que el club le ofreciera el puesto de entrenador. De hecho, como es conocido, fue candidato a ocupar el banquillo en varias ocasiones antes de que le llegara la oportunidad. Y ésta le llegó el peor momento posible. No sé si todos los que se proclaman, definen e incluso sienten como realistas hubieran aceptado coger a este equipo en Segunda División, fuera de los puestos de ascenso y con sólo once jornadas para tratar de conseguir el regreso a la Primera. Lillo lo hizo. No consiguió el objetivo por Vitoria, por una calamidad de esas que suceden cada muchas décadas. Pero eso no resta un ápice de valentía a su gesto de aceptar el banquillo en esas condiciones. Esa valentía, con toda la temporada por delante, no la tuvo por ejemplo Lotina, quien no quiso quedarse en la Real a pesar de que su afición (yo no lo compartía) no dejaba de perdirle que lo hiciera a pesar de tener al equipo moribundo y casi en Segunda.
Desde que Lillo es el entrenador de la Real, se ha partido la cara por este equipo como pocos lo habían hecho en los últimos años. No me refiero sólo a su alabanza continua al vestuario, algo que ya venían haciendo los últimos entrenadores que pasaron por ese puesto, sino a la defensa real de todos y cada de los jugadores que ha tenido. Supo gestionar una plantilla de 30 jugadores haciendo que casi todos se sintieran importantes, y ahora está haciendo lo mismo con una de 20 (excepción hecha de Dramé; algún día, cuando el jugador no esté ya en la Real, habrá que preguntarle por los pormenores de su fichaje y su día a día). El Sanse tiene su sitio y suele ver los partidos del filial, algo que sí que no han hecho demasiados entrenador del primer equipo. Ha defendido al club en los ámbitos en los que debía defenderlo sin temor alguno a que su figura quedara desprestigiada (y muchos han sido los palos que le llovieron, por ejemplo, por decir la verdad sobre los árbitros, de forma razonada, rechazando actitudes y no errores humanos puntuales).
Como yo, Lillo se ha rebelado contra aquellos que hace un mes proclamaron que ya no subíamos, que el tren se había ido. Y si se coge el tren y se vuelve a Primera, sé que Lillo no será ventajista, no sacará pecho, no recordará en público para su escarnio los nombres de quienes enterraron a la Real antes de tiempo. Lillo se limitará a ser feliz por sus jugadores, por el vestuario, por la afición, por el club, por su gente y, en último término, por él mismo. Lillo ha creído en la Real más que muchos realistas juntos. Mucho más. Sigue creyendo. Y no creo que me arriesgue mucho si digo que seguirá creyendo hasta el final, hasta que llegue el éxito o la calculadora nos diga que es imposible. Cuando en la última jornada de la temporada pasada, todo estaba perdido, el Málaga y el Sporting ganaban y la Real empataba en casa con el Córdoba, hizo un triple cambio. Saco tres delanteros al campo: Víctor, Skoubo y Gari. Con todo perdido, una decisión desesperada, pero incluso con cierta fe ante lo imposible. Sabe, y así lo dice, que esta temporada, ahora mismo, está muy difícil subir a Primera División. Es lo que tiene que decir. Pero lucha por lograr que sea realidad.
Futbolísticamente, se ha enfrentado a demasiados molinos y sigue vivo. Si algo no me gustó de su llegada, fue el momento en que se produjo. A Lillo le veo tan empapado de conocimiento futbolístico, que creo que no tener una pretemporada para preparar un equipo a su gusto merma su rendimiento. Quizá por eso le faltó algo en partidos concretos, como en Vigo o en casa ante el Nastic. Este año sí tuvo esa pretemporada y la aprovechó. Se reían de él por ensayar con tres defensas y con una clara vocación ofensiva. Decían que la Real no tenía equipo para eso. Pero con eso mismo maravilló al principio de esta temporada. Ese sueño se lo reventaron las lesiones y también la situación económica de la plantilla. Que a nadie se le olvide que Elustondo lleva seis meses sin jugar, Díaz de Cerio otro tanto y Xabi Prieto estuvo tres. Que Sergio también ha tenido alguna lesión de importancia y que los partidos internacionales le han dejado sin su portero titular en muchas ocasiones. Y a todo eso se ha encontrado solución. Sacrificando parte de la idea futbolística, desde luego, pero nunca la obligada entrega sobre el campo, nunca el trabajo antes de los partidos, nunca todo aquello que supone llevar y defender el escudo de la Real.
Hay veces que no le entiendo, hay decisiones suyas que no comparto, hay cosas que yo no haría de la misma forma. Pero sé que todo lo que hace Lillo es por el bien de la Real, es un intento honesto de ganar cada partido que no tiene más justificación que esa. No sé si todo lo que tiene Lillo es suficiente para que este equipo celebre el 21 de junio el regreso a Primera División, pero quiero creer que sí. Ojalá que sí. La victoria del sábado y otros muchos partidos me obligan a pensar que sí, por mucho que algunos deslizaran nombres de sustitutos a poco que las cosas fueron mal. Él se merece este ascenso como el que más, y por eso estoy a muerte con él.
lunes, marzo 30, 2009
sábado, marzo 28, 2009
CASTELLÓN 0 - REAL SOCIEDAD 3 Doce de doce y mirando hacia arriba
Doce de doce y la ilusión en alza. Qué pocos éramos los que hace un mes todavía teníamos fe en que el ascenso de la Real era posible, y ahora somos muchos más gracias a las cuatro victorias consecutivas que han conseguido los de Lillo. Y enfatizo esa forma de referirme al conjunto txuri urdin, los de Lillo, porque en esta racha ha sido igualmente importante la labor del técnico y la de todos los jugadores. Hoy la Real ha dado un golpe sobre la mesa, el cuarto consecutivo, y se ha metido ya de lleno en la lucha por el ascenso. Estamos en el vagón de cola, sí, pero montados en el tren. El mismo tren que algunos vieron perdido hace un mes. La Real ha demostrado que el fútbol es cuestión de fe. Se subirá o no se subirá, sigo convencido de que se logrará, pero eso se decidirá dentro de algo más de dos meses, no en febrero o en marzo. Y hoy la Real ha recuperado plenamente todas las opciones de regresar a la Primera División.
Lo ha hecho, además, de una forma sorprendente. Sobre todo por la alineación de Lillo, que seguramente nadie habrá sido capaz de adivinar antes del partido, a pesar de que el sistema escogido es similar al que se utilizó, por ejemplo, en el partido de Copa ante el Zaragoza. Con su elección de hoy, el técnico ha acabado con los debates que nos llenan en los días previos a los partidos. Se hablaba de la titularidad de Necati o de Agirretxe y no ha jugado ninguno de los dos. En ataque se han alternado Xabi Prieto y Marcos, con Sergio y Moha por detrás y con Diego Rivas y Aranburu como pivotes. En la defensa también ha habido novedades. Además del esperado regreso de Castillo (no en vano por su banda debía entrar Arana, que ya ha puesto en problemas a la Real en ocasioens anteriores), Lillo colocó a Carlos Martínez en el lateral derecho y a Ansotegi y Mikel González en el centro.
¿Salió bien la apuesta por un sistema diferente y sin delanteros? Sin duda, no hay más que ver el resultado conseguido en un campo muy complicado, aunque también hay que ponerle algunos matices. La Real ha entrado de maravilla en el partido y ha marcado pronto. Un golazo, por cierto. Precioso pase de Sergio a la espalda del lateral izquierdo, magnífica entrada desde atrás de Carlos Martínez, y preciso pase para que Xabi Prieto marcara el 0-1. El Castellón estaba descolocado y desaborlado, probablemente por el cambio de sistema del técnico realista (aunque esto sólo lo saben los jugadores y el entrenador del Castellón). Pudo marcar otra vez Xabi y también Marcos. Pero entre tanto Zubikarai realizó un paradón que mantuvo a la Real con ventaja. Quizá la mejor parada de la temporada. La mano con la que respondió a un disparo a bocajarro desde la frontal del área pequeña fue sencillamente antológica.
Esa parada abrió el partido, el Castellón vio que podía hacer daño y dentro del área si es cierto que los locales daban sensación de peligro. No por fútbol, porque el trabajo en el centro del campo y la presión de todo el equipo estaba siendo magnífica. Pero poco a poco la Real fue perdiendo el balón y, por muchas críticas que haya tenido que escuchar este equipo a lo largo de la temporada, cuando sufre es cuando no cuenta con la posesión del esférico. Pero, en realidad, hoy no ha habido tanto sufrimiento. ¿Cuántas paradas ha tenido que hacer Zubikarai? Sólo la de la primera mitad. El Castellón, que se queda cuatro puntos por detrás de la Real, sí ha llegado con cierta facilidad al área realista, pero no ha conseguido generar ocasiones de gol claras. Mikel González y Ansotegi se hartaron a despejar balones. Carlos Martínez hizo un partido modélico y Castillo, que sufrió en la primera parte, acabó crecido. Como todo el equipo.
Aunque el Castellón siguió luchando casi hasta el final, el partido acabó en realidad con el 0-2. Un auténtico golazo de Agirretxe, un chaval al que tenemos que cuidar porque es una perla. Castillo se internó fenomenal por su banda, pero lanzó un centro que se quedó atrás, obligando al delantero realista a rematar con un escorzo casi imposible. El tercero, un gol con tanta clase como fe, fue un justo premio a la superioridad realista y al magnífico estado de forma de Marcos. Pudo llegar alguno más, pero la Real tampoco lo buscó con tanto ahínco, en el convencimiento de que lo más importante era dejar la portería a cero (que, por cierto, es la decimoquinta ocasión que lo consigue esta temporada; esos números son impresionantes) y acabar con el partido cuanto antes. Los cambios de Lillo también apostaron por dar el encuentro por muerto y Necati, que podría haber tenido espacios para marcar su primer gol, se quedó sin jugar un solo minuto. Eso es quizá el único pesar que puede dejar este partido.
Lo de hoy demuestra que la Real tiene plantilla. Corta pero importante. No ha jugado Bravo, y Zubikarai ha sido vital para no encajar un gol. No ha jugado Abreu y el equipo ha marcado tres goles, además de tres jugadores diferentes. No ha salido ningún delantero en el once inicial, y el resultado es el más abultado que ha conseguido el equipo fuera de casa. Seguro que había algunos pensando ya en cómo atacar a Lillo si las cosas no hubieran salido bien, y eso debe reafirmar al técnico. No ha jugado uno de los fijos de Lillo, Gerardo, y ha entrado Carlos Martínez para responder con un partidazo. Moha, que parecía no tener opciones de ser titular pero lo ha sido, ha entrado bien en el partido y ha dejado buenos detalles. Es cierto, como dijo Lillo tras el partido, que a la Real le ha faltado balón durante algunos tramos del partido, pero hoy la victoria sólo podía caer del lado txuri urdin (hoy otra vez con la camiseta verde y amarilla, que ya ha roto para siempre cualquier gafe que se pudiera pensar que tenía). Hoy ha sido la victoria de la Real. De toda la Real y de todos los que somos la Real, también y sobre todo de las decenas de aficionados que han poblado las gradas de Castalia.
Cuatro victorias consecutivas son la mejor prueba de que todo es posible en el fútbol. Hace un mes no se perdieron las opciones de subir y, obviamente, ahora no se puede decir que se haya conseguido nada. Pero la inyección de moral es impresionante. La Real ha vuelto al grupo de cabeza. La victoria del Zaragoza ante el Xerez imposibilita ascender posiciones en la tabla, y seguimos sextos, pero estamos más cerca. El equipo duerme a tres puntos del ascenso, la distancia que separa a la Real del Zaragoza, a la espera de lo que hagan mañana Tenerife y Hércules. Pero estamos a seis puntos del liderato (pueden ser siete si los tinerfeños vencen en la isla al Córdoba). La lucha se ha apretado muchísimo y la Real está en ella. Pero queda muchísimo. Quedan doce partidos. Todo un mundo. Pero un mundo que el 21 de junio puede ser nuestro. Ahora el objetivo es lograr la quinta victoria consecutiva, que serviría para igualar la racha de la temporada 2003-2004, de aquella Real de Champions. Y a partir de ahí, los sueños estarán más cerca que nunca.
Lo ha hecho, además, de una forma sorprendente. Sobre todo por la alineación de Lillo, que seguramente nadie habrá sido capaz de adivinar antes del partido, a pesar de que el sistema escogido es similar al que se utilizó, por ejemplo, en el partido de Copa ante el Zaragoza. Con su elección de hoy, el técnico ha acabado con los debates que nos llenan en los días previos a los partidos. Se hablaba de la titularidad de Necati o de Agirretxe y no ha jugado ninguno de los dos. En ataque se han alternado Xabi Prieto y Marcos, con Sergio y Moha por detrás y con Diego Rivas y Aranburu como pivotes. En la defensa también ha habido novedades. Además del esperado regreso de Castillo (no en vano por su banda debía entrar Arana, que ya ha puesto en problemas a la Real en ocasioens anteriores), Lillo colocó a Carlos Martínez en el lateral derecho y a Ansotegi y Mikel González en el centro.
¿Salió bien la apuesta por un sistema diferente y sin delanteros? Sin duda, no hay más que ver el resultado conseguido en un campo muy complicado, aunque también hay que ponerle algunos matices. La Real ha entrado de maravilla en el partido y ha marcado pronto. Un golazo, por cierto. Precioso pase de Sergio a la espalda del lateral izquierdo, magnífica entrada desde atrás de Carlos Martínez, y preciso pase para que Xabi Prieto marcara el 0-1. El Castellón estaba descolocado y desaborlado, probablemente por el cambio de sistema del técnico realista (aunque esto sólo lo saben los jugadores y el entrenador del Castellón). Pudo marcar otra vez Xabi y también Marcos. Pero entre tanto Zubikarai realizó un paradón que mantuvo a la Real con ventaja. Quizá la mejor parada de la temporada. La mano con la que respondió a un disparo a bocajarro desde la frontal del área pequeña fue sencillamente antológica.
Esa parada abrió el partido, el Castellón vio que podía hacer daño y dentro del área si es cierto que los locales daban sensación de peligro. No por fútbol, porque el trabajo en el centro del campo y la presión de todo el equipo estaba siendo magnífica. Pero poco a poco la Real fue perdiendo el balón y, por muchas críticas que haya tenido que escuchar este equipo a lo largo de la temporada, cuando sufre es cuando no cuenta con la posesión del esférico. Pero, en realidad, hoy no ha habido tanto sufrimiento. ¿Cuántas paradas ha tenido que hacer Zubikarai? Sólo la de la primera mitad. El Castellón, que se queda cuatro puntos por detrás de la Real, sí ha llegado con cierta facilidad al área realista, pero no ha conseguido generar ocasiones de gol claras. Mikel González y Ansotegi se hartaron a despejar balones. Carlos Martínez hizo un partido modélico y Castillo, que sufrió en la primera parte, acabó crecido. Como todo el equipo.
Aunque el Castellón siguió luchando casi hasta el final, el partido acabó en realidad con el 0-2. Un auténtico golazo de Agirretxe, un chaval al que tenemos que cuidar porque es una perla. Castillo se internó fenomenal por su banda, pero lanzó un centro que se quedó atrás, obligando al delantero realista a rematar con un escorzo casi imposible. El tercero, un gol con tanta clase como fe, fue un justo premio a la superioridad realista y al magnífico estado de forma de Marcos. Pudo llegar alguno más, pero la Real tampoco lo buscó con tanto ahínco, en el convencimiento de que lo más importante era dejar la portería a cero (que, por cierto, es la decimoquinta ocasión que lo consigue esta temporada; esos números son impresionantes) y acabar con el partido cuanto antes. Los cambios de Lillo también apostaron por dar el encuentro por muerto y Necati, que podría haber tenido espacios para marcar su primer gol, se quedó sin jugar un solo minuto. Eso es quizá el único pesar que puede dejar este partido.
Lo de hoy demuestra que la Real tiene plantilla. Corta pero importante. No ha jugado Bravo, y Zubikarai ha sido vital para no encajar un gol. No ha jugado Abreu y el equipo ha marcado tres goles, además de tres jugadores diferentes. No ha salido ningún delantero en el once inicial, y el resultado es el más abultado que ha conseguido el equipo fuera de casa. Seguro que había algunos pensando ya en cómo atacar a Lillo si las cosas no hubieran salido bien, y eso debe reafirmar al técnico. No ha jugado uno de los fijos de Lillo, Gerardo, y ha entrado Carlos Martínez para responder con un partidazo. Moha, que parecía no tener opciones de ser titular pero lo ha sido, ha entrado bien en el partido y ha dejado buenos detalles. Es cierto, como dijo Lillo tras el partido, que a la Real le ha faltado balón durante algunos tramos del partido, pero hoy la victoria sólo podía caer del lado txuri urdin (hoy otra vez con la camiseta verde y amarilla, que ya ha roto para siempre cualquier gafe que se pudiera pensar que tenía). Hoy ha sido la victoria de la Real. De toda la Real y de todos los que somos la Real, también y sobre todo de las decenas de aficionados que han poblado las gradas de Castalia.
Cuatro victorias consecutivas son la mejor prueba de que todo es posible en el fútbol. Hace un mes no se perdieron las opciones de subir y, obviamente, ahora no se puede decir que se haya conseguido nada. Pero la inyección de moral es impresionante. La Real ha vuelto al grupo de cabeza. La victoria del Zaragoza ante el Xerez imposibilita ascender posiciones en la tabla, y seguimos sextos, pero estamos más cerca. El equipo duerme a tres puntos del ascenso, la distancia que separa a la Real del Zaragoza, a la espera de lo que hagan mañana Tenerife y Hércules. Pero estamos a seis puntos del liderato (pueden ser siete si los tinerfeños vencen en la isla al Córdoba). La lucha se ha apretado muchísimo y la Real está en ella. Pero queda muchísimo. Quedan doce partidos. Todo un mundo. Pero un mundo que el 21 de junio puede ser nuestro. Ahora el objetivo es lograr la quinta victoria consecutiva, que serviría para igualar la racha de la temporada 2003-2004, de aquella Real de Champions. Y a partir de ahí, los sueños estarán más cerca que nunca.
viernes, marzo 27, 2009
PREVIA Castellón - Real Sociedad. Primera gran prueba
La Real se enfrenta a su primera gran prueba de fuego en su escalada a los puestos de ascenso (sábado, 19.30 horas, Castalia; ETB-1, Punt 2; seguimos siendo muchos los realistas que NO podemos ver a la Real por televisión o que dependemos de un enlace de poca calidad en Internet). La visita a Castellón es el primero de los cuatro partidos que le restan por jugar a los de Lillo con rivales de la parte alta de la tabla (el próximo será el Tenerife en Anoeta; quedarán después las visitas a Salamanca y Rayo). Después de tres victorias consecutivas, algunos todavía persisten en sus dudas sobre el rendimiento del equipo en partidos importantes (curiosamente, a pesar de que una de esas victorias fue ante el Xerez, el líder, y en su casa), ya que ni Sevilla Atlético ni Girona se mostraron como grandes equipos en Anoeta. El equipo txuri urdin, además, tendrá que demostrar que, como dice su técnico, puede sobrevivir a la ausencia de dos de sus puntales, los dos internacionales que tiene.
Bravo y Abreu están concentrados con sus selecciones, por lo que Lillo no podrá repetir el mismo once de las últimas tres semanas. En la portería estará Zubikarai, que ya defendió su meta con muchísima categoría en cuatro partidos de Liga y uno de Copa (sólo dos goles encajados, los dos ante el Zaragoza, y ninguna derrota con él en el once titular). El relevo está en el portero del Sanse que estará en el banquillo. Si el habitual en las ausencias de Bravo estaba siendo Ramírez, ahora el escogido para completar la lista de 18 es Iturrioz. Para suplir a Abreu, Lillo tendrá que decantarse entre Necati (que sigue demostrando buenas cosas en el terreno de juego pero todavía no se ha estrenado como goleador) y Agirretxe (que jugó el miércoles con el Sanse, lleva tiempo sin entrar en el primer equipo, pero es el segundo máximo anotador tras el uruguayo). Parece, y sólo parece, que el turco tiene más opciones.
Estos dos cambios son obligados, pero podría haber más. El técnico realista escondió sus cartas y no aclaró si pretende continuar con el sistema de las últimas jornadas, ese 3-4-3 con Gerardo haciendo un doble papel en defensa y en el centro del campo. Lo mantenga o no, es difícil saber si hará más cambios en la alineación titular. De la convocatoria sólo se ha caído por decisión técnica Dramé (ya no es noticia, obviamente) y los lesionados Díaz de Cerio y Elustondo (tremenda mala suerte la del canterano, que cuando parecía empezar ya a superar su lesión de tobillo ha sufrido un esguinde de rodilla; mucho ánimo, Elus), mientras que Carlos Martínez vuelve a la lista. Castillo, tras tres semanas sin ser titular, cuenta con opciones de ocupar el lateral izquierdo de nuevo, con lo que Lillo tendrá que escoger dos centrales entre Ansotegi (el que parece más fijo ahora mismo), Labaka y Mikel González.
Para el centro del campo quedan muchas incógnitas. Fuera de casa, Lillo se había acostumbrado a utilizar el doble pivote formado por Diego Rivas y Markel Bergara, pero en las últimas semanas sólo ha jugado uno de ellos junto a Aranburu, debido al regreso de Sergio a las alineaciones. El ex jugador del Alavés, intermitente eso sí, ha dado nuevos bríos al ataque realista (y gol de estrategia, que falta hacía), junto con las buenas aportaciones de sus dos jugadores de más talento, Marcos y Xabi Prieto. Moha y Estrada, que completan la convocatoria, no parece que tengan muchas opciones de entrar en el once titular, aunque ambos tuvieron unos pocos minutos al final del encuentro de la semana pasada ante el Girona.
Bravo y Abreu están concentrados con sus selecciones, por lo que Lillo no podrá repetir el mismo once de las últimas tres semanas. En la portería estará Zubikarai, que ya defendió su meta con muchísima categoría en cuatro partidos de Liga y uno de Copa (sólo dos goles encajados, los dos ante el Zaragoza, y ninguna derrota con él en el once titular). El relevo está en el portero del Sanse que estará en el banquillo. Si el habitual en las ausencias de Bravo estaba siendo Ramírez, ahora el escogido para completar la lista de 18 es Iturrioz. Para suplir a Abreu, Lillo tendrá que decantarse entre Necati (que sigue demostrando buenas cosas en el terreno de juego pero todavía no se ha estrenado como goleador) y Agirretxe (que jugó el miércoles con el Sanse, lleva tiempo sin entrar en el primer equipo, pero es el segundo máximo anotador tras el uruguayo). Parece, y sólo parece, que el turco tiene más opciones.
Estos dos cambios son obligados, pero podría haber más. El técnico realista escondió sus cartas y no aclaró si pretende continuar con el sistema de las últimas jornadas, ese 3-4-3 con Gerardo haciendo un doble papel en defensa y en el centro del campo. Lo mantenga o no, es difícil saber si hará más cambios en la alineación titular. De la convocatoria sólo se ha caído por decisión técnica Dramé (ya no es noticia, obviamente) y los lesionados Díaz de Cerio y Elustondo (tremenda mala suerte la del canterano, que cuando parecía empezar ya a superar su lesión de tobillo ha sufrido un esguinde de rodilla; mucho ánimo, Elus), mientras que Carlos Martínez vuelve a la lista. Castillo, tras tres semanas sin ser titular, cuenta con opciones de ocupar el lateral izquierdo de nuevo, con lo que Lillo tendrá que escoger dos centrales entre Ansotegi (el que parece más fijo ahora mismo), Labaka y Mikel González.
Para el centro del campo quedan muchas incógnitas. Fuera de casa, Lillo se había acostumbrado a utilizar el doble pivote formado por Diego Rivas y Markel Bergara, pero en las últimas semanas sólo ha jugado uno de ellos junto a Aranburu, debido al regreso de Sergio a las alineaciones. El ex jugador del Alavés, intermitente eso sí, ha dado nuevos bríos al ataque realista (y gol de estrategia, que falta hacía), junto con las buenas aportaciones de sus dos jugadores de más talento, Marcos y Xabi Prieto. Moha y Estrada, que completan la convocatoria, no parece que tengan muchas opciones de entrar en el once titular, aunque ambos tuvieron unos pocos minutos al final del encuentro de la semana pasada ante el Girona.
La Real tiene ante sí un reto importante. Primero por el rival, el Castellón (en el que no jugará por sanción Gari Uranga; este mal ha afectado a muchos ex realistas en lo que llevamos de temporada, como Delibasic o Garitano, que no se pudieron enfrentar el conjunto txuri urdin por uno u otro motivo), que lleva toda la temporada en los puestos altos de la tabla y ahora se encuentra un punto por debajo de la Real. Después, porque conseguir la victoria supondría enlazar una racha de cuatro consecutivas, algo que no se consigue desde la temporada 2003-2004, con una Real que estaba disputando la Champions (si se traen los tres puntos de Castellón, ese racha volverá a ser el registro a batir, pues se lograron cinco triunfos consecutivos) y que batió, entre otros, al Real Madrid.
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Y finalmente porque supondría dar un salto importante en la clasificación, quizá el definitivo para que los más escépticos crean en las posibilidades de ascenso. La Real parte desde la sexta posición, con 45 puntos, a cinco del ascenso y a nueve del líder. El Xerez, precisamente, recibe a otro de los candidatos al ascenso, el Zaragoza. Para los pinchazos de Rayo y Hércules, hay que confiar en los equipos vascos, Eibar y Alavés respectivamente, mientras que el Tenerife juega en Córdoba. De lograr tres puntos en Castellón o la semana siguiente en casa ante el Nastic, la Real tendría los mismos puntos que la pasada temporada a esas alturas, a once jornadas del final, que fue cuando Lillo se hizo cargo del equipo. Entonces, sólo la tragedia de Vitoria evitó el ascenso.
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La Historia no es excesivamente benévola con la Real de cara a este partido, sobre todo si tenemos en cuenta que el Castellón es el único equipo contra el que el conjunto txuri urdin ha perdido todos los partidos que ha disputado desde que regresó a Segunda División. El equipo donostiarra ha visitado la ciudad alicantina en diez ocasiones y sólo ha conseguido traerse dos victorias y un empate. Los triunfos se produjeron en las temporada 81-82 (1-3, con dos goles de López Ufarte y uno de Satrústegui) y 89-90 (0-2, tantos de Mentxaka y Aldridge). Los puntos llegaron en Primera, porque los partidos jugados en Segunda División, tres, se cuentan por derrotas de la Real, la más abultada el 3-0 de la lejanísima temporada 40-41. Pese a perder, tanto esa temporada como en la 48-49 los realistas consiguieron el ascenso. La primera vez que no se dio esa coincidencia fue la temporada pasada.
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Y es que la temporada pasada la Real disputó en Castellón uno de sus peores partidos. Era el segundo encuentro que dirigía desde el banquillo José Ramón Eizmendi, pero el equipo no pudo repetir la espléndida actuación de su debut en Córdoba. El Castellón, sin hacer gran cosa, fue capaz de doblegar a la Real sólo con un poco de practicidad y saber hacer sobre el campo. El gol que Oberman marcó en el mintuo 51 fue más que suficiente para decantar el partido del lado de los locales, e incluso Riesgo evitó que el marcador fuera más abultado. Los de Eizmendi no supieron leer el partido en ningún momento y apenas crearon ocasiones de gol. El único motivo para recordar este partido es que supuso el debut de la camiseta a rayas amarillas y verde, homenaje a uno de los clubes precursores de la Real. Mañana la volverá a utilizar. Que el resultado sea distinto.
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El partido de ida, celebrado a finales de octubre del año pasado, fue muy malo por parte de la Real, hasta el punto de que la victoria del Castellón por 2-3 se puede considerar corta para los méritos futbolísticos de uno y otro. Bravo falló en los goles visitantes, la defensa pudo hacer mucho más (de hecho, Carlos Martínez se marcó en propia puerta el primero), el centro del campo no acertó a crear fútbol ni ocasiones y la delantera sólo respondió al final, cuando Díaz de Cerio y Agirretxe hicieron incluso soñar con el empate. Y a pesar de todo lo mal que jugó la Real, el resultado habría sido muy distinto de no mediar una nefasta actuación arbitral. El colegiado concedió un gol de los castellonenses en claro fuera de juego y anuló uno perfectamente legal a Necati, el que habría sido su primer gol. Un gol que todavía no ha llegado. ¿Será en Castellón? Sería un toque de justicia poética.
martes, marzo 24, 2009
Renovaciones, burlas y distracciones varias
Con las tres victorias consecutivas, hemos pasado a nuevo nivel para no hablar de lo que sucede sobre el césped. Ha nacido el vínculo entre las cuestiones extradeportivas que marcaban el debate sobre la Real en la primera mitad de la temporada y lo que acontece en los partidos. Y no me gusta, porque ahora sólo tenemos que pensar en una cosa, en subir a Primera. Ya no me importa cómo, ya no me importa con quién, ya no me importa cuándo, pero hay que subir a Primera. Todo lo demás, excepción hecha de un centenario que hay que celebrar tanto como se pueda, no debiera importar. Pero importa demasiado y obliga a que ciertas cosas reciban puntualizaciones. Y, como siempre, hay nombres propios que marcan esa agenda en realidad secundaria pero al final siempre protagonista.
En boca de todos están Díaz de Cerio y Castillo por esas ofertas de renovación que, según dicen, parece que no van a aceptar. En Primera o en Segunda, mi posición es inalterable. Siempre entenderé a un jugador que se vaya de la Real para jugar en un sitio importante. En el caso de Iñigo, no deja de rumorearse que el Athletic es su destino (hoy mismo, As publica que hay un precontrato firmado con los bilbaínos, algo que han negado siempre todas las partes implicadas; hoy lo ha hecho su representante, el ex realista Biurrun), y eso ya sabemos todos que significa, por poco que nos guste verle de rojibalnco, una ficha que la Real jamás podrá igualar. Si yo fuera él, mi realismo empujaría mucho. Muchísimo. Haría todo tipo de esfuerzos para quedarme. Pero no por eso voy a dejar de entenderle si se va. Entenderle, que no admirarle.
Con Xabi Castillo la cosa cobra nuevas dimensiones porque algunos vinculan su futuro a equipos como el Málaga o el Osasuna. Y yo nunca entenderé que alguien criado en Zubieta cambie la Real por un equipo así, con todos mis respetos a todos ellos. Sí, el Málaga podrá jugar en Europa la temporada que viene y el Osasuna está en Primera (veremos si lo está la próxima temporada). Pero ninguno de estos dos equipos es la Real. La Real es y tiene que seguir siendo algo diferente para quienes visten esta camiseta desde chavales. Tiene que provocar muchas más emociones que no les pueden ofrecer otros equipos. Si no, no tiene ningún sentido el trabajo de cantera que tanta ilusión nos hace a todos: a aficionados, a técnicos y, sí, también a los futbolistas de casa. Si Castillo ficha por un equipo así, será un fracaso de Zubieta como modelo, y eso sí que hay que estudiarlo detenidamente.
¿Quién puede criticar que Xabi Alonso se vaya al Liverpool o que Kodro se vaya al Barcelona? ¿Fichar por el Málaga queriendo la Real que siga? Una pena. Eso sí, hay quien entiende que la decisión de Castillo de dejar la Real por un equipo de este nivel es lógica por un detalle, porque es vizcaíno, y en eso sí que no puedo estar de acuerdo. La Real es Guipúzcoa, sí, pero fuera de Guipúzcoa somos muchos los que también somos la Real. Y a veces eso se minusvalora demasiado. Mirad las gradas cuando la Real juega en la costa levantina. O en Andalucía. Eso también es la Real. Darko no era donostiarra precisamente, y pocos como él personifican lo que es la Real. Porque a Real es mucho más que Guipúzcoa y eso, además de apreciarlo como una gran riqueza, hay que respetarlo y cuidarlo.
Otro debate con Castillo. Resulta que ahora mismo no está jugando en la Real. Lillo ha apostado por un central, Mikel González, para suplirle, incluso por delante de Dramé. Y ya han salido las voces oportunistas que, si Castillo tiene decidido jugar el próximo año en otro equipo, han lanzado un rotundo "que se vaya". Creo que hay que estar agradecidos siempre a lo que un jugador se deja en el campo con la camiseta txuri urdin. Hace un mes Castillo parecía insustituible y ahora resulta que nos sobra. Ni tanto ni tan poco. Indispensables en la Real no ha habido tantos en su centenaria Historia, pero no creo que estemos como para despreciar jugadores. Si Castillo se va, eso no impedirá reconocerle que ha hecho dos buenos años en el primer equipo. ¿Es suplente porque no renueva? A veces me sorprende la ligereza con la que abrimos debates. Eso sólo lo sabe Lillo y, que yo sepa, nadie le ha preguntado.
Más nombres propios. Necati. El domingo recibió una ovación descomunal en Anoeta. ¿Es una sincera muestra de apoyo al jugador turco o un motivo de burla, reflejo de las casi cómicas situaciones que ha vivido la Real en los últimos años? Lillo dijo tras el partido que él no lo sabe. He hablado con gente que estuvo en Anoeta y no es capaz de pronunciarse con claridad. Si esa fuera la intención, creo que es un error hacer de un jugador de la Real objeto de burlas y chascarrillos varios. Al menos durante los partidos, que luego las opiniones son libres. Necati tiene pinta de buen jugador, pero le trajeron para meter goles y no los hace. Hasta ahí, todos de acuerdo. Si sigue así, está claro que formará parte del paquete de jugadores que componen nombres como Bonilla o Herrera. Pero si está en el campo, tiene todavía mucho que dar a la Real. Mira que si al final le tenemos que agradecer a él el gol del ascenso...
Y el último nombre propio es el de Lillo. Creo que a algunos no les está gustando demasiado la ironía de la que está haciendo gala el técnico realista cuando se le pregunta por las posibilidades de ascenso. Yo lo que entiendo es que a Lillo le molestó muchísimo que se sentenciaran las posibilidades de ascenso de la Real tras las tres derrotas consecutivas. Y yo estoy con el técnico, porque a mí también me molestó que se diera por muerta a la Real. Estoy cansado del derrotismo que rodea a este equipo a poco que las cosas vengan mal dadas. Dije entonces, cuando se perdieron tres partidos, que había tiempo y ahora que se han ganado otros tantos lo sigo manteniendo. Y, ojo, lo diré incluso si no se gana en Castellón. Vencer allí sería un paso importantísimo, pero no hacerlo no es definitivo. Si la Real suma tres puntos en los dos próximos partidos, tendrá los mismos que la pasada temporada a estas alturas. Y si entonces no se subió fue única y exclusivamente porque se sumaron dos de los últimos nueve puntos. Así de claro. Tiempo hay de sobra. Yo, como Lillo, apuesto por ir a Castellón y a ver qué pasa. Y así hasta el 21 de junio.
En boca de todos están Díaz de Cerio y Castillo por esas ofertas de renovación que, según dicen, parece que no van a aceptar. En Primera o en Segunda, mi posición es inalterable. Siempre entenderé a un jugador que se vaya de la Real para jugar en un sitio importante. En el caso de Iñigo, no deja de rumorearse que el Athletic es su destino (hoy mismo, As publica que hay un precontrato firmado con los bilbaínos, algo que han negado siempre todas las partes implicadas; hoy lo ha hecho su representante, el ex realista Biurrun), y eso ya sabemos todos que significa, por poco que nos guste verle de rojibalnco, una ficha que la Real jamás podrá igualar. Si yo fuera él, mi realismo empujaría mucho. Muchísimo. Haría todo tipo de esfuerzos para quedarme. Pero no por eso voy a dejar de entenderle si se va. Entenderle, que no admirarle.
Con Xabi Castillo la cosa cobra nuevas dimensiones porque algunos vinculan su futuro a equipos como el Málaga o el Osasuna. Y yo nunca entenderé que alguien criado en Zubieta cambie la Real por un equipo así, con todos mis respetos a todos ellos. Sí, el Málaga podrá jugar en Europa la temporada que viene y el Osasuna está en Primera (veremos si lo está la próxima temporada). Pero ninguno de estos dos equipos es la Real. La Real es y tiene que seguir siendo algo diferente para quienes visten esta camiseta desde chavales. Tiene que provocar muchas más emociones que no les pueden ofrecer otros equipos. Si no, no tiene ningún sentido el trabajo de cantera que tanta ilusión nos hace a todos: a aficionados, a técnicos y, sí, también a los futbolistas de casa. Si Castillo ficha por un equipo así, será un fracaso de Zubieta como modelo, y eso sí que hay que estudiarlo detenidamente.
¿Quién puede criticar que Xabi Alonso se vaya al Liverpool o que Kodro se vaya al Barcelona? ¿Fichar por el Málaga queriendo la Real que siga? Una pena. Eso sí, hay quien entiende que la decisión de Castillo de dejar la Real por un equipo de este nivel es lógica por un detalle, porque es vizcaíno, y en eso sí que no puedo estar de acuerdo. La Real es Guipúzcoa, sí, pero fuera de Guipúzcoa somos muchos los que también somos la Real. Y a veces eso se minusvalora demasiado. Mirad las gradas cuando la Real juega en la costa levantina. O en Andalucía. Eso también es la Real. Darko no era donostiarra precisamente, y pocos como él personifican lo que es la Real. Porque a Real es mucho más que Guipúzcoa y eso, además de apreciarlo como una gran riqueza, hay que respetarlo y cuidarlo.
Otro debate con Castillo. Resulta que ahora mismo no está jugando en la Real. Lillo ha apostado por un central, Mikel González, para suplirle, incluso por delante de Dramé. Y ya han salido las voces oportunistas que, si Castillo tiene decidido jugar el próximo año en otro equipo, han lanzado un rotundo "que se vaya". Creo que hay que estar agradecidos siempre a lo que un jugador se deja en el campo con la camiseta txuri urdin. Hace un mes Castillo parecía insustituible y ahora resulta que nos sobra. Ni tanto ni tan poco. Indispensables en la Real no ha habido tantos en su centenaria Historia, pero no creo que estemos como para despreciar jugadores. Si Castillo se va, eso no impedirá reconocerle que ha hecho dos buenos años en el primer equipo. ¿Es suplente porque no renueva? A veces me sorprende la ligereza con la que abrimos debates. Eso sólo lo sabe Lillo y, que yo sepa, nadie le ha preguntado.
Más nombres propios. Necati. El domingo recibió una ovación descomunal en Anoeta. ¿Es una sincera muestra de apoyo al jugador turco o un motivo de burla, reflejo de las casi cómicas situaciones que ha vivido la Real en los últimos años? Lillo dijo tras el partido que él no lo sabe. He hablado con gente que estuvo en Anoeta y no es capaz de pronunciarse con claridad. Si esa fuera la intención, creo que es un error hacer de un jugador de la Real objeto de burlas y chascarrillos varios. Al menos durante los partidos, que luego las opiniones son libres. Necati tiene pinta de buen jugador, pero le trajeron para meter goles y no los hace. Hasta ahí, todos de acuerdo. Si sigue así, está claro que formará parte del paquete de jugadores que componen nombres como Bonilla o Herrera. Pero si está en el campo, tiene todavía mucho que dar a la Real. Mira que si al final le tenemos que agradecer a él el gol del ascenso...
Y el último nombre propio es el de Lillo. Creo que a algunos no les está gustando demasiado la ironía de la que está haciendo gala el técnico realista cuando se le pregunta por las posibilidades de ascenso. Yo lo que entiendo es que a Lillo le molestó muchísimo que se sentenciaran las posibilidades de ascenso de la Real tras las tres derrotas consecutivas. Y yo estoy con el técnico, porque a mí también me molestó que se diera por muerta a la Real. Estoy cansado del derrotismo que rodea a este equipo a poco que las cosas vengan mal dadas. Dije entonces, cuando se perdieron tres partidos, que había tiempo y ahora que se han ganado otros tantos lo sigo manteniendo. Y, ojo, lo diré incluso si no se gana en Castellón. Vencer allí sería un paso importantísimo, pero no hacerlo no es definitivo. Si la Real suma tres puntos en los dos próximos partidos, tendrá los mismos que la pasada temporada a estas alturas. Y si entonces no se subió fue única y exclusivamente porque se sumaron dos de los últimos nueve puntos. Así de claro. Tiempo hay de sobra. Yo, como Lillo, apuesto por ir a Castellón y a ver qué pasa. Y así hasta el 21 de junio.
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domingo, marzo 22, 2009
REAL SOCIEDAD 2 - GIRONA 0 Una entrada para la segunda parte, por favor
Anoeta en Segunda es un misterio. Viendo lo que se está viendo en el estadio realista en esta temporada, la gente va a acabar pidiendo entradas para las segundas partes. Los primeros 45 minutos suelen ser los minutos de la basura en los partidos que la Real juega como local. 0-0 y nada en realidad sobre el campo. Hoy la clara superioridad txuri urdin con respecto al Girona ha tenido su reflejo en un buen comienzo de la segunda parte, tramo de partido en el que han llegado los dos goles. En la primera parte, la desesperación ha hecho mella en algún momento, sabiendo como ya se sabían los resultados de los rivales en la lucha por el ascenso y temiendo lo que pasaría de no lograr hoy los tres puntos. En la segunda parte, la tranquilidad se ha apoderado del ambiente. No suele tener la Real victorias cómodas en este durísimo paso por la Segunda. Disfrutemos la de hoy, como hay que disfrutar de que se trate de la tercera consecutiva. Una entrada para la segunda parte, por favor.
La primera parte ha sido insulsa y aburrida, como suele suceder en Anoeta, a pesar de un buen inicio con un par de llegadas claras a balón parado. Toda una ruptura con respecto a la dinámica locura de Xerez. Apenas una llegada peligrosa por cada equipo, la de la Real por parte de Ansotegi. Como sucedió hace dos semanas contra el Sevilla Atlético, al equipo txuri urdin no le pudo la ansiedad de tener que buscar una victoria a toda costa. Jugó a su ritmo y, aunque eso suele desesperar al aficionado, por segundo partido consecutivo en Anoeta esa maduración del encuentro dio resultado. Bien es cierto que ni entonces ni hoy se ha encontrado con un rival interesante. Contra el Girona, no obstante, hay que entenderlo como un mérito de la Real, puesto que este equipo no perdía un partido desde hace dos meses (llevaba siete empates consecutivos). Los de Lillo ya alcanzan las tres victorias consecutivas y se encuentran con una nueva prueba de nivel como visitante: Castellón. Ganar allí supondría dejar a este equipo cuatro puntos por detrás.
El partido ante el Girona se ha ganado desde el centro del campo, y eso en la Real es noticia. Abreu, que venía de marcar tres goles en Jerez, apenas tuvo ocasiones de entrar en contacto con el balón y se marchó en la segunda parte dejando su hueco a un Necati que recibió una estruendosa ovación de la grada (y que volvió a tener una clara ocasión de marcar que acabó fuera; sigue esperando su primer tanto con la camiseta txuri urdin y dejó una buena asistencia que debió ser gol de Marcos). El primer gol llegó tras una buena jugada de Xabi Prieto (buena segunda mitad del donostiarra), despejada por la defensa (gracias a la presión de Abreu) a los pies de Aranburu. Gran empalme y gran gol. El capitán ha vuelto a tomar el protagonismo goleador que se espera de un centrocampista de la Real, y eso es una buenísima noticia. El segundo fue un libre directo de Sergio (que además del gol, tuvo algunas buenas opciones y forzó dos tarjetas amarillas; buen partido), casi calcado al que marcó en la primera jornada ante Las Palmas. El centro del campo recupera gol al mismo ritmo que lo ha recuperado la delantera. Gran noticia.
Viendo que Lillo ha repetido alineación por tercera jornada consecutiva, es inevitable recordar que hace un año, a estas alturas, Eizmendi también tenía once elegidos que procuraba repetir semana tras semana. Y, ahora como entonces, esa fidelidad a unos jugadores concretos ha provocado una racha de buenos resultados. Eso sí, hay que tener en cuenta que es imposible repetir ese once en Castellón por las conocidas ausencias de Bravo y Abreu (Lillo, con acierto, se negó a lamentar esas bajas y aseguró que se viaja con las mismas opciones de ganar). Si en los primeros minutos ante el Xerez se sufrió mucho por la posición de Gerardo entre dos aguas, entre la defensa y el centro del campo, lo cierto es que hoy no había rival como para que eso sucediera. La endeblez de Girona y Sevilla Atlético, los dos rivales ante los que Lillo ha dispuesto ese esquema como local, impiden sacar conclusiones sobre su efectividad. Pero desde Xerez llegaron señales peligrosas que habrá que tener en cuenta para el futuro. Hoy, desde luego, no ha habido sufrimiento alguno en defensa y el poquísimo que se ha vivido lo ha resuelto Bravo con absoluta solvencia.
No es que haya habido mucho juego en el partido, y lo cierto es que el hecho de que marcador acabara desnivelado a favor de la Real hay que atribuirlo a la calidad de sus jugadores (por mucho que se les quiera criticar o minusvalorar, son mucho mejores que los del Girona), a acciones puntuales. El dominio realista, en todo caso, ha sido aplastante y la victoria sólo podía caer de su lado. Con lo que hemos visto este año en Anoeta, con rivales que siendo bastante inferiores han puesto en apuros la portería de Bravo, eso también hay que reconocérselo al equipo. Lillo lamentó que el equipo no tuviera velocidad en ataque tras robar el balón con cierta facilidad y que no se empleara con criterio el sistema de juego escogido. El técnico entendió el 1-0 como una liberación, tras la cual el equipo supo "tocar para encontrar" y estuvo cerca de encontrar algún gol más.
La jornada, a pesar de algún que otro disgusto a cargo de Xerez y Hércules en el último minuto de sus partidos, hay que entenderla como positiva. Ayer estábamos a siete puntos del ascenso y hoy estamos a cinco, aunque se mantienen los nueve de distancia del líder. Hace algunas semanas hablaba de marcarnos objetivos concretos, cercanos y realistas. Pedí que, antes de nada, la Real se colocara en cabeza del pelotón de perseguidores de los equipos que sí están a tiro del ascenso. Con la victoria de hoy, ha alcanzado ese lugar: la sexta plaza, a tres puntos del quinto, que es el Zaragoza. Y este triunfo es el tercero consecutivo, lo que supone alcanzar una racha que no se lograba desde 2005. La dinámica perdedora de los años siguientes pasó a ser dinámica no perdedora en Segunda y, con estos tres últimos resultados, ya es dinámica ganadora. Segundo objetivo conseguido. El tercero, llegar a los puestos de ascenso, tendrá que esperar todavía algunas semanas. Pero tiene que llegar. Va a llegar. A por el Castellón.
La primera parte ha sido insulsa y aburrida, como suele suceder en Anoeta, a pesar de un buen inicio con un par de llegadas claras a balón parado. Toda una ruptura con respecto a la dinámica locura de Xerez. Apenas una llegada peligrosa por cada equipo, la de la Real por parte de Ansotegi. Como sucedió hace dos semanas contra el Sevilla Atlético, al equipo txuri urdin no le pudo la ansiedad de tener que buscar una victoria a toda costa. Jugó a su ritmo y, aunque eso suele desesperar al aficionado, por segundo partido consecutivo en Anoeta esa maduración del encuentro dio resultado. Bien es cierto que ni entonces ni hoy se ha encontrado con un rival interesante. Contra el Girona, no obstante, hay que entenderlo como un mérito de la Real, puesto que este equipo no perdía un partido desde hace dos meses (llevaba siete empates consecutivos). Los de Lillo ya alcanzan las tres victorias consecutivas y se encuentran con una nueva prueba de nivel como visitante: Castellón. Ganar allí supondría dejar a este equipo cuatro puntos por detrás.
El partido ante el Girona se ha ganado desde el centro del campo, y eso en la Real es noticia. Abreu, que venía de marcar tres goles en Jerez, apenas tuvo ocasiones de entrar en contacto con el balón y se marchó en la segunda parte dejando su hueco a un Necati que recibió una estruendosa ovación de la grada (y que volvió a tener una clara ocasión de marcar que acabó fuera; sigue esperando su primer tanto con la camiseta txuri urdin y dejó una buena asistencia que debió ser gol de Marcos). El primer gol llegó tras una buena jugada de Xabi Prieto (buena segunda mitad del donostiarra), despejada por la defensa (gracias a la presión de Abreu) a los pies de Aranburu. Gran empalme y gran gol. El capitán ha vuelto a tomar el protagonismo goleador que se espera de un centrocampista de la Real, y eso es una buenísima noticia. El segundo fue un libre directo de Sergio (que además del gol, tuvo algunas buenas opciones y forzó dos tarjetas amarillas; buen partido), casi calcado al que marcó en la primera jornada ante Las Palmas. El centro del campo recupera gol al mismo ritmo que lo ha recuperado la delantera. Gran noticia.
Viendo que Lillo ha repetido alineación por tercera jornada consecutiva, es inevitable recordar que hace un año, a estas alturas, Eizmendi también tenía once elegidos que procuraba repetir semana tras semana. Y, ahora como entonces, esa fidelidad a unos jugadores concretos ha provocado una racha de buenos resultados. Eso sí, hay que tener en cuenta que es imposible repetir ese once en Castellón por las conocidas ausencias de Bravo y Abreu (Lillo, con acierto, se negó a lamentar esas bajas y aseguró que se viaja con las mismas opciones de ganar). Si en los primeros minutos ante el Xerez se sufrió mucho por la posición de Gerardo entre dos aguas, entre la defensa y el centro del campo, lo cierto es que hoy no había rival como para que eso sucediera. La endeblez de Girona y Sevilla Atlético, los dos rivales ante los que Lillo ha dispuesto ese esquema como local, impiden sacar conclusiones sobre su efectividad. Pero desde Xerez llegaron señales peligrosas que habrá que tener en cuenta para el futuro. Hoy, desde luego, no ha habido sufrimiento alguno en defensa y el poquísimo que se ha vivido lo ha resuelto Bravo con absoluta solvencia.
No es que haya habido mucho juego en el partido, y lo cierto es que el hecho de que marcador acabara desnivelado a favor de la Real hay que atribuirlo a la calidad de sus jugadores (por mucho que se les quiera criticar o minusvalorar, son mucho mejores que los del Girona), a acciones puntuales. El dominio realista, en todo caso, ha sido aplastante y la victoria sólo podía caer de su lado. Con lo que hemos visto este año en Anoeta, con rivales que siendo bastante inferiores han puesto en apuros la portería de Bravo, eso también hay que reconocérselo al equipo. Lillo lamentó que el equipo no tuviera velocidad en ataque tras robar el balón con cierta facilidad y que no se empleara con criterio el sistema de juego escogido. El técnico entendió el 1-0 como una liberación, tras la cual el equipo supo "tocar para encontrar" y estuvo cerca de encontrar algún gol más.
La jornada, a pesar de algún que otro disgusto a cargo de Xerez y Hércules en el último minuto de sus partidos, hay que entenderla como positiva. Ayer estábamos a siete puntos del ascenso y hoy estamos a cinco, aunque se mantienen los nueve de distancia del líder. Hace algunas semanas hablaba de marcarnos objetivos concretos, cercanos y realistas. Pedí que, antes de nada, la Real se colocara en cabeza del pelotón de perseguidores de los equipos que sí están a tiro del ascenso. Con la victoria de hoy, ha alcanzado ese lugar: la sexta plaza, a tres puntos del quinto, que es el Zaragoza. Y este triunfo es el tercero consecutivo, lo que supone alcanzar una racha que no se lograba desde 2005. La dinámica perdedora de los años siguientes pasó a ser dinámica no perdedora en Segunda y, con estos tres últimos resultados, ya es dinámica ganadora. Segundo objetivo conseguido. El tercero, llegar a los puestos de ascenso, tendrá que esperar todavía algunas semanas. Pero tiene que llegar. Va a llegar. A por el Castellón.
sábado, marzo 21, 2009
PREVIA Real Sociedad - Girona. Una tercera victoria de ilusión
La Real busca una victoria de ilusión, la que sería tercera consecutiva (domingo, 17.00 horas, Anoeta, Gol TV). Después de tres derrotas seguidas, el equipo de Lillo necesita conseguir la misma racha de triunfos para volver a meterse en el pelotón de cabeza. Seguirá lejos todavía de los puestos de ascenso incluso sumando tres puntos, pero el golpe de moral que recibirían tanto el equipo como la afición sería inmenso después de haber pasado por los momentos más duros de la temporada. El gran problema de la Real y del entorno esta temporada está siendo la falta de fe. No se termina de creer que el equipo puede volver a Primera División y la clasificación no ayuda a tener una visión optimista. Hay momentos en los que sí se da esa confianza, pero siempre acaba rota por algún motivo. Tres victorias consecutivas, habiendo sido una de ellas en el campo del líder, tienen que bastar para que el realista crea que es posible lograr el objetivo. Pero para ello es imprescindible ganar esta semana en Anoeta al Girona.
Lillo no cuenta con más bajas que las sobradamente conocidas de Gorka Elustondo e Iñigo Díaz de Cerio. Tras dos victorias consecutivas, el técnico dejó la puerta abierta a repetir once por tercera semana consecutiva, aunque con lo aficionado que es el tolosarra a las sorpresas seguro que introduce algún cambio. Castillo es quien más papeletas tiene para entrar en el once, supliendo a uno de los tres centrales que jugó la semana pasada. Quizá lo natural sea el mismo cambio que hizo en Jerez, por Mikel González, aunque Labaka también podría ser el escogido para ver el partido desde el banquillo. Es bastante probable que Lillo continúe con su esquema de 3-4-3, con Gerardo realizando una doble función de lateral y centrocampista. Él será sin duda uno de los elegidos, ya que los dos jugadores que se quedan fuera de la convocatoria por decisión técnica son Carlos Martínez y Boukary Dramé, éste último tan acosumbrado ya a estar en la grada como los lesionados de larga duración.
Moha vuelve a la convocatoria después de cumplir en Jerez un partido de sanción, pero no parece probable que tenga sitio en el once ante el Girona, y más después del espléndido partido de Marcos ante el líder, que le garantiza la banda izquierda en el ataque. Junto a él volverán a estar Xabi Prieto y Abreu, ya máximo goleador del equipo con seis tantos. Detrás del delantero uruguayo (que no podrá jugar la próxima semana, al igual que Bravo, por estar convocado con su selección) lo normal es que repita Sergio, aunque no hay que descartar que, ante un rival tan cerrado como se presenta el cuadro catalán, Necati pueda actuar como mediapunta. No en vano, el turco y el uruguayo formaron una gran pareja atacante en los minutos finales ante el Sevilla Atlético. Diego Rivas y Markel Bergara se disputan el otro puesto del centro del campo, pues Aranburu parece fijo.
Mientras la Real siga a más de un partido de distancia de los puestos de ascenso, todas las jornadas van a ser muy peligrosas, porque se corre el riesgo de sobredimensionar un traspiés. El equipo de Lillo parte en la octava posición, a siete puntos del tercero. Esta semana sólo podría alcanzar a Salamanca (recibe al tercero, el Tenerife), Castellón (visita al Levante) y Zaragoza (parece poco probable que pinche en casa ante el colista, el Sevilla Atlético). Los dos primeros protagonizan duelos directos de la parte alta de la tabla, y a eso hay que sumar que los tres primeros clasificados juegan fuera. Eso, y que todos los rivales salvo el Rayo habrán jugado antes que los nuestros, podría deparar una jornada muy clarificadora para los intereses de la Real. Siempre y cuando se sumen los tres puntos ante el Girona, claro está. Que nadie se olvide de lo difícil que es derrotar al cuadro catalán, que acumula catorce empates en toda la Liga, los siete últimos de forma consecutiva.
Los precedentes son tan antiguos como favorables a la Real. Las tres visitas del equipo catalán a San Sebastián, todas ellas en Segunda División, se han saldado con victoria txuri urdin. En la temporada 35-36, la que concluyó con el descenso a Tercera que impidió la Guerra Civil, el Girona fue uno de los pocos equipos a los que consiguió derrotar la Real, por un ajustado 3-2. En la campaña 42-43, el triunfo fue también corto, 1-0, con gol de Pedrín. Aquel año, por cierto, la Real consiguió el ascenso a Primera. Y también se celebró un retorno a la máxima categoría tras el último enfrentamiento con el Girona. 5-1 fue el resultado en la campaña 48-49, con dos goles de Arguiñaño y uno de Caeiro, Pérez y Alsúa. Ojalá se consiga la victoria ante el Girona y ojalá, como en los dos precedentes anteriores, signifique que la Real vuelve a Primera División al final de la temporada.
El enfrentamiento de la primera vuelta fue un muy mal partido que demostró muchas carencias en el fútbol de la Real. Ante un rival recién ascendido de Segunda B, el equipo txuri urdin salió timorato al campo y eso supuso conceder alguna ocasión, aunque no demasiado claras, al Girona. Luego la Real tomó el mando del partido y demostró que hay una enorme diferencia de calidad entre uno y otro equipo. Pero esa superioridad, de apenas veinte minutos, no se plasmó en ocasiones claras de gol y el conjunto txuri urdin, que seguía lamentando las ausencias de Elustondo y Xabi Prieto, se fue diluyendo con el paso de los minutos. La única buena noticia que dejó el partido fue la espléndida actuación de Zubikarai en la portería. En el descuento, Marcos fue expulsado por doble amarilla, las dos por simular sendos penaltis. El empate sin goles en Girona supuso la quinta jornada consecutiva sin ganar y la cuarta sin anotar un solo gol. El líder, el Salamanca, se fue a seis puntos. Esa distancia se recortó. ¿Por qué no se van a recortar los siete puntos que hoy nos saca el tercero?
Lillo no cuenta con más bajas que las sobradamente conocidas de Gorka Elustondo e Iñigo Díaz de Cerio. Tras dos victorias consecutivas, el técnico dejó la puerta abierta a repetir once por tercera semana consecutiva, aunque con lo aficionado que es el tolosarra a las sorpresas seguro que introduce algún cambio. Castillo es quien más papeletas tiene para entrar en el once, supliendo a uno de los tres centrales que jugó la semana pasada. Quizá lo natural sea el mismo cambio que hizo en Jerez, por Mikel González, aunque Labaka también podría ser el escogido para ver el partido desde el banquillo. Es bastante probable que Lillo continúe con su esquema de 3-4-3, con Gerardo realizando una doble función de lateral y centrocampista. Él será sin duda uno de los elegidos, ya que los dos jugadores que se quedan fuera de la convocatoria por decisión técnica son Carlos Martínez y Boukary Dramé, éste último tan acosumbrado ya a estar en la grada como los lesionados de larga duración.
Moha vuelve a la convocatoria después de cumplir en Jerez un partido de sanción, pero no parece probable que tenga sitio en el once ante el Girona, y más después del espléndido partido de Marcos ante el líder, que le garantiza la banda izquierda en el ataque. Junto a él volverán a estar Xabi Prieto y Abreu, ya máximo goleador del equipo con seis tantos. Detrás del delantero uruguayo (que no podrá jugar la próxima semana, al igual que Bravo, por estar convocado con su selección) lo normal es que repita Sergio, aunque no hay que descartar que, ante un rival tan cerrado como se presenta el cuadro catalán, Necati pueda actuar como mediapunta. No en vano, el turco y el uruguayo formaron una gran pareja atacante en los minutos finales ante el Sevilla Atlético. Diego Rivas y Markel Bergara se disputan el otro puesto del centro del campo, pues Aranburu parece fijo.
Mientras la Real siga a más de un partido de distancia de los puestos de ascenso, todas las jornadas van a ser muy peligrosas, porque se corre el riesgo de sobredimensionar un traspiés. El equipo de Lillo parte en la octava posición, a siete puntos del tercero. Esta semana sólo podría alcanzar a Salamanca (recibe al tercero, el Tenerife), Castellón (visita al Levante) y Zaragoza (parece poco probable que pinche en casa ante el colista, el Sevilla Atlético). Los dos primeros protagonizan duelos directos de la parte alta de la tabla, y a eso hay que sumar que los tres primeros clasificados juegan fuera. Eso, y que todos los rivales salvo el Rayo habrán jugado antes que los nuestros, podría deparar una jornada muy clarificadora para los intereses de la Real. Siempre y cuando se sumen los tres puntos ante el Girona, claro está. Que nadie se olvide de lo difícil que es derrotar al cuadro catalán, que acumula catorce empates en toda la Liga, los siete últimos de forma consecutiva.
Los precedentes son tan antiguos como favorables a la Real. Las tres visitas del equipo catalán a San Sebastián, todas ellas en Segunda División, se han saldado con victoria txuri urdin. En la temporada 35-36, la que concluyó con el descenso a Tercera que impidió la Guerra Civil, el Girona fue uno de los pocos equipos a los que consiguió derrotar la Real, por un ajustado 3-2. En la campaña 42-43, el triunfo fue también corto, 1-0, con gol de Pedrín. Aquel año, por cierto, la Real consiguió el ascenso a Primera. Y también se celebró un retorno a la máxima categoría tras el último enfrentamiento con el Girona. 5-1 fue el resultado en la campaña 48-49, con dos goles de Arguiñaño y uno de Caeiro, Pérez y Alsúa. Ojalá se consiga la victoria ante el Girona y ojalá, como en los dos precedentes anteriores, signifique que la Real vuelve a Primera División al final de la temporada.
El enfrentamiento de la primera vuelta fue un muy mal partido que demostró muchas carencias en el fútbol de la Real. Ante un rival recién ascendido de Segunda B, el equipo txuri urdin salió timorato al campo y eso supuso conceder alguna ocasión, aunque no demasiado claras, al Girona. Luego la Real tomó el mando del partido y demostró que hay una enorme diferencia de calidad entre uno y otro equipo. Pero esa superioridad, de apenas veinte minutos, no se plasmó en ocasiones claras de gol y el conjunto txuri urdin, que seguía lamentando las ausencias de Elustondo y Xabi Prieto, se fue diluyendo con el paso de los minutos. La única buena noticia que dejó el partido fue la espléndida actuación de Zubikarai en la portería. En el descuento, Marcos fue expulsado por doble amarilla, las dos por simular sendos penaltis. El empate sin goles en Girona supuso la quinta jornada consecutiva sin ganar y la cuarta sin anotar un solo gol. El líder, el Salamanca, se fue a seis puntos. Esa distancia se recortó. ¿Por qué no se van a recortar los siete puntos que hoy nos saca el tercero?
jueves, marzo 19, 2009
Problema de goles, problema de asistencias
Que la Real pasa por tiempos oscuros es algo que todos sabemos. Algún que otro detalle del magnífico y necesario triunfo en Jerez lo confirma. El hat trick de Abreu ha resucitado viejas estadísticas que confirman que el gol es un problema que llevamos arrastrando muchos años. El último jugador realista en conseguir tres goles en un partido fue Darko Kovacevic, en un partido de Copa precisamente ante el Xerez jugado... ¡¡¡en la temporada 97-98!!! Hace más de diez años, nada menos, que un jugador de la Real no lograba un hat trick. En Liga hay que retroceder incluso una temporada más. Gica Craioveanu logró tres tantos en el 8-1 ante el Albacete que, más de una década después, sigue siendo la mayor goleada que ha visto el estadio de Anoeta en sus más de quince años de vida.
Es decir, que el gol viene siendo un problema desde hace tiempo. No porque la Real no haya tenido goleadores en estos años, que sólo con recordar los nombres de Darko y Nihat tendría que bastar para desterrar esta afirmación, sino porque las goleadas parecían no ir con nosotros. No han sido muchas las que hemos visto en los últimos años, no. ¿Conformismo en nuestro fútbol? ¿Falta de calidad para lograrlas? Qué difícil es encontrar una respuesta a estas preguntas. Lo cierto es que ver tres goles en un partido empieza a parecer una goleada histórica y eso sólo puedo verlo como un rasgo negativo de los tiempos que vivimos. No es que la Real haya sido históricamente un equipo de grandes marcadores, más bien al contrario ha vivido y triunfado gracias sobre todo a su fortaleza defensiva. Pero en épocas no tan lejanas disfrutamos de grandes tardes anotadoras. Ojalá la de Jerez sea un punto de inflexión también en este apartado del juego.
En la misma línea habría que colocar ese estigma de las dos victorias consecutivas que ha arrastrado la Real hasta este punto de la temporada. Se han escuchado muchas críticas al equipo por no lograrlas antes, pero creo que nos olvidamos de dónde estamos. El año pasado la Real no llegó a conseguir nunca tres victorias consecutivas y, sin embargo, eso no impidió luchar por el ascenso hasta la última jornada. Es más, de haber ganado los dos últimos partidos hoy seríamos equipo de Primera División sin necesidad de haber logrado este registro. Pero es que nos olvidamos de que tres victorias consecutivas no las logra la Real desde la temporada 2005-2006. Con esto quiero reivindicar el trabajo de los técnicos y jugadores realistas en Segunda. El año pasado se rompió con una aplastante dinámica perdedora, la que arrastra el club desde el año del subcampeonato. No era fácil romperla y se rompió. No se valoró demasiado. Ahora lo que toca es imponer una dinámica ganadora. No queda otra para volver a Primera. Y creo que estamos en disposición de hacerlo. La tercera victoria consecutiva ayudaría muchísimo.
Y puestos a valorar un trabajo, no sé si se ha enjuiciado como se merecía el partidazo de Marcos en Jerez. Tendemos a pensar que cuando no hay goles es que los delanteros fallan (Necati podría escribir un libro sobre este asunto con su experiencia en San Sebastián), pero no nos damos cuenta del importantísimo papel del asistente. Marcos dio los tres pases de gol ante el Xerez. Y dio otros dos balones más que pudieron ser gol, si no llega a ser por el palo y una prodigiosa intervención del meta rival. ¿Cuándo bajaron las cifras anotadoras de Kovacevic en la Real? Cuando dejó de tener a De Pedro en la banda izquierda. A De Pedro quizá no se le valoró tampoco en su justa medida. Que no nos pase lo mismo con Marcos, porque algunas críticas que ha recibido esta temporada se han parecido mucho a las que se le hicieron a Víctor la temporada pasada. Víctor, por cierto, en su paso por la Real marcó seis goles y dio un puñado de asistencias también. Y algunos pensaban que no debía jugar. Un motivo más para la reflexión, sin duda...
Es decir, que el gol viene siendo un problema desde hace tiempo. No porque la Real no haya tenido goleadores en estos años, que sólo con recordar los nombres de Darko y Nihat tendría que bastar para desterrar esta afirmación, sino porque las goleadas parecían no ir con nosotros. No han sido muchas las que hemos visto en los últimos años, no. ¿Conformismo en nuestro fútbol? ¿Falta de calidad para lograrlas? Qué difícil es encontrar una respuesta a estas preguntas. Lo cierto es que ver tres goles en un partido empieza a parecer una goleada histórica y eso sólo puedo verlo como un rasgo negativo de los tiempos que vivimos. No es que la Real haya sido históricamente un equipo de grandes marcadores, más bien al contrario ha vivido y triunfado gracias sobre todo a su fortaleza defensiva. Pero en épocas no tan lejanas disfrutamos de grandes tardes anotadoras. Ojalá la de Jerez sea un punto de inflexión también en este apartado del juego.
En la misma línea habría que colocar ese estigma de las dos victorias consecutivas que ha arrastrado la Real hasta este punto de la temporada. Se han escuchado muchas críticas al equipo por no lograrlas antes, pero creo que nos olvidamos de dónde estamos. El año pasado la Real no llegó a conseguir nunca tres victorias consecutivas y, sin embargo, eso no impidió luchar por el ascenso hasta la última jornada. Es más, de haber ganado los dos últimos partidos hoy seríamos equipo de Primera División sin necesidad de haber logrado este registro. Pero es que nos olvidamos de que tres victorias consecutivas no las logra la Real desde la temporada 2005-2006. Con esto quiero reivindicar el trabajo de los técnicos y jugadores realistas en Segunda. El año pasado se rompió con una aplastante dinámica perdedora, la que arrastra el club desde el año del subcampeonato. No era fácil romperla y se rompió. No se valoró demasiado. Ahora lo que toca es imponer una dinámica ganadora. No queda otra para volver a Primera. Y creo que estamos en disposición de hacerlo. La tercera victoria consecutiva ayudaría muchísimo.
Y puestos a valorar un trabajo, no sé si se ha enjuiciado como se merecía el partidazo de Marcos en Jerez. Tendemos a pensar que cuando no hay goles es que los delanteros fallan (Necati podría escribir un libro sobre este asunto con su experiencia en San Sebastián), pero no nos damos cuenta del importantísimo papel del asistente. Marcos dio los tres pases de gol ante el Xerez. Y dio otros dos balones más que pudieron ser gol, si no llega a ser por el palo y una prodigiosa intervención del meta rival. ¿Cuándo bajaron las cifras anotadoras de Kovacevic en la Real? Cuando dejó de tener a De Pedro en la banda izquierda. A De Pedro quizá no se le valoró tampoco en su justa medida. Que no nos pase lo mismo con Marcos, porque algunas críticas que ha recibido esta temporada se han parecido mucho a las que se le hicieron a Víctor la temporada pasada. Víctor, por cierto, en su paso por la Real marcó seis goles y dio un puñado de asistencias también. Y algunos pensaban que no debía jugar. Un motivo más para la reflexión, sin duda...
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sábado, marzo 14, 2009
XEREZ 1 - REAL SOCIEDAD 3 Respuesta de grandeza
Impresionante victoria de la Real. Y una victoria además que significa muchísimo. El equipo txuri urdin ha dado hoy una respuesta de grandeza a una situación compleja y lo ha hecho en un escenario inmejorable, la casa del líder, el Xerez. Son sólo tres puntos, sí. Hoy no se ha conseguido nada, desde luego. Pero la tarde de hoy puede ser una de esas para recordar si al final se consigue el objetivo. Por la victoria, por cómo ha llegado y por dónde se ha producido. La Real encadena por primera vez en la temporada dos victorias consecutivas y se coloca en disposición de lograr la tercera en Anoeta. Duerme a cuatro puntos del ascenso. Y quizá mañana vuelvan a ser siete, pero ahora da igual, eso no elimina la felicidad. Hace una semana se dio el primer paso en la ansiada caza de los tres primeros puestos de la tabla. Hoy se ha dado el segundo. Quedan catorce partidos más. Y ahora se afrontan con un poquito más de ilusión.
Para entender la dimensión de lo que ha conseguido hoy la Real, hay que ver la primera media hora del partido. El Xerez ha entrado enchufadísimo y ha bailado a los jugadores realistas, sobre todo gracias a un magnífico juego por banda. La tarjeta que vio Mikel González, hoy titular en el lateral izquierdo por delante de Castillo, fue el fiel reflejo de lo que estaba sucediendo en el verde. El centro del campo que formaban Markel, Aranburu y Sergio estaba siendo superado por completo y la única forma de sacar el balón desde atrás era el pelotazo largo de Bravo. Marcos, Xabi Prieto y Abreu estaban totalmente aislados y el nerviosismo que el portero realista mostraba en algunas jugadas hacía temer que el gol del Xerez estaba cerca. Y llegó a balón parado. Error de Bravo en la salida y error de Labaka en el marcaje.
Cuando la cosa parecía que podía empeorar, apareció el talento realista. Si durante la primera media hora se había visto lo peor de esta Real, el sufrimiento que padece cuando no tiene el balón, los pequeños errores defensivos que cuestan puntos y la inoperancia del centro del campo, todo cambio con el primer gol de los de Lillo. Marcos recibió en la media punta y dejó solo a Abreu. Zurdazo y adentro. 1-1 y partido totalmente nuevo. Los últimos quince minutos de la primera parte mostraron un partido más acorde a lo que se esperaba. El equipo realista empezó a tocar el balón, agradeciendo que Sergio se enchufara al partido, y el Xerez empezó a mostrar más respeto a las posibilidades de los visitantes. Tampoco es que se viera venir el segundo gol de Abreu (un golazo de cabeza, con un salto portentoso), pero las posibilidades habían crecido mucho y era una opción realista. Llegar al descanso con ventaja terminó de tranquilizar a la Real, un equipo acostumbrado a recibir palos y que hoy vio como la suerte, esta vez sí, le sonreía.
La segunda parte fue un recital. El partido finalizó con un 1-3, con el tercer gol de Abreu (por mucha falta de movilidad que tenga, y ya se le ha criticado estas semanas pasadas, un fichaje descomunal para este equipo; ya lleva seis goles) y la tercera asistencia de Marcos (impresionante partido el suyo, una pena no haber sabido aprovechar su estado de forma en otros momentos de la temporada), pero nadie podría haberse extrañado si el resultado final hubiera sido un 1-5 o 1-6. La Real, esta vez sí, bordó el fútbol de contraataque y contó con ocasiones clarísimas para aumentar algo más la ventaja en el marcador. El propio Abreu lanzó al palo, tras otra asistencia de Marcos, una preciosa jugada y Necati se encontró con una impresionante mano del portero jerezano. Lástima que el turco no acabara con su sequía, pero quizá sea mejor que se reserve el gol para cuando dé tres puntos.
Si el partido parecía acabado desde que Abreu marcó el tercero, quedó totalmente muerto con la entrada en el campo de Diego Rivas y Castillo. Markel cortó balones, pero no ofreció salida al balón, y Mikel González jugaba fuera de sitio. Los dos tenían tarjeta, con lo que los cambios parecían claros. Y la fortaleza defensiva de ambos bastó para evitar que el Xerez apenas tuviera llegadas claras al área de Bravo, que calmó los nervios de la primera parte y volvió a mostrarse como el porterazo que es. Que nadie infravalore lo conseguido: delante estaba el líder de la Segunda División, un buen equipo que, además, mostró sus armas en este mismo partido. Pero la victoria no es casual. Es una muestra de que la Real tiene fútbol y tiene alma. Hoy el equipo lo ha sabido hacer todo: ha controlado el partido, ha defendido, ha tenido efectividad de cara a gol, ha acabado tocando el balón y con una sensación de tranquilidad como hacía mucho tiempo que no demostraba.
No deja de ser curioso que el equipo de Lillo sufriera lo indecible hace una semana contra el colista y esta semana haya acabado con un paseo su visita al líder. Es la muestra de que la Segunda División es una categoría sorprendente en la que es necesario mostrar atención absoluta desde que el árbitro señala el inicio hasta que marca el final. Además, la Real rompe dos registros negativos con este partido: suma la ansiada segunda victoria consecutiva y marca por primera vez en la temporada tres goles. Como visitante y ante el líder. Es un buen golpe sobre la mesa, muy similar al de Málaga de la pasada temporada. Esta Real, la de hoy, no tiene nada que envidiar a ningún equipo de Segunda División y quizá, me van a perdonar el toque de optimismo exagerado, a algunos de Primera. Pero el ascenso hay que ganarlo sobre el campo y eso todavía no lo ha hecho la Real.
Si el partido deja bastantes noticias positivas, quizá la mejor sea que el equipo donostiarra ha recuperado una de sus grandes virtudes de la temporada: ha sabido sobreponerse a un mazazo. Y de los grandes. Tras el gol encajado, seguro que muchos han temido incluso una goleada, y más viendo que el Xerez estaba demostrando una gran superioridad sobre el césped. Pero la Real ha despertado, ha ganado y ha goleado. Ha sido la Real que todos queremos que sea. Duerme a cuatro puntos del ascenso. Y el ascenso es una ilusión que no ha muerto, ni mucho menos. Sigue ahí. Como la Real. El 21 de junio sigue en rojo en el calendario. Quedan 14 estaciones y vamos a pasar por todas y cada una de ellas.
Para entender la dimensión de lo que ha conseguido hoy la Real, hay que ver la primera media hora del partido. El Xerez ha entrado enchufadísimo y ha bailado a los jugadores realistas, sobre todo gracias a un magnífico juego por banda. La tarjeta que vio Mikel González, hoy titular en el lateral izquierdo por delante de Castillo, fue el fiel reflejo de lo que estaba sucediendo en el verde. El centro del campo que formaban Markel, Aranburu y Sergio estaba siendo superado por completo y la única forma de sacar el balón desde atrás era el pelotazo largo de Bravo. Marcos, Xabi Prieto y Abreu estaban totalmente aislados y el nerviosismo que el portero realista mostraba en algunas jugadas hacía temer que el gol del Xerez estaba cerca. Y llegó a balón parado. Error de Bravo en la salida y error de Labaka en el marcaje.
Cuando la cosa parecía que podía empeorar, apareció el talento realista. Si durante la primera media hora se había visto lo peor de esta Real, el sufrimiento que padece cuando no tiene el balón, los pequeños errores defensivos que cuestan puntos y la inoperancia del centro del campo, todo cambio con el primer gol de los de Lillo. Marcos recibió en la media punta y dejó solo a Abreu. Zurdazo y adentro. 1-1 y partido totalmente nuevo. Los últimos quince minutos de la primera parte mostraron un partido más acorde a lo que se esperaba. El equipo realista empezó a tocar el balón, agradeciendo que Sergio se enchufara al partido, y el Xerez empezó a mostrar más respeto a las posibilidades de los visitantes. Tampoco es que se viera venir el segundo gol de Abreu (un golazo de cabeza, con un salto portentoso), pero las posibilidades habían crecido mucho y era una opción realista. Llegar al descanso con ventaja terminó de tranquilizar a la Real, un equipo acostumbrado a recibir palos y que hoy vio como la suerte, esta vez sí, le sonreía.
La segunda parte fue un recital. El partido finalizó con un 1-3, con el tercer gol de Abreu (por mucha falta de movilidad que tenga, y ya se le ha criticado estas semanas pasadas, un fichaje descomunal para este equipo; ya lleva seis goles) y la tercera asistencia de Marcos (impresionante partido el suyo, una pena no haber sabido aprovechar su estado de forma en otros momentos de la temporada), pero nadie podría haberse extrañado si el resultado final hubiera sido un 1-5 o 1-6. La Real, esta vez sí, bordó el fútbol de contraataque y contó con ocasiones clarísimas para aumentar algo más la ventaja en el marcador. El propio Abreu lanzó al palo, tras otra asistencia de Marcos, una preciosa jugada y Necati se encontró con una impresionante mano del portero jerezano. Lástima que el turco no acabara con su sequía, pero quizá sea mejor que se reserve el gol para cuando dé tres puntos.
Si el partido parecía acabado desde que Abreu marcó el tercero, quedó totalmente muerto con la entrada en el campo de Diego Rivas y Castillo. Markel cortó balones, pero no ofreció salida al balón, y Mikel González jugaba fuera de sitio. Los dos tenían tarjeta, con lo que los cambios parecían claros. Y la fortaleza defensiva de ambos bastó para evitar que el Xerez apenas tuviera llegadas claras al área de Bravo, que calmó los nervios de la primera parte y volvió a mostrarse como el porterazo que es. Que nadie infravalore lo conseguido: delante estaba el líder de la Segunda División, un buen equipo que, además, mostró sus armas en este mismo partido. Pero la victoria no es casual. Es una muestra de que la Real tiene fútbol y tiene alma. Hoy el equipo lo ha sabido hacer todo: ha controlado el partido, ha defendido, ha tenido efectividad de cara a gol, ha acabado tocando el balón y con una sensación de tranquilidad como hacía mucho tiempo que no demostraba.
No deja de ser curioso que el equipo de Lillo sufriera lo indecible hace una semana contra el colista y esta semana haya acabado con un paseo su visita al líder. Es la muestra de que la Segunda División es una categoría sorprendente en la que es necesario mostrar atención absoluta desde que el árbitro señala el inicio hasta que marca el final. Además, la Real rompe dos registros negativos con este partido: suma la ansiada segunda victoria consecutiva y marca por primera vez en la temporada tres goles. Como visitante y ante el líder. Es un buen golpe sobre la mesa, muy similar al de Málaga de la pasada temporada. Esta Real, la de hoy, no tiene nada que envidiar a ningún equipo de Segunda División y quizá, me van a perdonar el toque de optimismo exagerado, a algunos de Primera. Pero el ascenso hay que ganarlo sobre el campo y eso todavía no lo ha hecho la Real.
Si el partido deja bastantes noticias positivas, quizá la mejor sea que el equipo donostiarra ha recuperado una de sus grandes virtudes de la temporada: ha sabido sobreponerse a un mazazo. Y de los grandes. Tras el gol encajado, seguro que muchos han temido incluso una goleada, y más viendo que el Xerez estaba demostrando una gran superioridad sobre el césped. Pero la Real ha despertado, ha ganado y ha goleado. Ha sido la Real que todos queremos que sea. Duerme a cuatro puntos del ascenso. Y el ascenso es una ilusión que no ha muerto, ni mucho menos. Sigue ahí. Como la Real. El 21 de junio sigue en rojo en el calendario. Quedan 14 estaciones y vamos a pasar por todas y cada una de ellas.
viernes, marzo 13, 2009
PREVIA Xerez - Real Sociedad. Un sueño, una oportunidad
La Real se enfrenta a una gran oportunidad que confirme que el sueño de volver a Primera es posible (sábado, 18.30 horas, Chapín; ETB-1, Canal Sur, Telemadrid-La Otra). Juega ante el Xerez, el líder de la categoría. Ganar supondría recortar tres puntos al equipo que ahora mismo lidera la clasificación, quizá acercarse a los puestos de ascenso (aunque no parece la jornada más propicia para hacerlo) y recibir una inyección de moral que, viendo la cantidad de golpes que ha soportado este equipo durante toda la temporada, puede tener un valor incalculable. Lillo ha apelado a recuperar el espíritu con el que la Real venció el año pasado en Málaga. El referente es claro. El equipo, tras romper ante el Sevilla Atlético una racha de cuatro jornadas sin seguir y tres perdiendo, vuelve a tener la oportunidad de ganar dos partidos seguidos por primera vez. Qué importante sería hacerlo.
Durante la semana se ha rumoreado que Lillo podría volver al 4-3-3, gracias al regreso de Castillo y Rivas a la convocatoria, después de haber cumplido ambos un partido de sanción. Lo más probable es que los dos entren de nuevo en el once, el primero dejando en el banquillo a Carlos Martínez o Gerardo y el segundo probablemente a Markel Bergara. Aranburu parece fijo en el centro del campo, con lo que las elecciones de Lillo, además del lateral derecho, estarán en el ataque y en los centrales. Arriba Abreu también parece tener garantizado un hueco, y Necati, a pesar de las buenas sensaciones que dejó hace una semana parece que empezará de nuevo desde el banquillo. Xabi Prieto, Marcos y Sergio son quienes más opciones tienen de jugar tras el uruguayo, gracias también a que Moha es baja por tarjetas. Sólo un jugador de la primera plantilla se queda fuera por decisión técnica. No hace falta una bola de cristal para asegurar que ese es Dramé.
Por primera vez en mucho tiempo, y excepción hecha del futuro de Dramé o la renovación de Markel, se ha hablado más del partido que de cuestiones extradeportivas. Quizá sea la hora de aprovechar esa coyuntura y que la Real vuelva a demostrar sobre el campo que hay motivos para confiar en ella. A pesar de la evidente endeblez del rival, lo cierto es que ante el Sevilla Atlético hubo una clara mejoría con respecto a jornadas anteriores. A este equipo se le ha criticado que apenas genere ocasioens de gol y el domingo pasado tuvo muchísimas. No tuvo acierto, eso es evidente, pero el primer paso está dado. Ratificarlo ante un rival de mucha más entidad medirá con mucha mayor fiabilidad las posibilidades reales de esta Real. Lillo cree que la distancia entre ambos no puede ser de doce puntos, como marca ahora mismo la tabla. Yo también lo creo. Pero son los puntos y los partidos los que tienen que dar o quitar razones.
La jornada vuelve a ser peligrosa para la Real, aunque sería bueno tener claro, para que no vuelva a cundir el catastrofismo, que perder este encuentro no sería un golpe definitivo en las aspiraciones de ascenso del equipo txuri urdin. El Xerez se iría definitivamente, sí, pero que no se nos olvide que tres equipos consiguen el mismo premio. Los realistas, que parten con 39 puntos y desde la novena posición, podrían adelantar sólo al Huesca (recibe al Alicante) y Salamanca (visita al Eibar). Tenerife y Hércules, que ahora mismo ocupan las otras dos posiciones de ascenso con nueve y siete puntos de ventaja con respecto a la Real, se miden en casa ante Albacete y Murcia respectivamente. Dos partidos a priori sencillos, pero ya sabemos que en esta Segunda División cada partido hay que pelearlo como si fuera el último.
Dicen que la estadística está para romperla. Ojalá que no suceda en este caso, puesto que la Real nunca ha perdido en el campo del Xerez. Ha visitado la ciudad andaluza en cuatro ocasiones, ha vencido en dos y ha empatado en otras dos, todas ellas en Segunda División. Ambos empates fueron a un gol, y las victorias fueron en la temporada 42-43 por 0-1 y en la 45-46 por un rontundo 0-7. Aquel día, Ontoria anotó cinco goles y Pedrín y Unamuno redondearon una goleada histórica, la segunda mayor que ha conseguido la Real a domicilio en su andadura en la categoría de plata del fútbol español. Aunque Andalucía suele ser una comunidad autónoma poco propicia para el conjunto txuri urdin, ésta es una de las plazas que demuestran que no hay plaza imbatible, ni siquiera en el sur.
La última visita de la Real a Xerez, la temporada pasada, se saldó con empate a uno. Comenzaron marcando los jerezanos gracias a Antoñito y a un grave error defensivo de los de Coleman. El jugador andaluz remató con cierta facilidad y dentro del área un despeje hacia atrás que Garitano hizo tras un saque de banda. El equipo txuri urdin reaccionó bien y empató con un gran gol de Díaz de Cerio, que remató cruzado un espléndido pase a la media vuelta de Gari Uranga. Los tres puntos debieran viajar para San Sebastián, pero la Real no aprovechó sus ocasiones, sobre todo un espléndido lanzamiento de Xabi Prieto al larguero a falta de quince minutos para el final. Ese tiro casi puso el punto final al encuentro, que permitía a la Real seguir invicta fuera de casa tras tres partidos disputados lejos de Anoeta.
En la primera vuelta, el Xerez arrancó un punto de Anoeta, un punto que probablemente no mereció pero que pudieron ser tres si los visitantes hubieran acertado con alguna de las buenas llegadas que tuvieron en el tramo final y que desbarató con muchísima seguridad Zubikarai. No obstante, sería injusto dar la sensación de que los jerezanos merecieron el triunfo. No fue así, como evidencia el hecho de que su portero, Chema, fuera el mejor jugador del encuentro. Hizo varias paradas de mérito, sobre todo una que evito el gol de Estrada, en un fantástico remate de cabeza que se encontró con una portentosa estirada del meta. Eran las primeras jornadas sin Elustondo y Xabi Prieto y el juego en el centro del campo se resintió. Fue un partido lento, denso y sin ritmo pero que debió ganar la Real. Ese empate es el primer punto que el Xerez sacó de San Sebastián en las cuatro visitas realizadas hasta la fecha.
Durante la semana se ha rumoreado que Lillo podría volver al 4-3-3, gracias al regreso de Castillo y Rivas a la convocatoria, después de haber cumplido ambos un partido de sanción. Lo más probable es que los dos entren de nuevo en el once, el primero dejando en el banquillo a Carlos Martínez o Gerardo y el segundo probablemente a Markel Bergara. Aranburu parece fijo en el centro del campo, con lo que las elecciones de Lillo, además del lateral derecho, estarán en el ataque y en los centrales. Arriba Abreu también parece tener garantizado un hueco, y Necati, a pesar de las buenas sensaciones que dejó hace una semana parece que empezará de nuevo desde el banquillo. Xabi Prieto, Marcos y Sergio son quienes más opciones tienen de jugar tras el uruguayo, gracias también a que Moha es baja por tarjetas. Sólo un jugador de la primera plantilla se queda fuera por decisión técnica. No hace falta una bola de cristal para asegurar que ese es Dramé.
Por primera vez en mucho tiempo, y excepción hecha del futuro de Dramé o la renovación de Markel, se ha hablado más del partido que de cuestiones extradeportivas. Quizá sea la hora de aprovechar esa coyuntura y que la Real vuelva a demostrar sobre el campo que hay motivos para confiar en ella. A pesar de la evidente endeblez del rival, lo cierto es que ante el Sevilla Atlético hubo una clara mejoría con respecto a jornadas anteriores. A este equipo se le ha criticado que apenas genere ocasioens de gol y el domingo pasado tuvo muchísimas. No tuvo acierto, eso es evidente, pero el primer paso está dado. Ratificarlo ante un rival de mucha más entidad medirá con mucha mayor fiabilidad las posibilidades reales de esta Real. Lillo cree que la distancia entre ambos no puede ser de doce puntos, como marca ahora mismo la tabla. Yo también lo creo. Pero son los puntos y los partidos los que tienen que dar o quitar razones.
La jornada vuelve a ser peligrosa para la Real, aunque sería bueno tener claro, para que no vuelva a cundir el catastrofismo, que perder este encuentro no sería un golpe definitivo en las aspiraciones de ascenso del equipo txuri urdin. El Xerez se iría definitivamente, sí, pero que no se nos olvide que tres equipos consiguen el mismo premio. Los realistas, que parten con 39 puntos y desde la novena posición, podrían adelantar sólo al Huesca (recibe al Alicante) y Salamanca (visita al Eibar). Tenerife y Hércules, que ahora mismo ocupan las otras dos posiciones de ascenso con nueve y siete puntos de ventaja con respecto a la Real, se miden en casa ante Albacete y Murcia respectivamente. Dos partidos a priori sencillos, pero ya sabemos que en esta Segunda División cada partido hay que pelearlo como si fuera el último.
Dicen que la estadística está para romperla. Ojalá que no suceda en este caso, puesto que la Real nunca ha perdido en el campo del Xerez. Ha visitado la ciudad andaluza en cuatro ocasiones, ha vencido en dos y ha empatado en otras dos, todas ellas en Segunda División. Ambos empates fueron a un gol, y las victorias fueron en la temporada 42-43 por 0-1 y en la 45-46 por un rontundo 0-7. Aquel día, Ontoria anotó cinco goles y Pedrín y Unamuno redondearon una goleada histórica, la segunda mayor que ha conseguido la Real a domicilio en su andadura en la categoría de plata del fútbol español. Aunque Andalucía suele ser una comunidad autónoma poco propicia para el conjunto txuri urdin, ésta es una de las plazas que demuestran que no hay plaza imbatible, ni siquiera en el sur.
La última visita de la Real a Xerez, la temporada pasada, se saldó con empate a uno. Comenzaron marcando los jerezanos gracias a Antoñito y a un grave error defensivo de los de Coleman. El jugador andaluz remató con cierta facilidad y dentro del área un despeje hacia atrás que Garitano hizo tras un saque de banda. El equipo txuri urdin reaccionó bien y empató con un gran gol de Díaz de Cerio, que remató cruzado un espléndido pase a la media vuelta de Gari Uranga. Los tres puntos debieran viajar para San Sebastián, pero la Real no aprovechó sus ocasiones, sobre todo un espléndido lanzamiento de Xabi Prieto al larguero a falta de quince minutos para el final. Ese tiro casi puso el punto final al encuentro, que permitía a la Real seguir invicta fuera de casa tras tres partidos disputados lejos de Anoeta.
En la primera vuelta, el Xerez arrancó un punto de Anoeta, un punto que probablemente no mereció pero que pudieron ser tres si los visitantes hubieran acertado con alguna de las buenas llegadas que tuvieron en el tramo final y que desbarató con muchísima seguridad Zubikarai. No obstante, sería injusto dar la sensación de que los jerezanos merecieron el triunfo. No fue así, como evidencia el hecho de que su portero, Chema, fuera el mejor jugador del encuentro. Hizo varias paradas de mérito, sobre todo una que evito el gol de Estrada, en un fantástico remate de cabeza que se encontró con una portentosa estirada del meta. Eran las primeras jornadas sin Elustondo y Xabi Prieto y el juego en el centro del campo se resintió. Fue un partido lento, denso y sin ritmo pero que debió ganar la Real. Ese empate es el primer punto que el Xerez sacó de San Sebastián en las cuatro visitas realizadas hasta la fecha.
jueves, marzo 12, 2009
Renovaciones
Markel Bergara me está pareciendo una de las decepciones de la temporada. Esperaba mucho más de él, a tenor de la fama que viene arrastrando desde hace años y de su presencia en las selecciones inferiores. La pasada temporada me disgustó que no se le dieran oportunidades a un jugador que se consideraba tan prometedor, y más cuando el juego en el centro del campo de la Real no era el esperado. Esta campaña, en cambio, está jugando casi siempre, mucho más desde la lesión de Elustondo. Y tengo la sensación, creo que bastante compartida, de que Markel no está dando el nivel que muchos esperábamos de él. Dicen que la segunda temporada en el primer equipo es siempre la más dura, y es un mal que ya hemos visto en muchos jugadores. Esta temporada, sin ir más lejos, es una definición que podría adecuarse a otros como Carlos Martínez o Dani Estrada (aunque éste tampoco destacara demasiado en la primera).
A pesar de estas consideraciones negativas, tengo que valorar como una buena noticia la renovación de Markel Bergara. Me explico. Si queremos que la Real sea el club de cantera con el que soñamos, el producto de Zubieta hay que cuidarlo mejor de lo que se ha hecho en los últimos años. Con un poco de confianza, ese Llorente que marca goles decisivos en la Champions con el Villarreal hoy podría ser jugador txuri urdin. Con él no se tuvo paciencia, no se le dieron partidos y simplemente se dejó que su contrato se consumiera. Miremos a Barkero. Lleva nueve goles con el Numancia en Primera. Es verdad que Barkero sí tuvo oportunidades en el primer equipo, oportunidades que no aprovechó, pero tampoco se tuvo paciencia con él. Incluso ver a Gari Uranga goleando con el Castellón debiera ser una seria advertencia para la estrategia que se debe seguir con los canteranos.
Tengo claro que Markel todavía no ha progresado lo que debiera. La pregunta que tendríamos que hacernos y, mucho más importante, que tendrían que hacerse los técnicos de Zubieta, es si puede dar ese salto de calidad. Con la renovación entiendo que la respuesta es afirmativa, que confían de sobra en él, que le ven margen de mejora, que piensan que puede convertirse en un jugador importante y de futuro en el centro del campo de la Real. A pesar de que a mí todavía no me ha convencido, tengo que considerar la renovación de Markel como una alegría, y más porque supone por fin un cambio en los contratos que firman los jugadores con el club, acomodando sus ingresos a la división en la que juegue la Real.
A mí me hubiera dolido dejar que se extinguiera el contrato de Markel y verle el año que viene o dentro de dos años triunfando en un Valladolid, un Espanyol, un Recreativo o, por qué no, un Athletic. Es una sensación que seguramente sentiremos con Díaz de Cerio y cabe la posibilidad de que también pasemos por ello con Castillo. Yo lo tengo claro: Dramé no tiene sitio en la Real. Como tampoco lo tenían Herrera, Jesuli, Juanito, Mladenovic, Viáfara, Stevanovic y compañía. Los de la cantera tienen sitio siempre que se dejen la vida por la Real. No se les pide ser superclases, aunque de vez en cuando salga alguno como Xabi Alonso, pero sí una entrega total.
Markel tiene ahora la oportunidad de demostrar por un lado a los técnicos del club que no se han equivocado con él, y por otro a los aficionados de la Real que debemos creer en una política de cantera bien hecha. No va a ser fácil, pero está en su mano y en la del resto de la plantilla txuri urdin. Empezando por el partido de este sábado, en el que el empieza el futuro de la Real.
A pesar de estas consideraciones negativas, tengo que valorar como una buena noticia la renovación de Markel Bergara. Me explico. Si queremos que la Real sea el club de cantera con el que soñamos, el producto de Zubieta hay que cuidarlo mejor de lo que se ha hecho en los últimos años. Con un poco de confianza, ese Llorente que marca goles decisivos en la Champions con el Villarreal hoy podría ser jugador txuri urdin. Con él no se tuvo paciencia, no se le dieron partidos y simplemente se dejó que su contrato se consumiera. Miremos a Barkero. Lleva nueve goles con el Numancia en Primera. Es verdad que Barkero sí tuvo oportunidades en el primer equipo, oportunidades que no aprovechó, pero tampoco se tuvo paciencia con él. Incluso ver a Gari Uranga goleando con el Castellón debiera ser una seria advertencia para la estrategia que se debe seguir con los canteranos.
Tengo claro que Markel todavía no ha progresado lo que debiera. La pregunta que tendríamos que hacernos y, mucho más importante, que tendrían que hacerse los técnicos de Zubieta, es si puede dar ese salto de calidad. Con la renovación entiendo que la respuesta es afirmativa, que confían de sobra en él, que le ven margen de mejora, que piensan que puede convertirse en un jugador importante y de futuro en el centro del campo de la Real. A pesar de que a mí todavía no me ha convencido, tengo que considerar la renovación de Markel como una alegría, y más porque supone por fin un cambio en los contratos que firman los jugadores con el club, acomodando sus ingresos a la división en la que juegue la Real.
A mí me hubiera dolido dejar que se extinguiera el contrato de Markel y verle el año que viene o dentro de dos años triunfando en un Valladolid, un Espanyol, un Recreativo o, por qué no, un Athletic. Es una sensación que seguramente sentiremos con Díaz de Cerio y cabe la posibilidad de que también pasemos por ello con Castillo. Yo lo tengo claro: Dramé no tiene sitio en la Real. Como tampoco lo tenían Herrera, Jesuli, Juanito, Mladenovic, Viáfara, Stevanovic y compañía. Los de la cantera tienen sitio siempre que se dejen la vida por la Real. No se les pide ser superclases, aunque de vez en cuando salga alguno como Xabi Alonso, pero sí una entrega total.
Markel tiene ahora la oportunidad de demostrar por un lado a los técnicos del club que no se han equivocado con él, y por otro a los aficionados de la Real que debemos creer en una política de cantera bien hecha. No va a ser fácil, pero está en su mano y en la del resto de la plantilla txuri urdin. Empezando por el partido de este sábado, en el que el empieza el futuro de la Real.
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miércoles, marzo 11, 2009
Ellos sí sueñan
Cada vez que veo imágenes de chavales animando a la Real, como sucedió ayer en Zarautz, en el segundo entrenamiento en la provincia para celebrar el centenario, me contagio de su entusiasmo. Por mal que estén las cosas, yo no suelo caer en el desánimo, pero cuando eso ocurre, no hay más que ver a estos niños que siempre están junto al equipo para recuperar el aliento. Ellos sí sueñan con que su Real va a conseguir todo lo que se proponga. Ellos, que heredan camisetas de sus hermanos mayores para que todo el mundo pueda ver que son de la Real; ellos, que aprovechan la más mínima ocasión para demostrar su realismo; ellos, que se van a sus casas tan felices por haberse sacado una foto con uno de sus jugadores favoritos o por haberles visto de cerca siquiera unos minutos. Quizá deberíamos seguir siendo como ellos y tratar de soñar. Quizá así el sueño tenga más posibilidades de convertirse en realidad.
Porque ellos son lo mejor que tiene la Real. Esos niños que, con los años, acaban convirtiéndose en adultos y mantienen una fidelidad asombrosa hacia este equipo. Iba de cir que me llena de asombro que el domingo se dieran cita en Anoeta más de 16.000 personas, pero no es del todo cierto. No es asombro, sino orgullo. Algo tendrá este equipo si consigue atraer a tanta gente un domingo por la tarde para ver un partido contra un filial, contra el colista de Segunda División, con el elevado precio que tenían las entradas, con el equipo a nueve puntos de la zona de ascenso y después de tres derrotas consecutivas. Quizá, por mucho que nos guste regodearnos en lo negativo, ese sueño que tuvimos de niños no ha muerto del todo y eso es lo que nos mueve. No una final de Copa, no un partido de Champions, no conseguir un título. No, es la Real y lo que soñamos con ella. La afición es el mayor patrimonio de la Real. Y a veces ni de eso nos damos cuenta.
Dicen ahora los maestros de las estadísticas que nunca un equipo ha remontado siete puntos en Segunda División a falta de quince jornadas a los equipos que estaban en las posiciones de ascenso. ¿Cuándo nos ha detenido eso? ¿Cuándo hemos dejado de soñar porque alguien nos dijera que nunca se había conseguido lo que buscamos? Nunca había estado un equipo 32 partidos sin perder y fue la Real el que lo hizo. Nunca un portero había ganado tres Zamoras seguidos y fue un portero de la Real quien lo consiguió. Nunca un equipo que pisara la Segunda División en algún momento de su Historia estuvo 40 años consecutivos en Primera, y fue la Real el equipo que pudo presumir de ello. ¿Por qué no soñar con que la Real sea el primer equipo en realizar esa caza a los equipos que hoy lideran la Segunda División? ¿Por qué no aspirar a que la Real recupere su sitio entre los grandes?
El pesimismo de esta temporada no es nuevo, eso lo sabemos todos. Lo vimos en los peores momentos en Primera, incluso cuando el equipo se acabó salvando, y lo vimos la pasada campaña ya en Segunda. Hace menos de un año, la Real tuvo un partido similar al que afronta este domingo. Cuando visitó al Málaga, a falta de sólo nueve jornadas para el final, estaba a ocho puntos de los andaluces, que eran segundos. En La Rosaleda se tenía el convencimiento de que venciendo a los de Lillo se certificaba el ascenso. Pero la Real ganó, y lo hizo a lo grande. La Real, en esas nueve jornadas, tuvo tiempo de remontar ocho puntos y después, tras el varapalo de Vitoria, perder cuatro. ¿Y ahora, con seis partidos más en el horizonte, me dicen que no hay tiempo para recortar siete? Yo creo en el ascenso. Ojalá los jugadores tengan presente el recuerdo de Málaga del año pasado cuando salten al terreno de juego el sábado.
La Real juega ante el líder, ante el Xerez. Y la Real ha vencido a dos de los últimos tres líderes contra los que ha jugado. Este año venció al Salamanca y el pasado, tras perder en casa ante el Numancia, derrotó al Málaga. No importa que el partido no sea en Anoeta, porque en la ciudad andaluza habrá realistas, como los hay en todos y cada uno de los partidos que juega la Real lejos de San Sebastián. En todos. Algunos de los que vayan allí serán niños que sueñen. Otros serán adultos que, si las cosas van bien, recordarán los sueños que tuvieron años atrás. Ojalá algunos de esos adultos soñadores que estén el sábado en Xerez sean los propios jugadores de la Real. Ojalá me sigan haciendo soñar hasta el 21 de junio. Ojalá el partido se asemeje a aquel 0-2 del año pasado en Málaga.
Porque ellos son lo mejor que tiene la Real. Esos niños que, con los años, acaban convirtiéndose en adultos y mantienen una fidelidad asombrosa hacia este equipo. Iba de cir que me llena de asombro que el domingo se dieran cita en Anoeta más de 16.000 personas, pero no es del todo cierto. No es asombro, sino orgullo. Algo tendrá este equipo si consigue atraer a tanta gente un domingo por la tarde para ver un partido contra un filial, contra el colista de Segunda División, con el elevado precio que tenían las entradas, con el equipo a nueve puntos de la zona de ascenso y después de tres derrotas consecutivas. Quizá, por mucho que nos guste regodearnos en lo negativo, ese sueño que tuvimos de niños no ha muerto del todo y eso es lo que nos mueve. No una final de Copa, no un partido de Champions, no conseguir un título. No, es la Real y lo que soñamos con ella. La afición es el mayor patrimonio de la Real. Y a veces ni de eso nos damos cuenta.
Dicen ahora los maestros de las estadísticas que nunca un equipo ha remontado siete puntos en Segunda División a falta de quince jornadas a los equipos que estaban en las posiciones de ascenso. ¿Cuándo nos ha detenido eso? ¿Cuándo hemos dejado de soñar porque alguien nos dijera que nunca se había conseguido lo que buscamos? Nunca había estado un equipo 32 partidos sin perder y fue la Real el que lo hizo. Nunca un portero había ganado tres Zamoras seguidos y fue un portero de la Real quien lo consiguió. Nunca un equipo que pisara la Segunda División en algún momento de su Historia estuvo 40 años consecutivos en Primera, y fue la Real el equipo que pudo presumir de ello. ¿Por qué no soñar con que la Real sea el primer equipo en realizar esa caza a los equipos que hoy lideran la Segunda División? ¿Por qué no aspirar a que la Real recupere su sitio entre los grandes?
El pesimismo de esta temporada no es nuevo, eso lo sabemos todos. Lo vimos en los peores momentos en Primera, incluso cuando el equipo se acabó salvando, y lo vimos la pasada campaña ya en Segunda. Hace menos de un año, la Real tuvo un partido similar al que afronta este domingo. Cuando visitó al Málaga, a falta de sólo nueve jornadas para el final, estaba a ocho puntos de los andaluces, que eran segundos. En La Rosaleda se tenía el convencimiento de que venciendo a los de Lillo se certificaba el ascenso. Pero la Real ganó, y lo hizo a lo grande. La Real, en esas nueve jornadas, tuvo tiempo de remontar ocho puntos y después, tras el varapalo de Vitoria, perder cuatro. ¿Y ahora, con seis partidos más en el horizonte, me dicen que no hay tiempo para recortar siete? Yo creo en el ascenso. Ojalá los jugadores tengan presente el recuerdo de Málaga del año pasado cuando salten al terreno de juego el sábado.
La Real juega ante el líder, ante el Xerez. Y la Real ha vencido a dos de los últimos tres líderes contra los que ha jugado. Este año venció al Salamanca y el pasado, tras perder en casa ante el Numancia, derrotó al Málaga. No importa que el partido no sea en Anoeta, porque en la ciudad andaluza habrá realistas, como los hay en todos y cada uno de los partidos que juega la Real lejos de San Sebastián. En todos. Algunos de los que vayan allí serán niños que sueñen. Otros serán adultos que, si las cosas van bien, recordarán los sueños que tuvieron años atrás. Ojalá algunos de esos adultos soñadores que estén el sábado en Xerez sean los propios jugadores de la Real. Ojalá me sigan haciendo soñar hasta el 21 de junio. Ojalá el partido se asemeje a aquel 0-2 del año pasado en Málaga.
domingo, marzo 08, 2009
REAL SOCIEDAD 1 - SEVILLA ATLÉTICO 0 Una semana de respiro
El partido de hoy sólo podía tener un resultado. Hoy sólo podía darse la victoria de la Real. Y es el que se ha dado. Hoy no había demasiado que ganar y muchísimo que perder. Anoeta recibió de uñas al equipo tras la debacle de Vitoria y en algunos momentos del partido perdió algo los nervios. Pero el partido dio de sí todo lo que podía ofrecer. La Real ganó. Y casi todos los equipos que le preceden en la tabla no lo hicieron. La jornada comenzaba con el equipo de Lillo a nueve puntos del ascenso y ahora está a siete. Dos puntos menos con respecto al objetivo. El sufrimiento ha sido excesivo, sí. El rival era muy malo, de acuerdo. Pero lo único que se necesitaba hoy era ganar tres puntos. Así, lo de hoy es el primer paso en la caza que tiene que emprender la Real, la de la tercera plaza. Es la primera semana de respiro en mucho tiempo. Y es el espaldarazo necesario para afrontar la primera verdadera gran final, la que afronta la semana que viene en Jerez.
Un análisis frío del partido obliga a decir que la victoria ha sido merecida. Merecidísima, en realidad. Aplastante diferencia de posesión de balón y de ocasiones de gol, en un encuentro en el que Bravo apenas ha tenido trabajo. Pero la Real ya no está para análisis fríos y hay que tener en cuenta demasiadas cosas. El rival es un equipo de Segunda B que ha aguantado 82 minutos con su marcador a cero y la Real estaba mostrando ya algunos signos de impotencia. La misma que nos acompaña durante toda la temporada de cara a gol. El Sevilla Atlético es el peor rival con el que se va a encontrar este año el equipo txuri urdin. Y sólo ha sido capaz de ganar por un gol, conseguido en los últimos minutos del partido. Más de una decena de corners se han sacado sin peligro y los delanteros han vuelto a quedarse a cero. Con Bravo consolidado como Zamora, la falta de gol sigue siendo lo que aleja a la Real de los puestos de ascenso. El Xerez no será tan benévolo la próxima semana, las pruebas suben de nivel y la exigencia a los jugadores realistas será mayor.
Lillo apostó finalmente por una defensa de tres que confirma que lo mejor que se puede hacer con Dramé es dar por finalizada su cesión. No ha tenido minutos ni con Castillo sancionado. Labaka, Mikel González y Ansotegi formaron la línea de atrás, con Gerardo incrustrado en el centro del campo junto a Markel y Aranburu. Sergio, Xabi Prieto y Marcos fueron los enlaces con el único delantero, Abreu. La sorpresa fue que ni siquiera contra el colista de Segunda apostara Lillo por dos delanteros. Más sorpresa aún fue que el primero en saltar desde el banquillo fuera Necati, aunque bien es verdad que Agirretxe estuvo a punto de no entrar en la convocatoria. Y quizá la mayor de las sorpresas fue que Lillo no agotó los cambios. Quizá fue un síntoma más del pánico que le invade a la Real, y por extensión a Anoeta, en los fatídicos minutos finales que tantos puntos han costado. El técnico pareció no querer cambiar nada por si acaso. Y esta vez salió bien. Pero el sufrimiento de ser un equipo de marcadores cortos volvió a atenazar a la Real por unos instantes.
Eso y sólo eso pudo privar hoy del triunfo al equipo txuri urdin. Eso en el aspecto deportivo porque, otra semana más, también pudo hacerlo la actuación arbitral. El marcador debió ser más amplio con decisiones normales del trencilla de turno. Hoy se han producido dos penaltis en el área sevillista. Dos más. El primero por mano y el segundo a Xabi Prieto. Ontanaya López, el mismo que permitió al Castellón ganar en Anoeta con un gol en fuera de juego mientras anulaba otro legal a Necati, no pitó nada. Cuando jugábamos en Primera, podíamos contar en que los arbitrajes no serían imparciales en estadios como el Bernabéu o el Nou Camp. Pero en Segunda estas cosas duelen más. Contra los cuatro últimos equipos de la tabla, los que el año que viene pueden jugar en Segunda B, la Real ha salido perjudicada. Muy perjudicada. No es que te quiten. Es, además, contra quién te quitan. Y lo olvidamos con una facilidad tremenda. Lo de hoy, en todo caso, sí pueden ser errores humanos (pero que se acumulan en contra de la Real), aunque sí ha habido otros detalles que no han gustado, como algunas tarjetas o alguna ley de la ventaja no concedida.
Pero los problemas de la Real siguen siendo ofensivos y a eso hay que prestar mucha más atención. Hoy el juego no es que haya sido brillante, pero ha fluído algo más que en semanas anteriores, y además, como destacó Lillo, con la personalidad que ha tenido el equipo de no precipitarse en función de lo que exigía la grada. El optimista verá una mejoría a la que agarrar su ilusión, el pesimista dirá que el verdadero motivo de que hoy se hayan generado bastantes oportunidades de gol hay que buscarlo en la endeblez del rival. Y probablemente los dos tengan razón. Pero lo que no se puede ocultar es que en diez de trece partidos que ha jugado la Real en Anoeta ha llegado al descanso con su marcador a cero. Es mucho tiempo desperdiciado a lo largo de la temporada y, más importante, muchísimo sufrimiento acumulado. Y siguen pasando las semanas y el máximo goleador de este equipo sigue siendo un jugador que está lesionado desde comienzos de octubre, Díaz de Cerio.
El gol, además, ha llegado quizá en una de las ocasiones menos claras, eso sí en una buena jugada de Moha (que entró en la segunda parte y que empezó mal) culminada por Aranburu antes de que rebotara en un defensa sevillista. Hay que lograr una efectividad mayor porque el éxito depende de eso y hay que animar a todos los jugadores a que sean más valientes. Hay que atacar con garra las innumerables jugadas a balón parado que genera la Real. Hay que arriesgarse a tirar desde fuera del área. Hay que buscar, como se ha hecho hoy pero con más acierto, las entradas por banda (y aprovechar la calidad de Marcos y Xabi Prieto que siguen algo apagados). Hay que aprovechar las virtudes que tiene este equipo. Porque las tiene. Hoy el Sevilla Atlético, que pese a ser el peor equipo de la categoría sí ha dado guerra en algunos partidos, no ha sido nada y eso también ha sido mérito de la Real. Eso lo ha destacado Lillo en la rueda de prensa. Tiene razón. Y ojalá eso sirve para darle confianza al equipo.
El año pasado las tres derrotas seguidas se cerraron con una victoria agónica contra el Hércules. Esta vez ha sido con una victoria igualmente agónica, ante un rival de peor entidad. Eso y otros resultados han hecho que la jornada haya sido casi perfecta. Ninguno de los seis primeros clasificados ha ganado. Parece que sólo destacamos los resultados de los demás cuando la Real no consigue ganar. Hoy ha ganado y ha remontado dos puntos como mínimo a todos los equipos que encabezan la clasificación. Eso es una buena noticia que demuestra que, si los de Lillo hacen los deberes, todavía hay opciones de volver a Primera. La distancia ahora es de siete puntos, doce con respecto al Xerez, el líder, que es el próximo rival de la Real. El corte que había entre el sexto y el séptimo clasificado ha quedado en esta jornada reducido a la mínima expresión, a dos puntos, con lo que es lícito pensar que hasta el décimo clasificado están justificados los sueños de meterse en la pelea por volver a Primera.
La Real, rompiendo la racha de tres derrotas consecutivas, es novena. Estamos todavía dentro del grupo de equipos con derecho a soñar. Estamos vivos. Hoy hemos ganado una semana de respiro, un impulso antes de una gran batalla, la que tiene que dar la verdadera medida de las posibilidades de este equipo.
Un análisis frío del partido obliga a decir que la victoria ha sido merecida. Merecidísima, en realidad. Aplastante diferencia de posesión de balón y de ocasiones de gol, en un encuentro en el que Bravo apenas ha tenido trabajo. Pero la Real ya no está para análisis fríos y hay que tener en cuenta demasiadas cosas. El rival es un equipo de Segunda B que ha aguantado 82 minutos con su marcador a cero y la Real estaba mostrando ya algunos signos de impotencia. La misma que nos acompaña durante toda la temporada de cara a gol. El Sevilla Atlético es el peor rival con el que se va a encontrar este año el equipo txuri urdin. Y sólo ha sido capaz de ganar por un gol, conseguido en los últimos minutos del partido. Más de una decena de corners se han sacado sin peligro y los delanteros han vuelto a quedarse a cero. Con Bravo consolidado como Zamora, la falta de gol sigue siendo lo que aleja a la Real de los puestos de ascenso. El Xerez no será tan benévolo la próxima semana, las pruebas suben de nivel y la exigencia a los jugadores realistas será mayor.
Lillo apostó finalmente por una defensa de tres que confirma que lo mejor que se puede hacer con Dramé es dar por finalizada su cesión. No ha tenido minutos ni con Castillo sancionado. Labaka, Mikel González y Ansotegi formaron la línea de atrás, con Gerardo incrustrado en el centro del campo junto a Markel y Aranburu. Sergio, Xabi Prieto y Marcos fueron los enlaces con el único delantero, Abreu. La sorpresa fue que ni siquiera contra el colista de Segunda apostara Lillo por dos delanteros. Más sorpresa aún fue que el primero en saltar desde el banquillo fuera Necati, aunque bien es verdad que Agirretxe estuvo a punto de no entrar en la convocatoria. Y quizá la mayor de las sorpresas fue que Lillo no agotó los cambios. Quizá fue un síntoma más del pánico que le invade a la Real, y por extensión a Anoeta, en los fatídicos minutos finales que tantos puntos han costado. El técnico pareció no querer cambiar nada por si acaso. Y esta vez salió bien. Pero el sufrimiento de ser un equipo de marcadores cortos volvió a atenazar a la Real por unos instantes.
Eso y sólo eso pudo privar hoy del triunfo al equipo txuri urdin. Eso en el aspecto deportivo porque, otra semana más, también pudo hacerlo la actuación arbitral. El marcador debió ser más amplio con decisiones normales del trencilla de turno. Hoy se han producido dos penaltis en el área sevillista. Dos más. El primero por mano y el segundo a Xabi Prieto. Ontanaya López, el mismo que permitió al Castellón ganar en Anoeta con un gol en fuera de juego mientras anulaba otro legal a Necati, no pitó nada. Cuando jugábamos en Primera, podíamos contar en que los arbitrajes no serían imparciales en estadios como el Bernabéu o el Nou Camp. Pero en Segunda estas cosas duelen más. Contra los cuatro últimos equipos de la tabla, los que el año que viene pueden jugar en Segunda B, la Real ha salido perjudicada. Muy perjudicada. No es que te quiten. Es, además, contra quién te quitan. Y lo olvidamos con una facilidad tremenda. Lo de hoy, en todo caso, sí pueden ser errores humanos (pero que se acumulan en contra de la Real), aunque sí ha habido otros detalles que no han gustado, como algunas tarjetas o alguna ley de la ventaja no concedida.
Pero los problemas de la Real siguen siendo ofensivos y a eso hay que prestar mucha más atención. Hoy el juego no es que haya sido brillante, pero ha fluído algo más que en semanas anteriores, y además, como destacó Lillo, con la personalidad que ha tenido el equipo de no precipitarse en función de lo que exigía la grada. El optimista verá una mejoría a la que agarrar su ilusión, el pesimista dirá que el verdadero motivo de que hoy se hayan generado bastantes oportunidades de gol hay que buscarlo en la endeblez del rival. Y probablemente los dos tengan razón. Pero lo que no se puede ocultar es que en diez de trece partidos que ha jugado la Real en Anoeta ha llegado al descanso con su marcador a cero. Es mucho tiempo desperdiciado a lo largo de la temporada y, más importante, muchísimo sufrimiento acumulado. Y siguen pasando las semanas y el máximo goleador de este equipo sigue siendo un jugador que está lesionado desde comienzos de octubre, Díaz de Cerio.
El gol, además, ha llegado quizá en una de las ocasiones menos claras, eso sí en una buena jugada de Moha (que entró en la segunda parte y que empezó mal) culminada por Aranburu antes de que rebotara en un defensa sevillista. Hay que lograr una efectividad mayor porque el éxito depende de eso y hay que animar a todos los jugadores a que sean más valientes. Hay que atacar con garra las innumerables jugadas a balón parado que genera la Real. Hay que arriesgarse a tirar desde fuera del área. Hay que buscar, como se ha hecho hoy pero con más acierto, las entradas por banda (y aprovechar la calidad de Marcos y Xabi Prieto que siguen algo apagados). Hay que aprovechar las virtudes que tiene este equipo. Porque las tiene. Hoy el Sevilla Atlético, que pese a ser el peor equipo de la categoría sí ha dado guerra en algunos partidos, no ha sido nada y eso también ha sido mérito de la Real. Eso lo ha destacado Lillo en la rueda de prensa. Tiene razón. Y ojalá eso sirve para darle confianza al equipo.
El año pasado las tres derrotas seguidas se cerraron con una victoria agónica contra el Hércules. Esta vez ha sido con una victoria igualmente agónica, ante un rival de peor entidad. Eso y otros resultados han hecho que la jornada haya sido casi perfecta. Ninguno de los seis primeros clasificados ha ganado. Parece que sólo destacamos los resultados de los demás cuando la Real no consigue ganar. Hoy ha ganado y ha remontado dos puntos como mínimo a todos los equipos que encabezan la clasificación. Eso es una buena noticia que demuestra que, si los de Lillo hacen los deberes, todavía hay opciones de volver a Primera. La distancia ahora es de siete puntos, doce con respecto al Xerez, el líder, que es el próximo rival de la Real. El corte que había entre el sexto y el séptimo clasificado ha quedado en esta jornada reducido a la mínima expresión, a dos puntos, con lo que es lícito pensar que hasta el décimo clasificado están justificados los sueños de meterse en la pelea por volver a Primera.
La Real, rompiendo la racha de tres derrotas consecutivas, es novena. Estamos todavía dentro del grupo de equipos con derecho a soñar. Estamos vivos. Hoy hemos ganado una semana de respiro, un impulso antes de una gran batalla, la que tiene que dar la verdadera medida de las posibilidades de este equipo.
sábado, marzo 07, 2009
PREVIA Real Sociedad - Sevilla Atlético. La importancia de una victoria
La Real descubrirá ante el Sevilla Atlético la importancia que tiene una victoria... o no conseguirla (domingo, 17.00 horas, Anoeta, sin televisión). Si la consigue, demostrará que todavía tiene vida, que este equipo tiene alma, que siente el escudo que lleva sobre el corazón, que sigue siendo posible el sueño del ascenso por lejano e incluso imposible que pueda parecer ahora mismo. Si no la consigue, sabrá lo importante que era haberla logrado porque verá volar el sueño del ascenso delante de sus ojos. Porque en fútbol tres puntos lo cambian todo. Hace un mes la Real estaba en condiciones de meterse en los puestos de ascenso y hoy no lo está. Pero tres puntos pueden empezar a cambiar esa perspectiva. No esta semana. Tampoco la que viene. Pero sólo de tres en tres se puede recuperar la ilusión. Ganar y ganar, como ha dicho Lillo. Pero Lillo no tiene el control que le gustaría tener porque está fuera del terreno de juego. Es hora de mirar al campo y de pensar en si los jugadores conocen la importancia de una victoria. Para empezar, la de mañana.
Después de semanas de críticas al juego del equipo, a algunos jugadores y al sistema, es casi imposible adelantar cuáles serán los planes de Lillo para este partido. Lo único seguro son las bajas con las que cuenta. Se puede empezar a pensar ya en que Elustondo, como Díaz de Cerio, no jugará ya esta temporada después de su nueva recaída. El técnico tampoco podrá contar con los sancionados Diego Rivas y Castillo. Esta segunda baja es la que más posibilidades abre para Lillo. Dramé es el sustituto natural, y ha entrado en la convocatoria después de bastante tiempo, pero es obvio que no se confía demasiado en él. Si no juega este fin de semana, habría que plantearse el fin de su cesión por absurda. Gerardo en la banda izquierda y Carlos Martínez (que vuelve a la convocatoria) en la derecha y una defensa de tres en la podrían jugar Mikel González, Labaja, Ansotegi y el propio Gerardo son las otras dos opciones más fiables.
Para suplir a Diego Rivas, parece claro que Lillo optará por colocar en el doble pivote a Markel Bergara y Aranburu, aunque tampoco se puede descartar que Gerardo ocupe un puesto en el centro del campo. Esa o retrasar a Sergio pueden ser las soluciones de emergencia ante cualquier eventualidad que pueda producirse durante el partido, puesto que no hay ningún mediocentro más en la convocatoria. Los valores del Sanse (sobre todo Illarramendi) tendrán que seguir esperando su oportunidad. La otra gran duda que se abre en el once titular es si Lillo optará por uno o dos delanteros. El atacante único sería en todo caso Abreu. Necati tiene más opciones que Agirretxe, que ha sido duda hasta última hora, pero lo cierto es que el turco cuenta menos para el técnico desde que llegó el uruguayo, y es que sigue pesando que a estas alturas de la temporada todavía no haya podido celebrar su primer gol. Viguera ha entrenado con el primer equipo esta semana y parece a las puertas de contar con una nueva oportunidad. Bravo, Prieto y Marcos parecen seguros en el once inicial.
Partiendo desde la undécima posición, ahora mismo se antoja algo absurdo detenerse a mirar lo que hacen los equipos que luchan por el ascenso. Lo único que importa ahora es ganar partidos. Quedan quince y hay que sacar tres puntos de una gran mayoría de ellos. Ir sumando de tres en tres, y no otra cosa, irá colocando a la Real en el lugar oportuno. Los tres puntos con los que se premia el partido ante el Sevilla Atlético podrían colocar a la Real, en función de los resultados de la jornada, en la séptima posición. Encabezaría así el grupo de equipos que persiguen a los que ahora mismo sí están en la pelea por el ascenso. Entre el sexto, el Castellón, y el séptimo, el Salamanca, hay un hueco de cinco puntos, que ahora mismo parece el límite entre la vida y la muerte. La primera misión de la Real debe ser colocarse como el primero de los perseguidores y, desde ahí, iniciar la caza. Quince jornadas de caza que deben empezar con tres puntos que destierren el discurso derrotista y eviten las miradas hacia la parte baja de la clasificación.
El Sevilla Atlético es el colista de Segunda, un equipo prácticamente ya descendido, y sólo ha ganado a un partido. Y fue a la Real, en la primera vuelta. Fue sin duda alguna el peor encuentro de los de Lillo en lo que llevamos de temporada. Ante un equipo con cierta calidad pero sin echuras de conjunto de Segunda, la Real no supo o no pudo hacer nada. Ni fútbol, ni ocasiones ni tampoco una gran defensa. Un solitario gol de Pukki, de disparo lejano y ante la pasividad de haste cinco jugadores realistas bastó para que el triunfo se quedara en Sevilla. Ni siquera un libre indirecto señalado en el interior del área sevillista le sirvió a la Real para crear peligro. No hubo acción ni reacción. Fue una de esas tardes horribles que es mejor olvidar.
Sólo existe un precedente de enfrentamientos entre Real Sociedad y Sevilla en San Sebastián, y fue la temporada pasada. La Real ganó con cierta comodidad, 2-0, un partido vital para las aspiraciones que tenía en la lucha por volver a Primera y ante un rival que ya tenía los deberes hechos, había certificado su permanencia en Segunda y no tenía objetivos por los que luchar. Costó más de lo que se presuponía derribar la defensa sevillista, aunque se ganó bien y merecidamente. Garitano abrió la lata a cinco minutos del final de la primera parte, con un gol de cabeza a la salida de un corner. El equipo de Lillo no pudo cerrar el encuentro hasta el minuto 88, cuando Díaz de Cerio culminó una bonita jugada realizada entre Fran Mérida y Víctor. Con aquel triunfo, logrado después de que la Real lograra vencer en Málaga, el equipo txuri urdin seguía a dos puntos de la tercera plaza, entonces ocupada por el Sporting, y recortaba distancias con respecto a los malagueños, cuando quedaban seis jornadas para el final.
Después de semanas de críticas al juego del equipo, a algunos jugadores y al sistema, es casi imposible adelantar cuáles serán los planes de Lillo para este partido. Lo único seguro son las bajas con las que cuenta. Se puede empezar a pensar ya en que Elustondo, como Díaz de Cerio, no jugará ya esta temporada después de su nueva recaída. El técnico tampoco podrá contar con los sancionados Diego Rivas y Castillo. Esta segunda baja es la que más posibilidades abre para Lillo. Dramé es el sustituto natural, y ha entrado en la convocatoria después de bastante tiempo, pero es obvio que no se confía demasiado en él. Si no juega este fin de semana, habría que plantearse el fin de su cesión por absurda. Gerardo en la banda izquierda y Carlos Martínez (que vuelve a la convocatoria) en la derecha y una defensa de tres en la podrían jugar Mikel González, Labaja, Ansotegi y el propio Gerardo son las otras dos opciones más fiables.
Para suplir a Diego Rivas, parece claro que Lillo optará por colocar en el doble pivote a Markel Bergara y Aranburu, aunque tampoco se puede descartar que Gerardo ocupe un puesto en el centro del campo. Esa o retrasar a Sergio pueden ser las soluciones de emergencia ante cualquier eventualidad que pueda producirse durante el partido, puesto que no hay ningún mediocentro más en la convocatoria. Los valores del Sanse (sobre todo Illarramendi) tendrán que seguir esperando su oportunidad. La otra gran duda que se abre en el once titular es si Lillo optará por uno o dos delanteros. El atacante único sería en todo caso Abreu. Necati tiene más opciones que Agirretxe, que ha sido duda hasta última hora, pero lo cierto es que el turco cuenta menos para el técnico desde que llegó el uruguayo, y es que sigue pesando que a estas alturas de la temporada todavía no haya podido celebrar su primer gol. Viguera ha entrenado con el primer equipo esta semana y parece a las puertas de contar con una nueva oportunidad. Bravo, Prieto y Marcos parecen seguros en el once inicial.
Partiendo desde la undécima posición, ahora mismo se antoja algo absurdo detenerse a mirar lo que hacen los equipos que luchan por el ascenso. Lo único que importa ahora es ganar partidos. Quedan quince y hay que sacar tres puntos de una gran mayoría de ellos. Ir sumando de tres en tres, y no otra cosa, irá colocando a la Real en el lugar oportuno. Los tres puntos con los que se premia el partido ante el Sevilla Atlético podrían colocar a la Real, en función de los resultados de la jornada, en la séptima posición. Encabezaría así el grupo de equipos que persiguen a los que ahora mismo sí están en la pelea por el ascenso. Entre el sexto, el Castellón, y el séptimo, el Salamanca, hay un hueco de cinco puntos, que ahora mismo parece el límite entre la vida y la muerte. La primera misión de la Real debe ser colocarse como el primero de los perseguidores y, desde ahí, iniciar la caza. Quince jornadas de caza que deben empezar con tres puntos que destierren el discurso derrotista y eviten las miradas hacia la parte baja de la clasificación.
El Sevilla Atlético es el colista de Segunda, un equipo prácticamente ya descendido, y sólo ha ganado a un partido. Y fue a la Real, en la primera vuelta. Fue sin duda alguna el peor encuentro de los de Lillo en lo que llevamos de temporada. Ante un equipo con cierta calidad pero sin echuras de conjunto de Segunda, la Real no supo o no pudo hacer nada. Ni fútbol, ni ocasiones ni tampoco una gran defensa. Un solitario gol de Pukki, de disparo lejano y ante la pasividad de haste cinco jugadores realistas bastó para que el triunfo se quedara en Sevilla. Ni siquera un libre indirecto señalado en el interior del área sevillista le sirvió a la Real para crear peligro. No hubo acción ni reacción. Fue una de esas tardes horribles que es mejor olvidar.
Sólo existe un precedente de enfrentamientos entre Real Sociedad y Sevilla en San Sebastián, y fue la temporada pasada. La Real ganó con cierta comodidad, 2-0, un partido vital para las aspiraciones que tenía en la lucha por volver a Primera y ante un rival que ya tenía los deberes hechos, había certificado su permanencia en Segunda y no tenía objetivos por los que luchar. Costó más de lo que se presuponía derribar la defensa sevillista, aunque se ganó bien y merecidamente. Garitano abrió la lata a cinco minutos del final de la primera parte, con un gol de cabeza a la salida de un corner. El equipo de Lillo no pudo cerrar el encuentro hasta el minuto 88, cuando Díaz de Cerio culminó una bonita jugada realizada entre Fran Mérida y Víctor. Con aquel triunfo, logrado después de que la Real lograra vencer en Málaga, el equipo txuri urdin seguía a dos puntos de la tercera plaza, entonces ocupada por el Sporting, y recortaba distancias con respecto a los malagueños, cuando quedaban seis jornadas para el final.
miércoles, marzo 04, 2009
...y pese a todo no me rindo
Lo del sábado pasado fue muy duro. Poniéndome en el peor resultado de la temporada, el que nos deje en Segunda un año más, Mendizorroza era el único campo en el que no quería perder. Demasiados recuerdos, demasiadas tristezas, demasiado dolor procedente de una tarde de junio de 2008. Y todo eso se ha revivido, además, de la peor manera. Con otra remontada, con un partido nefasto, contra un rival de medio pelo. El equipo juega poco, muchos jugadores no están respondiendo, hemos perdido en las últimas semanas los valores que nos mantenían cerca de los puestos de ascenso, seguimos inmersos en un proceso concursal que todavía no sabemos cómo o cuándo va a acabar y, para colmo, empiezan los rumores de destitución del entrenador que se difunden con la misma irresponsabilidad que en cualquier otro equipo.
Cuando hablo de fútbol con otras personas, me doy cuenta de que estamos en otro mundo que nada tiene que ver con el que conocíamos. Unos me hablan de crisis porque son líderes de Primera División con sólo cuatro puntos de ventaja. Otros porque han caído eliminados en la Copa de la UEFA o porque tienen desventaja en la Champions. No sé si todo el mundo que viste la camiseta de la Real, en el campo y fuera de él, es consciente de lo duro que se hace para un aficionado txuri urdin decir que esta semana ha perdido contra un equipo que estaba en puestos de descenso a Segunda B. No sé si son conscientes del mal cuerpo que se nos queda cuando miramos la clasificación y vemos a la Real, a un equipo que ha ganado dos Ligas, tan lejos de la tercera posición en la categoría de plata. A veces no sé si sólo somos los aficionados los que nos damos cuenta de la realidad en la que vivimos.
Y pese a todo no me rindo. En absoluto. Sé que vais a pensar que soy un iluso, un ingenuo o un loco, pero yo no me rindo. No pienso tirar la toalla. No voy a dejar de creer en el equipo hasta que no me quede más remedio que hincar la rodilla y admitir que seguiremos un año más en Segunda. Sí, esta semana es exactamente como la describió Toshack en su día con su famosa frase de "los once mismos cabrones de siempre". Sí, escribí el sábado que la Real me dio vergüenza y lo mantengo. Pero el domingo hay otro partido. Y así cada semana hasta el 21 de junio. Y no, no pienso rendirme porque lo que significa este escudo, esta camiseta, este equipo vale mucho más que todo eso. Sólo espero que quienes lo tienen que defender sobre el campo se den cuenta.
¿Imposible el ascenso? En el fútbol no hay nada imposible mientras las matemáticas no digan lo contrario. Ya he visto remontadas imposibles. Ya he vivido sueños aparentemente irrealizables. He visto a mi Real campeona. He escuchado el himno de la Champions en Anoeta. He cantado muchos goles de mis jugadores. Yo no voy a profetizar desastres antes de que lleguen. Si llegan, los analizaremos y buscaremos soluciones. Pero todavía no. Ni miro hacia la parte de abajo de la clasificación, ni pienso todavía en la próxima temporada. Estamos vivos. Sólo me queda apelar a que Bravo, Prieto, Gerardo, Marcos, Abreu, Necati, Agirretxe, Marcos, Sergio y todos los demás no me dejen en mal lugar el domingo. Ganad. Sin excusas. Por vosotros y por nosotros. Por la Real. No me rindo, no.
Cuando hablo de fútbol con otras personas, me doy cuenta de que estamos en otro mundo que nada tiene que ver con el que conocíamos. Unos me hablan de crisis porque son líderes de Primera División con sólo cuatro puntos de ventaja. Otros porque han caído eliminados en la Copa de la UEFA o porque tienen desventaja en la Champions. No sé si todo el mundo que viste la camiseta de la Real, en el campo y fuera de él, es consciente de lo duro que se hace para un aficionado txuri urdin decir que esta semana ha perdido contra un equipo que estaba en puestos de descenso a Segunda B. No sé si son conscientes del mal cuerpo que se nos queda cuando miramos la clasificación y vemos a la Real, a un equipo que ha ganado dos Ligas, tan lejos de la tercera posición en la categoría de plata. A veces no sé si sólo somos los aficionados los que nos damos cuenta de la realidad en la que vivimos.
Y pese a todo no me rindo. En absoluto. Sé que vais a pensar que soy un iluso, un ingenuo o un loco, pero yo no me rindo. No pienso tirar la toalla. No voy a dejar de creer en el equipo hasta que no me quede más remedio que hincar la rodilla y admitir que seguiremos un año más en Segunda. Sí, esta semana es exactamente como la describió Toshack en su día con su famosa frase de "los once mismos cabrones de siempre". Sí, escribí el sábado que la Real me dio vergüenza y lo mantengo. Pero el domingo hay otro partido. Y así cada semana hasta el 21 de junio. Y no, no pienso rendirme porque lo que significa este escudo, esta camiseta, este equipo vale mucho más que todo eso. Sólo espero que quienes lo tienen que defender sobre el campo se den cuenta.
¿Imposible el ascenso? En el fútbol no hay nada imposible mientras las matemáticas no digan lo contrario. Ya he visto remontadas imposibles. Ya he vivido sueños aparentemente irrealizables. He visto a mi Real campeona. He escuchado el himno de la Champions en Anoeta. He cantado muchos goles de mis jugadores. Yo no voy a profetizar desastres antes de que lleguen. Si llegan, los analizaremos y buscaremos soluciones. Pero todavía no. Ni miro hacia la parte de abajo de la clasificación, ni pienso todavía en la próxima temporada. Estamos vivos. Sólo me queda apelar a que Bravo, Prieto, Gerardo, Marcos, Abreu, Necati, Agirretxe, Marcos, Sergio y todos los demás no me dejen en mal lugar el domingo. Ganad. Sin excusas. Por vosotros y por nosotros. Por la Real. No me rindo, no.
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