Un punto se trae la Real de Balaídos. Un buen punto, justo premio a la entrega de ambos equipos sobre el mojado césped vigués. El partido pudo caer del lado de cualquiera de los dos contendientes, y ocasiones hubo para ello, no demasiadas pero sí algunas claras. Pero al final el marcador no se movió. Y no se puede decir que sea injusto, porque si bien el Celta dispuso de más posesión, más envíos al área y más ocasiones de gol, no es menos cierto que la Real defendió mejor y tuvo la opción más clara para adelantarse en el marcador. Estrada tuvo un lance más para estrenarse como goleador con el primer equipo, pero le sigue faltando esa pizca de suerte y estrelló un uno contra uno en el cuerpo del meta céltiña nada más comenzar la segunda parte. El Celta había empatado hasta hoy seis partidos y la Real siete, con lo que el empate no defrauda las expectativas. Y aunque lo ideal es sumar de tres en tres, la media actual vale. Empatar fuera y ganar en casa. El Alicante debe caer en Anoeta para confirmar las dudas de quienes piensan que este punto puede ser insuficiente.
La primera gran noticia que hay que dar por confirmada, una vez cumplido el primer tercio de la temporada, es que la defensa de la Real es magnífica. El punto de partida de este equipo es notable y tiene en Mikel González un valladar prácticamente insuperable. Hoy Lillo decidió reforzar esta apuesta con un doble pivote de mucha contención, con un Rivas que ha dado la cara y ha aportado competitividad al equipo y un Aranburu que parece crecer poco a poco. Lejos todavía del mejor Aranburu pero cada vez mejor. En esa parcela, la Real ha parecido dominar al Celta. Y por delante algo parece haber cambiado. Sí es cierto que el gol sigue siendo la asignatura pendiente del equipo de Lillo, pero hoy la Real ha dado sensación de peligro en sus salidas desde atrás. De mucho peligro. Incluso ha trenzado algunos contraataques interesantes, algo que no se vio en anteriores partidos como visitante, por ejemplo en Girona a pesar de la victoria.
A eso ha contribuído la posición de Marcos como segundo delantero. El jugador cedido por el Villarreal ha tenido las dos mejores ocasiones de gol que ha tenido la Real en la primera parte, la primera en una jugada personal entrando desde la banda derecha y la segunda en un espléndido pase cruzado de Carlos Martínez (encomiable esfuerzo el suyo siempre por la banda y muy necesario para que el esquema defensivo no condene a la Real a una perenne inferioridad en ataque) al que llegó apenas medio segundo más tarde que el meta local. Necati ha tenido una tarde oscura, de mucha pelea y de recibir muchas, muchísimas faltas cada vez que bajaba a recibir el balón. Esas infracciones fueron una constante en la estrategia defensiva del Celta, pero el colegiado tuvo un tono casero bastante evidente y no pudo sacar provecho la Real de esos cortes antireglamentarios. La única jugada dudosa fue una que acabó en gol de Necati, y aunque pareció fuera de juego lo cierto es que la balanza arbitral siempre cayó en Vigo del mismo lado. Como en demasiados partisos de la Real esta temporada.
Lillo tuvo un nuevo contratiempo, ya que Castillo pidió el cambio en las postrimerías de la primera mitad, más que nada por prevención y ante el panorama que tiene este equipo en la enfermería. Como Dramé también está lesionado, la solución fue una vez más de emergencia. Gerardo pasó a la banda izquierda y Estrada ocupó el extremo derecho. Y su aparición en el partido pudo ser decisiva nada más aparecer. Pero la mejor ocasión del partido se fue al limbo. El Celta recuperó el dominio del partido, hasta que se produjo la mejor noticia de la jornada, la reaparición de Xabi Prieto. "Me he encontrado bastante bien", dijo el donostiarra, confirmando la buena nueva de su regreso. "Y si tiene que tirar un caño lo volverá a hacer, porque es el fútbol que siente", dijo Lillo en la rueda de prensa. Ofreció ese detalle de clase en la salida de un contraataque. Y reforzó la sensación de peligro. No tuvo suerte, pero Xabi ha vuelto. Lo vamos a comprobar en las próximas jornadas. Seguro.
La Real ha tenido ambición en Balaídos y no ha jugado al empate, a pesar de ser ya el indiscutible rey de este resultado en Segunda División. Le ha faltado algo de juego, pero el objetivo ha sido siempre ganar el partido. Los cambios de Lillo iban en esa línea. El relevo obligado fue pensando en la victoria y después entraron Prieto y Agirretxe. Pero no era el día de los delanteros, que no tuvieron apenas ocasión de anotar, si acaso un desmarque de Necati que acabó en un lanzamiento muy flojito a las manos del portero. Y es cierto que tras la lesión de Iñigo Díaz de Cerio la Real sólo ha conseguido anotar dos goles, y ambos de defensas (Labaka en Tenerife y Castillo ante el Huesca), pero las sensaciones están del lado de este equipo. Con todas las contrariedades que ha padecido, no es inferior a nadie. Y si tenemos en cuenta el precedente más cercano, en Copa salió arrollada de Balaídos y hoy ha sacado un punto que pudieran haber sido tres. La mejora es evidente. Y hay que aceptarla como buena.
El trabajo de la Real ha sido inmenso, notable y digno de elogio. Hoy la Real se ha puesto el mono de trabajo y ha dejado detallitos de buen fútbol. Eso es importante, porque además supone seguir sumando. El equipo txuri urdin se quedará esta jornada en novena posición, puesto que ninguno de los conjuntos que tiene por detrás y no han jugado hoy está a tiro. En función de lo que suceda mañana, el ascenso podría marcharse a cinco puntos, y serán como mínimo tres por el enfrentamiento directo entre Zaragoza y Tenerife, aunque ahora mismo los puestos de privilegio están a dos puntos. El punto es bueno y se confirmará la semana que viene. Porque pasito a pasito, la Real está acercándose al objetivo. Eso hay que valorarlo aunque hoy no hayamos podido cantar ningún gol txuri urdin. Esta Real es fuerte, y suma nueve puntos de los últimos quince, tras poner fin a esa nefasta racha de seis partidos sin vencer. Y Anoeta debe convertirse ya en otro signo de esa fortaleza.
sábado, noviembre 29, 2008
viernes, noviembre 28, 2008
PREVIA Celta - Real Sociedad. Ilusión cambiante
La ilusión es un bien muy preciado. Pero muy cambiante, poco seguro en estos tiempos que corren. Hace tan solo una semana, una semana, muchos aficionados de la Real estaban alicaídos, medio derrotados incluso. Hoy muchos de esos aficionados están de nuevo ilusionados. ¿Qué ha pasado? Una victoria por 1-0 ante un recién ascendido y el regreso de Xabi Prieto a una convocatoria. Y la oportunidad de confirmar que la Real está de vuelta (sábado, 18.30 horas, Balaídos, ETB-1, TVG; fuera de Euskadi seguimos queriendo ver a la Real, pero seguimos sin poder). Esa es la magia del fútbol. Tan acostumbrados estamos a movernos en un mar de malas noticias, que a veces olvidamos la realidad. Y la realidad dice que, a pesar de todo lo padecido, el objetivo (que no puede ser otro que el ascenso) sigue ahí, a tiro. El Celta, un equipo que no pierde desde septiembre, será una espléndida piedra de toque para la Real.
Juanma Lillo ha recibido una de las noticias que más ansiosamente esperaba: el regreso de Xabi Prieto. Tras caer lesionado en Anoeta, en una de las numerosas entradas que sufrió por parte de los jugadores del Murcia de Clemente, hemos aprendido a echarle de menos, a pesar de que muchos de esos que ahora le añoraban antes le lanzaban críticas sin piedad alguna. Pero lo que es indiscutible es que Xabi es el jugador de más calidad de esta plantilla. Si la Real quiere desplegar el fútbol de los primeros compases de la temporada, la necesita. Y mucho. Sin él, la Real ha sobrevivido. Con él, la Real debe volver a crecer. Aún no está confirmado que vaya a ser titular y es posible que Lillo opté por preservarle en el banquillo, dado que sus dos meses de ausencia le han privado de un aceptable ritmo de competición.
Centrados todos en esa noticia, poco se ha especulado sobre el sistema y los hombres que desplegará Lillo en Balaídos. Si tomamos como referencia el partido de Copa que jugó allí la Real (y en el que cayó con estrépito ante un Celta que se mostró abiertamente superior), el técnico podría optar por una defensa de cuatro. Aunque, tan partidario de las sorpresas como es Lillo, quizá eso es el mejor indicativo de que habrá una línea de tres, algo que utilizó por última vez fuera de casa en Tarragona. Bravo estará en la portería con seguridad y Necati, creciendo cada vez más en su juego pero sin haberse estrenado todavía como goleador, será el delantero. Por detrás, Castillo, Mikel González y Labaka estarán en defensa y la cuarta plaza podría ser para Carlos Martínez, que no juega precisamente desde Tarragona. La baja de Dramé sólo deja como alternativas a Gerardo por la derecha y a Ansotegi en el centro.
Al jugar fuera de casa, Diego Rivas parece tener más papeletas que Markel Bergara como pivote único. Aranburu y Marcos parecen tener asegurado un puesto en el centro del campo, y la duda de Xabi Prieto abre mucho las quinielas para los otros dos nombres del equipo inicial. Moha está contando mucho en las últimas jornadas y ha ocupado plaza en ambas bandas e incluso algo más centrado. Agirretxe, en el que siguen puestas muchas esperanzas de gol tras la lesión de Iñigo Díaz de Cerio, seguirá esperando su oportunidad desde el banquillo. Con el 9 realista, siguen de baja Elustondo, Dramé y Sergio, que tendrá todavía para algunas semanas, aumentando los problemas de Lillo para conformar una convocatoria.
La Real tendrá muy complicado el asalto a los puestos de ascenso en esta jornada, incluso logrando la victoria en Vigo y a pesar de que tiene la tercera posición a tres puntos. Esa plaza es ahora mismo del Zaragoza, que visita a otro de los cuatro equipos que tiene la Real por delante y fuera del trío de cabeza, el Tenerife. Pero lo que está claro es que una victoria metería de lleno a la Real en la lucha por el ascenso y serviría para poner tierra de por medio con respecto al Celta, ahora mismo noveno, sólo un punto por detrás del equipo txuri urdin. El equipo celtiña es uno de los muchos ejemplos que está dando la Segunda División esta temporada de que no se puede enterrar a nadie antes de tiempo. Perdió los tres primeros partidos, y después no ha vuelto a conocer la derrota. Su recuperación en la tabla sería total en caso de vencer a la Real.
Balaídos no es un lugar de grato recuerdo para la Real. Es inevitable lamentar en cada visita el título de Liga que se dejó el cuadro txuri urdin en Vigo en la temporada 2002-2003. Desde aquel triste día, en el que por cierto el Celta certificó su clasificación para la Liga de Campeones (quién nos ha visto y quién nos ve a los dos equipos), la Real ha ganado en una ocasión en Balaídos (el prodigioso 2-5 de la siguiente campaña), ha perdido otra y ha empatado otras dos, la última de ellas ya en Segunda División. En aquel partido, el segundo de Lillo en el banquillo txuri urdin, la Real pudo lograr los tres puntos, pero le faltó un punto de valentía y arrojo para superar al Celta. Aún así, el gol de Díaz de Cerio, de cabeza y a pase de Castillo (hasta entonces era un jugador bastante cuestionado, aunque el golazo de la semana pasada haya hecho olvidar aquellos tiempos), sirvió para lograr un punto.
En total, la Real ha visitado Vigo en 47 ocasiones y el saldo es bastante desfavorable. En Primera, 23 derrotas y 70 goles encajados (a más de tres por encuentro) y sólo nueve victorias. En la división de plata, la Real sólo ha conseguido traerse una vez el triunfo, de los siete intentos que ha acometido. Fue en la temporada 66-67, la del ascenso de Puertollano. No es mal espejo en el que mirarse en estos tiempos oscuros que vivimos. Porque oscuridad es justo lo que dejó la última y reciente visita a Balaídos. La Real, que había pasado brillantemente la primera ronda de Copa frente al Zaragoza, se paseó como un fantasma por el campo del Celta en la segunda. El 2-0 final hizo justicia. Con el de Sevilla, ha sido el peor partido que ha jugado esta campaña la Real. Lillo dice que no se va a repetir. Ojalá.
Juanma Lillo ha recibido una de las noticias que más ansiosamente esperaba: el regreso de Xabi Prieto. Tras caer lesionado en Anoeta, en una de las numerosas entradas que sufrió por parte de los jugadores del Murcia de Clemente, hemos aprendido a echarle de menos, a pesar de que muchos de esos que ahora le añoraban antes le lanzaban críticas sin piedad alguna. Pero lo que es indiscutible es que Xabi es el jugador de más calidad de esta plantilla. Si la Real quiere desplegar el fútbol de los primeros compases de la temporada, la necesita. Y mucho. Sin él, la Real ha sobrevivido. Con él, la Real debe volver a crecer. Aún no está confirmado que vaya a ser titular y es posible que Lillo opté por preservarle en el banquillo, dado que sus dos meses de ausencia le han privado de un aceptable ritmo de competición.
Centrados todos en esa noticia, poco se ha especulado sobre el sistema y los hombres que desplegará Lillo en Balaídos. Si tomamos como referencia el partido de Copa que jugó allí la Real (y en el que cayó con estrépito ante un Celta que se mostró abiertamente superior), el técnico podría optar por una defensa de cuatro. Aunque, tan partidario de las sorpresas como es Lillo, quizá eso es el mejor indicativo de que habrá una línea de tres, algo que utilizó por última vez fuera de casa en Tarragona. Bravo estará en la portería con seguridad y Necati, creciendo cada vez más en su juego pero sin haberse estrenado todavía como goleador, será el delantero. Por detrás, Castillo, Mikel González y Labaka estarán en defensa y la cuarta plaza podría ser para Carlos Martínez, que no juega precisamente desde Tarragona. La baja de Dramé sólo deja como alternativas a Gerardo por la derecha y a Ansotegi en el centro.
Al jugar fuera de casa, Diego Rivas parece tener más papeletas que Markel Bergara como pivote único. Aranburu y Marcos parecen tener asegurado un puesto en el centro del campo, y la duda de Xabi Prieto abre mucho las quinielas para los otros dos nombres del equipo inicial. Moha está contando mucho en las últimas jornadas y ha ocupado plaza en ambas bandas e incluso algo más centrado. Agirretxe, en el que siguen puestas muchas esperanzas de gol tras la lesión de Iñigo Díaz de Cerio, seguirá esperando su oportunidad desde el banquillo. Con el 9 realista, siguen de baja Elustondo, Dramé y Sergio, que tendrá todavía para algunas semanas, aumentando los problemas de Lillo para conformar una convocatoria.
La Real tendrá muy complicado el asalto a los puestos de ascenso en esta jornada, incluso logrando la victoria en Vigo y a pesar de que tiene la tercera posición a tres puntos. Esa plaza es ahora mismo del Zaragoza, que visita a otro de los cuatro equipos que tiene la Real por delante y fuera del trío de cabeza, el Tenerife. Pero lo que está claro es que una victoria metería de lleno a la Real en la lucha por el ascenso y serviría para poner tierra de por medio con respecto al Celta, ahora mismo noveno, sólo un punto por detrás del equipo txuri urdin. El equipo celtiña es uno de los muchos ejemplos que está dando la Segunda División esta temporada de que no se puede enterrar a nadie antes de tiempo. Perdió los tres primeros partidos, y después no ha vuelto a conocer la derrota. Su recuperación en la tabla sería total en caso de vencer a la Real.
Balaídos no es un lugar de grato recuerdo para la Real. Es inevitable lamentar en cada visita el título de Liga que se dejó el cuadro txuri urdin en Vigo en la temporada 2002-2003. Desde aquel triste día, en el que por cierto el Celta certificó su clasificación para la Liga de Campeones (quién nos ha visto y quién nos ve a los dos equipos), la Real ha ganado en una ocasión en Balaídos (el prodigioso 2-5 de la siguiente campaña), ha perdido otra y ha empatado otras dos, la última de ellas ya en Segunda División. En aquel partido, el segundo de Lillo en el banquillo txuri urdin, la Real pudo lograr los tres puntos, pero le faltó un punto de valentía y arrojo para superar al Celta. Aún así, el gol de Díaz de Cerio, de cabeza y a pase de Castillo (hasta entonces era un jugador bastante cuestionado, aunque el golazo de la semana pasada haya hecho olvidar aquellos tiempos), sirvió para lograr un punto.
En total, la Real ha visitado Vigo en 47 ocasiones y el saldo es bastante desfavorable. En Primera, 23 derrotas y 70 goles encajados (a más de tres por encuentro) y sólo nueve victorias. En la división de plata, la Real sólo ha conseguido traerse una vez el triunfo, de los siete intentos que ha acometido. Fue en la temporada 66-67, la del ascenso de Puertollano. No es mal espejo en el que mirarse en estos tiempos oscuros que vivimos. Porque oscuridad es justo lo que dejó la última y reciente visita a Balaídos. La Real, que había pasado brillantemente la primera ronda de Copa frente al Zaragoza, se paseó como un fantasma por el campo del Celta en la segunda. El 2-0 final hizo justicia. Con el de Sevilla, ha sido el peor partido que ha jugado esta campaña la Real. Lillo dice que no se va a repetir. Ojalá.
lunes, noviembre 24, 2008
Otro año más
Lo hice el año pasado, lo hago éste y espero hacerlo muchos años más. La derrota del Villarreal el sábado ante el Valladolid acaba con la imbatibilidad del último equipo que no había perdido ningún partido esta temporada en la Primera División. La historia de la Real, aunque ahora muchos no tengan fuerzas ni para recordarla, es prodigiosa, está llena de hitos, y el récord de imbatibilidad de 32 partidos es sin duda uno de los más grandes. No dio un título de Liga, aunque se mereciera más que ningún otro, pero fue el inicio de los mejores años de la Historia de este club, los más gloriosos, los que todos recordamos incluso sin haberlos vivido en persona, los que nos llenan de orgullo y los que animan a seguir adelante, olvidar estos oscuros tiempos y pensar en un futuro mejor.
El año pasado hubo que esperar mucho menos. Para finales de octubre, todos los equipos habían perdido ya algún partido. Este año, la pequeña celebración se ha hecho de rogar, pero ha llegado. Como siempre ha llegado hasta ahora. El Villarreal se ha quedado en once encuentros sin perder. Muy lejos de los 32 de aquella Real de Arconada, Kortabarria, Zamora, López Ufarte, Satrústegui y compañía. Aquellos mitos vestidos de txuri urdin lograron una marca antológica que va cobrando más y más valor con el paso de los años. Ya son nada menos 29 temporadas sin que nadie haya sigo capaz de superar aquel registro. El récord es de la Real. Y el recuerdo hermoso. Eso no nos lo quita ni la Ley Concursal, ni el cainismo en el que vivimos, ni tan siquiera estar en Segunda División. Y aunque sólo sea por ese recuerdo, cada día tengo más claro que los buenos tiempos volverán. Ya lo creo que volverán.
El año pasado hubo que esperar mucho menos. Para finales de octubre, todos los equipos habían perdido ya algún partido. Este año, la pequeña celebración se ha hecho de rogar, pero ha llegado. Como siempre ha llegado hasta ahora. El Villarreal se ha quedado en once encuentros sin perder. Muy lejos de los 32 de aquella Real de Arconada, Kortabarria, Zamora, López Ufarte, Satrústegui y compañía. Aquellos mitos vestidos de txuri urdin lograron una marca antológica que va cobrando más y más valor con el paso de los años. Ya son nada menos 29 temporadas sin que nadie haya sigo capaz de superar aquel registro. El récord es de la Real. Y el recuerdo hermoso. Eso no nos lo quita ni la Ley Concursal, ni el cainismo en el que vivimos, ni tan siquiera estar en Segunda División. Y aunque sólo sea por ese recuerdo, cada día tengo más claro que los buenos tiempos volverán. Ya lo creo que volverán.
domingo, noviembre 23, 2008
REAL SOCIEDAD 1 - HUESCA 0. El valor del tiempo
Tiempo, al final todo es cuestión de tiempo. Tiempo es lo que necesita Necati para convertirse en el delantero que necesita la Real. Hoy ha demostrado que merece ese tiempo ofreciendo un buen partido, aunque ha estado lejos de marcar su primer gol. Tiempo es lo que necesitaba el equipo de Lillo para ganar otra vez en casa. Y han tenido que pasar cuatro partidos como local sin sumar tres puntos hasta llegar al día de hoy. Tiempo es lo que necesita Lillo para recuperar lesionados y, con ellos, el fútbol que propugna. Estos tres puntos le dan precisamente eso, tiempo. Y tiempo piden a gritos los jugadores del Sanse, porque en la primera plantilla no se terminan de encontrar las soluciones al bache de juego, en el que al margen de cualquier otra consideración sigue inmerso el equipo. Tiempo. Pero con tres puntos en el bolsillo, es mucho más fácil apelar al tiempo.
Han tenido que pasar más de dos meses desde la última victoria en Anoeta, aquel partido magnífico frente al Murcia que casi parece que se jugó en otra temporada. Y bien mirado, este partido con el Huesca como rival ha parecido la continuación de los cuatro anteriores. Desde la segunda parte del Alavés, se ha visto un desarrollo futbolístico muy similar. Xerez, Castellón y Eibar tuvieron cierta facilidad para moverse en ataque, tuvieron sus ocasiones de marcar aunque no demasiadas y la Real opuso un cierto dominio del balón y pocas ocasiones de gol. Partidos igualados todos ellos, aunque quizá el encuentro frente al Castellón fue algo distinto y mucho más inclinado del lado de los alicantinos. ¿Cómo se desatasca esa situación? Los tiros desde fuera del área pueden ser un camino, el que ha dado hoy los tres puntos al conjunto txuri urdin. La Real hoy lo ha intentado bastante y logró el premio con un auténtico golazo de Castillo, el primero que marca con la camiseta txuri urdin.
Y aunque los tres puntos eran esenciales, el partido ha sido malo y también se puede considerar en este sentido prolongación de lo visto en semanas anteriores, tanto en Anoeta como lejos de San Sebastián. Lillo al final optó por una defensa de cuatro y sorprendió bastante al apostar de nuevo por Gerardo, en lugar de un Carlos Martínez que no juega desde hace tres jornadas (a mí se me hace difícil encontrar los motivos, pero seguro que Lillo los tiene). Markel Bergara por delante sigue sin ser la referencia futbolística de la Real, y, sobre todo por la lesión de Elustondo, ocasiones ha tenido sobradas para demostrar algo más. Una lástima que no las esté aprovechando. Aranburu sigue sin ser Aranburu y Marcos no termina de reencontrarse con el Marcos que tanto gustó en los primeros partidos de la temporada. Y si ellos no se entonan, es muy difícil que una Real sin Elustondo, Xabi Prieto y Díaz de Cerio genere el suficiente fútbol como para que ése sea un argumento fiable para la victoria.
Y con este panorama en el centro del campo quien peor lo pasa es el delantero. Necati se fajó en solitario con la defensa oscense e hizo un partido completo, aunque esa soledad impidió que tuviera ocasiones claras de gol. El turco sigue esperando una para enchufarla, pero lo que está claro es que su fútbol crece día a día, baja casi todos los balones que le mandan y genera alternativas. ¿Es lo que esperábamos de él? Todavía no, claro, puesto que queremos a un delantero que marque más de diez goles. Lo tendrá difícil para llegar a esas cifras, pero su crecimiento hace ser optimistas. "Ya sé que no ha metido, pero estoy convencido de que cuando entre una van a entrar muchas más. Pero si no mete y su aportación es de este calibre estamos todos satisfechos", dijo de él Lillo. Y, sin duda, es más fácil dar confianza si se están sumando puntos y si el ascenso se acerca jornada a jornada. Pero lo que está claro es que detrás hay otro delantero que merece confianza, Agirretxe.
La apuesta por el Sanse quizá no sea tan descabellada en estos momentos. Da la sensación de que Lillo quiere proteger a los potrillos y no cargar sobre sus hombros la responsabilidad de sacar adelante este proyecto. Pero poco a poco parece darse cuenta de que las soluciones que no aparecen en el primer equipo (por la baja forma de algún jugador, por la ausencia de demasiados, por lo corta que es la plantilla) pueden aparecer en el Sanse. Zurutuza ha tenido hoy sus primeros minutos con la Real, después de ser uno de los nombres del verano al no contar para el técnico e incluso barajarse su salida del club como cedido. Illarramendi tendrá que esperar otra ocasión y Oskitz ya se ha entrenado con el primer equipo. Ellos son el futuro, pero podrían ser también el presente.
Hoy la Real tenía la necesidad de ganar por encima de todo. Y ha ganado. El fútbol no le ha ofrecido los medios para conseguirlo y se ha producido, hay que decirlo, gracias a la fortuna de una perla futbolística tan hermosa como puntual. El golazo de Castillo (la piña formada por jugadores y técnicos tenía una ausencia muy sentida por todos, la de Iñigo) ha sido la excepción en un partido sin demasiado que destacar. Esa necesidad de sumar los tres puntos la ha evidenciado Lillo con los cambios. Con el 0-0, el técnico ha metido un segundo delantero (Agirretxe) y ha sacrificado un centrocampista (Moha). Con el 1-0, se fue un delantero (Necati, cojeando por cierto; que no sea nada porque ya sería lo que nos faltaba...) y entró un centrocampista (Zurutuza). Y en los instantes finales se marchó otro centrocampista (Estrada) y entró un mediocentro (Rivas) para formar un trivote. La apuesta por amarrar el resultado esta vez fue suficiente y los tres puntos se quedaron en Anoeta.
"Una primera mitad de sopor", admitió Lillo que había visto. "Se puede estar mal, pero emocionalmente plano no", añadió para mostrar el descontento con las prestaciones del equipo. La mejora de la segunda parte fue evidente, aunque sin alcanzar cotas notables. El técnico destacó que el 1-0 liberó bastante a la Real. Y puede que tenga razón, que este equipo necesite abundantes dosis de moral para superar todos los duros golpes que se ha llevado desde la lesión de Xabi Prieto. Esta victoria debe ser una inyección de moral, entre otras cosas porque este partido era un claro 0-0 que rompió un golazo. Quizá a los puntos mereció ganar la Real, pero se vio muy poco en el campo y Lillo lo sabe.
Todo lo acontecido durante esta temporada, por mucho que algunos no se den cuenta de que lo importante está sobre el césped, pesa menos que lo que uno ve en la clasificación. La Real se coloca octava con 19 puntos. Está a tan solo tres del ascenso (dos menos que antes de que comenzara el encuentro) y a sólo cuatro del liderato, que ahora está en manos del Xerez. Después de todo lo que le ha pasado este equipo, ¿tan catastrófica es la situación? La respuesta es obvia: no. El horizonte plantea dos retos importantes. La prueba de Vigo será muy interesante, máxime cuando el Celta parece haber despertado y se ha colocado con 18 puntos, uno por detrás de la Real. Y después vendrá a Anoeta el Alicante, otro recién ascendido. En los últimos cuatro partidos, el equipo de Lillo ha recuperado la media inglesa (ocho puntos de doce posibles). Al menos mantenerla en los dos próximos sería un golpe de moral tan importante como empezar a vaciar la enfermería antes de Navidad. El tiempo ahora mismo es nuestro. Hay que aprovecharlo.
Han tenido que pasar más de dos meses desde la última victoria en Anoeta, aquel partido magnífico frente al Murcia que casi parece que se jugó en otra temporada. Y bien mirado, este partido con el Huesca como rival ha parecido la continuación de los cuatro anteriores. Desde la segunda parte del Alavés, se ha visto un desarrollo futbolístico muy similar. Xerez, Castellón y Eibar tuvieron cierta facilidad para moverse en ataque, tuvieron sus ocasiones de marcar aunque no demasiadas y la Real opuso un cierto dominio del balón y pocas ocasiones de gol. Partidos igualados todos ellos, aunque quizá el encuentro frente al Castellón fue algo distinto y mucho más inclinado del lado de los alicantinos. ¿Cómo se desatasca esa situación? Los tiros desde fuera del área pueden ser un camino, el que ha dado hoy los tres puntos al conjunto txuri urdin. La Real hoy lo ha intentado bastante y logró el premio con un auténtico golazo de Castillo, el primero que marca con la camiseta txuri urdin.
Y aunque los tres puntos eran esenciales, el partido ha sido malo y también se puede considerar en este sentido prolongación de lo visto en semanas anteriores, tanto en Anoeta como lejos de San Sebastián. Lillo al final optó por una defensa de cuatro y sorprendió bastante al apostar de nuevo por Gerardo, en lugar de un Carlos Martínez que no juega desde hace tres jornadas (a mí se me hace difícil encontrar los motivos, pero seguro que Lillo los tiene). Markel Bergara por delante sigue sin ser la referencia futbolística de la Real, y, sobre todo por la lesión de Elustondo, ocasiones ha tenido sobradas para demostrar algo más. Una lástima que no las esté aprovechando. Aranburu sigue sin ser Aranburu y Marcos no termina de reencontrarse con el Marcos que tanto gustó en los primeros partidos de la temporada. Y si ellos no se entonan, es muy difícil que una Real sin Elustondo, Xabi Prieto y Díaz de Cerio genere el suficiente fútbol como para que ése sea un argumento fiable para la victoria.
Y con este panorama en el centro del campo quien peor lo pasa es el delantero. Necati se fajó en solitario con la defensa oscense e hizo un partido completo, aunque esa soledad impidió que tuviera ocasiones claras de gol. El turco sigue esperando una para enchufarla, pero lo que está claro es que su fútbol crece día a día, baja casi todos los balones que le mandan y genera alternativas. ¿Es lo que esperábamos de él? Todavía no, claro, puesto que queremos a un delantero que marque más de diez goles. Lo tendrá difícil para llegar a esas cifras, pero su crecimiento hace ser optimistas. "Ya sé que no ha metido, pero estoy convencido de que cuando entre una van a entrar muchas más. Pero si no mete y su aportación es de este calibre estamos todos satisfechos", dijo de él Lillo. Y, sin duda, es más fácil dar confianza si se están sumando puntos y si el ascenso se acerca jornada a jornada. Pero lo que está claro es que detrás hay otro delantero que merece confianza, Agirretxe.
La apuesta por el Sanse quizá no sea tan descabellada en estos momentos. Da la sensación de que Lillo quiere proteger a los potrillos y no cargar sobre sus hombros la responsabilidad de sacar adelante este proyecto. Pero poco a poco parece darse cuenta de que las soluciones que no aparecen en el primer equipo (por la baja forma de algún jugador, por la ausencia de demasiados, por lo corta que es la plantilla) pueden aparecer en el Sanse. Zurutuza ha tenido hoy sus primeros minutos con la Real, después de ser uno de los nombres del verano al no contar para el técnico e incluso barajarse su salida del club como cedido. Illarramendi tendrá que esperar otra ocasión y Oskitz ya se ha entrenado con el primer equipo. Ellos son el futuro, pero podrían ser también el presente.
Hoy la Real tenía la necesidad de ganar por encima de todo. Y ha ganado. El fútbol no le ha ofrecido los medios para conseguirlo y se ha producido, hay que decirlo, gracias a la fortuna de una perla futbolística tan hermosa como puntual. El golazo de Castillo (la piña formada por jugadores y técnicos tenía una ausencia muy sentida por todos, la de Iñigo) ha sido la excepción en un partido sin demasiado que destacar. Esa necesidad de sumar los tres puntos la ha evidenciado Lillo con los cambios. Con el 0-0, el técnico ha metido un segundo delantero (Agirretxe) y ha sacrificado un centrocampista (Moha). Con el 1-0, se fue un delantero (Necati, cojeando por cierto; que no sea nada porque ya sería lo que nos faltaba...) y entró un centrocampista (Zurutuza). Y en los instantes finales se marchó otro centrocampista (Estrada) y entró un mediocentro (Rivas) para formar un trivote. La apuesta por amarrar el resultado esta vez fue suficiente y los tres puntos se quedaron en Anoeta.
"Una primera mitad de sopor", admitió Lillo que había visto. "Se puede estar mal, pero emocionalmente plano no", añadió para mostrar el descontento con las prestaciones del equipo. La mejora de la segunda parte fue evidente, aunque sin alcanzar cotas notables. El técnico destacó que el 1-0 liberó bastante a la Real. Y puede que tenga razón, que este equipo necesite abundantes dosis de moral para superar todos los duros golpes que se ha llevado desde la lesión de Xabi Prieto. Esta victoria debe ser una inyección de moral, entre otras cosas porque este partido era un claro 0-0 que rompió un golazo. Quizá a los puntos mereció ganar la Real, pero se vio muy poco en el campo y Lillo lo sabe.
Todo lo acontecido durante esta temporada, por mucho que algunos no se den cuenta de que lo importante está sobre el césped, pesa menos que lo que uno ve en la clasificación. La Real se coloca octava con 19 puntos. Está a tan solo tres del ascenso (dos menos que antes de que comenzara el encuentro) y a sólo cuatro del liderato, que ahora está en manos del Xerez. Después de todo lo que le ha pasado este equipo, ¿tan catastrófica es la situación? La respuesta es obvia: no. El horizonte plantea dos retos importantes. La prueba de Vigo será muy interesante, máxime cuando el Celta parece haber despertado y se ha colocado con 18 puntos, uno por detrás de la Real. Y después vendrá a Anoeta el Alicante, otro recién ascendido. En los últimos cuatro partidos, el equipo de Lillo ha recuperado la media inglesa (ocho puntos de doce posibles). Al menos mantenerla en los dos próximos sería un golpe de moral tan importante como empezar a vaciar la enfermería antes de Navidad. El tiempo ahora mismo es nuestro. Hay que aprovecharlo.
sábado, noviembre 22, 2008
PREVIA Real Sociedad - Huesca. Una victoria necesaria
Una victoria imprescindible, obligada y necesaria. Eso es lo que buscará la Real frente al Huesca (domingo, 17.00 horas, Anoeta, sin televisión), ante un recién ascendido que, eso sí, se encuentra ahora mismo por encima del equipo txuri urdin en la clasificación. No se puede demorar más un triunfo necesario para recuperar el paso firme hacia las posiciones de ascenso. Pero más que los tres puntos, que al final es lo que marcará el éxito o el fracaso de este equipo, lo fundamental es recuperar la confianza perdida tras tantos y tan variados contratiempos. Si en Tenerife se pedía un golpe sobre la mesa para demostrar que la Real es capaz de superar las adversidades, ahora se añade la necesidad de evidenciar que el partido del domingo no es una molestia en la azarosa vida de este club, sino lo esencial. Ganar cambiará la cara de muchos. Y el horizonte de este barco que algunos pretenden llevar a la deriva.
No están claras las armas que pretende usar Lillo para superar al Huesca, toda vez que ninguno de los planes expuestos hasta ahora para encontrar soluciones ha funcionado del todo. Lo único que está claro es que la Real no tiene suerte en lo único que necesitaba para no depender tanto del azar: las lesiones. A las ya conocidas de Iñigo Díaz de Cerio, Xabi Prieto y Elustondo (ambos, dicen, se encuentran ya en el tramo final de su recuperación y se espera que jueguen antes del parón navideño), se suman dos más. Sergio y Dramé. Del primero todavía no se conoce el alcance de su rotura de fibras; el segundo, al que apenas hemos visto hasta ahora, estará nada menos que un mes de baja. Esta Real no está teniendo suerte ni siquiera en este aspecto tan básico cuando se tuvo que apostar por una plantilla corta por necesidades económicas.
El técnico realista, por tanto, no ha tenido demasiado margen para hacer la convocatoria y ha llamado a los 15 disponibles del primer equipo. La lista de 18 la completan tres jugadores del Sanse, el ya habitual Agirretxe (que previsiblemente esperará su oportunidad en el banquillo), Illarramendi (su segunda convocatoria con el primer equipo, a la espera del debut) y Zurutuza. Llama la atención la presencia de éste último, al que se quiso ceder en pretemporada y se rechazó la posibilidad de subirle al primer equipo, ni siquiera ante la escasa plantilla que se pudo configurar, y que al final parece que podría tener su oportunidad. Durante la semana ha estado entrenando con el equipo otro canterano, Oskitz, del que llevamos mucho tiempo oyendo hablar pero que todavía no ha dado el salto de calidad que le lleve al primer equipo.
Las informaciones publicadas durante los últimos días apuntan la posibilidad de que Lillo retome la defensa de tres. En ese caso, parecen seguros dos de esos tres defensores, Mikel González y Castillo, aunque muchas posibilidades abiertas, más desde el regreso de Ansotegi tras su lesión. Con la necesidad de la victoria en la mente, Carlos Martínez, mucho más ofensivo que Gerardo, tiene más opciones de regresar al once. Por el mismo motivo, parece poco probable que Lillo repita el doble pivote formado por Markel y Rivas que ensayó en Tenerife, aunque la baja de Sergio, uno de los prácticamente fijos, abre muchas variantes desconocidas. Aranburu estará en el once con total seguridad, al igual que Necati (en busca de su primer gol) y muy probablemente Marcos, que descansó la semana pasada en las islas. Lo que sí parece seguro es que habrá algunos cambios con respecto al once que jugó en Tenerife. Cuáles sólo lo sabe Lillo.
La Real se encuentra a cinco puntos de los puestos de ascenso, por lo que es absolutamente imposible asaltar las tres primeras plazas en esta jornada, pero una victoria metería de nuevo a los de Lillo en la pelea en la que debe estar (y que Lillo, pese a todos los contratiempos, no rehuye en absoluto; eso, con la que está cayendo, es digno de aplauso y desde aquí se le reconoce el mérito que tiene). Quien piense que el partido será fácil, por aquello de que el visitante es un equipo con poco nombre, se equivocará. El Huesca está en séptima posición, un punto por encima del conjunto realista. Y aunque ha perdido sus dos últimos encuentros como visitante (ante dos de los equipos que ahora mismo están en la parte alta de la tabla, Rayo y Salamanca), lo cierto es que ya ha sacado tres empates y una victoria jugando lejos de su estadio. Y viene de ganar al Levante, remontando un 0-1 adverso. Ojo.
Real Sociedad y Huesca jamás se han enfrentado en partido de Liga. El equipo oscense militó en Segunda División tres temporadas en los años 50, un tiempo en el que el conjunto txuri urdin estaba en Primera. Los recién ascendidos, en todo caso, no le sentaron demasiado bien a la Real la pasada temporada, la de su regreso a Segunda, ya que en Anoeta sólo consiguió ganar al Sevilla Atlético, por un claro 2-0. Tanto el Eibar como el Córdoba se llevaron sendos empates, el de los armeros en un partido horrible y no exento de polémica arbitral, y el de los andaluces con el mismo efecto para ambos equipos, la permanencia un año más en Segunda, recibido de muy distinta manera, con tristeza en los locales, con alegría en los visitantes. El cuarto de los ascendidos, el Rácing de Ferrol, se llevó los tres puntos de Anoeta, en el último encuentro que Eizmendi dirigió al equipo, y en otro escándalo de los que ya hemos vivido demasiados en Anoeta en los últimos tiempos.
Y una nota más a modo de previa. Hoy sábado, a las 18.30 horas, se enfrentan Murcia y Nastic en La Condomina. El árbitro de ese partido será González González. El mismo que hace apenas dos semanas se erigió en tristísimo protagonista del Real Sociedad - Eibar. El Comité de Competición desautorizó todas las decisiones que tomó en Anoeta. La famosa nevera parece que sólo funciona cuando el escándalo asalta las portadas de los grandes medios de comunicación, lo que le resta justicia precisamente al elemento que debiera impartirla en los terrenos de juego. O quizá haya que interpretarlo como un mensaje de que, por mucho que nos duela, hoy la Real no tiene ningún elemento de poder en el fútbol español. Tomemos nota, que quizá eso nos salvaguarde de futuros disgustos.
No están claras las armas que pretende usar Lillo para superar al Huesca, toda vez que ninguno de los planes expuestos hasta ahora para encontrar soluciones ha funcionado del todo. Lo único que está claro es que la Real no tiene suerte en lo único que necesitaba para no depender tanto del azar: las lesiones. A las ya conocidas de Iñigo Díaz de Cerio, Xabi Prieto y Elustondo (ambos, dicen, se encuentran ya en el tramo final de su recuperación y se espera que jueguen antes del parón navideño), se suman dos más. Sergio y Dramé. Del primero todavía no se conoce el alcance de su rotura de fibras; el segundo, al que apenas hemos visto hasta ahora, estará nada menos que un mes de baja. Esta Real no está teniendo suerte ni siquiera en este aspecto tan básico cuando se tuvo que apostar por una plantilla corta por necesidades económicas.
El técnico realista, por tanto, no ha tenido demasiado margen para hacer la convocatoria y ha llamado a los 15 disponibles del primer equipo. La lista de 18 la completan tres jugadores del Sanse, el ya habitual Agirretxe (que previsiblemente esperará su oportunidad en el banquillo), Illarramendi (su segunda convocatoria con el primer equipo, a la espera del debut) y Zurutuza. Llama la atención la presencia de éste último, al que se quiso ceder en pretemporada y se rechazó la posibilidad de subirle al primer equipo, ni siquiera ante la escasa plantilla que se pudo configurar, y que al final parece que podría tener su oportunidad. Durante la semana ha estado entrenando con el equipo otro canterano, Oskitz, del que llevamos mucho tiempo oyendo hablar pero que todavía no ha dado el salto de calidad que le lleve al primer equipo.
Las informaciones publicadas durante los últimos días apuntan la posibilidad de que Lillo retome la defensa de tres. En ese caso, parecen seguros dos de esos tres defensores, Mikel González y Castillo, aunque muchas posibilidades abiertas, más desde el regreso de Ansotegi tras su lesión. Con la necesidad de la victoria en la mente, Carlos Martínez, mucho más ofensivo que Gerardo, tiene más opciones de regresar al once. Por el mismo motivo, parece poco probable que Lillo repita el doble pivote formado por Markel y Rivas que ensayó en Tenerife, aunque la baja de Sergio, uno de los prácticamente fijos, abre muchas variantes desconocidas. Aranburu estará en el once con total seguridad, al igual que Necati (en busca de su primer gol) y muy probablemente Marcos, que descansó la semana pasada en las islas. Lo que sí parece seguro es que habrá algunos cambios con respecto al once que jugó en Tenerife. Cuáles sólo lo sabe Lillo.
La Real se encuentra a cinco puntos de los puestos de ascenso, por lo que es absolutamente imposible asaltar las tres primeras plazas en esta jornada, pero una victoria metería de nuevo a los de Lillo en la pelea en la que debe estar (y que Lillo, pese a todos los contratiempos, no rehuye en absoluto; eso, con la que está cayendo, es digno de aplauso y desde aquí se le reconoce el mérito que tiene). Quien piense que el partido será fácil, por aquello de que el visitante es un equipo con poco nombre, se equivocará. El Huesca está en séptima posición, un punto por encima del conjunto realista. Y aunque ha perdido sus dos últimos encuentros como visitante (ante dos de los equipos que ahora mismo están en la parte alta de la tabla, Rayo y Salamanca), lo cierto es que ya ha sacado tres empates y una victoria jugando lejos de su estadio. Y viene de ganar al Levante, remontando un 0-1 adverso. Ojo.
Real Sociedad y Huesca jamás se han enfrentado en partido de Liga. El equipo oscense militó en Segunda División tres temporadas en los años 50, un tiempo en el que el conjunto txuri urdin estaba en Primera. Los recién ascendidos, en todo caso, no le sentaron demasiado bien a la Real la pasada temporada, la de su regreso a Segunda, ya que en Anoeta sólo consiguió ganar al Sevilla Atlético, por un claro 2-0. Tanto el Eibar como el Córdoba se llevaron sendos empates, el de los armeros en un partido horrible y no exento de polémica arbitral, y el de los andaluces con el mismo efecto para ambos equipos, la permanencia un año más en Segunda, recibido de muy distinta manera, con tristeza en los locales, con alegría en los visitantes. El cuarto de los ascendidos, el Rácing de Ferrol, se llevó los tres puntos de Anoeta, en el último encuentro que Eizmendi dirigió al equipo, y en otro escándalo de los que ya hemos vivido demasiados en Anoeta en los últimos tiempos.
Y una nota más a modo de previa. Hoy sábado, a las 18.30 horas, se enfrentan Murcia y Nastic en La Condomina. El árbitro de ese partido será González González. El mismo que hace apenas dos semanas se erigió en tristísimo protagonista del Real Sociedad - Eibar. El Comité de Competición desautorizó todas las decisiones que tomó en Anoeta. La famosa nevera parece que sólo funciona cuando el escándalo asalta las portadas de los grandes medios de comunicación, lo que le resta justicia precisamente al elemento que debiera impartirla en los terrenos de juego. O quizá haya que interpretarlo como un mensaje de que, por mucho que nos duela, hoy la Real no tiene ningún elemento de poder en el fútbol español. Tomemos nota, que quizá eso nos salvaguarde de futuros disgustos.
miércoles, noviembre 19, 2008
Muchos culpables
Mikel Alonso ya no es jugador de la Real. Por fin. Y no lo digo porque el jugador me gustara o me dejara de gustar, sino porque con esta salida se acaba uno de los culebrones más absurdos que ha vivido este club en los últimos tiempos. Y eso, por desgracia, es mucho decir. No he querido hablar de este asunto antes por lo mismo que esquivo ciertas cuestiones de un tiempo a esta parte: por no hacer daño a la Real, por no viciar aún más un enrarecido ambiente, por no echar más leña al fuego, por no apartar nunca la mirada de lo que realmente importa, y eso no es otra cosa que el partido de cada fin de semana. Pero ahora el culebrón ha acabado. Y sólo ésto tengo claro: ya es inútil entrar en guerras sobre quién ha tenido la culpa de esta rocambolesca situación. Porque muchos han contribuído. Pero antes de pasar página, la cuestión sí merece aunque sea un rápido vistazo.
Nunca se ha sabido realmente por qué Mikel Alonso no ha disputado un solo minuto esta temporada, a pesar de tener ficha con el primer equipo. Consejo y dirección deportiva se han ido pasando la patata caliente en un ejercicio de equilibrismo tan insólito como estéril. Es realmente asombroso que la solución llegara el mismo día que se celebraba el juicio por la demanda presentada por el jugador, y sólo puede considerarse como un demérito de la directiva. Se debió alcanzar antes un acuerdo y no dejar que este problema se enquistara. Si Mikel Alonso no contaba para los técnicos, no debió empezar la temporada, ni ser el centro de polémicas por su inclusión en el ERE o por tener una ficha imprevista. Cierto es que se aprobó una cesión a Olympiakos y el equipo griego no le quiso, pero seguro que se podía haber hecho más. Además, ni este consejo ni los anteriores debieron permitir que Mikel Alonso pudiera llegar a ser el segundo jugador mejor pagado de la Real. No en la actual situación económica.
El propio Mikel Alonso quizá debió hacer mucho más para poner fin a este disparate. Sabedor de que no contaba, por los motivos que fuera, quizá tenía que haber puesto a trabajar a su agente con mucho más ahínco para que le encontrara acomodo fuera. Dicen que el trato que ha recibido no es el que merecía el hermano del jugador que más dinero ha dejado en las arcas realistas (Xabi Alonso) o el hijo jugador que dejó el equipo por petición de su consejo para sanear las cuentas (Periko Alonso). Pero los méritos de su familia no pueden hablar por Mikel. No sería justo y, además, contribuiría a reforzar la teoría de quienes afirman que jugar en la Real era barato para un canterano, que lo fue para Mikel Alonso o Gorka Larrea, por citar a otro ex realista que tiene intereses familiares en el fútbol guipuzcoano. Y un detalle más. A menudo se identifica el realismo de quienes salen del club con la ausencia de indemnización. La de Mikel es elevada. Muy elevada. Pero nadie le ha criticado por ello. Desde luego, un matiz a analizar.
Dice el portavoz de la Real, Antoñana, que su exclusión se debió a criterios deportivos. Y no me lo creo. Mikel Alonso se llevará 725.000 euros de indemnización de un club en estado de ruina. Y no me gusta. ¿Queremos buscar culpables de esta situación? Yo no soy capaz de encontrar uno solo en el que cargar mis críticas. No me ha gustado ni lo que ha hecho una parte ni lo que ha hecho la otra. No me ha gustado que la Real se tenga que mover en estos lodazales. No me gusta, una vez más, que se haya utilizado a un jugador para acrecentar el frentismo y el mal ambiente de la Real. ¿Culpables? Muchos. Y no sólo dentro de la plantilla o el consejo de la Real. Pero la mirada es corta y la memoria frágil. Y a eso nos encomendaremos para olvidar lo más rápidamente posible este episodio que a nadie ha beneficiado.
En el descenso de la Real a Segunda División participaron 28 jugadores. Con la salida de Mikel Alonso ya son 17 (aunque Riesgo está cedido al Recreativo y todo apunta a que volverá la próxima temporada) los que dejaron la plantilla. Mikel debutó en la temporada 2000-2001, de la mano de Toshack y en la misma temporada que su hermano Xabi. No obstante, al mayor de los Alonso le costó bastante más llegar al primer equipo, algo que no sucedió hasta la 2002-2003. Marcó cuatro goles en 111 partidos y nunca pareció el jugador que apuntaba en categorías inferiores, ese del que en algún ocasión se llegó a decir incluso que podía ser mejor que su propio hermano, hoy uno de los mejores del mundo, pero que no tuvo la suerte de que los entrenadores confiaran en él o jugaran con esquemas que beneficiasen sus cualidades de mediapunta. Suerte, Mikel.
Nunca se ha sabido realmente por qué Mikel Alonso no ha disputado un solo minuto esta temporada, a pesar de tener ficha con el primer equipo. Consejo y dirección deportiva se han ido pasando la patata caliente en un ejercicio de equilibrismo tan insólito como estéril. Es realmente asombroso que la solución llegara el mismo día que se celebraba el juicio por la demanda presentada por el jugador, y sólo puede considerarse como un demérito de la directiva. Se debió alcanzar antes un acuerdo y no dejar que este problema se enquistara. Si Mikel Alonso no contaba para los técnicos, no debió empezar la temporada, ni ser el centro de polémicas por su inclusión en el ERE o por tener una ficha imprevista. Cierto es que se aprobó una cesión a Olympiakos y el equipo griego no le quiso, pero seguro que se podía haber hecho más. Además, ni este consejo ni los anteriores debieron permitir que Mikel Alonso pudiera llegar a ser el segundo jugador mejor pagado de la Real. No en la actual situación económica.
El propio Mikel Alonso quizá debió hacer mucho más para poner fin a este disparate. Sabedor de que no contaba, por los motivos que fuera, quizá tenía que haber puesto a trabajar a su agente con mucho más ahínco para que le encontrara acomodo fuera. Dicen que el trato que ha recibido no es el que merecía el hermano del jugador que más dinero ha dejado en las arcas realistas (Xabi Alonso) o el hijo jugador que dejó el equipo por petición de su consejo para sanear las cuentas (Periko Alonso). Pero los méritos de su familia no pueden hablar por Mikel. No sería justo y, además, contribuiría a reforzar la teoría de quienes afirman que jugar en la Real era barato para un canterano, que lo fue para Mikel Alonso o Gorka Larrea, por citar a otro ex realista que tiene intereses familiares en el fútbol guipuzcoano. Y un detalle más. A menudo se identifica el realismo de quienes salen del club con la ausencia de indemnización. La de Mikel es elevada. Muy elevada. Pero nadie le ha criticado por ello. Desde luego, un matiz a analizar.
Dice el portavoz de la Real, Antoñana, que su exclusión se debió a criterios deportivos. Y no me lo creo. Mikel Alonso se llevará 725.000 euros de indemnización de un club en estado de ruina. Y no me gusta. ¿Queremos buscar culpables de esta situación? Yo no soy capaz de encontrar uno solo en el que cargar mis críticas. No me ha gustado ni lo que ha hecho una parte ni lo que ha hecho la otra. No me ha gustado que la Real se tenga que mover en estos lodazales. No me gusta, una vez más, que se haya utilizado a un jugador para acrecentar el frentismo y el mal ambiente de la Real. ¿Culpables? Muchos. Y no sólo dentro de la plantilla o el consejo de la Real. Pero la mirada es corta y la memoria frágil. Y a eso nos encomendaremos para olvidar lo más rápidamente posible este episodio que a nadie ha beneficiado.
En el descenso de la Real a Segunda División participaron 28 jugadores. Con la salida de Mikel Alonso ya son 17 (aunque Riesgo está cedido al Recreativo y todo apunta a que volverá la próxima temporada) los que dejaron la plantilla. Mikel debutó en la temporada 2000-2001, de la mano de Toshack y en la misma temporada que su hermano Xabi. No obstante, al mayor de los Alonso le costó bastante más llegar al primer equipo, algo que no sucedió hasta la 2002-2003. Marcó cuatro goles en 111 partidos y nunca pareció el jugador que apuntaba en categorías inferiores, ese del que en algún ocasión se llegó a decir incluso que podía ser mejor que su propio hermano, hoy uno de los mejores del mundo, pero que no tuvo la suerte de que los entrenadores confiaran en él o jugaran con esquemas que beneficiasen sus cualidades de mediapunta. Suerte, Mikel.
lunes, noviembre 17, 2008
Pues yo sigo confiando pese a todo...
Me llamaréis loco o iluminado, pero cada día que pasa tengo más confianza en el futuro de la Real. Sí, a pesar de todo lo que está cayendo, mi confianza crece. Miro la foto que se hizo el equipo en Tenerife. Todos recordando a su delantero centro caído con una camiseta de apoyo. Y digo todos, que eso es nuevo en estas lides. Suplentes, técnicos y demás miembros de la expedición incluídos. Todos, y digo todos, son una piña. Son la Real de la que dependemos todos y a la que tenemos que apoyar. Y en esa misma foto, cinco chavales. Tres niños con una camiseta de portero y otros dos de txuri urdin. Cinco críos de la Real. En Tenerife. Ilusionados como lo estuvimos todos en algún momento del pasado. Con el equipo. Ese es el ejemplo, ese es el camino a seguir. Hay que estar con el equipo, en todo momento y en cualquier lugar de la geografía española. Porque ellos son los que nos darán la alegría al final y por ellos, sí, tengo confianza pese a todo.
Tengo confianza por los simples y fríos datos, porque miro la clasificación de este año y la comparo con la del año pasado. La Real es hoy undécima con 16 puntos. El año pasado era decimotercera con los mismos puntos. Pero si el año pasado la distancia con respecto al primer y tercer clasificado era de once y siete puntos, respectivamente, ahora lo es de ocho y cinco. El año pasado, la Real luchó por el ascenso, sin que muchos creyeran en el equipo (aunque al final todos se proclamaran realistas), hasta la última jornada. Lo tenía conseguido casi al final de la penúltima jornada y un infortunio de esos que te suceden cada quince o veinte años dio al traste con el sueño de volver a Primera lo antes posible. ¿Por qué este año no iba a ser posible? Yo confío. Por encima de cualquier otra consideración. El ascenso es en junio, no en noviembre. La temporada pasada debía habernos enseñado algo.
Además, la mirada tiene que ser optimista. Habiendo perdido el juego que nos deslumbró en los primeros compases de la temporada, habiendo perdido durante meses a dos de los chavales de Zubieta de más categoría, habiendo perdido de vista lo que sucedía en el terreno de juego por la vorágine de las polémicas en los despachos y habiendo sufrido unas cuantas injusticias arbitrales, la Real está a cinco puntos del ascenso y sólo ha perdido dos partidos. ¿Y si la Real entrara ahora en una buena racha? ¿Y si la suerte del descuento de Tenerife y Tarragona se prolongara a otros terrenos? ¿Y si, como ha dicho Tayfun (que algo sabrá de ésto), la Real se convierte en un equipo temible cuando Necati alcance el nivel que todos esperamos y regresen al once Xabi Prieto y Elustondo? Alguna vez nos tiene que tocar la suerte de forma más prolongada. Nada de respiros efímeros como el que nos dio Labaka en Tenerife. Algo más permanente, algo que nos dé la vida de verdad. Nos lo merecemos después de tantos reveses y tanto sufrimiento.
Y seguiréis pensando que estoy loco, pero tengo fe incluso en el apartado institucional. Ni soy badiolista ni soy antibadiolista. No me gustan los frentes, y más después de lo que se ha visto en la Real durante los últimos años, con la ausencia de límites y de ética en las tácticas para derribar a algún que otro presidente, con la falta de veracidad en tantas informaciones, con la nula justicia que se ha hecho con quien de verdad ha hecho cosas por la Real. Pero sí tengo clara una cosa y quiero decirla, porque todavía hay quien se empeña en defender lo contrario. Que la Real esté donde está no es responsabilidad de Badiola. Ese informe tan alabado por los detractores del presidente (porque pide la remoción del Consejo, claro), el de los administradores concursales, sentencia que la Real tiene una contabilidad realmente dudosa y que se empezó a cavar el pozo en el que está hundido el club con Astiazarán en la presidencia. Y con los que le sucedieron. Lo que todos sabíamos, vamos. ¿Le importa eso a alguien? Obviamente a algunos no.
Y en ese terreno, me pongo del lado de Badiola en una cuestión polémica. Dicen que el presidente se quiere ir matando y por eso está desvelando documentos que pueden ayudar a que la deuda de la Real crezca. Lo que está haciendo es probar que hay irregularidades desde mucho antes de su llegada al club. Es exactamente lo que dijo que iba a hacer con la due diligence, desvelar todas las prácticas irregulares e ilegales que llevaron a la Real al dramático punto en el que está ahora. ¿Qué quieren los detractores de Badiola que haga? ¿Callarse? ¿Convertirse en cómplice de delitos fiscales? No, eso es imposible, sea Badiola un ángel, un demonio o alguien a quien le quedan pocos días en el club. En esto hace lo que tiene que hacer. Lo que los accionistas tendrían que demandar a todo administrador que pase por la Real. Y ojalá sean ellos los que tomen nota para impedir en el futuro irresponsabilidades similares a las vividas, que son las que han desembocado en lo que tenemos hoy.
Pero, claro, las palabras se las lleva el viento con demasiada facilidad. Las mías no. Pero otros sí practican ese prodigioso arte de decir una cosa y la contraria según convenga. Por eso, y si no fuera por la triste situación en que nos hallamos quienes estamos abocados a escuchar por la radio un partido en Tenerife o ver desde la grada de Anoeta otro contra el Alicante, es divertido contrastar lo que se decía hoy y lo que se ha dicho antes. Hoy hay un periódico en el que se dice que, con los mismos puntos que el año pasado, "entonces la plantilla era mejor, había estabilidad en el club y en la caja unos cuantos millones de euros que se malgastaron de forma irresponsable y caprichosa". ¿La plantilla mejor? ¿Quién la defendió a comienzos de la temporada? Yo sí, pero el mismo periodista que hoy escribe eso redactaba hace justo un año que la Real era un equipo "demasiado ingenuo". ¿Estabilidad en el club? Qué curioso, De la Peña dimitió apenas cuatro días después de disputarse la 12ª jornada, la misma que se acaba de jugar este año, tras constantes peticiones para que se fuera. Si eso es estabilidad...
Y queda lo mejor. ¿Unos cuantos millones en caja...? Eso sí que es de risa. ¿No es la empresa de Badiola acreedora de la Real precisamente por el pago de los fichajes de invierno, entre otras cosas? ¿Qué dinero había en la caja de la Real, si ya se había retrasado en el pago a los equipos convenidos y tuvo dos denuncias en verano por impagos a la plantilla? Pero como todo vale, yo me quedo con lo que de verdad me importa. Con esa plantilla unida, con esos cinco chavales de la Real en Tenerife. Y con lo que los chicos hagan cada fin de semana en el césped. Con la Real, vamos.
Tengo confianza por los simples y fríos datos, porque miro la clasificación de este año y la comparo con la del año pasado. La Real es hoy undécima con 16 puntos. El año pasado era decimotercera con los mismos puntos. Pero si el año pasado la distancia con respecto al primer y tercer clasificado era de once y siete puntos, respectivamente, ahora lo es de ocho y cinco. El año pasado, la Real luchó por el ascenso, sin que muchos creyeran en el equipo (aunque al final todos se proclamaran realistas), hasta la última jornada. Lo tenía conseguido casi al final de la penúltima jornada y un infortunio de esos que te suceden cada quince o veinte años dio al traste con el sueño de volver a Primera lo antes posible. ¿Por qué este año no iba a ser posible? Yo confío. Por encima de cualquier otra consideración. El ascenso es en junio, no en noviembre. La temporada pasada debía habernos enseñado algo.
Además, la mirada tiene que ser optimista. Habiendo perdido el juego que nos deslumbró en los primeros compases de la temporada, habiendo perdido durante meses a dos de los chavales de Zubieta de más categoría, habiendo perdido de vista lo que sucedía en el terreno de juego por la vorágine de las polémicas en los despachos y habiendo sufrido unas cuantas injusticias arbitrales, la Real está a cinco puntos del ascenso y sólo ha perdido dos partidos. ¿Y si la Real entrara ahora en una buena racha? ¿Y si la suerte del descuento de Tenerife y Tarragona se prolongara a otros terrenos? ¿Y si, como ha dicho Tayfun (que algo sabrá de ésto), la Real se convierte en un equipo temible cuando Necati alcance el nivel que todos esperamos y regresen al once Xabi Prieto y Elustondo? Alguna vez nos tiene que tocar la suerte de forma más prolongada. Nada de respiros efímeros como el que nos dio Labaka en Tenerife. Algo más permanente, algo que nos dé la vida de verdad. Nos lo merecemos después de tantos reveses y tanto sufrimiento.
Y seguiréis pensando que estoy loco, pero tengo fe incluso en el apartado institucional. Ni soy badiolista ni soy antibadiolista. No me gustan los frentes, y más después de lo que se ha visto en la Real durante los últimos años, con la ausencia de límites y de ética en las tácticas para derribar a algún que otro presidente, con la falta de veracidad en tantas informaciones, con la nula justicia que se ha hecho con quien de verdad ha hecho cosas por la Real. Pero sí tengo clara una cosa y quiero decirla, porque todavía hay quien se empeña en defender lo contrario. Que la Real esté donde está no es responsabilidad de Badiola. Ese informe tan alabado por los detractores del presidente (porque pide la remoción del Consejo, claro), el de los administradores concursales, sentencia que la Real tiene una contabilidad realmente dudosa y que se empezó a cavar el pozo en el que está hundido el club con Astiazarán en la presidencia. Y con los que le sucedieron. Lo que todos sabíamos, vamos. ¿Le importa eso a alguien? Obviamente a algunos no.
Y en ese terreno, me pongo del lado de Badiola en una cuestión polémica. Dicen que el presidente se quiere ir matando y por eso está desvelando documentos que pueden ayudar a que la deuda de la Real crezca. Lo que está haciendo es probar que hay irregularidades desde mucho antes de su llegada al club. Es exactamente lo que dijo que iba a hacer con la due diligence, desvelar todas las prácticas irregulares e ilegales que llevaron a la Real al dramático punto en el que está ahora. ¿Qué quieren los detractores de Badiola que haga? ¿Callarse? ¿Convertirse en cómplice de delitos fiscales? No, eso es imposible, sea Badiola un ángel, un demonio o alguien a quien le quedan pocos días en el club. En esto hace lo que tiene que hacer. Lo que los accionistas tendrían que demandar a todo administrador que pase por la Real. Y ojalá sean ellos los que tomen nota para impedir en el futuro irresponsabilidades similares a las vividas, que son las que han desembocado en lo que tenemos hoy.
Pero, claro, las palabras se las lleva el viento con demasiada facilidad. Las mías no. Pero otros sí practican ese prodigioso arte de decir una cosa y la contraria según convenga. Por eso, y si no fuera por la triste situación en que nos hallamos quienes estamos abocados a escuchar por la radio un partido en Tenerife o ver desde la grada de Anoeta otro contra el Alicante, es divertido contrastar lo que se decía hoy y lo que se ha dicho antes. Hoy hay un periódico en el que se dice que, con los mismos puntos que el año pasado, "entonces la plantilla era mejor, había estabilidad en el club y en la caja unos cuantos millones de euros que se malgastaron de forma irresponsable y caprichosa". ¿La plantilla mejor? ¿Quién la defendió a comienzos de la temporada? Yo sí, pero el mismo periodista que hoy escribe eso redactaba hace justo un año que la Real era un equipo "demasiado ingenuo". ¿Estabilidad en el club? Qué curioso, De la Peña dimitió apenas cuatro días después de disputarse la 12ª jornada, la misma que se acaba de jugar este año, tras constantes peticiones para que se fuera. Si eso es estabilidad...
Y queda lo mejor. ¿Unos cuantos millones en caja...? Eso sí que es de risa. ¿No es la empresa de Badiola acreedora de la Real precisamente por el pago de los fichajes de invierno, entre otras cosas? ¿Qué dinero había en la caja de la Real, si ya se había retrasado en el pago a los equipos convenidos y tuvo dos denuncias en verano por impagos a la plantilla? Pero como todo vale, yo me quedo con lo que de verdad me importa. Con esa plantilla unida, con esos cinco chavales de la Real en Tenerife. Y con lo que los chicos hagan cada fin de semana en el césped. Con la Real, vamos.
domingo, noviembre 16, 2008
TENERIFE 1 - REAL SOCIEDAD 1. Un punto milagroso y poco que dedicar a Iñigo
Antes del partido, todos queríamos tres puntos, una victoria con la que pegar un salto en la clasificación y tener un recuerdo emotivo para Iñigo Díaz de Cerio. Durante el partido, casi todos nos hubiéramos conformado con un punto, puesto que el Tenerife fue mucho mejor que la Real a lo largo de los 90 minutos. No es que fuera un vendaval, pero la práctica totalidad de las ocasiones de gol fueron locales. Y en el minuto 86, cuando marcó el Tenerife, pocos confiaban en sacar algo de las islas afortunadas. Pero esta vez sí fueron afortunadas para la Real, que marcó gol en un descuento en un corner rematado por Labaka. En el único tiro entre los tres palos que hicieron los realistas en todo el encuentro. Justo al final. Sin tiempo para nada más. Y sirvió para rescatar un punto. ¿Es bueno? ¿Es malo? ¿Es insuficiente? Es imposible decirlo hoy. Es un punto y es poco que dedicar a Iñigo, eso es cierto. Pero no menos cierto es que un milagro nos ha salvado de una jornada más de tristeza. Y eso no es poco.
Lillo sorprendió incluso con algo más de lo que entraba en los cálculos. Si había dudas en el nombre por el que apostaría el técnico para el mediocentro, la novedad fue grande. Markel Bergara y Diego Rivas jugaron juntos de inicio por primera vez, con Aranburu muy cerca de ellos, con Sergio y Moha por delante y Necati sólo en punta. No se puede decir que el experimento funcionara a las mil maravillas ni tampoco que hiciera aguas. A pesar de la superioridad numérica (que no futbolística) en esta parcela, lo que se consiguió fue simple corrección, en ningún caso las soluciones que necesita el centro del campo de la Real, huérfano de quien le haga jugar como en los primeros compases de la temporada. Parece que sólo el regreso de Elustondo, todavía sin fecha, puede reactivar el fútbol txuri urdin.
El técnico realista admitió que el experimento falló, que la idea era reforzar el interior porque es la zona por la que mejor se movía en el Tenerife. Bien es verdad que se frenó en buena medida al equipo local, pero Lillo también reconoció que no se dieron "ni cuatro pases seguidos", al margen del peligro que pudiera crear el Tenerife. Apuntó también que los jugadores se quejaron del estado del terreno de juego, que les provocó muchos resbalones y que los jugadores se sintieron "en una pista de patinaje" sobre todo en los primeros minutos ("no estoy justificando nada, por favor", insistió el técnico). Con o sin excusas, con o sin argumentos reales, lo cierto es que el resultado es obvio: la Real ha olvidado cómo dominar un partido, cómo tocar el balón, como mostrarse como un equipo grande. Lo que hizo en los dos partidos frente al Zaragoza, ante el Murcia o en la primera parte frente al Alavés.
Y sin centro del campo que asiente las bases de un dominio futbolístico, sin el balón, la Real se encomendó al contraataque. No fueron muchos ni tampoco especialmente peligrosos (alguno incluso evidenció una falta de entendimiento entre los realistas que quizá habría que analizar en Zubieta; "no creo que sea sólo problema de Necati", dijo Lillo), pero la apuesta fue clara, sobre todo en la segunda parte con la entrada en el campo de Agirretxe en lugar de Sergio. Uno menos en el centro del campo, uno más y lleno de entusiasmo en la delantera. Pero el canterano apenas entró en contacto con el balón en los minutos que estuvo en el campo, y pasó tan inadvertido como en realidad lo hizo Necati. El turco no aprovechó este primer partido de ausencia de Díaz de Cerio, esos minutos que reclamó incluso antes de la lesión de Iñigo. Tuvo un tiro, que se marchó fuera, y poco más. Y la Real necesita mucho más en esta hora de necesidad.
Este partido evidencia aún más dónde está el verdadero problema de la Real: en la ausencia de gol y, sobre todo, de ocasiones de gol. Porque jugar no jugará nadie en Segunda, pero caen muchos más goles que los que se ven en los partidos de la Real. El tope anotador de este equipo está en los dos goles que logró en Anoeta ante el Murcia (la victoria más clara), en Zaragoza y en Tarragona. El gol de Labaka, en un corner y en el descuento, es el único tiro de la Real entre los tres palos en Tenerife. "No teníamos presencia, no estábamos llegando", admitió Lillo. Y estas preocupantes estadísticas recibieron un importantísimo revés con la lesión de Iñigo Díaz de Cerio. El nivel que Necati está ofreciendo hasta ahora en la Real no es, ni de lejos, el que se esperaba. Urgen los goles del turco para asomarse a las posiciones elevadas de la tabla. El centro del campo tiene que aportar más y Agirretxe quizá merezca más oportunidades, pero es obvio que las miradas se centran ahora en Necati. La semana que viene tendrá una nueva oportunidad.
La Real se ha convertido en el rey del empate de Segunda División, ya que ha igualado nada menos que siete de los doce partidos disputados. Muchos en cantidad, pero también teniendo en cuenta que dirige al conjunto txuri urdin un entrenador que apuesta por un fútbol ofensivo. Es un lastre muy grande cuando para subir es necesario sumar de tres en tres. El ascenso se aleja un punto esta semana, hasta los cinco que saca el Hércules, tercer clasificado, a la Real. La victoria habría aupado al equipo txuri urdin al séptimo puesto y con 18 puntos, a dos de los 20 que tienen los alicantinos. La derrota nos habría dejado decimoquintos, a cuatro puntos del descenso, que ahora mismo lo marca el Elche. ¿Es bueno el punto logrado milagrosamente al final? Si no se empieza a ganar, no lo va a ser nunca. La media inglesa está ahora mismo muy lejos y el fortín que debía ser Anoeta no se ha visto desde la tercera jornada. La próxima semana puede ser un punto de inflexión importante.
Lillo sorprendió incluso con algo más de lo que entraba en los cálculos. Si había dudas en el nombre por el que apostaría el técnico para el mediocentro, la novedad fue grande. Markel Bergara y Diego Rivas jugaron juntos de inicio por primera vez, con Aranburu muy cerca de ellos, con Sergio y Moha por delante y Necati sólo en punta. No se puede decir que el experimento funcionara a las mil maravillas ni tampoco que hiciera aguas. A pesar de la superioridad numérica (que no futbolística) en esta parcela, lo que se consiguió fue simple corrección, en ningún caso las soluciones que necesita el centro del campo de la Real, huérfano de quien le haga jugar como en los primeros compases de la temporada. Parece que sólo el regreso de Elustondo, todavía sin fecha, puede reactivar el fútbol txuri urdin.
El técnico realista admitió que el experimento falló, que la idea era reforzar el interior porque es la zona por la que mejor se movía en el Tenerife. Bien es verdad que se frenó en buena medida al equipo local, pero Lillo también reconoció que no se dieron "ni cuatro pases seguidos", al margen del peligro que pudiera crear el Tenerife. Apuntó también que los jugadores se quejaron del estado del terreno de juego, que les provocó muchos resbalones y que los jugadores se sintieron "en una pista de patinaje" sobre todo en los primeros minutos ("no estoy justificando nada, por favor", insistió el técnico). Con o sin excusas, con o sin argumentos reales, lo cierto es que el resultado es obvio: la Real ha olvidado cómo dominar un partido, cómo tocar el balón, como mostrarse como un equipo grande. Lo que hizo en los dos partidos frente al Zaragoza, ante el Murcia o en la primera parte frente al Alavés.
Y sin centro del campo que asiente las bases de un dominio futbolístico, sin el balón, la Real se encomendó al contraataque. No fueron muchos ni tampoco especialmente peligrosos (alguno incluso evidenció una falta de entendimiento entre los realistas que quizá habría que analizar en Zubieta; "no creo que sea sólo problema de Necati", dijo Lillo), pero la apuesta fue clara, sobre todo en la segunda parte con la entrada en el campo de Agirretxe en lugar de Sergio. Uno menos en el centro del campo, uno más y lleno de entusiasmo en la delantera. Pero el canterano apenas entró en contacto con el balón en los minutos que estuvo en el campo, y pasó tan inadvertido como en realidad lo hizo Necati. El turco no aprovechó este primer partido de ausencia de Díaz de Cerio, esos minutos que reclamó incluso antes de la lesión de Iñigo. Tuvo un tiro, que se marchó fuera, y poco más. Y la Real necesita mucho más en esta hora de necesidad.
Este partido evidencia aún más dónde está el verdadero problema de la Real: en la ausencia de gol y, sobre todo, de ocasiones de gol. Porque jugar no jugará nadie en Segunda, pero caen muchos más goles que los que se ven en los partidos de la Real. El tope anotador de este equipo está en los dos goles que logró en Anoeta ante el Murcia (la victoria más clara), en Zaragoza y en Tarragona. El gol de Labaka, en un corner y en el descuento, es el único tiro de la Real entre los tres palos en Tenerife. "No teníamos presencia, no estábamos llegando", admitió Lillo. Y estas preocupantes estadísticas recibieron un importantísimo revés con la lesión de Iñigo Díaz de Cerio. El nivel que Necati está ofreciendo hasta ahora en la Real no es, ni de lejos, el que se esperaba. Urgen los goles del turco para asomarse a las posiciones elevadas de la tabla. El centro del campo tiene que aportar más y Agirretxe quizá merezca más oportunidades, pero es obvio que las miradas se centran ahora en Necati. La semana que viene tendrá una nueva oportunidad.
La Real se ha convertido en el rey del empate de Segunda División, ya que ha igualado nada menos que siete de los doce partidos disputados. Muchos en cantidad, pero también teniendo en cuenta que dirige al conjunto txuri urdin un entrenador que apuesta por un fútbol ofensivo. Es un lastre muy grande cuando para subir es necesario sumar de tres en tres. El ascenso se aleja un punto esta semana, hasta los cinco que saca el Hércules, tercer clasificado, a la Real. La victoria habría aupado al equipo txuri urdin al séptimo puesto y con 18 puntos, a dos de los 20 que tienen los alicantinos. La derrota nos habría dejado decimoquintos, a cuatro puntos del descenso, que ahora mismo lo marca el Elche. ¿Es bueno el punto logrado milagrosamente al final? Si no se empieza a ganar, no lo va a ser nunca. La media inglesa está ahora mismo muy lejos y el fortín que debía ser Anoeta no se ha visto desde la tercera jornada. La próxima semana puede ser un punto de inflexión importante.
sábado, noviembre 15, 2008
PREVIA Tenerife - Real Sociedad. La hora de la Real... y la de Necati
Es la hora de la Real (domingo, 18.00 horas, Heliodoro Rodríguez López, sin televisión). Así, sin más. Es la hora de que el equipo txuri urdin dé un golpe sobre la mesa y demuestre, una vez más, que es capaz de sobreponerse a todo tipo de adversidad, por cruel que pueda ser ésta con el trabajo y la ilusión de equipo y aficionados (que son los únicos que siguen manteniendo el tipo en estos oscuros tiempos). Es la hora de conseguir un triunfo solvente, contundente y sobre todo ilusionante que permita darle una alegría a Iñigo Díaz de Cerio, que seguro sufrirá como el que más estuchando la radio. La ausencia del 9 realista hace que también sea la hora de Necati. Es la hora de que el delantero turco saque todo lo que lleva dentro, todo lo que le ha llevado a tener unas cifras espectaculares como goleador y coloque a la Real donde se merece.
Lillo sólo hace un cambio en la convocatoria, obligado por la ausencia para toda la temporada de Díaz de Cerio. Ansotegi, después de un prolongado periodo de baja, entra en la lista junto con todos los jugadores disponibles del primer equipo (Mikel Alonso sigue sin contar). Permanecen de baja tanto Xabi Prieto como Elustondo. La convocatoria la completa Agirretxe, la ilusionante apuesta por Zubieta que debe seguir dando goles. El once inicial, como suele ser habitual en Lillo, es una incógnita, más allá de que Claudio Bravo estará en la portería (¿es quizá el mejor colocado para ser traspasado, como piden los administradores en su informe para solventar el agujero económico del club?; que juegue en la Real y su presencia en el Chile-España de la semana que viene son los mejores escaparates) y Necati como hombre más adelantado.
Por lo visto y publicado durante la semana, Marcos podría actuar como segundo delantero, lo que le daría opciones tanto a Moha como a Estrada para ocupar las bandas. Por detrás, Sergio (que arrancó muy bien el partido frente al Eibar) y Aranburu parecen seguros, sobre todo el capitán, aunque su posición variará en función del esquema que se elija. La duda estará en el pivote. Lillo lleva ya unos cuantos partidos apostando por Diego Rivas fuera de casa y por Markel Bergara en Anoeta, y todo hace indicar que seguirá siendo así. En la defensa, que seguirá siendo presumiblemente de cuatro hombres, Castillo y Mikel González tienen todas las papeletas para entrar en el once. Lo normal sería que les acompañara Labaka, aunque el regreso de Ansotegi le da opciones de ser titular. En la derecha, Carlos Martínez (afortunadamente se libró de la sanción por su injusta expulsión del sábado pasado) y Gerardo parten con igualdad de opciones.
Decía que es la hora de la Real. Pero no de esa Real ficticia, artificial y polémica que llena páginas y páginas de periódico, sino de la Real que todos llevamos en el corazón, la que salta al campo, la que puede sumar tres puntos, la que lucha por marcar goles y conseguir los objetivos deportivos con los que todos soñamos. Otros preferirán pasar su tiempo hablando de deudas, informes, contabilidad y acusaciones. Pero se olvidan de que lo esencial sigue estando en el verde. Si la Real no sube a Primera, tanto dará la discusión extradeportiva. Y si después de todo lo que está padeciendo este equipo, todavía está a tiro de los puestos de ascenso (cuatro puntos, nada insalvable), la mirada optimista obliga a pensar en lo mucho que se podría conseguir con una pizca de suerte.
Decía Lillo que todo el mundo cree que el Tenerife está haciendo una buena temporada y la Real no recibe más que palos, pero se da la circunstancia de que una victoria de los realistas mañana colocará al equipo txuri urdin por encima del canario en la clasificación. El tropiezo en casa ante el Eibar impidió que en esta jornada se pueda dar el salto a los puestos de ascenso, pero ganar en Tenerife metería a la Real en una buena racha de resultados (siete puntos de nueve posibles), olvidando aquella nefasta de seis semanas sin ganar, y permitiría pasar a unos cuantos de los seis equipos que le preceden en la tabla y se encuentran a tiro. El domingo por la noche las caras pueden ser mucho más optimistas de lo que han sido esta semana, en la que muchos se han escudado en la baja de Iñigo para prácticamente enterrar las opciones de ascenso. Nadie sube en noviembre. Eso no llega hasta junio.
Las estadísticas de la Real en Tenerife no son nada esclarecedoras. Los resultados generales no son especialmente positivos (tres victorias en 16 encuentros), pero las dos últimas visitas a la isla se saldaron con triunfo txuri urdin y en los últimos seis encuentros los locales no pudieron llevarse la victoria. En Primera, el Tenerife venció en seis ocasiones, perdió en dos y cuatro partidos finalizaron en empate. La última visita de la Real en la máxima categoría se produjo en la campaña 2001-2002, y entonces Luiz Alberto dio los tres puntos al conjunto txuri urdin con un solitario gol a la salida de un córner a poco de iniciarse el encuentro. La derrota más abultada de la Real en Tenerife fue su primera visita, 4-1 en la temporada 61-62.
En Segunda, una de cal y otra de arena. La primera visita, en la temporada 66-67, la del ascenso de Puertollano, se saldó con una derrota por 2-1. La segunda, la temporada pasada, la del no ascenso de Vitoria, finalizó con triunfo. Fue la última vez que la Real consiguió tres puntos en la pasada campaña, y aunque no se metió con esta victoria en puestos de ascenso, sí mantenía muy viva la llama de la ilusión. Víctor anotó el gol del triunfo saliendo desde el banquillo, en un partido de enorme sufrimiento, en el que los tinerfeños habían sido mucho mejores. No sufrió tanto la Real en ningún otro campo de Segunda en toda la temporada, a pesar de que Martí adelantó pronto a los realistas. Después empató el equipo local. Y cuando parecía más cercano el 2-1 que el 1-2, Víctor nos hizo soñar con que el ascenso era más que posible. Al final no lo fue. Que este año se den las dos circunstancias, ascenso y victoria en Tenerife. Nos merecemos esa alegría.
Lillo sólo hace un cambio en la convocatoria, obligado por la ausencia para toda la temporada de Díaz de Cerio. Ansotegi, después de un prolongado periodo de baja, entra en la lista junto con todos los jugadores disponibles del primer equipo (Mikel Alonso sigue sin contar). Permanecen de baja tanto Xabi Prieto como Elustondo. La convocatoria la completa Agirretxe, la ilusionante apuesta por Zubieta que debe seguir dando goles. El once inicial, como suele ser habitual en Lillo, es una incógnita, más allá de que Claudio Bravo estará en la portería (¿es quizá el mejor colocado para ser traspasado, como piden los administradores en su informe para solventar el agujero económico del club?; que juegue en la Real y su presencia en el Chile-España de la semana que viene son los mejores escaparates) y Necati como hombre más adelantado.
Por lo visto y publicado durante la semana, Marcos podría actuar como segundo delantero, lo que le daría opciones tanto a Moha como a Estrada para ocupar las bandas. Por detrás, Sergio (que arrancó muy bien el partido frente al Eibar) y Aranburu parecen seguros, sobre todo el capitán, aunque su posición variará en función del esquema que se elija. La duda estará en el pivote. Lillo lleva ya unos cuantos partidos apostando por Diego Rivas fuera de casa y por Markel Bergara en Anoeta, y todo hace indicar que seguirá siendo así. En la defensa, que seguirá siendo presumiblemente de cuatro hombres, Castillo y Mikel González tienen todas las papeletas para entrar en el once. Lo normal sería que les acompañara Labaka, aunque el regreso de Ansotegi le da opciones de ser titular. En la derecha, Carlos Martínez (afortunadamente se libró de la sanción por su injusta expulsión del sábado pasado) y Gerardo parten con igualdad de opciones.
Decía que es la hora de la Real. Pero no de esa Real ficticia, artificial y polémica que llena páginas y páginas de periódico, sino de la Real que todos llevamos en el corazón, la que salta al campo, la que puede sumar tres puntos, la que lucha por marcar goles y conseguir los objetivos deportivos con los que todos soñamos. Otros preferirán pasar su tiempo hablando de deudas, informes, contabilidad y acusaciones. Pero se olvidan de que lo esencial sigue estando en el verde. Si la Real no sube a Primera, tanto dará la discusión extradeportiva. Y si después de todo lo que está padeciendo este equipo, todavía está a tiro de los puestos de ascenso (cuatro puntos, nada insalvable), la mirada optimista obliga a pensar en lo mucho que se podría conseguir con una pizca de suerte.
Decía Lillo que todo el mundo cree que el Tenerife está haciendo una buena temporada y la Real no recibe más que palos, pero se da la circunstancia de que una victoria de los realistas mañana colocará al equipo txuri urdin por encima del canario en la clasificación. El tropiezo en casa ante el Eibar impidió que en esta jornada se pueda dar el salto a los puestos de ascenso, pero ganar en Tenerife metería a la Real en una buena racha de resultados (siete puntos de nueve posibles), olvidando aquella nefasta de seis semanas sin ganar, y permitiría pasar a unos cuantos de los seis equipos que le preceden en la tabla y se encuentran a tiro. El domingo por la noche las caras pueden ser mucho más optimistas de lo que han sido esta semana, en la que muchos se han escudado en la baja de Iñigo para prácticamente enterrar las opciones de ascenso. Nadie sube en noviembre. Eso no llega hasta junio.
Las estadísticas de la Real en Tenerife no son nada esclarecedoras. Los resultados generales no son especialmente positivos (tres victorias en 16 encuentros), pero las dos últimas visitas a la isla se saldaron con triunfo txuri urdin y en los últimos seis encuentros los locales no pudieron llevarse la victoria. En Primera, el Tenerife venció en seis ocasiones, perdió en dos y cuatro partidos finalizaron en empate. La última visita de la Real en la máxima categoría se produjo en la campaña 2001-2002, y entonces Luiz Alberto dio los tres puntos al conjunto txuri urdin con un solitario gol a la salida de un córner a poco de iniciarse el encuentro. La derrota más abultada de la Real en Tenerife fue su primera visita, 4-1 en la temporada 61-62.
En Segunda, una de cal y otra de arena. La primera visita, en la temporada 66-67, la del ascenso de Puertollano, se saldó con una derrota por 2-1. La segunda, la temporada pasada, la del no ascenso de Vitoria, finalizó con triunfo. Fue la última vez que la Real consiguió tres puntos en la pasada campaña, y aunque no se metió con esta victoria en puestos de ascenso, sí mantenía muy viva la llama de la ilusión. Víctor anotó el gol del triunfo saliendo desde el banquillo, en un partido de enorme sufrimiento, en el que los tinerfeños habían sido mucho mejores. No sufrió tanto la Real en ningún otro campo de Segunda en toda la temporada, a pesar de que Martí adelantó pronto a los realistas. Después empató el equipo local. Y cuando parecía más cercano el 2-1 que el 1-2, Víctor nos hizo soñar con que el ascenso era más que posible. Al final no lo fue. Que este año se den las dos circunstancias, ascenso y victoria en Tenerife. Nos merecemos esa alegría.
jueves, noviembre 13, 2008
¿Derbis? No, gracias...
"Éramos dos, ya somos tres, ya sólo falta el Alavés". Era uno de esos cánticos que se escuchaban en todos los campos vascos, también en Atotxa, cuando el Osasuna subió a Primera División allá por 1980. Entonces los derbis eran partidos hermosos, bonitos, entrañables, jornadas de hermandad y compañerismo por encima del resultado final o del juego de los equipos. Pero los últimos años, y sin que tenga por qué mediar mala fe o animadversión hacia la Real, los derbis son un reguero de malas noticias para nuestro equipo. No es esto un ataque a ningún otro equipo, sólo la constatación de que muchos días tristes para el equipo txuri urdin, muchas de las jornadas malditas, muchos de los malos recuerdos recientes han acontecido precisamente en derbis.
Cuando piensa en los derbis frente al Athletic de los últimos tiempos, le viene a la memoria el último. Aquella mano de Aduriz que un mal árbitro convirtió en penalti contra la Real supuso empezar la Liga con empate. ¿Hubiera descendido la Real de no tener esa ansiedad por la primera victoria que no llegó hasta el tramo final de la primera vuelta? Quién sabe. También podemos recordar que la primera derrota de la temporada del subcampeonato llegó en San Mamés, nada menos que en la jornada 20, y en un partido en el que se reclamaron sin suerte un puñado de penaltis, muchos de ellos de Aitor Ocio a Darko. O podríamos recordar los cánticos de "a Segunda, a Segunda" que en alguna ocasión nos dedicó el público bilbaíno. O aquel día en el que escupieron a Toshack, en su tercera etapa en el banquillo txuri urdin. Malos recuerdos. Muchos. Demasiados.
Cuando piensa en los derbis frente al Athletic de los últimos tiempos, le viene a la memoria el último. Aquella mano de Aduriz que un mal árbitro convirtió en penalti contra la Real supuso empezar la Liga con empate. ¿Hubiera descendido la Real de no tener esa ansiedad por la primera victoria que no llegó hasta el tramo final de la primera vuelta? Quién sabe. También podemos recordar que la primera derrota de la temporada del subcampeonato llegó en San Mamés, nada menos que en la jornada 20, y en un partido en el que se reclamaron sin suerte un puñado de penaltis, muchos de ellos de Aitor Ocio a Darko. O podríamos recordar los cánticos de "a Segunda, a Segunda" que en alguna ocasión nos dedicó el público bilbaíno. O aquel día en el que escupieron a Toshack, en su tercera etapa en el banquillo txuri urdin. Malos recuerdos. Muchos. Demasiados.
El último enfrentamiento contra Osasuna fue el que nos mandó a Segunda División. No fue aquel el día que bajó la Real, puesto que eso sucedió en Valencia, pero a tres jornadas del final era imprescindible ganar en el Reyno de Navarra. Después comprobamos que no hubiera bastado ni con las dos victorias que no llegaron ante Rácing (¡maldito penalti de Savio!) y Valencia. Había que ganar en Pamplona. Y el que ganó fue Osasuna, después de una semana de habladurías, en las que muchos quisieron acusar a priori a los rojillos de dejarse perderse y después guardaron un cobarde silencio. Con la afición del Osasuna incrédula y deseosa en muchos casos de que fuera su propio equipo el derrotado, era el mismo conjunto que la Real dejó en Primera siete años antes con su derrota en Anoeta el que dictaba la sentencia casi definitiva. Y cuentan las malas lenguas, agravando la leyenda, que algún maletín llegó al estadio pamplonica.
¿El Alavés? ¿Realmente hay que explicar los infaustos recuerdos que supondrá ya para siempre el partido de Vitoria de la temporada 2007-2008? ¿Cómo aquellos dos dramáticos minutos en el descuento convirtieron a la Real, que ya soñaba en Primera, en carne otra vez de Segunda División? Vitoria será siempre una ciudad de pesadilla para este equipo. Aunque aquel día la corrección fue absoluta desde la grada, también tenemos experiencia en deseos poco fraternales de descenso cuando las cosas iban mal dadas en Primera. Y eso que todo el mundo recuerda todavía a De Pedro pidiendo perdón por un gol que amenazaba la permanencia en la categoría de honor del Alavés (¿por qué nadie recordará que los dos goles alavesistas de aquel día fueron ilegales y sí el gesto del realista...?). Esta misma temporada, la visita a Anoeta del Alavés fue uno de los ya demasiados encuentros en los que el árbitro perjudicó a la Real, impidiendo la victoria y siquiera una simbólica vendetta por aquel triste día de junio de 2008 que nunca podremos olvidar.
Y ahora también el Eibar, el derbi guipuzcoano, nos deja malos recuerdos. Si ya el primer encuentro en Anoeta contra los armeros fue duro de digerir (aquel empate con un equipo convenido costó dos puntos que podrían haber bastado para que la Real estuviera hoy en Primera, y además con dos claros penaltis no señalados a favor del equipo txuri urdin), el del pasado sábado es la puntilla. La lesión de Iñigo Díaz de Cerio la estaremos lamentando durante meses. El bochorno de los incidentes del final, iniciados por la desastrosa actuación del árbitro, y a pesar de que no tendrá demasiadas consecuencias graves para la Real, seguramente estará en nuestra memoria durante años. Iñigo decía que no quiere volver a ver esas imágenes. Yo todavía las veo y sumo esa tragedia a la negra historia reciente de los derbis vascos.
Hace no tanto tiempo, el sorteo del calendario era ilusionante. Uno buscaba siempre las fechas de los derbis y también las de los partidos contra los grandes, Madrid y Barcelona. Los segundos forman parte ahora mismo de la Historia de este club por este infierno de Segunda que estamos padeciendo. Los primeros ya no me ilusionan, sino que me dan miedo. Tiemblo de pensar que quedan todavía dos derbis más esta temporada, y algún malicioso me ha sugerido ya la posibilidad de que el año que viene tengamos cinco o seis derbis en Segunda... o ninguno en Primera. De momento, e pasaré las semanas previas a los dos que restan esta campaña tocando madera, no vaya a ser que traigan más consecuencias negativas para la Real. ¿Derbis? No gracias, ahora por lo menos no...
Hace no tanto tiempo, el sorteo del calendario era ilusionante. Uno buscaba siempre las fechas de los derbis y también las de los partidos contra los grandes, Madrid y Barcelona. Los segundos forman parte ahora mismo de la Historia de este club por este infierno de Segunda que estamos padeciendo. Los primeros ya no me ilusionan, sino que me dan miedo. Tiemblo de pensar que quedan todavía dos derbis más esta temporada, y algún malicioso me ha sugerido ya la posibilidad de que el año que viene tengamos cinco o seis derbis en Segunda... o ninguno en Primera. De momento, e pasaré las semanas previas a los dos que restan esta campaña tocando madera, no vaya a ser que traigan más consecuencias negativas para la Real. ¿Derbis? No gracias, ahora por lo menos no...
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martes, noviembre 11, 2008
Un poco de justicia
Las quejas contra el árbitro González González estaban más que justificadas. Eso es lo que ha dejado claro el Comité de Competición, a pesar de que no ha entrado (porque no tenía denuncia para hacerlo) en algunos de los aspectos más polémicos de la actuación del colegiado. No evalúa por qué el árbitro se marcha sin anunciar la suspensión del encuentro a nadie o sin interesarse por el estado de salud de Lillo. No le recrimina que no pare el juego para atender a un jugador con la pierna rota. Y no adopta sanción alguna contra él, porque eso de la nevera está visto que se reserva para árbitros que se presenten en partidos más mediáticos. Pero todo lo que ha decidido Competición va en contra de la naturaleza de las decisiones de González González. Todo. Y eso debiera hacer reflexionar a muchos, empezando al propio colegiado y a todo el estamento arbitral.
Lo más relevante es la retirada de la tarjeta roja a Carlos Martínez, a quien sí se sumará una tarjeta amarilla. Dice Competición que de lo que el propio árbitro escribió en el acta, de sus explicaciones para expulsar al realista, "no se desprende que el jugador profiriera ningún tipo de expresión injuriosa o de menosprecio hacia ninguno de los miembros del equipo arbitral". En otras palabras, que la tarjeta roja fue un claro exceso que no tenía fundamento alguno. Un capricho de un árbitro más que demuestra que el nivel que tienen no es el mínimo exigible siquiera para la Segunda División. Esto adquiere una gravedad aún mayor si tenemos en cuenta que la expulsión fue el detonante de todos los incidentes que se produjeron a continuación, el botellazo a Lillo y la suspensión del encuentro.
Competición da por terminado el partido (con lo que el equipo txuri urdin ya suma 15 puntos y se coloca de nuevo décima en la clasificación, a cuatro puntos del ascenso), y aunque mucha gente no reparará en este detalle como refuerzo de la posición de la Real, lo cierto es que lo es y de forma muy notoria. El final es lo que debió decretar el árbitro, no había lugar para la suspensión, no era necesaria y sí muy dañina para los intereses de este club tan vapuleado desde tantos sitios. Y la supuesta gravedad de los incidentes que le lleva a tomar esa drástica decisión no debía ser tan grande si sólo merece una multa de 1.000 euros para la Real. Es decir, que fue un incidente aislado, un lanzamiento concreto que, siendo grave en sí mismo por lo que supone, no ponía en peligro ni el desarrollo del encuentro ni la integridad física de los participantes en el mismo.
De la jugada que acabó con la lesión de Iñigo Díaz de Cerio no hay nada en la resolución del Comité, puesto que no había reclamación alguna de las partes. Pero quizá convenga aclarar aún más lo sucedido en la jugada, puesto que sigue generando cierto debate. ¿Y quién mejor que Zigor, el guardameta del Eibar, para explicarlo? "Fui a jugar el balón, él se anticipó con la puntera y tuve la mala suerte de darle", ha dicho el portero armero. Esa es la definición perfecta de una falta. Iñigo toca el balón y el portero la pierna. Falta. Si hubieran sido dos jugadores cualesquiera en el centro del campo, nadie la discutiría. Por su situación y por su violencia, tarjeta roja. La lesión, por supuesto, es un accidente. No creo que haya nadie que piense que Zigor fue a lesionar a Iñigo, pero la falta es evidente y, con sus palabras, el portero la ha reconocido.
El Comité de Competición ha hecho, esta vez sí, un poco de justicia. Nada compensa lo vivido el sábado en Anoeta, pero al menos no tendrá consecuencias tan graves como algunos nos temíamos. Menos mal.
lunes, noviembre 10, 2008
Que no sea ésta su última imagen de txuri urdin
Hace sólo una semana estuve pensando escribir sobre Díaz de Cerio. Quería pedirle directamente que renovara por la Real. Porque casi todo el mundo parecía estar convencido de que no va a seguir en este equipo. Porque pocas veces vamos a encontrar un jugador más comprometido con este equipo, de nuestra cantera y que haya que tenido que pasar por tantos problemas para llegar a la primera plantilla y a la titularidad. Porque es un jugador de esos que tarda en ganarse el reconocimiento que merece desde el principio y ahora, por fin, lo tiene. No escribí entonces esta petición, tan fundamentada en lo futbolístico como en lo sentimental, por dos motivos. Primero, porque podía sonar oportunista después de marcar el gol de la victoria en Tarragona en el minuto 91. Y segundo porque no quiero interferir en asuntos internos del club que algunos sólo tratan para generar polémica.
Hoy tengo que hablar de la situación contractual de Iñigo Díaz de Cerio. Pero hoy el signo de lo que escribo es muy distinto y está teñido por una tristeza infinita por lo que vimos el sábado. Hoy a Iñigo sólo le puede hablar para decirle lo que sentimos todos los realistas, para desearle que se recupere lo más pronto posible, para asegurarle que llevo dos noches sin dormir bien porque todavía tengo en la retina la cruda imagen de su pierna quebrada, para garantizarle que no nos vamos a olvidar de él, por larga que pueda ser su ausencia. Pero a quien me dirijo hoy es al Consejo que preside Iñaki Badiola. Quiero pedirle que haga lo posible y lo imposible para que la imagen de Iñigo saliendo en camilla de Anoeta del pasado sábado no sea la última que tengamos de nuestro delantero con la camiseta txuri urdin.
Sé que Badiola le presentó en su día una oferta de renovación que, según se ha publicado, sigue en pie tras la lesión. Sé que Díaz de Cerio es uno de los jugadores que más molesto se ha mostrado en público con la gestión del Consejo. Sé que muchos ya dan por hecho que en breve habrá un nuevo Consejo, incluso hablan como si Badiola ya no estuviera en la Real (yo no seré tan irrespetuoso con la elección vigente de los accionistas, hasta que en una asamblea digan lo contrario). Pero a mí lo que me preocupa, y lo he dicho ya en muchas ocasiones, es lo que veo en el campo semana tras semana. Y me resisto a creer que esa triste imagen sea la última que tenga de Iñigo Díaz de Cerio en la Real. No quiero creerlo. Y sé que es posible que sea así, puesto que el 9 realista (por fin era el 9 de verdad) termina contrato el próximo 30 de junio y en poco más de mes y medio puede firmar ya con cualquier otro equipo.
La alternativa en el primer equipo se la dio Gonzalo Arconada en el Vicente Calderón. Yo estaba allí. Sólo fueron cinco minutos para un debut tardío. Tenía ya 22 años cuando defendió por primera vez a la Real. Arconada le dio dos partidos más, pero Bakero no le sacó ni una sola vez en la temporada de su estreno en Primera, y no tuvo demasiada fe en él durante su breve estancia en el banquillo txuri urdin la campaña siguiente. Marcó su primer gol ante el Sevilla, en Anoeta, y yo también estaba allí. Salió en el minuto 78 y marcó en el 91. Un gol inútil, puesto que se perdió 1-3. Ese fue uno de los estigmas contra los que tuvo que luchar Iñigo: que sus goles no servían para sumar puntos. Otro, que necesitaba cinco ocasiones para meter una. Y el más importante, que nadie le veía como delantero titular de la Real. Lotina llegó incluso a preferir a Herrera, de largo uno de los peores jugadores que jamás han vestido la camiseta txuri urdin.
Contra todo esto ha tenido que luchar Iñigo. Y la pasada temporada, en la que tampoco era un fijo en la primera vuelta para Chris Coleman, acabó convenciendo por fin a todos. Por fin. Mientras el llamado a ser el goleador de este equipo, Delibasic, anotó seis tantos, Iñigo marcó 16. Todos menos el de Soria y el de Vitoria sirvieron para sumar puntos. Se había ganado por fin el derecho a llevar el 9 a la espalda, y así empezó esta segunda temporada en el infierno de Segunda. Con el 9. El goleador era él. Y ya llevaba cuatro goles, mejorando con creces sus cifras de la pasada temporada a estas alturas.
¿Fue el sábado la última vez que le hemos visto vestido de txuri urdin? Mantendré la ilusión por volver a verle con la camiseta de la Real hasta que alguien me diga lo contrario. Porque Iñigo va a ser todavía mejor jugador cuando vuelva. Y ojalá lo haga en Anoeta.
Hoy tengo que hablar de la situación contractual de Iñigo Díaz de Cerio. Pero hoy el signo de lo que escribo es muy distinto y está teñido por una tristeza infinita por lo que vimos el sábado. Hoy a Iñigo sólo le puede hablar para decirle lo que sentimos todos los realistas, para desearle que se recupere lo más pronto posible, para asegurarle que llevo dos noches sin dormir bien porque todavía tengo en la retina la cruda imagen de su pierna quebrada, para garantizarle que no nos vamos a olvidar de él, por larga que pueda ser su ausencia. Pero a quien me dirijo hoy es al Consejo que preside Iñaki Badiola. Quiero pedirle que haga lo posible y lo imposible para que la imagen de Iñigo saliendo en camilla de Anoeta del pasado sábado no sea la última que tengamos de nuestro delantero con la camiseta txuri urdin.
Sé que Badiola le presentó en su día una oferta de renovación que, según se ha publicado, sigue en pie tras la lesión. Sé que Díaz de Cerio es uno de los jugadores que más molesto se ha mostrado en público con la gestión del Consejo. Sé que muchos ya dan por hecho que en breve habrá un nuevo Consejo, incluso hablan como si Badiola ya no estuviera en la Real (yo no seré tan irrespetuoso con la elección vigente de los accionistas, hasta que en una asamblea digan lo contrario). Pero a mí lo que me preocupa, y lo he dicho ya en muchas ocasiones, es lo que veo en el campo semana tras semana. Y me resisto a creer que esa triste imagen sea la última que tenga de Iñigo Díaz de Cerio en la Real. No quiero creerlo. Y sé que es posible que sea así, puesto que el 9 realista (por fin era el 9 de verdad) termina contrato el próximo 30 de junio y en poco más de mes y medio puede firmar ya con cualquier otro equipo.
La alternativa en el primer equipo se la dio Gonzalo Arconada en el Vicente Calderón. Yo estaba allí. Sólo fueron cinco minutos para un debut tardío. Tenía ya 22 años cuando defendió por primera vez a la Real. Arconada le dio dos partidos más, pero Bakero no le sacó ni una sola vez en la temporada de su estreno en Primera, y no tuvo demasiada fe en él durante su breve estancia en el banquillo txuri urdin la campaña siguiente. Marcó su primer gol ante el Sevilla, en Anoeta, y yo también estaba allí. Salió en el minuto 78 y marcó en el 91. Un gol inútil, puesto que se perdió 1-3. Ese fue uno de los estigmas contra los que tuvo que luchar Iñigo: que sus goles no servían para sumar puntos. Otro, que necesitaba cinco ocasiones para meter una. Y el más importante, que nadie le veía como delantero titular de la Real. Lotina llegó incluso a preferir a Herrera, de largo uno de los peores jugadores que jamás han vestido la camiseta txuri urdin.
Contra todo esto ha tenido que luchar Iñigo. Y la pasada temporada, en la que tampoco era un fijo en la primera vuelta para Chris Coleman, acabó convenciendo por fin a todos. Por fin. Mientras el llamado a ser el goleador de este equipo, Delibasic, anotó seis tantos, Iñigo marcó 16. Todos menos el de Soria y el de Vitoria sirvieron para sumar puntos. Se había ganado por fin el derecho a llevar el 9 a la espalda, y así empezó esta segunda temporada en el infierno de Segunda. Con el 9. El goleador era él. Y ya llevaba cuatro goles, mejorando con creces sus cifras de la pasada temporada a estas alturas.
¿Fue el sábado la última vez que le hemos visto vestido de txuri urdin? Mantendré la ilusión por volver a verle con la camiseta de la Real hasta que alguien me diga lo contrario. Porque Iñigo va a ser todavía mejor jugador cuando vuelva. Y ojalá lo haga en Anoeta.
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domingo, noviembre 09, 2008
Indignación
Éste es José Luis González González, el lamentable árbitro que pasó ayer por Anoeta, en el momento de su cobarde huída sin que el partido que arbitraba hubiera finalizado. Ver lo que ha escrito en el acta del partido frente al Eibar acentúa aún más, si es que eso es posible, la sensación de indignación con la que cualquier realista acabó ayer. El mismo tipo que no vio infracción alguna en la entrada que va a tener de baja a Iñigo Díaz de Cerio durante muchos meses, sí expulsó a Carlos Martínez en el descuento del partido. ¿Por qué? Según explica en ese acta por "levantarse del banquillo dando gritos con los brazos en alto y protestando reiteradamente diciendo: 'Ya está bien con vosotros, vosotros tenéis la culpa de todo'".
Ésta es la explicación que da de la suspensión del partido (porque, ojo, está suspendido; el árbitro mintió a los capitanes y delegados cuando les dijo que estaba finalizado): "En el minuto 89 cuando se tenía que reanudar el juego mediante un saque de banda a favor del equipo visitante a la altura del centro del campo en la zona de banquillos,fue requerida mi presencia por el asistente nº1 para comunicarme que debía expulsar al jugador nº20 de la Real Sociedad.Estando junto al banquillo local, al serle mostrada la tarjeta roja al citado jugador, desde la tribuna que se encuentra detrás del banquillo de dicho equipo, se lanzó hacia el terreno de juego una botella de plástico medio llena y cerrada con tapón, que impactó en el entrenador de dicho equipo D.Juan Manuel Lillo Diez, cayendo éste al suelo y provocándole una brecha en la frente por la que tuvo que ser atendido. A continuación nos retiramos al vestuario dando el partido por suspendido".
Es utópico pensar que alguien va a adoptar alguna medida contra este árbitro por suspender un partido sin motivo, por no explicarlo en el acta, por no tener ni idea de fútbol o por ir a un campo de fútbol a provocar a un equipo y a su afición. Pero nos queda el recurso del pataleo. De decir lo indignados que estamos con estas situaciones. Manifestar lo hartos que estamos de que la Real sea perjudicada día sí y día también. De que nos quiten la ilusión por cosas que no tienen nada que ver con el deporte y el rendimiento de nuestros jugadores. Y lo digo. Alto y claro. Yo no me voy a esconder, como sí que estoy seguro que van a hacer todos los organismos federativos y arbitrales. Lo de ayer fue un atropello, una vergüenza, una infamia. Y acaba con el peor de los resultados posibles: con un jugador lesionado y de baja por muchos meses. Y con una afición, la nuestra, provocada por un árbitro.
Decir "ya está bien con vosotros, vosotros tenéis la culpa de todo" es merecedor de tarjeta roja. Esto de ahí abajo, en cambio, es una "fortuita ". Lo dice también el árbitro en el acta. Si el árbitro tuviera conciencia, después de ver esta foto de aquí abajo le tendría que costar trabajo conciliar el sueño. Pero lo dudo mucho.
Ésta es la explicación que da de la suspensión del partido (porque, ojo, está suspendido; el árbitro mintió a los capitanes y delegados cuando les dijo que estaba finalizado): "En el minuto 89 cuando se tenía que reanudar el juego mediante un saque de banda a favor del equipo visitante a la altura del centro del campo en la zona de banquillos,fue requerida mi presencia por el asistente nº1 para comunicarme que debía expulsar al jugador nº20 de la Real Sociedad.Estando junto al banquillo local, al serle mostrada la tarjeta roja al citado jugador, desde la tribuna que se encuentra detrás del banquillo de dicho equipo, se lanzó hacia el terreno de juego una botella de plástico medio llena y cerrada con tapón, que impactó en el entrenador de dicho equipo D.Juan Manuel Lillo Diez, cayendo éste al suelo y provocándole una brecha en la frente por la que tuvo que ser atendido. A continuación nos retiramos al vestuario dando el partido por suspendido".
Es utópico pensar que alguien va a adoptar alguna medida contra este árbitro por suspender un partido sin motivo, por no explicarlo en el acta, por no tener ni idea de fútbol o por ir a un campo de fútbol a provocar a un equipo y a su afición. Pero nos queda el recurso del pataleo. De decir lo indignados que estamos con estas situaciones. Manifestar lo hartos que estamos de que la Real sea perjudicada día sí y día también. De que nos quiten la ilusión por cosas que no tienen nada que ver con el deporte y el rendimiento de nuestros jugadores. Y lo digo. Alto y claro. Yo no me voy a esconder, como sí que estoy seguro que van a hacer todos los organismos federativos y arbitrales. Lo de ayer fue un atropello, una vergüenza, una infamia. Y acaba con el peor de los resultados posibles: con un jugador lesionado y de baja por muchos meses. Y con una afición, la nuestra, provocada por un árbitro.
Decir "ya está bien con vosotros, vosotros tenéis la culpa de todo" es merecedor de tarjeta roja. Esto de ahí abajo, en cambio, es una "fortuita ". Lo dice también el árbitro en el acta. Si el árbitro tuviera conciencia, después de ver esta foto de aquí abajo le tendría que costar trabajo conciliar el sueño. Pero lo dudo mucho.
Ya no creo en el fútbol, porque ya he visto demasiadas cosas en los últimos años como para mantener intacta la ingenuidad, la inocencia y la ilusión. Pero ni siquiera un sinvergüenza como el que ayer pasó por Anoeta conseguirá que deje de creer en la Real. ¡Ánimo, Iñigo! Tu entereza es el orgullo de todos los que llevamos este escudo en el corazón y no nos vamos a olvidar de ti en ningún momento. Y aúpa Real, ganemos lo que parece que algunos tienen tanto interés en quitarnos. Yo no me voy a rendir. Nunca por lo que puedan hacer miserables como el árbitro que pasó ayer por Anoeta.
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sábado, noviembre 08, 2008
REAL SOCIEDAD 0 - EIBAR 0. ¿Qué más nos tienen que hacer?
Ya sólo hay una pregunta posible: ¿qué más le tienen que hacer a la Real para que hablemos claramente de lo que le está sucediendo a este equipo? Hoy un árbitro, uno más, ha decidido que la Real sea un equipo perjudicado, vilipendiado, ninguneado y despreciado. Hoy se ha visto en Anoeta una de esas imágenes terribles, que uno no quiere ver. A Díaz de Cerio le han roto la pierna. Corría para interceptar una mala cesión de la defensa eibarresa a su portero y éste le ha dado una patada (buscando el balón, involuntaria por tanto y no hay nada que achacar al meta visitante, pero patada al fin y al cabo que se debe arbitrar) con el dramático resultado que se puede ver en la imagen. El despreciable árbitro del partido, y me contengo para no escribir nada peor, ni siquiera ha detenido el partido para ver cómo estaba. Los médicos de la Real han saltado al campo incluso con el balón en juego. Todo el mundo ha visto la gravedad de la situación. El miserable árbitro del encuentro no. No me importa que sea penalti o no. Me importa lo que ha hecho el árbitro. Y lo que ha hecho sólo merece ese calificativo: miserable.
A mí se han saltado las lágrimas al ver las imágenes de Iñigo pidiendo, a gritos, desesperado, que alguien saliera a atendarle. Se me han saltado las lágrimas por lo duro que es que un profesional ejemplar pase por un trance tan duro como éste, pero también porque esto empieza a no ser el deporte que a todos nos ilusionó de críos. Insisto, no lo digo porque sea penalti o no la jugada, que todavía no he visto bien. Lo digo por la actitud. Hoy he terminado de perder toda la inocencia que tenía. Toda la que no perdí cuando a la Real se le privó de ganar su tercer título de Liga con demasiadas decisiones discutibles en contra a las que hubo que poner buena cara. Toda la inocencia que no perdí cuando a Aranburu le destrozaron la rodilla en Santander y el árbitro no señaló ni siquiera una miserable falta. Toda la que no perdí cuando se machacaba a la Real en la primera vuelta de la temporada en la que descendió a Segunda. Y toda la que no perdí cuando ni siquiera con una conversación en la que se hablaba de la compra de un partido se quiso investigar en los lodazales del fútbol español. Hoy he perdido toda la que me restaba.
Y el partido ya me da igual. No me importa si la Real ha jugado bien o mal. Si el Eibar ha podido ganar o no. Si el resultado es justo o injusto. Lo único que me importa es que el deporte que yo quería no es ya el que veo sobre el césped. Llevamos una temporada en la que ya habían lesionado a un jugador realista en el campo, a Xabi Prieto. Y a nadie le importó. Lo de hoy es todavía más grave. Y ni me he enterado siquiera si la jugada ha sido dentro o fuera del área, si hay infracción o no. Es que el árbitro ni siquiera he tenido la dignidad humana y profesional de detener el partido. ¿A qué esperaba? ¿A que tiraran el balón fuera alguno de los 21 jugadores que todavía estaban sobre el campo en perfectas condiciones? ¿Es para eso para lo que están los árbitros en el campo? Ya está bien de jugar con el trabajo de un equipo que ya no tiene capacidad para aguantar más reveses e injusticias. Ya está bien.
Incluso cuando escribo esto, hago un esfuerzo titánico para contener las lágrimas, porque no es normal lo que sucede con este equipo. Ni siquiera es normal el esperpento con el que ha finalizado el encuentro. Cuando estábamos ya en el tiempo de descuento, un soberano imbécil ha lanzado algo al terreno de juego, no ha podido identificar siquiera qué tipo de objeto era. Y ha alcanzado a Lillo, que incluso tenía una brecha que han tenido que atender los médicos. Y el árbitro, de forma cobarde y rastrera, sin hablar siquiera con los capitanes de ambos equipos, ha huído a los vestuarios, dando el encuentro por finalizado. Como nos sucedió en Vitoria el año pasado sin que a nadie le importara aquel triste partido no había acabado todavía. Y ha huído porque no tiene la conciencia tranquila. No le ha importado si Lillo estaba bien o mal. Sólo le importa lo suyo. Y lo suyo no es sólo lo que le pueda pasar hoy en Anoeta, porque si no es difícil encontrar otra explicación.
Algunos querrán mirar para otro lado ante estos hechos, que incluso podrían acabar con el cierre de Anoeta (¿por qué no?; seguro que tendremos otro agravio comparativo en contra de la Real, después de que en Málaga un botellazo a Lillo no tuviera la más mínima sanción). Pero lo que está claro es que el energümeno que ha tirado el objeto apuntaba al árbitro, que en este momento estaba junto a Lillo, después de expulsar a Carlos Martínez todavía no sabemos por qué, un jugador que ni siquiera estaba jugando y desde luego no le ha roto la pierna a nadie. Yo hace tiempo que tengo claro que hay árbitros que generan violencia en los terrenos de juego. Nadie más parecer querer verlo en esa burbuja de cristal en la que queremos meter nuestro fútbol, ajenos a lo que sucede en el resto del mundo. Hay violencia en nuestra Liga y una de las causas, una, insisto, son algunos arbitrajes. ¿Que no queremos verlo? Pues nada, hasta la siguiente que vivimos como la de hoy.
"Si te dijera realmente lo que pienso...". "Estos son de los que se cobran la vendetta si lo dices". "Si lo de Mikel en Santander no fue ni falta, ¿cómo vamos a esperar que hoy nos pite penalti?". "Menos mal que hablé la semana pasada ganada, la hostira, menos mal que hablé la semana pasada ganando, joder". "Se ha hecho el campeón y p'alante, y se ha marchado del campo sin saber cómo estaba yo". Todo esto lo ha dicho Lillo en la rueda de prensa, notándose toda la rabia que ha tenido que ocultar en su interior. Más claro el agua. Y ya está bien. Porque si a todas las brechas que se han generado desde dentro en este barco desgraciado que es la Real le sumamos las que nos están haciendo desde fuera, el naufragio es difícil de evitar. Y yo no sé si merece la pena.
Creo que nunca me ha costado tanto ponerme a escribir después de un partido de la Real. Y de verdad que no tengo ganas de analizar nada. Lo único que me preocupa es lo que he visto, lo de Iñigo, al que mando desde aquí y seguro que en nombre de todos los que pasáis por aquí un inmenso abrazo y todo el ánimo del mundo. También me preocupa lo que le están haciendo a esta Real. Y eso hace que tenga que haber un replanteamiento total. Porque yo ya no sé si esto merece la pena. Hoy tengo la sensación de que todo está en contra de la Real. Los accidentes que nos tienen ya muy mermada una plantilla de por sí corta. Los balones que no entran, los partidos que no se ganan. Pero desde luego también está en nuestra contra lo que está por encima de la Real, la justicia deportiva, las instancias que tienen que velar por la integridad de la competición. Ya no se puede decir de otra forma porque los ejemplos nos sobran. Nos estafaron en Alicante. Nos perjudicaron con el Castellón. Nos escamotearon dos penaltis contra el Alavés. ¿Dónde estaría la Real con todo esto? ¿Y con los goles que Iñigo tenía que marcar en lo que quedaba de temporada? Hoy sólo siento rabia y ganas de llorar.
viernes, noviembre 07, 2008
PREVIA Real Sociedad - Eibar. A consolidar la recuperación
La Real se enfrenta a una gran ocasión de consolidar la recuperación iniciada con el gol de Díaz de Cerio en Tarragona. Y lo hace en una cita ideal, un derbi en San Sebastián (sábado, 18.30 horas, Anoeta, ETB-1; ningún canal autonómico más ofrece el partido y seguimos queriendo ver a la Real fuera de Euskadi, aunque sea clamar en el desierto). Rota ya la racha de seis jornadas sin ganar, el equipo txuri urdin afronta el nuevo reto de devolver a Anoeta el carácter de fortín, necesario, incluso imprescindible, para acometer el asalto a la Primera División. La victoria ante el Nastic será importante si se recupera el aroma del triunfo en Anoeta. Sumar otra vez de tres en tres daría mucho más que un salto en la clasificación. Daría más moral a un equipo que hace una semana parecía haber perdido demasiada. Y a su afición, sobre todo a su afición.
Para este partido, Lillo contará con los mismos 18 jugadores que desplazó a Tarragona. Ansotegi es el jugador de la primera plantilla (junto al apartado Mikel Alonso) que se ha quedado fuera de la lista. El central ya está recuperado de su lesión, pero tiene todavía algunas molestias, por lo que el técnico realista ha preferido no forzarle. Por lo visto en los entrenamientos, parece que volverá la defensa de cuatro. Carlos Martínez ha tenido molestias también durante la semana, pero todo apunta a que será titular, junto a Mikel González, Labaka y Castillo. Si no pudiera jugar el navarro, su sustituto sería lógicamente Gerardo, que parece haber perdido el carácter de intocable que tenía para Lillo a comienzos de temporada. Dramé volverá al banquillo tras debutar hace seis días con la camiseta txuri urdin en partido liguero.
Al sacrificar un defensa, parece seguro el regreso de Sergio al once titular, que formaría en el centro del campo con Markel (Lillo parece apostar por Rivas para los partidos como visitante y por el canterano para los de Anoeta), Aranburu y Marcos. La duda sería el hombre que jugaría por la derecha. Moha respondió bien en Tarragona e incluso anotó el primer gol, pero fue uno de los sustituidos por Lillo. Estrada está en la recámara e incluso el técnico ha probado en Zubieta con Necati en esa posición. Díaz de Cerio es inamovible en la delantera, y más después de ese tanto salvador en tierras catalanas. Agirretxe, que semana tras semana sigue demostrando en Zubieta que merece más minutos, forma parte de la convocatoria. Se está convirtiendo en habitual de las listas, y eso es ya una magnífica noticia. Ahora necesita minutos.
Muchos siguen teniendo la mirada fuera del terreno de juego, en el informe que hoy tienen que presentar los administradores concursales al juez, pero lo importante sigue siendo lo que suceda en Anoeta el sábado. Es una jornada con muchos duelos directos entre los equipos que ahora mismo están por delante de la Real, y aunque no se alcanzarán los puestos de ascenso todavía (la distancia es de tres puntos con respecto al Zaragoza, tercero, pero todavía tenemos seis equipos por delante fuera de esas posiciones de privilegio), lo cierto es que sumar tres puntos dejaría a la Real ya metida de lleno en la lucha por el ascenso. El Eibar llega sólo dos puntos por debajo del equipo txuri urdin, pero las apreturas de la clasificación hacen que una derrota le pueda meter en puestos de descenso.
Para este partido, Lillo contará con los mismos 18 jugadores que desplazó a Tarragona. Ansotegi es el jugador de la primera plantilla (junto al apartado Mikel Alonso) que se ha quedado fuera de la lista. El central ya está recuperado de su lesión, pero tiene todavía algunas molestias, por lo que el técnico realista ha preferido no forzarle. Por lo visto en los entrenamientos, parece que volverá la defensa de cuatro. Carlos Martínez ha tenido molestias también durante la semana, pero todo apunta a que será titular, junto a Mikel González, Labaka y Castillo. Si no pudiera jugar el navarro, su sustituto sería lógicamente Gerardo, que parece haber perdido el carácter de intocable que tenía para Lillo a comienzos de temporada. Dramé volverá al banquillo tras debutar hace seis días con la camiseta txuri urdin en partido liguero.
Al sacrificar un defensa, parece seguro el regreso de Sergio al once titular, que formaría en el centro del campo con Markel (Lillo parece apostar por Rivas para los partidos como visitante y por el canterano para los de Anoeta), Aranburu y Marcos. La duda sería el hombre que jugaría por la derecha. Moha respondió bien en Tarragona e incluso anotó el primer gol, pero fue uno de los sustituidos por Lillo. Estrada está en la recámara e incluso el técnico ha probado en Zubieta con Necati en esa posición. Díaz de Cerio es inamovible en la delantera, y más después de ese tanto salvador en tierras catalanas. Agirretxe, que semana tras semana sigue demostrando en Zubieta que merece más minutos, forma parte de la convocatoria. Se está convirtiendo en habitual de las listas, y eso es ya una magnífica noticia. Ahora necesita minutos.
Muchos siguen teniendo la mirada fuera del terreno de juego, en el informe que hoy tienen que presentar los administradores concursales al juez, pero lo importante sigue siendo lo que suceda en Anoeta el sábado. Es una jornada con muchos duelos directos entre los equipos que ahora mismo están por delante de la Real, y aunque no se alcanzarán los puestos de ascenso todavía (la distancia es de tres puntos con respecto al Zaragoza, tercero, pero todavía tenemos seis equipos por delante fuera de esas posiciones de privilegio), lo cierto es que sumar tres puntos dejaría a la Real ya metida de lleno en la lucha por el ascenso. El Eibar llega sólo dos puntos por debajo del equipo txuri urdin, pero las apreturas de la clasificación hacen que una derrota le pueda meter en puestos de descenso.
Real Sociedad y Eibar sólo se han cruzado en una ocasión en partido liguero, y fue lógicamente la temporada pasada. El empate a uno final refleja el mal encuentro que se vio en Anoeta. Eso sí, el protagonista principal fue el árbitro, que escamoteó dos claros penaltis a favor del equipo txuri urdin. El horrendo juego de ambos equipos encontró un injusto premio en sendos goles. Se adelantaron los eibarreses ya en la segunda parte, y empataron los locales casi de inmediato, al aprovechar Díaz de Cerio un garrafal error de la defensa armera. Se soñó con la victoria, pero se hico poco por lograrla. Tras la exhibición en Córdoba y el mal encuentro en Castellón, la Real, ya con todos sus fichajes del mercado de invierno y con Eizmendi en el banquillo, no conseguía arrancar, algo que haría precisamente a partir de este encuentro, aunque al final no fuera suficiente para subir a Primera. El Eibar, entonces club convenido, nos privó de dos puntos vitales en la lucha por el ascenso.
miércoles, noviembre 05, 2008
Con victorias no hay noticias negativas
Uno de los fenómenos más curiosos que rodea actualmente a la Real Sociedad es el cambiante nivel de noticias que se genera en función de los resultados del equipo sobre el campo. ¿Que la Real pierde? Parece que todo se hunde, hay noticias (siempre negativas) sobre la relación con la Diputación, con la Kutxa, con los jugadores... ¿Que la Real gana? Curiosamente, las malas noticias desaparecen y las polémicas se aparcan. Quizá los aficionados, con nuestro estado de ánimo, tenemos más poder del que creemos. Quizá hemos conseguido que algunos medios de comunicación piensen que van a tener peor aceptación si provocan polémicas en momentos de felicidad, aunque sea efímera. Quizá por eso esta semana sólo se habla de lo bueno que puede venir si se gana al Eibar.
El sábado los aficionados cantamos con locura el gol de Díaz de Cerio en el minuto 92 del partido frente al Nastic. Eran tres puntos vitales, una victoria imprescindible, pero no por la clasificación, sino por mantener vivo ese ánimo. Por seguir pensando que la Real nos va a seguir dando alegrías (donde debe darlas, en el césped). Todos los aficionados sabíamos del valor real de ese triunfo. Y era un triunfo necesario, independientemente del juego que se practicara. Y Lillo tiene razón al responder a las críticas que ha provocado ese juego. Cuando se juega bien y no se gana, se pide un juego más práctico. Cuando se gana con ese juego, se critica el juego y se prescinde del resultado. Antes del partido, casi nadie hablaba en la prensa de esa importancia. Eran más relevantes otros asuntos. Qué curioso que después del partido no sea igual.
Lo del mal juego es todo lo negativo que hemos podido leer durante lo que llevamos de semana en los medios que siguen la actualidad de la Real. Y sin demasiada insistencia, la verdad. En las últimas semanas, en medio de esa nefasta racha del equipo de seis semanas sin ganar, siempre había espacio para noticias relacionadas con lo extradeportivo (insisto, todas ellas negativas). Pero esta semana no. Esta semana la información se limita a las declaraciones que hacen en Zubieta los futbolistas de la Real tras los entrenamientos. Algún detalle sobre el derbi del próximo sábado. Y algún que otro rayo de esperanza, pensando en la remontada del equipo la temporada pasada que propició otra victoria en el descuento, la que se logró ante el Granada 74 en Motril.
Y me parece curioso que se haya prescindido en muchos medios del comunicado que sacó ayer la Real sobre el dinero que la Diputación entregó al club para su reparto a otros equipos de la provincia. Es un asunto que ha ocupado y preocupado a muchos periodistas y seguidores en las últimas fechas. ¿Hemos llegado a una situación en la que hay medios dispuestos a vetar lo que diga la propia Real Sociedad? ¿No tenemos derecho los aficionados a saber lo que diga el club, por muy cierto o muy falso que pueda ser, en defensa de sus posiciones? ¿De verdad les importa tanto a algunos la caída de Badiola como para ningunear de esta forma al club y a sus aficionados?
Que sigan haciendo lo que quieran. A mí lo que me preocupa es que la Real gane el sábado. Me preocupa mucho más que cualquier otra cosa. Porque la Real sigue siendo eso, un equipo de fútbol y toda la gente que tiene detrás.
El sábado los aficionados cantamos con locura el gol de Díaz de Cerio en el minuto 92 del partido frente al Nastic. Eran tres puntos vitales, una victoria imprescindible, pero no por la clasificación, sino por mantener vivo ese ánimo. Por seguir pensando que la Real nos va a seguir dando alegrías (donde debe darlas, en el césped). Todos los aficionados sabíamos del valor real de ese triunfo. Y era un triunfo necesario, independientemente del juego que se practicara. Y Lillo tiene razón al responder a las críticas que ha provocado ese juego. Cuando se juega bien y no se gana, se pide un juego más práctico. Cuando se gana con ese juego, se critica el juego y se prescinde del resultado. Antes del partido, casi nadie hablaba en la prensa de esa importancia. Eran más relevantes otros asuntos. Qué curioso que después del partido no sea igual.
Lo del mal juego es todo lo negativo que hemos podido leer durante lo que llevamos de semana en los medios que siguen la actualidad de la Real. Y sin demasiada insistencia, la verdad. En las últimas semanas, en medio de esa nefasta racha del equipo de seis semanas sin ganar, siempre había espacio para noticias relacionadas con lo extradeportivo (insisto, todas ellas negativas). Pero esta semana no. Esta semana la información se limita a las declaraciones que hacen en Zubieta los futbolistas de la Real tras los entrenamientos. Algún detalle sobre el derbi del próximo sábado. Y algún que otro rayo de esperanza, pensando en la remontada del equipo la temporada pasada que propició otra victoria en el descuento, la que se logró ante el Granada 74 en Motril.
Y me parece curioso que se haya prescindido en muchos medios del comunicado que sacó ayer la Real sobre el dinero que la Diputación entregó al club para su reparto a otros equipos de la provincia. Es un asunto que ha ocupado y preocupado a muchos periodistas y seguidores en las últimas fechas. ¿Hemos llegado a una situación en la que hay medios dispuestos a vetar lo que diga la propia Real Sociedad? ¿No tenemos derecho los aficionados a saber lo que diga el club, por muy cierto o muy falso que pueda ser, en defensa de sus posiciones? ¿De verdad les importa tanto a algunos la caída de Badiola como para ningunear de esta forma al club y a sus aficionados?
Que sigan haciendo lo que quieran. A mí lo que me preocupa es que la Real gane el sábado. Me preocupa mucho más que cualquier otra cosa. Porque la Real sigue siendo eso, un equipo de fútbol y toda la gente que tiene detrás.
sábado, noviembre 01, 2008
NASTIC 1 - REAL SOCIEDAD 2. Y por fin un poco de suerte
La primera victoria de la Real fuera de casa ha llegado cuando más se necesitaba. Y ha llegado tras un partido como poco curioso. Cuando más mereció el equipo txuri urdin coger una ventaja holgada en el marcador, por juego que no por ocasiones claras, no se consiguió. Y en el tramo final, cuando más apretó el Nastic, fue cuando se logró la victoria. Con un gol en el descuento. Por fin con un poco de suerte. Por fin. Una suerte merecida ya después de tantas desgracias como ha vivido la Real esta temporada. Díaz de Cerio, otra vez, ha ejercido el papel de líder de este equipo con un tanto en el minuto 92. Un partido raro, que debió acabar 0-1, que pudo haber acabado 2-1 a favor del Nastic pero que al final acabó 1-2. Así es el fútbol. Hoy se ha disfrutado a ratos, se ha pasado mal en el tramo final y la sonrisa con la que hemos acabado compensa el sufrimiento.
Sorprendió Lillo con la alineación, dando la alternativa liguera a Dramé en una defensa de tres, junto a un Labaka que estuvo muy bien y un Mikel González que parece algo más perdido cuando no es el jefe de la zaga. Tras un arranque entusiasta del Nastic sin apenas llegadas de peligro, la Real cogió el dominio del centro del campo. Sin grandes alardes, sin que Aranburu dominara el juego y sin que Rivas se convirtiera en el coloso que debe de ser en Segunda. Había espacios muy abiertos en el centro del campo, y el Nastic parecía sacar más provecho. Pero poco a poco la Real fue creciendo y provocando situaciones de peligro, que no ocasiones claras, que de eso el partido escaseó en las dos áreas.
Y entonces llegó el gol de Moha. El marroquí se estrenó como goleador con la camiseta txuri urdin (hoy, por primera vez fuera de casa, realmente de txuri urdin; los supersticiosos van a odiar la camiseta verde y amarilla...) con un auténtico golazo, un empalme al borde del área de un despeje que caía llovido y que colocó junto al palo, a la izquierda del meta local y botando justo delante de sus narices. Gran gol, en el momento preciso. Cobrar ventaja en el marcador tranquilizó mucho el juego de la Real, y el equipo de Lillo disfrutó de sus mejores minutos hasta que el árbitro envió a los equipos a los vestuarios. En la segunda parte cambió algo la decoración en favor del equipo local, pero aunque el balón rondaba el área realista Bravo apenas tuvo que intervenir.
El dominio del Nastic de la segunda parte, sobre todo del tramo final, se ha debido al empuje tarraconense, a la pérdida de tono realista en el centro del campo (los cambios no le suelen sentar bien al equipo y eso sí hay que evaluarlo) y a un tercer detalle más, uno del que nadie va a escribir muchas líneas mañana en la prensa, uno que a mí me sigue mosqueando porque ya no parecen excepciones: el arbitraje. El tinte casero se vio, sobre todo, en los segundos 45 minutos, cuando bombardeó a la Real con faltas al borde de su propia área, algunas provocaron rostros de asombro en los propios jugadores del Nastic, otra costó una tarjeta amarilla a Dramé por protestar. Otra costó el gol, auqnue luego llegara por medio de un magnífico libre directo de Moisés. La falta de Aranburu sólo la vio el colegiado. "Lo que nos faltaba", dijo Lillo tras el partido cuando le confirmaron que no había infracción alguna. Mikel González apuntaba la clave de estas decisiones del árbitro, al explicar que "lo que hace es no dejarte salir". Son ya muchos los errores en contra de la Real este año y la ingenuidad se acaba.
Cuando casi nadie esperaba que el marcador se moviera, llegó la jugada crucial. Díaz de Cerio, que parecía ya muy desesperado (él mismo lo confesó tras el encuentro), engancha un balón al borde del área y lo pone junto al palo, rasito, colocado, dejando al portero congelado. Este balón lo pelea Agirretxe, como antes el propio De Cerio con su pelea había provocado el rechace que acabó en el gol de Moha. Esta delantera nacida en Zubieta vale su peso en oro y eso hay que aprovecharlo. Porque tenemos una buena generación que hay que valorar en su justa medida. Los Carlos Martínez, Castillo, Markel (hoy no ha jugado), Díaz de Cerio y Agirretxe son la auténtica Real que todos queremos.
La Real mereció ganar los partidos frente Alavés y Xerez en Anoeta, y debió salir de Alicante con los tres puntos pero el árbitro lo impidió. Hoy es bastante probable que el Nastic se sienta acreedor al menos al empate, pero el tópico es cierto: el fútbol es así. Hoy la suerte ha sonreído, y la Real se merecía un desenlace feliz como éste. Se rompe una dolorosa racha de seis semanas sin ganar, y el salto en la clasificación puede ser importante. Hoy la Real duerme a tres puntos de los puestos de ascenso, tras la derrota del Zaragoza. Y sobre todo nos deja, por fin, con una sonrisa en los labios. Hoy no importa si la victoria ha sido merecida o no. Hoy lo que importa es que hay victoria. Tres puntos de oro. Y ojalá sea el espaldarazo que necesita este equipo para atacar los puestos de arriba. Ojalá. Hoy había que ganar. Y se ha ganado. A celebrarlo y a seguir.
Sorprendió Lillo con la alineación, dando la alternativa liguera a Dramé en una defensa de tres, junto a un Labaka que estuvo muy bien y un Mikel González que parece algo más perdido cuando no es el jefe de la zaga. Tras un arranque entusiasta del Nastic sin apenas llegadas de peligro, la Real cogió el dominio del centro del campo. Sin grandes alardes, sin que Aranburu dominara el juego y sin que Rivas se convirtiera en el coloso que debe de ser en Segunda. Había espacios muy abiertos en el centro del campo, y el Nastic parecía sacar más provecho. Pero poco a poco la Real fue creciendo y provocando situaciones de peligro, que no ocasiones claras, que de eso el partido escaseó en las dos áreas.
Y entonces llegó el gol de Moha. El marroquí se estrenó como goleador con la camiseta txuri urdin (hoy, por primera vez fuera de casa, realmente de txuri urdin; los supersticiosos van a odiar la camiseta verde y amarilla...) con un auténtico golazo, un empalme al borde del área de un despeje que caía llovido y que colocó junto al palo, a la izquierda del meta local y botando justo delante de sus narices. Gran gol, en el momento preciso. Cobrar ventaja en el marcador tranquilizó mucho el juego de la Real, y el equipo de Lillo disfrutó de sus mejores minutos hasta que el árbitro envió a los equipos a los vestuarios. En la segunda parte cambió algo la decoración en favor del equipo local, pero aunque el balón rondaba el área realista Bravo apenas tuvo que intervenir.
El dominio del Nastic de la segunda parte, sobre todo del tramo final, se ha debido al empuje tarraconense, a la pérdida de tono realista en el centro del campo (los cambios no le suelen sentar bien al equipo y eso sí hay que evaluarlo) y a un tercer detalle más, uno del que nadie va a escribir muchas líneas mañana en la prensa, uno que a mí me sigue mosqueando porque ya no parecen excepciones: el arbitraje. El tinte casero se vio, sobre todo, en los segundos 45 minutos, cuando bombardeó a la Real con faltas al borde de su propia área, algunas provocaron rostros de asombro en los propios jugadores del Nastic, otra costó una tarjeta amarilla a Dramé por protestar. Otra costó el gol, auqnue luego llegara por medio de un magnífico libre directo de Moisés. La falta de Aranburu sólo la vio el colegiado. "Lo que nos faltaba", dijo Lillo tras el partido cuando le confirmaron que no había infracción alguna. Mikel González apuntaba la clave de estas decisiones del árbitro, al explicar que "lo que hace es no dejarte salir". Son ya muchos los errores en contra de la Real este año y la ingenuidad se acaba.
Cuando casi nadie esperaba que el marcador se moviera, llegó la jugada crucial. Díaz de Cerio, que parecía ya muy desesperado (él mismo lo confesó tras el encuentro), engancha un balón al borde del área y lo pone junto al palo, rasito, colocado, dejando al portero congelado. Este balón lo pelea Agirretxe, como antes el propio De Cerio con su pelea había provocado el rechace que acabó en el gol de Moha. Esta delantera nacida en Zubieta vale su peso en oro y eso hay que aprovecharlo. Porque tenemos una buena generación que hay que valorar en su justa medida. Los Carlos Martínez, Castillo, Markel (hoy no ha jugado), Díaz de Cerio y Agirretxe son la auténtica Real que todos queremos.
La Real mereció ganar los partidos frente Alavés y Xerez en Anoeta, y debió salir de Alicante con los tres puntos pero el árbitro lo impidió. Hoy es bastante probable que el Nastic se sienta acreedor al menos al empate, pero el tópico es cierto: el fútbol es así. Hoy la suerte ha sonreído, y la Real se merecía un desenlace feliz como éste. Se rompe una dolorosa racha de seis semanas sin ganar, y el salto en la clasificación puede ser importante. Hoy la Real duerme a tres puntos de los puestos de ascenso, tras la derrota del Zaragoza. Y sobre todo nos deja, por fin, con una sonrisa en los labios. Hoy no importa si la victoria ha sido merecida o no. Hoy lo que importa es que hay victoria. Tres puntos de oro. Y ojalá sea el espaldarazo que necesita este equipo para atacar los puestos de arriba. Ojalá. Hoy había que ganar. Y se ha ganado. A celebrarlo y a seguir.
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