sábado, abril 30, 2011
REAL SOCIEDAD 2 - BARCELONA 1 Con la Historia de la Real en el corazón
Lasarte cumplió con lo esperado, aunque dio alguna sorpresa con los nombres. La apuesta fue el centro del campo y lo pobló con cinco jugadores que se desplegaron en línea, por delante de una defensa adelantada, para defender los ataques del Barcelona. La sorpresa fue la entrada en el once de un Markel incansable, que corrió lo que no está en los escritos. Le costó llegar a contactar con el balón, pero junto a Diego Rivas y Aranburu formó un buen muro de contención que cortó buena parte de las acometidas blaugranas. La otra gran novedad estuvo en el centro de la zaga, donde Mikel González recuperó un puesto junto a Demidov. La apuesta, obviamente, era de contención. El balón, en esta primera fase del plan, era un mal necesario. O, mejor dicho, un premio aplazable a minutos más propicios. El Barcelona tocó, tocó y tocó, pero apenas generó peligro. Y en las jugadas en las que fue capaz de llegar hasta el área txuri urdin se encontró con un Bravo espléndido. La Real, además, tuvo una virtud, y es que sin balón fue capaz de ofrecer sensación de peligro sobre el área de Pinto, que al final sustituyó a Valdés para reservarle para la Champions. Pinto, de hecho, se convirtió en el mejor jugador del Barça. En la primera mitad la gran ocasión de la Real fue un balón de Tamudo, a pase de Griezmann, que se marchó fuera por poco.
Lo cierto es que el partido estaba frío en su primera mitad. El Barcleona apenas llegaba a puerta y la Real se conformaba con defender y esperar su oportunidad. Y en esas llegó el error defensivo que costó el gol. Demidov rompió la línea defensiva y se echó muy atrás para defender a Messi y Thiago. Parecía una jugada relativamente sencilla de defender, pero el pase de Xavi al astro argentino, que este no controló bien, se convirtió en una asistencia precisa a Thiago. Bravo hizo una salida espléndida y llegó a desviar el balón, que tocó en el larguero antes de entrar en la portería. El rebote perjudicó otra vez a la Real y ponía un cierto punto de injusticia al partido. Injusticia porque la Real estaba haciendo bien las cosas, aunque la posesión aplastante daba un toque de mérito al 0-1. Pero el equipo realista creía en lo que estaba haciendo. Cierto es que no fue con un fútbol preciosista, ni mucho menos jugando con la posesión del balón, pero en este deporte se puede ganar de muchas maneras. Y la Real desplegó la única, quizá, por la que pueden apostar equipos como la Real. Mucha presión, mucho trabajo, poco balón y contadas ocasiones. Eso, en otras ocasiones, sacaba a los jugadores realistas del partido. Hoy no. Y eso merece un aplauso.
Porque si la Real ha ganado hoy ha sido porque ha creído en la victoria, algo que esta temporada no hemos visto con demasiada frecuencia, y menos cuando se ha visto con el marcador en contra. El 0-1 al descanso, a pesar de que no parecía justo del todo por ocasiones y sensaciones, era una buena noticia porque dejaba a la Real dentro del partido. Cierto es que el Barcelona ha podido jugar reladado tras conocer que el Madrid había perdido en el Bernabéu. Cierto es que el martes tiene un durísimo choque de Champions contra el equipo de Mourinho. Cierto es que en el once titular del Barça había algunos jugadores poco habituales. Quien quiera agarrarse a eso para restarle mérito a la victoria de la Real, que lo haga. Yo, desde luego, no estoy en ese grupo. Yo creo en este equipo y creo en su capacidad de hacer partidos como el de hoy, demostraciones de orgullo y garra como la que ha sufrido el Barcelona, especialmente tras el descanso. Porque ha sido en la segunda mitad cuando el equipo txuri urdin ha creído en su trabajo y en su pasión, en que el 0-1 no era el resultado que merecía este partido, en que el récord de imbatibilidad tenía que quedarse en San Sebastián.
Nada más arrancar el segundo acto, Aranburu tuvo el empate en una preciosa volea que de haber cogido portería hubiera sido imposible para Pinto. Fue la culminación de un buen arranque, que se vio abortado por dos buenas llegadas del Barcelona, ambas a cargo de Jeffren, la primera un disparo que sacó Bravo y la segunda una falta que tuvo que hacerle Estrada, a costa de una tarjeta amarilla, en la frontal del área. La falta, lanzada por Messi, la atrapó el meta chileno con seguridad. Pero la Real ya creía en sí misma, le metió ritmo e intensidad al juego y eso provocaba robos más cerca del área blaugrana. Carlos Martínez realizó un trabajo impagable en ese sentido, pues se animó a subir con mucha más frecuencia que en una primera mitad en la que no se le vio en ataque, sacrificio necesario para aquella parte del plan. Tamudo volvió a tener el gol en sus botas, pero su disparo lo despejó Pinto. Estaba el partido en ese momento trascendental en el que hay que ir hacia arriba por el 1-1 aún a riesgo de que alguna contra suponga el 0-2. La Real redobló esfuerzos y se salió con la suya. El plan de Lasarte era llegar hasta la mitad de la segunda parte con opciones y eso, aún en desventaja, se consiguió. Llegaba el momento de los cambios. Y esta vez fueron decisivos.
El técnico uruguayo metió en el campo a Zurutuza e Ifrán por Diego Rivas y Tamudo. El equipo recuperó su esquema más habitual y la fuerza de otros grandes partidos en Anoeta. Partidos grandes que se habían perdido, por cierto. Pero hoy la Historia estaba de nuestro lado y no se podía perder. Ni empatar siquiera. Dos minutos después de los cambios, cuando quedaban poco menos de 20 para el final, llegó el empate. Una falta lateral acabó en los pies de Griezmann, que estaba de espaldas a la portería. Al volverse, metió el balón en el área. Y allí apareció Ifrán para marcar su segundo gol con la camiseta txuri urdin y el primero que le brindó toda la felicidad del mundo, la que le impulsó en la voltereta con la que celebró su tanto. Después de haber demostrado durante todo el partido que las jugadas de estrategia son un claro debe en el trabajo de la Real, resulta que el gol llegó como consecuencia de una falta. No precisamente por una ejecución precisa, pero en una jugada de este tipo al fin y al cabo. El empate era un buen premio para el equipo txuri urdin, pero, insisto, hoy la Historia estaba de nuestro lado e impulsó a los realistas hasta el triunfo. Eso es de aplaudir, porque hoy la Real ha jugado sin calculadora. Ha jugado por la salvación y por la Historia. Ha jugado por el escudo que llevan los jugadores sobre su corazón.
Cierto es también que esta vez la actuación arbitral remó a favor en la jugada decisiva. En el minuto 77, Milito marcó. Y el árbitro lo anuló por fuera de juego cuando Carlos Martínez lo rompía. La actuación de Teixeira Vitienes fue muy deficiente, porque cabreó a todos, dejó sin mostrar tarjetas claras (sobre todo una a Piqué en la primera parte cuando Aranburu encaraba ya el área de Pinto) y no tuvo reparos, nada más iniciarse el partido, en mostrar la amarilla a Tamudo por una faltita normal que, desgraciadamente, acabó con la lesión del chaval Montoya en la caída (hasta eso parecía jugar en contra en ese momento, pues en su lugar entró Dani Alves). A Rivas, en cambio, le permitió hacer todo tipo de faltas y en la segunda mitad su linier le llevó a señalar un fuera de juego asombroso, ya que el asistente estaba en línea con la defensa culé, dos metros por delante del ataque realista y sin embargo levantó la bandera. Pero la jugada decisiva fue el gol de Milito y ahí su error cayó del lado de la Real. Fue así y así se dice. Ese tipo de jugadas puede meter el miedo en el cuerpo de los jugadores. Lo hemos visto en otros partidos tan tensos como éste. Pero hoy no. Hoy la Real reaccionó con furia y con orgullo a este gol anulado.
Al minuto siguiente, Xabi Prieto se internó por su banda y su centro chut lo despejó Pinto con la rodilla. Pudo salir despedido el balón a cualquier lado, pero no fue al interior de la portería. Un minuto después, Zurutuza se internó en el área y Mascherano le derribó. Teixeira le dio emoción y por unos segundos interminables pareció difícil discernir si había señalado el claro penalti o si se acercaba al lugar de los hechos para amonestar a Zurutuza. Señaló el punto fatídico. Fatídico para el Barça. Después de quince jornadas, la Real volvía a tener un penalti. Y, como en las dos ocasiones anteriores, Xabi Prieto no falló. Esta vez hubo también suspense, porque Pinto aguantó lo suyo (aunque se adelantó; eso y la entrada en el área de varios blaugranas tendría que haber supuesto la repetición del penalti en casi de haberse fallado, pero...) y la reacción de Xabi en el último segundo no le permitió esquinar demasiado el lanzamiento. El portero culé tocó el balón. Pero no pudo sacarlo. No pudo porque ahí estaba el espíritu de Zamora. O el de Kortabarria. O el de López Ufarte. El de aquella Real campeona sin corona pero con un registro imborrable que, al menos durante un año más, se quedaba en San Sebastián con ese gol.
Era el justo premio a un derroche físico y mental de los jugadores realistas que tiene precedentes, pero que nunca luce tan bien como cuando es ante un grande. Quedaban menos de diez minutos para sufrir. Y se sufrió. El equipo sufrió. Pero supo hacerlo, supo contener al Barcelona. Obviamente, en el equipo rival estaban Messi, Xavi, Affelay, Keita, Dani Alves... Es decir, grandísimos jugadores que forman un gran conjunto. Y por eso tuvieron un par de ocasiones de empatar. No lo hicieron porque ahí, junto a Bravo, también estaba el espíritu de Arconada. Y junto a Mikel González y Demidov el de Górriz y Kortabarria. El de Celayeta junto a Carlos Martínez. Y el de todo el equipo campeón junto a los actuales jugadores realistas. El tercer cambio de Lasarte, Elustondo por Markel, sirvió para que Anoeta ovacionara al 5 en reconocimiento a todo el equipo, en un preludio de la explosión de júbilo que estalló en cuanto el árbitro señaló el final. El Barcelona, ese equipo que sólo había perdido una vez en toda la Liga, hincó la rodilla por primera vez como visitante en este torneo. Y fue en Anoeta. Y fue en el día señalado en el que este Barça iba a convertirse en el equipo que más jornadas sin perder habría estado en una Liga. Pero ese récord sigue siendo de la Real, y gracias al esfuerzo de la Real.
El triunfo, con todo el valor sentimental y emocional que tiene, para esta Real y para la Historia del club, visto en frío significa como todas sumar tres puntos. Pero estos tres puntos también tienen una trascendencia vital. Con ellos, la Real alcanza los 41. Muchas cuentas sitúan ahí la salvación, aunque algunos dicen que habrá que sumar un punto más. Yo creo que basta, pero eso lo dirán los partidos. Sin duda va a permitir jugar los cuatro partidos que quedan con una tranquilidad que pocos teníamos a las ocho de la tarde, justo antes de que Teixeira Vitienes señalara el comienzo del encuentro en Anoeta. Ahora mismo, y a la espera de que termine la jornada, la Real coloca seis puntos entre su posición en la tabla y los puestos de descenso, con doce en juego para todos y quince para ocho de los nueve equipos que están por detrás del de Lasarte. Esta victoria, en la que confío por una simple cuestión de fe desde que Lasarte se llevara su primera gran decepción en la Real con la derrota por 5-0 en el Camp Nou, es la salvación virtual. Hay que celebrarlo como tal. Pero ahora hay que certificarlo. La Real necesitaba un día grande como el de hoy. Y lo ha tenido. No. Se lo ha merecido. Esta victoria se ha logrado con la Historia de la Real en el corazón. Y esas saben mucho mejor que cualquier otra.
viernes, abril 29, 2011
PREVIA Real Sociedad - Barcelona. Aquí tenéis el día grande que necesitáis
La apuesta de Lasarte para este partido, tal y como el propio técnico confirmó en su rueda de prensa, parece estar en el centro del campo. Esa es la conclusión que se puede inferir de la convocatoria, recordando además el presionante modelo que exhibió en el duelo en Anoeta ante el Real Madrid (o viendo la fórmula usada por el Sporting en El Molinón ante el Barcelona hace un mes) y sin saber cuáles son sus planes para el once inicial. Illaramendi vuelve a la lista de 18 y el que sale es Labaka. Agirretxe se vuelve a quedar fuera, lo que deja al técnico uruguayo con cinco defensas y dos atacantes, de los cuales uno por puesto estará en el banquillo. Eso quiere decir que el grupo más numeroso de jugadores entre los que tendrá elegir Lasarte estará en el centro del campo. Con quien no se ha querido arriesgar es con De la Bella, y parece una decisión bastante sensata. Llorente se ha reincorporado a los entrenamientos y no es descartable que juegue esta misma temporada, pero no estará en este partido, a pesar del gran efecto que podría haber tenido su presencia en este partido grande. Fuera de la lista, de nuevo, se queda Sarpong.
Bravo será una vez más titular. Que tenga el nivel de los tres últimos partidos será esencial. Por delante, estarán Carlos Martínez, Ansotegi, Demidov y Estrada, aunque tampoco es descartable que Mikel González vuelva a ocupar el lateral izquierdo. Illarramendi sería la apuesta valiente para el medio, pero lo normal es que Lasarte opte por su centro del campo de gala, con Diego Rivas y Aranburu en el doble pivote y Xabi Prieto, Zurutuza y Griezmann en la línea de mediapuntas. El estado de forma de Zurutuza hace que haya dudas sobre su titularidad. Si se queda en el banquillo, provocaría bien la subida de Aranburu y la entrada de Markel o Elustondo, o bien repetir el esquema de San Mamés, con Griezmann en el centro y Sutil en la banda izquierda. Sobra decir que la segunda apuesta sería más ofensiva Tamudo e Ifrán se jugan el puesto de delantero. El primero tiene al Barcelona como rival predilecto, por aquello de la rivalidad que mantuvo con el equipo culé siendo jugador del Espanyol, y eso avalaría su titularidad. El segundo lleva dos partidos consecutivos en el once, aunque no ha tenido la suerte de marcar en ellos.
La victoria ante el Sporting y la buena imagen en San Mamés aliviaron la realidad del equipo txuri urdin, pero el descenso está más cerca que nunca, a tres puntos. Los 38 puntos que suma la Real le colocan en la duodécima posición. El Barcelona es líder con 50 puntos más, 88. El equipo culé, que se presenta en Anoeta pensando en la vuelta de la semifinal de Champions contra el Madrid, sin Iniesta y Puyol, con la duda de Messi, dos jugadores del filial y otros dos del juvenil, sólo ha perdido un partido esta temporada y lejos del Camp Nou está invicto. Suma 31 jornadas sin perder, a una del récord de la Real. El equipo de Lasarte rompió hace dos semanas en Anoeta y ante el Sporting una racha de siete jornadas sin ganar, de un punto de 21 posibles, pero su racha sigue siendo muy mala: cuatro de 27. Ganar al Barcelona implica casi la salvación virtual. Es imposible saber cuántos puntos serán necesarios, pero en ninguna cuenta pasa bajar con 42 y en pocas con 41, los que sumaría la Real de vencer. Anoeta estará lleno por completo y si los socios responden podría registrar la mejor entrada de la temporada. En su paso de tres años por Segunda, la Real siempre ganó a un líder. Ésta es la oportunidad de seguir con la tradición en Primera.
La historia habla de duelos igualados, pero con ventaja para la Real. De los 64 partidos disputados, todos ellos en Primera (el Barcelona nunca ha bajado, como Real Madrid y Athletic), el triunfo se quedó en San Sebastián en 25 ocasiones, el equipo culé ganó en 17 y se registraron 22 empates. La Real, en todo caso, acumula ante el Barça cuatro resultados negativos de forma consecutiva, los dos últimos sendas derrotas por 0-2. La última victoria data de la temporada del subcampeonato, la 2002-2003, por 2-1. Dos goles de Kovacevic sirvieron para remontar el tanto culé inicial. La mayor goleada realista endosada al equipo blaugrana, 4-1, se produjo en dos ocasiones, en la temporada 1930-1931 (Cholín, dos de Bienzobas y Mariscal) y en la 1987-1988 (Górriz, dos de Zamora y Bakero). El vergonzante 0-6 de la temporada 2000-2001, con los seis goles antes del descanso y Clemente en el banquillo de la Real, fue la mayor goleada culé en San Sebastián. En otro guiño del destino, el duelo con más goles entre Real y Barcelona fue en la temporada de la imbatibilidad, la 1979-1980. El resultado fue de 4-3. Los goles realistas los hicieron Periko Alonso, Kortabarria, Satrústegui y Diego.
La última vez que el Barcelona visitó Anoeta fue en la temporada 2006-2007, la del descenso a Segunda División. Quedaban sólo seis jornadas para el final de la Liga y la Real se jugaba la vida. Pero, con un despliegue futbolístico decepcionante por parte de los de Lotina, el Barça ganó con facilidad en Anoeta, por 0-2. No le hizo falta demasiado al equipo de Rijkaard para llevarse los tres puntos. Ronaldinho dio los dos pases de gol, el primero a Iniesta nada más comenzar la segunda parte y el segundo a Eto'o cuando el partido ya agonizaba. Antes, la Real mostró todo su voluntarismo y su esfuerzo sobre el césped pero no demasiado fútbol. Tuvo alguna ocasión de empatar, sobre todo en una segunda mitad en la que obligó al Barcelona a mirar el cronómetro y pedir a gritos el final hasta que Eto'o sentenció en el minuto 87. El equipo estaba ya volcado, con más corazón que cabeza, y la muerte fue al contraataque. La Real tenía cinco partidos por delante para obrar el milagro de la permanencia. Dos victorias seguidas, ante Nastic y Celta, alimentaron ese sueño. Pero el final fue el más triste posible.
En la primera vuelta de la presente temporada, la 2010-2011, la Real soñó con sacar algo del Camp Nou durante nueve minutos, los que tardó Villa en abrir el marcador. El planteamiento de Lasarte fue bueno, y su enfado por el durísimo castigo final, 5-0, fue patente en la rueda de prensa posterior. Por la forma en que se perdió y porque lo abultado del marcador final se gestó en los últimos minutos. A partir del 1-0, la Real no se creyó que podía sacar algo de Barcelona y sólo dejó pasar los minutos esperando que el equipo blaugrana no se ensañara mucho. El 2-0 antes del descanso parecía sentenciar, pero eso quedó más claro aún cuando el tercero llegó a los dos minutos de la reanudación. Paliza, manita y para casa. Eso es lo que vivió la Real en el Camp Nou, un partido ilusionante que se convirtió en una bofetada de realidad. La Real de verdad no saltó al césped del estadio barcelonista. Tendrá que hacerlo en Anoeta para demostrar que es otra. Esa derrota abrió un periodo de cuatro consecutivas en la primera vuelta que, de repetirse ahora, sí podrían dar con los huesos de la Real en Segunda y, sin duda, abocarían a un final dramático ante el Getafe en Anoeta. Razón de más para revertir los resultados de hacer unos meses. Empezando por el partido del Barcelona.
miércoles, abril 27, 2011
La historia en juego... pero no tanto
El récord de imbatibilidad, aunque parezca una perogrullada, debe ostentarlo un equipo que no haya sido batido. ¿Qué quiere decir esto? Que el Barcelona, habiendo sido derrotado por el Hércules en la segunda jornada de Liga, perdió esta ocasión de superar el registro de la Real. Esos 32 partidos de la temporada 1979-1980 siguen siendo la marca a batir. Quizá Barça y Madrid lo intenten en la campaña 2011-2012, pero en la 2010-2011 no podrán conseguirlo. Los madrileños estuvieron más cerca que los catalanes, pero fue precisamente el equipo de Guardiola el que derrotó por primera vez al de Mourinho en la decimotercera jornada. El equipo que más se acercó al histórico registro txuri urdin fue el Madrid de la temporada 1988-1989, que estuvo 28 partidos sin perder hasta que cayó 2-0 en Balaídos ante el Celta. Sólo perdió ese partido en toda la Liga.
Si hablamos de partidos seguidos sin perder, sin tener en cuenta si se han producido derrotas o no en el curso de esa misma temporada, el récord también lo tiene la Real, pero no está en peligro inminente porque no asciende a 32 partidos, sino a 38. Hay que sumar esos 32 de la 1979-1980 y los seis partidos finales de la Liga anterior. Para superarlo, el Barça tendría que acabar sin derrota esta temporada y sumar tres partidos más invicto en la próxima. Con estos parámetros, el Barcelona actual ya ha empatado como perseguidor realista con el Real Madrid. Los blancos sumaron 31 partidos sin perder, los 28 de la 1988-1989 y los tres últimos de la anterior. El récord más allá de la Liga española está en una cifra que parece inalcanzable y que ostenta el Milán de los años 90. Entre las temporadas 1990-1991 y 1992-1993, el equipo rossonero estuvo la friolera de 58 partidos sin conocer la derrota (ganó las dos últimas ligas y en la primera de ambas, la 1991-1992, no perdió ningún encuentro).
En una misma temporada, sin tener en cuenta que fuera desde el principio de la misma, el récord de partidos sin perder es el de 32 partidos de la Real. Ese es, de momento, el único que está en peligro, el que está ya encima de la mesa y en el tablero de ajedrez que será Anoeta el próximo sábado. Ese es el récord por el que tienen que velar los jugadores que lleven en su pecho el escudo de la Real. Por él habrá que luchar. Y aunque ese, con las tres posibles mediciones explicadas, es el menos importante de todos, sigue siendo un registro histórico a proteger. Bendita casualidad que seamos nosotros mismos quienes podemos conservarlo. Los tres puntos debieran ser suficiente aliciente para ganar. Casi certificar la salvación, también. Pero la historia está también en juego. No tanto como algunos creen, pero lo está.
martes, abril 26, 2011
Felicidades, realistas
Lo sucedido queda para la posteridad. Fue el día en que, como dijo el gran Gorka Reizabal, la Real se convirtió en el más grande de los pequeños y en el más pequeño de los grandes. Contarlo por escrito no tiene, ni por asomo, la misma emoción que haberlo vivido. Ni siquiera que haberlo soñado. Tampoco que haberlo visto. Pero si no lo has vivido, hay que leerlo. Hay que verlo. Hay que soñarlo. Cerrad los ojos. Escuchadlo como lo escucharon los oyentes de Radio Nacional.
domingo, abril 24, 2011
ATHLETIC 2 - REAL SOCIEDAD 1 La Real es mucho más
Martín Lasarte apostó, como tiene que ser, por la Real, y esa apuesta mal no puede salir diga lo que diga al final el marcador. 4-2-3-1 y los jugadores que hicieron de este equipo uno de los mejores de la primera mitad del campeonato, con la llorada (y ninguneada desde fuera) ausencia de Joseba Llorente. Una defensa coherente, con laterales en las bandas y alejada de los miedos que pudiera provocar el gigante Llorente, un centro del campo experto y que goza de la confianza del técnico uruguayo (aunque el director deportivo siga sin anunciar la renovación, que seguramente ya no llegará, de una de sus piezas), y todo el talento del equipo en el ataque. Con esos mimbres, el derbi comenzó vibrante, con llegadas en una y otra área, con la pasión que requieren este tipo de partidos. Hay quien ve muy superior al Athletic en este tramo del partido. Yo no. Sí es cierto que Bravo tiene que hacer una buena parada tras una jugada en la que el balón cruza todo el área sin que nadie acierte a despejar y David López disparó con fuerza, pero no menos cierto que el debutante Raúl dudó al despejar un balón de puños un balón que Dani Estrada casi introduce en su portería ante la pasividad de la defensa local. Igualdad absoluta para empezar, pero igualdad que se rompió de la única forma en que se podía romper.
Fue en un córner, auténtico vía crucis de la Real esta temporada. El equipo de Lasarte es endeble atrás a la hora de defender las jugadas a balón parado e inane cuando le toca atacar con ellas. El gol llegó porque el primer remate fue claro, obligó a Bravo a realizar la parada de la noche, y porque Diego Rivas se limitó a contemplar la parada de su portero, en su único fallo de la noche, en lugar de meter el cuerpo delante de Muniain. Cuando se supo, horas antes de que comenzara el encuentro, que Muniain iba a jugar por obra y gracia de los comités, era inevitable la sensación de que acabaría marcando. Si vamos a adulterar la Liga, adulterémosla bien. Pues ya está conseguido. Un jugador sancionado abrió el marcador. Para muchos será una cuestión banal e intrascendente, pero si la semana que viene el jugador del Athletic es finalmente sancionado la Liga quedará injustamente alterada. Si la sanción llegó tras el partido de Pamplona, el equipo que debió beneficiarse de la ausencia de Muniain era la Real. Si al final le quitan la tarjeta, lo que hay es una muestra más del amateurismo del campeonato español que administra sanciones en función de los días festivos, y una muestra más de la injusticia con la que los mismos comités tratan a la Real (¿nos acordamos de las cinco tarjetas que vio Xabi Prieto para cumplir sanción?).
Otra vez la Real por debajo del marcador. Otra vez un golpe duro que llevaba a los de Lasarte a remar con fuerza... y otra vez que no terminaba de conseguirse. Los minutos en los que el marcador de San Mamés marcaba el 1-0 fueron los peores del partido para la Real. Diez minutos después, y tras salvar Demidov con bravura un disparo de Toquero, llegó el único error del defensa realista. Tras un balón peinado por Javi Martínez, Llorente recibió de espaldas a la portería. Demidov le dejó darse la vuelta con tranquilidad y le dio dos metros para maniobrar. Con eso y Toquero llegando en carrera desde atrás, la jugada de gol está ya fabricada. 2-0. Era difícil no ver ya perdido el partido, sin que en realidad el Athletic hubiera hecho tanto para disponer de una ventaja tan clara y tan amplia, pero el fútbol es así. Pero esta vez la Real sí respondió, como lo ha hecho en tantos días de esta temporada y casi siempre sin el merecido premio. Griezmann e Ifrán crearon una preciosa combinación por la banda izquierda y el francés puso un balón de gol que Xabi Prieto esperaba ya en el área pequeña para batir a Raúl. Pero Javi Martínez metió el pie primero y culminó en propia puerta la jugada del 2-1. Sólo habían pasado dos minutos desde el segundo gol local y había partido.
Y más partido habría habido si no hubiera sucedido lo que ya es habitual en San Mamés. Xabi Prieto se internó en el área y Muniain, otra vez Muniain, le golpeó por detrás. Penalti claro. Si acaso, la duda podía estar en si la jugada se produce fuera del área. Fernández Borbalán y su linier decidieron desaparecer vergonzosamente. De nada sirve protestar, porque estas cosas se están convirtiendo ya en un clásico en San Mamés. Cuando no son varios los penaltis que Aitor Ocio comete sobre Kovacevic, es la pena máxima contra la Real que se señala por una mano de Aduriz. Siempre pasa algo en San Mamés y siempre beneficia al mismo. Otros hablan de villaratos con una ligereza asombrosa y con jugadas menos claras que ésta, pero esta vez el penalti que habría supuesto levantar un 2-0 en apenas cuatro minutos se queda en una anecdotilla que casi nadie usa para explicar el desarrollo del partido. Lleva la Real 14 jornadas sin ver un penalti a favor, sólo ha tenido dos en toda la temporada. Pero no sería justo calificar la actuación de Fernández Borbalán sólo con esa jugada. La suya fue una labor completa, de tener claro hacia qué lado tenía que señalar las faltas en los saltos y la de marcar rápidamente el terreno de las tarjetas mostrando la primera a Aranburu por una jugada en la que sacó el balón. ¿A que los comités no se la van a quitar? Pues eso.
Un árbitro así corta las alas de un equipo, por mucho que casi todos quieran obviar la actuación del supuesto juez del partido de los análisis del mismo. El caso es que a la Real se le cortó las alas en el marcador, pero no en el juego. Sin demasiada brillantez, al fin y al cabo esto es un derbi, el balón se hizo txuri urdin. El Athletic poco a poco iba reculando. Antes del descanso, Griezmann pudo hacer el empate en una buena cabalgada cuyo disparo final lo rechazó el portero del Athletic. El frances y Xabi Prieto, más ayudado éste por Carlos Martínez que el primero por Estrada, estuvieron a la altura de las circunstancias, dando la cara y buscando siempre a su par, y eso el equipo lo agradece mucho. El 2-1 al descanso ya parecía injusto, pero esa sensación se acrecentó en la segunda mitad, gracias también a un Athletic que quiso tirar de lo que algunos llaman pillerías y que tendría que estar catalogado como antifútbol. Incontables fueron los jugadores locales que rodaron por el suelo para perder tiempo, inclyuendo a su portero en el descuento, incluso amagando con pedir el cambio aunque 30 segundos después recobró milagrosamente las fuerzas para celebrar el triunfo saltando. Caparrós sacó de su equipo a los jugadores de talento, Iraola (muy enfadado) y Llorente, para meter más músculo, y cuando el músculo titular (Orbaiz) recibió tarjeta por la enésima falta sobre Aranburu (el Athletic presionando la normalmente nula salida de balón de la Real, quién lo diría), le cambió para meter a Gurpegi (que, por supuesto, también recibió tarjeta por lo mismo).
Lasarte esta vez metió los cambios lógicos y esperados, Tamudo por Ifrán y Sutil por Zurutuza (quedó por hacer el tercer cambio, lo que evidencia que falta banquillo en la Real... o confianza en jugadores como Agirretxe), pero el técnico uruguayo no tiró de épica. Y eso a veces hace falta. Cierto es que la Real se ha descompensado siempre que ha jugado con dos puntas, pero la renuncia voluntaria del Athletic a jugar con el balón quizá pedía algo más, sobre todo ante el trato del Athletic al balón como si fuera una patata caliente. Ese algo más se materializó cerca del final con Ansotegi adelantado, pero hay recursos para hacer algo más provechoso. El derroche de la Real en la segunda mitad fue encomiable, y pudo llegar el empate, sobre todo en dos jugadas. Demidov lanzó fuera un corner que remató absolutamente solo en el segundo palo (sin que nadie, por cierto, hable de la calamitosa defensa del Athletic como sí se hace de la de la Real, así de injusto es el análisis futbolístico moderno cuando hay un resultado de por medio) y Xabi Prieto culminó una buena jugada con un disparo que, de nuevo, despejó Raúl. La Real mereció el empate, pero éste no llegó. No fue un vendaval de fútbol, pero sí un gran derroche de coraje. La Real fue la Real, y eso es un síntoma tranquilizador se mire como se mire y aunque el marcador entregue al Athletic tres puntos que no mereció y ninguno a la Real.
Lo que ocurra en el Racing-Málaga y en el Zaragoza-Almería marcará la distancia de que sigue disponiendo la Real con respecto a los puestos de descenso, de momento en los cinco con los que empezó la jornada, y el nivel de traqnuilidad que podamos tener de aquí al final de la temporada. Desde luego, el partido de San Mamés no evidencia que un equipo esté quinto y el otro decimotercero. Desde luego, esta Real es la misma que mereció sacar puntos ante equipos que le preceden en la tabla como Villarreal, Valencia, Sevilla, Atlético de Madrid (en Anoeta) o Real Madrid. Nada tiene que ver esta derrota, aunque fuera por el mismo marcador, con la que se sufrió por ejemplo en La Coruña. En San Mamés hubo dos equipos voluntariosos y uno que fue superior. Y ése no iba de rojiblanco. La Real demostró ser mucho más. Mucho más que el Athletic. Mucho más de lo que dice la clasificación. Mucho más de lo que nos dejan ser los árbitros. Pero se volvió a San Sebastián con cero puntos en el casillero y todavía teniendo que mirar qué hacen otros equipos en lo que queda de jornada. Es lo que tiene el fútbol, que las victorias morales no suman, que los penaltis no pitados no sirven más que para certificar lo absurdo del actual sistema arbitral y que las decisiones controvertidas siempre miran lejos de lo que le interesa a la Real.
viernes, abril 22, 2011
PREVIA Athletic - Real Sociedad. Ilusión y sentencia
miércoles, abril 20, 2011
El enfado de Lasarte
Preocupado, pero no por las siete jornadas sin ganar que ya han quedado atrás. Esas rachas las tienen todos los equipos, a veces más acusadas, a veces menos. Ni tampoco estoy preocupado por el riesgo de descender a Segunda. No, eso no me preocupa tanto como el hecho de que la Real deje de ser la Real. Porque cuando dejó de serlo es precisamente cuando se fue a Segunda y ahora sigue siendo lo que tiene que ser. Aunque no sé si con mucho margen. En la entrevista, Lasarte dejaba entrever, o al menos yo así lo entiendo, cierto malestar por los rumores que hablaban de su cese en caso de no ganar al Sporting. Quizá malestar con el club, quizá incluso con algunos jugadores. Quizá. Eso forma parte de la intrahistoria del vestuario que no vamos a conocer. Pero Lasarte no personaliza en sí mismo. No se siente maltratado personalmente, sino que cree que no se valora al equipo, su trabajo, su esfuerzo y su realidad. Insisto, estoy totalmente de acuerdo con él porque no entiendo que, como se ha publicado, el club pudiera ya tener un entrenador preparado para coger el relevo de Lasarte.
El técnico uruguayo lamenta que nadie se dé cuenta de que el fichaje estrella de la Real para su regreso a Primera, Llorente, va a perderse nada menos que toda la segunda vuelta. Es lo mismo que le pasó a Lillo hace no tanto tiempo. Nadie valoró que en un intervalo de poco más de un mes se quedara por culpa de lesiones importantes sin Elustondo, Xabi Prieto y Díaz de Cerio, y no subir fue un fracaso inexcusable que se lo llevó por delante. Se queja de que no se valore la irrupción de nuevos talentos de la cantera, nombrando obviamente a Griezmann y Zurutuza. Y cantera era lo que reclamamos cuando nos fuimos a Segunda con Germán Herrera, Jesuli, Gerardo, Víctor López y menos potrillos que nunca. Ahora la tenemos y lo despreciamos. ¿Sabéis que Xabi Prieto lleva once asistencias en Liga? No se valora, como tampoco se valoró que en la 2002-2003 fuera De Pedro el máximo asistente de la Liga, por encima de un Balón de Oro como Luis Figo. La Real tiene ahora 38 puntos. ¿Sabéis cuántos tenía el año del descenso? 27. Once menos. Y negad que albergábais aunque fuera una mínima esperanza de salvación antes de que muriera en aquel penalti que falló Savio. Pero este año se veía el pozo de Segunda aquí al lado.
Dice Lasarte que fuera se nos valora más. Y estoy totalmente de acuerdo. Yo creo que este equipo tiene potencial para codearse con Athletic, Espanyol, Sevilla o Atlético de Madrid en una pelea por Europa. Estoy convencido de ello. Y creo que esos equipos, durante una buena parte del torneo, nos han visto con esas mismas opciones. Nosotros no las vimos. Porque nosotros siempre optamos por la vía destructiva, por la infravaloradora, por la negativa. Había que ganar al Sporting y se ganó. Pero somos muy malos, se dice. ¿Cómo ganó el Athletic en Pamplona? ¿Y el Villarreal al Zaragoza? ¿No vio el Madrid como un triunfo empatar en casa ante el Barcelona con una posesión a veces reducida al 20 por ciento? ¿No sufrió el Levante para vencer el Hércules? Nosotros somos los quitapenas. ¿Y qué dirá el Sporting, que es el equipo que ha sufrido las dos únicas remontadas en toda la temporada de este equipo al parecer tan malo que es la Real? Por lo visto, Bravo no paraba nada, pero ahora que lleva dos partidos brillantes nadie se acuerda de él.
Todo es así. Y es agotador, aunque lo voy a seguir haciendo porque lo considero necesario (tanto como decir lo que se hace mal para que pueda ser corregido), tener que salir cada semana a recordar lo bueno que tiene este equipo. Para empezar, 38 puntos. Ya quisieran tenerlos los ocho equipos que nos siguen en la tabla. Preguntad en Zaragoza, Alicante o Almería, preguntad. Obviamente, no somos perfectos. Ni creo que queramos serlo. Somos la Real. Y con eso basta. Pero nunca debemos ser menos que eso, porque entonces es cuando sí existe peligro. Cesar al entrenador a seis jornadas del final entra en ese conjunto de cosas que no esperaría nunca de la Real. Y menos si la situación no es desesperada. ¿Lo habría sido estar dos puntos por encima del descenso con seis partidos por jugarse en el año del regreso a Primera y con un equipo plagado de canteranos? Esa es la pregunta que tenemos que responder. Yo lo tengo claro. Y por eso sigo confiando, con sus aciertos y con sus errores, en Lasarte y en su equipo. Sigo confiando en la Real, vaya.
martes, abril 19, 2011
La Virgen de Covadonga y la Virgen de Aranzazu
REAL SOCIEDAD 2 - SPORTING 1 ...y Anoeta responderá
No es Lasarte un entrenador que guste de jugar al despiste, pero esta vez lo hizo. Él mismo dijo antes del partido que Ifrán no estaba para ser titular, pero lo fue. Esa fue la gran novedad del once que presentó ante el Sporting, la titularidad del uruguayo por primera vez, pero no la única. Labaka ocupó el centro de la defensa junto a Demidov. Desde que aterrizó en San Sebastián y sobre todo en su primera campaña en el club, Lasarte demostró una fe ciega e inquebrantable en Mikel González y Ansotegi, pero ese crédito ilimitado lo ha devorado el mal año defensivo de la Real. El primero se quedó en el banquillo y el segundo ni siquiera entro en la convocatoria. Demidov les ha ganado la partida a todos con una mezcla de agresividad y dotes de mando, algo que demostró una vez más con valentía ante el Sporting, pero lo de Labaka sorprendió más. No es precisamente el más rápido de los tres centrales canteranos y sufrió lo indecible ante Barral. Lasarte le sustituyó en el descanso por Mikel González para evitar su expulsión, algo que habría sido exageradísimo con lo que se vio en el campo y con lo que hemos visto de rivales en otras jornadas.
Fútbol, lo que se dice fútbol, la Real enseñó poco. ¿La causa? Zurutuza. El mediapunta realista, a excepción de su fantástica media hora final en Santander, no está fino. En el vestuario sabrán si es una cuestión física, anímica o deportiva, pero no está fino, eso es evidente y eso el equipo lo nota a la hora de atacar (y a la defender si a eso se le suma la ausencia de la impagable presión de Llorente). La Real se queda sin más salida por el centro que las arrancadas de Aranburu y muchas jugadas comienzan con balones largos, ya sea enviados por Bravo o por la defensa. Muchos de esos envíos buscan a Xabi Prieto, pero como tampoco pasa por su mejor momento ya ni las gana todas por alto ni tampoco es capaz de bajar la bola y encarar a su par con tanta facilidad como hace no tanto tiempo. El resultado, el mencionado, que la Real se queda sin fútbol. Y eso que el capitán tiró de galones aprovechándose de la enorme labor de recuperación de Diego Rivas. Ambos perdieron balones de esos que no se deben perder, pero estuvieron entre lo mejor de la Real sin ninguna duda.
El partido, en su primera mitad, parecía más de la Real que del Sporting, pero más que por cualquier otra explicación, y dado también el nulo peligro que este equipo es capaz de crear a balón parado, por la necesidad de que los tres puntos se quedaran en Anoeta. Sin embargo, Anoeta sufrió cuando el Sporting marcó en el minuto 20. El linier acertó al levantar la bandera e instar al árbitro a que lo anulara, pues De las Cuevas, que empujó el balón al interior de la portería casi desde la línea de gol, estaba adelantado. Pero el miedo, en todo caso, se instaló en el cuerpo de los realistas. Y tardó en desaparecer algo más de diez minutos, los que tardó Griezmann en adelantar al equipo txuri urdin. Xabi Prieto está en el campo para cosas como la asistencia que dio al galo, por mucho que luego ande desaparecido. Y Griezmann está porque tiene un ángel que pocos jugadores realistas tienen, seguramente ningún otro. Su cabezazo, impecable. Eso sí, se aprovechó de que su marcador, Botía, resbaló al tratar de seguir su desmarque. No sé si la suerte es de quien la busca, pero suerte hubo. Por el gol anulado y por el 1-0. Lo difícil parecía, una vez más, hecho. Pero no, esta Real se mete en más líos de los que a veces sabe solucionar.
Quizá estaban en la cabeza de los realistas aquellos partidos de la primera vuelta que se ganaban tras adelantarse en el marcador y dejando la portería a cero. El caso es que la Real cedió de nuevo el mando del partido. Con un más que notable orden, con cierta velocidad en las contras y aprovechando la autopista que dejaba a su espalda Carlos Martínez cada vez que se incorporaba al ataque (Estrada, muy incómodo a banda cambiada, subió mucho menos), el Sporting fue ganando metros y haciendo que la Real los cediera. Ya antes del descanso, Bravo hizo otra parada antológica que confirma que el mejor nivel del portero chileno, el que ya exhibió hace una semana en el Vicente Calderón, ha regresado. Y lo hace en el momento decisivo de la temporada. Una gran noticia. Ifrán pudo marcar con un gran disparo que se marchó rozando la escuadra, pero había más peligro, aún sin grandes ocasiones de gol, en las llegadas del Sporting. Así llegó el empate a uno, un gran disparo desde fuera del área de De las Cuevas culminando una jugada en la que la defensa realista se mostró poco incisiva. Era el minuto 69 y Anoeta, por un instante, se temió lo peor, lo que ya vio cuando se adelantaron en el marcador Málaga y Hércules.
Pero esta vez la Real no se desinfló. Al contrario. Sin fútbol, insisto, el equipo le echó corazón y casta. Aupado por Anoeta, quiso ganar. No es fácil decir si sabía cómo hacerlo, pero quiso ganar. Apenas tres minutos después del empate, Tamudo, que ya había saltado al campo en lugar de Ifrán (el uruguayo llegó hasta el minuto 65 dejando en el césped una muy generosa actuación), tuvo el 2-1 en un buen remate de cabeza que Juan Pablo desvió a córner. Zurutuza salió del campo y dejó su puesto a Sutil, cambio con el que Lasarte hizo una apuesta novedosa que le salió bien. Normalmente venía centrando a Xabi Prieto en la mediapunta, pero esta vez quien ocupó esa posición fue Griezmann. Desde ahí recogió un mal rechace de la defensa sportinguista para hacer el 2-1 definitivo. Segundo gol del francés para casi certificar la permanencia y para ahuyentar los fantasmas sobre un cese de Lasarte. Desde luego, no podía haber un jugador más indicado para sacar la cara por el entrenador uruguayo. Y de nuevo la suerte se alió con Griezmann. El balón rebotó en dos defensas antes de llegar mansamente al fondo de la portería, permitiendo que Anoeta cantara el gol mucho antes de que traspasara la línea.
A diferencia de lo que sucedió otros días, el final del partido no fue demasiado sufrido. La tensión venía del agarrotamiento que tenían algunos realistas, de lo corto del resultado o de la memoria de días pasados, pero no del empuje de un Sporting que, eso sí, tuvo dos llegadas claras, un cabezazo de Barral y un centro del mismo jugador desde la derecha que Diego Castro no llegó a rematar en el segundo palo. Bravo no tuvo que intervenir en ninguna de las dos jugadas. En cualquier caso, la Real no tuvo muy claro cómo cerrar el partido, perdiendo algunos balones fáciles o buscando jugada en otros, cuando el partido exigía encerrarse en un córner y que el tiempo corriera. Sólo Tamudo tiró de manual y vio una tarjeta amarilla por perder tiempo. Esa tarjeta fue el colofón a un arbitraje muy mal medido de Iglesias Villanueva, que cabreó a los dos equipos casi por igual por su extraño rasero a la hora de pitar faltas y sacar tarjetas. Al menos no estropeo un hermoso espectáculo entre dos equipos que no mostraron demasiado fútbol pero sí muchísima entrega.
La gran noticia del partido es, indudablemente, que la Real suma de nuevo tres puntos y rompe una ya larguísima racha de siete partidos sin ganar. Por lo civil o por lo criminal, el Sporting no podía sacar nada de Anoeta y no lo sacó. Por fin la suerte sonrió al conjunto txuri urdin, con una doble carambola en el gol de la victoria. Griezmann volvió a marcar, y lo hizo convirtiéndose en el segundo jugador txuri urdin en anotar dos veces en un partido de esta temporada (Aranburu lo hizo en Getafe). Bravo volvió a deleitar, aunque esta vez, por primera vez en una victoria lograda en Anoeta, no consiguió que su portería quedara a cero. Y la Real remontó un resultado adverso, porque sólo de adverso se podía considerar un empate que hubiera dejado al equipo de Lasarte a tres puntos del descenso. Lo curioso es que la única remontada de la Real esta temporada desde un marcador de derrota momentánea había sido precisamente ante el Sporting de Gijón en la primera vuelta. A veces parece que sólo la Real revive muertos, y obviamente no es así. Seguro que a Preciado y a la afición sportinguista no les hará gracia esa pequeña estadística.
Lo que está claro, a pesar de la victoria, es que la Real no tiene el fútbol de la primera parte del campeonato. Si Zurutuza está desaparecido, si Xabi Prieto no consigue recuperar su liderazgo y si la defensa no tiene confianza (que la ha tenido incluso en partidos de la primera vuelta que se perdieron con claridad), el equipo pierde mucho valor y tiene que encomendarse al corazón, a la suerte o a cualquier elemento extraño para conseguir la victoria. Son tres puntos de oro y nadie se va a quejar, pero es obvio que para ganar con frecuencia hay que hacer algo más. Los errores siguen ahí y no se han terminado de corregir. Pero al menos el panorama ya está algo más claro. Con 38 puntos, una victoria más certificaría la salvación virtual. Con 18 puntos por jugar, parece imposible que el Almería (doce por detrás) y el Hércules (ocho por detrás) consigan recortarle esa distancia a la Real. Falta asegurar un tercer equipo que no supere a los de Lasarte. Y el calendario ahora se vuelve exigente, con visitas a San Mamés y Mestalla, y recibiendo al Barça en Anoeta (aunque, en vísperas de la semifinal de Champions contra el Madrid, veremos qué Barça). Mira que si es eso lo que le hace falta a esta Real que tanto parece temblar con equipos de la parte baja de la tabla...
sábado, abril 16, 2011
PREVIA Real Sociedad - Sporting. El día señalado
miércoles, abril 13, 2011
Soluciones para una final
martes, abril 12, 2011
¿Y quién vela por la memoria de Aitor Zabaleta...?
domingo, abril 10, 2011
ATLÉTICO DE MADRID 3 - REAL SOCIEDAD 0 ...y Bravo fue el único salvable del desaguisado
Si todos los cambios fracasan, lo normal es que la derrota sea inevitable. Desde el pitido inicial se vio que el Atlético iba a campar a sus anchas por el centro del campo y que la zona de creatividad realista tenía las luces apagadas. Mal en defensa y mal en ataque. Para cuando el Atlético se adelantó en el minuto 12, ya había dispuesto de dos clarísimas ocasiones de gol que desbarató Bravo, sin duda el mejor realista sobre el césped. No sólo el mejor, seguramente también el único que mantuvo el nivel exigible para disputar un encuentro de Primera División. Y el partido acabó 3-0, con eso se dice todo. El primer gol es producto de dos cuestiones fácilmente evitables con trabajo pero que la Real no termina de solventar. Un corner a favor horriblemente ejecutado, como casi todos hoy y toda la temporada, acabó en un contraataque atlético. El caso es que hubo falta táctica para cortarlo, pero no inteligencia para que esa falta sirviera de algo, con lo que el contraataque se produjo igualmente. Taconazo de Diego Costa ante la mirada de hasta cinco realistas y gol de Filipe Luis entrando desde atrás. Bravo, fusilado. El 1-0 pareció evitable, por mucho vendaval colchonero que quieran ver algunos y por mucho que de eso hubiera algo.
Triste es decirlo, pero lo mejor que tenía la Real en esos momentos era el 1-0, después de que Bravo sacara dos balones de gol más, en especial uno con el pie a disparo de Diego Costa que acabó estrellándose contra el palo izquierdo del meta chileno. Pero ni ese pírrico premio consiguió llevarse el equipo txuri urdin al descanso. ¿Por qué? De nuevo por la desidia del centro del campo. Seguro que muchos verán en el gol de Diego Costa un defecto de calidad de Carlos Martínez en la marca a Reyes. Y es verdad que se traga los tres amagos del atacante colchonero. Pero es descorazonador ver cómo nadie es capaz de echar un cable al bravo lateral realista, que sí es cierto que hoy protagonizó un partido horrible, muy lejos del entusiasmo que ha demostrado durante toda la temporada. Hasta cuatro jugadores realistas miran desde el interior del área cómo Reyes juega a su antojo con Carlos Martínez. Nadie ayuda y nadie cubre a Diego Costa. ¿Conclusión? Que Reyes se va como quiere de Carlos Martínez y Diego Costa empuja a placer. El cabreo de Bravo fue tan comprensible como evidente. Era el minuto 45 y se rompía la ya mínima ilusión que quedaba por sacar algo del Calderón.