Si hay un puesto mítico en la Real Sociedad, ese es el de portero. Luis Arconada, la mayor leyenda txuri urdin, consagró definitivamente la meta realista como un santuario que exigía una entrega todavía mayor si cabe para hacer honor a su trayectoria. Su sombra, de hecho, devoró a porteros de enorme calidad que tuvieron que triunfar en otros clubes, y ha sido siempre la referencia definitiva para todo aquel que portaba el 1 a la espalda o al menos ocupaba esa posición. Arconada fue la cumbre de una posición que siempre ha tenido enormes arqueros. Ser guardameta en la Real era casi una religión, y la cantera guipuzcoana siempre ha sido de las mejores de todo el fútbol española.
Pero ahora esos tiempos han quedado un poco en el olvido. La Real no cuenta con un portero de la casa desde el tiempo que Eñaut Zubikarai ocupó la portería txuri urdin, y el último en jugar de una manera más o menos regular fue Asier Riesgo. Para que nos hagamos una idea de lo que eso supone, el primero ya se ha retirado y el segundo, a sus 37 años, ha renovado para defender una temporada más la portería del Leganés. La Real lleva ya tiempo buscando porteros fuera de Zubieta, y eso ha hecho que el fichaje del australiano Mat Ryan, el primero de esta temporada, le convierta en el quinto guardameta extranjero que defenderá la meta del equipo realista.
El pionero no fue precisamente el más afortunado. El sueco Mattias Asper llegó a la Real Sociedad en el verano del año 2000 procedente del AIK Solna y de la mano de un Javier Clemente que no tenía demasiada confianza en Alberto. El espigado guardameta no fue recibido en el mejor de los ambientes, le pesó enormemente ser el que abrió aquella vía histórica y la destitución del de Barakaldo tras seis partidos le llevó de nuevo al banquillo. Toshack le dio algunos encuentros más, pero solo llegó a defender la meta realista en diez ocasiones durante las dos temporadas que estuvo en el club, del que salió primero cedido al Besiktas y después traspasado al Malmö.
Aquella cesión de Asper se produjo, precisamente, por la llegada del segundo portero extranjero de esta lista, el holandés Sander Westerverld, que llegó procedente del Liverpool en el mercado invernal de la temporada 2001-2002. No convenció demasiado en esos primeros meses, pero fue un pilar fundamental del equipo subcampeón de la siguiente campaña. Sus enormes reflejos bajo palos, su carácter y su portentoso juego con el pie dejaron huella en el club. En la temporada 2003-2004 empezó a tener problemas con las lesiones, lo que incluso le llevó a perderse los octavos de final de la Champions ante el Olympique de Lyon. En el siguiente verano, el club apostó por el joven Riesgo, y el holandés tuvo que emigrar a Mallorca, donde coincidió, casualidades de la vida, con Miguel Ángel Moyá, y dejó de pertenecer a la Real en junio de 2005, con 84 encuentros jugados.
El tercer guardameta extranjero, el primero sudamericano, es el de mayor trayectoria. El chileno Claudio Bravo no lo tuvo fácil. Fichaje de José Marí Bakero en la temporada 2006-2007, la del descenso a Segunda, el ex de Colo Colo se hizo con el puesto precisamente tras su cese. En Segunda se pasó un año en blanco para que jugara Riesgo, se le declaró transferible pero no se le pudo colocar y se acabó convirtiendo en el guardameta del ascenso de 2010, con gol incluido al Nastic de falta directa. Bravo mantuvo un altísimo nivel, nueva participación en Champions incluida, hasta que dejó el club, en la temporada 2013-2014, cuando la Real le facilitó su salida al Fútbol Club Barcelona, tal y como se le prometió. Bravo pagó al club con una extraña moneda, denunciando a la entidad para exigirle una prima de fichaje a la que había renunciado explícitamente. El juicio, por supuesto, lo perdió, junto con el cariño de muchos aficionados, a pesar de sus 236 partidos de txuri urdin.
La Real encontró a su sucesor en el mercado latinoamericano. El argentino Gerónimo Rulli se convirtió en el cuarto portero foráneo de la historia del club en el verano de 2014, procedente de Estudiantes. Su debut, en el drama europeo de Krasnodar del que salió lesionado, fue el peor de los augurios, pero el guardameta rindió a muy buen nivel. Cada verano había culebrón Rulli por sus cesiones, cada vez más complicada, pero fue parte importante en la clasificación europea de 2017. Ahí empezó el declive del argentino, cada vez más cuestionado por sus errores y perdiendo el sitio tras el fichaje de Moyá. Roberto Olabe siempre tuvo claro que quería prescindir del argentino, y primero lo cedió al Montpellier en la temporada 2019-2020, para después recalar ya de manera definitiva en el Villarreal. La portería de la Real la ocupó en 170 ocasiones.
Ahora la Real cambia de nuevo de continente, tras dos europeos y dos sudamericanos, le llega el turno a un guardameta de Oceanía. La diferencia es que todos los porteros que habían venido hasta ahora, con mayor o menor éxito posterior, llegaron para ser titular, mientras que todo apunta a que el club quiere a Ryan como guardaespaldas de Remiro. La historia del australiano acaba de empezar.