lunes, febrero 28, 2011

Patadas, lesionados y quejas

Nunca llegué a ver la entrada con la que el zaragocista Zayas destrozó la rodilla de Satrústegui y, al mismo tiempo, lo que le quedara de carrera deportiva. Nunca la vi y sin embargo siempre me impactó. Cada vez que leo el nombre de Zayas me imagino a un salvaje carnicero vestido de futbolista que apuntó a la pierna del 9 realista adrede. Y a lo mejor no fue así, no lo sé. La imaginación del niño que fui y que nunca vio esa jugada no tenía dudas, pero después, a medida que uno va viendo fútbol, se da cuenta de que hay muy poquitas entradas perpetradas para lesionar. Oriol no fue a destrozarle la rodilla a Aranburu, pero también se la destrozó. Zigor tampoco fue a partir la pierna de Díaz de Cerio, pero se la partió. Quiere esto decir que el factor suerte cuenta y mucho en esto de las lesiones. Que las entradas están a la orden del día y forman parte de las estrategias de muchos, la mayoría, de los entrenadores y que los hachazos para lesionar apenas existen. Pero lesiones hay, por lo que cuantas más faltas reciba uno más posibilidades tendrá de caer lesionado.
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Viene esto a cuento de la terrorífica entrada que sufrió Zurutuza en Cornellá-El Prat. Para Ayza Gámez, ese árbitro por lo visto tan casero como poco valiente cuando pita en un estadio que no sea Anoeta (es el que perpetró aquella salvaje labor contra el Atlético de Madrid esta misma temporada), esta jugada fue sólo merecedora de amarilla. Zurutuza habló del tema ayer: "En Primera División he visto entradas de ese estilo, incluso más suaves, por las que se han mostrado tarjetas rojas". "Recibiendo así igual no duro en esto hasta los 30", añadió. Y con esa frase ya tengo a Zayas en la cabeza otra vez. Otra perla más sobre este asunto del talentoso mediapunta: "Me cazaron bien pero me estoy acostumbrando. A estas alturas no me voy a quejar, es una batalla perdida. Para hacer este tipo de reclamaciones ya estáis los medios". Si y no, David, sí y no. Y me explicó, porque el tema me parece que está cobrando un cariz más complejo del que pensamos, porque Xabi Prieto hace algunos días lanzó un discurso parecido con el que no estoy del todo de acuerdo.
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Es evidente que los medios de comunicación tendrían (tendríamos) que denunciar aquello que va en contra del fútbol, esto es, el juego violento. Yo vi la entrada en directo y pensé que era una tarjeta roja como una catedral. Era el minuto 30 y la Real habría jugado 60 en superioridad en un partido que, en ese momento, estaba dominando. El perjuicio al equipo txuri urdin es evidente. No es la primera vez que sucede en esta Liga algo parecido, y es que la Real sólo ha jugado en superioridad un minuto y medio en lo que llevamos de Liga. Un minuto y medio, ante Osasuna, en casa y ganando, que se dice pronto.
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Los datos dicen que Xabi Prieto es el tercer futbolista de la Liga que más faltas recibe (78, una cada 29 minutos) y Zurutuza el sexto (67, una cada 27 minutos; el mismo número que el siempre protagonista Cristiano Ronaldo, que tarda ocho minutos más de media en recibir una infracción). Ningún otro equipo suma dos jugadores entre los diez primeros de esta lista. La Real es el tercer conjunto que más faltas recibe. Lleva ya 400, a una media de 16 por partido y sólo por detrás de Villarreal y Sevilla. Es de cajón con esos datos que algo falla en la labor de los árbitros que juzgan a la Real cada semana, pues lo de cazar a Xabi Prieto y Zurutuza es ya orden establecida en los rivales, que se van habitualmente sin tarjetas.
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Eso lo saben ya los jugadores de la Real y también los rivales. Pero ahora vamos con algo que parecen no conocer los futbolistas de nuestro equipo. Y conste que es sólo un ejemplo casual, seguro que hay y habrá más en la Liga. Hoy en todos los periódicos se habla de la dureza de David Navarro contra el Athletic. Joaquín Caparros dice que a Llorente "le acribillaron a patadas". Hasta en la sopa hay imágenes de la violencia, cierta y denunciable, del defensa del Valencia. Pero vamos a los datos testarudos. Llorente en el partido recibió tres faltas, dos menos de las que cometió. El 9 del Athletic no está ni entre los 20 jugadores que más faltas sufren de la Primera División. Y el equipo bilbaíno es el sexto equipo que menos faltas sufre de toda la categoría.
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¿Moraleja? Que quien no llora, no mama. Tan triste como cierto. A mí no me gustaría ver a los jugadores de la Real quejándose de todo y contra todos, como hacen la mayoría de los jugadores y técnicos de Primera. Pero, las cosas como son, suele funcionar. No estoy pidiendo a Xabi Prieto o Zurutuza que estén todo el día quejándose, ni a los jugadores de la Real que presionen continuamente a los árbitros, estoy miuy orgulloso del juego limpio de la Real en éste y en otros muchos aspectos. Pero sí creo que es hora de dar un paso adelante y dejar de dar esta imagen de ingenuidad permanente. Porque el día menos pensado, nos topamos con otro Zayas o con otro Oriol.
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A los medios de comunicación sólo se les puede decir lo de siempre. Que están cometiendo otro agravio comparativo con la Real. Que no quieren mirar las estadísticas que afecten a otros jugadores que no sean Cristiano Ronaldo o Messi. Que no han querido poner la imagen del entradón a Zurutuza en ninguna crónica impresa o resumen televisivo, pero sí entienden como decisivo que un entrenador se pelee con un cuarto árbitro. No sirve de nada clamar en el desierto, pero si el hartazgo no se canaliza por algún medio, en algún momento tendremos otra rodilla destrozada, como las de Satrústegui o Aranburu. Igual así, con una tragedia sobre la mesa, conseguimos un poco de atención respetuosa de algún medio de comunicación. Igual. No lo deis por seguro, que puede que ese día haya algún crack galáctico presentado una colección de cromos y no habrá espacio entre tanto glamour para algo de fútbol.

sábado, febrero 26, 2011

ESPANYOL 4 - REAL SOCIEDAD 1 Un ejercicio de irresponsabilidad

Asombroso ejercicio de irresponsabilidad el que ha perpetrado hoy la Real en Cornellá-El Prat. Una espléndida primera mitad quedó emborronada por una nefasta segunda mitad. Un equipo muy competitivo, superior a su rival, notable en todas las líneas fue el que mostró la Real en la primera mitad. Un equipo desgastado, blando, carente de chispa e inexplicablemente indefenso es lo que se vio en la segunda, con condicionantes en forma de lesiones y cuestiones arbitrales, sí, pero demasiado indefenso. El Espanyol no necesitó demasiado para golear, aunque lo que hizo lo hizo bien. Pero lo que queda es un partido complicado de entender, en el que las dos caras que ha mostrado el conjunto txuri urdin han costado una severa e inmerecida goleada. Todo lo bueno se ha hundido por esos indecentes 45 minutos finales. Hay explicaciones a los goles y a la derrota, pero todo quedará escondido por un resultado contundente que deja como principal conclusión que la Real no ha sido capaz de pensar en el futuro. No ha pensado en Europa y, por el contrario, parece haber creído que no pasaba nada por perder hoy. Y ha pasado. Ya lo creo que ha pasado. Lo que está claro es que así es casi imposible ganar un partido que no se debió de perder.

Lasarte sorprendió en su alineación. Las bajas de Aranburu y Elustondo ponían a Illarramendi en una situación inmejorable para debutar como titular en el primer equipo de la Real. Él era el pivote de condiciones más ofensivas que le quedaba al técnico uruguayo y, con valentía, le puso en el once. La sorpresa vino en su acompañante. Diego Rivas se quedó en el banquillo y jugó Markel. Ni tiene suerte ni termina de buscarla como debe el canterano. No tiene suerte porque la derrota le señalará como uno de los puntos débiles del equipo. Y con razón. Pero no termina de buscarla, porque hoy tenía una oportunidad espléndida. Estuvo bien en la primera mitad, pero se hundió en la segunda. Como todo el equipo, pero su puesto fue clave para entender el resultado final porque el Espanyol ganó en el centro del campo. Quizá el mal fue el mismo que afectó en Pamplona en la primera vuelta, con la salvedad de que entonces se extendió a los 90 minutos. El cambio del doble pivote de golpe no es fiable. Bien es cierto que en la primera mitad la cosa funcionó, y eso hay que agradecérselo a un Illarramendi que ha empezado bien su andadura en el primer equipo. Ha aportado cosas que no se veían en este equipo y merece más oportunidades.

Con esa base, la Real de la primera mitad fue... la Real. Ni más ni menos. Con sus defectos pero con sus muchas virtudes. Hizo lo que se espera de ella. Buena presión arriba, mucha solidez atrás (volvió Mikel González y jugo una primera mitad a un espéndido nivel junto a Demidov) y apariciones destacadas de sus hombres de más calidad. Así es como la Real gana partidos y así salió al césped de Cornellá-El Prat. Daba la impresión de que hablar tanto de la lucha por Europa había calado en el equipo. De que la confianza mostrada en tantos partidos de esta temporada bastaba para luchar por cotas más ambiciosas que las previstas en agosto. Bravo fue un espectador durante los primeros 45 minutos y, en la otra portería, Kameni tuvo que hacer dos grandes paradas, una a Zurutuza y otra a Tamudo. Griezmann también tuvo el gol en sus botas, pero realizó un disparo incomprensible que casi se marcha fuera de banda cuando encaraba en solitario al portero espanyolista. La ocasión fue más clara del miedo que finalmente sembró en la grada del estadio perico. Las opciones realistas de marcar fueron el claro reflejo de cómo estaban jugando ambos equipos. La Real era mucho mejor que el Espanyol.

Pero a esta Real, al margen de todas las críticas que se le quieran o se le puedan hacer, le falta suerte. Mucha suerte. Y no lo digo sólo por hoy, sino por demasiados partisos de esta campaña. Cuando lo que merecía era ganar, se puso por detrás en el marcador. Y con una suerte esquiva. Suerte y algo más. Ayza Gámez es un mal árbitro. Hoy demostró además que es casero. El primer gol viene de una falta inexistente que el Espanyol saca rápido, recibe Álvaro Vázquez y su disparo, que no cogía portería, rebota en la pierna de Estrada y se introduce en la portería de Bravo sin que el chileno tenga la más mínima posibilidad de evitar el gol. 1-0 totalmente inmerecido. Muy inmerecido. Y era el minuto 42 de la primera mitad. Pero la Real, otra noticia que se veía como muy positiva en ese momento, tiró de casta. Mantuvo el dominio del balón y así provocó un corner. Griezmann lo botó con maestría al segundo palo, donde Demidov se lanzó con una potencia descomunal y su cesión cayó en los pies de Estrada, que compensó su gol en propia puerta convirtiendo su primer tanto con la camiseta del primer equipo. Maldición rota, y por eso lo celebró con rabia, por eso y por el gol en propia puerta, pero de una forma amarga puesto que al final no sirvió para nada.

Hablan de los goles psicológicos, pero la Real se mueve al margen de casi todas las leyes lógicas de demasiadas disciplinas y el cambio operado en el descanso fue de lo más negativo que ha enseñado el equipo txuri urdin en toda la temporada. El bajón realista fue proporcional a la mejora del Espanyol, y viceversa. ¿Ganó el partido el Espanyol o lo perdió la Real? Que cada cual se quede con lo que quiera. El caso es que el partido se acabó en el minuto 54, con el 2-1. Sergio García marcó un golazo, con un espléndido control orientado que descolocó por completo a Demidov y marcó a placer el segundo del equipo local. Si la Real ya había salido mal tras el descanso, el gol terminó de cercenar sus posibilidades de sacar algo del partido. La misma casta que se empleó tras el 1-0 hubiera bastado, probablemente, para puntuar. Pero no apareció. La Real no reaccionó. Ni siquiera intentó reaccionar, y eso es lo más doloroso. El Espanyol campaba a sus anchas por el centro del campo pero ni así era capaz de generar ocasiones de gol. Revisando la actuación de Bravo, sólo tuvo que hacer una parada de mérito. Kameni, eso sí, fue ahora el espectador de lujo, con un único disparo fuera de Sarpong casi al final y un cabezazo muy alejado de la portería a cargo de Mikel González.

Pero lo peor de la segunda mitad estuvo en los jugadores que desaparecieron. Demasiados. Casi todos. Y empezando por los de más calidad. Dijo Lasarte que los tres mediapuntas tenían problemas físicos que condicionaron el partido y sus propios cambios. Xabi Prieto, Zurutuza y Griezmann, de hecho, fueron los tres cambios y dejaron su lugar a Sarpong, Sutil y Agirretxe. A esas molestias tiene que contribuir necesariamente el golpeo continuo que sufren por parte de los rivales. Ayza Gámez, decía antes, demostró ser casero. Lo demostró cuando a la media hora de la primera mitad una alevosa, muy alevosa y criminal patada a Zurutuza, se quedó en tarjeta amarilla. Sigue la Real sin jugar en superioridad más que un minuto y medio en toda la temporada, y eso teniendo a dos de los jugadores más castigados por los rivales casi parece una burla. No creo que haya mucha gente que pueda negar que ya es una estrategia establecida por todos los rivales cortar todo avance de Zurutuza y Xabi Prieto en falta. ¡Si hoy esa situación la sufrió hasta Markel Bergara! ¿Tarjetas? Una para cada equipo. Que la de la Real fuera para Illarramendi da una idea muy clara del carácter y de las intenciones del árbitro.

Es doloroso ver un partido acabado cuando quedan tantos minutos por jugar, porque lo único que puede pasar en estos casos es agravar la impotencia que generan derrotas así. La sangría aumentó en dos goles más. El tercero puede ser en fuera de juego. Pero si lo es forma parte de los disculpables, de jugadas rápidas, en carrera, y con posiciones muy ajustadas. Las cosas como son. Pero, desde luego, no hubo sombreado en la retransmisión televisiva para aclarar la duda, por si alguien lo había pensado. En cualquier caso, es un golazo de Callejón. El 3-1 tenía un daño añadido para la Real, en el que nadie ha reparado porque hoy el equipo txuri urdin no quiso pensar en Europa, y es que el average particular se queda en manos del Espanyol gracias a ese tanto. El 4-1, de Javi Márquez, fue tan doloroso como anecdótico. Menos anecdótico parecía que Bravo se comiera ese gol por su palo o que procediera de una nueva falta inexistente. Habrá quien piense que la derrota es justa, y la culpa de eso la tiene el bajón brutal que ha experimentado el equipo en la segunda mitad. De eso toca hacer autocrítica. Y seria. Pero no creo que alguien crea que el 4-1 ha sido un fiel reflejo de lo que se ha visto en el campo.

Tamudo no tuvo la opción de marcar un gol a su ex equipo, y eso será para muchos la noticia del partido, como lo había sido antes de que se jugara. Mirando la clasificación, hay que tirarse de los pelos. El descenso, por si alguien quiere seguir mirándolo, recorta un punto y se queda a diez. El duelo directo entre Atlético de Madrid y Sevilla acabó en empate, lo que hace que la séptima plaza sólo se escape en un punto, aunque los colchoneros pasan a la Real gracias al muy doloroso detalle de que el equipo txuri urdin se convierte en el segundo equipo más goleado de la Liga, sólo superado por el colista, el Málaga. Habrá que esperar al partido de mañana del Athletic para saber a cuántos puntos se queda la sexta plaza, pero duele que el Espanyol se escape a seis puntos, siete con el gol average directo, cuando en realidad no es tan superior al conjunto de Lasarte. Duele mucho. Para quien quiera seguir mirando la Europa League sigue estando muy a tiro. Partido a partido, pero miremos la clasificación. Decía el técnico que se corre el riesgo de no valorar la permanencia si pensamos en Europa. Yo creo que ahora mismo el peligro es el contrario. Que por saber que la permanencia es un éxito no nos demos cuenta de que somos capaces de lograr mucho más. Eso, con todos los inconvenientes arbitrales, de lesiones, de fortuna o de méritos que se quiera, es lo que ha demostrado la Real hoy.

viernes, febrero 25, 2011

PREVIA Espanyol - Real Sociedad. Revelaciones y futuros

Seguro que pocos pensaban que la Real llegaría a la jornada 25 (sábado, 18.00 horas, Cornellá-El Prat; PPV) con la posibilidad de meterse entre los seis primeros si suma los tres puntos en su partido. Ese es el enorme premio que ya ha conseguido este equipo después de unos meses de espléndido trabajo. Dicen que el Espanyol era la revelación de esta Liga, y lo es, pero resulta que esta Real, recién ascendida de Segunda División, está en disposición de alcanzar y adelantar a los pericos si se trae la victoria de un campo que no conoce pero ante un rival que no se le ha dado mal en los últimos años. Qué no seremos nosotros si ganamos. Será también un partido para dirimir el futuro de muchos, empezando por el de la Real. Porque de ganar sumaría 37 puntos, los mismos que ya dieron la permanencia la temporada pasada. Un signo inequívoco, tan firme como el de entrar en puestos europeos, de que una victoria daría por cumplido el primer objetivo de la temporada (y con una brillantez que pocos soñaban) y cambiaría ya por completo el sentido de lo que resta de Liga. Pero siempre disfrutando y reconociendo los logros de Lasarte y sus chicos.

El once que saltará al césped del estadio del Espanyol tendrá algunos cambios con respecto al que jugó hace unos días ante el Mallorca. Y si uno estaba previsto, pues Aranburu es baja por acumulación de amonestaciones, el que también se queda fuera del equipo titular por sorpresa es Ansotegi. Lasarte empieza con él un ciclo de rotaciones que, en este caso concreto, justificó por su reciente paternidad y la necesidad de "darle aire" en algún momento, y más ahora que habrá tres partidos en nueve días. Hay una tercera baja con respecto a la convocatoria de la pasada jornada y es Elustondo. La ausencia de Aranburu le abría las puertas de la titularidad (Lasarte confirmó que él era el elegido), pero un rotura de fibras le hará perderse los tres próximos encuentros. Para los próximos, el regreso del capitán minimizará esa baja, pero para el encuentro ante el Espanyol supone un nuevo contratiempo para Lasarte. Los tres jugadores que entran en la lista de 18 convocados para suplir estas ausencias son Labaka, Carlos Martínez e Illarramendi.

Con estas premisas, el once que presumiblemente formará Lasarte plantea varias dudas. No en la portería, donde Bravo es indiscutible. Ya en la defensa está por ver qué planes tiene Lasarte. Lo normal es que Estrada, Demidov y De la Bella sigan en el once. Y también normal sería que entrara Mikel González. El regreso de Carlos Martínez abre la duda, aunque bien sabido es que a Lasarte no le entusiasma hacer cambios sin necesidad cuando algo funciona, y Dani Estrada ahora mismo está funcionando de forma notable. Diego Rivas parece fijo en el doble pivote y la duda está en su acompañante. Markel es el otro pivote que le resta en la plantilla, pero esa parece una apuesta más defensiva y el perfil de Aranburu y Elustondo parece cubrirlo mejor Illarramendi. ¿Se lanzará Lasarte a dar la alternativa al canterano como titular? Zurutuza parece una opción más remota. Por delante, parece claro que repetirán los mismos (Griezmann, Zurutuza, Xabi Prieto y Tamudo), aunque la previsión del partido de miércoles, así como el precedente de anteriores jornadas entre semana, invita a pensar que Lasarte podría introducir algún cambio y rotar a sus jugadores, sea hoy o el miércoles.

El cuerpo pide definir este partido como el regreso de Tamudo a su casa. Hay morbo ahí. Y más teniendo en cuenta la enorme racha que ha encadenado el ahora delantero realista desde que se lesionó Llorente. Son tres goles y uno más forzado en propia puerta en cuatro jornadas. Y gracias a los nueve puntos logrados en ese tiempo, el equipo txuri urdin ha alcanzado ya los 34. Comienza la jornada en la octava posición, igualado con el séptimo clasificado, el Sevilla, que ya está en puesto europeo. El Espanyol tiene tres puntos más que la Real, por lo que la victoria txuri urdin le permitiría empatarle y superarle en el average particular (en el general también está por delante, -2 por -5 de los periquitos). Una victoria visitante metería ya de lleno a la Real en la lucha por clasificarse para la Europa League, pero no ya sólo por el séptimo puesto, sino también por el sexto y, en función de los próximos resultados del Athletic (que ahora tiene cuatro puntos más que la Real), también por el quinto. El Espanyol, como la Real, no sabe lo que es empatar en casa, ha ganado ocho encuentros y ha perdido tres, los dos últimos ante Real Madrid y Villarreal. De hecho, el equipo barcelonés acumula cuatro derrotas seguidas en Liga. La Real no gana fuera desde el 0-4 en Getafe del 15 de enero.

No era el campo del Espanyol uno de los más propicios para la Real, pero la tendencia pareció cambiar en los últimos años, aún con algún disgusto puntual. En total, estos dos equipos se han enfrentado en 61 ocasiones en Primera con el Espanyol como local, con un balance de 31 victorias locales, nueve visitantes y 21 empates. Pero desde que el conjunto perico dejó Sarriá (la 96-97 fue la última temporada allí), son diez los enfrentamientos, con cuatro victorias realistas y otros tantos empates. Eso sí, las dos derrotas llegaron en los dos últimos encuentros jugados en Montuic. Está por ver qué pasará en Cornellá-El Prat, campo que la Real no conoce. En Segunda, sus caminos se cruzaron una sola vez, en la campaña 62-63, y el resultado fue de empate a cero. El 0-4 de la temporada 87-88 es la mayor goleada txuri urdin en Barcelona, con dos goles de Loren y uno de Zamora y el malogrado Mugika. En Montjuic se recuerda el 0-3 de la gran campaña 97-98, con otro gol de Loren y dos de Kovacevic, uno de ellos de penalti. La última victoria txuri urdin data del año del subcampeonato, 2002-2003, por 1-3 (de nuevo con dos tantos de Darko y uno de Aranburu). En la temporada 41-42, en la que la Real descendió a Segunda, el equipo encajó un doloroso 8-0.

El último partido que jugaron Espanyol y Real Sociedad en Barcelona, en la temporada 2006-2007, fue una de las mejores explicaciones de por qué bajó la Real. Venía el equipo txuri urdin de lograr siete puntos de nueve posibles. El Espanyol jugaba unos días después el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa de la UEFA ante el Benfica (acabó jugando y perdiendo la final contra el Sevilla) y reservó a diez jugadores. Es decir, jugaban una Real lanzada que soñaba con la permanencia y un Espanyol que no quería jugar este partido, sino el del jueves siguiente. Y ganó el Espanyol 1-0, gol de Coro en el minuto 57. Inconcebible. La Real jugó uno de los peores partidos del año, si no el peor. Lotina se inventó un equipo que nada tenía que ver con lo que necesitaba la Real. Tres mediocentros en un día en el que había que salir a ganar y Herrera como único delantero. Koavcevic (salió en la segunda mitad por Herrera), Aranburu y Mikel González en el banquillo. Cuatro canteranos en el once y siete foráneos. En la segunda parte jugó hasta Novo, al que no se le recuerda casi nada ya. Así, lo normal es lo que sucedió: ni una sola ocasión de gol y derrota. La salvación estaba a ocho puntos y quedaban nueve jornadas. Posible, sí, pero no se logró.

En la primera vuelta de la presente temporada ganó la Real por 1-0. Por fútbol, una victoria merecida, pero que tuvo muchos matices. El equipo de Lasarte jugó un buen partido, comandado en ataque por un espléndido Zurutuza y dispuso de numerosas ocasiones de gol, muchas de ellas de cabeza, aunque la mayoría no encontraron la portería de un digno rival. El gol de la Real llegó, tras dos penaltis no pitados, de la manera más afortunada, pero con clase. Sarpong revolucionó el partido saliendo desde el banquillo y forzó varias jugadas de mérito por la banda izquierda. Una de ellas fue el lanzamiento de un libre directo que sacó Kameni, rebotó en la escuadra y el rechace lo introdujo en su propia portería Forlín. Apenas quedaban cinco minutos para el final del partido. El Espanyol se lanzó como un poseso en busca del gol del empate, y gozó de algunas ocasiones para lograrlo. Pero apareció la figura de Claudio Bravo, en su mejor momento de la temporada. Ya en la primera mitad había hecho una gran intervención, pero se había guardado una obra de arte para el final, un paradón descomunal lanzándose de palo a palo cuando todo el mundo pensaba ya en el 1-1. No llegó. Ganó la Real, y lo hizo con justicia. Y Anoeta empezaba a ser el fortín deseado también en Primera.

martes, febrero 22, 2011

Odios despertados y por despertar

Hace algunos años, unos catorce o quince, viajé a Bilbao. No había partido aquel día, eran otros mis asuntos allí, pero quise acercarme a ver San Mamés por fuera. La rivalidad es la que es, no se puede engañar, pero si llaman a ese estadio La Catedral algo tendrá que merezca la pena verse. Por fuera no, ya os lo digo, pero ver un partido allí sigue siendo una tarea que me queda por hacer y que me gustaría completar antes de que este estadio pase a la historia, como lo hizo ya Atotxa hace ya muchos años. El caso es que, según me alejaba del estadio, me topé con una pequeña tienda de recuerdos. No sé si hoy podría ubicarla. En su escaparate, vi varios pins del Athletic. Y, junto a aquéllos, uno en el que aparecía la leyenda "Anti realista", en el que un león devoraba un escudo de la Real, muy mal dibujado por cierto.

Entré a comprar el pin. Sé que con eso enriquecí en unas pocas pesetas el patrimonio de alguien que se creía muy gracioso pero que no entiende nada ni de fútbol ni de rivalidades, pero lo compré. Nunca hasta entonces había visto algo así. Sí a algún ultra del Madrid, del Barça o del Atlético llevando una bufanda anti lo que sea, pero no algo tan cotidiano como aquel pin. Igual es una dramatización poética de la realidad que hoy hace mi memoria, pero aquel día me di cuenta de que el fútbol no era eso, no podía nunca ser eso.

Llevo tiempo pensando que la Real es un club apreciado y querido, incluso por gente que no sabe muchas cosas sobre él. Creo que la gente, en general, se da cuenta del mérito que tiene que un equipo de una provincia tan pequeña haya salido adelante en el fútbol de élite, durante tanto tiempo y con grandes momentos de triunfo, a pesar de las dificultades que ha padecido. Estoy convencido de que en este eterno debate sobre la cantera el aficionado se da cuenta de que la Real es uno de los equipos que mejor la cuida ahora y, con pequeñas excepciones, a lo largo de toda su historia.

Pero admito que estoy muy preocupado, porque estoy detectando algo que sólo puedo entender como un odio, tan irracional como inexplicable. Y no procede de los aficionados radicales, esos que por desgracia siempre van a estar ahí y que tienen presencia en todas las aficiones del mundo. Procede de los medios de comunicación. Estoy muy preocupado, porque no entiendo a qué se debe. Y estoy preocupado porque denunciarlo es posible que provoque que algunos me vean como un victimista más, como un llorón o como un defensor de los radicales. Nada de eso. Siempre estaré en contra de los cafres que emponzoñan nuestro fútbol a todos los niveles y escondidos detrás de cualquier bandera, incluso la mía. Pero lo que hay que denunciar, se denuncia, confiando en la buena fe de los demás aficionados y profesionales que hacen vida en nuestro fútbol.

¿Por qué escribo todo esto? En el informativo de Cuatro, en su edición de tarde del martes 22 de febrero de 2011, presentado en su espacio deportivo por Manu Carreño y Juanma Castaño, han comenzado el resumen del Real Sociedad - Mallorca denunciando los gritos ofensivos e insultantes (desde el por desgracia clásico "muérete" al igualmente ofensivo "esto no es un portero, es una p... de cabaret") que desde un fondo de Anoeta se profirieron contra Aouate, portero bermellón, que éste respondió con cortes de manga, peinetas y tocándose sus genitales. Toda la escena es lamentable. Desconozco si hay alguna vieja rencilla con este guardameta, así que no voy a entrar en quien lanzó la primera piedra.

Pero sé, como todos sabéis, que gritos así se escuchan en todos los campos de Primera División, semana sí, semana también. Denunciables en todo caso y también en éste ¿Pero por qué los de Anoeta, sólo los de Anoeta, han sido noticia? ¿Por qué fueron noticia otros cánticos que Marca relacionanó con la bandera española que lució el Atlético de Madrid en su partido en San Sebastián? ¿Por qué hubo tanto ensañamiento en la prensa con los jugadores de la Real que firmaron un manifiesto legal de apoyo a una marcha pidiendo el acercamiento de los presos de ETA a prisiones vascas? ¿Por qué parece la Real es protagonista, muy a su pesar, de campañas que parecen nacer del odio y que buscan fomentar más odio aún?

Si hago trabajar a mi memoria, recuerdo hechos graves que ha sufrido la Real en primera persona y que apenas recabaron este interés de los medios de comunicación. Recuerdo el botellazo a Lillo en Málaga, que ni siquiera fue sancionado. Recuerdo, muy frescos todavía en mi memoria, los insultos del fondo sur del Santiago Bernabéu a los realistas, que ni Marca ni AS destacaron. Recuerdo que en Salamanca la Policía tuvo un trato indigno con una afición txuri urdin. Me recuerdo rodeado de caballos de la Policía Nacional junto al Vicente Calderón para evitar la traca final de una lluvia de pedradas lanzadas por cafres que igual se sienten aficionados del Atlético de Madrid, y recuerdo la cabeza ensangrentada de un chaval que sólo había cometido el delito de llevar una bufanda de la Real.

Recuerdo también el nulo eco que encontraron las denuncias de partidos comprados que impidieron que la Real subiera a Primera. Recuerdo que los penaltis que sufre la Real no forman parte de listas muy comentadas en los medios de comunicación. Recuerdo que de Villaratos sólo se habla con algunos equipos pero no con otros. Recuerdo una repetición del pase en fuera de juego de Tamudo a Ansotegi ante el Almería, durante la misma retransmisión del encuentro, con un sombreado en la pantalla de la línea, algo que no apareció con los goles en fuera de juego que Zaragoza o Atlético de Madrid le marcaron a la Real (¿lo habéis visto en directo en algún otro partido que no sea el Real - Almería? Yo no). Recuerdo que Xabi Prieto es el único jugador de Primera amonestado por una paradinha.

Recuerdo muchas cosas que perjudicaron a la Real que no han trascendido y otras que dan una mala imagen del club o de sus jugadores que sí lo han hecho. Y no dejó de preguntarme por qué. ¿Hay un por qué? ¿O es sólo la incompetencia periodística (por decir algo, hoy es noticia deportiva que Piqué mantenga una relación sentimental con Shakira, así que tampoco podemos pedir a los periodistas deportivos que sepan de deporte, ¿no...?) de no valorar el daño que se hace al emitir unas imágenes y otras no?

Ya no sé qué pensar. Ya no sé si el montaje de un resumen en el que no aparece un claro penalti no señalado a favor de la Real obedece a una mano negra o la incapacidad del periodismo deportivo. Ya no sé si esperar con ansia un error de un aficionado o un jugador realista para mostrarlo públicamente esconde un odio desmedido hacia la Real. Ya no sé nada. Sólo que se están dando demasiadas casualidades como para no meditar en este asunto. Y en los odios que quedan por despertar gracias a estos odios ya despertados que campan irresponsablemente por el fútbol español. Me confieso muy preocupado por este asunto. Mucho. Porque la próxima vez que sufra un episodio de violencia en un campo de fútbol, ojalá no pase, me acordaré de todo esto. Reflexionemos antes de que sea tarde.

lunes, febrero 21, 2011

REAL SOCIEDAD 1 - MALLORCA 0 Domando los elementos

La Real se ha convertido en una domadora de elementos. Porque da igual el reto, este equipo sueña con conseguirlo. Y para llegar a las cotas más altas, hay que soñar. Por eso la Real es octava y está muy cerca de Europa. Ese es el gran mérito que tiene este equipo txuri urdin. Doma a los rivales, que todos parecen inferiores en Anoeta. Todos. Sin excepción. Aunque algunos se hayan llevado la victoria. Doma a la lluvia. Porque diluvió contra el Almería y ganó, y diluviaba hoy, con mucho más viento y caos, y la Real volvió a ganar. Martín Lasarte es el domador, y sus jugadores las auténticas fieras que deben temer los rivales. Porque Tamudo está saliéndose de las tablas. Como los jugadores que debutaban en Primera, aquellos que suscitaban dudas a comienzos de la temporada en los más agoreros. El del Mallorca no ha sido el mejor partido de la Real, pero ha sido una nueva exhibición de garra, de saber estar, de conocer exactamente a lo que se juega. Tres puntos de oro que colocan a la Real, ya sí, sin excusas posibles, pensando en la lucha por volver a Europa. Y en la temporada en que regresó a Primera División. ¡Qué inmenso mérito tiene esta Real!

Lasarte sigue siendo amigo de la continuidad, nada nuevo en el horizonte. El único cambio en el once que derrotó hace una semana al Osasuna ha sido el regreso de Xabi Prieto, devolviendo a Sarpong al banquillo. El resto, los mismos. Y el resultado, el mismo de siempre. Después de unos diez primeros minutos dubitativos, quizá propiciados por el constante y cambiante viento que azotó San Sebastián en esta noche de lunes y la lluvia incesante, el equipo txuri urdin despertó. Lo hizo gracias a un cabezazo desviado de Demidov, que convirtió una entrada en el área rival con una fuerza inemnsa en un despeje involuntario, cuando Aouate ya se había tragado el balón en su salida. A continuación, Tamudo estuvo cerca de rematar dos centros desde la derecha, ambos despejados por la defensa, y Griezmann estuvo a punto de hacer lo propio con el tacón, pero su remate fue blandito. A Aouate se le veía poco preciso en estas condiciones climatológicas, y si algo se podía reprochar a la Real en estos minutos es que no le probara desde lejos. En las salidas estaba claro que no medía bien.

Y así llegó la gran ocasión de la Real en la primera mitad. Xabi Prieto, tras un jugadón, centró a Tamudo y el remate de éste se lo encontró el portero mallorquinista en su salida, casi por casualidad. El rechace lo lanzó Zurutuza contra la defensa. En esta primera mitad, la Real propuso y el Mallorca, con trivote y atrincherado atrás, se limitó a intentar salidas rápidas con Webo y Nsue. Los dos atacantes estuvieron desacertados, por lo que Bravo sólo tuvo que detener un disparo lejano de De Guzmán. En el otro área, la Real llegaba pero no terminaba de golpear. Llegaba siempre por la derecha, en las puntuales pero escasas apariciones de Xabi Prieto, muy bien ayudado en ataque por Estrada, y en las jugadas que armaba un notable Zurutuza, de nuevo castigadísimo por las faltas sin sacar nada en claro. Y fue con Zurutuza con quien llegó la jugada polémica del partido. Polémica por decir algo. Otros sacan listas, otros cuentan cuántos penaltis han fallado. A Zurutuza le pisaron dentro del área y, por descontado, no se señaló nada. Como en la mano de la semana pasada o las tres jugadas conflictivias ante el Almería. Cómo cuesta pitar algo hacia un lado.

La primera parte dejó una victoria a los puntos para la Real, que no se materializó por la escasa precisión en los toques de sus atacantes. La segunda parte, directamente le dio los tres puntos con una ambición descomunal, un trabajo sobresaliente y una calidad más que destacable. Porque la Real que salió de los vestuarios fue incisiva, fue ofensiva, fue entusiasta. Y eso, arrastrando 45 minutos con unas condiciones climatológicas tan adversas, tiene mucho mérito. En los primeros dos minutos, el equipo txuri urdin botó tres corners consecutivos (todos, hasta ese momento, lanzados por un muy voluntarioso pero fallón Griezmann). En uno de ellos, Aouate estuvo muy cerquita de marcar en su propia puerta. No le acompañó la suerte a la Real en la carambola. Esta vez el sufrimiento del partido no estuvo en que se acercara el final con el empate a cero en el marcador. En absoluto. Porque en el minuto 55, Tamudo marcó para la Real. Xabi Prieto y Estrtada combinaron por la banda derecha, hoy siempre todo el peligro por la banda derecha, y Tamudo cabeceó a gol. Lo de Tamudo es impresionante. Qué forma de despejar todas las dudas que podía suscitar en la ya lejana pretemporada. Tres goles y la jugada del gol en propia puerta de Arbeloa en el Bernabéu en los cuatro últimos encuentros. Desde que se lesionó Llorente. Desde que algunos se echaron a temblar.

Fue marcar la Real, y el Mallorca abandonó su plan inicial. El cambio que unas cuantas veces hemos visto ya en Anoeta en el equipo rival, se va un mediocentro y entra un atacante. Y sin embargo, el equipo de Lasarte siguió mandando durante unos minutos largos, siguió llegando a la portería del Mallorca. Merecía el 2-0, y pudo marcarle en muchas ocasiones, la más clara un disparo de Xabi Prieto desde la banda y de primeras que se estrelló, sin portero, en la cruceta. Xabi Prieto no fue del todo constante, pero es un jugadorazo. Merecía ese gol, porque hoy fue el artífice de buena parte del peligro realista. No entró, y tocó sufrir como siempre. No porque la Real se echara atrás, no lo necesitaba gracias a que Demidov y Ansotegi atrás y Rivas por delante cortaron infinidad de balones. Aranburu se salió en la presión. Hubo constantes muy positivas, siempre hubo acierto en la lectura del partido, en la búsqueda de los puntos débiles del Mallorca, en los robos de balón en campo contrario. Sólo el ataque a la desesperada del Mallorca le dio alguna opción, pero Bravo sólo tuvo que hacer una parada (en una jugada que debió ser anulada por un placaje a Estrada en el desmarque). Lo demás, una enorme demostración de su seguridad por alto.

Ojo, tiene mucho valor con el campo como estaba, pero no hubo nada para que el Mallorca mereciera empatar. En cambio, la Real sí debió de cerrar el partido, pero se marcharon ocasiones increíbles, como la que Agirretxe lanzó arriba sin portero o el sensacional contraataque que Aranburu lanzó fuera confirmando su leyenda de que le van los goles complicados y no tanto los más sencillos en apariencia. Es increíble que esta Real gane tantos partidos 1-0 cuando merece irse a casa con marcadores más holgados. Pero, al mismo tiempo, es una nueva demostración de que el equipo de Martín Lasarte sabe manejar con mucho oficio, con mucho trabajo y con mucha profesionalidad, marcadores así de cortos. Decía Martín Lasarte que se marchó satisfecho con el rendimiento de los suyos, que fue uno de los partidos que le dejó esa sensación con mayor claridad. Y no le falta razón. Por la lluvia y el viento, por el rival, por la gran cantidad de ocasiones de gol, por el trabajo, por el esfuerzo. Por todo. Porque este equipo sólo tiene el límite que quiera ponerse.

¿Y dónde está ese límite? En la jornada 24, la Real es octava. Suma 34 puntos. Ha ganado ya once partidos, ocho de ellos en Anoeta. Admiro la prudencia de Lasarte, pero no creo que queden muchos aficionados que piensen que el equipo va a sufrir para mantener la categoría. Suma los mismos puntos que el Sevilla, séptimo, y sólo un gol le aleja esta noche de esa posición. Pero es que está a tres puntos del sexto y a cuatro del quinto, ese Athletic del que ETB siempre dice que busca la Champions. Pues está sólo al encuentro de San Mamés y un empate más cuando ya llevamos casi dos tercios del campeonto. Nada de sacar pecho, pero a seguir disfrutando. Porque la Real juega más de lo que muchos creen. No ha habido rival que haya sido mejor en Anoeta. Ni uno solo. Dos victorias seguidas en casa, por mucho miedo que se tuviera a eso. Somos conscientes de que este equipo ha merecido más puntos por su fútbol y que también le falta algún otro por las decisiones arbitrales. ¿Qué más nos hace falta para disfrutar? Pues lo de siempre, tres puntos más. Los de Cornellá, porque el Espanyol es el rival de la próxima semana y ganar mete ya a la Real en posición europea. "Si llegamos a los 42 puntos, aquí nadie va a parar", decía Ansotegi. Pues a seguir así. Mirando hacia arriba. Y soñando, siempre soñando.

domingo, febrero 20, 2011

PREVIA Real Sociedad - Mallorca. El partido más importante, el próximo

A la Real le ha ido bien pensando que el partido más importante era siempre el próximo. Y el próximo (lunes, 21.00 horas, Anoeta, Gol TV y PPV), casualidad o no, es más importante de lo que parece. Como lo era el del Almería o el de Osasuna, pero por diferentes motivos. Es la primera vez que la Real va a jugar un partido de lo que algunos llaman "su Liga" contra un equipo que, ya como el equipo txuri urdin, tiene que mirar hacia arriba. Hasta ahora esos partidos contra rivales directos tenían como contrincante a un conjunto que lucha por eludir el descenso. Ahora no. Ahora el horizonte está más despejado. Ahora es el Mallorca, que tiene los mismos puntos que la Real y que sueña, como el equipo de Lasarte, con alcanzar la séptima plaza y el billete europeo. Pero el objetivo está fijado en los tres puntos. No en la séptima plaza. Ni siquiera en la salvación. Tres puntos más para que la competición nos vaya colocando en el lugar que nos corresponde. Y ese lugar, de momento, es ilusionante porque la Real se ha ganado ese derecho a soñar. Tres puntos más y dos victorias seguidas en Anoeta. Eso dispararía los sueños. Pero siempre partido a partido.

Tras el buen rendimiento de la Real ante Osasuna y viendo que la convocatoria de Martín Lasarte es casi calcada a la de la última jornada de Liga, lo lógico es pensar que habrá pocos cambios en el once inicial. Uno es seguro, pues Xabi Prieto vuelve al grupo de los 18 elegidos después de cumplir su partido de sanción contra los rojillos. Obviamente, recuperará también su lugar en el extremo derecho en el once que salte al campo. Prieto, máximo goleador y máximo asistente de esta Real en su regreso a la Primera División, entra en la lista por Carlos Martínez (a Lasarte nunca le ha gustado tener laterales en el banquillo cuando tiene la baza de Mikel González para jugar por ambas bandas en caso de necesidad), que junto a Labaka es el único descartado por decisión técnica. También verán el partido desde la grada Diego Ifrán, que culmina su recuperación esperando el día de su debut en la Real, y Joseba Llorente, de quien hace unas semanas se dijo que pensaba reaparecer en marzo aunque su lesión evita fijar plazos más concretos.

Bravo estará en la portería, como lo ha estado en las 23 jornadas de Liga precedentes. Lasarte confirmó que Demidov seguirá en el once titular después de su gran partido la semana pasada, lo que unido a la ausencia en la lista de Carlos Martínez hace pensar que la línea defensiva será la misma que formó ante Osasuna: Dani Estrada por la derecha, Demidov y Ansotegi por el centro y De la Bella en la izquierda. No es descartable una sorpresa en el doble pivote, aunque lo normal sería que repitieran Diego Rivas y Aranburu. Por delante de ellos, y con el único cambio seguro que habrá en el once que venció al equipo pamplonica, jugarán Xabi Prieto, Zurutuza y Griezmann. Y por delante de ellos un Tamudo que está en estado de gracia (dos goles, una asistencia e intervención en un gol en propia puerta en las últimas tres jornadas, desde que recuperó la titularidad por la lesión de Llorente). Agirretxe (que apenas ha tenido minutos desde que decidió no salir en el mercado de invierno y a pesar de la lesión de Llorente), Sutil y Sarpong (que buscará resarcirse de su decepcionante actuación ante Osasuna) son las bazas ofensivas que se guardará Lasarte en el banquillo. Markel, Elustondo y Mikel González son quienes más papeletas tienen de esperar con ellos.

La Real comenzó la jornada en la novena posición, con 31 puntos, los mismos que Getafe, Sevilla y su rival de esta semana, el Mallorca. El sábado venció su partido el Atlético de Madrid, que ahora ocupa esa preciada séptima posición con 33 puntos y un encuentro más. El equipo txuri urdin jugará sabiendo si depende de sí mismo para terminar la jornada en puesto europeo, ventaja e inconveniente de cerrar la jornada en el partido de los lunes. Su victoria ante Osasuna alejó el descenso a nueve puntos. Sin dar ese objetivo por cumplido ni mucho menos, ganar al Mallorca haría que la salvación fuera prácticamente un hecho, no matemático pero sí virtual dada la cantidad de jornadas que restan, y permitiría disfrutar tres meses de competición soñando con Europa. Dos partidos consecuivos jugados en Anoeta no terminan con victoria realista desde el primer tramo de la temporada 2005-2006, cuando la Real derrotó 2-0 al Deportivo y 3-0 al Getafe. Hasta ahora, las siete victorias de color txuri urdin en Anoeta se han produfico de la misma forma: con la portería de Bravo a cero. Encajar un gol, por el momento, ha significado perder, aunque siempre han tenido que ser dos porque la Real ha marcado en todos los partidos de Anoeta. Será un partido muy especial para Nsue, que regresa al estadio con el que consiguió el ascenso a Primera. Con el Mallorca vendrá otro ex realista, Martí. Víctor no viajará por lesión.

La historia ofrece un balance muy positivo para la Real cuando el Mallorca visita San Sebastián. Ambos equipos han jugado en 22 ocasiones, de las que 15 han acabado con triunfo txuri urdin, tres en empate y cuatro con victoria visitante. En Primera División han sido 19 los partidos jugados, con 13 triunfos locales, dos igualadas y las cuatro victorias del Mallorca. La mayor goleada realista se produjo en la temporada 1986-1987, segunda de Toshack en el banquillo y recordada por el título de Copa logrado ante el Atlético. 7-1 fue el contundente resultado en la visita del Mallorca a Atotxa, con dos goles de Bakero, Gajate y López Ufarte, y uno de Txiki Begiristain. Las cuatro victorias visitantes han sido por la mínima, 0-1 en las campañas 1998-1999, 2000-2001 y 2003-2004, y 1-2 en la 2001-2002, cuando el gol de De Paula fue insuficiente para evitar la derrota de la Real. Todos esos triunfos, obviamente, los consiguió el Mallorca en Anoeta. De Atotxa sólo fue capaz de rascar dos empates en Primera División y otro en Segunda. En la categoría de plata, la Real logró sus triunfos por el mismo resultado, 2-1 (temporada 1945-19946 y 1946-1947).

La última vez que el Mallorca visitó Anoeta fue en la temporada del descenso txuri urdin, la 2006-2007. Y fue uno de los pocos días verdaderamente felices de tan triste temporada. Savio, tras una gran asistencia de Xabi Prieto hizo el 1-0, su primer gol con la camiseta de la Real, cuando no se había cumplido la media hora. Fue adelantarse y la Real sufrió una pequeña pájara que permitió al Mallorca empatar en el minuto 39. Pero el equipo de Lotina se marchó al descanso con su merecida ventaja gracias al primer gol de Darko Kovacevic en la temporada. Lesión mediante, pero llevaba 504 días sin marcar. Y lo celebró, como todos los realistas, como si fuera el gol de la salvación. Pérez Burrul decidió que la Real no podía ganar tan fácil, a pesar de que había hecho sobrados merecimientos para quedarse con los tres puntos y expulsó injustamente a Mikel González. Los últimos minutos fueron de sufrimiento hasta que en la última jugada del partido, cerca del minuto 95, Xabi Prieto marcó un maravilloso golazo en jugada personal, puede que el tanto más hermoso que haya anotado, para poner el 3-1 final. Aquellos tres puntos servían para colocarse a diez de la salvación. Todo un mundo, pero aquel día la salvación parecía posible porque la Real había sido la Real que todos esperábamos.

En la primera vuelta de la presente temporada, el equipo de Martín Lasarte hizo uno de los peores partidos de esta Liga. Puede que incluso el peor, rivalizando con el jugado sólo unos días antes en Pamplona (pero allí fue capaz de marcar un gol). Los de Laudrup ganaron 2-0 con muchísima comodidad. Demasiada. El Mallorca se adelantó en su primera llegada al área txuri urdin. Era el minuto 7 y Cavenaghi marcaba su primer gol como bermellón. No sería el único. En el minuto 67, sentenció el partido con el segundo. La primera parte de la Real fue muy poco presentable. En la segunda mejoró algo, sin hacer nada excepcional ante un Mallorca que ganó simplemente por inercia, pero el partido en realidad quedó finiquitado en la primera mitad. Era la tercera derrota consecutiva, tras la cosechada en Anoeta ante el Real Madrid y la sufrida en Pamplona. Y en una sola semana. Fue el punto más bajo de toda la temporada, cuando el equipo txuri urdin cayó a la decimosexta posición de la tabla y sólo tenía una victoria en cuatro partidos. Aquel fue el único momento de duda de toda la temporada. Después, el sueño de la Real despegó. ¿Dónde estará el techo? El Mallorca nos ayudará a averigüarlo.

miércoles, febrero 16, 2011

Disfrutando

Recuerdo que cuando la temporada estaba a punto de empezar, dije que esta Liga me la iba a tomar de otra forma. Los tres años en Segunda fueron, para mí, de gran sufrimiento. Cada partido lo sufría. Os tengo que confesar que incluso el año del ascenso lo sufrí día a día. La Segunda no era el sitio de la Real, no podía disfrutar viéndola ahí, por mucho que domingo tras domingo sí me llevara la alegría de la victoria. Y sí, celebré el ascenso. Con pasión y sin infravalorar el logro conseguido en el marco de una historia gloriosa y, cómo no, sufrida. Pero sabiendo que quería celebrar otras cosas con la Real. Y, por eso, ese cambio en la forma de afrontar la temporada sólo podía tener un camino: quería disfrutar. Disfrutar viendo domingo tras domingo a rivales de Primera. Disfrutar con la evolución de unos jugadores en los que siempre he confiado. Disfrutar con los jovenes valores de Zubieta. Y disfrutar con los veteranos también. Disfrutar de la Real y del fútbol, algo que hacía muchos años que no sentía. Cuando se habla del subcampeonato de 2003, brotan las buenas palabras y los recuerdos gratos. Yo os confieso que di la temporada por amortizada en la tercera jornada, en aquel empate a tres en Anoeta contra el Betis. Aquel día la Real me devolvió la ilusión perdida años atrás. Eso quería también para esta temporada.

Ya han pasado 23 jornadas de este regreso a Primera y, como no lo escucho lo suficiente en el entorno txuri urdin, siempre dispuesto a encontrar pegas y problemas, tengo que proclamarlo: estoy disfrutando. No estoy viendo los partidos tan tranquilo como hubiera querido, tampoco voy a engañaros, pero estoy disfrutando de lo lindo. Yo confiaba en este equipo, aunque sé que muchos no lo hacían. Yo sabía que hay que asegurar la permanencia lo primero, pero estoy igualmente convencido de que este equipo puede aspirar a más. Yo tenía el convencimiento de que aquellos jugadores sobre los que había dudas por el salto a Primera iban a responder. Y yo estaba seguro de que las bajas no iban a ser un problema en esta Real. El domingo ganamos sin Llorente (la gente se llevó las manos a la cabeza cuando se lesionó) y sin Xabi Prieto (y llevábamos ya unas cuantas temporadas llevándonos las manos a la cabeza cuando se lesionaba). Y ganó bien. ¿Pero sabéis lo mejor? Que lo fácil es decir que el héroe del partido fue Tamudo, pero en los dos días siguientes al encuentro cada cual ha destacado a algún otro jugador de la Real. Que si De la Bella, que si Demidov, que si Zurutuza, que si Aranburu.... Eso no es nuevo esta temporada. Siempre hay un protagonista secundario que alza la voz para elevar el nivel de la Real. Y eso quiere decir que hay equipo y que hay plantilla.

El domingo, aunque Tamudo se llevara la gloria, yo me quedé con Aranburu. Voy a haceros otra confesión. ¿Os acordáis de aquel maravilloso 4-2 ante el Real Madrid en la temporada del subcampeonato? Claro que sí, cómo no os vais a acordar si fue uno de los días más felices que hemos vivido nunca. De aquel día todo el mundo recuerda los dos goles de Darko (¡homenaje ya!), el tanto de ratón de Nihat, o el golazo de Xabi Alonso coronando el partido que le encumbró a los ojos de la Liga. ¿Pues sabéis qué? Para mí el mejor jugador de aquel encuentro siempre ha sido Aranburu. Qué forma de dominar el centro del campo, cuántos balones pudo robar. El ahora capitán txuri urdin tuvo mucho que ver en que aquel equipo jugara como los ángeles, aunque los parabienes se los llevaran Darko, Nihat, Xabi Alonso, Karpin o De Pedro. Por eso, cuando le destrozaron la rodilla, para mí fue un día inmensamente triste. Por eso, cuando juega bien me alegro más todavía. Durante los años más duros de la Real, hay gente que le ha visto como una rémora. Como un jugador que nunca recuperó el nivel anterior a la lesión. Incluso fue silbado. A mí, como a Lillo, esos silbidos me dolieron. Para mí, Aranburu es la Real. Como otros muchos antes que él, como otros muchos lo serán de aquí en adelante. Pero ahora él también me hace disfrutar. Y que sea por mucho tiempo.

domingo, febrero 13, 2011

REAL SOCIEDAD 1 - OSASUNA 0 La costumbre de sufrir... y ganar

Esto de sufrir y ganar se está convirtiendo en una costumbre. No creo que quede ya nadie que dude de la capacidad de esta Real Sociedad de manejarse en resultados cortos. Uno recuerda los partidos de esta temporada y victorias holgadas, lo que se dice holgadas, ha tenido muy poquitas. En Anoeta, quizá sólo la del Deportivo. Y es algo difícil de explicar, porque el partido de hoy ante Osasuna era de goleada. Hubo ocasiones de todos los colores, de todas las texturas y de todos los sabores. Pero no entró nada más que una, otra de Tamudo, que ha asumido con brillantez buena parte del rol que tenía Llorente en el equipo y, ahora sí, contribuye con puntos en la clasificación. Hoy su gol vale eso, tres puntos. Y eso es valiosísimo. Tanto antes como después, y sin jugar siquiera un partido de cine, la Real ha hecho méritos y ocasiones suficientes como para marcar, incluso golear. Como poco, elevar al marcador de Anoeta un resultado confortable. Pero no. No le va eso de ganar fácil a la Real por mucho que el partido lo pida. Hoy se han fallado ocasiones increíbles ante un rival que sólo ha inquietado en dos jugadas aisladísimas y en buena medida responsabilidad del equipo txuri urdin. Pero el 1-0 también vale. Y Europa está cerca.

Lasarte se ha matnenido fiel a sus principios, como suele hacer casi siempre y ha hecho pocos cambios. El más sorprendente ha sido la suplencia de Mikel González, que ha dejado su puesto en el centro de la zaga a Demidov (notable debut como titular en el equipo) y en la banda a De la Bella. Sarpong, como era de prever, fue el sustituto de Xabi Prieto, Estrada se mantuvo en la derecha y el doble pivote lo ocuparon Diego Rivas y Aranburu. Lo previsto, lo más sencillo. Y aunque mucho se habla de si este partido era una final para un Osasuna que lleva más de un año sin ganar fuera de casa o para una Real que con una victoria podía marcar una diferencia clara entre la lucha por la permanencia o por Europa, de final nada. El comienzo del partido fue frío, soso y bastante malo. Ni un equipo ni otro era capaz de controlar el balón, pero si alguien tenía cierto dominio era Osasuna. Un dominio lejanísimo del área de Bravo, al que no forzó a intervenir en todo el encuentro, pero dominio al fin y al cabo. Los primeros veinte minutos se fueron directamente a la basura sin que pasara gran cosa. Pero ahí apareció Zurutuza y el partido comenzó a cambiar.

Cuando el pelirrojo interviene en un partido, siempre puede pasar algo. Y lo que empezó a pasar es que la Real comenzó a llegar con peligro a la portería de Ricardo. Fue Zurutuza quien tuvo la primera gran ocasión de gol en una internada en el área que acabó con un disparo alto, muy molestado por un defensa rojillo que rozó el penalti. La tuvo después Griezmann, con un lanzamiento que se le fue arriba después de una buena jugada de Zurutuza. También Tamudo, quien remató al aire (como hizo en el Bernabéu) un espléndido pase de Aranburu por encima de la defensa osasunista. Y la volvió a tener Zurutuza después de espléndido centro de De la Bella. Esta vez sí hubo penalti, porque Monreal despejó con el brazo. Turienzo Álvarez, en un arbitraje deleznable y con un tufillo bastante anticasero durante toda la tarde, ni siquiera señaló córner. Inconcebible. Lo de disparar al aire le sucedió minutos después a De la Bella en el lateral del área pequeña, Demidov remató desviado de cabeza en un córner y Sarpong falló lo imposible de fallar después de una preciosa y preciosista jugada entre Griezmann y Tamudo. Todo esto sucedió entre el minuto 20 y el 45. ¿Y Osasuna? Como si no estuviera. Pero se llevó al descanso un 0-0 que no merecía.

La segunda parte ofreció más de lo mismo, aunque con una pequeña variación. En el segundo acto sí tuvo ocasiones Osasuna. Dos, concretamente, y las dos bastante achacables a la Real. La primera fue un disparo desde fuera del área de Nekounam que se estrelló en el larguero, ante la pasividad del equipo txuri urdin en el despeje. En más de un despeje. La segunda, fue un remate de Lekic en un córner, sin oposición alguna, que sacó De la Bella bajo palos. Otro córner. Otro remate claro. Como en tantos y tantos partidos. Esto es más importante de lo que parece y es un problema que no termina de encontrar solución. A veces será gol, como el de Cristiano Ronaldo en el Bernabéu, a veces la sacará un defensa txuri urdin bajo los palos como en la tarde de hoy. Dos ocasiones de Osasuna que podrían haber cambiado el destino del partido, precisamente porque las claras ocasiones de las que dispuso la Real no se convirtieron. Y en la segunda parte hubo más y de muchos jugadores distintos. Antes de que llegara Osasuna, Tamudo tuvo un buen disparo y Griezmann lanzó con fuerza una falta que forzó a Ricardo a intervenir. Entre las dos ocasiones de Osasuna, Estrada pudo inaugurar su cuenta como goleador del primer equipo culminando una preciosa jugada de la Real, pero la tiró fuera. El maleficio de Estrada sigue ahí.

La Real desperdició también un libre indirecto en la frontal del área pequeña (por una cesión a Ricardo). Griezmann se la tocó a Sutil y su disparo se estrelló en una barrera que nunca estuvo a la distancia correcta (Turienzo seguía haciendo méritos, que después redondeó perdonando una tarjeta roja cuando una falta en la frontal evitó que Zurutuza enfilara a Ricardo). Tres minutos después, y tras sufrir más de una hora de pérdidas de tiempo y alguna que otra marrullería de Osasuna, llegó el gol de Tamudo. Un magnífico movimiento en el interior del área le colocó frente a Ricardo, que consiguió sacar su primer disparo. El rebote cayó de nuevo en los pies de Tamudo quien, de espaldas y con un toque cargado de sutileza, introdujo el balón en la portería rojilla. 1-0 y explosión de alegría en Anoeta. Merecida explosión de alegría. Con un resultado corto, pero justísimo, porque sólo la Real debía ganar hoy. En los 17 minutos que quedaban de partido, Bravo no tuvo que intervenir ni una sola vez, aunque Osasuna sí tuvo alguna llegada peligrosa. Pero a cambio Tamudo tuvo otra ocasión que se marchó ligeramente fuera, De la Bella disparó al palo y Sutil lanzó muy cerca de la escuadra una falta que había dejado al Osasuna con diez jugadores (primera superioridad de la Real en la temporada... sólo un minuto y medio y ganando).

Ha sido un carrusel de ocasiones de gol por parte de la Real. Un auténtico carrusel. Algunas llegaron por calidad, otras por el juego colectivo, otras por simple azar. Pero las ocasiones llegan. Hoy llegaron. Y por eso se ganó, porque el fútbol a veces compensa el buen trabajo. Ojo, que la Real saltó hoy al campo con bajas importantes. Se ha ganado sin Llorente y sin Xabi Prieto. Se ha hecho debutar como titular a un Demidov que ha realizado un completísimo partido. Aranburu ha estado sensancional en el centro del campo. Tamudo sigue vivo. Son muchas las buenas noticias que semana tras semana deja este equipo. Y habrá quien se quede con las malas. Como el decepcionante partido de Sarpong (¡cómo hubiera cambiado la percepción de su partido si hubiera marcado la ocasión que tuvo!), los cambios defensivos y a veces tardíos de Lasarte (que acabó con cinco atrás y dos pivotes y medio) o el sufrimiento final que siempre se instala en Anoeta, con un equipo que se echa atrás, cuando el marcador es tan corto como el de hoy. Pero allá ellos. Allá ellos porque se están perdiendo una buena temporada de un equipo que, además, tiene futuro. Porque mientras algunos siguen mirando hacia abajo, el juego y las prestaciones de la Real invitan a pensar en algo más, a tener ambición, a soñar otra vez.

Todo sea por informar a todos los realistas, el equipo de Martín Lasarte recupera los nueve puntos de ventaja sobre los puestos de descenso. Tres partidos cuando quedan quince por jugarse. 31 puntos. A unos diez de certificar la permanencia, un objetivo que unos cuantos ni siquiera veían de forma realista para este equipo, casi el mismo que subió a Primera hace unos meses. Novena posición. Pero con los mismos puntos que octavo y séptimo. Un gol más habría bastado para que la Real hoy durmiera en la séptima posicion, esa que por obra y gracia de la final copera entre Barcelona y Real Madrid da un billete para la Europa League. Y todos sabemos que la Real tiene menos puntos de los que merece, por fútbol y por arbitrajes. Por eso es el momento de soñar y de mantener viva la ilusión. Porque la Real está en la lucha por Europa. Porque Anoeta sigue siendo un fortín y ya ha visto siete victorias de color txuri urdin. Porque la Real tiene equipo, tiene plantilla y tiene espíritu. Porque igual en junio tenemos que seguir celebrando algo. Falta algún día grande de verdad, pero el viaje está siendo placentero. La próxima estación, de nuevo en Anoeta, ante el Mallorca. A ver si se mantiene la costumbre de sufrir y ganar. O incluso a ver si se gana sin sufrir. Pero primero ganemos.

sábado, febrero 12, 2011

PREVIA Real Sociedad - Osasuna. Europa está más cerca que la revancha

La Real tiene más cerca Europa que la revancha. Llega Osasuna (domingo, 17.00 horas, Anoeta, PPV) y todo el mundo se acuerda de aquel partido que nos acercó a Segunda en 2007. Más valdría tener la vista puesta en el presente y en el futuro, pues en los dos próximos partidos, ambos en casa, está en juego el objetivo que pueda alcanzar el equipo txuri urdin en esta temporada de su regreso a Primera. El descenso está siete puntos por abajo. Europa está a sólo tres por encima. Sumar dos victorias hará pensar en lo primero, pero dejarse puntos ante Osasuna o Mallorca obligará a seguir teniendo presente lo segundo. La victoria ante los rojillos, además, no podrá tener en ningún caso el mismo valor que aquella derrota cosechada en el Reyno de Navarra dos semanas antes de que la Real se hundiera en el pozo de la Segunda División. No hay revancha posible. Mejor dicho, sí la hay. Pero, como dijo Martín Lasarte, de la paupérrima actuación que protagonizó la Real en el Reyno de Navarra en la primera vuelta de esta misma temporada.

La incorporación a la plantilla de Demidov y las ausencias que Lasarte está teniendo en las últimas semanas, sea por sanción o por lesión, hacen que sus onces sea más impredecibles que nunca. Luego suele ajustarse al guión y no hacer demasiados cambios, pero las posibilidades para los menos habituales, al menos sobre el papel y antes de los partidos, están creciendo en las últimas semanas. Dos son los cambios con respecto a la convocatoria del partido ante el Real Madrid. La ausencia de Xabi Prieto (vio en el Bernabéu su quinta tarjeta amarilla, ésta justa pero todo el ciclo puede considerarse una clara afrenta al fútbol, ya que Prieto es ahora mismo el segundo jugador que más falta sufre de toda la Liga) estaba ya anunciada y era más que previsible el regreso a la lista de Aranburu después de cumplir su partido de sanción. Sutil regresa con él a la lista ocupando el puesto, y aquí está la gran sorpresa de la convocatoria, de Labaka. El escalafón cambia en la defensa para este partido. Demidov es ya, al menos, el tercer central para Lasarte.

Bravo estará bajo los palos, con la duda de cómo estará su pierna después de la lesión que sufrió en un encontronazo fortuito con Cristiano Ronaldo (habría que ver qué se habría dicho de ser la jugada al revés; curiosamente, los medios madrileños informan hoy por primera vez de esta lesión... para decir que no le impedirá jugar). En la defensa empiezan las incógnitas, y todo dependerá de cómo decida Lasarte suplir a Xabi Prieto. Habrá al menos un cambio con respecto al Bernabéu, pues Labaka no está. La opción más lógica, habida cuenta del rival y del tipo de partido que se espera, es que Mikel González vuelva al centro y De la Bella regrese a la banda izquierda. La otra opción es que Mikel siga de lateral y Demidov se estrene como titular. Estrada, que también tiene opciones de suplir a Prieto, y Carlos Martínez se juegan el lateral derecho. Rivas parece fijo en el doble pivote. Su acompañante puede ser Elustondo o Aranburu. El capitán podría suplir a Zurutuza si éste no está apto para jugar tras un golpe recibidido esta semana, aunque todo parece indicar que sí estará. Sarpong es el relevo natural de Prieto y Griezmann y Tamudo parecen indiscutibles para completar el once de Lasarte. Agirretxe seguirá esperando su oportunidad en el banquillo.

Parece ya inevitable que cada vez que se crucen Real Sociedad y Osasuna se recuerde aquel partido de mayo de 2007 en el que los rojillos ganaron 2-0 y cavaron la tumba txuri urdin en Primera. Pero, gran diferencia, el partido se juega en Anoeta. Si la Real quería lavar aquella herida, debió ganar en el Pamplona en la primera vuelta. Habrá lleno en el estadio donostiarra. Después de la oportunidad perdida en el Bernabéu de demostrar que este equipo es más de lo que piensan algunos, la Real empieza la jornada en la décima posición con 28 puntos, a tres de la séptima plaza (que da acceso a la Europa League), aunque con el average ahora mismo perdido con dos de los tres rivales que tiene por encima, y siete por encima del descenso, que ahora mismo marca el Levante con 21 puntos. Osasuna sólo tiene uno más, 22. La victoria de la Real alejaría a los rojillos a nueve puntos, pero si el conjunto visitante logra vencer en Anoeta se pondrá a sólo tres de los de Lasarte. Por eso el partido hay que entenderlo como clave para definir los objetivos de este equipo para lo que resta la temporada. Ganar obligaría a seguir mirando hacia arriba. Osasuna lleva quince meses sin ganar como visitante, la Real suma cuatro derrotas en Anoeta y dos de ellas en los últimos tres partidos como local.

La estadística es bastante favorable a la Real en los duelos disputados ante Osasuna en San Sebastián. Entre Primera y Segunda División, han sido 34 los duelos que se han producido entre ambos equipos, con 24 victorias de color txuri urdin, sólo cinco derrotas y otros tantos empates. En la máxima categoría han sido 27 los partidos, con 18 triunfos realistas y cuatro rojillos, por cinco igualadas. En Segunda, seis victorias para la Real, una para Osasuna y ningún empate. Los Real Sociedad-Osasuna nunca han sido encuentros de muchos goles. La mayor victoria de los locales fue el 4-1 de la temporada 59-60, con dos goles de Aznar y uno de Gallastegui y Paz. El triunfo visitante más abultado fue el de la campaña 92-93. El último encuentro jugado en Atotxa ante este rival acabó con un 1-3 en el marcador. Kodro anotó el tanto realista aquel día. En Segunda, el resultado más amplio es el mismo para los dos equipos, el 2-0 de la 65-66 para la Real (dos goles de Eceiza) y el 0-2 de la 40-41 (temporada que, a pesar de esta derrota, acabó con ascenso txuri urdin) para Osasuna.

El último Real Sociedad-Osasuna se vivió en la temporada 2006-2007, la del descenso realista. Y aunque los realistas sólo ganaron ocho partidos en toda la temporada, el duelo ante los rojillos en Anoeta fue uno de ellos. Y no fue, precisamente, por méritos futbolísticos del equipo de Lotina, sino por pura suerte. Rubinos Pérez pitó un increíble penalti a favor de la Real (puede que la única decisión equivocada de trascendencia que favoreció al equipo en toda la temporada), un muy liviano empujón a Koavcevic. Xabi Prieto no falló y marcó el 1-0 en el minuto 18. La Real no supo gestionar esa ventaja y, ante un Osasuna que tampoco asustaba demasiado, se acobardó. El empate llegó en el minuto 65, un disparo lejano de Raúl García que se tragó de forma incomprensible Claudio Bravo. Ese error no puede ocultar que hizo varias paradas de mérito, alguna antológica. En el minuto 89, Aranburu hizo el 2-1 definitivo, saciando un sufrimiento indecible en las gradas de Anoeta. Sufrimiento que continuó, porque en el descuento la Real permitió a Osasuna demasiado para intentar el empate. No lo logró y fue la segunda victoria de la temporada para el equipo txuri urdin. Y eso que era ya la jornada 17. Sudando tinta, pero se ganó.

En la primera vuelta de la presente temporada, la Real realizó un partido horrible, en las antípodas de la espléndida actuación con la que recibió al Real Madrid en Anoeta tan solo tres días antes. Quizá el cansancio pasó factura, igual que las rotaciones que hizo Lasarte para acometer la primera jornada en miércoles de la temporada. El equipo txuri urdin saltó mal colocado al terreno de juego (Markel y Elustondo, titulares, se llevaron muchas de las críticas) y, pese a todo, se adelantó en el marcador gracias al tercer gol de Tamudo en la campaña. Tercer gol, pero sólo un punto gracias a esos goles. La Real debió machacar con el 0-2, porque el Reyno de Navarra estaba a punto de explotar contra los suyos, pero dejó pasar la oportunidad. El empate llegó de corner, con un cabezazo de Pandiani. Y el segundo, sólo cuatro minutos después y tres antes del descanso, en un garrafal error de toda la defensa realista que culminó Camuñas. En la reanudación, la Real empujó un poco más para lograr el empate, pero el partido se acabó cuando Aranda marcó el 3-1 a quince minutos del final. Lo hizo en falta sobre De la Bella, pero nadie la reclamó demasiado. Quizá pesaba entonces el horrible partido que estaba haciendo la Real. Quizá. ¿Revancha? De esto. Lo demás es historia.

lunes, febrero 07, 2011

¿Jugamos a lo mismo?

Hace no demasiado tiempo se vieron un par de lamentables casos de celo excesivo con el comportamiento de la Real y de su afición a cuenta de cuestiones políticas que nada tienen que ver con el fútbol. Ya entonces me mostré convencido de que no se mantendría el mismo celo oportunista y cobarde cuando el equipo txuri urdin visitara Madrid. Y lo decía, no voy a mentiros, pensando en el Vicente Calderón, pero el Bernabéu ha venido a darme la razón antes. "Vosotros, realistas, sois los terroristas" fue una de las muchas lindezas que salieron del fondo sur de ese estadio, en absoluto representativo de la afición del Real Madrid pero ruidoso y todavía vitoreado por demasiados. Por supuesto, la frase no ha aparecido en ningún medio de comunicación madrileño. Esta vez no. Ya sabéis, los buenos y los malos. Y lo siento mucho, pero yo no voy a hacer el papel de malo porque unos impresentables crean que con eso sacan réditos de algún tipo. ¿Jugamos a lo mismo? Pues con las mismas reglas para todos. Si Marca se permitió el lujo de insinuar todo tipo de cosas con aquellas vulgares informaciones, yo simplemente constato lo que pasó en el Bernabéu. "Vosotros, realistas, sois los terroristas". Para que luego me vengan con campañitas interesadas más propias de fanáticos sin cerebro que de periodistas.

Lo bueno es que, según va pasando el tiempo, los cafres se van convirtiendo en una pintoresca minoría en el Bernabéu, como lo son en la mayoría de los campos. Eso también es un hecho a destacar. Por primera vez en muchos años, el sector que el estadio del Real Madrid reserva a la afición visitante volvió a contar con una nutrida presencia de aficionados realistas (por cierto, nótese que la presencia de ikurriñas en dicho sector es porcentualmente mucho menor que la de banderas españolas en el fondo sur; ¿ahora provocan las banderas o ya no?). Y se vio mucha camiseta txuri urdin en los aledaños del estadio. Y algunas de esas camisetas las llevaban personas acompañadas por otras que llevaban enseñas del Real Madrid Y el recibimiento al autocar de la Real fue normal, alejado de toda hostilidad gratuita e injustificada. El Santiago Bernabéu es un escenario en el que cada vez es más bonito ver a la Real, y eso hay que agradecérselo al Real Madrid y a su gente. A la de verdad, que algunos conozco en persona y bien que me alegro. No sé si ese reconocimiento también le escocerá a alguien, pero es que es lo bonito del fútbol. Y así como se destaca lo denunciable, también lo que hace disfrutar de este deporte. Yo nunca dejaré de agradecer las muestras de cariño o de respeto, se produzcan en el campo en el que se produzcan. Y lo que procede es felicitar al Madrid por su victoria y por ese respeto. Así sí.

Esta es la cara que se le quedó a Martín Lasarte en la rueda de prensa tras el encuentro. Es sólo una imagen de una ráfaga de varias fotografías. Vamos, que la postura no es la que tuvo Lasarte dando las explicaciones oportunas sobre el encuentro, pero seguro que refleja lo que rumiaba por dentro. Creo que el técnico uruguayo vive partidos como el del domingo con una mezcla de frustración y cierta resignación. Frustración porque sabe que su equipo es capaz de mucho más de lo que enseñó en el Bernabéu. Resignación, sólo cierta resignación, porque ya no se puede considerar un accidente. A la Real 2010-2011 le está pasando demasiado a menudo. Sea por el resultado, sea por la imagen o sea por las dos cosas (como en el Bernabéu, como en el Camp Nou), a esta Real le falta dar el salto de calidad que todos esperamos. Porque viendo la temporada que está haciendo el equipo txuri urdin, creo que quienes lo seguimos podemos estar de acuerdo en que tendríamos que tener más puntos, que tendríamos que haber ganado a algún equipo grande (además de al Villarreal en la primera jornada). Pero siempre nos falta algo. Y da rabia. Yo salí del Bernabéu con este mismo gesto que muestra Lasarte. A ver si cuando el Barcelona vaya a Anoeta, porque es el último gran partido que nos queda, la cosa cambia.

Y si hablamos de entrenadores, el partido contó con la presencia de un nombre muy especial en la historia de la Real, Raynald Denoueix, el técnico con el que la Real estuvo a punto de ganar su tercera Liga en 2003. Tuve la oportunidad de charlar un rato con él antes de que ocupara su puesto en la cabina de Canal + Francia, cadena para la que comenta los partidos de la Liga española. Le recordé, aunque aquel día el marcador señalara 0-0, el partidazo que jugó con él la Real en el Santiago Bernabéu. "¡Y en Anoeta!", me dijo con una enorme sonrisa en la cara. Le dije que yo estuve en los dos partidos. Se nota el grato recuerdo que guarda de la Real. Y siempre me sale su nombre cuando me acuerdo de la gente que no ha salido del club como realmente se merecía. Me acuerdo también de Darko Kovacevic, claro (¡homenaje ya!), pero creo que no hemos sabido valorar la labor de Denoueix en aquel equipo, y merecería la pena hacerlo aprovechando además que trabaja en España y que no tiene intención de regresar a los banquillos. Insisto, casi ganamos una Liga. Y, sí, teníamos un equipazo, pero aquel Madrid tenía seguramente más calidad que el que nos encontramos en esta Liga, por muchos récords que pueda batir, y la Real le plantó cara. Más que eso. Le vapuleó en Anoeta y le jugó de tú a tú en el Bernabéu. Aquella vez sí jugamos a lo mismo. Por eso lo recordamos con orgullo.

domingo, febrero 06, 2011

REAL MADRID 4 - REAL SOCIEDAD 1 Esto no basta

No basta. Lo que hoy ha hecho la Real en el Estadio Santiago Bernabéu no basta para sacar algo de un campo así y contra un equipo como el Real Madrid. Podemos tirar de todos los tópicos habidos y por haber. Podemos decir que esta no es nuestra Liga. Podemos esgrimir la diferencia en los presupuestos de ambos clubes. Podemos tirar de historia y recordar que era dificilísimo ganar aquí si sólo tres partidos se decantaron del lado txuri urdin con anterioridad. Podemos decir lo que sea. Pero la sensación que queda no es la de haber sufrido la ira de un equipo demoledor. Aún siendo muy superior el Real Madrid, su superioridad no basta para explicar lo que sucedió en el césped del Bernabéu. Por desgracia, los madridistas que hoy han visto a la Real no habrán comprendido por qué pensamos que la Real está haciendo una buena temporada. Porque tenemos tanta fe en esa defensa que nos subió a Primera División. Porque adoramos a ese tridente de mediapuntas que tanta calidad tiene en sus botas. Porque la renovación de Diego Rivas es tan importante para muchos de nosotros. Porque Tamudo recibió tantos elogios hace sólo una semana. Hoy la Real no ha sido la Real. Ni siquiera se ha parecido. Y afortunados podemos considerarnos si, bajo esa premisa, el resultado ha sido sólo de 4-1.

Lasarte ha optado por acercar su equipo lo más posible al de la semana pasada. Está claro que el uruguayo no es muy amigo de los cambios y hoy lo ha vuelto a demostrar. La baja de Aranburu, además, le allanaba el camino para repetir ideas. Mikel González volvió a la banda izquierda, una clara muestra de que los extremos del Real Madrid eran una preocupación. Y el miedo era que se repitiera lo visto en el Camp Nou. Hasta el madridismo era consciente de que si la Real era capaz de aguantar el 0-0 durante basantes minutos o incluso de adelantarse en el marcador había opciones de que se escapara algún punto del Bernabéu. ¿Y qué hizo la Real? Encajar un gol en el minuto 8. El mismo en el que sucumbió al Barcelona en el Camp Nou por primera vez. El mismo error, la misma pena. Elustondo dejó el balón en los pies de Kaka con un despeje malo, muy malo. Y el brasileño, desde dentro del área, no tuvo más que buscar el palo de Bravo. La defensa estaba vendida. No sería la última vez que se vería una situación parecida durante el partido, porque la Real despejó mal en muchas ocasiones y, sobre todo, no fue capaz de controlar el centro del campo, los rechaces ni las segundas jugadas sobre su área. Demasiadas oportunidades para el Madrid.

Pudo cambiar el partido si Tamudo hubiera acertado sólo unos segundos después de que el Madrid se adelantara en el marcador. Casillas no despejó con sus puños con la contundencia debida un centro de Griezmann desde la izquierda y Tamudo remató al aire. Su segundo golpeo, éste sí, se encontró con la espectacular respuesta del mejor portero del mundo, que evitó el empate. Y marcó la diferencia entre la Real y el Madrid. Los blancos habían disparado una vez entre los tres palos y fue gol. La Real también tuvo una ocasión y no marcó. ¿Se puede ganar así en el Bernabéu? Probablemente no si no es el día más afortunado de tu vida. Y no lo fue para el equipo txuri urdin por sus propios méritos. O deméritos, más bien. Porque Cristiano Ronaldo no se podía creer la enorme cantidad de tiempo de que dispuso para armar el disparo que acabó siendo el 2-0 en el minuto 20. Muy, muy fácil lo tuvo. Nadie salió a cubrir su disparo. Será que no sabíamos que Cristiano Ronaldo tiene un gran disparo desde lejos. Será eso. Como no cabe en la cabeza de nadie que Lasarte no le dejara esto bien claro a los suyos, parece evidente que fue un defecto de los jugadores. Un defecto que ponía en 2-0 en el marcador, en el Santiago Bernabéu y con 70 minutos por jugarse. Sí, olía a goleada local.

Lo curioso es que la Real cumplió el guión en cierta medida. No es que Xabi Prieto, Zurutuza y Griezmann tuvieran su día, pero eran ellos, y sobre todo el pelirrojo de Rochefort, quienes ponían la calidad sobre el campo y provocaban que la Real tuviera alguna ocasión de gol. Estaba claro que alguna se iba a tener. Y Tamudo tuvo el 2-1, y la posibildiad de meter a la Real en el partido, pero Casillas respondió con otro paradón. Por el otro lado, el guión también se cumplía en las facilidades defensivas (ya desde el centro del campo, con responsabilidad de Diego Rivas pero sobre todo de un Elustondo al que los partidos le vienen enormes con demasiada frecuencia; ¿puede ser Zurutuza, por mucho que duela alejarle del área, la solución para el doble pivote?) Qué facil tocaban Ozil, Kaká y Cristiano. ¿Xabi Alonso? Ni se enteró de que había un rival. Qué fácil, por mucho que a Mourinho le molestara que le recalcaran este aspecto en la rueda de prensa. Porque la Real no fue la Real. No fue el mismo equipo que arrolló al Real Madrid en tantos aspectos en el partido de la primera vuelta en Anoeta. No quiso serlo, porque no fue el equipo blanco el que sacó a la Real de ese papel. Fue el propio conjunto txuri urdin. Cómo si no se vuelve a explicar que el tercero del Madrid llegara en un corner. En otro córner, porque es ya la gran asignatura pendiente de esta Real. Entre Ansotegi, Xabi Prieto y Mikel González, Cristiano pareció saltar solo. Completamente solo. Inexplicable.

Era el minuto 41 de la primera mitad y el partido estaba sentenciado. Sí, podíamos tirar de optimismo (de mucho optimismo) y pensar que en la segunda parte cambiarían las cosas. Pero siendo realistas, la cosa estaba liquidada sin que la Real hubiera opuesto demasiada resistencia. Y, de paso y como ya hizo en Anoeta, había actuado como quitapenas de Cristiano Ronaldo. Llegó al partido de ida después de no sé cuántos partidos sin marcar y lo mismo pasaba en este encuentro. Pues gol en los dos y listo. ¿Y que el Madrid estaba deprimido por ver al Barcelona a diez puntos de ventaja? Pues 3-0 fácil al descanso y listo. La Real hizo méritos para recibir la insignia de oro y brillantes del club que preside Florentino Pérez y dinamitó los sueños de quienes pensábamos que la historia podía ser bien distinta. Por eso, cuando llegó el 3-1 de la única forma en la que podía llegar (de rebote), nadie pensó en el milagro de la remontada. Casi ni siquiera en marcar un segundo gol y que, por lo menos, el Bernabéu tuviera que pedir la hora. Y es que el Madrid, dando la sensación de que estaba a medio gas, ya había podido marcar algún gol más, incluyendo un larguero de Kaká. Pero el marcador ponía 3-1 después de que Tamudo rematara, Casillas hiciera otro paradón y el despeje rebotara en Arbeloa para entrar en la portería.

Pero como la Real había venido al Bernabéu, o al menos lo parecía, para quedar bien con todo el mundo y molestar lo menos posible en este trámite de partido, faltaba darle al nuevo la ocasión de que rematara el marcador. Adebayor, sí, marcó el cuarto. Lo asombroso es el nefasto balance defensivo de la jugada, propio de un equipo que ya había bajado los brazos, algo que la Real no se puede permitir ni siquiera perdiendo por 5-0, muchos menos con 3-1. Para entonces, ya sólo quedaban dos minutos, cuando Adebayor completó el festín futbolístico liderado por ese gran jugador que es Ozil, el Madrid protagonizaba un plácido recital de taconazos, rabones y demás exquisiteces futbolísticas. Al fin y al cabo, encontraron poco rival y el marcador se lo permitía. No cabe ni enfadarse por ello, porque los causantes de que el Madrid se diera tantos lujos vestían de negro y azul. Bravo también tuvo que hacer alguna que otra parada de enorme mérito para evitar una goleada todavía más sonrojante. Los cambios de Lasarte apenas se notaron, aunque Sarpong pareció entender el partido mejor que ningún otro atacante de la Real en los pocos minutos de los que dispuso. Menos aún tuvo Agirretxe, seguramente porque nadie pensaba en el milagro ni siquiera tras el 3-1.

¿Moraleja? La que se quiera. Por el lado benevolente, y sumado a los tópicos de siempre, se dirá que este es un paso necesario más en el aprendizaje de una plantilla joven e inexperta que viene de Segunda División. Por el lado más exigente, queda una profunda desazón, porque la Real ha dejado pasar otra ocasión más de demostrar que es más de lo que muchos creen. Eso lo hizo ante este rival en Anoeta, pero el Bernabéu se le hizo inmenso a este equipo. Y sin demasiado motivo, la verdad. Nunca el Madrid habrá tenido que correr tan poco para encontrar semejante carrusel de oportunidades de gol. Y eso es culpa de la Real. No hay otra explicación. Eso duele, porque había ilusión en este partido. Que se lo pregunten a los valientes que ocuparon el lugar más alto del estadio madrileño con sus camisetas de color txuri urdin, unos valientes que se hicieron escuchar a pesar de la goleada y de la abrumadora inferioridad numérica. Valientes que hoy miran la clasificación y ven a la Real con 28 puntos en la décima posición, tres por debajo de la séptima plaza (que, gracias al Real Madrid y al Barcelona, da un billete para la Europa League) y siete por encima de los puestos de descenso. Porque esos valientes sabían, parece que mejor que sus jugadores, que hoy se podía haber hecho algo en el Bernabéu. No se ha hecho. Y es una gran decepción.

sábado, febrero 05, 2011

PREVIA Real Madrid - Real Sociedad. ¿Y por qué no? (2)

Sigue habiendo dos campos en los que ganar parece una quimera para muchos. Uno es el Camp Nou. El otro, el Santiago Bernabéu. ¿Pero por qué no va a ganar allí la Real? La pregunta se lanzó antes de la visita al Barcelona y fue contestada con la contundencia de un 5-0. Pero toca volver a hacerla de nuevo antes de jugar conta el Real Madrid (domingo, 19.00 horas, Santiago Bernabéu, Canal + Liga y Gol TV). ¿Por qué no? Casi todo parece estar en contra. La pobre historia estadística de la Real en Madrid. La intachable hoja de servicios como local del equipo merengue esta temporada. El récord personal sin perder como local en partido liguero de Mourinho en todos los equipos que ha estado. La necesidad que tienen los blancos de ganar para que el Barcelona no se les escape más. La diferencia entre una y otra plantilla. Pero al decir "casi todo", siempre queda un resquicio. El que aprovecharon en su día Aldridge y Atkinson, Kodro y Alkiza, Xabi Prieto y Kovacevic. Ellos y sus compañeros de entonces ganaron en el Bernabéu. ¿Por qué no lo va a hacer la Real de Martín Lasarte? Armas tiene y las hemos visto esta temporada. Ya queda poco para conocer la respuesta a la pregunta. Ilusionante pregunta, por cierto.

Es realmente complicado saber cuál va a ser el once inicial por el que apueste Lasarte para este partido. Lo único verdaderamente claro parece estar en los extremos del campo. Bravo será el portero titular y Tamudo el delantero centro. Pero lo demás, sea por nombres, por esquema o por decisiones tácticas, está en el aire. Durante la semana se ha especulado con la posibilidad de utilizar tres mediocentros, pero la baja a última hora de Aranburu parece complicar esa posibilidad, que tampoco ha sido del gusto de Lasarte desde que aterrizó en San Sebastián. Tampoco está claro si habrá tres centrales en la defensa, con Mikel González en una banda, o si De la Bella matendrá el puesto que recuperó la semana pasada ante el Almería tras unas semanas de ausencia. Demidov debutó con el primer equipo y eso también le da opciones de colarse en el once inicial. Una semana de polémica sobre el futuro de Diego Rivas también hace que muchos se planteen si estará en el once. Pero, como es sabido, Lasarte es poco amigo de los cambios, y más de los cambios numerosos, así que la opción más probable es que sobre el césped del Bernabéu veamos un once reconocible y muy cercano al de la pasada semana.

De ser así, la principal noticia es que no habrá cambios en el 4-2-3-1 que Lasarte ha utilizado, salvo contadas excepciones, en su trayectoria en la Real. Bravo estaría en la portería, con Dani Estrada en la banda derecha (lo más normal es que Carlos Martínez siga esperando su regreso desde el banquillo, aunque no es descartable que vuelva al once), con Ansotegi y Mikel González por el centro (Labaka sería el perjudicado y Demidov esperaría todavía su debut como titular) y De la Bella por la izquierda. Diego Rivas y Elustondo parecen la opción más probable para el mediocentro (Markel parece tener menos opciones de ser titular), con el talentoso trío de mediapuntas que forman Xabi Prieto, Zurutuza y Griezmann por delante (Sutil es quien se queda fuera de la convocatoria y Sarpong esperará minutos en los que lucir su velocidad en el Bernabéu). Tamudo, un jugador al que el Bernabéu aplaude por aquella Liga que le quitó al Barcelona con la camiseta del Espanyol, estará en punta. Agirretxe será la bala ofensiva de Lasarte en caso de que sea necesario utilizarla.

El Real Madrid ha dado nuevas ilusiones a la Real eliminando al Sevilla en la Copa del Rey. La final del equipo madridista ante el Barcelona, y dando por segura la clasificación de ambos para la Champions League, hace que el séptimo clasificado en Liga vaya a estar en la próxima edición de la Europa League. Así, la Real está a sólo dos puntos de ese objetivo, aunque los dos rivales que ahora tiene por delante, Sevilla y Atlético de Madrid, ya ganaron en Anoeta, por lo que el gol average se antoja importante en esta batalla. Lo que sí está claro es que la Real no tiene agobios clasificatorios antes de su visita al Bernabéu, pues tiene diez puntos de ventaja sobre los puestos de descenso. Es imposible saber si el estado del Madrid beneficia o perjudica a la Real. Los blancos vienen de perder en Pamplona ante Osasuna y tienen al Barcelona siete puntos por encima (y juega el sábado, con lo que podrían empezar el partido a diez). Además, el miércoles jugaron ese partido de Copa y serán más minutos los que los jugadores madridistas acumulen en las piernas. De la actual plantilla de la Real, sólo Xabi Prieto sabe lo que es marcar en el Bernabéu con la camiseta txuri urdin. El Real Madrid ha ganado los 17 partidos que ha jugado como local esta temporada, en Liga, Copa y Champions. ¿Misión imposible o una estadística a romper?

La historia juega en contra. Muy en contra. La Real ha visitado al Real Madrid en 64 partidos de Liga, todos ellos en Primera División (Madrid, Barcelona y Athletic son los únicos equipos que no han bajado nunca), y ha perdido en 46 de ellos, por sólo tres victorias de color txuri urdin. Los otros 16 encuentros acabaron en empate. No obstante, esa estadística es matizable. En las últimas cinco visitas, la Real ganó una (temporada 2003-2004, 1-4, con dos goles de Xabi Prieto incluyendo su primer penalti a lo Panenka, y otro de Kovacevic y De Paula), empató dos y perdió otras dos (una de ellas, campaña 2004-2005, el famoso partido de los seis minutos que se jugó tras la suspensión por un falso aviso de bomba). Aquel 1-4 es la mayor victoria de la Real en Chamartín (sólo superada por el 0-4 de las semifinales de Copa de la temporada 87-88). El Real Madrid machacó a la Real por 9-1 en la temporada 67-68, justo cuando el equipo había regresado a Primera División tras los cinco años que concluyeron con el mítico partido de Puertollano. La primera victoria realista en el Bernabéu tuvo lugar en la temporada 90-91 por 2-3 (goles de Carlos Martínez, Aldridge y Uría). La victoria de la 93-94 fue por 0-2, con tantos de Kodro e Imanol.

La última visita al Santiago Bernabéu se produjo en la temporada 2006-2007, la del descenso a Segunda. Era sólo la tercera jornada de Liga, pero la Real de Bakero ya olía a chamusquina. El técnico realista sorprendió sentando a Kovacevic y dando la titularidad a Díaz de Cerio por primera vez en un escenario que le vino grande. La Real apenas inquietó la portería de un Real Madrid que tampoco hizo nada del otro mundo para llevarse la victoria. Marcó el 1-0 en el minuto 70, cuando el Bernabéu ya estaba mostrando su impaciencia con el equipo de Capello (que acabaría siendo campeón de Liga) gracias a una falta directa lanzada por Reyes. El 2-0 dfinitivo lo hizo Beckham en el minuto 92, cuando los nueve jugadores de campo de la Real que quedaban sobre el césped (Aranburu había visto una injusta y exagerada tarjeta roja directa tres minutos después del 1-0) intentaban el empate a la desesperada en un córner. El inglés aprovechó el hueco para fulminar a Riesgo en un contraataque imposible de detener. La Real acumulaba dos derrotas y un empate en tres partidos, habiendo encajado seris goles y anotado sólo dos. Ya olía mal la cosa. Era el 17 de septiembre y la Real no ganaría hasta el 17 de diciembre.

En la primera vuelta, el Real Madrid tuvo que sufrir muchísimo para llevarse los tres puntos de Anoeta. Lasarte realizó un planteamiento extraordinario, con una fuerte presión arriba (además sin Llorente) y en el centro del campo, lo que impidió que Xabi Alonso manejara el juego a su antojo (la misma clave sirve para el Bernabéu). Griezmann tuvo la mejor ocasión en un mano a mano con Casillas que se le fue junto al palo y que muchos, Lasarte incluído, cantaron como gol en directo. La Real no encontró en la primera parte el merecido premio del gol. En la segunda mitad, Di María adelantó al Madrid con un golazo por la escuadra imposible de defender. Y cuando parecía que ese gol acababa con las opciones de la Real, Tamudo empató rematando una falta en el segundo palo, libre de marca. El equipo txuri urdin se lanzó a por la victoria, pero se la llevó el Madrid de la forma más afortunada. Un Cristiano Ronaldo que no se había estrenado (¿suena de algo esa cantinela antes del partido de vuelta?) lanzó una falta que, tras rebotar en la espalda de Pepe, adquirió una parábola imposible. La Real perdió 1-2, pero fue el día que demostró que este equipo tiene presente y futuro, que está en Primera División para quedarse, por lo menos otros 40 años. O para siempre. Que soñar es gratis. Como soñar con una victoria en el Bernabéu.