Darko Kovacevic. |
El pasado día 1 se cumplieron
20 años del debut de Darko Kovacevic con la camiseta de la Real, en un 1-0 ante el
Sevilla en Anoeta en el que dio la asistencia del gol del triunfo a Andoni
Imaz. Este miércoles, día 7, el día en el que la misma Real Sociedad cumple 107
años de vida, se cumplen otros veinte años del primer gol que el serbio hizo
vistiendo la camiseta txuri urdin, también otro 0-1, este en Mestalla. Fue la
primera vez que la afición realista vio a Kovacevic hacer el avioncito en la
celebración que después repitió tantas y tantas veces. Después de ese tanto llegaron 106 más, hasta un total de 107.
Después de esos dos primeros y significativos partidos cuyo aniversario ahora
podemos recordar y celebrar, llegaron 284 más, hasta alcanzar los 286.
Pocos seguidores realistas
discreparán ante la afirmación de que Kovacevic fue protagonista esencial de
dos de los tres últimos grandes equipos txuri urdin, el que rozó la Champions
League en la temporada 1997-1998, cuando sólo eran dos los clasificados para la
máxima competición continental, y el que estuvo tan cerca de dar al club su
tercera Liga en la 2002-2003. Nadie puede negar que estamos ante el jugador
extranjero más adorado de la historia del club, uno de una trascendencia capital en la filosofía del club. Es el que más partidos ha
jugado y el que más goles ha marcado. Es, por derecho propio, historia de la
Real, por ejemplo convirtiéndose en el autor del primer gol que la Real hizo en
la Champions League.
Y sin embargo, Kovacevic
sigue sin recibir homenaje alguno por parte de la Real. Estos dos vigésimos
aniversarios de los que se hablaba al comienzo de estas líneas se convierten en
una oportunidad perdida más para devolverle una parte de lo que nos dio. Darko dejó la Real sin que el club le dijera que
no contaba con él, a pesar de que, eso sí tras su peor temporada, se ofreciera
a jugar en Segunda para devolver al equipo al lugar del que nunca debió salir.
Dijo sentirse “tratado como una bolsa de basura” por el mismo club que tanto
defendió, y esa frase duele a cualquier realista. Se fue a Olimpiakos y allí, tras detectácarsele en 2009 un problema
cardiaco, se retiró del mundo del fútbol con honores de leyenda. Lo es más de
la Real que de Olimpiakos, pero la pleitesía pública se la pudieron demostrar
en Atenas, no en Donostia.
Aquí, sin que sepamos en realidad si hay algún motivo, no hemos tenido esa
oportunidad. Anoeta homenajeó en el minuto 9 del primer partido de la presente Liga a
Dalian Atkinson, recientemente fallecido. En la temporada 2014-2015, en el
descanso del encuentro ante el Espanyol, el gran John Aldridge tuvo la opción
de saltar al césped de Anoeta para recibir el calor de la afición realista. Son sólo dos ejemplos de celebración en txuri urdin que todo el mundo aplaude. Pero Kovacevic no ha vivido ese momento. Su último instante de gloria en Anoeta
fue cuando, a falta de cuatro jornadas para el final de la temporada 2006-2007, hizo un gol
importantístimo ante el Celta, el que permitió empatar un partido que en la
primera parte olía a sentencia de descenso y que el corazón txuri urdin del
serbio, el mismo que exprimió al máximo hasta que ya no le dejó seguir jugando
al fútbol, guió hasta la remontada. Fue el último de esos 107 goles que hizo en
este equipo. Fue el último gran aplauso que recibió de su gente.
Ya es hora de que todos los
que somos la Real le demos las gracias a este serbio que se convirtió en uno de
los nuestros por todo lo que nos hizo disfrutar en las nueve temporada en las
que defendió nuestros colores con pasión, con calidad y con goles. Nunca es
tarde si la dicha es buena, dice el saber popular, pero cada día que pasa es un
poco más tarde. Darko merece ese homenaje. Anoeta lo quiere. La Real lo
necesita. Ojalá sea una realidad lo más pronto posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario