Qué poquito hace falta para que Anoeta responda. Y cuántas adversidades suele tener enfrente la parroquia realista antes de esa respuesta siempre ejemplar. Siete jornadas sin ganar, el miedo a descender, miles de sportinguistas en la grada... y Anoeta respondió. Una vez más. Cuánto se pareció el partido contra el Sporting al vivido hace poco menos de un año ante el Villarreal B. No en cuanto a fútbol, pero sí en las situaciones, en el marcador, en el sufrimiento. La Real ganó al Sporting por corazón. Por el que contagia la grada cuando vive los encuentros así. Y también por suerte. Negarlo sería absurdo. Lo más probable es que no fuera un partido para ganar por lo visto en uno y otro equipo, pero se ganó, que es lo que hay que hacer en las finales. Habrá que entenderlo como la justa compensación a tantos puntos que han volado de Anoeta en días que la Real hizo sobrados méritos para vencer sus encuentros. Habrá que entenderlo como una muestra del ángel de Griezmann, que acudió al rescate de Martín Lasarte, de quien con demasiada insistencia se estaba diciendo que podía salir del club si no se ganaba al Sporting. Lo que sea. Pero se ganó.
No es Lasarte un entrenador que guste de jugar al despiste, pero esta vez lo hizo. Él mismo dijo antes del partido que Ifrán no estaba para ser titular, pero lo fue. Esa fue la gran novedad del once que presentó ante el Sporting, la titularidad del uruguayo por primera vez, pero no la única. Labaka ocupó el centro de la defensa junto a Demidov. Desde que aterrizó en San Sebastián y sobre todo en su primera campaña en el club, Lasarte demostró una fe ciega e inquebrantable en Mikel González y Ansotegi, pero ese crédito ilimitado lo ha devorado el mal año defensivo de la Real. El primero se quedó en el banquillo y el segundo ni siquiera entro en la convocatoria. Demidov les ha ganado la partida a todos con una mezcla de agresividad y dotes de mando, algo que demostró una vez más con valentía ante el Sporting, pero lo de Labaka sorprendió más. No es precisamente el más rápido de los tres centrales canteranos y sufrió lo indecible ante Barral. Lasarte le sustituyó en el descanso por Mikel González para evitar su expulsión, algo que habría sido exageradísimo con lo que se vio en el campo y con lo que hemos visto de rivales en otras jornadas.
Fútbol, lo que se dice fútbol, la Real enseñó poco. ¿La causa? Zurutuza. El mediapunta realista, a excepción de su fantástica media hora final en Santander, no está fino. En el vestuario sabrán si es una cuestión física, anímica o deportiva, pero no está fino, eso es evidente y eso el equipo lo nota a la hora de atacar (y a la defender si a eso se le suma la ausencia de la impagable presión de Llorente). La Real se queda sin más salida por el centro que las arrancadas de Aranburu y muchas jugadas comienzan con balones largos, ya sea enviados por Bravo o por la defensa. Muchos de esos envíos buscan a Xabi Prieto, pero como tampoco pasa por su mejor momento ya ni las gana todas por alto ni tampoco es capaz de bajar la bola y encarar a su par con tanta facilidad como hace no tanto tiempo. El resultado, el mencionado, que la Real se queda sin fútbol. Y eso que el capitán tiró de galones aprovechándose de la enorme labor de recuperación de Diego Rivas. Ambos perdieron balones de esos que no se deben perder, pero estuvieron entre lo mejor de la Real sin ninguna duda.
El partido, en su primera mitad, parecía más de la Real que del Sporting, pero más que por cualquier otra explicación, y dado también el nulo peligro que este equipo es capaz de crear a balón parado, por la necesidad de que los tres puntos se quedaran en Anoeta. Sin embargo, Anoeta sufrió cuando el Sporting marcó en el minuto 20. El linier acertó al levantar la bandera e instar al árbitro a que lo anulara, pues De las Cuevas, que empujó el balón al interior de la portería casi desde la línea de gol, estaba adelantado. Pero el miedo, en todo caso, se instaló en el cuerpo de los realistas. Y tardó en desaparecer algo más de diez minutos, los que tardó Griezmann en adelantar al equipo txuri urdin. Xabi Prieto está en el campo para cosas como la asistencia que dio al galo, por mucho que luego ande desaparecido. Y Griezmann está porque tiene un ángel que pocos jugadores realistas tienen, seguramente ningún otro. Su cabezazo, impecable. Eso sí, se aprovechó de que su marcador, Botía, resbaló al tratar de seguir su desmarque. No sé si la suerte es de quien la busca, pero suerte hubo. Por el gol anulado y por el 1-0. Lo difícil parecía, una vez más, hecho. Pero no, esta Real se mete en más líos de los que a veces sabe solucionar.
Quizá estaban en la cabeza de los realistas aquellos partidos de la primera vuelta que se ganaban tras adelantarse en el marcador y dejando la portería a cero. El caso es que la Real cedió de nuevo el mando del partido. Con un más que notable orden, con cierta velocidad en las contras y aprovechando la autopista que dejaba a su espalda Carlos Martínez cada vez que se incorporaba al ataque (Estrada, muy incómodo a banda cambiada, subió mucho menos), el Sporting fue ganando metros y haciendo que la Real los cediera. Ya antes del descanso, Bravo hizo otra parada antológica que confirma que el mejor nivel del portero chileno, el que ya exhibió hace una semana en el Vicente Calderón, ha regresado. Y lo hace en el momento decisivo de la temporada. Una gran noticia. Ifrán pudo marcar con un gran disparo que se marchó rozando la escuadra, pero había más peligro, aún sin grandes ocasiones de gol, en las llegadas del Sporting. Así llegó el empate a uno, un gran disparo desde fuera del área de De las Cuevas culminando una jugada en la que la defensa realista se mostró poco incisiva. Era el minuto 69 y Anoeta, por un instante, se temió lo peor, lo que ya vio cuando se adelantaron en el marcador Málaga y Hércules.
Pero esta vez la Real no se desinfló. Al contrario. Sin fútbol, insisto, el equipo le echó corazón y casta. Aupado por Anoeta, quiso ganar. No es fácil decir si sabía cómo hacerlo, pero quiso ganar. Apenas tres minutos después del empate, Tamudo, que ya había saltado al campo en lugar de Ifrán (el uruguayo llegó hasta el minuto 65 dejando en el césped una muy generosa actuación), tuvo el 2-1 en un buen remate de cabeza que Juan Pablo desvió a córner. Zurutuza salió del campo y dejó su puesto a Sutil, cambio con el que Lasarte hizo una apuesta novedosa que le salió bien. Normalmente venía centrando a Xabi Prieto en la mediapunta, pero esta vez quien ocupó esa posición fue Griezmann. Desde ahí recogió un mal rechace de la defensa sportinguista para hacer el 2-1 definitivo. Segundo gol del francés para casi certificar la permanencia y para ahuyentar los fantasmas sobre un cese de Lasarte. Desde luego, no podía haber un jugador más indicado para sacar la cara por el entrenador uruguayo. Y de nuevo la suerte se alió con Griezmann. El balón rebotó en dos defensas antes de llegar mansamente al fondo de la portería, permitiendo que Anoeta cantara el gol mucho antes de que traspasara la línea.
A diferencia de lo que sucedió otros días, el final del partido no fue demasiado sufrido. La tensión venía del agarrotamiento que tenían algunos realistas, de lo corto del resultado o de la memoria de días pasados, pero no del empuje de un Sporting que, eso sí, tuvo dos llegadas claras, un cabezazo de Barral y un centro del mismo jugador desde la derecha que Diego Castro no llegó a rematar en el segundo palo. Bravo no tuvo que intervenir en ninguna de las dos jugadas. En cualquier caso, la Real no tuvo muy claro cómo cerrar el partido, perdiendo algunos balones fáciles o buscando jugada en otros, cuando el partido exigía encerrarse en un córner y que el tiempo corriera. Sólo Tamudo tiró de manual y vio una tarjeta amarilla por perder tiempo. Esa tarjeta fue el colofón a un arbitraje muy mal medido de Iglesias Villanueva, que cabreó a los dos equipos casi por igual por su extraño rasero a la hora de pitar faltas y sacar tarjetas. Al menos no estropeo un hermoso espectáculo entre dos equipos que no mostraron demasiado fútbol pero sí muchísima entrega.
La gran noticia del partido es, indudablemente, que la Real suma de nuevo tres puntos y rompe una ya larguísima racha de siete partidos sin ganar. Por lo civil o por lo criminal, el Sporting no podía sacar nada de Anoeta y no lo sacó. Por fin la suerte sonrió al conjunto txuri urdin, con una doble carambola en el gol de la victoria. Griezmann volvió a marcar, y lo hizo convirtiéndose en el segundo jugador txuri urdin en anotar dos veces en un partido de esta temporada (Aranburu lo hizo en Getafe). Bravo volvió a deleitar, aunque esta vez, por primera vez en una victoria lograda en Anoeta, no consiguió que su portería quedara a cero. Y la Real remontó un resultado adverso, porque sólo de adverso se podía considerar un empate que hubiera dejado al equipo de Lasarte a tres puntos del descenso. Lo curioso es que la única remontada de la Real esta temporada desde un marcador de derrota momentánea había sido precisamente ante el Sporting de Gijón en la primera vuelta. A veces parece que sólo la Real revive muertos, y obviamente no es así. Seguro que a Preciado y a la afición sportinguista no les hará gracia esa pequeña estadística.
Lo que está claro, a pesar de la victoria, es que la Real no tiene el fútbol de la primera parte del campeonato. Si Zurutuza está desaparecido, si Xabi Prieto no consigue recuperar su liderazgo y si la defensa no tiene confianza (que la ha tenido incluso en partidos de la primera vuelta que se perdieron con claridad), el equipo pierde mucho valor y tiene que encomendarse al corazón, a la suerte o a cualquier elemento extraño para conseguir la victoria. Son tres puntos de oro y nadie se va a quejar, pero es obvio que para ganar con frecuencia hay que hacer algo más. Los errores siguen ahí y no se han terminado de corregir. Pero al menos el panorama ya está algo más claro. Con 38 puntos, una victoria más certificaría la salvación virtual. Con 18 puntos por jugar, parece imposible que el Almería (doce por detrás) y el Hércules (ocho por detrás) consigan recortarle esa distancia a la Real. Falta asegurar un tercer equipo que no supere a los de Lasarte. Y el calendario ahora se vuelve exigente, con visitas a San Mamés y Mestalla, y recibiendo al Barça en Anoeta (aunque, en vísperas de la semifinal de Champions contra el Madrid, veremos qué Barça). Mira que si es eso lo que le hace falta a esta Real que tanto parece temblar con equipos de la parte baja de la tabla...
2 comentarios:
que alivio!!!!! Creo que las palabras mas repetidas por todos el domingo fue: MENOS MAL!!!!
por cierto! aranburu ya hizo un doblete esta temporada no?
a por el athletic!!!!
Soruz, tienes razón, y encima fue en Getafe y yo estaba en la grada... Ahora mismo lo corrijo, gracias por el apunte. Y, sí, menos mal... A ver si hay suerte en el derbi.
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