Los resultadistas me van a tener que perdonar la vida, pero para mí la Real es mucho más que el Athletic. San Mamés dictó esa sentencia aunque algunos no lo quieran ver. Porque ellos siguen siendo el equipo de cantera, pero canteranos hay más en la Real. Porque ellos tendrán prima por ganar la Champions, pero acabaron pidiendo la hora ante un equipo txuri urdin que no necesitó tirar más que de su corazón para encerrar al Athletic en su área. Porque a la Real, dicen los entendidos, le falta fútbol y le falta gol, pero obviamos que tiene a su delantero estrella lesionado desde hace casi una vuelta y nada se dice de la forma en que los locales lograron la victoria, que jugaron a su antojo con el cronómetro gracias a la connivencia del árbitro. Porque la Real no huele un penalti desde hace tres meses, aunque se los hagan tan claros como el que sufrió Xabi Prieto, y sin embargo las quejas sean habituales desde aquel lado de la autopista. Porque de txuri urdin no había sobre el césped ningún jugador sancionado, en una muestra más de que la competición está muy adulterada, porque además fue el autor del primer gol bilbaino. Porque la Real se levantó tras todos esos golpes y dio una lección de carácter. Sí, la Real es mucho más, aunque el resultado no entienda de dar la razón a quien la tiene.
Martín Lasarte apostó, como tiene que ser, por la Real, y esa apuesta mal no puede salir diga lo que diga al final el marcador. 4-2-3-1 y los jugadores que hicieron de este equipo uno de los mejores de la primera mitad del campeonato, con la llorada (y ninguneada desde fuera) ausencia de Joseba Llorente. Una defensa coherente, con laterales en las bandas y alejada de los miedos que pudiera provocar el gigante Llorente, un centro del campo experto y que goza de la confianza del técnico uruguayo (aunque el director deportivo siga sin anunciar la renovación, que seguramente ya no llegará, de una de sus piezas), y todo el talento del equipo en el ataque. Con esos mimbres, el derbi comenzó vibrante, con llegadas en una y otra área, con la pasión que requieren este tipo de partidos. Hay quien ve muy superior al Athletic en este tramo del partido. Yo no. Sí es cierto que Bravo tiene que hacer una buena parada tras una jugada en la que el balón cruza todo el área sin que nadie acierte a despejar y David López disparó con fuerza, pero no menos cierto que el debutante Raúl dudó al despejar un balón de puños un balón que Dani Estrada casi introduce en su portería ante la pasividad de la defensa local. Igualdad absoluta para empezar, pero igualdad que se rompió de la única forma en que se podía romper.
Fue en un córner, auténtico vía crucis de la Real esta temporada. El equipo de Lasarte es endeble atrás a la hora de defender las jugadas a balón parado e inane cuando le toca atacar con ellas. El gol llegó porque el primer remate fue claro, obligó a Bravo a realizar la parada de la noche, y porque Diego Rivas se limitó a contemplar la parada de su portero, en su único fallo de la noche, en lugar de meter el cuerpo delante de Muniain. Cuando se supo, horas antes de que comenzara el encuentro, que Muniain iba a jugar por obra y gracia de los comités, era inevitable la sensación de que acabaría marcando. Si vamos a adulterar la Liga, adulterémosla bien. Pues ya está conseguido. Un jugador sancionado abrió el marcador. Para muchos será una cuestión banal e intrascendente, pero si la semana que viene el jugador del Athletic es finalmente sancionado la Liga quedará injustamente alterada. Si la sanción llegó tras el partido de Pamplona, el equipo que debió beneficiarse de la ausencia de Muniain era la Real. Si al final le quitan la tarjeta, lo que hay es una muestra más del amateurismo del campeonato español que administra sanciones en función de los días festivos, y una muestra más de la injusticia con la que los mismos comités tratan a la Real (¿nos acordamos de las cinco tarjetas que vio Xabi Prieto para cumplir sanción?).
Otra vez la Real por debajo del marcador. Otra vez un golpe duro que llevaba a los de Lasarte a remar con fuerza... y otra vez que no terminaba de conseguirse. Los minutos en los que el marcador de San Mamés marcaba el 1-0 fueron los peores del partido para la Real. Diez minutos después, y tras salvar Demidov con bravura un disparo de Toquero, llegó el único error del defensa realista. Tras un balón peinado por Javi Martínez, Llorente recibió de espaldas a la portería. Demidov le dejó darse la vuelta con tranquilidad y le dio dos metros para maniobrar. Con eso y Toquero llegando en carrera desde atrás, la jugada de gol está ya fabricada. 2-0. Era difícil no ver ya perdido el partido, sin que en realidad el Athletic hubiera hecho tanto para disponer de una ventaja tan clara y tan amplia, pero el fútbol es así. Pero esta vez la Real sí respondió, como lo ha hecho en tantos días de esta temporada y casi siempre sin el merecido premio. Griezmann e Ifrán crearon una preciosa combinación por la banda izquierda y el francés puso un balón de gol que Xabi Prieto esperaba ya en el área pequeña para batir a Raúl. Pero Javi Martínez metió el pie primero y culminó en propia puerta la jugada del 2-1. Sólo habían pasado dos minutos desde el segundo gol local y había partido.
Y más partido habría habido si no hubiera sucedido lo que ya es habitual en San Mamés. Xabi Prieto se internó en el área y Muniain, otra vez Muniain, le golpeó por detrás. Penalti claro. Si acaso, la duda podía estar en si la jugada se produce fuera del área. Fernández Borbalán y su linier decidieron desaparecer vergonzosamente. De nada sirve protestar, porque estas cosas se están convirtiendo ya en un clásico en San Mamés. Cuando no son varios los penaltis que Aitor Ocio comete sobre Kovacevic, es la pena máxima contra la Real que se señala por una mano de Aduriz. Siempre pasa algo en San Mamés y siempre beneficia al mismo. Otros hablan de villaratos con una ligereza asombrosa y con jugadas menos claras que ésta, pero esta vez el penalti que habría supuesto levantar un 2-0 en apenas cuatro minutos se queda en una anecdotilla que casi nadie usa para explicar el desarrollo del partido. Lleva la Real 14 jornadas sin ver un penalti a favor, sólo ha tenido dos en toda la temporada. Pero no sería justo calificar la actuación de Fernández Borbalán sólo con esa jugada. La suya fue una labor completa, de tener claro hacia qué lado tenía que señalar las faltas en los saltos y la de marcar rápidamente el terreno de las tarjetas mostrando la primera a Aranburu por una jugada en la que sacó el balón. ¿A que los comités no se la van a quitar? Pues eso.
Un árbitro así corta las alas de un equipo, por mucho que casi todos quieran obviar la actuación del supuesto juez del partido de los análisis del mismo. El caso es que a la Real se le cortó las alas en el marcador, pero no en el juego. Sin demasiada brillantez, al fin y al cabo esto es un derbi, el balón se hizo txuri urdin. El Athletic poco a poco iba reculando. Antes del descanso, Griezmann pudo hacer el empate en una buena cabalgada cuyo disparo final lo rechazó el portero del Athletic. El frances y Xabi Prieto, más ayudado éste por Carlos Martínez que el primero por Estrada, estuvieron a la altura de las circunstancias, dando la cara y buscando siempre a su par, y eso el equipo lo agradece mucho. El 2-1 al descanso ya parecía injusto, pero esa sensación se acrecentó en la segunda mitad, gracias también a un Athletic que quiso tirar de lo que algunos llaman pillerías y que tendría que estar catalogado como antifútbol. Incontables fueron los jugadores locales que rodaron por el suelo para perder tiempo, inclyuendo a su portero en el descuento, incluso amagando con pedir el cambio aunque 30 segundos después recobró milagrosamente las fuerzas para celebrar el triunfo saltando. Caparrós sacó de su equipo a los jugadores de talento, Iraola (muy enfadado) y Llorente, para meter más músculo, y cuando el músculo titular (Orbaiz) recibió tarjeta por la enésima falta sobre Aranburu (el Athletic presionando la normalmente nula salida de balón de la Real, quién lo diría), le cambió para meter a Gurpegi (que, por supuesto, también recibió tarjeta por lo mismo).
Lasarte esta vez metió los cambios lógicos y esperados, Tamudo por Ifrán y Sutil por Zurutuza (quedó por hacer el tercer cambio, lo que evidencia que falta banquillo en la Real... o confianza en jugadores como Agirretxe), pero el técnico uruguayo no tiró de épica. Y eso a veces hace falta. Cierto es que la Real se ha descompensado siempre que ha jugado con dos puntas, pero la renuncia voluntaria del Athletic a jugar con el balón quizá pedía algo más, sobre todo ante el trato del Athletic al balón como si fuera una patata caliente. Ese algo más se materializó cerca del final con Ansotegi adelantado, pero hay recursos para hacer algo más provechoso. El derroche de la Real en la segunda mitad fue encomiable, y pudo llegar el empate, sobre todo en dos jugadas. Demidov lanzó fuera un corner que remató absolutamente solo en el segundo palo (sin que nadie, por cierto, hable de la calamitosa defensa del Athletic como sí se hace de la de la Real, así de injusto es el análisis futbolístico moderno cuando hay un resultado de por medio) y Xabi Prieto culminó una buena jugada con un disparo que, de nuevo, despejó Raúl. La Real mereció el empate, pero éste no llegó. No fue un vendaval de fútbol, pero sí un gran derroche de coraje. La Real fue la Real, y eso es un síntoma tranquilizador se mire como se mire y aunque el marcador entregue al Athletic tres puntos que no mereció y ninguno a la Real.
Lo que ocurra en el Racing-Málaga y en el Zaragoza-Almería marcará la distancia de que sigue disponiendo la Real con respecto a los puestos de descenso, de momento en los cinco con los que empezó la jornada, y el nivel de traqnuilidad que podamos tener de aquí al final de la temporada. Desde luego, el partido de San Mamés no evidencia que un equipo esté quinto y el otro decimotercero. Desde luego, esta Real es la misma que mereció sacar puntos ante equipos que le preceden en la tabla como Villarreal, Valencia, Sevilla, Atlético de Madrid (en Anoeta) o Real Madrid. Nada tiene que ver esta derrota, aunque fuera por el mismo marcador, con la que se sufrió por ejemplo en La Coruña. En San Mamés hubo dos equipos voluntariosos y uno que fue superior. Y ése no iba de rojiblanco. La Real demostró ser mucho más. Mucho más que el Athletic. Mucho más de lo que dice la clasificación. Mucho más de lo que nos dejan ser los árbitros. Pero se volvió a San Sebastián con cero puntos en el casillero y todavía teniendo que mirar qué hacen otros equipos en lo que queda de jornada. Es lo que tiene el fútbol, que las victorias morales no suman, que los penaltis no pitados no sirven más que para certificar lo absurdo del actual sistema arbitral y que las decisiones controvertidas siempre miran lejos de lo que le interesa a la Real.
2 comentarios:
La Real mereció mas ante un Athletic que en la 2ª parte solo se dedico a destruir y perder tiempo.
Una pena porque el empate no hubiera sido mal resultado.
Además con gol del indultado Muniain y el penalti a Prieto clamoroso.
Cityground, comparto el análisis y me da pena que tantas cosas ajenas a lo que tendría que ser el fútbol fueran tan decisivas. Habrá que ganar al Barça. Yo estoy convencido de ello.
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