Será el lunes cuando la Real se vea las caras por primera vez con un equipo entrenado por el técnico que tenía el equipo txuri urdin cuando rompió 40 años consecutivos en Primera y se marchó a Segunda. Como no podía ser de otra manera, los periódicos guipuzcoanos han publicado esta semana entrevistas con ese entrenador, con Miguel Ángel Lotina. En ellas, se recuerdan los pormenores de aquella fatídica temporada del descenso. Lotina habla de lo que él recuerda como las claves del descenso. Habla del mal comienzo (primero con José Mari Bakero, después con él), de esas ocho jornadas sin ganar (un empate y ¡siete derrotas!) entre enero y marzo, del partido de Pamplona y del penalti que Savio falló en Anoeta ante el Racing. Como dice, en Valencia, aunque había opciones matemáticas de permanencia, ya estábamos en realidad descendidos. Pero mi memoria va más allá y eso me lleva a preguntarme si quizá es que los recuerdos de Lotina son selectivos. Esa es la impresión que me han dejado sus palabras, y ya aviso que lo que yo tengo que decir de Lotina no es precisamente positivo.
A Lotina, por ejemplo, se le olvidan dos partidos que tengo grabados a fuego en mi memoria. Intrascendentes en la marejada de una larga temporada, pero cuyos puntos fueron tan decisivos como los que se escaparon en Pamplona. 18 de marzo de 2007. La Real visitó Villarreal, una semana después de romper esa racha de ocho partidos sin ganar y de ponerse a diez puntos de la permanencia ganando al Mallorca en Anoeta. Savio adelantó al equipo txuri urdin, que estaba jugando un buen partido. Los locales empataron en corner horriblemente defendido, talón de Aquiles de la Real esta campaña (y en eso siempre tiene algo que decir el entrenador, como esta temporada Lasarte). Era el minuto 57. Diez minutos después, Lotina hizo su segundo cambio. Entró Germán Herrera, salió Kovacevic. Con la Real a diez puntos de la salvación, sí. En el 78, el Villarreal se quedó con diez jugadores. El tercer cambio de Lotina no llegó hasta el minuto 87. Díaz de Cerio entró por Diego Rivas. Tres minutos de más o menos riesgo, diez minutos tirados a la basura. Si mirando al abismo no se es valiente, ¿cuándo se puede serlo?
La respuesta a esa pregunta es fácil: cuando los rivales dan facilidades. Eso sucedió en la siguiente salida de la Real, el 8 de abril de 2007, con el Espanyol pensando en una semifinal de Copa de la UEFA. Dejó en el banquillo a muchos titulares. En la grada, por ejemplo, a Tamudo y De la Peña. La Real saltó al césped de Montjuic con sus habituales tres mediocentros y con Germán Herrera sólo en punta. Germán Herrera. Darko y De Cerio esperaron en el banquillo. Los dos saltaron al campo en la segunda parte, el primero siete minutos antes de que el Espanyol se adelantara. El segundo lo hizo seis después de ese momento. El partido acabó 1-0 y la Real perdió sin haber generado apenas ocasiones de gol. Y con solo cuatro jugadores de Zubieta en su alineación titular, una de las cifras más bajas de los últimos años. Una Real desnaturalizada arrastró el escudo aquel día. Y perdió. Ni Villarreal ni Espanyol forman parte del recuerdo colectivo de los motivos del descenso. Para mí tienen una parte importante, porque son un empate y una derrota que pudieron (debieron) ser dos victorias y que llegaron en uno de los mejores momentos del equipo en Anoeta. Habría sido un espaldarazo tremendo, pero no lo fue.
Al margen de esos olvidos de Lotina, me hace gracia que defienda el fichaje de Herrera en el poco arrojo que tuvo la directiva de la Real para endeudarse en el mercado de invierno, algo que, dice, le "decepcionó". Si ya teníamos una situación económica catrastrófica, no quiero imaginarme qué habría pasado si se deja fichar a Lotina con total libertad y la Real tampoco se salva así. Me acuerdo del despilfarro que se le consintió a Clemente, el que posiblemente sentara las bases de la debacle deportiva y económica de la Real, y me echo a temblar. Toshack, cuando gastó, salvó a la Real y formó la base del equipo campeón (eso también dejó muchos réditos, en forma de Champions y traspaso de Xabi Alonso). Trajo a Westerveld, a Nihat y a Kovacevic. Clemente trajo, por ejemplo, a Collet, Peiremans y Arif. Beneficio cero, deportivo y económico. Lotina quería a Cardozo. Y como no pudo traerlo, fichó a Germán Herrera. No, la solución no era esa. La solución siempre estará en el Sanse. Si no podemos traer nada decente de fuera y con lo que produce Zubieta nos vamos a Segunda, que así sea. Pero así no. Eso, la forma y los actores, me dolió tanto como el descenso.
Estos recuerdos selectivos de Lotina le llevan a defender el fichaje de Víctor López por su experiencia y el corto vuelo que tenían acumulado todavía los hoy centrales titulares de la Real, Mikel González y Ansotegi. Víctor López o Juanito fueron titulares, por ejemplo, en aquellas ocho jornadas en las que la Real perdió siete partidos. El argentino fue titular en las últimas tres jornadas, en las que no se ganó ningún partido. Los que rotaban en la titularidad entonces eran, precisamente, Ansotegi y Mikel. Está claro que no tenían la experiencia que tienen ahora y que su progresión en los últimos años ha sido grande. ¿Habría sido peor aquella Real que bajó si hubieran jugado ellos? Seguramente no. Lotina también dice que Germán Herrera no era titular indiscutible. Cierto, pero de los 19 partidos que jugó, salió de inicio en nueve salió. Su aportación a la Real fue de un gol (en Zaragoza, se perdió), una asistencia (ante el Atlético en Anoeta, se ganó) y un rebote que acabó en el útlimo gol de la Real en Primera.
También dice el técnico en estas entrevistas que Jesuli habría sido determinante de no haberse lesionado. Jugó once partidos y no se le recuerda demasiado. Curiosamente, jugaba de extremo izquierdo, puesto en el que en invierno llegó Savio, que sí fue decisivo. El fichaje del brasileño, de hecho, fue la gran aportación de Lotina a la Real, pues fue él quien le convenció para que viniera. Justo es reconocérselo. Como decir que con Lotina se frenó la sangría de goles encajados que estaba viviendo la Real. Con Bakero habían sido 18 goles en ocho partidos, 2,25 por partido y con Lotina fueron 34 tantos en 23 encuentros, con una media de 1,1. Bien es cierto que la causa de esa cifra es precisamente lo que acabó matando a la Real. El trivote defensivo y la falta de ambición en ataque mandaron al equipo a Segunda. El equipo no marcó ni un solo gol en ¡17! de los 32 partidos que dirigió Lotina, y por eso su media en bajísima, sólo 0,9 goles por partido (29 tantos en esas 32 citas, una de Copa y el resto de Liga). Esos datos no son sólo insuficientes para permanecer en Primera, sino que además dejan un mal sabor de boca aparejado al descenso. Pese a todo, la afición pidió aquel año reiteradamente a Lotina que se quedara. Yo nunca lo entendí.
La creencia popular es que quien guarda mal recuerdo de Lotina es, al menos principalmente, porque aseguró que estaba dispuesto a seguir con la Real en Segunda cuando en realidad ya tenía firmado un precontrato con el Deportivo. Yo, por todo lo anterior, voy aún más lejos. Para mí Lotina es parte importante del descenso. No la única, probablemente no la principal y es que eso siempre recae en los jugadores, pero con otro entrenador la salvación habría sido posible. Él fracasó en la Real, y no sólo por lo que dictaba la clasificación tras la jornada 38. No sé si, en caso de que gane la Real el lunes, el club gallego decidirá la destitución de Lotina. Sería irónico, pues la Real ya fue su verdugo en su etapa en el Celta, cuando en enero de 2004 ganó 2-5 en Balaídos, con dos goles de Nihat, uno de Kovacevic, otro de Xabi Alonso y otro de Milosevic en propia puerta. Irónico, sí, que Lotina se cruce tanto en el camino de la Real. Era el técnico del Numancia que nos eliminó en la Copa, en el primero de los grandes fracasos realistas en la competición. El de Osasuna y Espanyol cuando se salvaron ambos de descender en la última jornada jugando contra una Real inofensiva (más en el primero de los casos y por voluntad propia). Y el técnico del descenso. Por mucha ironía que haya, eso no se me olvidará nunca.
3 comentarios:
Como seguidor del Deportivo puedo suscribir todo lo que dices.
Estoy de acuerdo en todas y cada una de las palabras que aquí escribes.
Y allí iremos..., a Anoeta con el maldito trivote formado por un mediocentro y dos centrales (los otros mediocentros están lesionados).
Perderemos 1-0 pero Lotina seguirá hasta final de temporada, de eso no hay duda.
Ojalá la Real y mi Depor nos salvemos sin sufrir.
Saludos!!! ;)
Mateo, me alegra que coincidamos en la visión, aunque lo siento por ti, porque es obvio que Lotina no es de mis entrenadores favoritos. De todas maneras, ojo, porque a la Real se le atragantan los equipos que defienden así. Ojalá tu deseo se cumpla, mucha suerte a partir del martes. Y muchas gracias por tu visita.
Lotina tuvo parte de culpa en el descenso eso es evidente pero la plantilla que confecciono Bakero era horrible, sin nivel para primera y con muy pocos delanteros. Da rabia que a pesar de todo nos pudimos salvar, el partido contra Español y Osasuna fueron claves.
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