miércoles, junio 16, 2010

REAL SOCIEDAD 2 - CELTA 0 Campeones

Campeones. Campeones de verdad. La Real es ya equipo de Primera División. Ante el Celta se escribió la más hermosa página de la Historia más reciente de este equipo, la que por fin devuelve las alegrías en color txuri urdin a los libros que repasan la vida del equipo de nuestros amores. La primera página de su segundo centenario de vida. Y aunque esa brillante página nace de un partido (más bien de toda una temporada), lo cierto es que el 13 de junio de 2010 no se recordará por la contienda deportiva con el Celta. No va a ser Gijón, porque no hubo un gol en el último minuto. No va a ser Zaragoza, porque el portero no paró un penalti en la tanda decisiva. No va a ser Puertollano, aunque sean pocos los que recuerde que allí se jugó un partido contra un equipo llamado Calvo Sotelo que acabó con empate a dos. Lo que permanecerá en nuestra memoria colectiva de este día no será el 2-0 al Celta, sino la fiesta, la alegría, la más pura felicidad que invadió nuestros corazones cuando Xabi Prieto marcó el primer gol, cuando Carlos Bueno hizo el segundo y cuando el árbitro señaló el final del partido. Pero es ese partido lo que nos ha llevado hasta ese éxtasis sublime, y del partido vamos a hablar.

Para hacerlo, más que del juego hay que hablar esta vez de nombres propios. Los de alineación de Martín Lasarte, para empezar. Los previstos, aquellos en los que el técnico uruguayo más ha confiado a lo largo de la temporada. Quizá el once de gala de esta temporada para el recuerdo, con Zubikarai en la portería, Carlos Martínez, Ansotegi, Mikel González y De la Bella en defensa, Diego Rivas y Aranburu en el medio centro, con Xabi Prieto, Zurutuza, Griezmann y Bueno en ataque. Hay que hablar de Xabi Prieto. El mejor jugador de esta Real fue también el autor del primer gol en el día del ascenso. Temporadón el suyo y gran reto el que le espera en Primera División. Abandonó esa categoría como un canterano prometedor más, tapado por el brillo de los grandes jugadores que nos quedaban o por los fichajes foráneos de aquella triste temporada, y regresa como el líder del equipo. Es una delicia verle con el temple necesario como para repetir con acierto el lanzamiento de un penalti decisivo tantas veces como lo estime necesario un árbitro.

Hay que hablar del árbitro, sí. Pero esta vez en un tono diferente al de jornadas precedentes. Teixeira Vitienes señaló un penalti a favor de la Real, el segundo en otras tantas jornadas consecutivas en Anoeta y maquilló así un poco la estadística de los colegiados con el equipo txuri urdin esta temporada. Menos mal que llegó un segundo gol, porque si no habría que haber entendido que el ascenso se lograra de penalti como un intrincado guiño del destino. Y es que hemos vivido una temporada en que los árbitros han querido sabe muy poco de lo que sucedía en las áreas rivales. Menos mal que al final la cosa ha cambiado un poco, porque esta Real llevaba camino de hacer historia y ascender sin haber convertido un sólo lanzamiento desde los once metros. Xabi Prieto tiró éste, el más importante de su carrera hasta hoy, y escribió así su nombre en la historia realista con letras de oro (por mucho que después se lesionara en la celebración, que hasta para eso tiene infortunio esta Real, incluso su día más feliz).
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La jugada del penalti deja dos nombres propios más, dos que sin lugar a dudas han sido igual de decisivos que Xabi en la consecución del ascenso. La pena máxima llega por dos cosas. En primer lugar, porque Carlos Bueno es mejor delantero de lo que le hemos visto en algunos tramos de la temporada. La dejada que le hace a Griezmann para que éste encare en velocidad a la defensa celtiña es de lujo. Y la decisión con la que arranca el joven potrillo francés es sencillamente espectacular. Mucho se ha hablado de Griezmann, y casi siempre bien. No es para menos. Pero en el tramo intermedio de la temporada quizá mucha gente le exigió que cargara con un peso excesivo en este equipo, y el chaval salió airoso. En Cádiz dio las tres asistencias a Carlos Bueno. En Anoeta ante el Celta forzó el penalti y dio el pase del segundo gol al delantero uruguayo, dejando la bola con la cabeza tras un magnífico envío de Nsue. Es maravilloso ver a un canterano, por mucho que no sea guipuzcoano, mostrar con tanto orgullo su deseo de vestir la camiseta de la Real. Otros prefieren ser el quinto o el sexto delantero del equipo del otro lado de la autopista.
Bueno es otro de los nombres propios de este equipo en el soñado día del ascenso. Cuatro goles en los dos partidos más decisivos de la temporada. Quién sabe hasta donde puede rendir el charrúa si finalmente se queda y tiene una campaña normal, sin retrasos, problemas de visado o lesiones. Zubikarai no tuvo trabajo ante el Celta, pero es otro de los nombres a destacar. Se convirtió, casi por casualidad, en el portero del ascenso y se lo ha merecido. Por supuesto que Bravo y Riesgo también, pero Eñaut tiene ángel, tiene algo que le hace ganarse el cariño de todos. Contra los gallegos no tuvo que hacer su paradón habitual, pero su nombre personfica una prodigiosa temporada de la defensa realista, que ha encontrado tres centrales de gran categoría y otros tantos laterales de garantías. Si aparcamos por un segundo la ilusión por el ascenso, sólo por un segundo, veremos que la mejor noticia de la temporada es ésta y ojalá los frutos de este trabajo se recojan en Primera.
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Decía que se recordará la fiesta más que el propio partido y así será. Sobre todo porque enfrente hubo un rival que demostró que no se jugaba, ni por asomo, lo mismo que la Real. El Celta de 2003 luchaba por la Champions, éste ya había dado por finalizada su temporada. El resultado sólo podía ser una victoria de la Real. Es cierto que los gallegos pelearon con decoro e incluso tuvieron la posibilidad de adelantarse en el marcador con un disparo al larguero en la primera mitad. Pero el Celta se acabó en buena medida con el gol de Xabi Prieto y definitivamente con el de Bueno. Los gallegos, no obstante, escribieron una digna página en estos hermosos enfrentamientos con la Real que se han producido en los últimos años. No se dejaron la vida aparentemente sólo por el dinero, como en su día hicieron Osasuna o Racing. Se comportaron como profesionales, jugaron un partido y lo perdieron. Ojalá que la próxima vez que nos veamos sea en Primera.

Una vez más, el mérito de la Real para ganar este partido estuvo en hacer una correcta lectura del mismo. La ansiedad, la inminente fiesta, las ganas de subir en casa. Todo eso pesa. El equipo realista salió a por el triunfo, y en los primeros cinco minutos ya había forzado algún córner. Vio que así no iba a ganar el partido, que el Celta estaba bien ordenado (aunque en una jugada de magia entre Xabi Prieto, Zurutuza y Aranburu ya pudo asaltar la defensa gallega en la primera mitad) y se limitó a esperar su oportunidad, sabiendo que con el empate bastaba para subir a Primera y, supongo, que en los demás campos se estaban produciendo bastantes resultados que no ponían en peligro ese ascenso. Y así se dedicó a explotar esas contras que, este año sí, es capaz de hacer, con pases precisos, dejadas maravillosos y arrancadas explosivas. Así llegó el primer gol, así se acabó el partido, así subió la Real, escribiendo una bellísima página en su Historia.
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Después de nueve larguísimos meses de competición, ha llegado la hora en que mirar la clasificación sólo produce orgullo y felicidad. Ya no hay que atender a los rivales o pensar cómo será el próximo rival y cómo está situado en la tabla, ya no hay que hacer cuentas. La Real es de Primera. Y no sólo eso, sino que lo ha conseguido a lo grande. La Real es de Primera y es campeona de Segunda. Tiene mucho mérito, porque eso corona al equipo txuri urdin como el mejor de la categoría. Ha sido líder durante la mitad del campeonato, ha estado en ascenso durante más de dos tercios largos de la competición. Y aunque no todo el mundo estará de acuerdoal margen de lo que diga la tabla, es que ha sido el mejor conjunto de la categoría. Lo dicen sus números, lo dice su juego y, sobre todo, lo dice su corazón. Ese que no ha dejado de latir gracias a un entrenador que ya ha entrado en la Historia de la Real, gracias a unos jugadores que se han dejado la piel por la camiseta que vestían y gracias a una afición, la que ha mantenido Anoeta con 15.000 personas incluso en los peores momentos, que no ha dejado de animar. Somos campeones. Ya podemos proclamarlo con orgullo.

1 comentario:

Luis dijo...

Jo Juan, te acuerdas, mañana 17 se cumplen tres años, tres años. Que calor pasamos, pero calor humano, porque yo aquel dí me di cuenta que un equipo es de la categoría que sea la afición. Y la nuestra es de primera.

Y este sábado y domingo vamos a animar a las de hockey que la liga es suya y lo veremos aquí en Madrid.

Un abrazo y mil gracias por que tu hiciste que me volviera a picar el gusanillo.