lunes, junio 07, 2010

"Ese Cádiz, oé"

Ellos no lo dicen así, claro. Ellos, con ese acento tan particular, dicen "Ese Cai, oé". Yo no. Yo decía 'Ese Cádiz, oé". Pero lo dije con el corazón en la mano, porque así lo sentía. Lejos de Anoeta (y antes de Atotxa), jamás había disfrutado tanto de un partido de fútbol, de su ambiente, del respeto entre aficiones, de la fiesta del deporte, como este fin de semana. Cádiz es un lugar único, mágico. Su afición, grande. Enorme. Por eso, cuando terminó el partido y todo el equipo y cuerpo técnico de la Real se acercó hasta uno de los fondos del Ramón de Carranza y se puso a aplaudir a esa gente maravillosa, todos los realistas nos sumamos.
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La Real y su gente estaban casi celebrando un ascenso. El Cádiz, en cambio, veía cómo va a tener que sufrir al menos otra semana más para permanecer en Segunda División. Qué fácil es pensar unos en su alegría y otros en su preocupación en esos momentos, olvidándose del otro. Pero no fue así porque había dos aficiones señoriales. La fiesta, el respeto y el cariño estaban ahí, al margen de la situación clasificatoria de cada uno. Sencillamente impresionante. Ojalá el Cádiz no baje a Segunda B, porque su afición se merece lo mejor. Y ojalá pronto podamos volver y que sea en Primera. Las dos aficiones que se juntaron en Cádiz son de esa categoría, jueguen donde jueguen sus equipos.

Porque luego los premios, los elogios y los reconocimientos se los llevan otros. No sé qué valoran a la hora de conceder galardones a la mejor afición, pero desde luego quienes eligen a esos premiados no han debido de ver mucho a la Real. O al Cádiz. No es tan fácil como parece ver una mezcla tan grande entre las aficiones de dos equipos. Y más cuando se trata de dos equipos tan lejanos. Nada menos que 1.132 kilómetros separan Cádiz de San Sebastián. El sábado por la tarde nada separaba a las aficiones de Cádiz y Real.
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Era de lo más común ver a aficionados cadistas con bunfadas blancas y azules, y viceversa. Y de lo más bonito. Yo cambié la mía porque me la pidió un chaval que me había ofrecido su mano para felicitarme por el ascenso. La que se quedó él dice "Aurten Bai". Y así es. "El auténtico submarino amarillo", dice la que me llevé de vuelta a casa. Y ya lo creo que sí. Fue sólo uno de los mil gestos de buena voluntad y de cariño vividos a lo largo del día. Desde el espectacular encargado de protocolo del Cádiz, que se proclamó encantado de recibirnos y atendernos, hasta la gente que, después del partido, se alegraba de nuestro más que seguro ascenso. Todo fue increíble. Como debiera ser en todos los sitios pero, cosas de la vida, es sólo en unos pocos.

Bien es verdad que la afición de la Real se hace querer. Más de mil kilómetros, decía, que había de distancia entre las casas de muchos realistas y el lugar del primer partido de la temporada en que podíamos subir. Y no fueron pocos los que se fueron para Cádiz por si acaso se daba la carambola y subíamos en la Tacita de Plata. Entre mil y dos mil, según qué medio de comunicación dé la cifra. Pero es que ya estuvieron muchos en Huesca. Y en Soria. Y en Salamanca. Y en Vallecas. Y en Irún. Y es que en todos los campos de Segunda se ven algunas camisetas de la Real. Ni un solo incidente en toda la temporada. Sólo fiesta, sólo hermandad, sólo animar a su equipo. Qué maravilla de afición tenemos.
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Porque impresionante fue el recibimiento al equipo en el Carranza, como ya lo fue la semana pasada en Anoeta antes de ganar al Villarreal B, e impresionante fue la despedida. "Adiós, adiós, adiós, hemos venido a despedirnos de la Segunda División", no parábamos de cantar. Emocionante fue ver la salida de los jugadores. Emocionante fue el pequeño homenaje que se le hizo a un realista al que no tuve el placer de conocer, a Antonio Chimeno, de la Peña Nazarena. Y es que la Real no es sólo San Sebastián, no es sólo Guipúzcoa. La Real somos todos. Y a veces también se olvida que hay mucho corazón txuri urdin diseminado por otras provincias. Yo no me cansaré de reivindicar a esos otros realistas que no tenemos la posibilidad de ver al equipo cada quince días.

Y es que fuimos todos, tras disfrutar de la gran victoria de la Real, los que estuvimos en Cádiz y los que no, nos pasamos el fin de semana pendientes de la radio y el televisor. Cosas de esta Liga que sólo pretende ser la mejor del mundo pero que, por cosas como ésta, no lo puede ser. Teníamos la opción de subir el sábado si el Betis no ganaba al Numancia. Los de Gonzalo Arconada dieron guerra en la primera mitad, pero en la segunda ganaron los andaluces. Ya el domingo teníamos que esperar a que el Real Unión venciera al Levante, y lo hizo. Cierto es que necesitaban la victoria para seguir vivos, pero ya no me acordaba de cuál fue el último favor que nos hizo un equipo vasco. Igual aprendemos para el futuro, quién sabe.
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Quedaba el segundo requisito para subir esta jornada. Si, además de la derrota del Levante, el Cartagena ganaba al Hércules, estábamos en Primera. Hasta tiraron al larguero los locales, pero el balón no entró. Tuvimos la incógnita hasta las once menos diez de la noche del domingo, 27 horas después de que nosotros ya celebráramos el ascenso virtual en el Carranza y con una compañía cadista inigualable. Será en Anoeta. Qué pena que allí no haya gaditanos con los que compartir ese momento. Yo no sé los demás, pero en las dos jornadas que quedan voy a mirar con atención el resultado del Cádiz. Y espero celebrar su permanencia, ya a la misma hora en la que nosotros, por fin, nos despediremos de Segunda.

4 comentarios:

Juanmaría dijo...

Hola Juan. Me produce una enorme satisfacción nuestra victoria en Cádiz. Pero sobre todo me emociona la manera con la que relatas el juego y el triunfo de los nuestros. Pero aún más, si cabe, la unión y fusión entre dos aficiones. Que se pudiera pasear sin ningún tipo de miedo nuestras camisetas por toda Cádiz. Intercambiar bufandas,como tú hiciste. Estrechar la mano con seguidores del equipo rival. Así es como debiera suceder en cualquier estadio o ciudad. Por eso me uno a tu deseo, que el Cádiz siga este año en la segunda y que en un futuro muy próximo podamos enfrentarnos en Primera.
Un saludo y nos vemos pronto.

cityground dijo...

Pues que se salve el Cadiz pero que pierda en Huesca el domingo que me veo otra vez en 2ª B.

Tenemos una afición genial aunque no se nos reconozca mucho, siempre animando y sin montar follones, en Huesca estuvieron ejemplares y todo el mundo habla de maravilla de la afición txuri-urdin.

No me hubiera importando ascender el domingo pero va a ser mas bonito en Anoeta con toda la afición, pero yo hasta que no sea matemático no hablo de que hemos ascendido.

Iván dijo...

Juan, perdoname la pregunta, pero llevo desde el domingo intentando entender el porque se comentaba que si ganaba el Cartagena al Hercules estabamos en primera, sigo sin enterderlo.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Juan María, fue emocionante vivirlo y, como dices, ojalá fuera así en todos los sitios. Encontrarte con uno así es una sorpresa impagable. Y espero que sí nos veamos pronto, sí.

Cityground, ese partido en Huesca va a ser una final, ya lo creo... Que haya suerte para los dos. Es más bonito en Anoeta, sin duda, pero yo reconozco que no me hubiera importado nada subir el domingo por la tele.

Iván, nada que perdonar, encantado de poder resolverte una duda, por eso contesto ahora mismo los comentarios. Era así porque el único triple empate que deja a la Real fuera de los puestos de ascenso es con Hércules y Levante. De haber ganado el Cartagena, el Hércules se habría quedado a siete puntos y, por tanto, no podría darse ese empate. El enfrentamiento entre Levante y Betis en la última jornada habría impedido que estos dos equipos y el Cartagena hubieran adelantado a la Real, con lo que nuestro equipo no habría podido ser cuarto de ninguna de las maneras. No sé si te lo he aclarado del todo...