La Real se despide de la Segunda División con la mejor de las lecciones: si no salta al campo con todos sus sentidos puestos en el partido, cualquier equipo le puede endosar una goleada sin apenas despeinarse. Lo que sólo le había sucedido una vez esta temporada (los quince minutos finales ante el Hércules en Alicante) y sólo una vez más en estos tres años en el pozo que ahora se cierran (la temporada pasada en Vallecas), sucedió en Elche. Fueron las circunstancias y la fiesta lo que llevó a la Real a saltar al Martínez Valero sin tensión y, desde luego, no fue un partido como para sacar conclusiones contundentes. Pero también hay que fijarse en los detalles que deja este partido. Partido que había que jugar, por cierto. No ya porque hubiera algo en juego sobre el césped, sino porque en la grada había un par de centenares de realistas a los que, seguro, les hubiera gustado despedir la Segunda División con un mejor resultado o, al menos, con una mejor imagen. El partido sólo sirvió para hacer debutar a dos potrillos.
Las incógnitas de la alineación las resolvió Lasarte dando minutos a los jugadores que, parece, se van a despedir de la Real. Es el caso de Songo'o o Johantan Estrada, que ocuparon el ataque por las bandas, o de dos de los canteranos que subieron al primer equipo el verano pasado, los dos con los que menos ha contado Lasarte a lo largo de la temporada, Esnaola en el centro de la defensa junto a Labaka y Sarasola en el lateral izquierdo. Llama la atención que no jugara de inicio Dani Estrada, al que los 90 minutos le podrían haber venido bien tras su lesión (salió en la segunda mitad, pero el titular fue Carlos Martínez) y, sobre todo, que Borja Viguera no tuviera ni un solo minuto en el partido. La situación de estos jugadores supone un matiz relevante aunque no vital o trascendente en la apuesta de cantera del club.
En el once titular estaba el esperado Illarramendi, pero no fue el mejor día para debutar con la Real. No lo fue porque al equipo txuri urdin, borracho de felicidad después de cuatro días de festejos, le faltó de todo. Sobre todo intensidad, pero también ganas de jugar y de ganar. Esa es, insisto, la lección que debe sacar la Real de este partido, por mucho que nadie dé valor a este último encuentro de la temporada. En el fondo no lo tiene, no, pero no dejo de verlo como una enorme oportunidad que perdió Agirretxe de decir que quiere ser el delantero titular de esta Real. O Sarasola de recordarle a Lasarte que puede ser un competidor interesante para De la Bella. El único que estuvo a la altura de las circunstancias, además de un Zubikarai desesperado por encajar goles y más goles por la pasividad defensiva, fue Emilio Nsue. Puede ser también su último partido de txuri urdin, pero él sí quiso ganar y eso es digno de elogio. Suyas fueron las tres ocasiones de gol que tuvo la Real en todo el partido y suyo, obviamente, fue el tanto de la honra.
Quizá el partido hubiera sido diferente si el mallorquín hubiera convertido la primera oportunidad que tuvo y, así, empatado el partido. Pero su gol, el 2-1, acabó rápidamente diluído con el tercer tanto de los locales. Lo cierto es que se notó quién se jugaba algo en el partido, porque sólo había un jugador que sí quería estos 90 minutos para alcanzar un objetivo. Molina quería ser Pichichi y lo corroboró anotando los cuatro goles de su equipo, para alcanzar un total de 26 esta temporada. Si un delantero de la Real hubiera alcanzado, o siquiera se hubiera acercado a esas cifras, el ascenso habría sigo una realidad hace un mes. Es normal un punto de relajación, pero no la pasividad con la que se defendió a Molina en, al menos, tres de los cuatro goles. No deja de ser curioso que el resultado fuera el mismo que hace un año en Vallecas, en el primer partido en el que la Real ya no se jugaba nada después de perder toda opción de ascender. Igual es un vicio peligroso que hay que enmendar, porque el año que viene en Primera no será fácil llegar al final de la temporada sin nada en juego.
Nsue fue la mejor noticia que dejó el juego del equipo, romo y plano en todo momento y sin ritmo de competición (también puede que afectara el calor levantino de estas fechas). Ni Elustondo ni Sergio supieron moverse en las condiciones en las que se jugó. Y si de buenas noticias hablamos, hay que hablar de los debuts de Illarramendi, como titular, y de Albistegi, que entró en la segunda mitad. Seguro que no estuvieron a gusto sobre el césped pensando en el marcador, pero también es más que probable que el varapalo en forma de derrota les sirva para entender dónde están. Son jugadores de la Real, un equipo que nunca ha conseguido sus logros sin pelear por ellos hasta el último segundo. Que se lo digan a los héroes de Puertollano o al mítico equipo campeón de los 80. A esta Real le ha sobrado un partido, sólo uno. Y lo que mostraron sus jugadores sobre el campo demostró que, efectivamente, sobró de verdad.
La clasificación es la que es, y ésta nos invita a proclamar con todo el orgullo de nuestro corazón txuri urdin, que la Real es el mejor equipo de Segunda. Es el líder, es el campeón. Se cierra un año brillante con 74 puntos y tres de ventaja con respecto a los tres equipos que le siguen en la tabla. Como presumíamos durante buena parte del campeonato, 71 han sido suficientes para subir. Pero, ojo, que eso no reste un ápice de mérito al logro de la Real porque en Segunda se ha quedado el mejor equipo de la categoría, el Betis. Con una plantilla pensada para grandes logros en Primera, no ha conseguido recuperar el sitio que perdió hace un año en la élite del fútbol español. La Real sí, aunque le haya costado tres años y 126 partidos. Quizá, descontando el de Elche, debamos hablar de 125. Pero estamos en Primera. Adiós, Segunda, adiós. Espero no volver a verte, al menos en muchísimo tiempo. Todo sea por evitar espectáculos como el de Elche ante menos de 3.000 espectadores.
3 comentarios:
Un partido para olvidar, no entiendo que no jugara ni un minuto Viguera, me sorprende, uno de los pocos peros que se le puede poner a Lasarte.
Ahora acertar en los fichajes, el de Joseba LLorente me gusta, Sutil también parece que esta atado.
La verdad que lo de Viguera sorprende, la única explicación podría ser el hecho de darle 90 minutos a Agirretxe para que intentase recobrar la confianza con un gol, y que al estar él no quiso poner 2 delanteros.
En cuanto a fichajes creo que después de Llorente, gran fichaje, y Sutil, lo que urge a la Real es otro mediapunta de último pase que acompañe a Zurutuza, y otro central con salida de balón para completar a Mikel, Anso y Labaka.
Y completar también con el Sanse (Ros, Illarra, Albistegi
Cityground, lo de Viguera es realmente extraño, pero a falta de una explicación sobre este tema tendremos que esperar para ver si significa algo más sobre su futuro. Yo también estoy encantado con Llorente.
Javi, esa explicación es creíble, pero a Viguera podría haberlo sacado incluso por detrás, no sé. A ver qué sucede en las próximas fechas con los fichajes...
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