lunes, junio 07, 2010

CÁDIZ 1 - REAL SOCIEDAD 3 Aquí está el equipo txapeldun

Pocas veces un cántico adquirió tanto sentido en un partido de la Real. "Aquí está, éste es el equipo txapeldun". Lo es, ya lo creo que lo es. La Real es de Primera y la Real es el equipo campeón. Las matemáticas nos dicen que todavía no es ni una cosa ni la otra, pero no creo que quede un solo seguidor txuri urdin que albergue dudas a estas alturas. El equipo de Martín Lasarte triunfó en Cádiz, donde nunca un conjunto realista había logrado sacar los tres puntos , rompió el maleficio de la segunda vuelta como visitante (y ante uno de los mejores equipos locales de la segunda mitad del campeonato) y ganó con una gran suficiencia en una jornada en la que sólo uno de sus rivales logró también el triunfo. Y, lo más importante de todo, dio el penúltimo paso para regresar al lugar que le corresponde: la Primera División. El ascenso es ya una realidad. Sólo queda que las matemáticas nos den la razón y confirmen el premio que merecen, con todos los honores, tanto el equipo como su modélica afición, para la que no hay palabras que le puedan hacer justicia.

Lo mejor del triunfo es que se consiguió de la mejor manera posible. Lasarte no tuvo dudas, como no las ha tenido en el tramo más complicado de la temporada, y puso sobre el césped a su mejor once. Nada de pensar en un empate, nada de salir a ver qué hacía el Cádiz, un equipo necesitado de puntos para eludir el descenso pero que dio mejor imagen en Anoeta hace una vuelta que en el Carranza. Aranburu junto a Rivas. El tridente de mayor calidad por detrás de Bueno. Carlos Martínez en el lateral derecho. Todas las dudas resueltas: jugó el mejor equipo posible, el más rodado y el más ofensivo. Poco tiene el fútbol de ciencia exacta y nada hay seguro en este deporte, pero Lasarte sabía que con esos ingredientes sobre el campo la victoria estaba mucho más cerca. Y lo curioso es que esa victoria se cimentó en eso que hace no pocas semanas se daba por perdido ya: la pegada.


Carlos Bueno y Antoine Griezmann se convirtieron en una sociedad deslumbrante, repitiendo lo que hace poco más de un año hicieron Marcos y Abreu ante el entonces líder de Segunda, el Xerez, en un partido que acabó con el mismo resultado que el de Cádiz, 1-3. El potrillo francés sirvió los tres goles (aunque en el segundo hay que dar más responsabilidad al error del portero) y el delantero uruguayo, ese que hace sólo un par de días decía que iba a dar la vida por la Real, los materializó. El primero fue una falta lateral que Bueno cabeceó sin oposición tras un desmarque que pareció demasiado sencillo. El segundo, el que cerró realmente el partido, lo consiguió el delantero realista con simple oportunismo, estando donde tenía que estar tras un centro del galo que no consiguió retener el portero. El tercero fue una jugada entre Xabi Prieto y Griezmann, quien después de un rechace de la defensa metió un espléndido pase al segundo palo para que el uruguayo cerrara la cuenta. Y Bueno pudo meter alguno más, sobre todo un uno contra uno que intentó resolver con una vaselina que cayó en las manos del portero.

De Griezmann es importante seguir hablando. Llevamos semanas oyendo que no tiene la misma chispa de hace algunos meses. Y es verdad. Pero parece que nos cuenta más decir que la calidad que tiene y la capacidad de sacrificio que derrocha en cada encuentro compensan con creces esa pequeña merma. Merma que, en todo caso, parece más que nada una cuestión física de un chaval de 19 años que no era todavía ni el titular del Sanse cuando subió al primer equipo y que se está notando más de cara a gol (no anota desde el 7 de marzo, ante el Numancia) que en el desarrollo del juego. En Cádiz, tres asistencias. Y si no es por el fuerte golpe que recibió en la nariz y la mezcla de cansancio y calor que ya le tenía en la reserva, podría haber aprovechado los espacios que dejó el equipo local para servir alguno más. Bueno y Griezmann fueron de lo mejor de la Real, pero sería injusto olvidar el partido de Xabi Prieto, que dominó el centro del campo ofensivo como quiso; o de Aranburu, al que da gusto ver cuando está en forma.

De la defensa poco más se puede decir que no se haya dicho ya en semanas precedentes. Bien es verdad que el Cádiz decepcionó, no terminó de entrar en el partido y que el tempranero gol de Bueno, el primero, le colocó en una posición ciertamente incómoda. Pero, aún así, también hay que atribuir al buen trabajo defensivo del equipo que Zubikarai no tuviera que hacer más intervenciones que algunas salidas y unos pocos blocajes a disparos lejanos y sin excesivo peligro. Esta vez no vimos su habitual paradón, no hizo falta. Y si hablamos de la defensa, es obligado hablar de Mikel González. Quizá ha hecho mejor temporada Ansotegi, y en eso tiene mucho que ver el desplazamiento a las bandas de su compañero por el centro en Cádiz, pero Mikel es el central de más categoría y calidad de la Real. Si llega a marcar en esta prodigiosa arrancada con posterior pared con Bueno, se cae la mitad del Carranza que queda en pie (la tribuna principal ha sido derribada para crear una nueva y más moderna; una pena que eso restara una pizca del maravilloso ambiente que se vivió).
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La Real ganó en Cádiz porque, una semana más, entendió cómo había que jugar el partido en todo momento. No salió a esperar al conjunto local, sino que cogió el toro por los cuernos y quiso dejar muy claro que el líder de Segunda vestía de txuri urdin. Tampoco se conformó con el 0-1, y ya desde la primera parte buscó aumentar la renta y sentenciar el partido. Del mismo modo, no dejó al Cádiz crecerse tras el descanso, logrando así que el resultado no estuviera en peligro en ningún momento. Ni siquiera con el postrero gol de los locales hubo nadie que pensara que el conjunto amarillo podía aspirar a la remontada. Fue un dominio absoluto de la situación el que ejerció el conjunto de Martín Lasarte. Y lo digo así, el conjunto de Martín Lasarte, porque ese es el gran mérito de este entrenador, darle a este equipo la inteligencia para entender cómo se puede vencer cualquier partido. El gol del Cádiz fue un fallo de concentración, pero tampoco le podemos pedir a un equipo que ya se estaba viendo en Primera y de fiesta que roce una perfección que no tienen ni los mejores equipos del mundo.

La Real salió reforzada de Cádiz, pero no sólo por lo que dice la clasificación (que ya es mucho), sino por la sensación que dejó sobre el césped del Ramón de Carranza. La Real debía ganar y ganó. La Real tenía que romper la mala racha como visitante (una vuelta entera sin ganar) y la rompió. La Real quería ganar en un estadio en el que jamás había logrado el triunfo y lo hizo. Todo eso lo logró con un estilo reconocible, con las armas que en la primera vuelta le hicieron colocarse en los puestos de ascenso, unos puestos que ya no ha abandonado y que ya no abandonará. El carácter de este equipo obliga hasta a los más escépticos a descartar en sus corazones la debacle que aleje a la Real del ascenso, la que dicen las matemáticas, la que nos impidió subir este fin de semana.
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A los rivales de la Real sólo les queda esperar una debacle y una carambola. Posible, sí. ¿Creíble? En absoluto. El equipo txuri urdin es líder, con tres puntos de ventaja sobre el segundo y seis sobre el cuarto. Sólo un triple empate a puntos puede alejar a los realistas del ascenso, y por ello tendrían que perder los dos partidos que queda, ante dos equipos que ya nada se juegan en esta Liga. La Real va a subir el domingo, y como guió a la Historia será ante el Celta de Vigo, el equipo ante el que se consiguió la última permanencia en Primera en 2006 y el equipo que privó a la Real de lograr su tercer título de Liga en 2003, ambos partidos de una penúltima jornada como el de la semana que viene. La Real es el equipo txapeldun. Y lo que es mejor, porque digan lo que digan no vale ganar de cualquier manera: merece serlo.

2 comentarios:

cityground dijo...

Gran crónica, por fin rompimos la racha fuera de casa y en el mejor momento.

Parece que Bueno ha vuelto con fuerza y Griezmann sigue aportando mas de lo que se le reconoce. La defensa como siempre y Aranburu recuerda al de su mejor época.

Se me esta haciendo larga la semana, a ver si llega pronto el domingo para certificar el ascenso.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Cityground, muchas gracias. Yo estoy en un estado contradictorio, tengo una gran tranquilidad, pero se me está haciendo larga la semana, la temporada y los tres años en Segunda... Necesito el ascenso ya...