La Real ha dado un paso atrás. Y ha sido duro, porque duro es comparar a la Real que jugó hace una semana ante el Salamanca y la que ha saltado hoy al campo en Valencia, aunque sólo haya habido un cambio en la alineación, en la portería con el regreso de Bravo. Duro porque se ha perdido de penalti (parece justo, aunque luego tocará hablar del árbitro). Y duro porque hoy ha regresado la Real del mal juego y que no aprovecha las ocasiones de dar golpes sobre la mesa. El Betis perdió, y Cartagena, Rayo y Hércules no pasaron del empate. Era una oportunidad espléndida para meter puntos a los rivales directos, pero el equipo de Martín Lasarte ha respondido con el peor partido hasta ahora de esta tercera temporada en Segunda División. La derrota no es que haya sido demasiado merecida por lo desplegado por el rival, pero a los puntos sí es cierto que el Levante ha puesto algo más sobre el campo y ha tenido más ocasiones que la Real, que ni siquiera ha disparado entre los tres palos.
Contra la Real han jugado dos elementos esenciales. El primero, el terreno de juego. El fútbol espléndido que desplegó hace una semana era imposible de practicar en el infame terreno de juego que tiene el Ciutat de Valencia. No es normal que una Liga profesional, como se supone que es la Segunda División española, siga con los ojos cerrados ante terrenos así, que deslucen el espectáculo e incluso pueden provocar lesiones. Obviamente, el terreno está mal para los dos equipos, por lo que no es una excusa válida para razonar la derrota, pero es innegable que la Real no se ha sabido adaptar a las condiciones que planteaba el partido por este lado. La Real no ha sido capaz de jugar por el piso, pero tampoco ha planteado el más mínimo peligro con el juego más directo, con balones bombeados o con una calamitosa actuación a balón parado, en la que no se ha conseguido rematar un sólo balón.
El segundo elemento que ha jugado en contra de la Real ha sido el árbitro. Tampoco es una excusa, es la constatación de una realidad. Que el colegiado Amoedo Chas haya acertado en las dos jugadas esenciales (parece claro penalti de Diego Rivas que ha costado la derrota, aunque él dijo tras el partido que no es penalti, y es evidente el fuera de juego de Labaka en el gol anulado a la Real) sólo puede entenderse como una causalidad. Que la Real haya acabado el partido de hoy con seis tarjetas amarillas para sus jugadores es una calamidad, una exageración y un despropósito (es cosa de risa ver cómo el colegiado le dice a Zurutuza que le amonesta por reiteración, viendo cómo se han empleado los locales) que no puede ser compensado por la injusta expulsión de un jugador del Levante a falta de cinco minutos para el final del partido. Sólo eso y la ráfaga de tarjetas a los locales en los últimos instantes, que iguala la estadística, han ido a favor de los intereses de la Real, equipo al que ha ametrallado a faltas y tarjetas inauditas.
Todo esto compone el conjunto de circunstancias que planteaba el partido. La Real, en cambio, no ha ofrecido nada para superar estos retos, y por eso se marcha de vacío de Valencia. Atrás no ha habido la contundencia de otras tardes, pero el verdadero problema empezó en el centro del campo. Diego Rivas se vio muy sobrepasado desde el principio (equivocándose además al hacer cosas que no debe, y que ha supuesto la pérdida de algún balón), y también desasistido. No se vio por ningún lado la presión que sí ofreció el equipo en las dos últimas jornadas, y en eso tuvo mucho que ver la desaparición de Zurutuza, auténtico motor del juego brillante que ha mostrado la Real esta temporada. Ni se le vio en defensa ni estuvo afortunado en ataque. En realidad, igual que todos los jugadores de la zona ofensiva. En la primera mitad no hubo absolutamente nada que rescatar el horrendo partido que ejecutó el equipo.
La segunda parte comenzó con el penalti, el Levante se puso en ventaja casi sin haber llegado a la portería de la Real. Lo que sí supo hacer el equipo valenciano es entender el nuevo partido que empezó. Lasarte buscó soluciones, pero nada funcionó. Bueno sustituyó en el descanso a un Agirretxe desconocido, que incluso falló pases sencillos, pero tampoco mejoró las prestaciones del canterano y no dispuso de ninguna ocasión de gol. Griezmann y Xabi Prieto salieron de las bandas y buscaron el centro del campo, pero tampoco fueron capaces de conectar con el balón y crear ocasiones de peligro. La Real apenas dispuso de un par de semiocasiones, un disparo de Zurutuza desviado por la defensa a corner y un cabezazo de Nsue, quizá de lo mejor del equipo, que estuvo a punto de superar a la pasiva defensa levantina. Y por contra, los locales lanzaron dos balones al palo. Si el penalti le dio los puntos, eso otorga la victoria a los puntos al Levante y hace que no se pueda oponer gran cosa a la derrota de la Real.
La primera derrota, por cierto, que deja al Cartagena como líder y único equipo invicto de la Segunda División. El equipo de Martín Lasarte ha perdido hoy porque ha jugado mal. No porque el Levante haya sido superior a la Real, sino por los errores propios. El elemento de preocupación que puede dejar esta derrota es que haya podido ser producto de la defensa del liderato. Pero eso sólo lo pueden contestar los jugadores dentro de una semana ante el Córdoba. En descargo de la mala actuación del equipo, hay que recordar que lo de hoy es la excepción. Hasta ahora, la Real ha sido mejor que sus rivales o al menos ha tenido claras opciones de ganar, cuando ha jugado bien y cuando ha jugado mal. Un partido no sirve para sacar conclusiones catastrofistas (tampoco entusiastas, no las saqué hace una semana cuando la Real se salió), pero sí para corregir errores. Porque el del Levante no va a ser el último campo en mal estado en el que va a tener que jugar ni Amoedo Chas el último árbitro lamentable que va a dirigir sus partidos.
A pesar del horrible partido que han hecho los hombres de Martín Lasarte, la Real se mantiene en puestos de ascenso. Es tercera, con quince puntos, a uno del líder. Y no es nada mala la noticia de que el equipo siga arriba cuando no consigue sumar. Eso hay que saber valorarlo, porque significa que hasta ahora las cosas sí se han hecho bien. Da pena pensar en la oportunidad perdida, puesto que, contando con la Real, ninguno de los cinco primeros equipos de la clasificación ha conseguido ganar en esta jornada. Pero hay que volver a la realidad, y esta indica que, por ahora, la Segunda es una categoría dispuestadísima (el décimo está a sólo tres puntos de la Real) en la que todavía nadie ha conseguido escaparse. Paso atrás, duro, pero pequeño. El equipo txuri urdin sigue en puestos de ascenso, y eso es lo importante, porque ese es el objetivo a conseguir en junio.
2 comentarios:
No pasa nada.Seguis con muchas opciones de estar ahi toda la temporada.ANIMO
Sett, claro que sí, que esto es larguísimo... Lo ilusionante es que ya hemos visto al equipo hacerlo muy bien. Sabemos que puede, el caso ahora es mantenerlo...
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