Sumar de seis en seis. La segunda victoria consecutiva por primera vez en lo que va de temporada es lo que busca la Real en Albacete (sábado, 18.30 horas, Carlos Belmonte, ETB-1; continúa la tortura deportiva para quienes no vivimos en Euskadi, a quienes se nos cercena semana tras semana la posibilidad de ver a nuestro equipo por televisión con una mínima calidad: ¡Seguimos queriendo ver a la Real!). Y lo hará bajo mínimos, porque cuenta nada menos que con seis bajas, todas ellas ya conocidas de antemano: Díaz de Cerio, Elustondo, Sergio, Dramé y Mikel González no estarán por lesión y Aranburu por sanción. No es nueva la situación, ya que la semana pasada fueron también seis las bajas (se ganó con suficiencia al Alicante) y durante toda la temporada las ausencias están siendo una constante. Pero el grupo sigue adelante y cerca de los puestos de cabeza.
La ausencia más preocupante para Lillo, por ser la única novedosa, es la de Mikel Aranburu. Ante el Alicante el capitán vio su quinta tarjeta amarilla y tendrá que cumplir un partido de sanción, lo que obligará al técnico a inventar un nuevo centro del campo. No sería de extrañar que Lillo colocara de nuevo el doble pivote formado por Diego Rivas y Markel Bergara. En caso de jugar con uno de ellos en solitario, y como suele ser habitual fuera de casa, el manchego parte con más opciones. Por delante, se especula con la posibilidad de que Xabi Prieto forme parte del once titular por primera vez desde la lesión, pero lo justo que llegó de fuerzas al final del partido del Alicante y que Lillo no confirmara su titularidad en su rueda de prensa del jueves (como sí confirmó en su día su regreso a las convocatorias) lleva a pensar que partirá otra vez desde el banquillo.
En la defensa, Carlos Martínez (el único jugador que recupera Lillo con respecto al anterior partido) tiene bastantes papeletas para recuperar la titularidad por la derecha, lo que daría opciones a Gerardo en el centro del campo. El resto de la zaga no presentará cambios: Ansotegi y Labaka serán los centrales (buena prueba de fuego para ellos, tras el buen nivel ofrecido en Anoeta la semana pasada) y Castillo jugará por la izquierda. Necati en punta seguirá buscando su primer gol, o al menos el primero que validen los árbitros, puesto que ya ha visto anulados dos tantos suyos conseguidos de forma legal. Bravo sigue siendo indiscutible en la portería y las dudas estarán, como casi siempre, en el centro del campo. Marcos, en todo caso, tiene muchas papeletas de ser titular después de haberse quedado en el banquillo hace una semana. Cuatro potrillos completan la lista: Agirretxe (que ya fue titular por primera vez ante el Alicante), Zurutuza, Illarramandi y el central Esnaola. Los dos primeros ya saben lo que es jugar en el primer equipo; los otros dos esperan su primera oportunidad.
Desde la semana pasada, y como ya es norma en este equipo, ha habido muchas polémicas en la actualidad de la Real, y más si hay rueda de prensa del presidente Badiola. Se ha hablado poco del Albacete, como no se habló nada del Alicante o de cualquiera de los rivales anteriores del equipo txuri urdin. Pero ese es el enorme mérito de Lillo y los suyos. Que en este ambiente mantienen una admirable concentración en cada partido y ofrecen cada fin de semana lo mejor de sí mismos. Y esta semana el asalto a los puestos de ascenso en caso de victoria en Albacete es, aunque complicado, factible. La Real tiene por delante en la tabla y a su alcance, siempre que sume los tres puntos, a tres equipos que tienen partidos muy complicados: el Castellón recibe al líder, al Xerez; el Hércules visita al Tenerife; y el Zaragoza se desplaza a Vigo. En esta igualadísima Segunda División cada vez está más claro que sumar dos victorias seguidas cambia por completo la perspectiva.
Un detalle más de este partido que no debe pasar desaparecibido a priori, y del que ojalá no tengamos que acordarnos tras el encuentro, es el nombre del árbitro. Será González González, el mismo que perpetró el desaguisado contra el Eibar, el que expulsó a Carlos Martínez por nada, el que suspendió el partido sin interesarse por el estado de salud de Lillo, el que no vio falta en la lesión de Díaz de Cerio. Un árbitro no puede pitar al mismo equipo sin que pasen cuatro jornadas. Han pasado exactamente cuatro desde el partido ante los armeros, lo que supone que el Comité ha designado a este árbitro para la Real en la primera ocasión que ha tenido. Incluso forzando la máquina, puesto que este colegiado pitó la semana pasada y suelen tener una jornada de descanso. Es, como poco, una provocación, y no puede verse de otra forma aunque algunos quieran ponerse una venda. Esperemos que no sea nada más que eso, pero, como decía hace un par de días, los creyentes de las teorías conspirativas empiezan a tener demasiados elementos en los que apoyarse.
Albacete siempre ha sido una buena plaza para los intereses de la Real, ya que sólo ha perdido una vez allí en los ocho partidos que ha disputado. Fue en la temporada 2003-2004, apenas cuatro días antes de viajar a Turín para jugar frente a la Juventus en Champions. Otros tiempos, sin duda. En los siete encuentros que ambos equipos jugaron en Primera, la Real consiguió cuatro victorias. Pero la última visita en la máxima categoría, en la temporada 2004-2005, finalizó con un empate a dos de sabor agridulce. Un Albacete ya descendido pasó por encima de la Real en la primera mitad del encuentro, pero el equipo txuri urdin remontó en los minutos finales con goles de Óscar De Paula y Gari Uranga. La Real, en cualquier caso, jugó aquel partido con la concentración propia de un equipo que ya estaba salvado de cualquier peligro y no tenía aspiraciones en la parte alta de la tabla.
El de la temporada pasada ha sido el único enfrentamiento hasta la fecha en Segunda entre Albacete y Real. Y ganó la Real de Eizmendi. La exhibición de los primeros 60 minutos fue prodigiosa. Por el Carlos Belmonte la gente se preguntaba cómo era posible que la Real no fuera el equipo destacado de la categoría. Martí dominó el centro del campo, Nacho marcó su primer gol con la camiseta txuri urdin y el por entonces habitual gol de Iñigo Díaz de Cerio puso un claro 0-2 en el marcador. Pero la Real creyó que el partido estaba ganado y eso se acaba pagando. El Albacete, ya con el ex realista Barkero sobre el campo, empezó a llegar con peligro y marcó el gol que dejaba el aire el resultado final. La postrera expulsión de Mikel González no hizo sino acrecentar el miedo a perder. Pero los tres puntos se fueron con la Real. Y la Real se metió aquel día en puestos de ascenso. No duraría mucho esa posición de privilegio, pero de Albacete salió la afición txuri urdin convencida de que hoy estaría en Primera. Pero no fue así, la Historia se escribió de otra forma.
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