Después de nueve jornadas de Liga, la Real tenía dos puntos. Después de diez jornadas, ya son tres. Para conseguir ese pírrico botín no ha hecho falta más que otro mal partido, esta vez frente al Espanyol en Anoeta, casi nada de fútbol, escaso fútbol de ataque y más bien poca ambición. Y viendo el partido, el premio es justo, quizá incluso si cabe excesivo, porque siempre se vio más cercano el segundo gol de los periquitos (que, eso sí, marcaron en su primer tiro a puerta) que de los realistas. Porque el fútbol es cosa de valientes y en Anoeta valientes había pocos. No desde luego el nuevo entrenador realista, Miguel Ángel Lotina, que tiene claro que lo importante es recuperar una solidez defensiva ya olvidada en San Sebastián. La falta de valentía es la única explicación posible a los cambios. Sólo dos. Mediocentro por mediocentro, Juanito por Rivas, y delantero por delantero, Agirretxe por Gari Uranga. La salida de éste último se produjo además en el minuto 37 de la segunda parte. Con ocho minutos en el campo se puede tener la suerte de marcar, pero es sólo eso: suerte. Qué pocos entrenadores tienen los arrestos necesarios para hacer los cambios con tiempo para que marquen un antes y un después en los partidos.
Y la suerte también le es esquiva a la Real este año, pero tampoco sirve de excusa. No al menos para un equipo que sólo tiró dos veces entre los tres palos, las dos de Díaz de Cerio. Una, tras un maravilloso desmarque y una dejada de cabeza de Gari, fue gol. La segunda, después de revolverse dentro del área con mucha habilidad, la despejó Kameni de forma inverosímil. Poco más puede hacer Iñigo, que lleva dos goles en Liga y tres en Copa. No es excusa, decía, para un equipo que no es capaz de crear ningún tipo de peligro en los saques de esquina, una suerte despreciada de forma sistemática por la Real.
El Espanyol tiró más, mucho más que la Real, y con mucho más peligro. Tuvo más tiempo el balón, tocó más en el centro del campo. Hizo más que la Real para ganar el partido, aunque Bravo tampoco tuviera excesivo trabajo más allá de un uno contra uno que sacó a Luis García.
Quizá todos los realistas hemos pensado lo mismo después de cada partido de Liga, pero llega el momento de la reflexión. Si la sangría de goles sigue siendo imparable, quizá llegue el momento de plantearse que los partidos sólo se ganan marcando más goles que el rival. Necesitamos a Darko, necesitamos a Skoubo, necesitamos a Díaz de Cerio, necesitamos a Gari y necesitamos a Agirretxe, pero también la aportación de los centrocampistas. Y necesitamos respuestas desde el banquillo. Pero ya. Porque el tiempo se empieza a acabar y la Real se está colocando al borde de un abismo que nadie ha superado en décadas. Tanta ventaja no es posible. El próximo partido, otra vez en Anoeta y contra otro rival directo, sólo puede acabar de una forma, con un 1 en la quiniela. Si no es así, no es que las cosas pinten mal, es que ya va a empezar a ser necesario un milagro .
3 comentarios:
Como que pocos valientes en Anoeta, te parece poco los algo mas de 18.000 aficionados q hemos acudido hoy a Anoeta a volver a ver un mal partido, y ya van.... he perdido la cuenta, porque entre los de esta temporada y los de la pasada ya no se ni cuantos son. Cada vez veo mas claro que la temporada que viene veremos mas de un partido los domingos por la mañana. Lastima.
Acepto la queja y matizo. Pocos valientes sobre el campo. En la grada muchos.
Pero ya que estamos, y aunque todavía no he podido pagar la anterior (cosa que haré, prometido queda) pongo sobre la mesa una apuesta más: la Real este año tampoco baja.
Cierto aún tienes por ahi una pendiente (que ya te la iremos recordando, jeje). Pero te acepto esta nueva apuesta tu diras lo que nos apostomos.
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