Ya es un hecho. Joseba Llorente no formará parte de la Real Sociedad 2012-2013 y jugará cedido en Osasuna. Mucha gente ha celebrado la noticia, y entiendo sus razones. La Real no se puede permitir el lujo de tener jugadores que no cuenten, más cuando cobran tanto y más aún cuando se trata de referentes en el vestuario (por edad y por trayectoria). La entiendo, pero yo no aplaudo esta cesión. En primer lugar, porque la Real se queda sin veteranos. Llevamos años escuchando que este equipo paga sus pecados de juventud y de repente facilitamos la salida simultánea de Aranburu y Llorente. No comparto, no puedo compartir ese movimiento. La veteranía es necesaria, para solventar partidos complicados pero también para hacer crecer a esos jugadores jóvenes que tanta ilusión han despertado en la afición txuri urdin. Montanier sólo cuenta con un jugador que llegue a los 30 años, Ansotegi. Faltará algo en el vestuario realista, creo que queda sobradamente demostrado con la magnífica despedida que ha protagonizado Llorente en la sala de prensa, y espero que no tengamos que arrepentirnos de ello.
Pero más que eso, que puede salir bien porque al fútbol no se juega al fin y al cabo con el DNI, lo que me preocupa es el motivo de la salida de Llorente. No hay otro, y lo ha reconocido el delantero, que el hecho de que a Montanier no le gusta, que prefiere otros atacantes y que en la plantilla hay muchos (ojo, que a lo mejor nos llevamos una sorpresa con los minutos que puedan tener Zurutuza o Agirretxe). Eso quedó claro con los hechos, que no con las palabras, a lo largo de toda la temporada pasada. Y a mí, ya entonces, me sonaba a capricho de entrenador. El técnico del primer equipo tiene una misión muy sencilla de explicar: su trabajo es sacar rendimiento de la plantilla que le ofrece el club. Me gusta que se conforme de acuerdo a lo que quieren tanto el entrenador como la dirección deportiva, hasta ahí todo correcto. Pero no me gusta que el entrenador decida de esta forma. El club hizo una importante inversión en Llorente hace dos veranos y es evidente que Montanier no ha sabido sacar partido de ella. Y, ojo, no es el único jugador del que no supo sacar partido.
¿Soluciona algo la cesión? La verdad es que no, independientemente del resultado que le dé Llorente a Osasuna. Si se sale, volvería a la Real pero si Montanier se mantiene en el banquillo txuri urdin para entonces el problema sería exactamente el mismo. Si fracasara en Pamplona, la cesión habría sido un fiasco del que la Real no habría sacado provecho... y el problema sería exactamente el mismo dentro de un año incluso si en el banquillo de Anoeta se sentara un entrenador que no sea el francés, que tendría que lidiar con un jugador con un año más perdido. Pero ahora pensemos por un momento en el peor de los escenarios. ¿Y si Montanier es cesado a lo largo de la Liga porque esta Real sucumbe en su nuevo intento de crecer y Llorente mientras tanto está haciendo que Osasuna, como la temporada pasada y muy por encima de la Real de Montanier, luche por Europa? ¿Cómo explicaría el club ese fracaso? Loren estaría así en una situación incómoda que él no habría generado, sino que sería consecuencia de este capricho de entrenador.
Aunque no se dijera con la suficiente fuerza, la garra de Llorente fue uno de los motivos por los que la temporada pasada se rompió el maleficio copero. El 4-1 ante el Granada en el partido de ida de la primera ronda que jugamos llevaba su sello y recuerdo haber leído en la crónica de Mikel Recalde para Noticias de Gipuzkoa que su trabajo de motivación a todo en el equipo durante el calentamiento fue para enmarcar. Ahora perdemos su raza. Perdemos su veteranía. Sus goles no tanto porque el año pasado no anotó ninguno, pero todos los que marque para Osasuna van en contra de nuestros intereses. No, no creo que la cesión de Llorente sea un motivo para estar satisfechos. Pone en tela de juicio todas las explicaciones que se dieron durante el último año sobre su suplencia, las de Montanier en primer lugar, y no soluciona el problema. Si acaso, lo pospone. Porque yo sí veo a Llorente triunfando en Osasuna. Es más, le deseo toda la suerte del mundo. Y me será difícil no cantar sus goles aunque, por un capricho de entrenador, lleve una camiseta roja y no una txuri urdin.
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