Cada día que la vea, menos me gusta. La camiseta amarilla. Esa con la que hemos perdido los cuatro partidos en los que la hemos usado y con la que ningún realista ha sido capaz de marcar todavía un solo gol. Pero no es cuestión de gafes, no. Es cuestión de que la Real es txuri urdin. Hay que tener una segunda equipación para evitar la coincidencia, pero nada más. Usar la segunda camiseta indiscriminadamente, y en sitios donde el equipo puede jugar con sus colores, me parece sencillamente absurdo. Supongo que algún experto en marketing hablará de la conveniencia de lucirla para vender más camisetas. Seguro que sí. Pero yo, cada vez que la veo, no sólo me echo a temblar, sino que además me cuesta reconocer a la Real. Me pasó en el primer amistoso de la pretemporada, con el Beasain, que además también viste de azul y blanco. Por ello, allí sí había que usar la amarilla. ¿En el resto de sitios? No. Y la historia lo demuestra.
Sevilla es quizá el lugar donde más muestrario de camisetas suplentes ha enseñado la Real. En la temporada 1999-2000 jugó allí por última vez con camiseta txuri urdin y pantalón azul y sacó un buen empate a dos, ambos tantos de De Pedro. Desde entonces, ha vestido de negro y azul (la pasada temporada), de verde y amarillo (en Segunda, contra el Sevilla Atlético, en la 2008-2009), de azul marino y azul celeste (2006-2007), de negro (2004-2004 y 2005-2006) y de rojo (2001-2002 y 2002-2003). El único problema que plantea la equipación actual del Sevilla son sus medias negras, fácilmente solucionable con las blancas que la Real suele lucir con su segundo uniforme. Aún así, sacamos la camiseta amarilla en la derrota por 1-0 en el Sánchez Pizjuán.
Zaragoza ha sido otra ciudad que, tradicionalmente, ha visto la segunda equipación de la Real, en los últimos años las mismas que ha vestido el equipo donostiarra en Sevilla. Sin embargo, la diferencia está en que cuando el equipo realista ha querido jugar con la txuri urdin lo ha hecho incluso sin necesidad de cambiar su pantalón porque, en realidad, no hay tal confusión de colores. La última vez que vistió con sus habituales fue en la campaña 2001-2002 (perdió por 3-2, con goles realistas de Tayfun y Gabilondo), después de haber lucido en la anterior aquella camiseta azul marino con los laterales grises. Este año, por supuesto de amarillo, la derrota fue por 2-0.
Jugando contra el Rayo, la tendencia es la contraria. Durante muchos años, la Real ha vestido allí su segunda equipación y la última vez que había jugado allí antes de la presente temporada, el equipo había recuperado sus colores originales. Lo que tiene que ser allí donde sea posible. Con la camiseta txuri urdin y el pantalón azul jugó en la temporada 2009-2010, la del ascenso, y el resultado fue un gran empate a tres (goles de Bueno, Xabi Prieto y Zurutuza). En Vallecas, no vestía así desde la temporada 1999-2000. Después de eso había lucido en dos ocasiones la camiseta azul marino y gris, otra la roja y otra más la azul marino y azul celeste a franjas horizontales. Hasta el amarillo de infausto recuerdo de hace unos pocos días.
Pero si estos casos son difíciles de asimilar, porque la historia ha visto a la Real jugando con sus colores, el que causa asombro es el del Levante. La Real siempre había jugado contra ese rival con camiseta txuri urdin y pantalón blanco. Siempre. No hay confusión posible con la camiseta azul y roja del equipo valenciano. Ni con sus pantalón azul. Pues, aún así, esta temporada el equipo realista saltó al campo del Ciutat de Valencia vistiendo camiseta amarilla y pantalón blanco. ¿Por qué? No tiene ningún sentido, y sólo un mandato arbitral (tan absurdo como hecho como necesaria su divulgación para dejar claro quién es el responsable) puede hacer que se produzca el cambio. Conmigo lo que está consiguiendo el uso arbitrario de la amarilla es que le coja mucha más manía a una camiseta que no me gustó desde el principio. Y es que, se empeñe lo que se empeñe el marketing, la Real es txuri urdin. Recuperemos los colores, por favor.
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