La Real vista al Rayo en lo que supone toda una encrucijada (domingo, 18.00 horas, Estadio de Vallecas; Canal + Liga 2, PPV). El equipo de Philippe Montanier necesita puntos, pero también necesita creer que su juego se los puede dar. Se la jugará en un estadio siempre complicado en el que no ha cosechado demasiado alegrías. Lo hará ante un rival también necesitado, aunque menos. Y lo hará ante un numeroso grupo de aficionados realistas, el primer gran desplazamiento de la temporada, que esperan de su equipo mucho más de lo que han visto hasta ahora. Con Montanier muy ratificado por el presidente del club, Jokin Aperribay, y a pesar de las dudas sembradas ya entre los aficionados, el único sitio en el que se pueden esperar ya soluciones es en el campo. Y con seis jornadas sin ganar y un punto de los últimos 18, esas soluciones urgen. Una encrucijada. ¿Acertará la Real con el camino que escoja? El domingo saldremos de dudas.
Ya no es noticia que Montanier disfruta con las sorpresas en sus convocatorias. Hay tres novedades para el partido de Vallecas con respecto a los que se midieron al Real Madrid en Anoeta. Más que esperada era la vuelta de Zurutuza. La de Illarramendi, además de ansiada, era previsible, una vez superada su lesión. Y la de Toño Ramírez como portero suplente entraba dentro de los cálculos normales, dada la rotación de porteros cada dos jornadas que ha establecido desde el comienzo de la temporada. La sorpresa, no obstante, está en los nombres que se quedan fuera. Cadamuro pasa de ser titular ante el equipo madridista a ver este siguiente encuentro por la televisión. También se queda fuera Rubén Pardo, que tendrá que seguir esperando una oportunidad de verdad. De entre los que se quedan fuera por motivos técnicos ya no sorprenden ni Ansotegi ni Elustondo, pero sí la nueva ausencia de Ifrán, que está empezando a vivir una situación muy similar a la que vivió Agirretxe con Lasarte.
Se especula con el regreso al 4-3-3, con lo que el once podría ser el que formen Bravo en la portería; Carlos Martínez y De la Bella (que recuperaría así la titularidad) en los laterales; Iñigo Martínez y Demidov (no sería descartable que Mikel González pudiera entrar en el once) en el centro de la zaga; Markel Bergara (el mejor ante el Madrid tendría una nueva oportunidad) como 4, habida cuenta de que parece más complicado que apueste por el regreso de Illaramendi por miedo a una recaida, justo antes del parón liguero; por delante de él, Mariga y Zurutuza son quienes más opciones parecen tener (es bastante probable que Aranburu sea suplente); con Griezmann y Xabi Prieto (recuperado de la gastroenteritis que sufrió esta semana) en las bandas y Vela en punta. Estrada, Agirretxe y Llorente completarían el banquillo de Montanier. Eso es lo previsible, pero el técnico francés lleva tres jornadas consecutivas modificando el esquema, por lo que nada es descartable del todo.
Tras las contundentes decepciones que supusieron los últimos partidos de la Real (el esquema defensiva ante el Madrid es, por el momento, el colofón a esa sensación), los de Montanier están obligados a sumar. Tienen ocho puntos, los mismos que tiene el penúltimo clasificado aunque el golaverage mantiene al equipo txuri urdin fuera de los puestos de descenso, en la decimosexta posición de la tabla. El Rayo, por su parte, suma cuatro puntos más que la Real y ocupa el undécimo lugar. La Real, que lleva cuatro derrotas consecutivas a domicilio, sólo ha ganado uno de sus partidos como visitante (el primero, 1-2 en Gijón) y el Rayo sólo ha sumado una victoria como local (el último que ha jugado, 2-0 al Málaga). Vallecas no se acercará al lleno, pero en la grada del modesto y a la vez acogedor estadio habrá una nutrida representación de seguidores realistas. En el equipo vallecano, además, hay un puñado de ex realistas. No habrá recuentro con Tamudo, lesionado, pero sí podría haberlo con Labaka, Delibasic o incluso Susaeta, que no llegó a debutar con el primer equipo.
La historia está del lado del cuadro local. Rayo Vallecano y Real Sociedad se han visto las caras en Madrid en quince ocasiones y el balance total es de ocho victorias para los rayistas, cuatro empates y sólo tres triunfos para los realistas. En Primera División han sido doce los duelos, de los que el equipo txuri urdin ha salido victorioso en dos y derrotado en siete, por tres empates. Las victorias de la Real son siempre por goleada, 0-4 en la temporada 78-79 (dos de Satrústegui, Idígoras y López Ufarte) y 0-3 en la 89-90 (Loinaz, Mentxaka y Goikoetxea). El Rayo, en cambio, goleó a la Real en la campaña 1993-1994 y 2000-2001 por el mismo resultado, 4-1. Tras la segunda, y después de que, animados por los seguidores realistas, todo Vallecas coreara "Clemente, vete ya", el vizcaíno fue cesado como técnico de la Real. En la máxima categoría, el último partido fue el 0-0 de la 2002-2003, bajo una intensa lluvía. En Segunda, una victoria una para la Real (en la 66-67, la del ascenso de Puertollano, con un solitario gol de Gorriti), otra para el Rayo (de nuevo por 4-1, en la 2008-2009) y otro empate, éste en el último encuentro en el que se han medido estos dos equipos.
Fue en la temporada 2009-2010, la que finalizó con el ascenso de la Real a Primera División y ante un Rayo que todavía era entonces candidato a esas plazas de privilegio. El encuentro llegó poco menos de tres meses después de que el Rayo hubiera eliminado al equipo txuri urdin de la Copa en partido único disputado en Anoeta. Y las sensaciones fueron totalmente opuestas a las de aquel triste día en Donostia. Fue uno de los mejores partidos de la temporada, el mejor de la Real fuera de casa, y la merecida victoria se escapó por pura mala suerte. 3-3 fue el resultado de este trepidante y brillante encuentro. La Real remontó por tres veces un marcador adverso. Primero con un golazo de Xabi Prieto. Después con un espectacular cabezazo de Carlos Bueno, probablemente en su mejor partido con la Real junto al de Cádiz. Y finalmente Zurutuza, al que un muy acertado Lasarte había puesto sobre el campo en la segunda mitad, culminando un gran pase de Prieto. Agirretxe y Mikel González pudieron hacer el 3-4, un premio más que merecido para una Real inmensa que, a pesar de no ganar, dejó un espléndido sabor de boca en los aficionados. Y dio el puñetazo en la mesa que se esperaba para confirmar que aquel año sí que se iba a lograr el ascenso. Y se logró.
No hay comentarios:
Publicar un comentario