Lasarte esta vez no sorprendió en su alineación. Los dos cambios obligados en el once titular encontraron el sustituto esperado. El portero elegido fue Zubikarai por delante de Riesgo (no ha tenido suerte en la Real este portero, no), el extremo derecho que suplió a Xabi Prieto fue Nsue. Casualidades de la vida, o no, los dos reemplazos salieron reforzadísimos del choque ante el Hércules. El guardameta porque, a pesar de alguna que otra salida dubitativa, hizo en la segunda mitad un paradón con su pie izquierdo que sirvió para mantener la merecida victoria. El atacante, autoproclamado delantero pero condenado en esta Real a jugar en banda, y a pesar de no haber hecho un gran partido, porque marcó el gol de la victoria. Un gol que, pese a todo, tiene otros dos nombres propios. Primero el de Griezmann, que hizo un control sublime tras el melón que había despejado De la Bella, se giró y puso un espléndido pase en profundidad. Una auténtica genialidad.
El segundo nombre propio del gol es el de Carlos Bueno. Hizo un desmarque espléndido, picó el balón por encima de Calatayud con clase, pero su balón se estrelló en el larguero. La jugada mereció acabar así en gol. Pero para remediarlo apareció Nsue. Eso es exactamente lo que se espera de él, velocidad en los contraataques y apariciones donde la defensa menos lo espere. Marcó el gol y se besó el escudo. Si conseguimos que gente de fuera sienta eso por la Real, este equipo se convierte en una fuerza imparable. Bueno no tuvo la fortuna del gol. Es más, se puede hablar de un día horrible de cara a la portería rival. Pero qué partidazo hizo el uruguayo. Estuvo en todas las salsas, en las broncas y en las ocasiones. Mereció el gol antes de que Nsue lo remachara, pero es que antes y después, todavía en la primera parte, Calatayud le respondió con dos paradones. Y en la segunda mitad tuvo un uno contra uno que no acabó en gol por egoísmo del charrúa. Intentó primero el pase a Griezmann, pero se lo interceptó un defensa. El rechace se lo quiso jugar él, a pesar de que el francés seguía solo y Aranburu entraba desde atrás como un obús.
Sólo faltó ese segundo gol para redondear la mañana en Anoeta, porque la Real fue superior al Hércules en todo. No creo que sea nada descabellado decir que, a pesar del resultado de ambos encuentros, la superioridad txuri urdin con respecto al conjunto herculano fue muchísimo mayor que la de los aquí visitantes sobre la Real en el Rico Pérez. Que aquel día el partido finalizase 5-1 y esta jornada sólo 1-0 forma parte de lo difícil que es de entender el fútbol. La Real mereció una goleada y acabó sufriendo. Bueno, es un decir provocado por lo corto del marcador. Sufrimiento no hubo demasiado durante todo el partido, puesto que el Hércules sólo tuvo dos ocasiones de gol, y no llegaron hasta después del descanso. La primera, como decía un poco más arriba, la frustró Zubikarai con el pie. Algún día nos explicará cómo lo hace, pero hasta en los días más tranquilos responde el guardameta con un paradón superlativo. La segunda fue una doble ocasión tras una falta botada sobre su área. Los rechaces cayeron en los pies de jugadores herculanos, pero la defensa se lanzó a tapar los disparos como si la vida les fuera en ello. Y es que así era.
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El Hércules cayó en la trampa de la Real. Salió con intención de mandar y el dominio le duró cuatro minutos. Los que tardó Griezmann en hacer su primera diablura por la banda. A partir de ahí, el dominio fue txuri urdin. Y fue así porque, esta vez sí, el centro del campo dio una exhibición. Así se produjo el tercer cambio en la alineación de Lasarte. Zurutuza ocupó la mediapunta, Aranburu bajó al doble pivote junto a Rivas y Elustondo se quedó en el banquillo. Decir que Rivas estuvo descomunal ya no es noticia esta temporada. Ante el Hércules se permitió incluso el lujo de un regate sobre la línea de banda y un centro al área que Bueno pudo convertir en gol. No era Xabi Prieto, no, era Rivas. Decir que Aranburu mejoró en esta posición también es obvio. Qué salida de balón tiene el capitán. Pero para Zurutuza todos los elogios se quedan cortos. Empezó frío, pero una vez le cogió el pulso al partido se erigió en la figura. Hoy hay quien le compara, exageradamente como es normal, con Zidane. Yo vi, también con ojos de exageración, la estampa de Laudrup. Si tuviera un pelín más de velocidad y si las lesiones le respetaran, estaríamos hablando de un superclase.
En realidad es que no se puede decir una mala palabra de ningún realista. Nsue reconoció que no había hecho un buen partido, pero marcó el gol del triunfo para compensarlo. Ansotegi pudo ser el jugador al que menos se vio, pero es que tampoco hizo falta que apareciera más. Ya estaba a su lado Mikel González, todo un titán que recuperó su mejor nivel, cortó lo indecible, tapó las subidas de De la Bella con una categoría que merece verse ya en Primera División e incluso se permitió el lujo de lanzar varias arrancadas ofensivas que contribuyeron a minar la moral del Hércules. Carlos Martínez y De la Bella hicieron todo lo que se espera de ellos y más, Griezmann puso la categoría y Bueno una lucha encomiable. Zurutuza pudo marcar, Bueno tuvo tres grandes ocasiones, Songo'o provocó otro paradón de Calatayud, Johnatan Estrada firmó varios pases de clase y Elustondo contribuyó a rearfirmar el centro del campo cuando más intentaba presionar el Hércules. ¿Que el partido acabó sólo 1-0? Avatares del fútbol, pues los mértios de la Real fueron mucho mayores.
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También tuvo su cuota de responsabilidad en el marcador el árbitro. Calamitoso desde el inicio y poco tendente a pitar faltas a favor de la Real. Su primera acción de gran demérito fue perdonar la expulsión a Del Olmo por una criminal entrada sobre Bueno en el centro del campo. El uruguayo se levantó muy enfadado y con razón. Acto seguido, con Anoeta ya encendido por la manía que tienen algunos colegiados de ser siempre blanditos con el rival, Del Olmo volvió a propinar una patada al delantero realista, y tampoco así se llevó siquiera la amarilla. Que el jugador herculano se marchase en el descanso lesionado puede entenderse como justicia poética. Nada más comenzar la segunda parte, hubo un empujón dentro del área sobre Nsue que también pudo castigarse con pena máxima. Clarísima fue una posterior mano a remate de Bueno (en el rechace, el centro de Mikel González también rebotó en una mano visitante, pero esa infracción no fue tan evidente). Parece imposible que a la Real le piten un penalti este año, los de Lasarte están rompiendo todas las estadísticas. A cambio, el árbitro perdonó otra mano de Diego Rivas en el área realista, segundos antes de que Zubikarai evitase el empate.
Ni la deficiente actuación arbitral pudo impedir el triunfo txuri urdin. La Real bordó el fútbol en ocasiones y siempre supo leer el partido. Contuvo el arreón inicial del Hércules, tuvo la serenidad de adueñarse del centro del campo poco a poco, llegó con peligro al área rival con las más diversas armas (centros desde la banda, jugadas individuales, pases en profundidad), presionó la salida del rival con astucia, supo ceder los metros necesarios para que el Hércules dejara huecos y, a cambio, no fuera capaz de crear peligro, y mantuvo la entereza defensiva que ha hecho que la Real ocupe desde hace ya muchos meses puestos de ascenso a Primera División. Faltaban Bravo y Prieto. También Labaka y Dani Estrada. Cuatro jugadores que tienen hueco en el once inicial o, como poco, en la convocatoria. Y la respuesta fue de tal grandeza que impresiona. Sí, fue impresionante ver a la Real jugar así. Quizá no es un fútbol de salón en todo momento, pero es el que ha hecho grande a este equipo a lo largo de su centenaria historia.
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La Real mantiene el liderato y lo seguirá manteniendo, como poco, una semana más. No se recuperó el golaverage particular con el Hércules, parecía misión imposible antes del partido aunque una efectivdad máxima en el partido de vuelta podría haber dado un vuelco a esta estadística, pero el escenario es inmejorable. Todos los equipos que luchan por subir han perdido en Anoeta. Todos y cada uno de ellos. El estadio donostiarra, por cierto, ya ha visto cuatro victorias consecutivas, que sumadas a las ocho anteriores hacen un total de doce en 16 partidos jugados como local. El Hércules se queda a seis puntos, la cuarta plaza (a expensas de lo que haga hoy el Betis), ahora en manos del Levante, a nueve. Anoeta vibra con su equipo, siempre con más de 15.000 incondicionales incluso en los partidos con más olor a Segunda. El sol brilla y la Real es líder. ¿Qué más se puede pedir? Sólo la fiesta del ascenso. Y para eso ya queda poco.
2 comentarios:
Gran triunfo el del domingo, mantenemos una buena ventaja y en casa estamos intratables.
Me gusto mas la alineación de este domingo con Zurutuza en el equipo.
¡A ganar en Huelva!
Cityground, grande, sí. Zurutuza aporta muchísimo a la Real. ¡A ganar!
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