El corazón de la Real está en parada cardíaca. Hoy ha perdido cuando nadie lo esperaba. Sobre todo cuando el propio equipo realista no lo esperaba. Y es complicado saber por qué ha perdido. Lo que es evidente es que la carencia de gol de este equipo es lo que está matando lentamente (todavía no definitivamente) sus aspiraciones de subir a Primera División. El acierto de cara a portería y la capacidad de generar ocasiones es, claramente, lo que ha decidido el encuentro de hoy. El Hércules se ha llevado tres puntos sin merecerlo, por la afortunada circunstancia de anotar un gol en el primer minuto de juego. Los alicantinos han venido a defenderse y se han encontrado con el partido perfecto. No han tenido apenas llegadas al área de la Real, no han tocado el balón en campo rival y han marcado sus dos ocasiones de gol. Bravo ni siquiera ha tenido que intervenir. Pero el juego de la Real no genera llegadas claras y por eso marcar es complicadísimo.
La parada cardíaca se debe a que la Real deja pasar muchas oportunidades, y no es sólo un análisis en base al resultado. No es sólo que la Real haya perdido contra un rival directo (y el average particular), no. Es que no termina de dar el golpe sobre la mesa en el terreno de juego, que es donde debe darlo. Sobradamente conocido es que este equipo recibe bofetada tras bofetada. Cuando no son problemas institucionales son lesiones importantes, en otras ocasiones decisiones arbitrales que perjudican y en otras un cúmulo de circunstancias negativas en otros campos. Hoy se suma una más: el gol del primer minuto que ha marcado Rubén Navarro. No hay mejor forma de helar a un equipo que ya está obligado a jugar en un ambiente general demasiado frío. Otra bofetada más. Y pese a todo el equipo txuri urdin ha sabido encajar el golpe y ha asumido el papel que le correspondía, el de dominador del encuentro. Hasta ahí bien.
Pero, y ahí es donde llegan los auténticos problemas, sin ocasiones claras de gol. Ni por banda ni por dentro, y eso que Moha, que a priori partía desde la izquierda, se ha volcado en el centro, dejando la banda para Castillo. El repertorio ofensivo de la Real está demasiado limitado a momentos puntuales y balones colgados al área. Y lo malo es que los primeros son muy escasos y los segundos sin convicción. No consigue el equipo txuri urdin generar claras oportunidades a balón parado, y ahí se están yendo muchísimos puntos. Castillo ha asumido hoy el papel de lanzador y no ha encontrado ningún rematador. En juego sólo dos jugadores parecen ser capaces de desequilibrar, y hoy uno de ellos se ha quedado en el banquillo. Marcos ha sido uno de los tres cambios de Lillo en la segunda parte y él ha sido el autor de la jugada del 1-2, anotado por el otro jugador con el talento suficiente para marcar diferencias, Xabi Prieto.
La parada cardíaca ha venido acompañada de un encefalograma futbolístico totalmente plano (y que Lillo ha querido voltear con tres cambios simultáneos), por otra parte el ya habitual en Anoeta. Markel Bergara no está asumiendo el papel que algunos pensábamos que podía jugar en esta Real. Hablando claro, ni se acerca y se está convirtiendo en una de las mayores decepciones de la temporada. La prolongadísima baja de Elustondo parece haber hecho más daño a este incluso que la de Iñigo Díaz de Cerio. Y esa afirmación demuestra el enorme lastre con el que juega la Real, teniendo en cuenta que el 9 realista sigue siendo el máximo goleador de este equipo a pesar de no jugar desde el 8 de noviembre. Hoy eran dos los delanteros sobre el campo, aunque Agirretxe partía desde más atrás, pero así tampoco ha habido manera. Lo de la Real no es cuestión de delanteros, no es cuestión de esquemas. Parece una cuestión psicológica. La misma que afecta a un Necati que sigue sin estrenarse con la camiseta txuri urdin. Y ya hemos pasado la jornada 25.
En Anoeta el problema se agudiza y, de hecho, lo mejor de este equipo se ha visto lejos del estadio donostiarra. La Real ha llegado al descanso con el marcador a cero en nueve de los trece encuentros disputados en casa. La respuesta, a falta de fútbol, suele ser a base de corazón, pero ese corazón no llega (o no ha llegado hoy) para cubrir las necesidades de este equipo. De los siete encuentros en los que se ha visto con el marcador adverso ha perdido cinco. Sólo hubo respuesta en dos, en Zaragoza y en Tenerife, y apenas llegó para sacar sendos empates. Es el precio que tiene que pagar un equipo que juega sobre el alambre con resultados muy cortos. El dominio en el fútbol no le sirve para ganar los partidos, y eso es algo que merece una reflexión. Ser mejor que el rival, tampoco. Y superar todos los golpes que ha encajado en estos meses ya no es suficiente para estar al alcance de las primeras posiciones de la tabla. Y pese a todo, con el gol de Xabi Prieto se ha pensado en empatar. Alguno incluso ha creído posible ganar. A eso se tiene que agarrar la Real.
El líder, el Xerez, le mete trece puntos a la Real y el ascenso se queda a siete puntos. En Primera, con esa distancia, el Real Madrid cree que puede cazar nada menos que al Barcelona. ¿Podemos nosotros? No sé si ya me he quedado solo, pero sigo pensando que sí, y más viendo que en Segunda División nadie puede marcar las diferencias que sí se pueden ver en Primera. Todo vuelve a ser una cuestión de fe y el trabajo más importante parece más psicológico que futbolístico. Lo que está claro es que la derrota de hoy duele. Por el momento, por la forma en la que ha llegado y por el rival. Hoy era el día de adelantar al Hércules y se ha escapado a seis puntos, más el golaverage particular. La Real permanece en la octava posición con 36 puntos y está en un terreno muy peligroso, todavía no descolgada de los puestos de cabeza, pero con demasiados equipos por detrás que están muy cerca. El 15º clasificado está a tres puntos.
Puntos quedan muchísimos en juego, nada menos que 51. Suficientes más que de sobra para subir. Pero cada resultado adverso, cada bofetada en el marcador, obliga a una gesta aún mayor. La situación parece calcada a la que vivió la propia Real hace un año, tras las tres derrotas consecutivas que propiciaron el cese de Eizmendi. Y entonces el equipo txuri urdin fue capaz de llegar a la última jornada con posibilidades de subir. En el minuto 91 de la penúltima jornada incluso se veía en Primera. ¿Por qué este año no? ¿Y que hace falta para eso? Fe. Siempre fe. La que nos llevó en su día a ser campeones, la que nos despertó la ilusión hace menos tiempo en el subcampeonato de 2003. Y eso es lo mejor a lo que nos podemos agarrar ahora. Y con fe sacaremos el fútbol que tiene este equipo. Porque si el equipo deja de creer, el sueño está muerto. Qué curioso que la resurrección tenga que venir en Vitoria, el lugar donde murió la esperanza del año pasado.
3 comentarios:
Otro palo y van..... era un partido clave y volvimos a fallar como casi siempre, nuestra falta de juego es desesperante y la de gol no digamos, no entiendo que juegue tanto Markel cuando le recuerdo muchos errores graves que nos han costado puntos (Albacete o rayo).
Estoy es muy decepcionante pero también pienso que aun tenemos opciones pero para ello hay que ganar al Alaves y al Sevilla At. si o si, todo lo que no sean 6 puntos en estos dos partidos sera decir adiós al ascenso.
Buf, yo es que, no veo mejora. No hay nadie que pueda sacar de esta espiral negativa de juego (que no de resultados, porque eso sí se puede mejorar) al equipo, porque no hay el perfil de jugador que necesitamos. Elustondo ayudará muchísimo, pero seguirá siendo poco porque, en partidos como los de ayer, se necesita velocidad y 'electricidad', todo lo que no hay.
Me resulta desesperante la pasividad con la que juega Xabi Prieto. Le falta sangre a ese chico, toda la que le sobra a Marcos.
Necesitamos un extra de suerte que aporte seguridad a nuestra moral.
Saludos!
Yo ahora estoy como cuando se descendió, con una ilusión y una fe ciega.
Se que pasara lo que tiene que pasar, el ascenso es nuestro.
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